Una mano tocó la andrajosa puerta con decisión. La superficie no estaba muy lejos, y aquellas manos ya se habían arrastrado una vez hasta allí. Ahora las movía la gratitud, o eso creían
La noche había sido fría, y ni siquiera habías salido a dar un paseo, con toda la noche enfrascada en sus investigaciones acerca de anatomía. Últimamente no habías tenido mucho trabajo, pero eso no significaba que no te llegaran casos raros de cuando en cuando, y había que estar preparados.
El sonido de la puerta te sacó del interior del libro, y te hizo alzar la vista. ¿Quién podía ser?
"Vida de Santos"
Ni siquiera sabía por qué se había puesto a leer eso ahora.
Se levanta y camina hacia la puerta. Olfatea y escucha desde el otro lado, minuciosamente, antes de abrir.
No es que haya un tumulto fuera, debe ser una única persona, que vuelve a llamar otra vez con toques firmes. No conoces a mucha gente que sepa de tu refugio, y menos aún que pudiera suponer una amenaza directa, pero un extra de precaución nunca venía mal.
Tus sentidos agudizados tampoco ayudan mucho. Ni siquiera escuchas el pulso de la persona que ha llamado, debe ser un vampiro, pero el olor no te es reconocible.
Eso no tranquilizaba. Nada. No. EN absoluto. Era justo lo que esperaba evitarse...
Quizás podía....no, no tenía mucho sentido, no había que ser tan paranoico.
¿No verdad?
¿Si?
- ¿Mary? Abre por favor... Tengo que hablar contigo.
La voz te era bien conocida, y disipó las dudas rápidamente.
Uf
I feel five poinds lighter
Si, claro, perdona.
Desactiva sentidos agudizados y abre la puerta. Adopta, por costumbre, su mejor actitud de anfitriona...o...algo así. Es tristemente consciente d elo ridícula que resulta en medio de un lugar tan ruinoso.
Pasa, si quieres..No hay mucho que ofrecer.
Entra en la estancia, esgrimiendo una sonrisa afable. Desde que le conociste, siempre se ha mostrado como un caballero de maneras exquisitas, que extrañamente te hace sentir bien al tiempo que te impone respeto. Tu no-vida esta en su mano.
- Con una silla bastará. He venido para traerte noticias. Como sabrás, hoy era la Coronación de la Reina, Lady Anne. Lamento que no fueras, aunque estoy seguro de que la Reina tendrá en cuenta tus... circunstancias atenuantes. Sin embargo ha pasado mucho más de lo que esperábamos todos... - comentó.
Si. Pensé que sería mas educado no asistir. Considerando las circunstancias.
Admite, agachando la cabeza con modestia. No le parecía que restregar un fallo de la ley en la cara de quien reforzaba la ley, durante su día de gloria, fuera una buena idea. En general uno no se enfadaba con lo que no tenía delante...¿verdad?
¿Qué ha pasado?
Pregunta, con una mirada en parte curiosa, en parte "hago la maleta en un minuto, no pasa nada, en serio.
Suspiró, nunca le gustó dar malas noticias.
- Un vástago, un chiquillo del Primogénito Tremere, desapareció en los subterráneos. Durante la ceremonia, su criado consiguió presentar los huesos de él antes de morir, interrumpiendo el banquete. Pronto los perros empezarán a rastrear toda la zona en busca de culpables, tu refugio ya no será seguro. - se llevó la mano a la frente, tratando de reflexionar - Quiero que vengas a mi refugio, hasta que la situación se calme.
Se lleva la mano a la boca, escandalizada. Si era por compasión hacia el caído o porque la muerte de los semejantes siempre nos recuerda la propia ya quedaba a discreción de quien mirara.
Si, Claro! Muchas gracias
Una segunda consideración interrumpe el vuelo hacia la maleta.
¿Y la gente de aquí?
La necesitaban! Había algunos enfermos aquí. Claro, que estar fuera unos días no iba a ser el fin del mundo, y no creía que estuvieran en peligro, y también qué se le va a hacer, pero aún así...
El viejo negó con la cabeza.
- Esta gente no puede depender de que un vástago vele por ellos todos los días. Si te consuela, no espero que esto dure demasiado. Podrías ayudarme incluso, si quisieras... Quizá así, cuando todo terminara y le presentara tus logros a la Reina, podrías dejar de vivir con miedo... - respondió esperanzado.
Claro. Te ayudaré en lo que pueda.
Quería ayudar a Arthur por supuesto. ¿Cómo negarle nada? ¡Ah! ¡Era todo un caballero!
Pero, por prosaico que quedara, el otro aliciente era más importante.
Eso...eso sería genial...
Dame un segundo por favor, voy a recoger unas cosas. ¿Puedo, verdad? Será solo un segundo
Arthur asintió.
- Si, claro. Deja que te ayude a cargarlas. Hay un camino hasta el coche. - dijo, levantándose - Por cierto, ¿has notado algo inusual estas noches por los subterráneos? La Reina sospecha de los nosferatus, pero yo no estoy tan seguro. Temo que esto pueda ser algo más que simples luchas por influencia... ¿Cojo aquello? - señaló hacia unos tomos con pinta de pesados.
No, los nosferatu no pasan por aqui normalmente...y nadie ha comentado nada extraño.
¿Los libros?La mantendrían entretenida, ¿Pero qué pensaría Arthur al verlos? ¡Novela sentimental, y cosas peores? no, no, ¡Que vergüenza!¡Qué vergüenza!
N-no, No hace falta! Solo ropa y..cosas para no molestarte, será un segundo.
Vuela dentro, y vuelve en poco tiempo, con una maletita de mano, vieja y deshilachada.
Podemos irnos cuando quieras. No quiero hacerte esperar....
Una media sonrisa, afable, cuando ve algún título de algún libro allí tirado.
- Como queráis. Aunque necesitaréis algo más de armario, si la cosa se prolonga. Pondré a mis criados con ello cuando lleguéis. Quizá os valga algo de la ropa de Juliet, os parecéis mucho... - los ojos se le volvieron melancólicos al mirarte - Vámonos ya. - retomó la compostura y te abrió la puerta para que salieras sin problema.
El viejo asintió con la cabeza, y te tendió la mano para cogerte la maleta.
- Era mi protegida, ahora es Sheriff de la zona Norte, así que no nos vemos mucho. Quizá algún día, cuando la Reina te acepte, pueda presentártela.
Si...claro. Eso sería estupendo.
La verdad, tenía sentimientos encontrados hacia la idea de conocer a otros de su especie. Por un lado, podrían ser como Arthur. Por otro no lo creía. No se fiaba, y por mucho que con el tiempo se fuera sintiendo más inclinada a buscar ese tipo de compañía..
No era algo que pudiera hacer de todos modos, asiesque no le había dado demasiadas vueltas.
Sigue al Sherif hasta su transporte, esperando con vergüenza que nadie la vea marcahrse así.
Os dirigís al coche del Sheriff, un Rolls Royce de gran manufactura, cuidado con mimo y esmero. Metió la maletilla en el maletero y procedió rápidamente a abrirte la puerta. Había venido solo, así que sería tu chófer hasta su refugio. Una vez allí, podría inventar alguna excusa, pero era importante que nadie supiera del refugio de Mary, ni siquiera sus criados.
- No tardaremos mucho. ¿Necesitarás algo para acomodarte estos días, aparte de ropa? - preguntó, una vez en el coche.
No. Necesito poco, no quiero entretenerte.
En el fondo quería que se fueran pronto. Se sentía como un ladrón escapando en la noche. Uno perdonable, quizás un ladrón que estaba robando el felpudo de la puerta, pero ladrón aún así. Y como uno no se moría de ganas de quedarse charlando delante del coche.
Necesito pocas cosas, ya verás