Partida Rol por web

Lo que una vez fue

Érase una vez... Una pluma sin tintel.

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13/10/2016, 20:04
Dulce de Elbon

Dulce no entendió la mirada del sombrerero, no al menos como esa insistencia en que pensara bien el precio que había o no había pagado. Y en vez, de rectificarse, le dedicó una sonrisa encandilada por la fauna que la acompañaba. 

Luego miró al Príncipe encontrando en su sonrisa un segundo motivo con la que hacer brillar su mirada, en sus ojos un tercero, en su mentón un cuarto ... y en sus palabras un quincuagésimo —Gracias, su alteza —reverenció—. A decir verdad, fue suerte, cuando cayó del cielo yo ya estaba allí, y cuando le dije que no contaría nada me dijo que no, que fuera y lo contara. Al parecer busca un héroe y cree que es más fácil que él le encuentre a ella.

Tal vez seáis uno de vosotros —sonrió mirando al sombrerero primero y a la rubia después— Pero seguro que sois vos, alteza.

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14/10/2016, 02:17
Príncipe Patrick

Abrí los ojos con sorpresa al ver que el tipo del sombrero... Bueno, de los sombreros... Bueno, del sombrero otra vez...

Abrí los ojos con sorpresa al ver que el tipo extraño festejaba de esa manera mi No-Cumpleaños. ¡Por supuesto que había que festejarlo, pero no por la fecha en sí, sino por mi presencia! Sin embargo tanto él como la otra chica parecían empeñados en disimular aún con todas las pistas que les estaba dando. De modo que le dediqué una sonrisa condescendiente, como quien acepta entrar en el juego de un niño tras su insistencia, y esa sonrisa se convirtió en carcajada al ver su manera de señalar.

—Muchas gracias, mi buen... —enuncié, y dado que la idea de que la gente se llamara «resto» aún no había podido calar en el reino me esforcé en buscar su nombre en alguna de las palabras que hubiera dicho. Por desgracia, como solía pasar, parecían todas iguales—. Mi buen... —dije con la voz más engolada, como si me repitiera sólo para darle la importancia merecida. Nada, imposible—. Súbdito. ¿Cómo habéis dicho que os llamáis, por cierto?

Acto seguido, al ver a aquella chica tenderme una triste manzana la observé con mi encantadora sonrisa congelada en el rostro. No sabía si era una broma o si era verdad, pero no iba a aceptar algo así. No porque ella pudiera pasar hambre, que la verdad es que lo parecía, sino porque me pareció ver algo de suciedad en la propia manzana. Ni de broma iba a coger algo así.

—Muchas gracias, Vela Sauce Llorón —empecé mientras buscaba una excusa apropiada para poder rechazar aquella especie de presente tan poco adecuado. No podía pedir más a quien no sabía lo difícil que era ser príncipe Príncipe, claro. Las dificultades que entrañaba eran numerosas. Y mantenerse limpio de verdad, no lo que ellos llamaban «limpio», era una de ellas—, pero vuestra compañía y ayuda será regalo suficiente. Tenemos una empresa que —empesar, emprenzar, empre...— empresar —expuse antes de girarme hacia la buena Dulce. Sus palabras habían sido claras—, y todo héroe necesita un buen par de escuderos que le acompañen.

—Mi dulce Dulce, no creáis que fue suerte. Fue el destino quien os puso en camino de esa estrella, pues de otra forma ahora no podríais estar aquí, transmitiéndonos su mensaje —le expliqué aquello que era evidente. Era una chica graciosa, y más cuando planteaba como que cualquiera podría ser ese héroe. Una buena forma de animar a los otros, supuse, pero era evidente que tanto ella como yo sabíamos la verdad y yo no me molestaba en disimularla—. Encontraremos esa estrella y le pediremos nuestros deseos. Y cuando eso suceda podréis traer a todos vuestros cachorros a la Boda Real.

Después de decir eso hice que Valiente se girara hacia mis nuevos ayudantes.

—Y vosotros dos, desde este momento, sois nombrados Caballerosanuncié con la entonación adecuada para un rango de tal honor. ¡Y caballeros míos! Seguro que al levantarse no podían ni soñar con tener tanta suerte. Y si les daba aquel rango era porque podía, porque tal era mi generosidad y virtud. Y porque una buena forma de evitar la desagradable sensación de estar siempre acompañado por la plebe era hacer que dejasen de ser plebe. Desde que lo había dicho hasta olían mejor—. Cuando paremos a descansar lo haremos oficial, tenéis hasta entonces para escoger un buen blasón —ofrecí con generosidad antes de alzar una mano—. Y ahora, ¡busquemos esa estrella! —alcé mi voz voluntarioso antes de señalar a un lugar al azar, sin molestarme en saber si era el correcto. Por supuesto que lo era: encontrar esa estrella era nuestro destino, y el destino nos guiaría a ella—. ¡Por allí!

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15/10/2016, 07:11
Agatha Wissenschaft

-Oh que lugar más ostentoso-. Dijo Agatha mirando a su alrededor -Viven ustedes aquí me imagino-.

Los ojos de Agatha miraron alrededor de la habitación, nunca había sentido una especial fascinación por el lujo pero tampoco le molestaba. Le llamó la atención el piano y se imaginó a Maldor tocando para ella en una noche de luna llena enla que la luz de mil estrellas entrase a través de los ventanales.

De repente su vista se cruzó con el Maldor de verdad y volvió a la realidad -Bueno, comentó usted que su... ¿Esposa? quería preguntarnos algo-. Dijo tratando de disimular el rubor de sus mejillas. -¿En que puedo ayudarles?-.

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15/10/2016, 16:06
Maldor

Maldor asintió encantado a las palabras de la bruja Aghata — Esta sala no la usamos demasiado —explicó el amable villano sorteando el punto de si era o no su residencia—. Pero siempre me ha encandilado el baile y la música.

Sonrió con la pregunta de su invitada, le gustaba que, a diferencia de él, fuera capaz de ir directa al fondo del asunto. Maldor quería leer en esa actitud una mentalidad pragmática y libre de pasiones que la pudieran distraer, aunque, en una de esas lecturas, se equivocaba.

Entregó su brazo a Agatha y entonces dibujó una sonrisa propia de un lobo — Sal Mandora querrá contaros los detalles, pero te adelanto que necesita de vuestra buena ayuda para encontrar una piedra sin importancia real pero muy querida por ella.

¿Puedo enseñaros el lugar?

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16/10/2016, 10:42
Agatha Wissenschaft

-Será un placer verlo a su lado-. Respondió la bruja.

Agatha tras tanto tiempo sola estaba completamente encandilada con la atención de Maldor y su lupina sonrisa. Le tendió gustosa el brazo y se dejó llevar. Por un momento se le pasó por la cabeza la moza guerrera de los poemas que se encontró en el pozo, pero la apartó rápido de su mente y volvió a centrarse en la galantería de Maldor.

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17/10/2016, 17:54
Helga

Verde como la ponzoña, esa golodrina se lanzo contra la joven guerrera, ella esquivaba una dos y tres veces la embestida mientras se preparaba para asestarle un golpe con el que acabar con hechizo.

Humo y fuego
La golondrina al vuelo
la bruja sin velo
en mi puño el acero

ven, ven aqui
y enfréntate a mi
te voy a enseñar 
a la gente respetar

ven ven aqui
con tu magia vil

Notas de juego

no se bien como tirar si es que tengo que tirar algo, pero me temo que este ataque es de los que no se esquivan pues su solución también estaba predicha...

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17/10/2016, 22:51
Director

Notas de juego

Para esquivar lanzas: 1d8 por heroína + 1d12 por tu abributo gracia + 1d4 por rasgo. Desglosados. Entonces elige dos (una vez visto el resultado) para llegar a la dificultad que es 10. El dado restante indica lo bien que te sale.

Si lo consigues, para atacar tu: 1d10 + 1d12 + 1d12 y dificultad 9.

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18/10/2016, 04:37
Helga
- Tiradas (6)

Notas de juego

pues en la esquiva, sale con el d4+d12 y queda el d8

pero el ataque fracasa miserablemente, es más, estrepitosamente

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18/10/2016, 16:10
Maldor

Maldor se sentía en casa y eso era evidente en su postura y movimiento, el encantador villano se desenvolvía con frescura y procurando no entorpecer el paso de la bruja sabia de vestimenta gris pero conocimiento colorido.

Pocos hubiese podido decir que ese hombre no sabía ser enteramente sincero tras mirarle a los ojos, pero esa mañana, Maldor se había levantado con ganas de contar una historia, y veía en Agatha una fácil oyente. Así que aprovechó la ventaja que Sal le daba al querer llevar las cosas por el camino más agresivo y empezó su cuento con el silencio y un truco simple.

Su brazo guió a Agatha y sus pasos avanzaron hacia la puerta que cerraba la pomposa habitación a la que él todavía añadiría algún que otro candelabro flotante. Y al llegar a la puerta, siguió caminando traspasándola junto a su invitada como si no fuera más que una cascada de agua.

Los pasos de la pareja llevaron entonces a un largo pasillo con puertas de madera bajo arcadas de piedra, y al fondo, se abría un gran recibidor con una mayor escalera en él.

Crecí en estos pasillos —rompió el silencio de pronto—. Jugaba corriendo de un lado a otro, y me gustaba tanto esconderme que me llegué a conocer el nombre de cada piedra de cada rincón —contó mientras avanzaba hacia la escalera dedicando de vez en cuando una mirada a su acompañante—. y también en este pasillo conocí a Sal Mandora. Estaba sentada en esa ventana esperando que cayera una estrella del cielo —mudó su sonrisa a una más amable y poco después simplemente la perdió—. Subamos, en el piso de arriba hay un laboratorio trepidante.

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18/10/2016, 17:45

No lo he dicho —respondí con naturalidad a la pregunta del Príncipe para después contemplar con curiosidad todo lo que sucedía a su alrededor.

Siempre pasaban cosas dignas de contemplar alrededor de la gente de la realeza. Ya fuesen Reinas o Príncipes las cabezas tenían esa curiosa tendencia a caerse en su presencia y las Maravillas solían ir y venir. Al fin y al cabo sólo la gente que lo tiene todo quiere más de lo que debe. Lo mejor solía ser pasar desapercibido cuando uno de esos se acercaba, pero tal vez ese día ya era un poco tarde para eso. Siempre podía esconderme en el sombrero, claro, pero eso habría significado dejar allí mi bonito regalo de no-cumpleaños. Y eso sí que no. Así que saqué un dedal del bolsillo y mientras observaba cómo las dos damas revoloteaban alrededor del Príncipe —otra cosa que solía pasar— me dediqué a untar el dedal con mermelada. Al fin y al cabo era la no-hora del té y ya iba tocando.

Pero entonces todo el mundo se volvió loco. Y para que yo lo notase tenía que ser algo serio. Primero la semidesteñida me señaló y me pareció que trataba de acusarme de héroe. ¡Hábrase visto qué desfachatez! De inmediato levanté las manos en un gesto universal de declaración de inocencia y las moví negando con ellas a la vez que negaba con la cabeza. ¡Un héroe! ¡Yo! Eso sí que no. Ni hablar. Era lo que me faltaba, vaya. Los héroes siempre estaban metiéndose en líos, como la pilluela rubia, y lo pasaban fatal. Incluso a veces morían. Y yo estaré loco, pero soy un superviviente. Así que nada de heroísmos a mí.

Por un momento pensé que ya había pasado el peligro cuando la chica dedicó sus amenazas a la rubia y sobre todo al Príncipe. Asentí con la cabeza a eso último. Si alguien merecía ser un héroe, con todo lo que eso conllevaba, sin duda ese era un Príncipe. Dos pájaros de un tiro como decía a veces la culpable de todo.

A punto estaba de suspirar aliviado y seguir dedicándome al té del tri-no-cumpleaños cuando el Príncipe tuvo una nefasta idea y volví a sentirme señalado. Miré por encima de un hombro y del otro, con la esperanza de que estuviese hablando con alguna Oruga, fumase o no, pero no había nadie detrás de mí.

Tuve que pararme un momento a pensar antes de salir corriendo en círculos. El Príncipe acababa de maldecirme nombrándome Caballero. Pero mientras no tuviera un caballo, no correría el peligro de que su maldición se hiciese realidad. Y yo quería ir a ver a la estrella. Tal vez ella supiese el camino de vuelta a casa si es que venía de allí. ¿Y de dónde iba a venir si no una Maravilla perdida? Así que me tragué mis temores con un sorbo de té y me puse en pie. Sólo necesitaba no tener nunca un caballo y estaría a salvo.

—¡Por allí! —repetí lo que había dicho el Príncipe, aunque mis manos decidieron señalar cada una en una dirección diferente y me hicieron girar sobre mí mismo.

Cuando me detuve eché a andar en la dirección en que había quedado mirando que, casualmente, era la misma que indicaba el Príncipe. Pero... Faltaba algo. Miré hacia atrás y le hice un gesto de cabeza a la mesa para que nos siguiera. Nadie había dicho que no pudiéramos seguir tomando el té mientras caminábamos.

—Vaaaaamos —dije alargando las sílabas como si tratase de convencerla. Las mesas de té siempre son tan perezosas...

- Tiradas (3)
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20/10/2016, 20:20
Cuentacuentos

La golondrina de la añeja bruja se lanzó sobre la joven heroína en cuanto ésta terminó su canción. El fuego verde fue tal vez demasiado evidente en su estela pues a Helga no le costó ni media nota apartarse del camino del ave.

Sal Mandora persistió desde la distancia volviendo a buscar la chica que tanta ansiaba llevarse, pero cuando en un corazón está escrito la nobleza más reluciente, mimgún fuego puede pretender igualarla. Y así fue como Helga parecía moverse siempre por delante de la golondrina, previendo sus movimientos como si fuese una danza de una canción que solo se encontraba en la cabeza y oidos de guerrera y golondrina hasta que en el ultimo vals, Helga creyó conocer el patrón del ave de fuego y brindo un espadazo al viento que el único chillido que arrancó fue uno de emoción a Sal Mandora.

 

La bruja sonó como un pequeño perro saludando a su galletita de buenas noches, o como una silaba perdida en la voz de una ardilla, y tras ello estalló en carcajadas. Chasqueó los dedos e hizo evaporarse el ave.

- Niña... -protestó- ¿Es que no quieres a tu familia -hizo una pausa dramática- viva? - hizo una mueca  de desaprobación -Entonces supongo que puedo quemar esta pluma -dijo con desinterés mostrando entre sus dedos una pluma dorada que aunque para Helga no tenía significado alguno, a Florinella le arrancó un hipo que, después, la dejó sin aliento -.

Notas de juego

Ardillita, cuando quieras actuar tu misma, no sientas que no puedes intervenir.

 

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23/10/2016, 03:58
Fantaghiro

la bruja y la mujer de la armadura estaban metidas en un buen lío, pues claro que conocía a esta bruja malvada y con mayor razón debía quedarse a un costado de esa pelea, no era suya y si la atrapaban, su masre y todo su reino sufrirían, lástima por esas dos, pero no deberían andar por ahí tentando a la suerte. Ahora bien, debía quedarse escondida, aunque el hacerlo hacia que claro, quedará en evidencia que tan ardilla no era, ahora bien ¿se quedaba para ayudar a esa hadita y a la paladina? Pues no, hacerlo era un peligro. 

La ardilla corrió desde donde estaba hacia el árbol más cercano en donde se trepó rápidamente y buscó entre las ramas una buena posición para ver lo que pasaba, esa bruja coleccionista aunque al ver esa pluma intentó hacer memoria de la misma. 

- Tiradas (1)
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23/10/2016, 09:24
Helga

Helga vio la cara del hada del bosque, la amenaza le había aterrorizado. -No temáis yo os protegeré a ti y vuestras familia. -después e encaró a la bruja -Dejad esa pluma y dejas a esta gente. Quizás yo no sea nadie, pero después de mi vendrán otros dispuestos a defender a esta gente

 

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23/10/2016, 14:48
Agatha Wissenschaft

-Oh, me encantará ver el laboratorio ¿Esta investigado algo ahora mismo?. Dijo Agatha mientras seguía a Maldor del brazo, estaba completamente en una nube con este hombre, sensible, educado y ahora le dicén que puede que ademas sea un apasionado de la ciencia. Había sentido un pinchazo cuando Maldor mencionó a Sal, y Agatha recordó que este hombre ya tenía un amante. Vaya palo, necesito seguir buscando pensó la bruja para sí bajando lligeramente de la nube de ensoñación en la que estaba.

-Bueno Maldor, tengo que decirle que disfruto mucho de su compañía-. Lo cual era totalmente cierto.-Pero no se como piensa que podré ayudar. Imagino por sus palabras que la piedra que buscan es algún tipo de meteoro. ¿Estoy en lo cierto? 

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24/10/2016, 13:45
Duermevela

Sonreí con humildad cuando el príncipe rechazó mi presente. La verdad es que agradecía poder conservar la manzana, más por lo que había detrás que por la comida en sí. "Los regalos no se regalan". ¿Sabría el príncipe el poder de los buenos deseos, de los pequeños gestos de amor? Lo suyo eran las grandes gestas, no los pobres leñadores que comparten su comida. Aún así, cuando se es grande, hay que estar pendiente de los pequeños.

Estuve a punto de intervenir cuando interpeló a la joven Dulce. Esos perritos habían costado un precio elevado que tendría consecuencias. Si buenas o malas, no era yo nadie para decirlo. Tal vez mi hermana Seren, o Fani en uno de sus días inspirados. Ojalá hubiera podido consultarlas. Las echaba mucho de menos.

Y entonces...

- C...caballero - dije ojiplática, estupefatca, pasmada y patidifusa (todo a la vez, lo cual es extraño porque a las hadas sólo nos suele caber un sentimiento al mismo tiempo) -. Bueno, yo más bien sería dama, ¿no es así? No soy digna, príncipe Patrick, sólo una viajera extraviada. No sabría cómo ayudaros, ni qué decirle a una estrella.

Salvo, "da marcha atrás en el tiempo". ¿Sería eso posible? El Tiempo es una magia muy delicada. Pero, si alguien podía... ¿quién mejor que una estrella, que danza por los patrones matemáticos de los astros y ve cómo pasan las cosas siguiendo siempre el recorrido continuo?

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24/10/2016, 23:09
Cuentacuentos

Las mesas de té siempre han sido perezosas, todo el mundo lo sabe y en todos los cuentos lo anuncian, pero ese día, la petición del sombrerero que no era una petición cualquiera sino el llamado a una maravilla hizo que la mesa desenroscara el remolino que decoraba el bajo de sus patas y las estirara desperezándose como un gato adormilado, primero alargando dos de ellas, y luego subiendo al mismo nivel las otras dos. Entonces, la mesa se sacudió ligeramente acomodando las tazas de té más hacia su centro y empezó a andar hacia la dirección que Príncipe había indicado y que el sombrerero había secundado. La mesa avanzó con tanta gracia que casi parecía un criado de algún castillo caído en la desgracia de ser maldito en nombre de algún señor.

Notas de juego

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25/10/2016, 21:09
Ardilla

Cuando la ardilla subió al árbol escondiéndose de ese combate, rápidamente encontró un lugar donde las hojas servían de un muy leve escudo, pero sin duda de gran cobijo. Y desde ese lugar pudo ver a Florinella escondida detrás del poso, sentada en el suelo sobre sus propias piernas y rodillas mientras sus dedos seguían pinzando flores en el aire que ahora hacía correr por por el suelo y ésta se adentraban en el bosque como una hilera de hormigas perfumadas.

Pero ese lugar que había encontrado, quizás era demasiado cómodo, demasiado bien puesto y estudiado, y es que ese lugar era un pequeño balcón de una ardilla que vivía en ese mismo árbol y que se asomó de su nido en el tronco del árbol para saludar a su visitante.

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25/10/2016, 22:00
Sal Mandora

Florinella se sentó sobre sus propias piernas, ocultándose detrás del poso con las palabras de Helga sin añadir más palabra que una rosa que pinzo del aire y dejó caer al interior del poso.

Sal Madora, por otro lado, puso los ojos en blanco y luego terminó de rotarlos hasta volver a mirar a la huérfana heroína - Qué cansinos sois los héroes, de verdad -se exclamó con hastío-. Por si no ha quedado claro, no me interesa esta gente, solo te necesito a ti -dijo señalando a la joven con el extremo puntiagudo de la uña de su huesudo índice-. ¿No sería muy -detuvo la frase para paladar el aire mientras sus dedos hacían agitarse la pluma como si buscara aquella palabra que llevaba en su lengua un buen rato- heroico que vinieras conmigo y yo dejara a este pueblo en paz?

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25/10/2016, 22:08
Maldor

A la primera pregunta de Agatha, Maldor se limitó a guiñarle un ojo, guardándose la respuesta para él en un intento de cubrir una negativa que pudiera desagradar a la bruja con un velo de misterio.

Pero a sus siguientes palabras, el amable villano sonrió desde un corazón que pocas veces sabía latir y apoyó su mano sobre aquella de Agatha que se mantenía en su brazo -El placer es sin duda mío, mi dulce bruja. Aunque no sé que es eso de meteoro, estoy seguro que en vuestra cabeza de conocimiento inagotable es cómo habéis clasificado a la estrella de Sal, ¿verdad? - preguntó con la ilusión de un niño pequeño esperando llevar razón sobre un tema que desconocía por completo- Ella te lo contará cuando consiga arrastrar hasta aquí a esa valiente joven cantarina pero si me guardas el secreto, Sal necesita las manos de un corazón puro para coger la estrella y traerla al castillo.

- Dice que una estrella caída puede conceder cualquier deseo porqué llevan la magia más ancestral y cósmica que se conoce. Fascinante ¿verdad? Así que quiere intercambiarse con el Hada Madrina - se llevó un dedo a los labios en señal de silencio y secreto-. Pero yo no he dicho nada.

 

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26/10/2016, 05:18
Fantaghiro

"vaya bruja, quiere dejar a esa hada seca" pensó, y al ver a la ardilla acercarse, se giró, podía entender a las criaturas del bosque, así que le hizo un gesto con su dedito minúsculo para que guardara silencio, mientras seguía viendo lo que estaba pasando e intentando recordar lo que era esa pluma, además, la amenaza de Sal Mandora parecía ser muy sincera, aunque ahora que lo pensaba ¿necesitaría al hada para usar el pozo?, si era así, tendría que intervenir...

- Tiradas (3)

Notas de juego

ahora sí master, para saber si conozco esa pluma.