- Entonces lo traeré cuanto antes. Si no podemos resolver esto esta noche, hablaré con la Guardia para tomar medidas más drásticas. - Soltó con frialdad Blarc, apresurándose en salir del Templo a paso fuerte. El cuerpo debía permanecer en la escena del crimen intacta si sus colegas no habían sido lo suficientemente incompetentes, por lo que lo traería sin demorar.
Acabado el ritual fray Galen se relaja con una jarra de cerveza roja de Puerta de Baldur. Escucha vuestra historia con atención.
- Me sorprende mucho que el tipo al que seguisteis hasta el muelle se tirara al agua... Y luego ese ataque a pescadores... No es propio de un hombre bestia típico. Creo que hay algo más aquí.
"Tiene razón aquí el menudo amigo en que puede haber una auténtica manada de monstruos en creación si no sois raudos... Traedme aquí a cuántos infectados halléis.
Rebás se había quedado al margen, pero había escuchado todo. Y más allá de tener que buscar un cuerpo, le había llamado la atención algo que mencionó el clérigo.
-Dice que no es típico de un hombre-bestia... ¿a qué se refiere? ¿Nos podría dar más información al respecto?- preguntó amablemente el joven mulano -Cualquier cosa nos puede ser de utilidad, ya que estamos en sombras...-
¿Hay alguno de los infectados cazados/atrapados que nos falte por traer? A modo de refrescar la memoria. Si se puede, claro.
- Bueno... Quizá me equivoque, pero eso de que un lobo nade y salte de esa forma... NO es normal.
Os falta un infectado (el primero).
Hablando con la Ronda, os dicen que el cuerpo de An Lyn se ha llevado a la capilla de Mystra, diosa de la Magia (no iban a dejarlo descomponiéndose). Allí lo encontráis, cubierto con una mortaja azul y con una estrella plateada brillando encima de su rostro velado. Hay dos mujeres de luto rezando por ella (una es Amy, a la que ya conoció Zook). El único acólito accede a que os lo llevéis, siempre que esté de vuelta al alba para la ceremonia fúnebre.
Nada mas llegar la veo, y entiendo que debe ser alguien conocido, el cuerpo tendria informacion, pero seguramente Ami podria tambien darnos algo de la info de ese hombre
-Amy ... quien era el hombre ... tenemos que investigar un poco para descubrir quien le ha echo esto ... -
- Si te refieres al que entró en mi tienda y se transformó en un monstruo, mis vecinos me han dicho que es el caballero Lucius Therat. Al parecer tuvo una discusión con alguien por la calle, relativa a la preferencia de paso en la acera, y éste le mordió. Volvió a casa muy alterado y agredió al servicio, tras lo cual se disculpó y fue rápidamente a buscar un antídoto a mi tienda, creyendo haber sido envenenado.
"¡Primero mi mejor cliente es asesinada y luego ésto!
- Lamento su perdida. Pero es menester que dejemos los lutos de lado y tomemos cartas en el asunto. Su cuerpo puede ser clave para salvar otras vidas, y dar caza definitiva a la bestia detrás de todo esto. - Le comunicó con frialdad a la maga, esperando que cooperase y pudiesen llevar el cuerpo para con el Fray. Si podía hablar con los muertos, quizás podría brindarles la pista que les faltaba y acabar con esto de una vez por todas.
Rebás aclaró la garganta y habló.
-¿Dónde dice que podríamos encontrar a ese caballero?- preguntó el joven, que aunque convencido de que no sería de tanta utilidad ya que no era el primer infectado, debían contener la propagación antes de encontrarse con un pueblo de licántropos.
Necesitaban saber dónde encontrar a ese primer infectado, para atraparlo y terminar con esto. Le intrigaba sobremanera lo que estaba sucediendo, y quería saber más sobre esta enfermedad tan curiosa. ¿Se podría controlar a gusto del sujeto o era algo que el animal tomaba el control sí o sí? Era interesante esa posibilidad...
El caballero es el hombre al que habéis sanado, el paciente cero aun sigue libre, por lo que deducís.
Lleváis el cuerpo al templo de Helm, donde Fray Galen prepara el ritual.
- Antes de empezar, tened en cuenta varias cosas. Primera esto no devuelve a la vida a esta pobre mujer; solo anima su cuerpo con un fragmento de su espíritu. Solo estará así el tiempo a responder cinco preguntas, ni una más. No está obligado a decir la verdad, y en ocasión los muertos han quedado tan destrozados por su violento ocaso que no son muy coherentes.
Situáis el cuerpo encima de una losa de granito, le apartáis el velo del rostro (le falta una oreja y le arrancaron media mejilla, y cabría un puño en su garganta). Fray Galen enciende unos incensarios de bronce. Luego os guía en los pasos. La gran estatua del dios Helm, ataviada con su armadura completa, os contempla mientras hacéis una corta plegaria a Kelemvor, dios de los muertos, para que perdone esa intromisión en sus dominios. Otra repudiando a Velsharoon, dios de los no-muertos, para dejar claro que no estáis usando necromancia. Por último una invocación a Helm, en su faceta de protector de las ciudades, jurando que hacéis lo que hacéis para defender Puerto Velen.
- En ese caso, debemos planear bien qué interrogativas realizaremos. - Propuso el caballero gris, observando inquisitivamente a sus compañeros tras la rendija de su casco. Debían planear bien esto, ya que de terminar improvisando podrían perder tiempo e información valiosa. - ¿Alguna propuesta? - Prefirió escuchar a los más sabios primero.
- Daos prisa, que esto no es un pastel sacado del horno. No podré volver a llamar su espíritu otra vez.
Id haciendo las preguntas directamente.
Rebás observó todo el ritual con atención, reconociendo cuestiones comunes a sus saberes, y otros que le eran totalmente nuevos. Ávido de conocimiento, el joven guardaba silencio. ¡Un conjuro como ese sería extremedamente útil!
-A quién atendía cuando fue atacada creo que sería la primer pregunta- le dijo a Blarc, cuidadoso de no hacer una pregunta que pudiera ser considerada como tal por el conjuro.
Sabía que en ese tipo de cuestión, la magia se volvía implacable, y si uno elaboraba aunque fuese una pregunta intrascendente como qué momento del día era, ésta podía considerarla como parte del ritual. No estaba seguro de si en este caso era así, pero prefería ser cauto.
El caballero gris asintió, con cierto disgusto oculto detrás de su frío casco. Sabían el nombre de este supuesto paciente, pero no mucho más. Dio un paso al frente para realizar la pregunta con firmeza frente al supuesto espíritu.
- ¿Conocía usted al paciente que la asesinó? Necesitamos identificarlo, con la mayor claridad posible. - Le preguntó, casi en una orden, a la mujer fallecida. Sus instrucciones eran firmes y claras. Esperaba pudiese cumplirlas, cuanto menos, un nombre.
- Fue el Hombre. Era alto, moreno y extranjero. No tenía nombre, pero tenia la bolsa llena y la daga afilada. No pude negarme. El diente que le puse le dolía, y ese dolor me mató a mi. Mis dedos crujieron en su boca.
Rebás no pudo contenerse y emitió la segunda pregunta:
-¿Tenía alguna propiedad mágica ese diente?-
Intuía, por la respuesta del espíritu, que la había obligado a hacerlo, por lo que el diente tenía algún tipo de clave... o estaba errado. Ya lo verían...
El caballero permaneció en silencio, expectante a la respuesta a dicha interrogante. No había considerado el papel que podría tomar aquel remedio.
No obstante, tomó nota mental de lo que le había relatado. No tenían nombres, mas por su descripción debía tratarse de un maleante, y había sido asaltada y forzada a hacerlo. Probablemente, un sin hogar. Eso descartaba un buen número de sospechosos en la ciudad, aunque sin terminar de reducirlo a uno.
Zook comenzo a pensar deberian descubrir algo pero necesitaban informacion.
- El Paciente le hablo de algo, alguna caracteristica que le llamara su atencion? le dijo de donde eres, de donde venia o algo asi?, tenia algun olor o sensacion que pudiera decirnos de donde venia? -
Rebás, cuando vio que Zook comenzaba a hacer preguntas, lo interrumpió tapándole la boca bruscamente.
-Zook, perdón- le dijo soltándolo y abriendo las palmas, después de todo, tampoco es que tenía tanta confianza, pero fue su reacción -Debes pensar bien cómo hacer la pregunta, ya que puede tomar que has hecho muchas preguntas, y por lo tanto, agotar todas las opciones, ¿entiendes?-
Sabía de esas condiciones que podían estar en los conjuros, porque sus padres le habían hablado muchas veces de las trampas de la magia y el destino.
-Elabora las preguntas que quieras, pero espera a ver qué responde- le dijo esbozando una sonrisa.
Rebás se acercó al clérigo y lo alejó un poco para preguntarle en susurros.
-Lo que sabe el espíritu, ¿es sólo lo que sabía en vida o puede preguntarle a otros espíritus o averiguar algo que no haya sabido su cuerpo?- le preguntó curioso por saber si podía llegar a preguntar dónde estaba en este momento quien la había matado.