Partida Rol por web

Lockly, Morgan, Devlin, Heket y Trace corren hacia el Norte.

Al poco de comenzar la huida a hombros de Devlin, Heket recupera la sesera y comienza a asimilar lo que está sucediendo. Una huida desesperada, una escapada sin control. Detenerse un solo momento podía suponer la muerte.

Devlin no quiso saber nada sobre pararse un segundo para que el egiptólogo se bajase. No quería detenerse, no quería permitir que el humo los alcanzase. Corría y corría como un loco, sin pensar, todo su cuerpo y su mente centrado en la única tarea que en aquel momento debía realizar: huir, proteger sus vidas, escapar del horror.

Por fin, minutos más tarde, se detuvo. No por gusto, ya que por él habría seguido corriendo todo el día, lo que hiciera falta para poner kilómetros de por medio con tan abrumadora y horripilante criatura. Pero más adelante se topó con el resto del grupo, ya descansando, exhaustos tras la espectaculat huida.

Ante sí tenía a una jadeante Gloria Trace, abanicándose con su sombrero de exploradora, y sudando a chorros. El viejo Morgan estaba apoyado contra un árbol con la mano en el pecho. Su enrojecido rostro mostraba lo terrible que había resultado para él realizar tan colérica carrera. Lockly descansaba un poco alejado de los otros dos. Su fortaleza física era abrumadora. No se le veía apenas cansado. Parecía preparado para volver a ejercitar las piernas en ese mismo instante de resultar necesario.

Del resto del grupo no había señales. Parecía que se habían desperdigado por ahí, entre la densa vegetación. O quizás, solamente quizás, les había dado caza el humo...

Incertidumbre. Incertidumbre y miedo. Esos eran los dos sentimientos que corroían las entrañas del reducido grupo. Ninguno de ellos se había encontrado con la muerte tan de frente, ni nunca ésta había parecido tan deseosa y tan capaz de darles jaque mate en una sola jugada. Ahora restaba conocer si el resto de la expedición había salvado la partida o si, para ellos, ésta había llegado a su fin.

-Alguien sabe qué cojones era eso?

Gloria estaba, mentalmente, en un punto crítico: tenía parte de su cordura en aquel tenso lugar que solo los que han huído de la muerte conocen, y la otra mitad preguntándose de qué oscura pesadilla había salido aquel humo que había acabdo con la vida de Miguel.

Nunca antes, y mira que había recorrido mundo, había visto, oído o conocido algo como aquello. Bueno...puede que hubiera escuchado algún cuento o leyenda sobre cosas extrañas...historias para asustar a los niños. Pero nunca había presenciado nada parecido.

Pero estaba convencida que alguna rata de biblioteca, podría dar respuesta a lo sucedido.

-Heket...Heket! Qué era eso que ha matado a Miguel?

Mientras esperaba la respuesta del profesor, hizo recuento de los miembros del grupo.

-Falta gente! Donde está el resto del grupo?

Me seco las lágrimas que me resbalaban por la mejilla.
Lo último que recuerdo es llorar...¿por un lápiz?
Frustrado me dejo caer de rodillas, era mucha tensión y desesperación acumulada cuando las palabras de la señorita Trace me llegan flotando, me obligo a seguir el significado de las palabras y poco a poco empiezo a recordar más cosas.
No lo sé, es la primera vez que veo algo así. Si estuviera en un estado un poco más calmado podría intentar recordar si cosas así aparecen en leyendas infantiles de algunos pueblos pero...
No acabo la frase y le enseño las temblorosas manos que tengo fruto de los nervios.
Calma, calma, calma...en este estado no sirvo para nada. Tengo que pensar con claridad.
Con las dos manos me impulso lentamente para levantarme, después me sacudo las partes de las rodillas del pantalón para limpiarmelo.
¿De verdad la limpieza del pantalón es tan prioritaria?
Miro alrededor para ver la gente que falta.
Tenía la esperanza de haber perdido solo a una persona, lo que está claro es que no podemos volver por donde hemos venido. No creo que podamos tentar tanto a la suerte...¿y ahora qué?
Pregunto más para mí que para el resto de mis compañeros.

Morgan, ya por fin con la respiración controlada y sin jadear como un animal sediento, se sienta sobre su inmensa mochila y palpa el bolsillo de la camisa. Aliviado, emite un suspiro de satisfacción. Introduce los dedos en el bolsillo y de él extrae un medallón. Lo deja colgar de sus dedos índice y corazón y lo hace girar, contemplando embelesado ambas partes.

-¡Qué maravilla!- dice, contento- Creo que jamás había localizado un resto de una civilización que me haya cautivado como lo hace este medallón. Debo llevármelo a la Universidad de Miskatonic. Realizaré un estudio integral de esta pieza. Creo que estoy ante algo único...

El hombre parece ajeno a todo. Tiene ese aire de científico loco más preocupado por las ruinas que por los expedicionarios. Sin embargo, sí que era un buen amigo de Williamson y del resto de los desaparecidos en la primera expedición, así que talmente parece que está buscando una manera de evadirse del horror centrándose en aquello que supone la mayor pasión de su vida: la arqueología. Desde que se ha puesto a contemplar la pieza parece más relajado, menos asustado, menos agotado. Morgan ya cuenta con sus años, y este tipo de sobresaltos le resultan terribles.

Locky permanece apoyado contra un árbol, evitando miraros a la cara. Parece ligeramente avergonzado, como si hubiera perdido parte de su aplomo y sentimiento de superioridad habitual.

Quizás se deba a que salió corriendo el primero en cuanto intuyó problemas, sin mirar si había heridos o si podía hacer algo por los menos capacitados para enfrentarse a peligros. Quizás sienta cierta vergüenza por su comportamiento... O quizás no... Siempre tan callado, tan distante y huraño, resultaba complicado saber lo que sucedía dentro de aquella inmensa cabeza, detrás de aquella fachada de hostilidad y ferocidad.

-¿Un medallón? ¿Un medallón de las ruinas? ¡Al carajo con él! ¿A quién puede importarle un estúpido recuerdo del lugar que acabamos de abandonar? No es por sacarlo de su ensimismamiento, vejestorio, pero hemos perdido a un miembro del grupo, mi mejor amigo, y para encima la expedición se ha separado. ¡A saber dónde están el resto! ¡Podrían estar en peligro, y aquí estás tú, contemplando un medallón como si no fuera la cosa contigo! Y tú...- se dirige hacia Locky- ¡Maldito cobarde! ¡Si por ti fuera allá que habrían muerto todos! ¡De no ser por Quarter y por mí, el señor Heket y la mosquita muerta de la cicatriz en la cara ahora estarían muertos! Como salgamos los dos con vida de ésta, te juro que te voy a enseñar lo que es el valor- alza un puño ante sí, con furia. Tiene los ojos inyectados en sangre. Pocas veces se había enfadado así en su vida- ¿Y ahora qué hacemos? ¿Qué vamos a hacer? ¿Dónde estarán los demás?

Se sienta en el suelo y apoya la cabeza entre las manos, mirando al suelo. Está mentalmente exhausto tras la pérdida de su amigo y el episodio que acaba de vivir. Su socarronería y su laxitud en cuanto a forma de ver la vida han cambiado radicalmente, mostrando un Devlin abatido e infeliz.

Los nervios y la pérdida de control era evidente en aquella parte del grupo. Unos inconscientemente evadidos de lo sucedido, otros en silencio haciendo frente a lo que habían experimentado, otros furiosos por la pérdida de un amigo...

Del resto de miembros...nadie sabía nada! Era momento de poner algo de tranquilidad y plantearse nuevos pasos. Y viendo como estaba todo el mundo, Gloria veía que ella debía ser quién organizara el grupo fragmentado.

Primero se acercó a Morgan y le cogió el medallón que sostenía entre sus manos. Recordó cuando lo habían encontrado al llegar a las ruinas y la poca atención que le había dipositado. Habían decidido que le darían un vistazo más tarde.

-Morgan, yo me encargaré del medallón.-dijo mientras se lo guardaba en uno de sus bolsillos laterales del pantalón. Acto seguido le entregó su cantimplora y le ofreció un trago de agua-Y ahora, beba y céntrese en lo que está sucediendo, por favor. Le necesitamos!

Pasó al lado de Lockly y apunto estuvo de realizar algun comentario sobre su cobardía...pero solo empeoraría la situación. Bastante tenía aquel hombre con lo sucedido como para pedirle responsabilidades. Además, Gloria sabía que momentos como aquellos, las personas demostraban realmente como eran. Y Lockly se había retratado a la perfección!

-Stuart! No es momento de recriminaciones... Es el momento de tener la cabeza clara y pensar como actuar. Lo primero es encontrar al resto del grupo y reunirnos de nuevo. Alguien pudo ver hacia donde corrían los otros? Si no es así, Devlin y yo miraremos los alrededores del lugar donde estamos...a pocos metros...buscando alguna pista, vegetación removida, huellas...lo que sea! -La periodista se acercó a Devlin y se arrodilló a su lado, puso una mano en su hombro y le susurró- Stuart, le necesito con la mente clara. Si usted no me ayuda, no podremos salir de aquí con vida. Esta gente no esta acostumbrada a moverse por estos terrenos. Usted sí, y yo le ayudaré. No se rinda todavía!

"Nada como subir el ego al genero humano para hacerlo sentir útil" pensó Gloria.

Se levantó de nuevo, dispuesta a comenzar a "peinar" los alrededores del lugar. Antes, miró a Lockly y, esta vez sin piedad, le dijo:

-Lockly, vigila a esta gente. Si no, seré yo misma quién te corte las pelotas!

Todavía estoy pensando en que hacer cuando parece que la señorita Trace ya ha trazado su plan, al descubrirlo frunzo el entrecejo.
¿Volver a acercarse allí?, parece un plan harto suicida. No sabemos nada de ese humo, que rango de acción puede recorrer, ni altura, ni tan solo velocidad...no sabemos nada y plantea acercarse.
Reprimo mis ganas de cogerla por los hombros y pedirle que recapacite.
No creo que lo haga, es una decisión suicida que ya está tomada.
Espere un momento señorita Trace, yo la acompañaré.
Necesitan tener a alguien que vigile si se acerca mucho al peligro, aunque no se pueda decir que pase por momento de lucidez extrema.
Un ligero escalofrío recorre mi espalda.
¡Humo negro!

-Estoy bien, y perfectamente capacitado para buscar al resto- dice Devlin, poniéndose en pie- Señorita Trace, señor Heket, pueden ir ustedes juntos. Yo soy más fuerte y puedo deambular solo sin miedo. Que nadie se aleje demasiado. Y tú, Locky, vigila a este vegestorio atolondrado, como te ha ordenado la señorita.

Comprobó que su arma estuviese lista para cualquier acontecimiento que pudiera surgir. Hacía falta mucho más que lo sucedido como para que Devlin perdiese su aplomo y se abandonase a la locura.

Después de escuchar la propuesta del señor Devlin asiento con la cabeza.
Me parece muy sensato, en principo había pensado ir todos juntos pero nadie garantiza que el otro grupo esté también compacto y no se hayan separado.
Doy un vistazo rápido al señor Devlin, a la señorita Trace y después miro hacía mi barriga y esbozo una ligera sonrisa.
El señor Devlin podrá seguir los rastros de los pasos sin problemas, pero eso no está entre mis habiliades. Así que a mí solo se me ocurre una forma de hacerlo y es muy peligrosa, debemos gritar y esperar respuesta. ¿Qué le parece el plan señorita Trace?

-Creo que no es muy buena opción... No sabemos si "aquella cosa" puede volver a aparecer. No me gustaria llamar de nuevo su atención... Intentemos encontrar algún rastro o escuchar alguna cosa. Lo de gritar puede ser una última opción.

Gloria ya había tenido demasiadas sorpresa aquel día y no quería volver a huir de aquel humo...o acabar descuartizada!

Pidió silencio a Heket...y mirando a su alrededor, intentó afinar el oido...

No, no lo habías visto. Era increíble, pero no lo habías visto. El humo te había pasado desapercibido a la vista, pero un oído más fino de lo que nadie podría haberse imaginado te había hecho intuir un crepitar de llamas a lo lejos.

Girarse y ver aquel humo te dejó helada. De entrada el terror recorrió tu cuerpo desde la planta de los pies hasta la punta de tus cabellos. Y sin embargo, no había motivo.

Era una hoguera. Una simple e insignificante hoguera. Las llamas relucían en lo alto de aquel pequeño montículo no muy lejano. Parecía que algunas personas se encontraban rodeando la hoguera recién encendida, allá en lo alto de la no muy empinada loma. No se encontraba a más de diez minutos de distancia.

Señaló en la dirección que había visto la hoguera. No podía definir quienes estaban en lo alto de aquel montículo. Ni el porqué de aquel fuego...

"Puede que sea el resto del grupo que lo han encendido como medida de señalización", pensó la periodista. Pero ella creía que podía ser una estupidez: fuera lo que fuera que les habia atacado, podría ver aquel fuego e ir tras ellos...como una caceria!

Algo en su interior la inquietaba...un frío estremecimiento que le alertaba que aquello que veia, podría ser algo peligroso. No sabía el porqué, pero no le gustaba ni un pelo.

Fuera como fuera, ella sola no quería tomar la decisión final.

-Heket...aquel fuego...puede que sean los otros. Será mejor que informemos al resto del grupo y decidamos qué hacer. Puede que no sea lo que esperamos que sea...

Tras haberos puesto de acuerdo, regresáis hacia donde se encontraba el grupo y comunicáis las novedades. Investigar el origen de dicho humo parece lo más sensato, así que todos juntos partís hacia lo alto de la loma.

La empinada colina es ligeramente más árida que el territorio circundante. Hay huellas de pisadas en el embarrado ascenso, y parecen relativamente frescas.

Con precaución llegáis a lo alto y os camufláis entre unos arbustos, con el objetivo de averiguar quién se halla en lo alto antes de aparecer por allí a lo loco. Tras la experiencia que habéis vivido con el humo, el llegar a ciegas y sin tomar precauciones os da auténtico pavor.