Partida Rol por web

Estáis parados delante de la puerta un buen rato cuando de repente se abre y aparecen dos hombres, altos, fuertes y armados. Están hablando y riéndose cuando se topan con vosotros. La cara de asombro de ambos es mayúscula y tardan unos segundos en reaccionar.

-Vosotros, ¿quienes sois? ¿Qué estáis haciendo ahí parados? dice uno en tono amenazante mientras el otro se lleva la mano a la empuñadura de su espada, aunque no la desenvaina todavía.

 Ves como el que hace acción a desenvainar la espada se frena al fijarse en ti. Lo reconoces por ser uno de los matones que estuvieron en el burdel el día de antes. Él parece ser que también te ha reconocido pero no dice nada.

Demoramos demasiado en llamar a la puerta, ser sorprendidos allí no era la mejor bienvenida pero habría que vivir con ello. Me apuré a contestar para no parecer vacilante. Ya estábamos aquí y no había vuelta atrás.

- Acabamos de llegar, venimos recomendados por Locke. Está el lider? Tendríamos que hablar con él.

 Kraull vió que como siempre Alexander se adelantó a su palabra.Pero el que aquel hombre le reconociera no era buena idea. Por lo que como ahora todos miraban a los dos hombres que acababan de salir y él estaba en la punta atras de la fila. Asintió para que los dejaran pasar. Pero fue un asentimiento muy ligero casi imperceptible, pero aquel que hombre que lo miraba si podia haberse dado cuenta.

Alexander no sabe callarse la boca, algun dia le cortare el cuello para acallarlo...pero aun es demasiado pronto.

Ladox....dame fuerza

 -Em...esto sí...tenemos una carta de Locke, como que hemos pasado la prueba...

Se adelante y le da la carta a uno de los hombres. Esperando tener suerte de que les permitieran entrar. Quedaba muy poco para saber la verdad, quizas allí encontraran las respuestas a lo acontecido en aquella ciudad...y lo que le pasó a su amigo, el mago.

Ahora solo quedaba esperar a ver que respondian aquellos hombres.

 -Así que iniciados, eh? dice el hombre que había echado mano a la espada.

El otro hombre coge la carta que le enseña Kraull y la lee. Parece que está todo en orden. Muy bien, podéis pasar.

Entráis y los dos hombres van con vosotros, cerrando otra vez la puerta de la calle tras de si. Descendéis por unas escaleras a lo que parece ser un sótano. Una vez ahí uno de los hombres abre una puerta escondida en la pared y avanzáis varios metros por un angosto túnel por el cual no cabéis más de dos a la vez. Al final salís a una guarida, no es muy grande pero tiene varias estancias. Una de ellas es un calabozo vacío, las demás tienen las puertas cerradas salvo una que da a un gran salón.

 En el salón hay muchas personas, cerca de la treintena. Al fondo del salón, sobre las cabezas se eleva una figura. Se trata de un elfo que viste con túnica roja y negra con bordados amarillos, tiene el pelo castaño y corto, las uñas largas y pintadas de amarillo (a juego con el bordado de su túnica), un medallón con el símbolo de Bahamuth es visible en su pecho pero lo que más os llama la atención es su ojo izquierdo, de color ámbar y bastante brillante. Parece que está dando un discurso a la multitud.

Mientras nos guiaban por las escaleras observo a Kraull buscando el medallón. Antes nos sirvió pero ahora quizás nos metiera en problemas.

Debería dejarlo a ver cómo zafa de ese problema si se lo ven... pero vamos juntos y caería sobre nosotros también.

Hago una seña a Kraull sin que los guardias lo perciban, señalándome el cuello y observando el suyo. Si me lo permite me acerco con cuidado y se lo quito intentando que los guardias no lo noten. Si en algún momento veo que se me dificulta esconderlo sin que los guardias lo noten dejo el asunto de lado.

Una vez en la cueva me sorprendo al ver tal cantidad de cultistas. No esperaba algo así, quizás sí tuvieran algunos matones pero no creía que hubiera tantos fieles.

Mientras el líder habla no pronuncio palabra. Cuando decide hablar conmigo inclino la cabeza asintiendo y le sigo.

Pasas con el líder a una habitación más pequeña y detrás de ti pasan también tres guardias, que cierran la puerta. Ves que se trata de un despacho bastante austero, tan solo tiene una mesa con su silla y un sofá. Los guardias se quedan en la puerta mientras que el líder se acomoda en el sofá y te pide amablemente que te sientes a su lado.

-Tranquilo, no dejes que mis amiguitos te impresionen. Al fin y al cabo también serán amigos tuyos... pero antes debes responder a unas sencillas preguntas. Suelta una risa bastante picarona pero enseguida carraspea y recupera la compostura.

Me siento junto a él intentando parecer despreocupado.

- Claro, lo comprendo. Qué necesita saber? - respondo al líder.

 Veis como Alexander y el Líder de la secta entran en una pequeña habitación, seguidos de tres guardias bastante imponentes. Vosotros tres os quedáis fuera.

Algunos de los cultistas salen del salón y abren otra sala que parece ser una capilla. Dentro hay un altar con una estatua de un dragón. Los cultistas que han entrado en esa estancia se arrodillan y comienzan a rezar mientras que los que están en el salón hablan entre ellos...

 -Verás, comprenderás que no me puedo permitir el lujo de confiar ciegamente en cualquiera que entre en mi casa. La prueba que os pusimos en el gremio de ladrones tan solo fue para medir vuestras capacidades físicas, necesitaba saber si estáis preparados para lo que está por venir. Pero la auténtica prueba de fuego la tenéis que pasar ante mi. Necesito saber cuáles son vuestras verdaderas intenciones. Por ejemplo, ¿qué motivos te han impulsado a unirte a nuestra gran familia?

- Si he de ser honesto es porque estoy cansado. La gente no me respeta, me ven débil y aunque a la mayoría podría matarles antes de que se enteraran siempre aparece algún idiota que se quiere hacer el vivo. Necesito de Bahamut, estoy seguro que con vosotros la gente comenzará a temerme. Claro que al principio tendré que mantenerme callado pero llegará el día en que ya no haya que esconderse y que pueda castigar a quienes se burlaron. No hay otro más Bahamut en quien pueda confiar para ello.

El poder, solía ser una buena excusa. Esa o la búsqueda de riquezas. Intenté utilizar la rabia que sentía hacia Kraull por nuestros últimos encuentros. Apunto estuve de darlo como ejemplo pero me callé al ver que no sabía qué iba a ser lo que los demás dirían.

El líder te observa detenidamente mientras das tu explicación. Cada palabra, cada gesto, no pasa nada por alto. Mientras te observa, el ojo izquierdo le empieza a brillar, pero ese brillo solo dura unos instantes. Ya fuese porque te referías solo a Kraull o a más personas con las que te hubieras topado a lo largo de tu vida, tus palabras iban cargadas de ira real y sonaron totalmente convincentes.

El elfo asiente con una sonrisa de total satisfacción. El ascenso al poder para lograr la venganza es algo tan legítimo como trabajar para ganarse la vida... de cualquier forma, al menos esas son las enseñanzas de nuestro señor Bahamuth - se acerca a ti poniendo una mano en una de tus piernas y habla en voz baja - Créeme cuando te digo que con nosotros tendrás todo lo que puedas imaginar - después recupera su posición normal sentado en el sofá y vuelve a hablar en tono normal - Pero el camino hacia el poder requiere duros sacrificios, ¿estarías dispuesto a cometer actos que ciertos puristas catalogarían de deshonrosos, poco éticos o incluso malvados?

Sonreí cuando habló del poder, realmente tenía ganas de apuñalar a este tipo aquí mismo. El podía ser el culpable del asesinato. Sin embargo me contuve y puse mi mejor sonrisa.

- Malvados? No más malvado que lo que hacen para detenerlo. Todos son moralistas pero sin embargo necesitan a alguien como nosotros. No roban pero compran robado, no matan pero cuando alguien que detestan muere se regocijan. - había parte de verdad en mis palabras, tan solo eran algo exageradas - No hay maldad ni bondad, solo diferentes moralidades y comportamientos sociales.

El papel estaba saliendo bastante bien, era algo fácil ya que en parte creía mis propias palabras. A fin de cuentas no era más que un ladrón.

Podrá el resto convencerle?

 -Exacto. Me gusta tu forma de pensar. En esta vida no hay ni buenos ni malos, solo... enemigos y aliados. Y yo tengo muchos aliados - dice esto último con una risita bastante estridente - Parece que eres un tipo de confianza asique - el líder se levanta y va hacia la mesa. Abre un cajón y se pone a revolver hasta que saca un medallón de Bahamuth - me enorgullece nombrarte miembro de nuestro culto al dios Bahamuth con este medallón. Llevalo contigo y cuando llegue el momento podrás lucirlo con total orgullo - te lo da en mano, mostrando una amplia sonrisa - Ahora sal y reúnete con tus nuevos compañeros del culto mientras yo hablo con el siguiente novato.

Me levanto con verdadera satisfacción y una sonrisa en la cara. Para él seguramente sería orgullo.

Tomo el medallón y me lo cuelgo al cuello para salir de allí. El engaño resultó pero tenía mis dudas de si el resto sería capaz, sobre todo Kraull que aunque ya había engañado y mentido no dejaba de ser un paladín. Quizás no fuera capaz de ocultar sus sentimientos, además estaba ese ojo. Algo había hecho y aunque no creía que hubiera funcionado conmigo quizás sí lo hiciera con el resto.

Salgo sin decir más palabras y me mantengo lo más cerca de mi grupo que me sea posible sin levantar demasiadas sospechas. Sobre todo me mantengo cerca de la salida...

Cuando Alexander sale del despacho el Líder se asoma a la puerta y señala a Kraull. Tu, el grandullón... te toca entrar - dice con una sonrisa malévola.

 Kraull entra decidido a la sala, con el cuello levantado, y su menton orgulloso antesu posicion de paladin. Seria deficil hacerle hablar...nunca habia hablado si él no lo deseaba, y ahora no seria distinto. Sus labios no pronunciaron palabra alguna, y tra el lider entró en la sala, cerrando la puerta tras de sí.

 Cuando la puerta se cierra tras de sí, Kraull se achanta un poco, y suspira, por fin libre para poder ser como realmente era, y sonrie a su jefe.

-Buenos dias, mi señor, espero no haber importunado nada con la traida de mis presas a este lugar.

Dijo sin darle tiempo a hablar al elfo que tenia delante. Quizas su impertinencia le diera algun castigo, pero estaba decidido a recibirlo por su torpeza, de no caer en la cuenta de que él podia ser el lider de la secta....pero Kraull no lo sabia, yaque se presentó como lider de los ladrones....no de la secta de bahamut....pero no importaba, ahora mismo era libre por unos minutos de comportarse como era siempre.

Malvado, receloso y orgulloso, frio, calculador y sadico.

¿Por qué nos reunes de uno en uno?