Partida Rol por web

Seguí las indicaciones de Kirey y volví a respirar con normalidad. -Gracias. - Le miré la pierna izquierda, se había hecho daño y sorprendentemente, sentía preocupación. -Por el amor de... - Dejé inacabada la frase mientras sacudía la cabeza. Alzé la vista al trampolín y volví a mirar a Kirey. -Supongo que tienes razón, voy a verla pero... Tenemos que encontrar a alguien que te trate. Procura no moverte... - añadí.

Suspiré poniéndome en pie y me dirigí a la escalerilla, fui con cuidado subiendo, pues aún estaba empapado y no quería resbalar. Estaba llegando a lo alto del trampolín y dije en voz alta. -¿Yukari? Seguimos vivos. - Dije con algo de sarcasmo. Su broma ha funcionado en parte, creo que he podido usar mi poder, pero Kirey se ha roto una pierna. Aún así podíamos haber muerto ambos. Terminé de subir y me acerqué a la chica. -¿Me oyes? -

-De nada..- Dijo, dejandose caer para no sobrecargar la pierna derecha, respirando tranquilamente. Tendría que entabillarse la pierna y seguramente tardaría bastante en estar recuperado, aún así ahora le preocupaba más la chica. Si era verdad lo de que era dos personas,tampoco podía reprocharle a ella su comportamiento, aunque a la próxima ocasión tendría una buena charla con su otro yo, preferentemente con una buena reprimenda. -Lo se, lo se, pero ve a verla, yo estoy bien. Mira que no se haya dado en la cabeza.- Dijo, acomodándose en el suelo con un suspiro. 

Siguió con la mirada a Haku mientras subía por la escalera, notando algo de movimiento debajo del tablón del trampolín. Un ciempiés largo de color negro y con la cabeza rojo brillante salió de su escondite, enroscandose en la escalera para subir por el cuerpo inconsciente de la chica. -¡No....!-  Exclamó, el animal era un King Mukade, un ciempiés muy venenoso y que podía resultar letal. Su grito hizo al animal titubear un momento, parándose para alzar la parte delantera de su cuerpo, como si hubiera oído algo. -¿?...Ven aquí...- Le pidió, hablando en tono más bajo, haciendo que el miriápodo cambiara de dirección, bajando la escalera para reunirse con Kirey, mirandole con sus ojos de invertebrado esperando ordenes. -...Al final parece que si que tengo algo de poder...- Miró a Haku, ya en la tabla. -¿Como esta?-

Me desperté lentamente. Sentía el viento suavemente acariciando mi piel. Abrí los ojos y observé el horizonte en la misma posición que había caído. El corazón comenzó a palpitarme con fuerza. No sabía como había llegado hasta allí.
Fui gateando hasta las escaleras del trampolín y vi a un chico allegarse.
-¡Oh,no! Mi secuestrador -musité asustada.- ¡DÉJAME BAJAR NO OPONDRÉ RESISTENCIA!

Acababa de subir a la tabla cuando la chica despertó y empezó a llamarme secuestrador, dejándome desconcertado. Intenté calmarla hablándole con voz tranquila y cogiéndola por los hombros suavemente, ya que me preocupaba que cayese igual que Kirey.

-Eh, tranquila, tranquila. No soy un secuestrador. ¿No me reconoces? - pregunté a la chica.

-Bájala con cuidado, nos avisó que podía estar confusa.- Le indicó, vigilandolos atentamente mientras el ciempiés seguía a su lado como si esperara nuevas instrucciones suyas. -No nos conviene que os caigáis los dos, hay bastante con un herido ya.-

Aunque no me fiaba mucho, menos me fiaba a varios metros de altura. Así que, decidí bajar por las escaleras. Me quedé mirando al otro chico y a su pierna. Aparté la mirada, no sabía a quien mirar ni a qué.
-¿Donde está mi hermano? -pregunté confusa.

La chica había bajado de la tabla y estaba preguntando por su hermano, así que yo hice lo propio y bajé también. Le lanzé una mirada elocuente a Kirey. Era evidente que la chica estaba bastante desorientada.

-Tu hermano no está aquí, Yukari. Tranquila. - le dije. Después me giré hacia Kirey. - Está confusa, ¿qué hacemos?

-Dejala, se tiene que recuperar. Estamos en tu casa Yukari, tu hermano no esta aqui.- Le dijo, hablando lentamente. -Soy yo, Kirey, ¿te acuerdas? Y el es Haku. Vinimos desde el colegio para entrenar-

-No se... No entiendo... -musitaba mientras me echaba las manos a la cabeza sin entender. Uno de los mayordomos apareció - ¿Qué está pasando? ¿Qué ocurre? -le pregunté aún más desconcertada. 

Mi cabeza se colapsionó y caí en brazos del mayordomo desmayada. 

Habia sido una semana larga, despues de comer aquella tarde, decidi regresar y entrenar en aquella cueva, fue una ardua semana, me tuve que alimentar de topos ya que era lo unico que habia en el lugar, el murcielago me enseño a cazarlos.

Fue una semana dura, nunca habia tenido tanta actividad fisica en toda mi vida, no es tan malo como creia. Levantar roca, mover rocas, todo esto es mas interesante de lo que crei, hay tantas cosas que se peuden hacer... estpo del combate me empieza a gustar, y cada vez lo hago mejor, me pregunto cual sera mi limite?.

Al fin salgo de la cueva despues de una semana, al verme en el agua en la que me estoy enjuagando la car me veo mas corpulento, solo un poco, es eso o es mucha suciedad acumulada.

Vuelvo a la ciudad como un hombre nuevo, practicamente estoy irreconocible, de verdad no soy el mismo que entro, ahora podria decir que soy mas... abierto? no, creo que esa no es la palabra, creo que la palabra es agresivo, pero no lo quiero admitir, eso significaria que fui corrompido por el poder, yo nunca admitiria eso.

Es hora de volver a casa, yo y mi amigo tenemos mucho de que enterarnos, espero no haya habido cambios en mi ausencia.

*De vuelta a su casa, Kio, presencia la siguiente escena en una calle oscura bien entrada la noche*

La chica del pelo violeta, contra una pared, amenazada por un hombre alto, rubio con una gabardina marrón, la mira y sostiene algo en su mano, una especie de animal con orejas grandes y pelo azul le dice...

-Cómelo, bebe su sangre, únete a mi y entrégame al aspecto de la vida- dijo el hombre y ella respondió -Que? comerme a mieu? como voy ha hacerlo? dejeme en paz o gritaré-

El hombre soltó al animal y de golpe surgió un destello de luz de la nada que cegó a Kio y a la chica, cuando recobraron la vista la imagen era terrible, el hombre había propinado un rodillazo tan fuerte que reventó al animal, lo volvió a coger, muerto, y lo estampó en la boca de la chica.

-Bebe su sangre o muere!!!- gritó el hombre. La chica, Kaori, estaba paralizada.

Me detengo a ver la escena, ese raro animal que quiere que se coma es tan raro como mi murcielago asi que me imaginoq ue es uno de esos que tiene poderes raros y hablan, supongo que mi murcielago sabra algo.

Saco al murcielago de la mochila y lo dejo vger la escena, instantaneamente se altera y me habla sobre los elementales de sangre y su forma de reclutar gente, no escuche muchos detalles, solo sabia que lo importante era rescatar a la chica... eso de ser el heroe nunca se me ha dado bien.

No sabia ue tan poderosos eran esos sujetos, asi que lo que menos queria era acercarmele, lo mas conveniente es atacar a distancia.

No estaba seguro s esto funcionaria, el entrenamiento en la cueva habia sido muy duro, pero no lo habia probado en combate, por desgracia no habia tiempro para pruebas, habia que arriesgarse.

Cierro fuerte mi puño y me enfoco en el concreto del edificio en el que esta recargada la chica, en ese momento noto que el sujeto habia estado tan ocupado amedrentandola que no habia notado mi presencia, nisiquiera lo que habia dicho mi murcielago, supongo que se imagino que era cuchicheo de la calle, como cuando alguien es asaltado en un callejon asi... si lo sabre yo.

Con mi puño cerrado y ya concentrado y listo para el ataque, era hora de atacar, le grito al sujeto una de esas trilladas frases heroicas, no importa much0o cual, el chiste es distraerlo.

-HEY TU!!! SUELTA A ESA CHICA-  El sujeto voltea mas por instinto que por curiosidad, pero eso es lo que necesitaba, en ese momento tiro un puñetazo al aire, parte  del concreto de la pared de desliza del muro y avanza como si fuera un puño hacia el sujeto

Aparece un segundo tipo extraño, vestido como de otra época con una única clara y pelo gris pálido azulado, que se interpone entre Kio y el de la gabardina, le propina una patada en el estómago a Kio y lo lanza hacia tras, cuando intenta levantarse aparecen del suelo una serie de huesos puntiagudos que sujetan al elegido de la tierra, le aprietan el cuello pero.

-Basta!!!- dice el tipo de la gabardina -Aun no, déjale mirar y que los demás sepan lo que les espera si no se unen a mi- los hueso aflojan pero reteniendo a Kio en el suelo mientras observa la escena.

El hombre de la gabardina carga su puño, se enciende de una luz brillante y sin saber como aquel puño atraviesa la mitad del pecho de la chica, la sangre fluye y poco a poco su carne se va desintegrando, quemándose, en pocos segundos la chica es reducida a cenizas, de ella no queda nada.

Con aquella mascota de pelo azul muerta se acerca a Kio, se la pone en el pecho y le dice -Soy Masaki Kurusu, nos volveremos a ver, y si eres listo te unirás a mi, la chica era débil, pero tu no- Después de esas palabras los dos tipos se alejaron, su visión se distorsionó y desaparecieron, los huesos que sujetaban a Kio con ellos.

Dos de esos sujetos raros contra mi, ni siquiera se usar bien mis poderes, tendre que huir de ahi. Veo lo que queda de la chica y los 2 sujetos a mi alrededor, va a ser dificil escapar, estoy rodeado, y mas preocupante aun, sin ese murcielago no puedo huir.

Doy un pisoton al piso y 2 estalacmitas salen del piso justo debajo de aquellso sujetos, ellos se mueven para esquivarlas, esto me da tuempo suficiente. Abro 2 hoyos en el pavimento uno bajo de mi y uno bajo el murcielago, ambos caemos a la alcantarilla. Lastima por ese animal, pero sin su dueña dudo mucho que pueda.

Una vez ambos en la alcantarilla corremos hacia el parque, tal vez aun sigan esos sujetos ahi y me ayuden con estos 2