Partida Rol por web

El chillido se clavó en lo mas hondo del alma del explorador, quien sin dudar, sacó su espada y salió a grandes zancadas en dirección al grito.

- No, no, no, mierda-dijo antes de apretar a correr y cruzar la puerta como una exhalación

Whilhem realizo un gran esfuerzo con el hechizo pero esa magia de detectar el mal no la dominaban a su edad, solo se la enseñaban para aprobar la exámenes y demostraran que un futuro y con más practica podrían lanzar la para ser un buenos paladines.

Todo el grupo escucho el grito y corrieron a esa dirección pero Whilhem pensó en lo que tenían alrededor, cadáveres de animales por eso Whilhem se acerco a un par de ellos para saber si habían muerto por armas bien forjadas por humanos, por forjas bastas de orcos o goblins incluso por la epidemia y por eso se produjo el éxodo en la ciudad.

Mientras tus compañeros corren hacia el lugar de los gritos tu te aproximas a los animales y tras taparte la boca y la nariz, ya que el olor es muy fuerte y desagradable, te agachas para observarlos. En aquellos quemados es mas dificil de discernir aunque no parece que tengan ninguna herida pero en el resto ves claramente, por la delgadez, las yagas y otros indicios que han muerto por enfermedad.

AL escuchar el grito de pánico de lo que parece ser una niña avanzo con mis compañeros, excepto el paladín regaladinero que se queda toqueteando cadáveres de animales, quizá con alguna oculta obsesión zoofílica.

Con el arco listo y los sentidos preparados por si hay algo anormal.

¿Vamos a caballo, no? Lo pongo al galope en la dirección del grito, espada en mano.

- Voy a por vosotros bestias. - Dice Wulwaif para sí mismo pero en voz alta.

Correis en dirección a donde provienen los gritos, todos excepto el paladin, hasta llegar al grupo de casas y en ese momento de una de ellas salen cinco hombres malencarados y de aspecto peligroso, armados con espadas cortas y ballestas, y protegidos con armaduras de cuero basto, portando sacos y uno de ellos a una muchacha, mas bien una niña, amordazada que lleva como si fuera un saco mas.

- Por lo menos ya tenemos diversión...- empieza a decir pero al veros sus palabras se cortan.

Les dedico mi mirada más asesina y apuntándoles con la espada les digo: - Soltadla, y os prometo que vuestra muerte será rápida.

¡Deponed vuestra actitud!

Asiento a las palabras de Wulwaif y me mantengo a al espera.

¡Soltadla! digo señalando al que tiene a la niña.

Baelrick aprieta los dientes mientras ve cargar a Knavar. Tal vez amenazarles habría sido buena idea pero iniciar el combate puede amenazar la vida de la niña. Un rehen no sirve de nada en un conflicto abierto y no sería extraño que el bandido la matase.

Busco con la mirada al que parezca el cabecilla del grupo y cargo contra él. (A no ser que sea el que tiene a la chica atada, ya que va a por él Knavar, en ese caso cargaré contra otro).

- ¡Por Valion! - Grito de guerra.

Sin decir nada ni esperar a que mis compañeros digan nada, disparo contra el que tiene a la niña agarrada para que se le olviden las actitudes pedófilas, espero que no se haga amigo del paladín regaladinero.

Whilhem descubriendo en poco tiempo la causa de la muerte de los animales volvió a su caballo y monto en él para llegar donde estaban sus compañeros y averiguar el motivo del grito y quién lo producía. Whilhem mientras cabalgaba continuaba con la espada en la mano.

Los bandidos por un momento parecen sorprenderse pero al ver como os abalanzais contra ellos sueltan los sacos (y a la muchacha)desenvainan sus espadas y se aprestan a combatiros aunque no parecen soldados entrenados ni mucho menos.

- ¡A por ellos muchachos! ¡No nos quitaran nuestro botin! - grita el barbudo que parece su lider.

¡Rivulus, guía mi mano!

Baelrick sintió inflamarse su sangre con el torrente de la ira de Rivulus. Las presas que mantenían la calma del mar se abrían para que una ola de justicia se abatiese sobre aquellos delincuentes.

Ataco al que parezca el cabecilla del grupo.

Os lanzais contra los bandidos y el primero en llegar a ellos es vuestro clerigo pero en su precipitación dirige mal su golpe y el bandido puede esquivarlo sin mayor problema. A continuacion tristan dispara un flechazo que se clava sonoramente en la madera de la casa y Wulwaif con mas calma, quizas por su experiencia o entrenamiento, se aproxima a ellos y descarga un brutal golpe que le abre la cabeza a uno de los saqueadores matandolo en el acto.