Partida Rol por web

La antorcha vuela por el aire pero cae a pocos metros de Rhaztamel quien prepara la espada para recibir a la horda de muertos que se le abalanza, se agachan y con el crugir de sus huesos recogen sus armas y escudos, restos oxidados de lo que tal vez fuera la escolta personal de un Rey Brujo, pues a los siervos de un Rey Brujo, a su muerte, es el único destino al que pueden aspirar, como bien sabe Sutu, seas o no practicante, nada bueno puede conseguirse con la magia.

 Rhaz queda en la oscuridad, y los ojos blancos, animados, fantasmales de los muertos es lo único que ve lanzarse sobre él, todos vosotros podeis ver como la genuína horda de esqueletos se abalanza sobre vosotros mientras atrás, en la penumbra producida por la antorcha, Alaszor sonríe disfrutando la escena.

El primero de los esqueletos casi atropella al valiente pícaro, lanzando un corte que hace saltar chispas al frotar la pared y volver a mellar sus espadas curvas que con tan extraño estilo blanden contra vosotros, Sutu, Habib y Willem han perdido de vista a su compañero pero por la maraña de esqueletos que justo en la esquina lanza sus golpes no es muy dificil adivinar donde está

Sutu lanzó un juramento al ver a la criatura que se proclamaba como padre del Señor de Raivah emerger del interior de su tumba, pero la aparición de sus guardias muertos, fue lo que colmó el vaso.

-Blasfemia... Musitó apretando el arma con ambas manos y con los ojos fijos ante la escena que se desarrollaba frente al grupo.

Sin perder tiempo, sus compañeros comenzaron a moverse para atacar al brujo y el bárbaro percibió las intenciones de Habib con el fuego de alquimista que portaba, de modo que mediante una fuerza de voluntad increible, contuvo sus piernas para no salir corriendo en dirección al ser que se erguía mas allá de las huestes de esqueletos, e intentar partirlo en dos.

Habib veía cómo los esqueletos se abalanzaban hacia Rhaz, el cual había salido del pasillo temerariamente. Temía por él, así que intentó abrir una brecha en las filas de esqueletos. Rebuscó en su bolsa y sacó varios fuegos de alquimista. Lanzó uno con prisas mientras se liaba con la antorcha que tenía en la mano. Se le resbaló de las manos y cayó entre Sutu y Willem. Por poco achicharró a uno de ellos.

Lo siento chicos.

Sutu, ataca, por favor, no te quedes parado.

La visión de en lo que se había convertido el rey brujo casi me hace vomitar la última comida. Era la visión más desagradable que había visto jamás, más incluso que la vieja bruja que regia sobre la ciudad de Zalas. Pero después de todo lo que mis nervios habían tenido que soportar en tan poco tiempo no me costó mucho recuperarme de la impresión.

Y tampoco es que tuviera mucho tiempo, pues aquel vil ser había levantado más sirvientes muertos, aunque en este caso eran esqueletos. Pero ya había comprobado que los muertos podían volver a morir. Como había dicho el orco maldito, lo más probable era que aquí encontrara mi fin, pero no se lo iba a poner fácil, y como muestra de ello lance una estocada al esqueleto que tenía justo enfrente mío. ¡Muere maldita cosa!

El fuego alquímico lanzado por Habib estalló en un mar de crepitantes llamas al lado de Willem sin llegar a herir a nadie, pero causando una gran conmoción entre enemigos y amigos a pesar de ello.

Las llamas ardieron frente a los ojos de Sutu, que apretaba los dientes observando el fulgor que durante una fracción de segundo bloqueó su visión de los muertos que los atacaban, y llegó a temer por la vida de Willem, que fácilmente había podido caer por el ataque de su compañero brujo. Sin embargo, las llamas se extinguieron dejando el acre olor de su contenido inflamado, y un suelo y pared ennegrecidos y humeantes junto a los castañeteantes esqueletos que continuaban amenazando al grupo.

-Espero que no quieras vivir para siempre brujo... llegó a decirle a Habib antes de entrar en acción.

Sutu apretó el mango del hacha entre sus manos, y se lanzó a la carga contra una de las abominaciones que querían llevarse sus vidas.

-¡VUELVE A TU SEPULCRO! Gritó el bárbaro enarbolando el hacha por encima de su afeitada cabeza, y asestando un golpe vertical al esqueleto en el hombro, y en dirección directa a la entrepierna si sus huesos no eran capaces de resistir semejante golpe.

El hacha de Sutu cae, sentenciando, iniciando la contienda, el esqueleto se desmonta haciendose mil astillas que caen secamente sobre el polvoriento suelo, y Willem no es capaz de acertar a ninguno de sus enemigos, mientras el Rey Brujo habla y sus palabras os erizarían el vello si no fuera por los horrores a los que ya habeis sobrevivido y que han curtido vuestra alma para resistir la demencia que esto pudiera causar.

Llegas tarde Su~utu el Dessssola~ado, yo ya morí, hace mucho, mucho tieeeempo, y por tus osadas palabras maldecido quedas, ssssie~empre llegarás ta~arde jajaja - Habla pausado, entrecortado, alargando las vocales con siniestra risilla entrecortadas, siseando entre dientes y moviendose más ágilmente de lo que parecía

El brujo pasea por la penumbra reptando junto a la pared y acercándose peligrosamente a Rhaztamel, abrió la boca desmesuradamente, mostrando una hilera de dientes irregulares y espantosos, que parecían moverse por sí solas esperando triturar a cualquiera de vosotros.

Tenuemente iluminado, Rhaztamel puede ver ahora al Rey Brujo, contra la pared, demasiado cerca, pero no parece peligroso, de no ser por su título, y fiándose solo de las apariencias, solo es un saco de carne bamboleante, pero no es este el momento de subestimar al enemigo.

El picaro intenta aprovechar que el rey brujo se ha acercado hasta su posición y en un alarde de destreza se logra quitar por el momento a los enemigos esqueleto encontrandose cara a cara a Alaszor. Sin pensarlo lanza un ataque con su espada pero el sobre esfuerzo de las piruetas realizadas para quitarse de encima a los esqueletos provocan un fallo y hace que Rhaz no acierte en su golpe - ¡¡¡Sutu debe seguir mantando a los muertos!!! - Grita el picaro tras ver como el grandullón se deshace del primero como si nada.

Rhaztamel hace alarde de gran agilidad escabullendose de las espadas, y muestra un valor excepcional al meterse en la penumbra justamente contra el mismísimo Rey Brujo que solo ríe sádicamente al ver un primer sacrificio para apaciguar la sed de sangre que durante décadas ha sabido guardar para este momento.

Un par de esqueletos van tras el pícaro mientras un tercero se ve atado por Sutu y se gira para atacar, pero el bárbaro detiene el golpe con mucha facilidad, el bárbaro desde la esquina, en la penumbra y alumbrado pobremente puede ver al diestro pícaro detener un golpe mortal, una cimitarra que amenazaba su cabeza es desviada para provocarle tan solo un arañazo.

La atención de Sutu se desvía de repente al oir un alarido de Willem, una de esas horribles cimitarras oxidadas ha golpeado a su compañero haciendole una espantosa y muy sangrante herida en su brazo derecho, esto no va a terminar bien para él si recibe otro golpe igual, hay que acabar con ellos antes de que ellos terminen con vosotros, hay que apresurar el ritmo....

Lanzo un desgarrador grito de dolor cuando el esqueleto me abre el tajo en el brazo derecho. La situación se ponía muy complicada. Me encontraba débil, aunque pocos los combates que habíamos llevado a cabo en la ciudadela habían sido extenuantes. Y estaban empezando a pasarme factura.

Aun me quedaba tenía en mi poder la poción que nos dio la bruja antes de encaminarnos a los desiertos. Pero, ¿era prudente tomármela en mitad de un combate? El más pequeño despiste podría costarme la vida, y para tomar la poción debía de apartar los ojos del combate, un error que hasta el más novato de los luchadores sabe que es el más grave.

Pero no había tiempo para pensar, solo había tiempo para actuar. Así que rezando a los dioses para poder tener tiempo de tomármela, decido seguir atacando y dejar mi suerte en manos del destino, por lo que lance un nuevo tajo al esqueleto que estaba enfrente mío.

Sutu volvió a acometer contra los esqueletos que se alzaban frente a ellos, pero esta vez, envalentonado quizás por su anterior ataque, erró miserable, y humillantemente el golpe dirigido al craneo del siguiente muerto.

El bárbaro gruñó de frustración, pero no dejó que aquello lo amilanara puesto que ahora, en aquel combate, quizás se decidiese el resultado de todo lo que habían padecido hasta ese momento.

Habib pudo ver claramente cómo Willem estaba malherido y no resistiría mucho más. Apuntó su proyectil mágico al esqueleto que tenía delante el explorador.

Saeta infalible.

La magia dañó al esquelto. Sólo necesitaba un leve toque y quedaría destrozado. O quizá no hacía falta nada más?

Willem, haz un paso atrás y tómate la poción. Sutu, cubre a Willem.

Alaszor, justo con Rhaztamel a un lado empieza a murmurar unas palabras arcanas que se perdieron entre manuscritos hace mucho tiempo destruídos, los hilos de energía violeta que entran en la sala dejan de fluctuar y alrededor de sus manos se concentra una densa aura de energía purpúrea, sus manos se alargan hasta sujetar con ambas la cabeza del valiente pícaro y alzarlo en el aire a pleno pulso, los esqueletos en ese momento pierden todo interés en el humano y para Sutu y Willem, que pueden verlo todo en la penumbra y en la macabra luz fucsia que ahora envuelve al ladrón, la escena ocurre a cámara lenta.

Toda la energía del brujo desaparece, y el cuerpo de Rhaz parece brillar con luz propia por unos segundos, pero la energía, debe seguir fluyendo, debe encontrar una salida, y ríos de sangre explotan por sus oídos, ojos, nariz, boca y nuevos agujeros que nacen en su cuerpo cuando la energía sale despedida de vuelta a su dueño.

La carcasa de carne que es Alaszor recupera su macabro brillo y el cuerpo de Rhaztamel queda apagado y sin vida, Alaszor ríe socarronamente mientras lo deja caer con el ruido que solo un muerto hace contra el suelo.

Cuando la música termina todo vuelve a su "Tempo" normal, no es un misterio para Habib lo que haya pasado pues la risa del Rey Brujo, el ensimismamiento de sus compañeros y el silencio de Rhaztamel hacen pensar en lo peor. Los esqueletos se lanzan a por los últimos asaltantes de tumbas y Sutu y Willem recuperan el ritmo justo a tiempo para detener una serie de ataques furiosos de las armas de sus oponentes, ahora todos habeis visto lo mortal que puede resultar un ReyBrujo, así que ahora un nuevo camino ante vosotros se abre, no hay huida, no hay rendición, pero algunas tribus consideran muy noble caer bajo el arma propia cuando la desesperación secuestra la cordura del guerrero, o morir luchando junto a vuestros compañeros

-¡AGUANTA COMPAÑERO! Gritó Sutu, no muy convencido de ser capaz de llegar a tiempo hasta Rhaztamel para poder ayudarlo.

La desesperación del momento hizo que el bárbaro acometiera a los esqueletos con más fuerza, y esta vez su golpe logró dar en el enemigo.

-¡WAAAAAAAAAAAAAAARGH! Otro grito de batalla proveniente de su garganta resonó junto a los ruidos de golpes metálicos de las armas que chocaban entre si mismas, y Sutu volvió a meter presión para abrirse paso entre los muertos.

Familia, estos monstruos no me detendrán. El momento de nuestro reencuentro cada vez está más cerca. Pensó, y aquel pensamiento lo llenó de renovadas energías con las que combatir aquella amenaza a su vida, y a la de sus compañeros.

Tras la accion de Alaszor Rhaz cae al suelo desangrandose y viendo como poco a poco la vida se a va alejando de su cuerpo, tras el grito de su compañero Sutu, el rostro del picaro refleja una sonrisa, admirablemente, este agarra la muerte con sus manos y no desprende una pizca de miedo. En sus casi ultimos pensamientos solo se puede repetir con la unica pena de que sus compañeros no puedan enterarse. - Ha sido todo un honor pelear a vuestro lado compañeros, espero que si muero mi muerte no sea en vano - tras esto una luz de un brillo cegador atrae la visión del valiente picaro y queda a la espera de que su luz termine de apagarse.

Algo le había sucedido a Rhaz, estaba claro, debían llegar hasta él. Y la única manera era acabando con los esqueletos lo antes posible.

El hechicero se acercó a Sutu por detrás y preparó una de sus pociones explosivas. Lanzó con tino al esqueleto que se acababa de poner detrás. Esta vez no estaba pensando en mil cosas a la vez si no en lo urgente que era salvar a Rhaz.

Vamos, camaradas, acabemos con ellos!

Pese a lo asqueroso del espectáculo no pude apartar la mirada mientras el rey brujo drenaba toda la vida que quedaba en el cuerpo de Rhaz, convirtiéndolo en poco más que un pellejo torpemente puesto sobre un armazón de huesos.

Con la caída del pícaro la situación se volvía aun más desesperada. Apenas nos quedaba margen, y más teniendo en cuenta que tanto el bárbaro como yo estábamos tocados. No quedaba más remedio, pero pese a que podía ser un suicidio tenía que intentar tomarme la poción, pues podría ser la única posibilidad de salvarnos.

Así que sin pensar en las consecuencias di un pequeño paso atrás alejándome de los esqueletos y me tome la poción, rezando a los dioses por que los esqueletos no llegaran a atacarme mientras aun estaba bebiendo.

Las palabras de ánimo salen de Rhaztamel, llegando en un susurro a sus compañeros, aún semiconsciente siente la manaza del Rey Brujo cerrarse sobre su cabeza y sin más pierde completamente el sentido. A ojos de sus compañeros, ven como el Rey Brujo se deleita mostrandoos a vuestro compañero, arrastra su cuerpo por el suelo y llega hasta la antorcha que segundos antes lanzara para iluminar la estancia revelando así su tamaño y los tesoros que hay, y tirando el cuerpo de Rhaz encima de su propia tea, la apaga.

A continuación os sonríe a todos, y comienza a dar órdenes a sus esqueletos sin que podais entender demasiado lo que dice, pero por la actitud de sus vasallos, diríais que los posiciona mejor para el combate mientras él sigue estudiando al grupo para ver ahora, quien será el segundo rival más débil.

Como la hiena que acecha a la manada, el Rey Brujo busca mermar vuestras fuerzas, parece molesto cuando ve que Willem se retira y usa una poción mágica, pero eso no merma su determinación y se prepara para un nuevo ataque