Partida Rol por web

Los Ojos Violetas

Escena I: Las avellanas, el queso y el cesto de huevos.

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27/10/2013, 19:21
Clarice Ex Miscellanea
Sólo para el director

Siempre con capucha... no recuerda sus rasgos...Es como si el brujo, de alguna forma, evitase que recordaran su cara, pero si que le recordasen amable. Y esos acompañantes que describió la viuda, podrían ser magos proscritos, aunque dado que tampoco es capaz de decir si lo eran, es bastante probable que no hiciesen magia en presencia de los aldeanos, en caso de serlo.-Pensaba Clarice.

No parecía que le fuese a sacar gran cosa más a la viuda. Lo único que le servía para seguir, era la tal sra. Auset. Quizás una visita a esa señora le revele algo más, pues si la viuda dice que al brujo le gustan los dátiles, es probable que esa señora haya comerciado con ellos, para que otros aldeanos pudiesen tener ofrendas para el brujo.

-Le agradezco que me haya contado todo esto. Me ayudará a encontrar al brujo y así ayudar a mi amigo.- Dijo Clarice preparándose para marcharse de la posada.-Una ultima pregunta ¿Podría decirme donde encontrar a la sra. Auset? Me vendrían bien algunos de esos dátiles para ponerme en contacto con el brujo.

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28/10/2013, 08:17
Wulfila ExBjornaer
Sólo para el director

Wulfila balanceó el martillo y se concentró en el sonido que este producía al rasgar el aire a su alrededor. Era sin duda una excelente herramienta, digna de un Verditius, al igual que el resto de utensilios desperdigados por la forja. El mago se concentró en los signos arcanos ¿Podría conocer su significado? Magia y herrería siempre estuvieron emparentadas: las dos artes podían crear objetos maravillosos, los dos oficios podían lograr  que la civilización prosperase o que se hundiera víctima de los artificios mortales que podían crear.

El joven abandonó la herrería cansado y con el martillo en la mano ¿De quién sería? Caminó largo trecho hasta llegar a su habitación. La Sala del Brujo, como él la llamaba, era una amplia abertura en la roca de techo abovedado a la que se accedía tras dejar atrás un estrecho corredor. En ella Wulfila encontró extrañas máscaras de madera que representaban grotescas muecas, pinturas de primitivos colores en las paredes que representaban cacerías de bisontes y caballos, manos y grandes espirales, también halló astas de ciervo y plumas de extrañas aves, cestos de mimbre semienterrados repletos de extrañas semillas, bastones de hueso y, lo que era más sorprendente, baúles repletos de rollos de pergamino, de tabillas enceradas y algún que otro códice que debió ser escrito no hace tanto. Cuando Wulfila entró en la estancia la tenue luz del candil que pendía cerca de la entrada proyecto su alargada sombra sobre la pared en la que se encontraba la mayor de las espirales, la única pintura que parecía fija en aquella sala, pues el resto cambiaban no solo de lugar, sino también cambiaban los motivos de tal manera que donde por la mañana había una cacería cuando llegaba la noche, en su lugar, aparecía una escena de recolección de grano. Pero aquella espiral no se movía, no, se elevaba orgullosa sobre su cabeza y el mago tenía la sensación de que aquel dibujo lo observaba, como si de un gran ojo se tratara. Además, la rojiza espiral tenía otra peculiaridad: el séptimo día de mes brillaba con intensidad.

Wulfila se acercó a uno de los baúles y, tras apartar los fragmentos que correspondían a la “Historia Natural” de Plinio, tomó “El asno de oro” de Apuleyo y leyó la historia de las hechiceras Meroe y Panthia… después de todo ésta había sido una auténtica noche de brujas.

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28/10/2013, 14:06
Soros ex Jerbiton
Sólo para el director

-¿Crees que lo haré por el placer de divertirme?-dijo entre risas Soros.-Si quisiese hacer eso convertiría a vuestro párroco en un cerdo y me reiría igual-
-No, lo que yo quiero es algo valioso, algo que tu solo puedas ofrecerme-

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28/10/2013, 21:44
Director

Los ojos castaños de Salvador se fijaron en los de Soros, y por un segundo el mago vio como resplandecían, naranjas, como ascuas en la noche. Por un instante todo quedó en el más absoluto silencio; un silencio denso, amortiguado, como envuelto en lanas. Después, como si acabaran de sacar la cabeza del agua, el sonido volvió, y también el tono castaño en los ojos del señor Auset.

A lo lejos, una mujer estaba cantando. Soros no había reparado en la belleza de su voz.

- ¿Algo que sólo yo pueda darte? - La sonrisa de Salvador desapareció de sus labios, y caminó de arriba a abajo de la habitación, pensativo - Ya no es como antes. Antes yo podía... pero eso era antes. Ahora solo tengo todo esto - dijo, extendiendo los brazos, abarcando la habitación - Cosas que se pueden cambiar por otras cosas. Y no tiene nada de especial.

Pareció entristecerse. La habitación era bastante lujosa, mucho más que cualquiera de las de la Alianza. Salvador tenía todo lo que un hombre podría desear

- Pero si me ayudaras a volver a casa, entonces sí que podría hacer cosas por ti, y solo tendrías que pedir lo que desearas, pues te debería un favor

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28/10/2013, 21:59
Director

Clarice siguió las indicaciones de la viuda hasta llegar a la casa de Isabel Auset. Aunque de los mismos materiales que el resto de las viviendas, la casa era grande, y visiblemente más cuidada que las de alrededor. Se adivinaban, al menos, dos pisos, lo cual la hacía destacar de las demás y situarla orgullosamente a la altura de la abadía. El granito de la fachada había sido cuidadosamente tallado y la madera que reforzaba las ventanas le daban un aspecto acogedor.

La hechicera se acercó a la puerta pero, cuando iba a tocar la aldaba, esta se abrió de repente y salió la señora Auset. Sin querer tropezó con Clarice y ambas rodaron por el suelo; mientras se sacudía el barro, Clarice pudo ver que Isabel estaba llorando amargamente.

- Esto... discúlpeme - dijo, apartando la vista para ocultar sus lágrimas - Tengo algo de prisa esta mañana. ¿Venía a visitar a mi marido? - La mujer observó el cuerpo joven de Clarice - Sí, supongo que sí... Supongo que ya no hay nada que una vieja como yo pueda hacer, más que correr y tropezar...

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28/10/2013, 22:11
Director

Wulfila prestó atención a los signos del formidable martillo. Entre espirales y extrañas marcas acertó a leer:

INSTAURARETIS

y justo, en el lado opuesto,

DISPERDERE

Cansado, dejó caer el martillo sobre los restos de lo que debió ser una silla y se concentró en su lectura. No obstante algo le distrajo. La silla en la que había dejado caer el martillo estaba completamente reparada, como si nunca hubiera sufrido daño alguno. El mago siguió leyendo, aunque pronto Yago, el niño mundano, llamó a la puerta.

- Disculpe - dijo - quería volver a la cocina, pero... me he perdido.

Notas de juego

Muy bueno tu post, por cierto. Como siempre ;)

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28/10/2013, 22:26
Director

Dante recorrió con la vista los estantes mohosos donde habían estado los libros. Se encontraban en mal estado; algunos habían sido apilados en el suelo cuando la humedad hizo mella en la madera. Extrajo algunos de los códices, colocando cuidadosamente sobre la mesa los que aún podrían ser de utilidad.

Casi sin darse cuenta había hecho varias pilas sobre la mesa, con unos cuarenta libros en total, de diversos tamaños y encuadernaciones. Uno de ellos, con las tapas cubiertas de seda de color verde brillante, llamó su atención. Se trataba de un diario; a juzgar por los signos herméticos de las primeras páginas, de un Verditius.

Notas de juego

"[...]perseguidos. Por mi parte, quizá lo de aquella muchacha tuviera que ver, aunque... supongo que si yo fuera su padre no me parecería excesivo. Por suerte encontré al mago árabe en las montañas. No dijo nada, pero aún no le he agradecido lo suficiente que llegara justo a tiempo [...]

[...]a mi también me sorprendió, no esperaba que mi martillo fuera tan... "poderoso". Pediré una forja; este lugar parece hecho a medida [...]

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28/10/2013, 22:38
Director

Helena dio dos cabezadas, pero no tardó mucho en despertarse. Dio un vistazo rápido a los mundanos. Todos ellos dormían profundamente, salvo Yago, que no estaba con su madre; quizá los mundanos desaparecerían perdidos en los pasillos de la Alianza y nunca más tendrían que preocuparse de ellos.

La hechicera encontró a Aline en la cocina, casi en la misma posición en la que le habían dejado. Se había quedado dormida sobre la mesa y había dibujado un pequeño pez con sus babas. Roncaba como un bebé. Debía estar agotada después de la larga noche.

Helena procuró no despertarla y, adoptando su forma animal, salió por el hueco de la chimenea.

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31/10/2013, 02:31
Wulfila ExBjornaer
Sólo para el director

“Reparar” y “Destruir”…Wulfila no había dejado de darle vueltas a estos dos términos en su cabeza mientras intentaba concentrarse en la lectura del “Asno de oro”. Y es que desde que descubriera los maravillosos tesoros que escondía la Sala del Brujo el joven había vivido obsesionado día y noche con descubrir los misterios de la brujería antigua. Por ello leía hasta bien entrada la noche, tomando notas sobre rituales y posibles fuentes de Vis, y solo se detenía para comer apresuradamente o para abandonarse al placer de dar rienda suelta a su Bestia interior, al lobo que llevaba dentro y que le exigía largos paseos nocturnos por el bosque, el que le impelía a contemplar y a aullar a la luna… la misma luna a la que rendían culto las brujas de su estudio. Sin embargo la concentración del mago acabó truncándose al ver la silla sobre la que depositó el martillo completamente reparada. En vano intentó volver al texto y el sonido de unos pequeños nudillos aporreando la puerta, lejos de irritarlo y hacer que refunfuñara –comportamiento que hubiera sido el habitual en él-, constituyeron una autentica liberación.

Tras el umbral apareció Yago. Allí de pie, temblando de miedo o de frío o de ambas cosas, y con la mortecina luz del candil sobre su famélico rostro el crío se asemejaba a una figura fantasmagórica. Casi le inspiraba lástima y compasión en vez del odio y del desprecio que sentía habitualmente por los mundanos. Wulfila se levantó y guardó el martillo en uno de los baúles que destinaba a la función de guardarropa, tras haber apartado los pocos trapos harapientos que constituían su vestuario. Era un objeto demasiado valioso y poderoso- al joven no se le olvidaba el grabado “Destruir” que se podía apreciar claramente en uno de los laterales- para que cayera en malas manos.

“Bien, chico… sígueme y te enseñaré la ruta que lleva hasta la cocina… o, lo que es lo mismo, a nuestros estómagos. Además, me he quedado con ganas de tomar algo más de sopa ¿Has comido tú ya?- Wulfila se rascó con fuerza detrás de la oreja- Sé que no es del todo buena, que contiene más agua que substancia, pero al menos nos mantendrá la barriga calentita y llena por unas horas. Por cierto, ya que os vais a quedar aquí una temporada deberás andar con cuidado por estas galerías y también es preciso que vayas memorizando los caminos”.

Notas de juego

¡Gracias! ;-) Por cierto: Gute Fahrt!

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04/11/2013, 11:41
Clarice Ex Miscellanea
Sólo para el director

Escuchando las palabras de la mujer entre sollozos, Clarice la reconoció como la mujer que acompañaba a Soros en la posada. Pasada la sorpresa inicial, contestó a la mujer.

— Hola, usted debe ser Isabel, la mujer de la posada me ha hablado de usted, me llamo Clarice. —Dijo después de sacudirse el barro. — ¿Ver a su marido? No, es a usted a quien quería ver, para ver si podía ayudarme con un asunto, pero ¿Por qué llora? ¿Puedo ayudarla en algo?—Preguntó tratando de ganarse la confianza de la mujer.

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04/11/2013, 12:17
Aline Ex Criamon
Sólo para el director

El susurro de un pájaro que se escabulle sacó a Aline de su sopor. La noche había sido larga, y se había quedado dormida. Sus sodales se habían marchado, y los mundanos dormían. Salvo el chico. ¿Dónde se habría metido? Probablemente explorando la Alianza. Aunque se preocupó fugazmente por él, una sonrisa iluminó sus resecos labios:

Mejor ser un joven abejorro que una vieja ave del paraíso.

Se incorporó. Había trabajo que hacer. Había un goblin molestando a los monjes, pero esto no le inquietaba: sólo con que se propusiesen exorcizarlo o con una festividad especial –una Misa del Gallo o cualquier otro rito de los que la Iglesia celebrase- el duende pondría pies en polvorosa. Quizá incluso podrían ofrecer sus servicios al abad para combatir al diablillo, y así establecer lazos amistosos. Tendría que comentarlo a Dante la próxima vez que le viera.

En todo caso, el problema era más urgente y ominoso. Su Alianza carecía de Aegis, y estaba emplazada en terreno faérico. Eso significaba que los duendes podrían campar a sus anchas por aquellos túneles si lo desearan. Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar lo acontecido en su antigua Alianza, con el Enemigo tras los muros. Aline se santiguó. Era perentorio organizar una defensa apropiada: averiguar de dónde podían llegar los duendes y dónde podían contenerlos. Había llegado el momento de explorar a fondo las cuevas de Aigualluts.

Aline cogió una calabaza llena de agua, una manzana y un puñado de avellanas. Y un pequeño cuchillo. Para abrirlas –se dijo, y se regañó al instante-. No te engañes, vieja, buscas reconfortarte con el tacto del hierro. Reconócelo, tienes miedo, como en Corbieres.

-Pero aquí no está Stavros para traicionarme –se respondíó resoplando en voz baja para darse valor-. Incluso puede que encuentre a Yago, y que esté ayudándome ya sin saberlo. Es un buen muchacho.

Con el eco de su bastón repicando por las salas, Aline se dirigió hacia los pasillos sin recorrer, buscando el resquicio por el que se colarían los duendes.

Notas de juego

El propósito de Aline es explorar la Alianza, con especial interés por túneles abiertos sin explorar, fuentes y desprendimientos donde pudiesen “materializarse” duendes. En general, puntos flacos para una defensa faérica. Tiene Cultura Faérica 2 y cuenta con la Sabiduría Enigmática 4 –pocas cosas son más enigmáticas que un duende-.

Si encontrará a Yago vagando también por ahí, nuevas salas, a los otros Magos, a los propios duendes u otra cosa, queda a discreción del narrador.

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06/11/2013, 21:10
Dante ex Jerbiton
Sólo para el director

Dante aparto el diario cuidadosamente hacia un extremo de la mesa y dedico un tiempo mas a ojear el resto de libros que había apilado en ella.

Hacia tiempo que no tenia ocasión de tener en sus manos buen material de lectura así que disfruto de cada minuto que estuvo en aquella sala. Una vez hubo terminado de curiosear, recogió el diario y cualquier otro texto de su interés, cruzando después la habitación en busca de la salida. Tenia que enseñar el diario a sus compañeros.

El mago pensaba mientras caminaba en un fragmento del diario “Por suerte encontré al mago árabe en las montañas.” Acaso se refería el autor del texto al brujo... Pensó por un instante para luego concentrarse en encontrar a sus compañeros y que las cuevas lo guiaran.

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07/11/2013, 20:46
Helena Ex Bjornaer

Totalmente despejada después de dormir, se acercó a la cocina. Aline, estaba dormida como solía hacerlo, por muy incómodo que pareciera su postura, ella descansaba a pierna suelta mientras sus ronquidos llenaban la habitación.

Helena, con cuidado aunque patosa, atravesó la sala hasta la chimenea, a medio camino tropezó con un cesto lleno de manzanas que rodaron sobre el suelo. Mirando con ojos inocentes a Aline, comprobó que seguía durmiendo profundamente. Helena respiró aliviada de no haberla despertado.

¿Tan sucios están los anteojos para no ver el cesto? Se preguntó. Cuando fue a cogerlos para limpiarlos se notó que no los portaba. Debió dejarlas en su aposento.

Recogió las manzanas y se dispuso a salir por la chimenea, pero no sin antes tropezar con montón de troncos apilados junto a la chimenea, provocando un escandaloso ruido en la cocina.

¡Maldita sea! Maldijo para sí. Antes de que Aline abriera un ojo, Helena adoptó su forma animal y marchó con rapidez por la chimenea. 

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07/11/2013, 20:48
Helena Ex Bjornaer

Avergonzada de su pastosidad, Helena voló hacia la salida. Al menos en su forma animal su vista era impecable. Voló hasta el cielo abierto, libre de paredes y de techos. Entonces pensó en sus sodales. Wulfila  y Dante quizás se fueran a dormir a sus aposentos al contrario de Aline.

Que extraño pasado nos persigue a cada uno, incluso el joven Dante no escapa de él. Se dijo al recordar su aparición en la cocina.

Pero luego recordó a la joven de los pelos blancos y tez oscura, Clarice.

Que niña más curiosa.

Incluso pensó en el malhumorado de Soros.

Necesita una buena mujer que ablande ese corazón de piedra

Ya debían haber vuelto, pensó Helena, la Alianza los espera para una reunión. Abrió sus alas, frenando su velocidad en la fría mañana, y se orientó en dirección al pueblo. Quizás los encontrara por el camino, o quizás no.

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11/11/2013, 22:40
Soros ex Jerbiton
Sólo para el director

-Vale lo haré-dijo Soros con una sonrisa en la boca.-Pero primero trae a tu mujercita quiero preguntarle algo-.

Y dicho esto se puso a merodear por la habitación tratando de buscar algo que resultase útil para averiguar que sucedía en el pueblo, dado que la idea de dar con el Brujo parecía descartada.

Notas de juego

Lo siento por el retraso.

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12/11/2013, 22:05
Director

Aline recorrió las estancias de las cuevas, una a una, en lo que le pareció las zonas más exteriores. Halló decenas de salas vacías de muy diversos tamaños en las que las luces y el brillo propio de la tierra en la que estaban excavados viraban a distintas tonalidades. Además del ya familiar azul en sus distintos matices, la hechicera encontró verdes, dorados, ocres e incluso el más intenso rojo. Aquí y allá había pequeños saltos de agua con un tenue brillo plateado. Y siempre caminó cuesta abajo, cosa que sus articulaciones agradecieron.

Los pasillos terminaron en una sala circular; no muy ancha pero sí estrecha y alta. A ella se accedía por cinco puertas, todas de madera, pero muy distintas entre si. La primera, de un tono oscuro, como si estuviera quemada, con signos arcanos y grabados en ella. La puerta se encontraba cerrada con varios candados de diversos metales. La segunda puerta, en contraposición a la primera, era de una madera clara, quizá sauce blanco. La madera estaba pulida finamente y también grabada con distintos signos, y como la anterior, se encontraba firmemente cerrada con candados y cadenas. La tercera era una puerta común, no muy distinta a la que pudiera haber en un armario. A penas tenía signos grabados en ella y sólo una cerradura la mantenía cerrada. La puerta por la que había accedido Aline era de un intenso color azul. Los signos grabados en ella, claramente herméticos, estaban bordeados de plata. La quinta puerta era de un color miel, tosca, pero agradable. Además de los signos arcanos habían grabado todo tipo de hojas y flores a modo de decoración, que resplandecían tenuemente dorados. Esta puerta, como la azul, no tenía ningún tipo de cerradura.

En el centro de la misma se alzaba un ara, también circular, en la que una espiral similar a la que había en el vientre de Violeta giraba lentamente.

Notas de juego

¿Puntos flacos? Es un maldito colador. ;)

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12/11/2013, 22:28
Director

Dante y Wulfila se chocaron en un recodo, muy cerca de la cocina. El Bjornaer, mucho más corpulento que el Jerbitón, hizo a este perder el equilibrio, que terminó con las posaderas en el suelo, haciendo caer por los aires el libro de tapas oscuras que portaba. El mago no pudo más que reír, contagiando la risa a Yago, que seguía de cerca a Wulfila.

Llegaron juntos a la cocina, con el niño sin parar de temblar, nervioso, asustado y muerto de frío. Se sentó con los ojos desorbitados y la cara sucia mientras Wulfila reavivó el fuego y echó un puñado de avellanas a las brasas para, una vez asadas, añadirlas a la sopa.

- Estos pasillos no son normales - dijo al fin, mirándose los pies. - En el pueblo hay unas viudas que hacen un guiso espeso. Nosotros no tenemos monedas para pagarles, pero os puedo guiar, si lo deseáis.

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12/11/2013, 22:37
Director

- Soy una vieja idiota, niña, no me hagas caso - respondió Isabel, tratando de recuperar la dignidad. - Mi marido se ha vuelto aficionado a la compañía de cierto tipo de mujeres, y a veces eso me da algunos disgustos. Lo entenderás alguna vez cuando tengas algunos años más, si tu marido no es atento contigo

No, no creo que puedas ayudarme con él, desde luego. Dime niña, ¿por qué querías verme?

Antes de que pudiera responder, Salvador Auset apareció en la puerta. Tenía un aspecto desgreñado y vestía con ropa de dormir, manchada de vino y restos de grasa.
- ¿Aún estás aquí? - preguntó impaciente - Mejor. El Brujo quiere verte antes de ayudarme. ¡Vamos!

Con un gesto, las condujo dentro.

Cruzando un pequeño patio en el que Clarice apreció unas modestas caballerizas llegaron a un salón cálido en el que humeaba una chimenea. Las paredes y el suelo habían sido cubiertas de pieles y alfombras; y sentado en una de las mesas, Soros jugueteaba con el líquido oscuro de una copa.

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12/11/2013, 22:48
Director

Salvador salió a toda velocidad de la habitación en dirección a la puerta. Caminaba descalzo, y sus pisadas, en cuanto abandonó la calidez de las aflombras, sonaron toscas y torpes. El hombre hizo una mueca al entrar en contacto con el frío suelo, pero no se detuvo.

Soros aprovechó para servirse otra copa de vino. Se detuvo un instante a apreciar su color; pero, antes de poder dar el primer sorbo, Salvador estaba de vuelta con Isabel... y con Clarice.

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12/11/2013, 22:51
Director

Helena se encontró volando de regreso al pueblo, sin rastros de Soros o de Clarice. El sol que se había dignado a aparecer entre las nubes le calentó las plumas, y, en la distancia, pudo ver su reflejo en la nieve de las cumbres.

Los ojos de la lechuza mostraban a la hechicera una nitidez inimaginable de colores y detalles y, sus agudos oídos la hacían sentir como si tuviera la cabeza debajo del agua en su forma humana. Podía oír el roce de la falda de una aldeana; los pasos quedos de una rata, el sonido metálico de un caldero de cocina y los gritos del padre Jaume tratando de despertar a los novicios.

Finalmente alcanzó la casa más grande de Benasque en cuya puerta Clarice charlaba con una mujer, ambas cubiertas de barro. No mucho después un hombre que salió de dentro de la casa las invitó a entrar, y Helena las perdió de vista.