Partida Rol por web

EL FARO

Willy ha descubierto la traición de Armitage y le está insultando. Le está llamado traidor y mal pirata. Armitage le responde, y mientras el resto de piratas, mira con caras de sádicos, esperando que haya sangre. Cualquiera puede fijarse TIRADA DE PERCEPCIÓN en que la puerta está libre, así que pueden entrar en el faro.

Para llegar hasta la puerta necesitan una TIRADA DE FUERZA. Si alguien no lo pasa, tropiezan y los piratas les ven y empiezan a perseguirles.

En el caso de que todos lo pasen, es un pirata quien les ve y también les persiguen.

Cuando llegan arriba, la luz del faro gira sin descanso. Cada vez que alguien mire la luz, será transportado de regreso al museo. Para ello, TIRADA DE PERCEPCIÓN.

Mientras, Willy intentará convencer a su hija de que no se vaya. Armitage les dice que se vayan y que tapen el cuadro. ¡No debe darle la luz!

REGRESO AL MUSEO

Cuando llega el último, lo suyo es que alguien coja el cuadro, lo descuelgue y lo ponga boca abajo o lo tape, pero no será antes de que Willy y Armitage salgan también.

Una vez fuera, Willy intentará por todos los medios coger a Beatriz, y ésta, zafarse de él. En un momento dado, llega el director del museo. El director no se sorprende, porque es él quien empujó a Armitage al interior. Conoce el secreto de los cuadros y de Willy el tuerto y no deseaba compartirlo con nadie. Además, quería que Willy le explicara el secreto para conseguirlo, así que necesitaba encontrar el tesoro, razón por la cual, dejó a Armitage dentro, sabiendo que tarde o temprano, él no encontraría. Le pide el secreto, y Willy se niega, así que Armitage amenaza a Beatriz. 

Si los jugadores intervienen, o bien lo hace Armitage, el arma se dispara e hiere a Willy, dejándolo mortalmente herido (fuera del cuadro, es mortal).

TIRADA DE DESTREZA conjunta para atacar al director y quitarle el arma. Después, Beatriz está llorando por su padre, que aún vive. Si a nadie se le ocurre, TIRADA DE INTELIGENCIA. En cuanto vuelva al cuadro, estará bien, porque dentro es inmortal, así que se lo llevan entre todos al sótano.

Pero el problema es que Kingston se ha ido y ha robado el cuadro.

Kingston sale del museo para huir con él, pero los dos Byakhee que salieron le atacan, lo que le obliga a volver a entrar en el museo. Una vez dentro, Kingston eleva el cuadro y ambas criaturas entran en el interior. Después, dado que Armitage está tapándole la puerta, se gira hacia el resto y amenaza con romper el cuadro, lo que haría que Willy muriese.

En ese momento, salen varios piratas más del cuadro, y al ver a su jefe herido y a kingston cogiendo el otro cuadro, corren hacia él, lo agarran y lo empujan al interior. Después, recogen a Willy. Le dicen a Beatriz que no se preocupe, que dentro estará a salvo, y entran.

Beatriz está llorando, pero todos se asoman al cuadro y ven una silueta que se parece mucho a Willy, saludando efusivamente desde la cubierta. Está a salvo.

El túnel resultó no ser demasiado largo y tener pendiente, con lo que en muy poco tiempo, todos se encontraron fuera de él, cayendo de nuevo al agua, solo que esta vez, no era un lago.

Estaban en el mar.

Las olas sonaban a su alrededor y al mirar, vieron que se encontraban junto a un acantilado. El rugido del agua era ensordecedor y el mar los empujaba arriba y abajo constantemente, amenazando con hacer que se estrellasen contra las rocas.

Al mirar arriba, todos visteis en dónde os encontrabais. El faro estaba justo encima de vosotros.

Scott sonrió al ver el faro. Pese a las dificultades estaban saliendo airosos de todos los peligros. Fuera como fuera se notaba que tenían ADN gonnie en su sangre. Cualquier otra persona o niño hubiera muerto en cualquiera de las trampas de Willy, engullido por una de aquellas bestias marinas o ahogado en aquel mar enfurecido, pero algo les diferenciaba al ellos del resto de los mortales, un arma poderosa y mágica que no todo el mundo podía llegar a acariciar y este arma no era otra que, el poder de la amistad.

Scott comenzó a nadar con fuerza hacia las rocas y cuando estaba muy cerca de ellas, una ola le engulló hacia el fondo marino dejando a la vista la pared rocosa y en un momento la fuerza de la marea le elevó rápidamente hacia el borde del acantilado rocoso. Scott se agarró y logró subir sin más dificultad a tierra firme. Por fin estaban en aquel faro y fue entonces cuando vio que Patrick estaba teniendo dificultades. No obstante, su prima ya estaba nadando hacia él con intención de salvarle. Era toda una heroína.

- ¡Vamos chicos, ya estamos casi a salvo! ¡Nadad! - Les animó desde su cómoda posición en tierra firme. 

Para su sorpresa cuando emergieron de la pequeña cueva, sin sufrir ningún percance entre medias, fueron a dar a los acantilados que se encontraban al otro lado del faro. Sonrío satisfecha al contar las cabezas en el agua junto a ella, ninguno se había ahogado y eso era aún mejor señal. Claro que se considero a salvo muy pronto.

-vamos hay que llegar a la orilla – comenzó a bracear con decisión seguida de Patrick y Sarah

Al frente Scott lograba alcanzar las rocas cuál sirena haciendo uso de la espuma de mar para alcanzar su propósito, mientras que a ella y a Patrick una ola los engullía bajo las aguas del mar embravecido. Empeñada en que nadie iba a quedar atrás, agarró a su primo de la muñeca y tirando con todas sus fuerzas lo impulso hacía la dirección correcta, aunque eso supuso que ella fuera atrapada por un remolino de agua que tiro de ella hacía abajo aún con más fuerza.

Al final aquél acto de temeridad parecía haber salido bien pues emergimos en pleno mar a los pies del faro, por un lago la alegría de seguir vivo me embargaba, pero el oleaje era intenso y un par de olas chocaron contra mi cara con fuerza haciendo tragar más agua de lo que quisiera. Conseguí salir a flote de nuevo pero nuevamente las corriente me hundieron ésta vez con más impetu.

Intentaba subir a la superficie, pero cada vez me costaba más, notaba como las fuerzas comenzaban a abandonarme pero de repente noté una mano que tiró de mi con fuerza. Era mi querida prima. No había tiempo para dar las gracias, braceé a su lado junto con Sarah que se mantenía viva y a flote.

En la orilla se encontraba Scott animándonos como si fuera una simple carrera a nado-Es fácil decirlo ahora que estás en tierra capullo-pensé mientras nadaba con ánimo había la orilla.

La corriente era bastante fuerte, pero yo, pese a ser pequeño y rechoncho como un renacuajo, me movía como pez en el agua, comenzando a nadar a grandes brazadas para que la corriente no me arrastrase. Por una vez, me alegraba de todas esas horas invertidas en clases de natación.

- Vamoz, chicoz... -decido ponerme a animar a mis compañeros, totalmente exhausto, una vez que llego hasta la orilla, cansado por el esfuerzo-. Solo un pequeño ezfuerzo máz...

Me mantengo junto a Scott, animando a nuestros amigos y permaneciendo pendiente por si alguno de ellos tenía problemas para tratar de acercarme para sacarlo del agua.

Por si fuera poco, otro chapuzón más. Aquello era el cuento de nunca acabar. 

Pero es que además, las olas eran tan violentas que veía que se iba a estrellar contra las rocas sin poder evitarlo.

-¡Socorroooo! -gritó, mientras escupía el agua que una y otra vez el mar arrojaba contra ella.

Podía ver a Patrick debatiéndose entre las olas, a Lex luchando por mantenerse a flote y ayudarle, a Scott y a Caleb nadando como podían, y a ella, que a pesar de conseguir no ahogarse, no terminaba de avanzar. La fuerza del mar no dejaba de echarle hacia atrás y parecía que jamás podría llegar.

Tras haber ayudado a Scott a llegar sin problemas hasta la orilla, observo que Emilio parece estar teniendo serios problemas para alcanzar la orilla.

-Emiko, yo te salvaré! -exclamo, a voz en grito, lanzándome al agua de nuevo para salvar a la hija de Data.

Sintiendo por algún motivo la sintonía de los Vigilantes de la Playa sonando en mi cabeza, me lanzo de nuevo al agua y nado en dirección a Emilio para intentar agarrarla y llevarla hasta la orilla.

Caleb llegó de la nada, porque las olas no le dejaban a Emiko ver demasiado, pero su mano era todo lo que necesitaba para seguir nadando. 

-Gracias, Cal. Creí... que no lo conseguía -consiguió decir, mientras nadaba ayudado por él, hasta alcanzar las rocas.

El profesor había sido el primero en lanzarse por el túnel, pero también el último en empezar a nadar hacia las rocas, porque quería asegurarse de que todos lo conseguían. Sarah no estaba teniendo dificultades, pero Emiko y Patrick sí. Pero si había aprendido algo de estos chicos era que no dejaban a nadie atrás, como así fue.

Satisfecho, empezó a preocuparse más por él mismo. Ya no era joven y llevaba muchos esfuerzos encima, así que le costó un poco remontar la fuerza de las olas.

Pero lo consiguió.

Logró llegar a las rocas y respirar tranquilo, y aprovechó un breve momento de paz para mirar hacia arriba. El acantilado no era muy alto, pero sobre él se erguía el faro, aquel maldito faro que era su vía de escape. Tendrían que llegar a él como fuera.

Pero antes, todos debían conseguir alcanzar las rocas.

-¡Venga, chicos! ¡Ya os queda poco! -les dijo, dirigiéndose sobre todo a Lex, Anne y a Patrick.

Lex trataba de luchar contra el oleaje, haber tirado de Patrick hacía la superficie había agotado sus últimas fuerzas. Y aunque continuaba su lucha por mantenerse a flote, alcanzar las rocas y ponerse a salvo, el oleaje seguía golpeándola una y otra vez impidiéndole casi coger aliento entre las olas.