Partida Rol por web

León regresa de su turno nocturno. Arranca la primavera y aún es tan de noche cuando sale como cuando entró, ni un atisbo del sol en oriente. La comarcal que transita está algo descuidada, pero León ya se conoce sus trucos y podría recorrerla hasta dormido - que, con lo cansado que está, no es una opción remota -. Por ejemplo, sabe que en unos minutos llegará a una curva jodida dónde no pocas veces han estado a punto de accidentarse mas de un vehículo.

La noche es fresca, fría para muchos, pero no para León. A lo lejos ve algo de luz. ¿El sol? Imposible a estas horas. Pronto se da cuenta que se trata de fuego. Justo en la curva jodida.

Conforme se acerca, descubre que el fuego proviene de un utilitario volcado ruedas arriba. Parece que un par de figuras oscuras están arrastrando cuerpos fuera del mismo.

Recordando los cursos de empatía de la cárcel, León aminora, la luz de su faro iluminando las sombras que antes viera de lejos. Dos personas en abrigos oscuros están sobre lo que parece una pareja inconsciente, muy posiblemente los accidentados.

León baja de su moto y se acerca a preguntar si necesitan ayuda, si han llamado ya a la ambulancia... Hasta que se da cuenta que algo raro pasa.

Las dos figuras en abrigo oscuro - un negro polvoriento, parece - se giran hacia él en un parpadeo, siseando, dejando ver la sangre que gotea de sus bocas entreabiertas y mancha sus ropas, sangre de las víctimas del accidente por los agujeros de mordisco que muestran sus cuerpos. Los dientes parecen una colección de colmillos de tiburón, sendas cabezas sin pelo alguno y la piel de un blanco enfermizo, los ojos hundidos y los rostros con mas músculos de los que deberían tener.

Antes de darse cuenta León, uno de ellos ha saltado sobre él y lo ha tumbado al suelo. Para ser tan pequeños - talla normal, pequeños para León - su fuerza le ha pillado por sorpresa. El otro da también un salto que cubre la distancia que los separa, un salto irreal por su longitud tanto como por su velocidad, y suma sus fuerzas a la de la otra criatura clavándole al suelo, ambas cabezas olisqueándole, babeando y con monstruosas sonrisas de satisfacción.

León detesta mostrar miedo, pues es un signo de inferioridad. Pero para esto no estaba preparado. ¿Qué son estas cosas?¿Se estaban comiendo a la pareja del otro coche?¿Sería un accidente o lo forzaron ellos?¿Iba a morir León ahora? Muchas preguntas se arremolinan en la cabeza del joven.

Alguien en algún lugar, debió decirme que no existe un día cualquiera; sino que todos los días son especiales. Puede que no fuera alguien sino una serie de televisión, de todas maneras allí me encontraba somnoliento y cansado forcejeando con un tipejo que parecía más fuerte de lo indicado. No quería ni pensar en la locura que me parecía estar viendo. Podía incluso estar soñando y precipitándome hacia la mediana pero no me iba a quedar quieto.

Primero tenía que preocuparme de quitármelo de encima: por muy fuerte que fuera yo pesaba más y si lograba rodar en condiciones lo estámparía contra el vehículo. Dos bestias contra uno, si tuviera un bate o una llave inglesa...

No sabía que estaba pasando y posiblemente la pareja hubiera muerto ya, o no le fuera a llegar una ambulancia a tiempo. Pero no por eso iba a considerar normal y justo que los mataran a dentelladas. Los caníbales siempre son malos y éstos, además feos. Así que tendría que usar el coche de la pareja para cubrir mis espaldas y de paso como un muro donde estrellar sus cabezas. Con uno encima era tarde para buscar refuerzos.

León intenta forcejear con la monstruosidad que le tiene clavado a la carretera. Con la maña del que se ha metido en no pocas peleas, empieza a desplazarlo. Por desgracia, en el momento en el que empezaba a erguirse, el otro caníbal aprovecha para caer sobre él y colocarle un brutal pisotón en el pecho que arranca dolorosas notas de su costillar, crujido apoyado por el que hace su cráneo al rebotar contra el polvoriento asfalto. Fundido en negro.

León abre los ojos. Por algún motivo, León no siente miedo, no siente odio, no siente ira. León no siente. Unos sonidos ahogados le hacen mirar hacia abajo. Como a cámara lenta, la escena que ve es la de los dos caníbales de dentadura monstruosa golpeando a un hombre enorme en el suelo, iluminado por una luz cuyo origen no importa. Todo a su alrededor parece en blanco y negro. Plateado y negro, si se fija bien.

Junto al inerte cuerpo de León hay lo que parece una sombra con cuerpo. Como si fuera un T1000 hecho de oscuridad pura. Los caníbales parecen no darse cuenta de su presencia. La sombra se hace fluida y entra al cuerpo a través de los ojos, la nariz, la boca y los oídos, mas rápido de lo que se mueven los monstruos en su cámara lenta. León nota como un calambrazo y una convulsión en un cuerpo que ya no es el suyo. El cuerpo de León convulsiona y abre los ojos, dos pozos de oscuridad chisporroteantes de negrura. Los caníbales se detienen, dudan un instante. Un instante mas del que podían permitirse. El León de Oscuridad pronuncia una muda palabra, negro silencio partiendo de su boca, provocando que los cuerpos de sus atacantes se descompongan como si un milenio pasara en un instante. Un instante que, definitivamente, no tenían.

Los cuerpos de los caníbales se convierten en polvo. El León Oscuro señala con dejadez el vehículo de la pareja accidentada. Un reguero de lo que parece combustible se derrama del tanque hacia los cuerpos. Poco después, el coche explota, la onda de la explosión golpeando al León Oscuro y tumbándolo en el suelo. Lo último que León, el que perdió su cuerpo, ve, es al León Oscuro mirándole directamente a los ojos y sonriendo, con una sonrisa que, de tenerlos, le pondría los pelos de punta. La cabeza del León Oscuro golpea de nuevo el asfalto y el León incorpóreo vuelve a sentir dolor en la base del cráneo y a verse envuelto por la oscuridad.

León despierta envuelto en vendas, en la cama de un hospital.

Estoy confuso, confuso y herido. El hecho de despertarme en un hospital me hace dudar de cuanto recuerdo. Quizás me durmiera y soñara estupideces antes de accidentarme. O los vapores de la gasolina me intoxicaran y tuviera visiones. pero todo parecía tremendamente real, fantástico y terrorífico a la vez que real. No se que pensar, tampoco sé que debería pensar sólo quiero algunas respuestas para mi estado actual.

Evidentemente trato de incorporarme y observar a mi alrededor. ¿hay alguien?¿que ha pasado? Logro articular con la boca pastosa y a saber en que tono. me muero por un cigarro.

Una enfermera negra robusta y bajita pero con aires de ser la dueña del lugar se acerca.
- ¿Señor Kurzt?- pregunta - ¿Es usted el señor Kurzt?
León asiente, aún le cuesta un poco hablar.
- Señor Kurzt, está usted en urgencias, ha sufrido usted un accidente. Al parecer - mira unos papeles que lleva encima - iba usted en moto por la comarcal 45 cuando pasó junto a un vehículo siniestrado que, justo entonces, explotó. El impacto de la explosión le hizo golpearse contra la carretera, rompiéndose costillas y provocándose abrasiones. También sufrió un feo golpe en la base del cráneo, pero los TAC y Resonancias que le hemos hecho no indican daños importantes. Sin embargo, quería estar segura de si recordaba usted su nombre, las amnesias no salen en las pruebas. ¿Podría usted relatarme todo lo que recuerde? La policía querrá una declaración por su parte, pero si no recuerda nada ya nos encargamos nosotros de decírselo.

-joder, la policía- Era algo que no se me había ocurrido pensar. No podía decir lo que recordaba era demasiado extraño pero tal vez el golpe jugaba a mi favor. Comencé con balbuceos y palabras cortas, al fin y al cabo había sufrido un accidente con explosión.

No recuerdo muy bien señora. Volvía de trabajar cuando ví una luz,. Al acercarme estaba el coche accidentado y quise ir a ayudar aunque ya había allí dos hombre. Debí de caerme o pasar algo porque después de eso no recuerdo mucho más que haberme golpeado y tener sueños angustiosos hasta ahora mismo.

Me eché en la cama con alivio, no había más que contar. No desde luego sobre los caníbales ni sobre el otro que me salvó, yo no lo creería de decirlo cualquiera. Así que me quedaba pasar por la declaración y esperar a poder irme  con el alta.

¿y cuando podré irme a casa?

La mujer murmura algo por lo bajo que suena a "moteros descerebrados cagaprisas" frunciendo el ceño - Señor Kruzt, usted pasará 24 horas en vigilancia para asegurarnos de que no haya daño neurológico alguno. Después de ello, puede usted requerir el alta si no hemos encontrado nada preocupante. Sin embargo, se le prescribirá reposo absoluto. Su cráneo está en un estado lamentable y necesitará tiempo para recuperarse. ¿Desea que llamemos a alguien? No constaba ningún contacto de emergencia en su ficha.

No pude evitar un resoplido de frutración. Le di un número es mi jefe. Después de la noticia que tendría que quedarme allí al menos un día no estaba de humor, descansaría pues.

De acuerdo, señor Kurzt, veré que le llamen en seguida. Le recomiendo que descanse hasta que le traigan la cena. - dice ella.

León obedece, mas por falta de opciones que por otra cosa. Una vocecilla en su interior le dice que debería levantarse y salir andando sólo porque quién le dio la orden era una sucia negra, pero la empuja al pozo del que salió, aquel al que la mandara en la cárcel. Intenta relajarse y volver a dormir, pero le cuesta. Pese al dolor de sus heridas mitigado por los calmantes, siente como una nueva fuente de energía, como un subidón. Y eso por no hablar de que él no suele dormir mas de 4 horas...

León intenta dormirse por narices, ya que no por otra cosa. Pero al cerrar los ojos vuelve a revivirlo todo. Los polvorientos caníbales empapados en la sangre de aquella pareja, su absurda fuerza, su piel cenicienta, sus dentaduras compuestas de puros colmillos afilados, sus ojos sin esclerótica, todo negrura hambrienta... Sus costillas crujiendo al romperse, su cráneo fracturándose al golpear el suelo con violencia... Su cuerpo dejando de vivir, su corazón cesando el latido, su sistema nervioso apagándose, su alma saliendo de su cuerpo y presenciándolo todo como un mero espectador... Esa extraña chispa en su interior, esa negrura que partió de su alma y entró en su cuerpo para destruir a sus atacantes. Esos ojos chispeantes de negro dónde debían estar los suyos propios...

León se despierta de golpe - si es que puede decir que había estado durmiendo - con la sensación de haberse puesto de coca, aún lleno de energía, pero al tiempo notando que su cuerpo no acompañaba, que las heridas seguían pidiendo reposo y tratamiento. Junto a él, su primo, recién llegado parece, tiene esa cara que pone cuando espera una explicación.

Me encuentro extraño, bien pese a todo y con ganas de continuar y no dejarme inmóvil en una cama. Estoy por despertarme e irme cuando abro los ojos y allí está mi primo como si me reprochara meterme en un lío.

Hoy día el mundo está loco; vas a socorrer a unos accidentados y en vez de una medalla te dan una cama en el hospital. Hice una pausa esbozando una sonrisa. No te reocupes no es grave; sólo me han vapuleado de lo lindo, sobreviviré, aunque quiero saber que ha pasado.

No podía decirle lo que pasó no me creería, aunque si el no me cree ¿quien?

Pese a todo creía que se merecía una explicación pero mejor cuando no creyera que era por el golpe que veía visiones.

Mas jefe que primo, le relata lo que le han contado los médicos: tiene el cráneo agrietado y eso lleva un mes curarse. Para entonces ya debería tener las costillas bien, todo gracias a que no le perforaron los pulmones. No está nada contento, justo ahora venía una carga de faena para la que contaba con León y obviamente es imposible que la cumpla: para poder moverse necesitaría tal dosis de calmantes que sería peligroso hasta que cargara cajones. Termina su visita visiblemente molesto, cualquiera diría que culpa a León por haberse hecho daño, como si quisiera evitar el trabajo extra... Incluso cuando todos saben que su primo no paga las bajas.

Una vez acontecido el primer "shock" post-trauma Leon comenzó a pensar y meditar sobre lo ocurrido -Que otra cosa podía hacer sino- No sabía explicárselo y todo lo ocurrido le dejaba perplejo. Rememoraba a los caníbales y la honda preocupación, sino miedo, que le produjeron y sobobre todo la aparición de ese él oscuro que se hizo cargo de la situación con facilidad.

A Leon no le gustaba deberle la vida a nadie aún cuando las condiciones hubieran sido tan bizarras, pero sentía curiosidad por conocer a su samaritano. Poco a poco su convinción iba creciendo y quería concocerlo, debía volver al lugar del accidente aún cuando no sirviera de nada; mas era lo único que podía pensar en hacer.

Poco sueño y demasiado tiempo tumbado llevan a pensar mas de la cuenta. León acaba cayendo en que la hospitalización le puede salir por un pico. Un pico que no tiene, menos ahora que no puede trabajar. Descansar puede hacerlo en su casa, y los calmantes también se venden en farmacia, así que con que le den recetas suficientes le podría bastar. Luego está el tema de las clases. El dolor embotado por los fármacos le hace pensar que sin ellos no sería capaz de salir de la cama. Y con ellos no cree poder concentrarse lo suficiente para que la clase le sirva de algo. De montar en moto para ir al lugar del accidente ya ni hablemos.

Por el rabillo del ojo le parece ver algo oscuro que se mueve. Intenta girar la cabeza, pero la estructura que le han puesto para que no de con la parte dañada del cráneo en la cama lo impide. Juraría que había visto una sombra...

Lo que le vuelve a llevar a aquel momento. ¿Se estaba inventando los recuerdos o aquella sombra tridimensional había salido de su yo incorpóreo?¿Sería cierto que su alma contenía tal negrura? León no es ningún idiota, es consciente de todo lo que ha hecho antes de ir a la cárcel. Y durante la cárcel. Y sabe que la iglesia estaría en contra de la mayoría. No es que ahora fuese a volverse un meapilas lamecruces, pero vivir una experiencia cercana a la muerte te hace revisar lo que creías. Porque tuvo que ser eso. No pudo ser un sueño. La sensación de poder, de oscuridad recorriéndolo estaba aún ahí. Es como si hubiera algo justo al alcance de su mano, algo que lo haría fuerte, poderoso, pero que no consigue llegar a ello. Como si lo de aquella noche hubiera sido rozarlo con la llema de los dedos... o algo. León está confuso.

León sueña. Tiene que ser un sueño, porque no le duele nada, no lleva vendajes... Está como nuevo. En un lugar extraño, como una sala de mármol blanco iluminada por una ténue luz ambiente. Frente a él, la sombra de aquella noche. Toda oscuridad, como una estátua de ónice cuya superficie absorbiera toda luz, silenciosa como una... bueno, como una sombra. Sólo la parte de la cabeza dónde deberían estar sus ojos se distinguen por ese extraño chisporroteo negro que recordara de su propio cuerpo. La sombra lo señala, en silencio.

Nuevamente soñaba, no podía ser otra cosa pues se encontraba bien. De todas maneras Leon quería controlar aunque fuera el sueño y la intrigante figura le atraía. Aún suponiendo que no iba a hallar respuestas trató de acercarse a ella para rendirsle cuentas respondiendo a la sombra señalándola a su vez.

El chisporroteo de la negra figura aumenta un instante al ver que le señala. Cambia el gesto y extiende la mano hacia León.

menuda mariconada...Era un pensamiento rápidamente abortado, la situación le resultaba dificil para mantenerme jocoso. Con un balbuceo -me llamo Leon-  Se acercó a la figura y le estrechó la mano con la suya, cauto por no parecer amenazador o agresivo...visto lo que había hecho a los caníbales.

La silenciosa figura le estrecha la mano, el chisporroteo negro de los ojos en aumento. Pero algo va mal. Cuándo quiere darse cuenta León, la figura no está chocándole la mano, está introduciéndose en su cuerpo a través de su piel. Nota el oscuro poder intentando acceder a sus venas.

Leon se quedó perplejo durante un instante trás la invasión de su cuerpo. Temiendo haber cometido un gran error giró sobre sí mismo y se contorsionó gritando al ser. ¿Quien eres? ¿Que haces? ¿Que quieres de mí?

En su cabeza intentaba averiguar porque se había dejado llevar por unos actos tan extraños y había decidido confiar en un ser anómalo...tal vez porque lo había salvado de la muerte, tal vez eso significase algo.

De la nada surge lo que parece una pantalla de cine, pero hecha de oscuridad pura. Sobre ella aparecen imágenes que León ya ha visto, vivido y revivido: lo sucedido en aquella curva. Vuelve a verse, ahora desde fuera, ser clavado al suelo, ve cómo se golpeó el cráneo, ve cómo aparece una imagen translúcida de sí mismo, como si fuera una película en blanco y negro pero en tonos de plata. Un hilillo de luz minúsculo parece unirlo a su cuerpo. De este León fantasmagórico surge lo que parece un chorro de tinta negra, de petróleo crudo... pero mas negro aún, una oscuridad que daña la vista. La mancha se convierte en el ser que entró en su cuerpo, destruyó a los caníbales y, por tanto, salvó la vida de León...

Todo esto sucede en cuestión de instantes, mientras la criatura que chisporrotea en negro insiste en entrar en él.