Partida Rol por web

 El sonido era brusco, mas alto que todo lo anterior, tanto que la distrajo.  sin embargo tal como había aparecido, cesó. El silencio era algo asustadizo y avaro tan pronto se le dejaba espacio volvía ocuparlo. 

Había algo diferente en el lenguaje del resto, era algo que aun no comprendía, tiempo al tiempo pensó, los brotes crecen despacio. Escuchar era también parte del acto de comunicarse, un sistema complejo e intrigante que requería atención continua o se marchitaba con rapidez, tan efímero como una flor, pero igual de bello. Deseaba saber mas.

Aunque no te gustaban los sonidos, necesitabas una forma de comunicarte con tu cosecha. Saber que necesitaban que deseaban, que sentían. Abres tu mente en busca de alguien que hubiera investigado esos conocimientos previamente, que hubiera retorcido la niebla de tal forma que los sonidos pasasen a tener sentido.

-Oob, Gran Maestro. - Era Jilli, uno de tus favoritos, que listo era aquel pequeñajo. Como su padre tenía los ojos completamente negros y la piel blanca como el mármol- Tengo una pregunta. Los registros dicen que la primera raza se volvió loca y que fue culpa suya, Gran Maestro. Pero eso no es cierto ¿verdad?

La pregunta te llena de pesar, incluso en los labios de un inocente niño, esa acusación te dolía en el alma. Mirando a tu público de niños que te adoraban, debías enseñarles la primera lección.

-Así es, cometí un gran error.- Muchos de los jóvenes te miraban horrorizados.-  Era un dios joven, y había creado a la primera raza. Deseaba comunicarme con ellos y sabía que cuando dominasen la lengua, se comunicarían entre ellos y se podrían educar entre sí. Así que, con mi poder divino, les di acceso a todas las palabras que alguna vez se han pensado. Fue demasiado para ellos, demasiados conceptos que no entendían, demasiadas palabras para las que no había uso. Por eso la primera lección es, que rectificar es de sabios. 

Despiertas llena de tristeza y remordimientos ajenos.

Abres tu cuerpo inmaterial en busca de una forma de conseguir reforzar tu cuerpo material. Sin embargo la Niebla parece no responder a tu llamada y sólo encuentras una luz en el camino.

Necesitas apoyar el pie en el cuerpo para desencajar tu hacha de esa mierda de Diosa. Su sangre cubre la hoja y te salpica en la cara mientras te ríes. Menuda estúpida, se pensaba que sería un Duelo normal. Lames la cuchilla bebiendo la sangre y la Niebla que la componía. La mayor parte de sus recuerdos volverían al Mar de Niebla, pero sacarías suficiente para reforzarte. Notas la magia de un mortal impactandote en la espalda, sin embargo escuece como un Milagro. Te giras para ver a una muchacha, había sobrevivido a tus hordas y por algún motivo había Niebla en ella.

-No te perdonaré. Era mi madre ¡Y me vas a pagar por lo que has hecho!

Antes de que siga hablando te acercas en un parpadeo y la coges del cuello.

- Soy Adur, el Destructor. Yo devoro la Niebla y me vuelvo más poderoso. Sin embargo, aun me falta algo de la Niebla de Ad´hasuri para mejorar. El pedacito de Niebla que hay en tí.

Sin miramientos introduces tu mano en su vientre mortal, grita de dolor. Sonríes, parece que el juguete aguantará un poco más. Tu mano asciende entre sus entrañas, rompiéndo el diafragma y alcanzándo el corazón. Lo arrancas de su pecho de un tirón y masticas mientras su cuerpo inerte golpea el suelo.

Horrorizado despiertas en la Niebla, eso no era una de tus experiencias, si no un recuerdo de otro Dios. Sin embargo, según sales de uno los recuerdos que buscabas para aprender a crear vegetales te saturan.

El sol se escondía y con ello terminaba la jornada. Con la bajada del cauce del río los granjeros aprovechaban para plantar sobre el fango. Sus cuerpos cubiertos de pelo, sus garras, colas y bigotes se mantenían limpias cubiertas por telas. Era un trabajo molesto para sus cuerpos peluditos y esponjosos. Al terminar la jornada salieron de las veras de los ríos, ellos habían hecho su parte. La diosa se acercó del brazo de su heredera.

-Sé que es un trabajo molesto, gracias por hacerlo.

-No se preocupe, Ad´hasuri, alguien tiene que hacerlo. Además, ganamos la oportunidad de verla, Diosa Hechicera.

La diosa alzo los brazos y la niebla se arremolino entre ellos. La energía comenzó a flutuar y el río creció durante una noche más.

Flotas por la Niebla, integrándola a tu propia esencia. La idea del bastón no desaparece, tentándote a suplir la deficiencia de tus Galian.  Intentas apartar esos pensamientos y relajarte. Terminas consiguiendo mecerte en la Niebla, abrazando trocitos y digiriéndolos en tu mente. 

Abres tu mente a la marea de la Niebla, buscando un recuerdo más de Ad´hasuri y no tardas en sumergirte en una percepción ajena.

Con pesadez te sientas en el círculo, los niños te miran con emoción. Han traído sus tablillas de cera y las cuchillas de metal para aprender a escribir. Como todos los días tocaba enseñar una lección.

-Bien niños. Hoy es vuestro primer día de clase, espero que esteis emocionados.

- Siiii. Gran Maestre Oob.- Respondieron la mayoría al unísono. Todos los años había alguno que era más tímido que los demás.

-¿Sabéis porqué es importante venir a las clases?

- Si, Maestre Oob. Porque es el regalo que usted nos hizo para poder ser un grupo y ayudar a todos cuando crezcamos.-respondió un valiente

-Una respuesta adecuada, aunque no la acertada. ¿Alguien más?

Un joven de ojos negros y piel blanca alza la mano, su aspecto te recuerda a alguien. ¿Tal vez algún aprendiz anterior? 

-Porque la educación es la semilla del pensamiento cultivado.- Por un momento contienes las ganas de aplaudir.

-Esa frase es muy hermosa, hijo de Takel, ¿sabes lo que significa?

-Si, Gran Maestre Oob. Que aunque alguien sea muy inteligente, si no está en un entorno en el que pueda aprender no sirve de nada toda esa inteligencia, y que hasta el más tonto en un entorno culto puede aprende algo.

El recuerdo te embriaga de ilusión y orgullo, sin embargo, no era lo que buscabas.

Ocupado en planear, no tienes tiempo que perder con la opción de relajarte en la Niebla. Procesas rápido los recuerdos de otros, devorándolos insaciable. Inconscientemente piensas en tus mano serradas lanzandose rápidamente cogiendo la Niebla y llevándola a tu boca donde despedazas aún más esos cristales de almas antes de sintetizarlos. Sus sabores son irrelevantes para tí, lo que importa es que es energía.

Mi mundo es bello pero está cerrado a sí mismo. Las plantas de las que he obtenido información requieren un exterior, luz y precipitaciones, pero el exceso de luz es peligroso para los míos. Debo crear un ecosistema en superficie que permita el desarrollo de mis pequeños y establezca una frontera natural para ellos. Ya habrá tiempo con el paso de los siglos de ayudarles a desarrollar un modo de atravesar esa frontera. Necesito un exterior frondoso y tupido, donde la vegetación suponga una primera barrera de protección ante la exposición, pero en el que exista luz y agua. Necesito un lugar de naturaleza virgen donde diseñar el entorno apropiado para que mis pequeños no corran peligros adicionales a su exposición. Un lugar húmedo y oscuro, pero también donde luz, agua y viento puedan manifestarse. La vegetación será clave, pero ahora necesito un valle entre colinas suaves de tierra, quizás con una corriente de agua. En una suave depresión natural. A la superficie de mi mundo la dotaré de la orografía necesaria para sostener este ecosistema.

Despertando de esos recuerdos medito hasta donde llegaré para poder perfeccionarme. Solo el tiempo lo dirá.

Vuelvo a meditar sobre el bienestar de mi raza, pero esta vez a pasos mas éticos y humanísticos para poder darles pie. 

-¿Cual será mi siguiente búsqueda?

-Me da miedo seguir recordando, quizás descanse un poco antes de seguir, o quizás deba socializar con otros, pues la única manera de alcanzar la paz es con alianzas, y no las conseguiré estando callado.

Las dudas lo consumen al punto de querer irse del lugar, pero sabe que no es el momento todavía. debe tomar un descanso de los recuerdos y no sabe si entablar una conversación sea apropiado en este momento, la niebla lo dirá con el tiempo.

Después de pensarlo veo que lo mas productivo sería charlar. Me acerco a una mente que Ya había investigado algo que yo desearía tener.

-Te saludo cordialmente, siento que algún día nuestras creaciones terminarán encontrándose, Espero que cuando pase ese día sea el renacer de una amistad, por que lo ultimo que deseo es ver morir a los Galiants que creé batallando por principios diferentes.

Esperaré a que me responda...

Lo que dices es cierto. Nuestra libertad solo puede ser terminada por otro de nosotros. En cierto sentido, la libertad de cada uno de nosotros termina donde empieza la del otro. Por eso creo aliarnos y establecer normas es la única forma de que todos sigamos siendo libres. Pero me temo que puede haber gente con otras intenciones... he visto... retazos de recuerdos, eran demasiado violentos para seguir mirando. Algunos de los que estuvieron aquí antes de nosotros resolvieron sus conflictos con sangre en vez de con diálogo, y me temo que puede volver a suceder. Uno de nuestros compatriotas está haciendo cosas muy perturvadoras, ha recordado como robarles la libertad a los súbditos... - Io hizo una pausa drámatica, era evidente que para ella esa acción era un acto horrible. - Y no solo puede hacerlo a los suyos, ahora mismo está buscando la forma de acceder al resto del mundo, tal vez podría hacerlo a los nuestros. Lo que quiero decir, es que creo que deberíamos colaborar activamente, para hacer que nuestras razas crezcan fuertes y libres. Tal vez deberiamos empezar por algo pequeño, ambos hemos recordado una mitad de un conocimiento, si quieres podríamos compartirlo. 

No solo era el conocimiento lo que atrajo su mirada hacia Io, si no lo que representaba, como el viento o el agua que bañaban las raíces y mecían las hojas, la libertad era algo familiar- Saludos...- era la primera vez que iniciaba la comunicación, otra experiencia nueva pensó- Busco algo que posees... deseo hacer que en mi jardín madure la inteligencia... también me intriga tu ser...¿que buscas?... ¿que deseas?...- devolviendole su espacio al silencio espero paciente una respuesta mecida por la niebla.

Una sensación cálida toco su ser a la par que una voz. Ligeramente adormilada centro su atención en aquel nuevo encuentro- Que es ¿batallar?- aquel concepto era extraño también- mi gente es pacifica...como el bosque...¿que deseas?- sus palabras se aunaban a intervalos lentos pero regulares de manera que era difícil saber cuando había terminado de hablar, era consciente de ello pero el lenguaje rápido y generoso en palabras la confundía. Sin embargo sentía que aquel ser estaba sufriendo por el futuro de aquellos a los que llamaba Galliants - ¿a que le temes?... ¿puedo ayudar?...-

Otra vez esa pregunta. Pensó Io. Pero cada vez tenía mas clara la respuesta, quería evitar que la historia se repitiese, quería proteger la libertad. Indri quería el conocimiento que ella había rescatado para hacer a sus súbditos libres, tal vez ella también quería proteger la libertad de los suyos. 

Quiero proteger la libertad... - Dijo dándole voz a su conclusión, lo cual en cierta forma lo hizo mas real para ella. Empezó a hablar de forma continuada y emotiva, como si estuviera dando un discurso.- y nuestra libertad solo puede ser terminada por otro de nosotros. En cierto modo, la libertad de cada uno de nosotros termina donde empieza la del otro. Por eso creo aliarnos y establecer normas es la única forma de que todos sigamos siendo libres. - Io sonaba decidida, estaba claro que ya sabía lo que quería decir. - Pero me temo que algunos pueden tener otras intenciones... he visto... retazos de recuerdos, eran demasiado violentos para seguir mirando. - Añadió de forma dramática y algo sobreactuada. - Algunos de los que estuvieron aquí antes de nosotros resolvieron sus conflictos con sangre en vez de con diálogo, y me temo que puede volver a suceder. Uno de nuestros compatriotas está haciendo cosas muy perturvadoras, ha recordado como robarles la libertad a los súbditos. Y no solo puede hacerlo a los suyos, ahora mismo está buscando la forma de acceder al resto del mundo, tal vez podría hacerlo a los nuestros. Lo que quiero decir, es que creo que deberíamos colaborar, para hacer que nuestras razas crezcan fuertes y libres. Podríamos empezar a colaborar con algo sencillo, un intercambio de conocimientos nos beneficiaría a ambas. Estoy interesada tanto en conocimientos como en recuerdos. Deseo el conocimiento de como crear idiomas y el recuerdo asociado a el mismo, a cambio te ofrezco el conocimiento de como madurar la inteligencia de tu jardín y su recuerdo.

Yo también he visto visiones atroces de las que nada quiero aprender. La luz que me rodea empalidece. 

La libertad de uno termina donde empieza la de otro, pero con una alianza podremos concedernos mas libertad de la que podemos lograr solos.

La luz te ayudará siempre y cuando este cambio sea recíproco, prometo no traicionarte, pero con las visiones que tuve siento que todos los que me rodean son enemigos y la luz no me ayudará a desvelarlos. Su luz se empalidece mas...

-Joven alma. Digo reflectando una cálida luz...

Noto la joven inocencia que corre en tu existencia. Pero no dejes que los oscuros pensamientos te introduzcan sentimientos malévolos, la ira, la tragedia, la desolación...

Mi gente derramará sangre si es que no los une su palabra.

Joven Ingrid, Te suplico que me enseñes como unirlos. En este momento no puedo compartir conocimientos que no sepas, pero estaré en deuda contigo, prometo ayudarte en tus futuras búsquedas si compartes el conocimiento del lenguaje antes de que sea demasiado tarde para mis Galiants. Mi luz empalidece.

Io asintió. Sabía como se sentía, pero en cierto sentido las acciones de Othar le habían hecho sentirse menos amenazada por el resto. - Aquí tienes lo acordado entonces. - Dijo mientras se acercaba a Zedamath y le tocaba levemente con su plumas, transmitiendo lo que había aprendido. - Mientras no traiciones a la libertad yo seguiré encantada de ayudarte.

-Por mi parte... deseo estar en paz y que nadie ponga un pie en el jardín que he creado... para ello deseo ayudar y compartir lo que tengo...a cambio de que respeten mi edén- sus palabras al mencionar su jardín tomaban un cariz mas decidido para rápidamente volver a su tono lento y pausado- acepto el intercambio... me parece justo... si deseas alguna otra ayuda... llámame en la niebla... o envía un mensajero... pero no me busques mas allá... mi jardín es mi remanso de paz no quiero que sea perturbado- su tono era claro y rígido como las  ramas de un árbol.

-Oob, Gran Maestro. - Era Jilli, uno de tus favoritos, que listo era aquel pequeñajo. Como su padre tenía los ojos completamente negros y la piel blanca como el mármol- Tengo una pregunta. Los registros dicen que la primera raza se volvió loca y que fue culpa suya, Gran Maestro. Pero eso no es cierto ¿verdad?

La pregunta te llena de pesar, incluso en los labios de un inocente niño, esa acusación te dolía en el alma. Mirando a tu público de niños que te adoraban, debías enseñarles la primera lección.

-Así es, cometí un gran error.- Muchos de los jóvenes te miraban horrorizados.-  Era un dios joven, y había creado a la primera raza. Deseaba comunicarme con ellos y sabía que cuando dominasen la lengua, se comunicarían entre ellos y se podrían educar entre sí. Así que, con mi poder divino, les di acceso a todas las palabras que alguna vez se han pensado. Fue demasiado para ellos, demasiados conceptos que no entendían, demasiadas palabras para las que no había uso. Por eso la primera lección es, que rectificar es de sabios. 

Despiertas llena de tristeza y remordimientos ajenos.

Sus palabras resultaban difíciles de comprender, algunas de sus vivencias no eran algo con lo que estuviera familiarizada- Mi gente necesita...un jardinero...podría enseñarte el lenguaje...si uno de los tuyos toma esa labor...puedo también ayudarte a crear la flora que tu pueblo necesite...a cambio solo pido que no se perturbe mi jardín- sopesó durante un momento lo que ofrecía, decidió confiar en aquel ser que también quería el bienestar de los suyos. Nuevamente adormilada por la niebla alrededor espero a que el silencio fuera roto con una respuesta.