Partida Rol por web

Tira de nuevo, puedes gastar vacío en todas las tiradas.
Encuentras la ubicación de los generales de cada ejército. Por un lado Shiba Ujimitsu, daimyo del clan del Fénix liderando a los Shiba e Isawa. Por otro lado parece ser Junzo quién lidera a los Asako y a los antiguos Escorpión.
Según la experiencia que tienes, una guerra la gana el mejor general normalmente, y para tí que Shiba Ujimitsu es mejor general.

Finalmente, las sospechas del antiguo León se había materializado en el peor de los escenarios. Aquella necia búsqueda por tierras Escorpión había resultado una simple pérdida de tiempo, y le había permitido a la Oscuridad ganar un terreno valioso. Tanto en el Imperio, como en el propio espíritu de HIDENAGA y sus compañeros, que sentían crecer la Mancha día a día en su interior, haciéndose cada vez más fuerte y poderosa.

El veterano gunso había comprendido en el lago que el tiempo se le escurría como arena entre los dedos, y que de un momento a otro tal vez incluso dejaría de ser dueño de sus propias acciones. Quizás eso lo había vuelto más decidido y arrojado. Y también de ahí sus prisas por encontrarse con Isawa Kaede-sama.

Pero, por supuesto, jamás había imaginado la magnitud del misterio con el que se habían topado. Si bien había deslizado la posibilidad al encaminarse hacia las torres Yogo, aquello no había sido más que otra de sus amargas ironías, destinada únicamente a acicatear el ánimo de la joven TAMEIKI y los otros que habían votado en contra de su propuesta. Pues que todo un clan se hubiera simplemente esfumado de la cálida mirada de Amateratsu era algo sencillamente inconcebible. Y no podía augurar nada bueno...

Durante los días que siguieron, el talante del antiguo León no desentonó con el que parecía haberse apoderado del grupo. Aunque el ominoso mutismo imperante entre sus camaradas no consiguió apagar la llama de renovada esperanza que ardía en el corazón del Akodo.

Cada día acompañaba al Cangrejo en sus ejercicios físicos y de meditación para procurar mantener a raya a la Mancha. Y cada día entrenaba también con fervor sus kata. Pues así como no podía permitir que la Oscuridad se apoderara de su espíritu, tampoco podía olvidar que era, y sería por siempre, un Akodo.

- Coincido con ambos en que sería una locura intervenir en la batalla. - dijo cuando el grupo se topó con los ejércitos en pugna, tras acompañar al Cangrejo hasta un lugar desde donde tenían un mejor panorama - Al menos de momento. Y creo que sería igualmente descabellado pretender detenerla.

- Ese parece el estandarte personal del honorable Shiba Ujimitsu-dono. - dijo señalando a un punto entre las fuerzas del Fénix - Y aquel bien puede ser el del propio Junzo. Ignoro que autoridad reviste nuestro compañero Kyoshiro-sama. Pero dudo que sea capaz de dar órdenes a tan altas personalidades.

- Por otro lado, abandonar esta oportunidad que nos han brindado las Fortunas también sería un error...

- Quizás no podamos descubrir la Mancha a simple vista. Pero si alguno de los bandos necesita de las fuerzas del Oscuro para salir victorioso, de seguro se pondrá en evidencia durante la batalla. Solo debemos esperar. E intervenir si resulta necesario.

- Además, apostaría mi brazo derecho a que Junzo ha traído el pergamino. Si es así... - agregó finalmente con una extraña sonrisa dibujada en el rostro - ...sería una oportunidad inmejorable de conseguirlo...

Si lo prefieres no tires y aplicas la dificultad apropiada. Si no me equivoco son 5 fallos luego tiras 5g5 puntos de mancha.

-Cuando la batalla comience, no habrá lugar para la neutralidad, Hidenaga-san. –Replicó Shiroi, dedicando una mirada al antiguo León. –Si estamos lo bastante cerca para observar, perfectamente podemos vernos envueltos en el combate. Y si eso ocurre, será difícil salir de él. Sin embargo…

Los ojos oscuros de la ronin acudieron de nuevo a Kyoshiro, esperando su respuesta a la pregunta anteriormente formulada, antes de volver a prestar atención al León.

-Con respecto a las dudas de la autoridad de nuestro compañero… recordad que estamos aquí por voluntad de Isawa Kaede-san, cuyo estatus está por encima de todos los presentes en este campo de batalla. Incluso por encima de Shiba Ujimitsu-san. Bien es cierto que sería una grave falta de protocolo libreinterpretar sus órdenes… pero dudo que la Maestra del Vacío desee que un ejército de no-muertos levantados de entre los samuráis que van a morir frente a nosotros se alce frente a las puertas de Kyuuden Isawa.

Aquellos días habían sido, desde luego, desalentadores. Las noticias que llegaban de tierras Grulla eran funestas, pero, en su corazón, nada comparado con lo que acontecía en tierras Fénix. Días más tarde se encontraban en los prolegómenos de una batalla que prometía ser sangrienta y crucial para el devenir del Imperio. Oni, Hidenaga y Shiroi discutían sobre como deberían actuar a continuación, y Tameiki sólo podía observar la batalla, reconocer aquellos estandarte y pensar, en silencio. Finalmente, se decidió a hablar.

-Junzo tiene el pergamino, y tenemos que conseguirlo -dijo únicamente- Era la mano de derecha de Bayushi Shoju-uesama, no tiene sentido que no colabore en lo que él mism... que no colabore a la hora de salvar al Imperio -explicó, antes de carraspear levemente- Nos han dicho que ha caído bajo la influencia de las tierras sombrías, pero no sé si eso es posible en un hombre de su determinación... -indagó, más para sí que para el resto- Pero no podemos arriesgarnos a pensar que ninguno de los clanes implicados sirva a Fu Leng. Si Junzo no nos da el pergamino... lo tomaré personalmente -dijo, acomodándose en el caballo y mirando al resto de presentes- Deberíamos intentar mediar entre los líderes de los cuatro clanes implicados... bueno, al menos los que están presentes... Y allí pediremos el pergamino -propuso.

Los truenos daban cada uno su opinión sobre como actuar; pero Kyoshiro quedó pensativo, quizás hoy fuera el principio del fin de su Clan. Recordó las palabras de Isawa Kaede-sama le hizo llegar dirígete sin demora a mi encuentro, el Clan está en peligro; sin embargo nos demoramos cuatro días entre ir y venir del castillo Yogo, esos días habían pesado mucho en el camino del Fénix que veía como poco a poco su alma se ennegrecía por la corrupción de los pergaminos. No quería esperar más, tenía que ver a Isawa Kaede-sama, ella tenía que tener una solución a esta locura. Así que tras un rato sin hablar dio su opinión Si Junzo tiene un pergamino miró a Tameiki debemos ir a por él o tras la batalla le podemos perder la pista, por otro lado se dirigió ahora a todos Isawa Kaede-sama no está presente en el enfrentamiento, ni ninguno de los maestros elementales. Esto es muy extraño, algo tiene que estar ocurriendo para que los dirigentes de mi Clan no estén en algo de tanta importancia. Quizás sea urgente verlos porque no es nada normal. Propongo que nos dividamos temporalmente y nos veamos en este mismo punto cuando acabemos cada grupo nuestro objetivo.

Yo junto con quien quiera acompañarme me dirigiré hacia el encuentro de Isawa Kaede-sama, mientras que en mi opinión Hidenaga-san que es creo quien mejor se maneja en un campo de batalla vaya a por Junzo y reclame por las buenas o por las malas el pergamino.

Esta es la línea de actuación que deberíamos seguir según mi criterio.

Justo termina de hablar Kyoshiro y los bandos dan la orden del comienzo de la batalla. Ambos ejércitos se mueven para enfrentarse en cuerpo a cuerpo.

La batalla ha comenzado.

Tras haber estado un buen rato analizando la situación, finalmente Kyoshiro habló.
Era cierto que habían venido principalmente para ver a Isawa Kaede, y que ni ella ni ningún otro Maestro Elemental, por lo que tenía entendido los mandamases del Fénix, estuvieran en esta decisiva batalla no dejaba de ser desconcertante.
El Shiba propuso entonces dividirse en dos grupos; unos buscarían a Kaede y los otros tratarían de hacerse con el pergamino que presumiblemente Yogo Junzo llevaba.

Algo me dice que Kaede-sama puede andar retenida por algún peligro incluso mayor que esta batalla... os acompañaré Kyoshiro-san.
Aunque será una lástima no poder ver por fin el estilo de Tameiki-san. sonrió a la joven ronin, antes de dirigir su caballo al lado del Shiba.
Esperaba que al menos un miembro más se ofreciera a acompañarlos.

Shiroi escuchó a Kyoshiro hasta que éste hubo terminado su exposición. Había luces y sombras en sus palabras. En efecto, la ausencia de los más poderosos de los shugenjas Isawa no presagiaba nada bueno en cuanto a lo que estaba sucediendo en la cúpula del Fénix, no obstante… el plan de acción que sugería el Shiba era, cuanto menos, arriesgado.

Para empezar, por separar el grupo. Desde el inicio habían apostado por moverse unidos… y ya comenzaban a sugerir dividir sus caminos. La ronin comprendía perfectamente que, si pretendían llegar hasta Junzo y Kaede, separarse era imperativo. Sin embargo… quién sabe si lograrían reunirse de nuevo. Kyoshiro había sugerido ese mismo punto, pero el futuro era incierto.

Por último… sus sugerencias. Era evidente que él mismo debía acudir junto a Kaede. Pero enviar a un León a conseguir un pergamino... no era tan evidente. Tal vez los Akodo fuesen buenos dirigiendo ejércitos, pero como clan acostumbraban a crear más conflictos de los que resolvían. Sólo había que ver lo que los Matsu habían causado para saberlo. Shiroi no estaba segura de que Hidenaga fuese la persona correcta que enviar para parlamentar con Junzo. Un hombre que, pese a los rumores, bien podría ser inocente.

Pero no se permitió dudar. No en un momento como aquel. El bello rostro de la ronin se oscureció un segundo, mientras terminaba de forjar su decisión, antes de dirigir de nuevo la mirada de sus ojos negros hacia su compañero.

-Separarnos es un riesgo, pero si así lo creéis, Shiba-san… sea. –Contestó, accediendo a la propuesta del master Fénix. –Viajad hasta la Maestra del Vacío y traednos noticias de ella. Es una buena idea que lo acompañéis, Moto-san. Si llegara a ser necesario, sois quien más rápido puede traer esas noticias. Dicen que vuestros corceles son más rápido que el propio viento.

-Creo que no será necesario que yo os acompañe. -Añadió, situándose en la parte del grupo que permanecería en la batalla. -Conocéis mejor que yo la política de vuestro propio clan, y mi espada será más útil aquí si llegara el caso. No sabemos lo que encontraremos junto a Junzo y los dirigentes de los Asako. Tameiki también debe quedarse. De todos nosotros, es la mejor interlocutora para entrevistarse con Junzo y averiguar qué está sucediendo.

Miró a los restantes. Hidenaga, Kaori y Oni Negro. Si fuese por ella, tendría claro en qué grupo situaría a cada uno, pero prefirió dejar que fuese cada uno de los Truenos el que decidiera su propio destino.

Escuchó todo lo que decía Kyoshiro, después asintió ante las palabras de Valkai, sonriendo levemente ante el comentario de su estilo, y finalmente le alegró oír que contaría con Shiroi cerca de sí misma.

-Valkai-san, os garantizo que no perdéis nada si no véis como empuño mi arma, apenas tengo la edad suficiente como para poder portarla -dijo, haciendo una leve inclinación de cabeza en señal de gratitud por su comentario- Shiroi-sama tiene razón. No es la mejor idea, pero es lo que debemos hacer dadas las circunstancias... ¿quién más vendrá a parlamentar con Junzo? No pretendo pasar mucho tiempo en esta batalla, de todas formas... Como bien decía mi maestro: un espadachín no es un soldado, y hace bien en recordarlo -expuso, al tiempo que cruzaba los brazos y los dejaba apoyados en la empuñadura de su katana, que debido a la relación del tamaño de esta con sus propio cuerpo bien le servía de apoyo.

No tan lejos de donde se encontraban los movimientos de batalla ya eran una evidencia. Aquello sería un baño de sangre en cuestión de minutos, pero nada mejor que aquella distracción para conseguir que Junzo quisiera despachar el asunto cuanto antes y accediera o se negara a darles el pergamino más rápido.. con las consecuencias pertinentes.

- ¿Parlamentar? - la voz del antiguo León sonó grave y profunda, como surgida de alguna caverna insondable que horadara hasta el propio centro de la tierra - Creo que ya es demasiado tarde para eso...

HIDENAGA se había mantenido al margen de la discusión, apartado unos cuantos pasos del resto de sus compañeros. Había encontrado una posición desde donde podía observar mejor el desarrollo de la batalla, y parecía completamente sumido en ella. Sus ojos no se desviaron del combate ni siquiera mientras respondía a los comentarios de TAMEIKI.

- La batalla ha comenzado. Y dudo que ningún regimiento permita que un grupo de desconocidos se aproxime libremente a sus generales. O mucho me equivoco... o habrá que encontrar el momento exacto para intervenir.

- Las Fortunas están de nuestro lado. Pero somos apenas unos pocos hombres. Ninguna amenaza para una formación entera. Debemos aguardar a que todas las divisiones se hayan trabado en combate. O al menos hayan establecido su ubicación. Así no podrán interceptarnos, y llegaremos pronto hasta Junzo.

Aunque no lo había mencionado, las palabras del Akodo no dejaban margen de duda. Nadie podría alejar a aquel sujeto de la batalla...

-Hidenaga-san -dijo, al tiempo que observaba al antiguo león, aún apoyada en la empuñadura de su katana con gesto informal- ¿Tenéis alguna información que el resto desconozcamos que haga que no queráis parlamentar con Junzo-sama? Otro sueño de Hiroaki, mensajes de los kami... -propuso, casi deseando que su compañero lo afirmara- En caso contrario, prefiero basarme en evidencias: uno de los clanes menos agresivos del Imperio se ha dividido en dos para esta cruenta batalla y a uno de los dos bandos les apoya una antigua familia escorpión, ahora ronin -expuso- Queréis acabar con uno de los líderes de esta batalla, lo que decantaría el resultado en la otra dirección de forma irremediable -prosiguió- No soy un soldado, pero puedo predecir que pasaría si el ejército de Junzo no fuera el corrompido -aclaró- De igual manera, Bayushi Shoju-uesama, Toturi-sama y nosotros mismos, si se supiera de nuestra existencia, estamos corrompidos si atendemos a lo que dice el Emperador y, por tanto, el Imperio -zanjó, mirándole entre las tiras de cabello cobrizo que caían por aquí y allá- Vamos a parlamentar hasta que no haya otra opción. En ese momento, cuando quede claro que Junzo no es un aliado, yo seré quién haga que abandone este mundo -dijo finalmente.

"Y hablando de evidencias", pensó para sí, sin decir nada, mientras aún miraba al león, "habéis pasado de ser la persona más calmada que conocía a ser el gato más beligerante que conozco... Sólo un camino lleva esa dirección", pensó para sí, entristecida.

Tal vez arrastrada por la intensidad con la que Hidenaga observaba las maniobras de los ejércitos, la mirada de Shiroi también viró hacia los centenares de samuráis que estaban a punto de perder sus vidas por una causa desprovista de cualquier honor.

-Acudir a prestos a las armas ha llevado a Rokugán hasta esta situación. –Dijo Shiroi por toda respuesta, complementando las palabras de Tameiki. –Detener esta batalla llena de locura está ya fuera de nuestro alcance… Pero parlamentaremos, sí, Hidenaga-san, cuando lleguemos hasta Junzo. Y sería bueno que nuestro camino hasta él no estuviera empapado en sangre.

Hubo una pausa, en la que la bushi pareció reflexionar algo, y finalmente continuó hablando.

-Tal vez lo mejor sea que seamos solamente Hidenaga, Tameiki y yo quienes vayamos hasta Junzo… -El más leve atisbo de sonrisa aleteó en sus labios, desprovista de alegría. –Al fin y al cabo, resulta más sencillo explicar la presencia de tres ronins que la de samuráis de un Gran Clan interviniendo en una batalla como esta.

El Cangrejo posó su mirada de ojos negros sobre los primeros compases de la batalla. Las tropas se movían según el plan de sus comandantes, a simple vista no era capaz de discernir hacia quién estaba desplazada la balanza, sin embargo era consciente según su propia experiencia que el más mínimo matiz podía ser determinante para el desenlace de la misma.

Ante las palabras de los ronin se mostró firme y en silencio. Tras el final de las palabras de Shiroi se volvió hacia sus compañeros. -"Desde donde nos encontramos no soy capaz de discernir la presencia de nuestro enemigo entre las tropas de ninguno de los dos bandos, pues su mayor habilidad es la de pasar desapercibido hasta que llega su momento o se encuentra acorralado..."

Oni negro suspiró mientras ponía sus pensamientos en orden. -"Con la escasa información que poseemos no podemos estar seguros de que Junzo-sama no actuará como Toturi-sama entregándonos el pergamino sin dilación. Sin embargo la ausencia de los Maestros Elementales en la batalla sólo puede significar dos cosas. La primera que están recluidos a salvo de la batalla que se avecinaba pensando en el bien del futuro del clan y del Imperio o, y espero equivocarme; están sufriendo un ataque de desgaste que les ha impedido cumplir con su deber y presentarse en el campo de batalla..."

-"Es una decisión dificil, pues mis habilidades son más efectivas en el campo de batalla y no estoy seguro de a dónde dirigirme, aunque es seguro que el grupo que no cuente con mi persona deberá tener más cuidado al combatir, puesto que no contará con mis conocimientos sobre cómo controlar la propagación de la corrupción del enemigo".

El gesto del Cangrejo era pensativo y serio hasta que su mirada se posó sobre el Unicornio. -"Valkai-san, tú al igual que yo leíste el último pergamino, por lo que sería apropiado que su contenido se hiciera llegar a los Maestros elementales, puede que ellos sepan más acerca de ese lago maldito y desconocido. Mi decisión es quedarme para buscar el pergamino de Junzo-sama, por dos razones básicamente. La primera es que Valkai-san es un buen cazador y rastreador, como he podido comprobar durante las jornadas de nuestro viaje hasta aquí, por lo que si él y yo nos separamos podremos encontrarnos con cierta facilidad. La segunda es que hemos estado poniendo en común nuestros métodos de rastreo, por lo que para él mi símbolo es conocido al igual que lo es el suyo para mi, por lo que si un grupo se retrasa, el otro podrá dar con el más fácilmente que si partiésemos juntos".

El cangrejo sonrió evidentemente aunque se encontrase oculto tras de su máscara. -"Trazaré mi marca con la misma frecuencia que cuando cazábamos durante el viaje, haz tú lo mismo. Éste será el punto de reunión si alguno de los grupos completa su misión antes que el otro. Deberemos esperar una jornada y con la salida de Amateratsu del nuevo día partir en busca del otro grupo si es menester. Que Hida-Kamisama nos proteja..." Dijo finalmente.