Partida Rol por web

Los caballos avanzan a galope tendido por la carretera salpicando barro en todas direcciones. Al llegar al desvio hacia Castamir picais espuelas y enfilais el sendero entre los arboles. El bosque se espesa y el sendero por el que cablagais se reduce a unos pocos metros de ancho.

De pronto se escuchan los ruidos amortiguados de cascos y un extraño traqueteo. Tras un recodo del camino surge de pronto un enorme carreton de cuatro ruedas tirado por un par de caballos y cargada hasta arriba de gente, mujeres y niños, que gritan aterrorizados. Otras tres carretas similares surgem detras de la primera . Y de pronto, junto al camino, se ven brillar los ojos llameantes de unos lobos. Y sobre ellos gritando y aullando, pequeños trasgos de piel verdosa y miembros retorcidos.

Sus ojos enmarcan rostros de narices ganchudas y bocas desproporcionadas llenas de de dientes afilados y amarillentos. Sus manos empuñan arcos y pequeñas espadas, y con aullidos que se asemejan a los de sus lobos se acercan a la ultima de las carretas intentando subirse a ella.

- ¡Dad la vuelta y corred en paralelo a las carretas! - grita el centurión - ¡ Las protegeremos de los trasgos mientras intentan escapar! -

Ante sus palabras los soldados tiran de las riendas y dan la vuelta a sus caballos cablagando al ritmo de los carromatos.

- ¡Soy un guerrero maldita sea! exclama Wulwaif mientras cuenta rapidamente el número de enemigos a la vista.

Obedeciendo al veterano Sargento Wulwaif espolea su caballo para situarse al lado izquierdo del carromato desenfundando su arma y así atizar a cualquiera de los locos engendros que persiguen la caravana.

Mantengo mi posición al lado de la carreta para evitar que los enemigos se acerquen demasiado.

Whilhem contesta "A la orden Aelianus" hace caso a la orden del centurión, desenvaina la espada y con la otra mano en la que lleva el escudo sujeta las riendas del caballo. Tira de las riendas del caballo para que corra y se ponga en paralelo del último carretón para defender de los ataques de los trasgos y lobos mientras mira con frecuencia detrás de él para que no le sorprendan por la distancia..

Tiro del caballo y me lanzo al flanco derecho de esas bestias, para atacarlas a pie. Ademas asusto el caballo para que se lance contra esas criaturas y aumente el caos en sus filas y tirar a los trasgos al suelo para proporcionar blancos faciles para mi arco

Ogión, haciendo caso a las instrucciones del experto centurión, sujeta fuertemente las riendas de su montura, para hacerla virar el rumbo. Tras realizar dicha maniobra, alza su bastón en posición ofensiva, para tratar de golpear a cualquier trasgo que trate de subirse a las carretas.

-Yo creo que seria mas inteligente huir. Digo a gritos mientras hago lo que manda el centurion, mas que por valor por no quedarme solo. Aun asi intento buscar el lugar mas alejado de los trasgos

Siguiendo las ordenes del centurión os echais a un lado del camino y dais la vuelta poniendos en paralelo a los carromatos de los refugiados los cuales al veros dan gritos de alegria y de animos.

- ¡Es la guardia! ¡Estamos salvados! -

Mientras Knavar sigue cablagando hacia ellos y lanza a su montura contra los lobos arroyando a tres de ellos y consiguiendo reducir un poco el ritmo del resto. Un pequeño grupo rodea el explorador y el resto continua la persecución acercandose a vosotros e intentando golpearos con sus lanzas.

Trato de bajar del caballo de forma controlada.

-Nunca me gustasteis bestias inmundas, grita Wulwaif mientras Golpea a uno de los lobos que se acerca demasiado a la carreta haciendole un pequeño rasguño.

Knavar da un enorme salto desde el caballo que le conduce directamente a los brazos de uno de los trasgos al cual derriba del caballo y aplasta mortalmente con su peso aunque desafortunadamente tambien él queda bastante magullado. El resto de trasgos sigue avanzando excepto dos de ellos que detienen a sus lobos y se acercan al explorador con aviesas intenciones.

Ogión, decidido a no permitir que esos trasgos lograsen su ruin objetivo, trata de golpear con su bastón, a la montura del mas cercano a él.

Y al mismo tiempo que le da impulso a su bastón, para conseguir el mayor impacto posible, grita:

-¡Maldito!