Partida Rol por web

Silwen vió como todo aquella pasaba delante de sus ojos y cómo el enfrentameitno era inminente, si pues evaluó la situación de manera rápida y vio que llevaban caballos con lanzas de caballeria y que estás serían letales si alcanzan velocidad con sus monturas, así que pasó rápido a acuar antes de que comenzase la batalla.

Atrás todos, apartaos y poneos todos detrás de mi!!!

La elfa comenzó a concentrarse y a replicar unas bellas palabras en quenya, llamó a la voluntad de Aulë, y a la fuerza de la naturaleza.

Yo invoco a las gritas en esta tierra.....

Silwen concentró su poder en realizar un hechizo que no dominaba muy bien y los resultados no fueron tan positivos como esperaba. Logró abrir una brecha en la tierra de pequeñas dimensiones a quince metros de donde se encontraban, la brecha apenas mediría unos diez metros de largo y medio metro de ancho. Bastante considerable, y que haría tropezar a un caballo si no es por que la tropa que se les acercaba todavía se encontraba lejos. Silwen se había precipitado.

No obstante su estrategia tampoco hubiera funcionado de salir bien. Ya que el movimiento que los dunlendinos realizaron a continuación no se lo esperaban. En lugar de realizar un ataque frontal como ellos preveían, el grupo de dieciocho soldados se dividio en dos de nueve y cada uno fue hacía un lado del camino, alejandose para supuestamente atacar al grupo de viajeros por sus flancos y no de frente como ellos esperaban en un principio.

Aquello complicaba las cosas. Los jinetes abanzaban formando un semicirculo casi perfecto y coordinados como si hubieran estado ensayando aquella estrategia largo tiempo.

 - Nos rodean, los que vayais a caballo, dividios y hacedles frente!! - grito a sus compañeros - Vosotros, recargad vuestras armas, y no falleis. - dijo sin mirar, refiriendose a todo aquel que llevara un arma a distancia. Edrrram con la espada en la mano y el escudo embrazado no duraria en defender al grupo.

Eso es imposible Edrran  le grita el rohirrim a su compañero mientras intentaba controlar a su caballo que tambien sentia la sed de sangre de su jinete los tres que vamos a caballos nos enfrentaremos a esos nueve, ustedes seis acaben con el otro grupo!!! Fehngel le estaba hablando al gondoriano pero su vista estaba clavada en el grupo de atacantes Nosotros iremos a por el lider y ustedes busquen rapido algun terreno que no le sea tan favorables a ellos para la carga.

El jinete hace que su caballo se pare en dos patas y alza su espada mientras lanza potentes gritos para intentar intimidar a sus enegimos .

Creo que sera su unica esperanza... En el rostro del rohirrim los que estan cerca pueden ver el dolor por la desicion que acababa de tomar De ser necesario usen el ultimo caballo para parapetarse

Miriamele, impresionada, desvió la vista del enemigo para fijarla en sus compañeros humanos.

-¿Pensáis atacarlos de cerca sólo vosotros tres?¿Contra nueve?

Indecisa, la elfa miró su espada de reojo.

-Yo podría atacar directamente a espada, de hecho mi experiencia en combate a corta distancia es mucho mejor que mi presteza con el arco. Pero eso dejaría un arco sin ninguna utilidad, ¿alguien podría utilizarlo?

Miriamele miró a sus compañeros, para ver si daba con la solución al dilema. No les quedaba mucho tiempo, pero sabía que por cada disparo que errara, un amigo podía caer herido.

El humano se sorprendió cuando escuchó el plan del hombre de Gondor. Cierto era que él estaba más acostumbrado a las batallas y la vida castrense y que su opinión era más formada que la que puedira tener un montaraz del norte, pero el sólo hecho de tener que enfrentarse a nueve soldados por su cuenta le hacía ponerse los pelos como escarpias. No dudaría y se sacrificaría por sus compañeros, era el código de conducta de los hombres del norte, pero la muerte sería casi cierta. La intervención del Rohirrim le pareció más adecuada, y venía de un hombre versado en la batalla al igual que el hombre de Gordor. Si acabamos pronto con unos podríamos volver al centro y ayudar al resto, el combate no debería ser demasiado largo si querían que esto fuese a funcionar....

Neram asintió ante las palabras del rohirrim Esperemos no obstante que se cierren un poco, demasiada distancia nos haría cabalgar demasiado para el caso de que tengamos que ayudar a los de a pié.

Luego miró al elfo sindar y le comentó Yo usaré mi lanza, espero que sea efectiva, aguantad las vidas de esos medianos dependen de nosotros.

Mientras preparaban la defensa que opondrían a los jinetes, estos cabalgaban a toda prisa y ya se encontraban a menos de cuarenta metros del grupo.

Los jinetes de ambos flancos galopaban muy juntos, decididos a barrer de una sola vez al grupo de viajeros.

El rohirrim escucha atentamente los comentarios de sus compañeros y aunque su rostro no lo demostraba le alegro la respuesta del montaraz aunque le preocupaba la elfa  Miriamele despreocupate por nosotros, los rohirririm somos mejores que ellos combatiendo montados siempre que no nos confiemos o nos embosques   Tenemos que matar a su lider rapido y sin piedad y tal vez tengamos mas oportunidad le comenta por lo bajo al montaraz intentando que sus compañeros no lo escuchen.

Cabalgo un momento hasta los que estaban a pie, saco su lanza y la clavo en el suelo Yo usare mi espada asi que voy a dejarles la lanza, cuando esten cuerpo a cuerpo les servira. Luego volvio cabalgando junto al montaraz y a Leowyn y saco su espada y su escudo Vamos a por ellos.

Leowyn asintió. La hora de la verdad había llegado. En esos momentos se alegró de haber hecho caso a Fhengel cuando decidieron tomar los caballos, de no tenerlos en aquellos momentos la situación sería mucho peor. Acarició el cuello del animal y dejó su mano sobre este. Palpó su respiración y notó como la sangre de sus venas latía con fuerza.

Si he de morir que sea combatiendo, pero si he de morir combatiendo prefiero morir sobre un caballo. Dijo con una sonrisa. Fhengel sabía que aquellas palabras eran un viejo refrán de los guerreros de Rohan.

La mujer tan solo tenía su espada y su escudo y sabía utilizarlos a caballo perfectamente como cualquier rohirrim, lo había demostrado cuando ella y Fhengel sobrevivieron a la emboscada y lo demostraría ahora.

¿Listos?

Espera que esten mas cerca Leowyn, cuando acorten a la mitad de distancia cargaremos sobre su flanco izquierdo le dice el rohirrim a su compañera y vuelve la cabeza hacia el montaraz tu estas de acuerdo?

Espera impaciente la respuesta de Neram y se vuelve hacia los que estaban a pie Ustedes tambien apunten sobre uno de sus flancos, ponganse de acuerdo y tengan cuidado con la retaguardia les ordena mientras avanza un poco para que sus compañeros estorben la carga Adelantemonos un poco.

Neram se pone a la altura de los rohirrim, trata de aplacar el ímpetu de su monura aferrando fuertemente las riendas con la mano que ase el escudo, en la otra mano permanece con la lanza mirando al cielo despejado.

El montaraz mira a los afamados jinetes y asiente ante el plan de Fhengel.

Mira al frente y se concentra en sus contrincantes, él estubo hablando con el jefe del grupo así que podría lograr reconocerlo, se afana en buscarlo para asestar el primer golpe donde más duele, un grupo descabezado podría ser la ventaja que estaban buscando.

Edrram, no puede si no adelantarse un poco para intentar proteger a los que permanezcan quietos, disparando sus armas. Se coloca bien el escudo, intentando proteger todo su lateral izquierdo y su espada, atrasada, espera la llegada de los dunledinos. Aquel que logre pasar tras el primer lanzamiento de proyectiles, se las vera con su espada. No tenia duda, su prioridad era hacerlos descabalgar. Su objetivo no eran los jinetes, si no los caballos. Si la montura tropezaba, haria caer a su jinete y este podria dañarse. 

Silwen se había precipitado al crear la grieta antes de tiempo, sus nervios le habían juagado una mala pasada y no había previsto que era lo que podía pasar, pero esta vez meditó bien como se iba a desarrollar el combate y vió que habia dos flancos. Con lo que se centro en el que tenia desventaja, pues ibamos a pie y lo enemigos a caballo, estaban ya posicionados y debía hacer algo para equilibrar la balanza. Una carga de esos jinetes seria mortal. Así que ideó de nuevo un plan mientras sacaba su arco élfico.

Eh! escuchadme un momento, tengo una idea. Teneis que estar atentos, pues seguramente no pueda engañar a los jinetes pero a los caballos si.
En cuanto emprendan la carga realizaré una ilusión de una linea de fuego justo delante nuestra. Con el fin de detener la carga de los caballos, dudo que estos se atrevan a pasarla. Y ahí es cuando actuamos nosotros, cruzando mi ilusión y cargando contra ellos. Es nuestra única posibilidad de tener la balanza a nuestro favor. Esperad a que yo os avise....esta vez realizaré el sortilegio através de un anillo mágico.

Silwen se concentró para poder interceptar a tiempo la carga de los caballos.

Amy estaba desconcertada por todo lo que sucedía a su alrededor, los guerreros parecían no ponerse de acuerdo sobre cual sería la mejor estrategia pero los enemigos no les daban tregua y seguían acercándose con velocidad. Parecía que los rohirrim y Neram cargarían contra una linea de jinetes ellos solos, mientras tanto el resto tendrian que soportar la carga de otros nueve jinetes.

Sin duda el grupo estaba en una situación de inferioridad, menos numerosos y sin caballos para intentar una huída solo les quedaba aguantar.

Cuando la grieta se abrió ante sus ojos Amy no lo dudó y salió corriendo hacia ella, le serviría de trinchera desde donde podría lanzar unas cuantas flechas, además si los dunlendinos quería alcanzarla tendrían que dejar sus caballos.

-"En la grieta estaremos protegidos de su carga, tendrán que descabalgar y llegar al cuerpo a cuerpo."

Bledwyn había intentado mantener la farsa tanto como le había sido posible, taladrando los oídos del guerrero con un borbotón de frases primero y con algunas melodías improvisadas después. Incluso persistió en su intento cuando los primeros signos de desconfianza ya comenzaban a vislumbrarse en el rostro de aquel extraño. Sabía que su tapadera había sido descubierta, y solo pretendía ganar algo de tiempo hasta que sus compañeros tomaran posiciones. Solo cuando su interlocutor se giró en redondo para dirigirse al encuentro de su compañía, el curtido montaráz que gobernaba su montura decidió iniciar una apurada retirada.

Todo ocurría demasiado a prisa. Algunos de sus compañeros preparaban sus armas, mientras que otros se movían por el terreno estudiando la situación. Uno de los elfos había comenzado a recitar un extraño cántico, y el antiguo mozo de cuadras no pudo evitar perder valiosos segundos hipnotizado por la dulce melodía.

Finalmente, Bledwyn bajó de un salto de la montura, dejando en libertad a Neram para que pudiera reunirse con los otros que iban a caballo. Tal vez consiguieran urdir un plan que lo sacara de aquel atolladero. No iba a ser fácil.

Pronto el muchacho se encontró sin saber que hacer, confundido por el caos de órdenes que se escuchaban aquí y allá. Consiguió de alguna forma recuperar su arco y las flechas, que había dejado entre los bultos que cargaban comida y demás suministros, pero le era imposible prepararlo para la batalla. La cuerda se resbalaba de sus manos transpiradas, y no había forma de conseguir que sus dedos dejaran de temblar.

A punto estuvo de salir corriendo por el descampado, dejando todo atrás sin pensar en las consecuencias. El corazón latía desbocado, y el polvo del camino le hacía arder la garganta reseca. La desesperación le impedía incluso llorar.

Sin embargo, en medio del terror y la confusión más absoluta, un oasis de paz y seguridad aplacó su espíritu. Fue una simple y breve visión, que sirvió de bálsamo reparador. En medio del caos, una figura se movía con el aplomo y la templanza de los antiguos, preparando sus armas con una dignidad que casi lo hacían irradiar una blanquecina luz propia.

Entre destellos del sol reflejado los filos de las armas y las nubes de polvo que empezaban a cubrirlo todo, el orgulloso Galanthir se aprestaba al combate con movimientos gráciles y metódicos…

Embelezado por la belleza de aquella danza, Bledwyn pronto se sintió invadido por una profunda y vigorizante paz. Paso a paso fue siguiendo al detalle aquellos movimientos. Tensó con facilidad su arco y depositó varias de sus flechas en un semicírculo a su alrededor. Por último, sacó la vieja espada ancha de su cinto y la clavó justo delante suyo.

Tim recogió las piedras que había amontonado junto al camino, o al menos intentó recoger el máximo que sus diminutas manos le permitían. Entonces echó a correr hacía la grieta junto con Amy.

Aquel sitio les protegería de los caballos, sobretodo a ellos, que eran diminutos en comparación con las fuertes patas de los animales, y los jinetes tan solo tendrían que pasarles por encima para acabar con ellos.

Se lanzó al agujero casí sin pensarlo y comenzó a colocar las piedras en la superficie, pero justo en el borde, para que le quedaran más a mano y no tuviera que agacharse a recogerlas.

Preparó la primera en su honda, las contó. Tan solo había alcanzado a recoger ocho. Eran muy pocas. Pero aún así no sabía si tendría tiempo de lanzarlas todas.

Miró a Amy. Se lamentaba de haberlos sacado de La Comarca, quizá deberían haber hecho caso al montaraz y dar media vuelta, o mejor aún, no haber salido nunca de allí. En esos momentos deseaba teletransportarse a su calido hogar, que razón tenían aquellos malditos viejos hobbits que le llamaban loco por querer abandonar la comodidad y confor de su pequeña madriguera por la ilusión de vivir los cuentos y las aventuras de los libros.

Estad atentos pues crearé un fuego ilusorio cuando los caballos estén cerca, asi que los que sepais manejar armas de cuerpo a cuerpo deberían atacar entonces para tener algo de ventaja.

Silwen pronunciaba en armonia las frases en Quenya para preparar su ilusión y que ésta sea realista a los ojos de los corceles