Partida Rol por web

Las palabras de Drizzt, logran, como única consecuencia, que la sacerdotisa vuelva a sonreír, divertida, mientras os observa, fijando su mirada en guerrero que acaba de hablar, y tras un incomodo silencio se pone en pie, acercándose, primeramente a Avam, al cual le introduce un anillo en uno de sus dedos y posteriormente al guerrero.

Que pasa Drizzt, ¿aun buscas alguna opción de librarte? - comenta, arrodillándose ante el humano mientras apoya la daga en su mejilla. - Por que si así es, aun puedes hacerlo, tan solo me has de decir por que razón estáis en Astraf, pero la verdadera razón, claro. - agrega, paseando el frío filo por la mejilla hasta alcanzar el ojo derecho, donde juguetea con el arma, acercándola y alejándola del órgano visual. - Dime, ¿por que os ha enviado Ella aquí? ¿cual es vuestro auténtico objetivo? ¿que es lo que andáis busc.... - con su ultima pregunta a medias, la sacerdotisa vuelve a ponerse en pie, al parecer escuchando algo que proviene de la puerta situada a sus espaldas. Un ruido de voces penetra en la sala, y aunque os es imposible discernir las palabras está claro que se trata de Zenram y Lucius.

Bueno, parece que ya han llegado, tendremos que dejar las preguntas para otro momento, ya que no sería prudente enfrentarme a todos a la vez, ¿verdad?. - afirma, caminando hacia la puerta contraria de la que provienen las voces. - Nos vemos en un rato, y hacedme un favor, no le guardéis rencor a Avam, pues esto habría sucedido de todas formas y si a él le sucediera algo, bueno, ESO no nos gustaría nada, es más, seguramente nos enfurecería bastante. - agrega, con un deje amenazante en sus ultimas palabras, mientras su mirada pasa de Daenerys a Drizzt.

Hasta luego. - se despide, abriendo la puerta y atravesándola rápidamente, sin daros tiempo ni ocasión de ver lo que había tras ella.

Despreocupado, como quien se encuentra en su propia casa el guerrero comienza a buscar por toda la habitación cualquier cosa que pueda resultar extraña o relevante, el tiempo no es un problema para él, sabe perfectamente que en muy poco tiempo tendrá a la guardia encima, de hecho el humano se ha hecho a la idea de que morirá pero su ambición es mas grande...

No seré el único que muera el día de hoy...

Vamos Lucius, dime que es lo que "TÜ" buscas, seguramente lo encontraremos mas rápido, yo busco una gema, no me preguntes su forma o color por que lo desconozco, solo sé que sabre si es la correcta cuando la vea...

Las palabras de Drizzt, logran, como única consecuencia, que la sacerdotisa vuelva a sonreír, divertida, mientras os observa, fijando su mirada en guerrero que acaba de hablar, y tras un incomodo silencio se pone en pie, acercándose, primeramente a Avam, al cual le introduce un anillo en uno de sus dedos y posteriormente al guerrero.

Que pasa Drizzt, ¿aun buscas alguna opción de librarte? - comenta, arrodillándose ante el humano mientras apoya la daga en su mejilla. - Por que si así es, aun puedes hacerlo, tan solo me has de decir por que razón estáis en Astraf, pero la verdadera razón, claro. - agrega, paseando el frío filo por la mejilla hasta alcanzar el ojo derecho, donde juguetea con el arma, acercándola y alejándola del órgano visual. - Dime, ¿por que os ha enviado Ella aquí? ¿cual es vuestro auténtico objetivo? ¿que es lo que andáis busc.... - con su ultima pregunta a medias, la sacerdotisa vuelve a ponerse en pie, al parecer escuchando algo que proviene de la puerta situada a sus espaldas. Un ruido de voces penetra en la sala, y aunque os es imposible discernir las palabras está claro que se trata de Zenram y Lucius.

Bueno, parece que ya han llegado, tendremos que dejar las preguntas para otro momento, ya que no sería prudente enfrentarme a todos a la vez, ¿verdad?. - afirma, caminando hacia la puerta contraria de la que provienen las voces. - Nos vemos en un rato, y hacedme un favor, no le guardéis rencor a Avam, pues esto habría sucedido de todas formas y si a él le sucediera algo, bueno, ESO no nos gustaría nada, es más, seguramente nos enfurecería bastante. - agrega, con un deje amenazante en sus ultimas palabras, mientras su mirada pasa de Daenerys a Drizzt.

Hasta luego. - se despide, abriendo la puerta y atravesándola rápidamente, sin daros tiempo ni ocasión de ver lo que había tras ella.

Estoy atado? o me puedo mover. Quiero ir con la sacerdotisa.

Mientras rebuscas en la mesa, sin hallar nada de importancia, sientes como algo se adentra en tu mente. La sensación te es realmente extraña, ya que sientes como si algo se abriese paso en tu cabeza, y sin que puedas hacer nada por detenerlo, percibes como ESO avanza sin pausa inundando tu mente de una cálida sensación que evita que el miedo que deberías sentir logre apoderarse de ti. Deteniendo tus movimientos, centras tus sentidos en tu propia mente, intentando averiguar que es lo que te sucede, que es lo que hay dentro de tí, hasta que de repente, ESO se detiene, cerca de tus oídos pero a la vez inundando toda tu cabeza, rozando cada uno de los nervios que la recorren, como si es el espacio donde está encerrado fuera pequeño para expandirse, pero suficiente como para contenerlo por un momento...

Necesitamos al mago. - la voz, procediente de ESO, resuena en tu cabeza con tanta fuerza que instintivamente alzas tus manos para taparte los oídos, como si con ello pudieras evitar el fuerte tono de esa invisible voz. - Protégelo con tu vida si es necesario.

Tras las breves pero dolorosas palabras, ESO desaparece de tu mente con la misma rapidez con la que había aparecido, dejando tras de si un leve dolor de cabeza....

Zenram inicia la búsqueda por el pequeño escritorio, rebuscando sobre su pulida superficie y abriendo sus dos vacíos cajones, hasta que de repente, el guerrero se detiene y alza sus manos hacia sus oídos, tapándolos con fuerza. Tras unos segundos, sus manos vuelven a descender a los costados, y en su rostro puede percibirse una mueca de dolor.

Por fin, y tras un arduo estudio, logras terminar de transcribir ambos pergaminos a tu libro, y estos, tras el duro trabajo, se deshacen en tus manos. Cansado, fijas tu mirada en el libro, esperando que la copia realizada haya sido satisfactoria (depende de tus tiradas).

Hecho esto, y cuando te dispones a recoger tus cosas, alguien llama a la puerta. Sorprendido, te vuelves a tiempo de ver como una hoja de pergamino entra por debajo de tu puerta instantes antes de que escuches unos pasos correr escaleras abajo...

Intrigado, recoges la hoja de pergamino y lees las pocas palabras que hay escritas en él.

Tus compañeros están en el Templo. Ves con ellos, te necesitarán.
Krest

Tengo que irme!!! Dice el humano que sudoroso observa sus alrededores con miedo... No puedo explicarlo pero debemos regresar, o al menos yo debo regresar, el... el mago... debemos ir por el mago...

Evidentemente algo confundido el guerrero sale nuevamente a la habitación principal donde observa esta vez temeroso la estatua de la diosa, aun que nada parece haber sucedido sus ojos reflejan un miedo palpable a ella, sin esperar a ver si Lucius le sigue el humano alcanza la misma ventana por la que entro y observa sus alrededores...

Tras la marcha de la sacerdotisa, volvéis a observa la sala donde estais, pero ahora con el objetivo de hallar la forma de deshaceros de las formidables ataduras que os mantienen inmovilizadas las manos a la espalda.

Tanto el suelo como las negras paredes son totalmente lisas, sin ningún reborde que pueda serviros para cortar, y la mesa, de madera, tampoco parece servir a tal efecto. Encima de esta, tan solo veis la lampara de aceite, y nada más.

En la puerta que hay frente a vosotros, continuáis escuchando las voces de Zenram y Lucius...

Antes de que logre salir por la ventana del templo, ESO vuelve a hacer acto de presencia, inundando tu mente por segunda vez en pocos segundos. Nuevamente sorprendido, te detienes, sintiendo como esa cosa se expande por tu cabeza, al igual que antes, hasta llenarla por completo...

Él está aquí!! Búscalo!! - te grita, produciéndote de nuevo un intenso dolor que intentas aplacar tapando tu oidos. - Aquí!!

Tras los gritos, ESO desaparece de tu mente con rapidez, pero el dolor de cabeza parece haberse intensificado...

Ougggghhh ya basta!!!! El guerrero se lleva nuevamente las manos a los odios y sacude su cabeza antes de salir del templo...

E...el, es...ta a...qui... Adelante!!! continuemos...

El guerrero se dirige nuevamente a otra de las puertas...

La lámpara está encendida? Podría hacer un proyectil mágico para quemar las cuerdas?