Partida Rol por web

Además de las generalidades de la Guía del Jugador, recuerdas haber leído una antiquísima composición épica que narra las hazañas de la Manifetastación de Thot enfrentándose y derrotando a un Alto Artífice Immaskari en una batalla de hechizos e ingenio. Se trataba de una poesía sencilla, que se acompañada con el redoble de un derbake, con abundantes repeticiones que ayudaban a los esclavos sublevados de la época a memorizarla. En el combate el Alto Artífice arrojaba a la Manifestación de Thot demonios que le servía, y de los portales que había por su palacio brotaban numerosos elementales de fuego y agua.

Era realmente un defecto, pero cuanto más quería alguien ocultarle algo, más curiosidad sentía Nathifa por lo que no querían que supiera. Así que cuando vio que el tal Hamweather cerraba un cajón a toda prisa al verlos llegar, inmediatamente quiso saber qué era lo que tanto quería que no vieran.

Una de las muchas virtudes de Xanjahar era su tamaño, así que ajustando su posición para que el paladín hiciera de pantalla entre ella y el ingeniero, rozó casi casualmente la mano de Amuir para llamar su atención, y poniendo una mano plana, imitó con la otra bajo ella alguien cerrando un cajón, a la vez que articulaba la palabra "cajón" con la boca. Suponía que si alguien era capaz de acercarse a ver los contenidos del cajón si se le daba la oportunidad, sería el asesino de la Hermandad de Osiris.

Y luego, saliendo de detrás de Xanjahar, se acercó a Hamweather, con expresión respetuosa y de admiración.

-Espero que disculpe nuestros modales en venir aquí, puesto que sólo queremos ayudar en que alguien de su calibre pueda hacer su trabajo sin interferencias. Después de todo, poca gente hay que tenga las habilidades y conocimientos necesarios para estudiar a los inmaskari. O al menos, hacerlo con eficiencia. Espero que disculpe mi emoción al ver todo este trabajo sobre cosas de las que sólo he oído en historias y canciones. Precisamente, -dijó, conduciéndolo a una de las paredes a un lado de la habitación y señalando uno de los planos- ¿no es ese el famoso templo que sale en varias leyendas? Estoy casi segura de que sí. ¿No es así, mi señor?- Le dijo a Xanjahar, señalándole que se pusiera detrás de Hamweather para mirar el plano.-Creo que me escuchó hace poco cantar sobre esa leyenda.

Con suerte, mientras Hamweather estaba mirando el plano de lo que fuera aquello y explicándole su error o no, le daría tiempo a Amuir a acercarse al cajón sin que lo vieran. Y si Hamweather miraba hacia atrás, tendría el imponente torso de Xanjahar entre él y las actividades del asesino en su mesa.

Respetando la decisión del grupo, Kéfera se dirigió junto a ellos para dialogar con Hamweather, aunque ya sabían que éste no quería ser molestado, parecía que querían comprobarlo. Al entrar, el ingeniero se sobresaltó, y más que dirigirse a los que irrumpían, parecía buscar a aquel que se suponía que se encargaba de que no lo molestaran: Amuir.

Como acto reflejo, le echó la bronca, pero momentos después, se detuvo en los que acababan de entrar. Tras unas amables palabras, parecía que se entendían entre ellos, y como la exploradora en ese momento no era de mucha utilidad se quedó ahí, plasmada, escuchando la conversación y atenta haber si podía haber algo de engaño en todo aquello que nos pudiera contar aquel ser, pues sus compañeros ya se habían adelantado y parecían tenerlo todo bajo control.

Amuir entendió el mensaje de Nathifa y se quitó de la cabeza el roce de su mano. Era la segunda vez que ella lo tocaba con familiaridad; no es que le molestase, solo se le hacía extraño. Asintió en silencio y se escurrió hacia el escritoriopara buscar en el cajón, mientras el grupo rodeaba al incauto gnomo. Comprobó que no tuviese cerradura y después, lo abrió para comprobar su contenido, sin saber muy bien qué estaba buscando...

—¿Un templo? —repitió Harles Hamweather al mundo, en tono de auténtica consternación. Escupió las palabras de una en una:—. ¿Un... famoso... templo... immaskari?

Señaló con ambas manos y de forma enérgica a Nathifa, y después al plano que había señalado la poetisa con aún más vehemencia.

—¿Pero se puede ser más inculta? ¡Los immaskari no construían templos!

Harles se encaró a Nathifa, como si el asunto fuera personal. Mientras tanto, Amuir se escurría a su espalda, abría el cajón y recogía su premio... un papel hecho cachitos que habría que recomponer tranquilamente y con tiempo. Ajeno al hurto, el gnomo gesticulaba enérgicamente.

—Estamos hablando de una de las civilizaciones a la que menos podían importarle los dioses —aclaró Harles, y enarboló un dedo y lo agitó en el aire—. Es más, ¿sabes una cosa?

Se ajustó los anteojos con dignidad.

—Oh, pero qué digo. ¡Por supuesto que no lo sabes! —dijo en un tono desdeñoso—. En sus ruinas se hallan trampas mágicas que solo afectan a lanzadores de conjuros divinos. ¡Por eso vuestro bendito gobierno me ha enviado a mí en vez de a...!

Justo en ese momento se dio cuenta de con quién estaba hablando y se llevó las dos manos a la boca. Carraspeó con visible azoramiento y se dirigió a Madsul.

—¿Y qué decías de ayudarnos mutuamente?

Unas reacciones tan vehementes como las de esta persona no te parecen en absoluto fingidas. Parece decir la verdad.

Suprimiendo las ganas de sonreír ante la reacción de Hamweather, y lo que había revelado, Nathifa se apartó un poco con la cabeza gacha y expresión compungida por su "error", esperando que Madsul y los demás volvieran a reconducir la negociación.

Estaba deseando ver lo que el ingeniero decía sobre los detalles de su trabajo, y si mencionaba lo que había logrado vislumbrar en los informes que había visto sobre su mesa al entrar o era necesario "recordárselo".

Parecía que nuevamente una negociación más iba a estar llena de cháchara sin más. El pequeñajo había soltado una perla... se había ido lo suficiente de la lengua como para poder sacar nuevas conclusiones, pero nuevamente no era Kéfera la que estaba negociando, y éste lo había dejado muy claro al dirigirse directamente a Madsul.

Estos momentos, Kéfera aprovechó a andar disimuladamente, con ambas manos a la espalda aprovechando a echar un vistazo detenidamente a la sala.

Mientras daba una vuelta por allí, pudo ver algunos planos interesantes, y con atención se quedó mirándolos. Estaba atenta al gnomo, y si descubría algo en alguno de ellos que les pudiese ser útil... quizá no desaprovecharía la oportunidad de llevárselo.

Madsul escuchó pacientemente la conversación entre Nathifa y aquel peculiar ser, sin mover un ápice su sonrisa cuando percibió el sutil plan urdido por la poetisa y Amuir. Cuando la atención del gnomo volvió a él, inclinó la cabeza una vez más, sin dejar de mirar a los ojos al humanoide de corta estatura.

- Nos consta, sabio Harles, que os habéis visto envuelto contra vuestra voluntad en negocios de los que no querríais ser partícipe. Tal vez podríamos tomar vuestro lugar en tales negocios, y facilitar el que nadie os vuelva a perturbar con tales propuestas, para lo cual necesitaríamos conocer algunos detalles sobre cierta venta en la que os habéis visto envuelto recientemente. 

El leve fulgor se mantenía en los ojos de Madsul, que miraba al gnomo con gran significación.

—Me estoy empezando a arrepentir a marchas forzadas de haberle dicho nada a Amador. ¡Estás despedido!

Harles manoteó en el aire como espantando moscas.

—En efecto. ¡Yo soy un honrado ingeniero que se vio forzado a tener que tratar con chusma como esta! Y esos negocios, como tú los llamas, se acabaron. Si tú estás interesado, ve a hablar con La Madre. Despacha en el Faraón Sonriente, a las afueras de la ciudad. Yo no quiero tener nada más que ver con esto.

Shem observó en segundo plano la intervención de sus compañeros. Por un lado el ardid de Lady Nathifa y, por otro, las palabras de Madsul. Cuando el gnomo reaccionó de aquel modo "despidiendo" a Amuir, tuvo que contener una sonrisa al ver que el ingeniero aún no se había dado cuenta de las circunstancias de la "contratación" del Hermano de Osiris.

No obstante intentó aprovechar la ocasión para volver a intervenir.

-Precísamente ingeniero, creo que la Madre intenta hacerle usted responsable de algunos hechos que serían de mucha gravedad para esta ciudad. -lanzó una mirada aposta a Xanjahar realzando su autoridad- Y, la verdad, viéndole aqui, conociéndole a usted y sus circunstancias, se me hace complicado creer todo lo que "pueda parecer", de ahí que lo mejor sería que nos contara bien las circunstancias de ese trato, pues no querríamos perjudicarle en modo alguno con nuestras acciones. Como digo, creo que podemos llegar a un entendimiento y, como comprenderá, es preferible hacerlo con usted que no con gente de la calaña de la Madre ¿no creéis?

Mientras los otros hablaban, Nathifa se acercó a la mesa de Hamweather. El ingeniero no parecía muy convencido con las ventajas de ayudarles. Quizás fuera el momento de hablar de los inconvenientes de no hacerlo.

-Por favor, ingeniero. Piense que quienes le están pidiendo ayuda para sus investigaciones respecto a la Madre de las Serpientes son un sacerdote de Toth y un paladín de Horus-Re. Nosotros sabemos de sus buenas intenciones, y que sólo desea no mezclarse más con esa chusma. Pero otros interpretarían el que se niegue a ayudarnos a actuar contra uno de los elementos criminales de la ciudad como prueba de estar compinchado con ella.-Rogó Nathifa, con toda dulzura e inocencia.-Especialmente-continuó, cogiendo de la mesa el informe que había visto al entrar-, si se supiera que los daños estructurales en la subciudad immaskari podrían afectar a la seguridad de los edificios de Majoor. La gente se preguntaría por qué siniestro motivo la Madre y usted trabajan colaboran en eso. Ya sabe como es la gente cuando están en peligro sus propiedades y sus vidas. Mucha gente importante estaría enfadada incluso si no pasara nada. Cualquier grieta o desconchón en las paredes, y pensarían en usted y en acabar con lo que hace y con el responsable. Y otra gente menos importante, pero dada a tomarse la justicia por su mano también estaría bastante descontenta. Quien saba lo que una turba podría hacer si se corrieran rumores equivocados. Por favor, ingeniero,-Se acercó a Hamweather, dejando en el camino el informe en manos de su-namun, y cogió las manos del ingeniero en un gesto de súplica-por favor, ayúdenos a ayudarle y probar su inocencia.

Amuir recogió los fragmentos del cajón con disimulo, antes de que su contratista lo señalase con el dedo para despedirle. Por toda respuesta, el asesino silencioso se encogió de hombros y esbozó una sonrisa inocente. Cuando Nathifa se acercó a la mesa, asintió para hacerle saber que había encontrado algo y luego se colocó en un lugar apartado para dejar espacio a sus compañeros. Estaban avasallando al gnomo de forma eficiente, aunque no de forma convicente, aquel pequeño ingeniero tenía toda su mala lecha concentrada en tan poca estatura y era perfectamente capaz de lidiar con todos ellos. De hecho, Amuir se relajó, esperando ver una buena discusión.

Madsul continuó esbozando su sonrisa cuando el gnomo reaccionó de forma adversa, despidiendo a Amuir y dando por zanjada la conversación. Pero esta pronto subió de tono, en cuanto Shem-su-namum, y, sobre todo, Nathifa, dejaron caer veladas amenazas sobre él. Sin duda aquello causaría una reacción en el hombrecillo, por lo que Madsul prefirió esperar a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos antes de añadir nada más.

Harles escuchó a Shem con ceño fruncido, pero pareció ponerse en ebullición con la intervención de Nathifa.

—De nuevo muestras solo su ignorancia, quienseas —le dijo a la poetisa—. Ya han aparecido grietas y ya ha habido pequeños derrumbes a lo largo de la ciudad, por no hablar del desnivel de diez metros de altura que incluso alguien tan obtusa como tú ha tenido que ver para entrar en el Cenagal.

Tan vehemente era moviendo sus brazos que el enorme turbante se bamboleó en su cabeza y a punto estuvo de caerse.

—Me han contratado precisamente para asegurar que Majoor no se hunde sobre la subciudad immaskari sobre la que fue construida. ¡Y no voy a permitir que nadie ponga en duda mi trabajo! —dijo, enarbolando un dedo rechoncho en su dirección, como si fuera una varita de bolas de fuego—. ¡Y además! ¡No me creo ni por un momento que dos sacerdotes vayan a cometer perjurio ante un tribunal solo para chantajearme! Ellos no son tampoco de la calaña de la Madre.

Devolvió su atención al sacerdote de Thot, ya que Xanjahar era un convidado de piedra.

—¿Verdad?

Un par de puntos, más por sentar precedente que por otra cosa.

Con las reglas en la mano no se pueden volver a intentar las tiradas de Persuasión. Si Shem ha fallado en su tirada, la tirada de Nathifa no solo es irrelevante, sino que es contraproducente:

Try Again

Optional, but not recommended because retries usually do not work. Even if the initial Diplomacy check succeeds, the other character can be persuaded only so far, and a retry may do more harm than good. If the initial check fails, the other character has probably become more firmly committed to his position, and a retry is futile.

Y ya lo comenté en petit comité con alguno de vosotros, una buena tirada de Persuasión no es un hechizo de Dominar Persona. Lo que hace es que la gente os escuche, incluso cuando no quiere hacerlo. Pero si lo que les decís no les interesa, dejarán de escucharos. Y Nathifa le ha entrado a Harles por un sitio horroroso xD.

Shem le hizo un gesto a Nathifa para que no siguiera interviniendo. Sus palabras no parecían haber convencido demasiado al gnomo pero las de la cortesana parecían haberle enfadado... aunque en su enfado había revelado ciertas cuestiones.

Hizo un gesto con ambas manos para relajar la situación y continuó hablando.

-Bien, vamos a calmarnos ingeniero Hamweather. Como he dicho observo que usted es un hombre de buenas intenciones y sobrada profesionalidad. Que su empeño es igualmente honorable... -hizo una pausa a drede recalcando que creía que en la angustia del gnomo- Pero todo eso se ve empañado por su postura de no revelarnos eso que le forzaron a hacer. En vez de eso, prefiere enviarnos a un tugurio como el Faraón Sonriente dónde sabe de sobra que tanto mi noble compañero Xanjahar como yo mismo seremos muy mal recibidos... por no decir que la Madre nunca aceptaría hablar con nosotros, a menos que fueramos con una guarnición. ¿Por qué quiere un derramamiento de sangre? -en ese punto Shem se puso algo mucho más serio con el ceño fruncido sin negar los sentimientos de decepción que le producían seguirle la corriente al ingeniero.

-Hagamos una cosa. Fuera lo que fuese lo que le forzara a hacer la Madre, quedará eximido de toda culpa si nos lo cuenta con detalle, pues nosotros nos encargaremos en la medida de lo posible de enmendarlo ¿si?

Esperaba que aquella oferta fuera lo suficientemente buena para el gnomo.

Kéfera seguía distraída... buscando con la mirada cosas que la pudieran servir, pero sin hallar nada de utilidad. Ese instinto que había tenido en otros sitios, en otras situaciones, allí se veía interferido por algo, pero no sabía por qué.

Después de haber desperdiciado un rato mirando por la sala, volvió a ponerse firme y atenta, tras Shem pues escuchaba al gnomo por detrás cómo su tono iba creciendo y de alguna manera parecía que se iba enfadando. 

La atención de la exploradora se vio perturbada cuando el insignificante gnomo mencionaba, a su criterio con tono amenazador, y faltándoles el respeto dirigiéndose a ellos como "los sacerdotes" y no como se debe.

En ese momento a Kéfera se alteró, apretó sus puños, rechinó sus dientes, pero al ver que Shem avanzaba, sin aparentar estar molesto, entonces, y solo por esa ocasión lo dejó pasar, no sin antes guardarle rencor.

Amenazarlo no conduciría a ningún sitio, para estar a la altura de alguien como el pequeño erudito, había que demostrar que se tenía, por lo menos, una inteligencia similiar o ligeramente inferior a la suya. La soberbia del ingenierio, sumada a su sobrada experiencia, era un muro difícil de atravesar. También era cierto que no estaban haciendo las preguntas correctas, de modo que decidió intervenir una última vez. Tenían una pista que seguir y no era necesario forzar más las cosas.

-Creo que es momento de marcharnos -sugirió a sus compañeros en voz alta, haciéndose escuchar desde su posición fuera del círculo de sacerdotes que trataban de intimidar al bravo gnomo. Se dirigió a la entrada de la tienda, pero se detuvo antes de salir-. Una última cosa, Harles -se volvió y lo miró fijamente-. Me dijiste que en una visita a la obra en la subciudad, te encontraste con alguien peligroso que te chantajeó y a cambio de perdonarte la vida, te viste obligado a hacer de intermediario. Si nos dices quién fue el que te amenazó y a quién entregaste lo que fuese que tenías que entregar, si fue información o mercancía, nos encargaremos de él y nadie más vendrá a amenazarte. Tu trabajo es muy importante en Majoor.

Kéfera miró a Amuir durante un instante, e hizo un gesto con la cabeza. También quería irse de allí, no quería alargar mucho más la estancia. Aquel gnomo la irritaba... y más aún cuando se había metido con figuras importantes de su religión.

Por respeto a Shem y Xanjahar siguió firme, pues le seguía dando la impresión de que aquel ser solo se dirigió a ellos de manera desagradable porque nuestro grupo lo había avasallado con anterioridad...

"Una le paso..." desvió su mirada hacia Shem, "...más no" pensó la exploradora manteniendo la posición.