Partida Rol por web

1º parte

En el país nórdico de Sommerlund, durante siglos ha sido costumbre de los señores guerreros enviar a sus hijos al monasterio del Kai. Allí éstos son instruidos en las destrezas y disciplinas de sus nobles padres.

Los monjes del Kai son maestros en su arte y los niños a su cargo les aman y respetan a pesar de la dureza de su adiestramiento. Pues un día, cuando hayan aprendido las especialidades secretas del Kai, volverán a sus casas equipados en cuerpo y mente para defenderse de la constante amenaza de guerra de los Señores de la Oscuridad de Occidente.

En tiempos pasados, durante la Edad de la Luna Negra, los Señores de la Oscuridad hicieron la guerra contra Sommerlund. El conflicto fue una larga y encarnizada prueba de fuerza que concluyó con la victoria de Sommerlund en la gran batalla de la garganta de Maaken. El rey Ulnar y sus aliados de Durenor derrotaron a los ejércitos de los Señores de la Oscuridad en el desfiladero de Moytura y les obligaron a retroceder hacia el abismo insondable de la garganta de Maaken. Vashna, el más poderoso de los Señores de la Oscuridad, fue muerto por la espada del rey Ulnar, llamada Sommerswerd, la espada del sol. Desde entonces, los Señores de la Oscuridad han jurado venganza contra Sommerlund y la dinastía de Ulnar.

Hoy es el día de la fiesta de Fehmarh, cuando todos los Señores del Kai se reúnen en el monasterio para asistir a la celebración. Es por la mañana. De repente una gran nube negra aparece en el horizonte por el oeste. Innumerables bestias de alas negras llenan el cielo hasta tal punto que el sol queda oculto por completo. Los Señores de la Oscuridad, los inveterados enemigos de Sommerlund, atacan. La guerra ha comenzado.

En esa mañana aciaga, vosotros, habeis sido enviados al bosque a recoger leña en castigo por vuestra falta de atención en clase. Cuando os disponeis a regresar, descubris con horror una enorme y oscura nube de criaturas aladas que se precipitan sobre el monasterio.

Arrojais al suelo la carga de leña y correis hacia la batalla que ya se ha entablado. Pero en la oscuridad artificial tropiezais y os golpeais la cabeza con la rama baja de un árbol. Al perder el conocimiento, lo último que veis a esa escasa luz son los muros del monasterio desplomándose.

Permaneceis muchas horas sin sentido antes de despertar. Ahora, con lágrimas en los ojos, contemplais la escena de destrucción. De pronto comprendeis con toda claridad lo que debeis hacer. Debeis emprender un peligroso viaje a la capital para avisar al Rey de la terrible amenaza que se cierne sobre su pueblo. Pues ahora sois los últimos de los guerreros del Kai.

Debes apresurarte, pues comprendes que es arriesgado permanecer entre los restos humeantes del derruido monasterio. Las bestias de alas negras pueden volver en cualquier momento. Tienes que partir hacia Holmgard, la capital de Sommerlund, e informar al Rey de la terrible matanza: que todos los guerreros más cualificados del Kai, a excepción de ti mismo, han perecido. Sin los Señores del Kai para dirigir sus ejércitos, Sommerlund está a merced de sus antiguos enemigos, los Señores de la Oscuridad.

Te alejas de las ruinas y precavidamente desciendes por la abrupta pendiente.

Al pie de la colina, el sendero se divide en dos direcciones, pero ambas conducen a un gran bosque.

El aprendiz observa lo que queda del monasterio con mirada torva y compungida. Temeroso, la cabeza encapuchada gira para mirar por encima de su hombro y en derredor varias veces. Durante unos segundos permanece como en mitad de una lucha interior, y en el fragor de la duda.

Finalmente la figura se resigna y respira hondo, para a continuación acercarse encorvado a las ruinas con paso sibilino y andar huidizo. Se mueve como una sombra a través de huecos recónditos, y se arrastra entre cascotes cual reptil, haciendo gala de la disciplina de camuflaje que ha aprendido. Busca supervivientes, y también busca evitar a los que le buscan a él.

 Me envuelvo en mi capa y tomo el camino mas directo hacia Holmgarm, sin embargo, al entrar en el bosque me separo del sendero.

 Tomo el primer camino.

La senda es ancha y va derecha hacia una gran espesura. Allí los árboles son muy altos y están insólitamente quietos. Caminas más de una milla y de pronto oyes un siniestro aleteo sobre tu cabeza. Miras hacia arriba y descubres sobresaltado la negra silueta de un kraan, que se lanza en picado para atacarte.

 Aprovechando que estoy en la espesura me pego al tronco de un árbol, preparándome para saltar en el ultimo momento.

¿Peor como es posible que esa cosa me halla encontrado?

El kraan planea sobre tu cabeza, levantando polvo con el batir de sus enormes alas negras. El polvo se te mete por los ojos y la nariz y empiezas a toser. Entonces la bestia te ataca.

El kraan se golpea con el arbol que está cubriendote haciendose bastante daño, una rama del arbol cae golpeandote en la cabeza, te ha producido un corte en la mejilla, de la cual ahora sale un poco de sangre

 Sacudo mi cabeza para recuperarme del golpe y me aparto hacia unos matorrales para evitar ser aplastado por la criatura, entonces comprendo, todo es tan simple como la vida en los bosques.

Oculto en los matorrales, y ubicando mi espalda hacia un árbol me preparo.

esto es imperdonable son unos MISERABLES AHHHHHHHHH

en frente de las ruinas, y los cuerpo de todos los que alguna vez conocí, grito al cielo con desesperación he ira.

NO DESCANSARE

seco las lagrima que brotan de mi cara, busco entre las ruinas alguna señal de vida, al no ver ninguna respuesta sencillamente grito

HAY ALGUIEN, NO PUEDO SER EL ULTIMO

recojo mis cosas y me adentro corriendo en el bosque hacia la aldea mas cercana

ellos eran los mejores guerreros, mis maestros, como es posible que todos hayan m..

cuando la palabra muerte paso por mi cabeza, caigo en el suelo, cerca a un árbol

como es posible que ellos estén muertos, los acabare sin compasión, sin compasión

me levanto apoyándome del árbol, y comienzo a golpearlo con cada golpe repito

SIN COMPASIÓN.

después de unos 20 minutos detengo los golpes doy media vuelta y sigo mi camino, murmurando

sin compasión

Buscando por los alrededores supervivientes, Sink, escucho el grito desesperado de alguien en las ruinas, al acercarse vio a un superviviente, al parecer al igual que él se encontraba fuera cuando se produjo el ataque

Abro los ojos poco a poco. Pero la oscuridad me sigue rodeando. El olor a fuego y sangre me traen de vuelta a la realidad. Comienzo a recordar lo ocurrido...

He debido pasar varias horas inconsciente, porque la oscuridad de la noche ha dejado paso a la neblina de la mañana, y al humo del fuego que devora al monasterio, ocultando la luz del sol.

Me incorporo, aun dolorido por el golpe y las horas desperdiciadas a la intemperie. Pero no es hasta pasados unos segundos que soy realmente consciente de la situación: ¡El Monasterio del Kai ha sido atacado! Sin preocuparme de la leña que transportaba, salgo corriendo como alma que lleva el diablo hacia las puertas del Monasterio, temiendo lo peor, pero esperando que, al menos, pueda encontrar algún compañero con vida.

Y la diosa fortuna se alía conmigo, pues no muy lejos distingo varias siluetas, embozados en las verdes capas de la orden del Kai, que, como yo, parecem heber llegado tarde a los acontecimientos.

Me acerco a ellos con las manos en alto, esperando que la tensa situación no haya alterado su mente y su comportamiento sea de agresividad hacia todo lo que les rodea.

- Saludos, amigos... Soy Elessar - digo en voz alta y clara, esperando su respuesta.

Vonotar le tira una piedrecita a la cabeza a Elessar, para hacerle girar y que le vea escondido entre los cascotes. El traidor le hace un gesto para que se apresure a venir ¡Y a esconderse!

-¡Escóndete, loco! ¡Algunos de los han hecho esto todavía rondan por aquí, y de encontrarnos sufriríamos el mismo destino que los postigos del monasterio!