Partida Rol por web

Atravesais las puertas seguidos muy de cercas por las carretas y os deteneis en una pequeña plaza junto a la barbacana de la entrada. La multitud de curiosos congregados estalla en aclamaciones y vitores. Muchos se lanzan a ayudar a los heridos y a bajar a los integrantes de la carava de los carros, conduciendolos a una casona cercana. El centurión desmonta de un salto y entrega las riendas del caballo a un joven soldado. A continuación os hace una seña para que lo sigais.

- Venid conmigo - dice con un gruñido.

Y comienza a caminar al interior de una de las torres de la barbacana de la puerta este.

Maese Aelianus, ¿os incomoda algo? pregunta el joven Wulwaif mientras sigue solicito al Centurión.

Whilhem con una actitud nerviosa ya que es el último del equipo y no queria quedarse fuera entro en la ciudad, vio los carretones y sus compañeros recibiendo aplausos, una lluvia de flores a la vez la asistencia de los ciudadanos para auxiliar a los heridos. Whilhem estaba agotado al galopar con su caballo, se aproximo a sus compañeros y a Aelianus les hizo una señal para seguirlo.

Desmonto del caballo sin dejar las riendas esperando a que desmonte mi compañero pero sin perder de vista a los demás para poder seguirlos tan pronto como pueda.

Me bajo del caballo en cuanto Baelrick  lo hace, y lo guio con las riendas a pie mientras sigo al centurion. ¿Que querra? Pensaba,seguramente querra algun tipo de venganza con esos goblins para evitar ataques semejantes pero... eso es como nadar contra corriente simplemente te acabaran superando y las tribus goblins eliminadas acabaran siendo sustituidas por otras que pueden ser peores, lo mejor es tratar de mantenerlos a raya a menos que por alguna razon puedas exterminarlos a todos.

Si no se reprodujeran tan rapido los malditos monstruitos...

Ogión, tras darle muchas vueltas al asunto, se dirige a sus compañeros con tono apesadumbrado:

-lamento tener que dejar vuestra grata compañía, ha sido una buena batalla, pero he llegado a la conclusión de que me irá mejor en solitario para tratar de resolver mis asuntos, los cuales no admiten demora. Así que deseándoos la mejor de las suertes, parto presto a seguir mi camino.

Salud compañeros!

-Ogión, espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse,y que soluciones pronto esos asuntos.

El centurion se detiene y se acerca a Ogion

- Has luchado bien y defendido a la buena gente que te necesitaba. Espero volver a verte y no olvides pasar a ver al tesorero para que te entregue tu recompensa - y te señala hacia una puerta por la que acabais de pasar.

A continuación sigue caminando a traves de un pasillo de piedra que os va introduciendo en las entrañas del austero edificio hasta llegar a una sala que parece ser su despacho. En el cual veis unos viejos tapices algo raidos y un escudo de armas antiguo colgado sobre la chimenea, donde un mortecino fuego ilumina la estancia levemente. En el suelo hay una alfombra y sobe ella una enorme mesa redonda rodeada de sillas.

- En cuanto a vuestras preguntas pueden esperar hasta que nos encontremos mejor aunque he de admitir que estoy preocupa. Esos malditos trasgos eran muchos y disciplinados. ¡Reclutas! - grita en direccion a una puerta que hay al fondo de la sala que se abre al momento y de la que asoma la cabeza de un guardia - ¡Traed mantas para que nos sequemos y haced venid al cirujano! - a continuación se sienta y coge un pañuel ocon el que se tapona una herida sangrante que tiene en la cabeza.

Whilhem deja el caballo atado con las riendas al palo y cogiendo alienta, escucha una frase de despedida de Ogión. Whilhem le contesta "Gracias Ogión por tu compañía, hemos observado que eres un hombre valeroso. Espero que tengas un próspero destino y nos volvamos a ver de nuevo". Después de estrechar la mano de Ogión se despidió con una sonrisa y se dirigió hacia la dirección de Aelianus.

Al momento os traen unas mantas y unas infusiones calientes para que entreis en calor y os sequeis. Cuando el centurión parece que va a comenzar a hablar llaman a la puerta y al abrirse esta un hombre de mediana edad con el pelo empampado entra en la sala. Lo reconoceis como el conductor de la primera de las carretas.

- Centurion tengo que hablaros, es muy urgente -

- Claro buen hombre - le responde el centurion mientras lo examina de arriba a abajo - Coged una manta para secaros y tomas asiento que estais entre amigos. ¿Que nuevas teneis que contarnos? -

El hombre de aspecto cansado toma asiento y empieza a hablar.

- Mi nombre es Falkgard Kaveath y soy el burgomaestre de Castamir -

Ante esto veis como el centurion da un respingo se levanta y se lleva el puño al pecho haciendo un saludo.

- Sentaros por favor - dice el hombre - Nos acabais de salvar de uan muerte segura y soy yo quien debo daros las gracias. Y estos hombres que estan con usted tambien. Habeis luchado con valor y es algo que hare llegar a oidos de Su Majestad- y carraspea - Esta caravana que habeis salvado son lso pocos refugiados de Castamir que he logrado convencer para abandonar la ciudad y acudir a pedir vuestro axulio...-

Maese, ¿Desde Castamir venís asediados por las criaturas? se han vuelto demasiado valientes de repente gruñe el joven guerrero mientras se reclina aún dolorido en su silla.

Aun sentia la caida del caballo sobre mis riñones pero me mantenia en pie asi que los segui en silencio para observar la escena y tras eso de que venian desde Castamir saque mis propias conclusiones.

-Seguramente los trasgos habran crecido en numero, no les culpo, no saben cultivar ni negociar su naturaleza les impide comportarse civilizadamente asi que hace lo unico que saben hacer para sobrevivir... saquear asi que se habran visto sin recursos y habran empezado a atacar para sobrevivir no es la primera vez que pasa y no creo que sea la ultima.--Dije sin contemplacion alguna, tanto contacto con la naturaleza te daba una vision distinta del mundo.-Bueno ¿ya sabeis que significa esto no? Es probable que los siguientes en ser atacados seamos nosotros, no solo por haber dado refugio a las victimas de un ataque suyo sino porque... humildemente si los mismos que asediaron Castamir son los mismos que os han seguido los habeis traido a nuestras puertas

-Entonces tenemos que huir de la ciudad cuanto antes. Las mujeres, los niños y yo mismo primero claro.  Estoy viendo venir que esta panda de heroes van a querer defender la ciudad. Al final conseguiran matarme.

-Si lo que decís es verdad hay que poner a salvo a los ciudadanos. Seguramente esos pequeños diablillos no podrán traspasar las murallas pero es mejor prevenir que curar... -digo mientras tomo asiento en una de las sillas libres.

-Además parece que tienen un nuevo líder. Los trasgos nunca habían atacado tan coordinados... -añado rascándome el mentón.