Partida Rol por web

Lo que una vez fue

Érase una vez... Una pluma sin tintel.

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07/11/2016, 05:24
Fantaghiro
Sólo para el director
- Tiradas (3)
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08/11/2016, 09:42
Florinella

Florinella miraba incrédula a la heroína, sorprendida de esa viveza que mantenía y apunto estuvo de frotarse las manos -como un lobo se hubiese relamido los labios- pero Helga se negó a mirar en el pozo y recordó su pastelería así que Florinella no tuvo más remedio que dejar que su corazón latiera y que sus manos dejaran de desbrozar el aire.

Ven, tengo pastel de rosas —invitó el hada empezando a caminar hacia el fondo de la calle dejando muchas dudas sin responder a su espalda, a fin de cuentas, no era ella quién revelaba secretos de otros—. Oh —añadió de repente como si acabara de caer en algo y su mano tomó una flor de su pelo de pétalos amarillos como el oro para tenderla a Helga— esta flor te curará la herida.

Y al llegar a la pastelería, ambas mujeres se encontraron frente a una pequeña casa de bajo ancho y techo estrecho, como si se hubiese intentado hacer un triángulo y se hubiese dejado en trapecio tan solo por un palmo. De paredes de piedra y techo pajizo y completamente cubierta de hidra floreada, salvo la puerta y una ventana expositor.

Pero la verdadera sorpresa fue que con el último paso de Florinella en esa calle, el pozo empezó a sollozar como un cachorro abandonado.

Notas de juego

Me ha encantado tu canción, sonreí dos veces.

Perdona que haya tardado, te leí en el bus volviendo del trabajo y se me olvidó marcar como no leído y perdí la conciencia de que faltabas.

Además, por tus acciones ganas un punto de destino.

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08/11/2016, 10:06
Sal Mandora

Sal cogió la pluma que había dejado sobre la mesa con tan solo el índice y el pulgar y la mostró como si fuese la cosa más delicada del universo — La pluma fue fácil de conseguir, fui, se la arranqué a ese búho y volví antes de que pudiera terminar de quejarse. Pero —remarcó la palabra con teatralidad y se llevó el anverso de la mano a la frente— ¡esa maldita estrella! —volvió a la seriedad dejando la pluma al tiempo que daba un paso más hacia Agatha— no puedo acercarme a ella, puedo —corrigió—, pero si llegase a tocarla corrompería su magia y me quedaría con una tinta vulgar.

Pero tu corazón todavía alberga amor, esperanza, valentía y esas cursiladas. Tu me vales —hizo un gesto en horizontal con ambas manos zanjando el tema—. ¿entendido?

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08/11/2016, 16:00

—Eso es lo mejor que tiene, ¿verdad? —respondí con alegría a la manifestación de la rubita.

Parecía que ella sí había entendido lo más importante. Quizás andaba en busca de un pacto y la miré algunos segundos con ojos escrutadores. ¿Habría algo que podría ofrecerle? ¿Ella podría conseguirme un niño? Pero enseguida dejé esas ideas para después. En ese momento tenía que preocuparme más por no perder de vista al Príncipe y mantener mi cabeza en su lugar.

Me entretuve todo el camino intentando mantenerme alejado de los cascos del corcel. A ratos haciendo zigzags entre los árboles y a ratos sentado con las piernas cruzadas a lo indio sobre la mesa, que había resultado ser menos perezosa de lo habitual. No tardé en ofrecer una taza de té a mis compañeros de viaje pero fue al llegar al claro que contuve el aliento. ¡Había un enorme montón de hojas! Y sus colores hacían un precioso desjuego con mi traje, no así con mi nuevo sombrero. Eso me hizo fruncir la nariz.

Me bajé de la mesa de un salto y la miré, ladeando la cabeza.

—Puedes ir a jugar si quieres —le dije con una sonrisa, pero antes de que llegase a irse cogí una taza cualquiera con una mano y un reloj con la otra. Llevaba parado desde que me perdí, pero yo no perdía la esperanza y seguía llenándolo de mermelada cada vez que llegaba la hora del té—. ¡Pero no derrames nada!

Entonces reparé en esa luz que parecía palpitar con una vitalidad que la luz no solía poseer y me acerqué un par de pasitos despacio.

Vaaaaaya... ¿Eres tú, Maravilla extraviada? —pregunté, directamente hacia el montón de hojas.

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09/11/2016, 16:34
Helga
Sólo para el director

¿Escucháis eso? ¡viene del pozo, vallamos! -y echa a correr hasta la plaza de la que habían venido

Notas de juego

disculpa lo escueto, pero no tengo mucho más que aportar en esta ocasion

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10/11/2016, 01:29
Príncipe Patrick

Escuché las palabras de mis compañeros, y sonreí dos veces. La primera al escuchar eso de «el idioma de las Maravillas». ¡Ja! Lo había adivinado. Una vez más mi inteligencia no tenía parangón. Me había dado cuenta de lo del idioma antes de que ese hombre raro lo dijera. Ahora cuando la estrella esa —o la Maravilla, como la había llamado él— hablase en un lenguaje incomprensible yo actuaría con toda mi naturalidad y porte. Como no podía ser de otra forma, estaba preparado.

La otra vez que sonreí fue al escuchar la tontería esa de las damas y los caballeros. La buena Vela Cauce Molón podía decir lo que quisiera, pero eso de «y también al contrario» no había quien se lo tragase. ¡Ni de broma había conocido cien caballeros que valieran más que una dama! Es más... ¡Ni de broma había conocido cien caballeros! Sin embargo decidí no corregir a la chica. Un buen príncipe, y más un buen príncipe Príncipe, sabe que todos los demás se equivocan a menudo. Avisarles en cada ocasión sería totalmente agotador.

Y si en algo estuve de acuerdo con el hombre raro fue en eso de que lo mejor de la magia era lo del precio. Claro que sí. Yo no tenía problemas con eso, claro, tenía todo el tesoro del reino a mi disposición si lo necesitaba. Desde luego era la mejor forma de que la magia quedase reservada a unos pocos y no cualquiera pudiera acceder a ella. Eso sí sería, bueno... Una auténtica locura.

De modo que seguí con la marcha, dispuesto a guiarme a mí hacia mi destino, y a darle a los otros el privilegio de verme y acompañarme. Lo mejor era que no necesitaba saber hacia dónde iba: el destino estaba siempre hacia adelante. Avancé, asegurándome de que mi perfil era el bueno mirasen desde el lado que mirasen. Caminé entre los árboles y favorecí al verde de sus hojas. Y cuando me di cuenta de que buenhombre tenía una montura lo felicité con el gesto, satisfecho de que hubiera dejado atrás esa mesa tan poco digna de un Caballero y se hubiera buscado tan diligentemente una compañía mejor. Y de repente me vi en un claro.

No supe muy bien cómo había llegado allí porque me había distraído imaginándome a mí mismo ante aquella estrella. Pero con sólo un vistazo atrás tuve clara la respuesta: había llegado caminando. Y la verdad, me había pasado un poco, porque empezaba a estar cansado. A punto estaba de montar sobre Valiente cuando vi aquel brillo y miré al caballo a los ojos.

—Espera aquí —le ordené antes de hablar con el tono más grave que alcanzaban mis pulmones—. Tu Príncipe ha de hacer lo que debe hacer. —La verdad, me encantaba aquella frase. Podía usarse en todas las ocasiones, y nunca dejaba de ser cierta. Podía usarse para hacer esperar a una dama. Podía usarse para librarse de una dama. Podía usarse para marcharse al amanecer de casa de una dama. Y también para excusarse cuando uno quería, bueno... Irse. Pero esta vez era distinto. Esta vez su Príncipe tenía que Hacer lo que debía Hacer, con mayúsculas.

Me dirigí entonces a aquel montón de hojas. Me quedé mirándolas esperando que se apartaran, o algo. No iba a ponerme a separarlas yo con las manos, eso desde luego.

—¡Oh, Estrella! —declamé entonces, ignorando por el momento las palabras de buenhombre—. ¡Aquí estamos, dispuestos a dejar que concedas nuestros deseos! —Hablar a un montón de hojas era extraño. Por suerte mi despierta inteligencia no tardó en dar con una solución—. Dinos, ¿qué deseas tú? ¿Acaso no deseas que una hermosa dama... —alargué aquellas palabras en dirección a Vela Cauce Molón, esperando que se diera por aludida. Tampoco es que se fuese a manchar más de lo que ya estaba— Te saque todas esas horribles hojas de encima?

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10/11/2016, 04:52
Fantaghiro

la treta había funcionado, pero no había caído con la paladina, lo que era muy malo, significaba que la descubierto, bueno, era una tétrica posibilidad, pensó en irla a buscar, pero desistió de eso, si se encontraba en su camino, quizás la ayudaría, pero su objetivo era esa pluma. 

Concentró su magia en sus pequeñas manos para transformase en una rata, así pasaría más desapercibida en aquel lugar, una ardilla sería rara en unas mazmorras, pero una rata, no. - magnum transformatio - recita el hechizo, buscando transformarse.

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10/11/2016, 07:46
Duermevela

No me perdí el gesto del Príncipe. Si, lo que yo suponía. Llevaaban tanto tiempo diciéndole que eera bueno que ni en sus más locas pesadillas podría pensar que existía un solo fallo en él. Al menos, parecía que mis compañeras de trabajo lo habían hecho bien. Estaba pagado de sí mismo y era altivo pero no parecía tener un mal corazón. 

Caminé distraídamente, confiando en mis pies, ya que no tenía alas. Un hada sabe que encontrar el camino correcto es cosa del Cuento. Si hace falta que lo encuentres, lo encuentras. Me hablaron una vez de los "conejillos de trama", que hay que perseguir para hallar las historias más interesantes. Nunca he visto uno, pero mi intuición natural, o sobrenatural, tal vez, me hizo ponerme en manos de la Tinta. No presté mucha atención al recorrido, cavilando como estaba sobre magias y precios.

Hasta que llegamos al claro.

Entonces vimos aquella luz tapada por un edredón de hojas. Mis compañeros empezaron a hablar y yo los miré espantada.

- ¡No la despertéis! - susurré -. Las estrellas duermen de día. La pobre estará cansada de haberse caído.

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10/11/2016, 20:04
Florinella

Por supuesto que Florinella había escuchado ese sollozo, todos los días se encontraba con él mientras preparaba las tartas en el horno. Pero dada la prisa de Helga por atender al pozo Florinella no dijo nada y la siguió hasta llegar a la plaza ¿qué sentido habría tenido detener a un huracán como ella?

De vuelta al lugar, los sollozos cesaron y Florinella aprovechó para volver a echar el anzuelo — ¿Habéis recordado algo que sí deseabas saber? —preguntó y luego señaló el tobillo quemado de Helga— Puedes correr malherida —se sorprendió— y has sobrevivido al fuego verde —añadió a su sorpresa como si una cosa encajase perfectamente con la otra y sonrió juntando amabas manos en una palmada— ¡Puede que seas la niña de la profecía! Destinada a encontrar la estrella, salvar a Villabruja y derrotar a Mandora para siempre jamás.

 

— ¿lo eres? —preguntó Florinella con la esperanza de que Helga ya conociera su destino.

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10/11/2016, 20:43
Cuentacuentos

Una vez más Fantaghiro se acogía al reino animal para ocultarse de los humanos, buscó cambiar su cuerpo de ardilla a rata, y la magia hizo su parte: encogió el grueso de su cola y la alargó hasta alisarla, luego fue el turno de las patitas y finalmente el cuerpo de Fantaghiro se cubrió de gris y quedó muy cerca del suelo.

La ratita no era la protagonista de otro cuento que puede ser contado en otra ocasión, no era bella, ni enlazada en fucsia pero era la heroína de nuestra historia y se camuflaba a la perfección en ese calabozo.

Y una vez Fantaghiro fue rata sabia que los barrotes no la detendrían, pero una vocecita proviniente de la celda de enfrente lo hizo por un segundo.

¿Hola? —pregunta una mujer joven de voz dulce y delicada como un pétalo de jazmín— ¿Hay alguien?

Notas de juego

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11/11/2016, 12:54
Cuentacuentos

Bien es sabido que las hadas siempre tienen razón, incluso cuando se equivocan. Pero también era cierto que Príncipe siempre ajustaba la letra a su hacer, aun sin pretenderlo, como verdad universal es que un loco no entiende de razones. Así pues, tres realidades colisionaron haciendo que sonase un pequeño despertador interno en corazón de la estrella que entre abrió sus ojos compuestos por infinitos diamantes para encontrar su sábana de hojas.

Inconsciente todavía, la estrella, de que al otro lado de su lecho una mesa recogía sus pies en cuatro espirales que decoraban patas estáticas con la orden de no derramar ni una gota de té o locura, ni de que un caballo de nombre Valiente y porte real esperaba a que su Príncipe hiciera lo que debía hacer: mandar, dirigir, ser pulcro, elegante y el primero en saludar a una dama perdida aunque provenga de más allá del cielo que guarda el reino de Príncipe.

La estrella no necesito que una hermosa doncella la limpiara, en cuanto el príncipe se ofreció para que cumpliera sus deseos, un mano de diamantes ligada a un brazo que recordaba un haz de luz tocó su mano y dos ojitos se mostraron entre las ojosas buscando directamente al sombrerero como si en él hubiese escuchado su nombre.

[color=#FFB5C5] ¿Qué deseáis? [/color]

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12/11/2016, 07:12
Helga
Sólo para el director

¿Habéis recordado algo que sí deseabas saber?

¿Recordado? no no, es el pozo, hay una voz que solloza en él 

Puedes correr malherida —se sorprendió— y has sobrevivido al fuego verde

No bueno en realidad aun me escuece, pero decís que tienes algo para esto, luego me podéis dar de ese mejunje 

¡Puede que seas la niña de la profecía! Destinada a encontrar la estrella, salvar a Villabruja y derrotar a Mandora para siempre jamás.— ¿lo eres? 

 Pues no creo que una profecía hable de mi, si es lo que preguntas. Pero que pienso parar los pies a esa Mandora podéis tenerlo por seguro. Aunque aun no tengo muy claro como hacer algo así, pero seguro que podemos pensar algo juntas. -sonríe al hada. 

Helga mira en el pozo buscando encontrar el origen de esos sollozos 

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12/11/2016, 22:53
Príncipe Patrick

Aguardé la respuesta de la estrella con la sonrisa más perfecta de todas las ensayadas ante el espejo. No era que las demás fuesen malas, ni mucho menos, aquello sería imposible en mí. Incluso las menos buenas de mis sonrisas eran mejores que todas las de los demás. Y no era tampoco que lo pensase yo, sino que era evidente. En cualquier caso esta sonrisa era especial, reservada sólo para ocasiones como esta.

Apenas se difuminó un poco cuando Vela Cauce Molón decidió interrumpirnos a mi intérprete y a mí con esa tontería de que no la despertáremos. Si la estrella había caído era para hablar conmigo, aunque estuviera dormida estaría encantada de ser arrancada de un sueño que la privaba de mi vista. Salvo, por supuesto, que estuviera soñando conmigo, cosa que no sería de extrañar: a mí me pasaba a menudo. Pero aún en ese caso no habría demasiada diferencia, ¿no?

Al intuir entre las hojas los ojos de la estrella mis dientes brillaron de nuevo como si el mismo sol estuviera reflejándose en ellos. Marqué más mi postura, con ambos puños apretando los lados del torso y un pie un poco más adelantado que el otro. Si alguien podía encargarse de que lo primero que la estrella viera fuese increíble, ese era yo. Y ella debió darse cuenta, pues hacia quien extendió su brazo fue hacia mí. Aquella visión era... Vaya, mi nuevo Caballero había sabido encontrar nombre mejor que yo: una Maravilla. Se notaba que sabía de lenguas y eso. Y la estrella era lista, de ahí que buscase directamente a mi intérprete con los ojos.

Una vez más, casi como cada día, me sorprendí a mí mismo un instante después. Era tan inteligente que reconocía las palabras de la estrella. Debía haber aprendido su idioma algún día sin darme cuenta, o quizá era cosa del destino que lo supiera sin saber que lo supiera. A lo mejor incluso tenía que hacer yo de intérprete a los demás.

Aquello fue demasiado. Había encontrado mi destino llegando hasta aquí, había visto los ojos de la estrella y esta me había tocado, y ahora me preguntaba directamente cuál era mi deseo. Sentí la emoción crecer en mi pecho y reconocí de inmediato la sensación: estaba a punto de nacer una Canción. Además, en cuanto liberase mi voz el propio Cuento lo agradecería.

Me arrodillé de inmediato y con toda mi efusividad y alcé un poco la cabeza, dejando que el aire ondeara mi cabello. Entonces me dispuse a responder a su pregunta. No tenía sentido contestar con lo que responderían otros hombres. Cualquiera que supiera lo que era importante sólo podía desear una cosa: Pelo. Pelo para siempre, no perderlo nunca. Pero eso a mí no me pasaría, era demasiado fantástico como para acabar calvo al envejecer, o arrugado. Además yo tenía una responsabilidad, una que incumbía a todo un reino. Las esperanzas y los suspiros de muchos estaban puestas en mí, así que dejé que esas emociones salieran a través de mi voz, vibrando en todo el claro y probablemente en todo bosque. Grave, ondulante y directa. Con cada sílaba gestos de mi mano la acompañaban, surcando en el aire recorridos que sólo podían describirse con palabras que nadie conocía. O que, al menos, yo no conocía. Mis ojos estaban en los de la estrella y mi actuación era tan brillante que juraría que el propio bosque podría unirse a ella en cualquier momento.

Deseo que aparezca una mujer

con ojos avellana y labios de miel.

Deseo encontrarla pronto y saber

que ella y sólo ella será mi mujer.

Deseo más que otro cuento,

más que cien camellos,

más que oro para el reino,

más que otro espejo.

En ese instante posé la mano libre sobre la de la estrella y tomé aire, sintiendo el final de la canción cerca. No sabía muy bien cuál es, pero sin duda sería perfecto.

Deseo que aparezca una mujer

que sea hermosa y guapa también.

Deseo de ella un Beso,

bueno, más de mil, pero uno primero.

Deseo que aparezca una mujer

a la que pronto yo desposaré.

Fue entonces cuando me di cuenta de que eso que notaba antes no era el final, sino sólo una molestia estomacal. Mariposas en el estómago, probablemente, por saberme tan cerca de quien quiera que tuviera la estrella para mí. Y sólo de pensarlo mi voz se alzó aún más, grave y completa. Si antes algún gorgorito adornaba mi canción desde ese momento empezaron a brotar como si alguien hubiera descorchado una botella de champán tras agitarla, y con eso elevé todavía más el volumen de mi canción. La verdad, en parte lo hacía a propósito por el gusto que daba oírme.

Deseo

el Amor Verdadero

por mí, por el reino,

por mi padre, por el cuento.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Pues... Con esa tirada para cantar como un querubín me quedo de efecto el dado de 12. :)

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13/11/2016, 14:05
Agatha Wissenschaft

-Me queda bastante claro, sí-. Agatha no estaba del todo conforme pero sentía bastante curiosidad, no creía que entregarle la tinta a Sal fuera una buena idea pero pasar del tema tampoco pues si ella se negaba Sal solo tendría que encontrar a otro incauto que se la trajera. Lo más prudente sería llegar al lugar y asegurarse bien de que estaba pasando.

-¿Donde tendría que ir?- Pregunto la bruja. Pues no recordaba haber leido acerca de esa tinta. La verdad es que tampoco sabía donde estaba ahora, pero no le preocupa demasiado pues en cuanto pudiera mirar el cielo nocturno sabría orientarse gracias a sus conocimientos de astronomía.

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14/11/2016, 16:33
Duermevela

"Qué bonita es", pensaba mientras veía alzarse a la estrella. Yo no era digna de algo así. Éramos parecidas en cuanto a que ambas éramos mágicas, pero era como comparar una cigarra con un ave porque ambas son voladoras, o una ballena cantarina y una medusa porque ambas están en el agua. Eso me recuerda a que mi exilio interrumpió mis planes para aprender hablar balleno, y que aún tengo un acento jorobado espantoso.

El Príncipe, como no podía ser de otra forma en las Historias, arrancó a cantar. Una canción a la altura del momento, por cierto, cosa que se iba volviendo cada vez más difícil en los últimos tiempos. Antes era más fácil; no había tantas Historias, y muchas de ellas no eran sino variaciones de la misma. Ahora la Letra es tanta que muchas hadas piensan que está perdiendo calidad. Hay cierto romanticismo en esa nostalgia.

Observo al futuro rey Patrick entonando su melodía y guardo silencio. Me pregunto cuál será mi canción. Una de soledad, de tristeza. ¿Tal vez consiga volverla esperanzadora, como aquella chica que conocí que cantó al desamor y terminó enamorada por las musas? ¿O acaso me amargaré y pasaré revista a un ejército bajo la luna instándoles a que preparen un golpe de estado?

 

Notas de juego

Perdón por lo breve ^^U en cualquier caso, no iba a estar a la altura de su Alteza :PPPPP

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14/11/2016, 18:04
Fantaghiro

caminando a salitos, su nuevo disfraz era perfecto, podría moverse entre los rincones y enterarse de lo que estaba pasando en ese lugar, traspasar los barrotes, hasta quizás, podría eludir a la bruja malvada de Mandora, robarle la pluma y largarse volando como alma que lleva el diablo, ese era el plan, ningún otro hasta que escucha esa vocecita demasiado edulcorada para sus oídos de mestiza. Si se ponía a cantar, le daría un puñezato en la nariz, pero de todas formas se acercó, algo que no prefería no ponerse a meditar la llevó a acercarse a aquella voz, pero moviéndose como una ratita, que su disfraz era perfecto para la ocasión.

Se acercó a la celda, olisqueando el aire, como una ratita asustada, si había escuchado su hechizo, no significaba que supiera que su nueva imagen era la de esa rata.  

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14/11/2016, 17:40

Di un respingo cuando el Príncipe gritó y, de forma inconsciente, mis manos soltaron la taza y el reloj para agarrar el ala de mi sombrero por ambos lados. Lo sujeté hacia abajo, embutiéndomelo en la cabeza hasta las cejas, como si así pudiera proteger mi cuello de algún capricho de sangre real, y me mantuve totalmente inmóvil hasta que me di cuenta de que no estaba pidiendo cabezas, sino deseos.

La intervención de Vela me hizo dar un respingo más y aunque sus palabras parecían cargadas de lo más terrible, aburrido y desazonador que había en el mundo —la razón— algo empezó a moverse ante nosotros.

No me relajé, por si acaso. Se notaba que el Príncipe estaba excitado y esos seres eran tan impredecibles como un reloj. Así que di un pasito alejándome de él, pero manteniéndome cerca del montón de hojas y cuando esa mirada de diamante asomó entre ellas mis ojos se abrieron casi tanto como mi boca.

¡No cabía duda de que la estrella era una Maravilla! En ese momento sí que lo tuve claro de verdad. ¿Cómo si no iba a existir algo tan lleno de reflejos en un Reino tan aburrido y opaco como aquel lo era. Todo era verde. Verde y marrón. Insípido. A ese mundo le faltaba té, mermelada y una pizca de azúcar. Bueno y flores cantarinas, conejos de ojos rosados... Le faltaban Maravillas. Encontrar una tan grande era todo un tesoro. Uno que probablemente tendría un precio desorbitado.

Poco a poco había ido ladeando la cabeza sin darme cuenta y sin soltar el sombrero, hasta que el mundo había girado un cuarto de reloj. Y en esa misma postura estaba empezando a abrir la boca para responder a esa pregunta cuando todo el mundo pareció detenerse anticipando una Canción.

La voz del Príncipe no tardó en dejarse oír y mientras él desgranaba sus deseos sin saber cuánto le costarían, yo intentaba calcular, así a ojo, cuántas Maravillas podrían hacer falta para conseguir eso del Amor Verdadero. Curiosa obsesión tenían con todo eso del amor y los besos en aquel Reino, con lo tranquilo que vivía uno celebrando el té y probando distintos sombreros.

Pero si algo tenía claro era que cuando la Canción terminase tocaba aplaudir. Puede que yo estuviera loco, pero siempre había sido un superviviente. Y había visto suficientes veces la Corte de Corazones como para haber aprendido que un buen aplauso mantiene muchas cabezas en su sitio.

Así que en cuanto el silencio se tragó la voz del Príncipe, enderecé mi postura, solté el sombrero y empecé a aplaudir con energía.

—¡Bravo! ¡Feliz no-cumpleaños! ¡Y bonita cabeza! —exclamé sin dejar de chocar una palma con la otra.

Pero, de repente, detuve el movimiento de mis manos y con su impulso aproveché para volver a mirar a la estrella y preguntar lo más importante, lo que no hay que perder de vista al tratar con las Maravillas.

—¿Cuál es el precio de un pasaje de regreso a casa, Maravilla perdida? Podría conformarme con un remolino entremundos, o unos escarpines de esmeralda, quizás.

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16/11/2016, 12:05
Cuentacuentos

Los ojos de la estrella se movieron curiosos hacia Príncipe con su primera palabra y nota y permanecieron atentos a cada una de sus palabras tintineando como siempre habían hecho, pero un lector astuto sabría encontrar entre las hojas la sonrisa de la estrella.

La voz del príncipe emocionó al bosque entero e incluso en la penumbra de una alta rama de encina unos ojos amarillos se abrieron sobre una medialuna dentada.

Las aves se reunieron a los pues de Príncipe y crearon una melodía que vestía su voz, las flores danzaron a su alrededor dibujando círculos concéntricos que bailaron girando en sentidos opuestos para terminar dibujando un corazón entre todas.

Dos ardillas se asomaron de sus madrigueras y acompañaron la palabra "Deseo" cada vez que Príncipe la pronunciaba dándole más fuerza si era posible.

Y cuando llegaron los gorgoritos incluso el viento aguantó la respiración y el sol pareció limitarse a señalar al cantarín hasta que marcó el punto final de su canción y todos los animalillos corrieron a esconderse.

Los ojos de la estrella se cerraron entonces desapareciendo bajo aquellas hojas, fue solo un segundo y cuando volvieron a abrirse en ellos Príncipe Patrick pudo ver reflejados la imagen de una joven con ojos avellana, labios de miel sentada en el suelo de un calabozo —eso o era muy desordenada y sucia— pero rodeada de oro y con la única compañía de un camello que le daba respaldo para su espalda.

Poco duró la visión pues entonces la estrella retiró su mano de las de Patrick y señaló al sombrerero a mitad de su pregunta para luego indicarle que se acercara con la última interrogación.

— [color=#FFB5C5]¿Sabes dónde es casa?[/color] —preguntó al sombrerero hilando su voz en un bajo tono solo para él, pero luego se dejó escuchar para todos los presentes: Príncipe, Hada, Sombrerero y una nube de humo púrpura que apareció a su lado y cuando el torbellino de humo se desvaneció dejó a una mujer vestida en gris, con sombrero picudo y expresión amarga aunque ojos dulces— [color=#FFB5C5]Solo necesito tres favores: un niño nacido sin nombre, un ave dorada y un telar.[/color]

Notas de juego

Llega agatha.

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16/11/2016, 12:07
Cuentacuentos

Al bosque Llorón —informó Sal y sin mayor presentación tomó el tintel de cristal vacío y se lo entregó a la mujer de gris.

Yo te llevo —aseguró y con un movimiento de muñeca una nube de humo purpura engulló a Agatha y cuando esta se disolvió la bruja se vio en mitad del bosque.

Rodeada por un joven rubio y apuesto, un extraño hombre con un elegante sombrero de copa con una taza de té caída a sus pies junto a un reloj de bolsillo y una joven de cabellos dorados y orejas picudas.

Y pegado a los pies de aquel que destilaba realeza empezaba una pila de hojas verdes y doradas, de encina, sauces llorones y helechos. De esa pila de hojas se asomaba una mano hecha de infinitos brillantes pegada a un brazo de luz que tomaba las manos del evidente y apuesto Príncipe pero tan pronto tus ojos llegaron a ellas, la mano de la estrella se deshizo de las del joven rubio para señalar al sombrerero y pedirle en una seña que se acercara.

— [color=#FFB5C5]Solo necesito tres favores: un niño nacido sin nombre, un ave dorada y un telar.[/color]

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16/11/2016, 12:12
Director

Notas de juego

Os habéis encontrado :)