Partida Rol por web

Sí, emocionante.- Dudaba bastante que Agnés supiera realmente dónde se estaba metiendo. ¿Era consciente de que se trataba de un local de chupasangres? ¿De que podría ser su última copa? No simpatizaba con la mujer pero tampoco la odiaba, en realidad su odio iba concentrado en una única persona cuyo nombre le pertenecía.

Tomó aire para llenar sus pulmones. Pausado, completo, una gran bocanada que luego expulsó entre dientes mientras sus dedos daban pequeños golpes a la botella de cristal. Echó un rápido vistazo al resto del local, a la gente que había y la que estaría en otro lugar entre esas paredes.

Van a hacer una redada Agnés, se llevará por delante a todos los que estén aquí.- Y de la misma forma en la que la protegió la primera vez, quiso hacerlo una segunda. Era ese espíritu justiciero o protector el que le hizo optar a una plaza para policía, y también el que más tarde le atormentaría por fallar en su cometido.- Vete y no le digas nada a nadie.- Se incorporó de manera pesada, apoyando la mano libre en el posabrazos del asiento. Caminó un par de pasos hasta colocarse al lado de la profesora, bajando levemente la mirada con seriedad.- Fuera de mi vista. Largo.- Quería sonar borde, quería ser lo suficientemente desagradable como para que comprendiera que no estaba bromeando y aquello era serio, muy serio. Colocada o no, siempre había un sentido del peligro que se activaba en las peores circunstancias y alumbraba tu conciencia con el cartel de “huir”. Cobarde.

Siguió caminando dejando atrás la mesa para acercarse al grupo y poner en común lo que habían descubierto.

Sonrió... si Tom sabía lo que había, y estaba allí... bueno, era mayorcito. Bien pensado, estaba tan jodido, que lo mismo, para él, era una salida... Por su parte, ¿quién era él para decir nada, especialmente "él", dada su propia naturaleza?

-Sí, estoy al corriente de la gente que que está detrás de este sitio.  -sonrisa condescendiente...

-Al go "gordo", eso es inusual; cuando ha habido otras ocasiones especiales, han sido bastante comedidos. No les gusta llamar la atención, ya lo sabes.

Señaló con la cabeza a la gente del billar...

-¿Y aquellos? ¿están también al corriente?

La mujer abrió sus ojos en cuanto dijiste aquello. No tardó ni un minuto en ponerse en pie e ir a buscar a su amiga, seguramente para marcharse. Los tres hombres de la barra con los que estaba hablando no parecieron recibir muy bien aquella noticia y agarraron del brazo a la amiga de Agnés.

— Oye oye oye... deja a tu amiga aquí. Que tu no hayas tenido suerte con el pelo pincho no quiere decir que tengas que joderle la fiesta a ella. —

La mujer miró dubitativa a su amiga y luego a los tres hombres. 

— No te preocupes Ag, me quedo un rato. Creo que voy a pasar un muy buen rato con ellos. Además me han invitado a una copa. —

Agnés miró a Aaron, quien sabe si buscando ayuda o simplemente pidiendo perdón. Finalmente asintió y salió del local sin mirar atrás...

Tom miró a la mesa tras la pregunta de Stephen y se encogió de hombros antes de responder.

— Mi novia si. También quiere ser parte de esto. La otra pareja solo querían tomar algo y se apuntaron. No creo que sepan nada. —

Tom pareció entender el porqué de la pregunta y se mostró algo incómodo.

— Oye, tengo que volver a la mesa. Cuídate vale... —

Parecía dispuesto a irse, pero el miedo a la mera presencia del hombre lobo fue suficiente para que Tom no se moviera hasta tener la confirmación/permiso de Stephen.

Le hizo un gesto con la cabeza, como invitándole a que se largase en dirección a la mesa. Si iba a pasar algo... demonios... que hubiese más gente les serviría para "ocultarse a plena vista"; ser los únicos en el garito podría resultar un tanto violento.

-Pero te hago responsable de lo que les pase a ellos... -Murmuró a Tom cuando este pasó a su altura, de vuelta a su mesa.

Ya sabía lo que había... Si la otra pareja se veía atrapada en algo que no querrían vivir... el futuro dejaría de ser una preocupación para Tom.

Si hubiese algo más de luz, se podría observar la dentadura de Dunstan, en una sonrisa que no era ciertamente tranquilizadora.

Aunque se hubiera alejado, la atención de Aaron estaba pendiente en lo que ocurría a su espalda. Echaba rápidos vistazos a Agnés mientras se maldecía a sí mismo al verla todavía ahí plantada, creyendo que su “amenaza” no había surtido efecto, pero al cabo de un poco de tiempo por suerte decidió salir del local. Mejor. Una buena obra tal vez, pero no suficiente para limpiar su consciencia. Dentro todavía quedaban muchos más.

Se acercó a la barra y dejó la botella con la mitad de contenido sobre la superficie de madera oscura, no teniendo más sed. Miró de reojo primero a Naomi, quien todavía parecía ajena a lo que ocurría, y después a Stephen, dirigiendo hacia él sus pasos.

Ey.- Un saludo leve, discreto, mientras el muchacho de la mesa decidía marcharse. Esperó a que se alejara para bajar su propia voz, susurrándole al lobo.- Habrá una fiesta. Según he entendido, van a venir a buscarlos. No sé quién, no sé a dónde, pero puedo imaginármelo.- Escondió las manos en los bolsillos mientras se giraba, apoyándose en la mesa de billar.- Si fuera por mí iría al baño y quemaría algo para encender la alarma de incendios y sacar a toda esta gente, pero si lo hacemos dudo que encontremos lo que buscamos.. ¿Sugerencias?

Tom se volvió a encoger de hombros cuando se marchó. Al llegar dijo algo que hizo que los demás se rieran y enseguida volvió a jugar al billar. 

Naomi se acercó a sus dos compañeros. Escuchando lo que ambos decían. 

Respondió en un tono igualmente discreto, señalando con el mentón al grupo de las mesas de billar.

-Si queremos enterarnos de qué pasa, necesitamos un rebaño para mezclarnos con él. Ese es el rebaño. -Sí, era usar a la gente, pero se suponía que era por una buena causa... la suya

-Lo que no me gusta, es que hay quien no está al corriente de lo que se mueve aquí, y de lo que puede pasar; esos me preocupan porque posiblemente habrá pánico, jaleo y... y bueno, eso tampoco nos vendrá mal; según se den las cosas, que alguien empiece el jaleo, puede servirnos para aprovechar alguna ocasión.

Se quedó mirando hacia la puerta; se había fijado en que una mujer con la que había hablado Aaron había abandonado el local; no había que ser muy listo para adivinar que se debía a las palabras de su compañero.

-Eres demadiado buena gente para este trabajo... -Observó, sin añadir su opinión personal al respecto.-De momento, parezcamos un grupillo normal, y a ver lo que pasa.

Stephen, Aaron y Naomi permanecieron en el local. De vez en cuando Melissa los miraba y cuando le pedían una bebida esta la servía igual que al resto. Pasó casi una hora en la que entró otro grupo que se quedó en la barra y los ya presentes aumentaron su porcentaje de alcohol en sangre; cuando el grupo de la barra pareció tomar la iniciativa.

Uno de ellos habló con Melissa que sacó una botella cerrada que descorchó. Era una especie de cava. Los otros dos recogieron a la gente del grupo de billar y de la diana y lo juntaron con la mujer que se había quedado y que Agnés no había conseguido sacar.

— Vamos a celebrar que habéis sido seleccionados para la fiesta muchachos. ¡¡ Una copa y nos vamos !! —

Melissa entonces descorchó la botella. El corchó salió despedido y la espuma salió mientras la bebida era servida en diferentes copas que tomaron los "agraciados". Los tres tipos levantaron sus jarras de cerveza y brindaron con los demás. 

— ¡¡ Por la mejor fiesta de la ciudad !!—

Buena gente. Ya.- A pesar de haber sido un halago, el comentario de Stephen le había caído como un disparo en las entrañas. Aaron no se consideraba buena persona, ¿justo? Puede, incluso podría tratarse de una especie de antihéroe de las cómic, pero no buena gente. Al fin y al cabo la buena gente no huía cual cobarde cuando necesitaban su ayuda.

Gruñó, odiando que su mente regresara continuamente a ese escenario. Necesita distraerse con algo y la bebida, aunque tentadora, no iba a ser una opción al necesitar estar despejado, por lo que su mano descendió de nuevo hacia su bolsillo para sacar el paquete de cigarros y morder con delicadeza uno con los labios. 1.

La nicotina le ayudaba, tal vez demasiado, como un adicto buscando su droga para el supuesto “último colocón”, pero saber que le quedaba una última válvula de escape le desquiciaba.- Estamos de fiesta muchachos, sonreír.- Encendió el cigarro dejando que el humo calara en sus pulmones, difuminando esas tétricas imágenes de su cabeza. Sólo quedaba esperar a que empezara la diversión.

Se mantuvo en la barra, mirando los alrededores dándole sorbitos a su bebida. Aún tenía esa sensación incomoda en su cuello, como si alguien estuviera echándole el aliento helado ahí, justo antes de morderle. Sus dos compañeros parecieron hacer buenas migas con los locales, aunque Kamisky debió usar la técnica de ligoteo de Dunstan, pues la chica con la que hablara huyó despavorida.

-Seguramente lo de las esposas le intimidó- murmuró dándole otro sorbo a su bebida, oyendo luego lo que tenían que decir. Obviamente esa gente eran los sacrificios, aunque esperaba más bien un secuestro con capucha en la cabeza. Pero la idea de invitarles a una fiesta misteriosa era totalmente factible. El comentario del licántropo sobre lo buena gente que era el detective le hizo hacer un gesto indefinido con los hombros- Es un tierno cacho de pan- sus ojos fueron hacia todos los que serían sacrificados, sintiendo que eran como conejitos a punto de pasar por las manos del carnicero-. Podemos seguirles… si tenemos el libro evitamos totalmente que se haga… eso- ¿Los vampiros tenían buen oído?-. Aunque… me olvidé la estaca en el otro pantalón.

Aunque evitaran que todos ellos fueran sacrificados, nada indicaba que pudieran logar evitar el ritual, pues podría hacerse en cualquier momento… Aunque algunos requerían cumplir ciertos requisitos. Pero sin ver el libro, no tenía idea, mejor asegurarse.

Estamos de fiesta muchachos, sonreír

-Lo hago por dentro.

Se fijó en los movimientos de los recién llegados; como pastores, recogían y agrupaban las reses...

-Creo que no somos de la partida... al menos... -Miró a Naomi- Esperan una mujer más, la que se fue antes; tal vez tu puedas colar, a nosotros parece que nos han olido

... pues parecían más interesados en los demás grupillos que en el de ellos. Les tocaría seguir a los demás, sin que se notase. Otra vez, sonrió internamente, le tocaría husmear como un perro.

Finalmente los tres decidieron quedarse en una posición de observación y sin tomar partido. Pasaron unos veinte o treinta minutos hasta que parecía que la cosa se empezaba a mover. Los tres tipos servían de aquel cava al resto y celebraban que la limusina que los iba a recoger estaba ya de camino. El hombre trajeado que apareció al abrirse las puertas del local desentonaba claramente, pero el largo coche que se veía en el exterior daba a entender el porqué.

Los tres tipos acompañaron y despidieron a los "elegidos" para que se montaron en el vehículo. Los tres regresaban a la barra entre risas y pidiendo a gritos otras tantas jarra Stephen, Aaron y Naomi pudieron ver como las puertas se cerraban y el motor de la limusina parecía encenderse.

Miró a sus compañeros; era la única pista que tenían... demasiado ténue, cierto, pero era lo único que rompía lo que debería considerarse normal en aquel sitio. Se acercó lo suficiente como para que le oyesen, sin temor a oídos inquietos

-Tenemos poco tiempo... dos opciones... o coger a estos tres y darles hasta que nos digan algo que nos pueda ser útil, que lo mismo son unos simples relaciones de discoteca que no tienen ni idea... o ir saliendo, y tomar un par de taxis y seguir a esa limusina, a distancia.

Pausó unos segundos...

-... O intentamos hacer ambas a la vez; dos nos encargamos de sacarles lo que tengan a estos tres, en cuanto alguno de ellos vaya a mear su cerveza, y otro se encarga de seguir a ese trasto presuntuoso.

Lamentablemente una de las que conocía a la que faltaba permaneció con el grupo general, así que no podía hacerse pasar por nadie sin que su fachada se derrumbara. Por un instante casi que lo intentó, pero decidió no hacerlo a último momento.

Pronto, con la llegada de las limusinas, los sacrificios fueron guiados a su perdición. Curioso era ver como entraban en los vehículos con una sonrisa, ajenos a lo que les esperaba. La idea del licántropo era buena, ambas, aunque tenía un problema con la más violenta.

-Puedo seguirles, pero pueden tener ayuda esos tres- estaban en un bar de vampiros después de todo-. Debería ser más seguro seguir las enormes y vistosas limusinas

Había alargado ese cigarrillo hasta el último minuto, tanto que la ceniza empezaba a consumirse en la copa que usaba de cenicero. Pero a veces necesitaba simplemente tenerlo en los labios, encendido sin dar ninguna calada para sentir la proximidad de la nicotina. Cuando me reincorpore en el cuerpo, empezaré con los parches. Era un buen pensamiento que quería llevar a cabo pero estaba seguro de que no lo haría. Ni siquiera llegaría a comprarlos.

Observó con atención los movimientos, fijándose sobre todo en los corderitos que iban al matadero, preguntándose cuál serían sus últimos pensamientos. Tal vez beber más, llevarse alguna chica a la limusina o contarlo más tarde. A saber.

No podemos perder a ninguno de los dos.- Era una realidad. Ambos caminos eran importantes, no podían dejarlo de lado para centrarse en el otro.- Bien.- Se apartó por fin de la barra, necesitando mover un poco los músculos después de haber estado casi todo ese tiempo en la misma posición.- Iré yo, no será el primer seguimiento.- Ni la última. Su labor en la policía le había hecho hacer algún que otro seguimiento, estando horas en una furgoneta mirando los movimientos de un sospechoso.- Naomi, debes quedarte con Stephen. Lo que sea que haces nos vendrá bien para saber cómo está el otro lado.- “Lo que sea que haga”, o más bien conocido como su magia.- Les seguiré y os llamaré en cuanto paren, ¿de acuerdo? – Nada de heroísmos. Dejó esa frase como pensamiento, ya le conocían suficiente como para saberlo.- No os retraséis aquí.

Kamisky tenía una forma de actuar y hablar que le hacía parecer encerrado en una película antigua de detectives. Esa melancolía en los ojos, el cigarrillo muriendo en sus labios… casi creía poder verle en blanco y negro. Como sea, decidió ir él para seguir la limusina, así que no tendrían mucho más tiempo para planear algo.

-Bien, envíanos tu ubicación en todo momento- se ofendió un poco con eso de “lo que sea que haces”, pero solo dio un bufido mirando a los tres que debían reducir-. Stephen, llevaré a uno al baño… no te atrases y redúcelo antes de que intente algo- como golpear a tres tipos en un bar resultaba muy complicado, decidió acercarse a uno para ligar con él y llevarle al baño. Con suerte el licántropo le atraparía antes de que quisiera ver que escondía su abrigo. Spoiler: no era mucho.

Avanzó con tranquilidad, sin querer parecer sensual, sino algo borracha. No exageró su actuación, pues podría encontrarse con un matón con escrúpulos y pensaría que aprovecharse de su situación no era noble. Se apoyó en la barra, mirando al tipo con una sonrisa entre tímida y descarada, si es que eso era posible.

-Holaa- sus ojos pasaron con rapidez de su rostro a su pecho, como si estuviera interesada en el cuerpo del desconocido-. Te vi desde ahí y… necesitaba conocerte.

Asintió; arriesgada, pero era la opción en que maximizaban las posibilidades de conseguir algo de información útil. Sinceramente, no había caído en la opción de usar las habilidades femeninas de Naomi para separar a uno de los cabestros de la manada... inocente de él... los trucos más viejos, siempre son los que mejor funcionan, y la lujuria es la perdición más veterana.

-Bien... aprovecharé un momento en que se distraigan para escabullirme al baño, y esperaré dentro. Que piensen que me he largado cuando vean que Aaron sale de aquí. En todo caso, si gritas, se acabó el plan.

Inspiró, intentando cazar algún trazo de olor característico.... pero en un local como ese... de nada valía; apestaba a chupasangres -y a otras cosas- desde casi antes de entrar. Después hizo una seña a Aaron, medio despedida, medio deseo de buena caza. La limusina era bastante cantosa... no era como un mero furgón negro; por esa parte había buenas perspectivas de éxito.

Después, y tras también hacer una seña a Naomi, buscó las sombras, y esperó un momento en que esos tipos tuviesen la atención en otra cosa... en la mismísima Naomi, que se les acercaba pidiendo guerra... Desde luego, mejor distracción que esa...

... Y se fue hacia los baños, tan discretamente como podía hacerlo un hijo de la noche.

El tipo se quedo embobado mirando el cuerpo de Naomi. Golpeó con el codo a uno de sus compañeros llamando la atención y soltó una carcajada. 

— ¿Qué pasa preciosa? ¿Quieres un poco de fiesta con nosotros? —

El tipo intentó llevar la conversación hacia divertiros todos juntos, pero Naomi logró controlar la situación y al final lo convenció para hacerle algo mucho más privado. No más de cinco minutos después estaba tirando del cinturón de aquel tipo dirección al baño...

Naomi pudo confirmar que aunque los otros dos miraban como os ibais no parecían tener intenciones de seguiros.