Partida Rol por web

Los Monjes de la Nada

8 - Malos Augurios

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02/01/2008, 17:12
Dammeryn

- Capitán - reaccionó entonces Dammeryn -. No te vendría mal contar con mi espada.

Se acercó al grupo sin añadir otra cosa, indiferente al hecho de que el capitán tomara una decisión. Dammeryn ya la conocía. Hizo una señal a uno de los soldados, al de apariencia más joven e insegura, para que regresara junto al resto, y tomó su lugar en la avanzada.

Había estado tan concentrado en la tierra y en la inquieta calima que había despertado la lluvia, una humedad serpenteante y casi viva, que sólo la alarma de todos le había hecho mirar el cielo. Apenas había podido distinguir nada extraño, y menos una figura "de apariencia humana", al llegar tarde con los ojos, pero eso sólo significaría que, o se estaban volviendo locos, o aquello iba de mal en peor. Su cometido, por suerte, estaba claro.

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02/01/2008, 17:13
Dammeryn

Notas de juego

Doy por supuesto que Dammeryn nunca se ha enfrentado a ninguna criatura alada "humanoide", pero pregunto por si acaso.

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02/01/2008, 17:13
Nhadia Demialt

"no me fio lo suficiente, te quedarás aquí".

¿Que me quedaré aquí?...¿Quién se ha creído este bastardo para darme órdenes?, yo no soy ninguno de sus estúpidos guardias de caminos.

La mujer, visiblemente ofendida por la decisión del capitán, hace detenerse a su caballo, con tanta fuerza que por un momento se sostiene únicamente con las dos patas posteriores.

- ¿Crees que puedes permitirte prescindir de alguien porque no te fies de él? ... ¿Y qué harás, dejar que un puñado de aldeanos sin el más mínimo conocimiento de la guerra se introduzca en la espesura en busca de la muerte? ...

Tras decir esto, Alexandra se dió cuenta de su fatídico error... había dado a entender que ella poseía conocimientos sobre la lucha... y no podía significar nada bueno si alguien reparaba en ello.

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02/01/2008, 17:23
Melegat Ansey

A pesar de su nerviosismo y el acelerado golpeteo de su corazón en el pecho, Mélegat no pudo evitar escuchar las palabras de la mujer de rubios cabellos. Frustrada por el hecho de habérsele prohibido acompañar al pequeño grupúsculo que se iba a escindir de la compañía para intentar ver qué había surcado el aire sobre sus cabezas hacía pocos minutos atrás...la mujer lanzaba ahora su veneno cual escorpión rodeado por las llamas, salpicando con sus ácidas gotas a Brúnil y a él mismo.

Sintió ganas de gritarle, de demostrar que él tenía derecho a formar parte de la avanzadilla...pero la mujer tenía razón...ni su vecino ni él eran guerreros...tan sólo un criador de caballos y un minero...y se les había permitido acompañar al capitán porque se sentía más seguro si eran dos hombres quienes le cubrían las espaldas...aunque una mujer tuviese mejores conocimientos de la guerra que ellos dos.

No eran guerreros, pero habían demostrado poseer un espíritu y una voluntad imperturbables en los peores momentos...por ello Mélegat no estaba dispuesto a ceder su lugar en aquél grupo expedicionario de ninguna manera.

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02/01/2008, 18:24
Melton DeValin

DeValin fulminó con la mirada a la mujer que de forma tan osada se atrevía a discutir sus órdenes. Sus ojos eran dos puntos luminosos bajo unas pobladas cejas que mostraban ceñudas el enfado del oficial.

Aquellos más cercanos creyeron escuchar un gruñido sordo que salía del pecho del Capitán.

-Tú te quedas aquí - se limitó a repetir la orden lentamente, utilizando aquel tono de "se acabó la discusión" que tan buen resultado le daba siempre con sus subordinados.

A renglón seguido hizo un ligero gesto con la cabeza en dirección a dos de sus hombres. No tuvo que decir nada más, el significado estaba claro. ¡Vigiladla!

Finalmente, dirigio una mirada de asentimiento a Dammeryn y se internó en el bosque espada en mano.

-Brúnil, tres cuerpos a mi derecha. Mélegat, tres cuerpos a la derecha de Brúnil. Dammeryn, Yors, igual pero a mi izquierda. Avanzad en silencio.

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02/01/2008, 18:30
Director

Notas de juego

Estás en lo cierto. Dammeryn nunca se ha enfrentado a una criatura alada humanoide, ni tan siquiera ha visto alguna.

¿Es que acaso existen?... sería la pregunta apropiada.

:-)

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02/01/2008, 20:08
Melegat Ansey

Siguiendo las órdenes del capitán, Mélegat desmontó del caballo y descolgó su martillo de guerra de la espalda, también abrió una pequeña mochila de cuero, de manufactura muy tosca, de la que sacó un casco con el que cubrió su rojizo y mojado pelo.

Martillo en mano, el hombretón se adentró en el bosque a trote ligero...tan ligero como su complexión se lo permitía, cubriendo la posición que De Valin había dispuesto para él.

-Hay que tener los ojos bien abiertos... -susurraba Mélegat a su vecino Brúnil-

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02/01/2008, 20:16
Nhadia Demialt

Si estuviesemos en otras condiciones y no rodeados de tus vasallos, no te permitiría que me hablarás así... ¡¡¡CLARO QUE NO!!!

A la mujer sin duda su respuesta le molesto aún más que le negara partir con ellos, pues para ella el bosque siempre fue su casa, sabía como moverse, y como actuar... Cosa de la que muchos de los que partían para ver que era lo que les había sobrevolado no tenían ni idea...

Se resignó agachando su cabeza y quedándose en su caballo... Pues no era el lugar ídoneo, ni las mejores condiciones para hacerle frente. Pero ella nunca olvidaba...

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03/01/2008, 10:56
Director

Los cinco hombres se adentraron en el húmedo bosque atentos al menor movimiento, pendientes de cualquier ruido que no fuera el caer de la lluvia sobre las hojas y el fango.

La luz era tenue aunque más que suficiente para ver aquello que les rodeaba. Una ligera bruma cubría la tierra y se enroscaba misteriosa en torno a los troncos de los árboles. El frío, más intenso aún en el interior del bosque, se pegaba a sus ropas y a sus músculos y más de uno tuvo que mover el brazo en el que sostenía el arma para desentumecerlo ligeramente.

Avanzaron unos metros en silencio, aunque las miradas se escapaban nerviosas a derecha e izquierda. Un ruido repentino les sobresaltó en su avance y se detuvieron como un único ser. A poca distancia delante de ellos... un sonido algo indefinido, aunque similar al batir de las alas de un pájaro de espeso plumaje y de gran tamaño.

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03/01/2008, 13:57
Melegat Ansey

Allí adentro, rodeados por la espesura y acechados por la fina niebla que cubría sus pies, todo era más frío y parecía más hostil.

Cualquier ruido se convertia rápidamente en la peor de las tragedias...y de pronto surgió ese escalofriante sonido a poca distancia de ellos...como si un ave de gran tamaño, demasiado incluso para ser considerado ave, batiese sus alas.

Con un susurro cargado de pesimismo, el minero se dirige a los hombres del grupo.

-¿Qué clase de criatura de los avernos se nos presenta ahora?

El martillo bien sujeto entre las manos congeladas, aguardando el momento que inevitablemente habría de llegar.

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04/01/2008, 10:59
Director

Los cinco hombres se adentraron en el húmedo bosque atentos al menor movimiento, pendientes de cualquier ruido que no fuera el caer de la lluvia sobre las hojas y el fango.

La luz era tenue aunque más que suficiente para ver aquello que les rodeaba. Una ligera bruma cubría la tierra y se enroscaba misteriosa en torno a los troncos de los árboles. El frío, más intenso aún en el interior del bosque, se pegaba a sus ropas y a sus músculos y más de uno tuvo que mover el brazo en el que sostenía el arma para desentumecerlo ligeramente.

Finalmente, se perdieron de la vista de los que continuaban en el camino a caballo.

El tiempo se detuvo. Nada rompía la monotonía de aquella persistente lluvia.

Un ruido repentino sobresaltó a cuantos se encontraban allí, esperando. Un sonido algo indefinido, aunque similar al batir de las alas de un pájaro de espeso plumaje y de gran tamaño. Procedía de la dirección que habían tomado sus compañeros.

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04/01/2008, 12:10
Nhadia Demialt

La muchacha estaba rabiosa... le rechinaban incluso los dientes por haber tenido que callarse frente a ese "manda más"...

Se creerá mejor que nadie por tener un puñado de hombre bajo su cargo... ¡¡Pobres infieles!!

No estaba acostumbrada a callar cuando alguien le subía el tono de voz y le hacía tal desprecio... La circunstancias pasadas le habían enseñado a buscarse la vida como fuese y dudaba mucho que ese tuviese las mismas agallas que ella...

De repente algo rompió el silencio en el que todos se encontraban y le sacó de sus pensamientos... Un ruido hizo que incluso los caballos se pusieran intranquilos... La mujer acariciando las crines del animal, intentando calmarle dejo escapar unas palabras...

-Esto no puede salir bien...

Sea lo que sea, será mejor si todos permanecemos unidos, en vez de dispersarnos por el bosque... ¿Cómo van a poder defenderse alguien que no están ni acostumbrados a un terreno tan hostil, alguien que no sabe ni utilizar un chuchillo...? No... Algo malo va a pasar... y lo peor es que correremos todos la misma suerte...

Comenzaba a creer que lo de aquél niño era verdad... el final se acercaba y de la peor manera...

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04/01/2008, 18:29
Dammeryn

Dammeryn miró la negra espesura y preparó su cuerpo para lo peor. Ya no era momento de hablar, aunque era evidente que callados tampoco pasarían desapercibidos. Puestos en lo peor, les habían emboscado o estaban por hacerlo. Sólo les restaba poner ojos a todos lados, para evitar en lo posible la sorpresa.

Dammeryn pasó la mirada delante y detrás suyo, y a su izquierda, que era la zona que el capitán le había confiado. No sería por ahí por donde les cogieran desprevenidos. Por lo demás, sólo les restaba esperar, por si acaso.

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08/01/2008, 12:34
Illianna Sondrent

La espera se estaba haciendo insostenible. El pequeño grupo intentaba agudizar la vista para ver qué hacían los cuatro hombres que se habían internado en el bosque.

A su lado, Alexandra, montada en su yegua, no disimulaba su descontento. No hablaba, pero no hacía falta, la decisión de DeValin le había sentado muy mal. Tampoco a Illianna le había gustado que la dejaran aquí, pero comprendía. Aunque eso no quería decir que no estuviera tan inquieta como la otra única mujer del extraño equipo que formaban.

De pronto de nuevo el aletear, y esta vez próximo, como si algo fuera a salir del lugar por donde habían desaparecido Brúnil y los demás. La muchacha se irguió en la grupa de su caballo, que caracoleó, nervioso.

Hábil, de manera casi inconsciente, calmó a su montura, sin perder ni un momento de vista los árboles. -Esto no puede salir bien...
es todo lo que suelta Alexandra.

Illianna parece concentrarse. Cierra los ojos, y deja una de las riendas, alzando esa mano hacia donde parece que el aleteo señala una presencia.
Y empieza a mecerse, suavemente...

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08/01/2008, 12:36
Illianna Sondrent

Su mente vuela. Vuela, hasta donde pueda encontrarse con otra, con la de un ser que vuela también.
Tiene miedo, pero no va a demostrarlo.
Así que tantea, tantea con las alas de su espíritu, acercándose, acercándose con cada balanceo...

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09/01/2008, 09:31
Director

El sonido se detuvo, para volver a continuación con mayor fuerza y a poca distancia de los hombres que avanzaban.

Las ramas de unos abetos cercanos se agitaron violentamente, dejando caer a la tierra la carga de lluvia que aún retenía entre sus ramas. De su copa se alzó al aire una sombra, una figura oscura camuflada contra el gris manchado del cielo tormentoso. Tan sólo duró unos instantes, pero los cinco hombres pudieron verlo más allá de dudas o espejismos.

Se trataba de una criatura humanoide, de piel negra coriácea, un negro profundo, azabache. Durante unos momentos que parecieron eternizarse, unos brillantes ojos amarillos se posaron en los cinco hombres que detuvieron su avance sorprendidos. Sobre su piel parecía llevar algún tipo de protección metálica, sujeta con cinchas de cuero. Unos pequeños cuernos blanquecinos, meras protuberancias óseas, coronaban la cabeza, surgiendo de entre el pelo negro.

Fue una visión fugaz. Se alzó sobre los abetos agitando dos enormes alas membranosas y se alejó hasta perderse entre las nubes.

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09/01/2008, 09:32
Director

Su mente se alejó del cuerpo que la albergaba. Tan sólo una ínfima parte de ella permaneció allí, anclada en el punto de origen, mostrándole el camino de regreso.

Su consciencia se adentró en la espesura y alcanzó a los cinco hombres que avanzaban en la oscuridad. Sus cinco compañeros. Pasó a través de ellos, sin tocarlos, sin que le sintieran y avanzó un poco más.

De repente lo sintió. Sobre ella, en la copa de unos abetos cercanos. Una presencia, una consciencia... aunque muy diferente a nada que haya sentido con anterioridad. Era una mente con unos parámetros y una constitución completamente distintas a la mente humana. Illiana intentó aproximarse, mas no conseguía ubicarla con precisión. No captaba pensamientos, palabras, recuerdos... tan sólo alguna imagen incoherente y deformada.

Durante un instante se sintió perdida y entonces él la miró.

Se trataba de una criatura humanoide, de piel negra coriácea, un negro profundo, azabache. Durante unos momentos que parecieron eternizarse, unos brillantes ojos amarillos se posaron sobre ella. La había sentido.

Fue una visión fugaz. Se alzó sobre los abetos agitando dos enormes alas membranosas y se alejó hasta perderse entre las nubes.

Imposible fue seguirle, desapareció en cuerpo y mente.

Illianna regresó a su cuerpo.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10
Motivo: Exploración psíquica
Resultado: 6

Notas de juego

Para aligerar un poco el proceso voy a realizar yo la tirada y te comento en función del resultado.

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09/01/2008, 17:06
Melegat Ansey

-¡Eso era un demonio!

Mélegat miraba horrorizado hacia los cielos, intentando avistar a la horrible criatura que acababa de emprender el vuelo ante aquél reducido grupo.

No sabía qué hacer, aguardaba impaciente para conocer la reacción del resto de hombres, pues todos habían sido testigos de aquella sorprendente aparición.

¡Rocas y más rocas! esa cosa era real...

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09/01/2008, 18:11
Brúnil Sondrent

-¡¡Por todos los dioses!! ¿Qué diablo de criatura era esa? Nunca vi algo así - la sorpresa y el espanto ocupó el lugar de la prudencia y los nervios en el interior de cada uno de ellos.

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10/01/2008, 09:41
Director

El caballero Ayron Derkbald reanudó su avance infatigable contra viento, barro y agua. El camino era peligroso más allá de toda duda y por su mente aún cruzaban pensamientos preocupados por la batalla que acababa de dejar atrás. La vista fija al frente, la mente ocupada a su espalda.

Avanzó sin descanso y a punto estuvo volver a caer en un par de ocasiones pero su caballo se comportó con nobleza y valor. Según sus cálculos debía de encontrarse muy cerca ya de Conira cuando notó que la tormenta se recrudecía y un cegador relámpago iluminó por un instante el camino que tenía ante sí. El trueno que le siguió fue ensordecedor y el animal se encabritó asustado.

Quizás fuera un destello que había llegado hasta sus ojos justo al final de su campo de visión, provocado por un reflejo del relámpago; quizás fuera que al detenerse su montura, asustada por el estruendo de los cielos, pudo observar mejor su entorno. Sea como fuere, un escalofrío recorrió la espina dorsal del caballero y los pelos de la nuca se le dispararon. El instinto del guerrero tomó el mando, algo no iba bien. Ayron presentía el peligro aunque no pudiera verlo.

Así pues, cuando el bosque cobró vida a su alrededor el caballero no se sobresaltó, aunque si fue sorprendido. De entre al maleza, en su flanco derecho, comenzaron a caer sobre él objetos de todo tipo que golpearon tanto al hombre como a su montura: trozos de madera, piedras, etc... No causaron un daño real, preocupante, pero sí consiguieron hacerle caer de su posición elevada. El caballo alzó sus patas delanteras y relinchó nervioso.

Ayron se puso en pie de un salto y sacó su espada, justo a tiempo de ver como varios hombres saltaban sobre él. No pudo distinguir de cuantos se trataban con exactitud, pero creía que más de seis, quizás diez. Sus ropajes eran humildes y enarbolaban armas improvisadas, aunque capaces de matar a un hombre: un machete de caza, un pico, una vara de madera con la punta afilada...