Partida Rol por web

No fue difícil seguir el camino, aunque sí que era más largo de lo que os habíais figurado a juzgar por el mapa. El camino hacia el riachuelo fue sencillo, sin mayores complicaciones ni incidentes reseñables. Pero ahí estaba el riachuelo, un pequeño obstáculo a salvar antes de llegar a vuestro destino.

El río no era especialmente ancho, apenas un metro y algo, pero lo justo para mostrar algunas dificultades, pues sí parecía más profundo de lo que uno habría imaginado. No había puente alguno, por supuesto, ni siquiera un tronco cruzado atravesando el caudal, lo cual habría sido muy conveniente. Pero esto no era una película, sino la vida real, y en la vida real uno no se encuentra una x que marque el camino, un puente primitivo para cruzar un río en una zona sin colonizar, o una liana con la que trepar un muro.

El río estaba allí, presto y dispuesto a tocarle los pies al personal. ¿Cómo cruzarlo? ¿Había redaños para saltarlo o cruzarlo a nado, o se buscaría alguna solución diferente?

Un metro y medio no parecía mucha para conseguir llegar al otro lado del río con un salto...pero había gente en el equipo que los años, y el trabajo de rata de biblioteca, le podían pesar muy mucho. "Puede que no sea una buena opción" pensó Gloria.

-Podemos caminar a ambos lados de esta banda del río y puede que encontremos un lugar más adecuado para saltar o con algún tronco para poder pasar a la otra orilla... Otra opción es saltar al otro lado e improvisar un puente tibetano con un par de cuerdas (una para pies y la otra para las manos). Tenemos material?

De todas maneras, mientras esperaba la respuesta de sus compañeros, se desplazó unos metros hacia uno de los lados del río para intentar avistar algún paso franqueable más abajo del río.

A medida que recorremos el camino me voy situando a la cola del grupo disimuladamente. De vez en cuando me agacho de espaldas como si observara algo pero lo hago para limpiarme el sudor con el pañuelo y descansar un poco.
Maldita sea, si tuviera diez años menos esto sería una aventura mucho más divertida. Pero no, el tiempo no pasa en vano y tendría que haber considerado más seriamente la posibilidad de que mi físico comenzara a fallar.
La aparición del río me hace sonreir.
Al fin un pequeño descanso.
Demasiado cansado como para pensar en algo útil le doy un trago al agua que llevo y me siento en el suelo.
Me parece que el señor Quarter o la intrépida señorita Stasi son personas más capacitadas que yo para la tarea de cruzar el rio.
Les lanzo una amplia sonrisa para demostrar que no había maldad en las palabras anteriores si no que era un verdadero halago.

Allan Quarter sonrió el viejo Omar. Sin duda el sabia de lo que hablaba. Era un tipo listo. El ya estaba preparando las cuerdas, atando un extremo a un árbol.

Seguramente tendría que dar más de un salto para volver a por ellas. Pero era mejor que mojarse el culo en aguas de una selva. Por aquel lugar había todo tipo de alimañas, y eso no era lo peor que uno podía encontrarse.

Se acerco con los dos cabos de las cuerdas, le tendió uno a la joven señorita Stasi.

Muy bien, te espero al otro lado encanto.

Luego se hecho una carrera con una sonrisa de oreja a oreja, y salto. Y le sobro bastante distancia.

Una vez en el otro lado tenso la cuerda, y la ato a un árbol, para hacer el puente tibetano que la señorita Trace había dicho.

Sin duda, el puente tibetano no es cómodo de cruzar, pero es fácil de montar o desmontar, y no nos llevara mucho tiempo.

Mejor algo de seguridad al cruzar, que exponernos a cualquier cosa que pueda haber en el agua.

Con el cabo atado cogió una rama y la tiro al agua. Si había algo allí, mejor que se dejara ver, para saber donde andaba.

Gracias, Señor Quarter.

Respondió Gianna mientras cogía el cabo que este le ofrecía. El hombre no dejaba de despertarle cierta curiosidad, aunque no dejaba de ser tan recelosa con él como con el resto de la humanidad, aun así sus ojos marrones la llamaban a descubrir lo que escondía.

En cuanto el hombre salto, se viró hacia el pobre Omar. 

Tranquilo, profesor, trataremos de hacerle cómodo el recorrido.

Gianna había visto cuanto le costaba seguir el paso y la cara que había puesto cuando vio el río. El pobre señor estaba fatigado y su orgullo de vieja gloria no le permitía pedir ayuda o que se bajara el ritmo. En cuanto cruzaran le comentaría algo a Denise.

Pero lo de saltar no era lo suyo, y cayó al río, por fortuna, era una gran nadadora y acabó de cruzar en un momento...

No me importa volver a nado para recuperar los cabos, Quarter, estoy segura de que no es la idea más sensata, pero al menos ahora no he sentido nada en el agua y acabaremos con menos retraso. 

Lockly, sin decir nada, pasa al otro lado en apenas unos segundos. Parecía un equilibrista acostumbrado a estos menesteres. Dais por hecho de que está acostumbrado a utilizar este tipo de estructuras para pasar, porque lo hace con una agilidad asombrosa.

Gloria se agarró con fuerza a las cuerdas e inició su paseo sobre el agua por aquel puente improvisado. No era mucha la altura, pero si la incomodidad de caer en aquella agua que podía conseguir que el resto del día fuera un infierno.

Sin muchas dificultades, la periodista llegó al otro lado del rio y no pudo evitar una sonrisa irónica al observar como la señorita Stasi se secaba tras su "accidente" en el rio.

-Estaba fresca el agua, señorita Stasi? Una cosa es escalar y la otra...darse un chapuzón en el rio!

"Eso ha sido un golpe bajo, Gloria", pensó la fría perdiodista para sus adentros. Era evidente que las dos mujeres de la expedición no le eran de mucha simpatía. Debía conocerlas más?... Puede, pero Gloria no era muy sociable, que digamos.

El chapuzón no pudo sentarme mejor, señora Trace. Debería usted animarse y probarla...

Dicho esto, Gianna, envuelta en la toalla que le había ofrecido Denise, buscó algunos arbustos donde poder cambiarse de ropa, y aunque no estaba segura de que la practica fuera... ¿saludable? lo que tenía claro es que debía quitarse la ropa y asegurarse de que no tenía ningún bicho pegado a su piel, sobre todo, porque a ver a quien podría pedirle que la ayudara si tuviera alguna sanguijuela...

El hombre, con su característica parsimonia, pasó con relativa facilidad por el puente. No era la primera vez que debía cruzar por uno, así que la edad no fue rival para su abultada experiencia. Llegó al otro lado sin dificultad.

Miguel no quería alejarse de Devlin, pero éste le insistió para que pasara, y no sin retiencias, cruzó. Se le veía seguro sobre las cuerdas, con habilidad sobrada para pasar, pero sin querer dejar a Devlin atrás.

Al llegar al otro lado se colocó al lado de Gloria y Denise.

Después de ver como iban pasando mis compañeros por el puente empecé a ganar confianza en ese puente.
Parece bastante fiable, dado los materiales que tenemos no podemos construir nada mejor.
Me levanto lentamente y camino con firmeza hacia el puente.
Pase lo que pase debo dar seguridad, no quiero parecer una vieja rata de biblioteca.
El puente lo cruzo con menos dificultades de lo esperado y cuando llego al otro lado le doy una palmadita amistosa en el hombro al señor Quarter.
Buen trabajo, no esperaba menos de usted.
Me acerco hacia la señora Stasi y le sonrio.
Veo que es usted una gran nadadora.

Gianna sonrió a Heket tras su comentario, empezaba a caerle simpático.

Muchas gracias, profesor. Practicaba seis horas a la semana desde los cuatro años...

Al darse cuenta de su error al mencionar su pasado, Gianna enrojeció, se mordió el labio y dio dos pasos atrás mientras escondía su cicatriz con la toalla. Luego se dio la vuelta y fue a buscar un escondite donde asegurarse de no tener ningún "invitado secreto" pegado al cuerpo...

Voy pasito a pasito, cruzando el puente. En peores situaciones me he visto como para temer pasar por una cuerda.

Devlin desenganchó las cuerdas y las lanzó con brío al otro lado.

-No es por nada, pero pese a mi gran zancada no soy un gran saltador. Presiento un chapuzón inminente.

El hombre tomó carrerilla, llegó al borde del río, y saltó:

-¡Hop!

A continuación se escuchó el pesado cuerpo del inmenso hombretón caer al agua, quedando agarrado al bordillo del río. Se quedó corto por poco. El agua que salpicó dio de lleno en la mayoría de los miembros del grupo. El gorro de Devlin quedó ladeado en su rostro, mientras se afanaba con garra a la orilla.

-Si alguno tiene a bien ayudarme a subir, se lo agradecería en el alma- dijo, mientras reía a carcajadas- Ya les dije que no soy un buen saltador.- estiró su larguísimo brazo hacia el grupo.

Quarter tenía agarradas las cuerdas de su lado del riachuelo precisamente para eso.

Cuando el hombre dio con sus huesos en el agua. Tenso las cuerdas, le hizo una seña y tiro con fuerza para sacarlo de allí. Cuanto menos tiempo perdieran allí y cuanto menos tiempo estuviera en el agua mejor.

Vamos, empiecen a secarse, una caminata con ropa mojada, además de un olor interesante, puede causarles rozaduras graves. Sobre todo pongan atención a sus calcetines, suelen tener más importancia aquí en el mundo salvaje de lo que muchos puedan llegar a creer.

Quarter termina de sacar a Devlin, y habiendo sorteado aquel escollo en el camino, solo les quedaba una cosa que hacer. Moverse.

-Denme un segundo para cambiarme- Devlin comienza a desvestirse delante de todo el mundo, sin mucho pudor. Le importa bien poco que le vean tal cual le trajo Dios al mundo, pues para él lo que prima es no perder tiempo.

Al cabo de unos instantes el hombre se encuentra perfectamente preparado para continuar.