Partida Rol por web

Reponiéndose como pudó de semejante visión, se limita a tratar de atrapar bajo sus golpes a zedamath, casi olvidó lo peligrosa que era la magia.

Las hojas del Dios de la Luz intentan atravesar la dura piel de la Diosa planta, pero como si de la corteza de un árbol se tratase apenas le magulla. Indri aparta de un manotazo al monarca de la luz, derribándolo contra el suelo.

Observo la forma de luz hundida en la arena teñida de sangre, casi negra. Negando con la cabeza , esto le proporcionaba menos satisfacción de lo que habría imaginado, pero era consciente de que aquel loco estaba cegado por su propia luz, quizá era la representación de su orgullo o puede que solo fuera  un niño , todos lo  habían sido en la niebla pero aprendieron... su hilo de pensamiento se interrumpió con brusquedad. Zedamath era peligroso para los mortales , el debate y las dudas  habían quedado zanjadas con el inicio del duelo. Esto no había sido fruto del rencor , volvió a levantar su pie y lo descargo con fuerza , había en juego cosas mas importantes. 

Miró a la diosa con asco, otros dioses también se equivocan, pero ellas no se meten, solo ven mis errores.
Adolorido por el golpe, creo que será mejor quedarme cerca de los pies, es más hábil con las manos.
Vuelvo a levantarme y vuelo cerca de los talones, cortaré sus pies hasta deformarlos y teñirlos de azúl, no me rendiré hasta darlo todo de mí, no dejaré que salga tan ilesa.

Las hojas de Zedamath bailan sobre la piel de Indri, los cortes no consiguen causar ningún daño. La convicción sobre su propia fortaleza era tan intensa que no había forma de que Zedamath le dañase si no era por un golpe de suerte. 

Indri saltó, cansada de los arañazos sobre sus pies níveos. El movimiento de su masa hizo que las corrientes de aire cambiasen, Zedamath pierde el equilibrio y su cuerpo golpea la arena, despega la cara del suelo y se gira para ver por última vez el pie de Indri cayendo sobre él, matando su cuerpo otra vez, condenándolo a disolverse y volver a la Niebla. 

Mientras tu esencia asimila los restos de Zedamath, tu mente se da cuenta de que te ha atacado con Oscuridad. Sabes lo que eso significa, que has perdido algo. Tratas de hacer una lista, sólo para darte cuenta de que es imposible que seas consciente de lo perdido.

Con un suspiro, las energías del Duelo te elevan a la Niebla. 

Los restos de la pelea están por doquier, la arena está removida por toda la playa, aunque el viento y las mareas hacen su labor volviendo a ordenarla. 

Los Galiants, chismorrean emocionados sobre el tamaño que ha alcanzado Indri, y lo maravillados que se hallan ante que exista tanta fuerza en un cuerpo tan pequeño y sobre todo, que esa fuerza esté de su lado. 

Eres recibida con alegría por los supervivientes, que están preparando su nueva obra "La caída de Zedamath". Sus efectos especiales ya no son tan vistosos. Parece que han renunciado al uso de la magia.

Io saludó a los galiant, se sentía algo apenada por la ausencia de algunos de ellos. Por suerte se le daba bien ocultar sus emociones, porque había venido a converncerles de que la muerte no era tan terrible. Se forzó a esbozar una sonrisa.

Veo que habéis empezado a ensayar una nueva obra, espero poder verla cuando terminéis de prepararla. Yo también tengo una historia nueva que contar, para aquellos que queráis escuchar... y ver. - Dijo mientras repetía el movimiento que había hecho la primera vez y sacaba plumas a modo de marionetas para contar la historia. - Ya conocéis una parte de esta historia, estabais allí mismo, pero no solo es vuestra historia, también es el principio de otra historia, una historia sobre los que ya no están aquí. Todo empezó cuando Zedamath reveló su naturaleza y me atacó, como ya sabéis marché a avisar a Indri para que viniera a protegeros y ella aplastó a Zedamath. Pero... ¿qué pasó con aquellos que habían muerto? - Io hizo una pausa dramática. - Al morir, sus espiritus fueron liberados de sus cuerpos. - Las plumas que representaban a los galiant se volvieron blancas y mucho mas ligeras. Io las soltó al aire de forma que se dejaron llevar por el viento. - A pesar de estar muertos, seguían existiendo. Sus almas fueron entonces libres de tomar una decisión, podían esperar en el plano astral a tener la oportunidad de reencarnarse para volver a vivir, o podían elegir dejar de existir individualmente y volver a ser uno con el universo. Aquellos que eligieron volver a existir se han reencarnado o se reencarnaran en nuevas formas de vida. La muerte es algo triste, por que no volveremos a ver a aquellos que mueren en un largo tiempo, pero no es el final. Es un nuevo principio, una nueva oportunidad para seguir siendo libres. 

Los Galiant tienen en consideración tus palabras. Hablan de los árboles que Zedamath creó a sus imágenes y semejanzas.

Sin embargo, eso también inspira desconfianza. ¿Y si te reencarnas en algo como el Dios de la Luz?

Aunque tus palabras siembran el aliento de una forma de ver la muerte diferente a la actual, ni borra el hecho de que ese suceso exista ni a todos da consuelo como esperas.

Os dejó seguir ensayando vuestra obra. Volad libres.

Ambos caéis en medio de la playa, la Niebla lo inunda todo, protegiendo a los mortales de vuestro desafío inhumano. Los Galiant no pueden creerse lo que ven "¿Zedamath sigue con vida? ¡Eso no es posible! ¡Lo vimos morir!" se le oye gritar a los mortales visándose entre sí de lo que está ocurriendo. 

Espero que el escupir tus mentiras te haya dejado satisfecho, estas lejos de cualquier redención posible y no seré yo quien pierda mas tiempo con tu despreciable existencia. Te aplastare cuantas veces sean necesarias para proteger este mundo mortal.-  suspiro, como alguien podía llegar a semejante grado de inconsciencia y aislamiento de la realidad, le resultaba incomprensible. Quizá fuera el efecto de su orgullo o de la oscuridad que había usado. ¿Othar sufriría la misma afección?  no podían saberlo, si acaso, tenia claro que la desaparición de Zedamath no era algo bueno si no mas bien el mal menor. Era un loco que ni tan siquiera merecía ser odiado, aquello no era mas que un tramite por la seguridad de todos. Miro su mano una vez mas mientras la cerraba en un puño para descargarlo contra el ser de luz.

El puño atraviesa el pecho de Zedamath por tercera vez, sin compasión, sin odio. Sencillamente una molestia a cubrir. El monarca de la luz se deshace, pero esta vez no es Niebla en lo que se descompone. Emite un destello y nada más. De Zedamath solo queda una bolsa de semillas en el suelo. 

Terminado el breve episodio, Indri es enviada a la Niebla por la fuerza del Desafío. 

Te manifiestas en la playa de Kal´daset, está lejos de ser el lugar que recuerdas. Las enredaderas que cubrían la montaña se están quebradas y sus fragmentos desprendidos por la playa y los árboles con forma de Galiant han sido arrancados de sus raíces. La arena, otrora dorada, se halla salpicada por aquí y allí de grandes rocas que han caído de la montaña y cadáveres. 

Los Galiants están llorando a sus muertos y enterrando a los que pueden.

¿que a ocurrido?- acercandose con paso lento pero visiblemente preocupada ante tanta destrucción. buscando heridos o quizá al responsable de aquello... el destino no parecía tratar con amabilidad a las pobres criaturas.

Uno de los supervivientes se acerca, tiene los ojos hinchados de llorar.

- Estábamos en el mar, probando nuestras nuevas canoas. Apareció tierra de repente a lo lejos, eran como montañas que estuviesen cayendo en el agua. Levantaron una ola, tan grande como la misma montaña. Los pocos que estábamos en el agua sobrevivimos, todo lo demás fue arrasado por la fuerza del océano.