Partida Rol por web

Los que ya no se demoran

Capítulo 5: Las ruinas

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08/05/2023, 10:30
Director

Las ruinas

Las águilas descendieron planeando sobre los riscos más escarpados de las montañas hasta bordear con sus vuelos el camino que llevaba al Paso Alto y aterrizar en las ruinas de una antigua población cercana al paso entre las montañas que en tiempos debió ser el último refugio antes de atravesar el estrecho desfiladero de nieve perpetua que era el paso entre las montañas. Se parecía en cierta medida a la ciudad de Caras Gondalluin en la que Vanwa había notado las piedras tan silenciosas como el más común de los normales, la única diferencia es que este asentamiento estaba a mayor altura y debía haber sido algo menor en tamaño que Gondalluin. Sin embargo, estaba en un estado igual de ruinoso que el primero, y se mostraba en una quietud tan tensa como la que habían sentido en su primer viaje. 

El frío del incipiente invierno se dejaba sentir aquí con mayor inclemencia que en las faldas de la montaña. El viento soplaba helado y la nieve que se mantenía en el suelo les llegaba casi por las rodillas. Era un lugar frío y sombrío. Las ruinas que quedaban de la vieja ciudad eran apenas los restos de unos muros engullidos por la nieve y por el paso del tiempo y el abandono. Era difícil saber a qué pueblo había pertenecido aquella ciudad, o quien la había construido, y jamás lo hubieran adivinado de no ser porque viajaban junto a Irimë. 

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08/05/2023, 10:49
Irimë

Recuerdo bien este lugar —dijo la elfa con añoranza y tristeza en los ojos—. Esto era Haycombe, el asentamiento mercantil que llevaba hasta Cirith Forn en Andrath1. Fue construida por los hombres de pelo rubio que comerciaban por las montañas. Eran gente amable. Aquí tenían un mercado —dijo señalando a un cúmulo de piedras que apenas servían para un asiento—, y mis paisanos de Lindon venían aquí a veces, a bailar sobre la nieve. Los hombres reían cuando nos veían correr —Irimë observó con tristeza los restos de aquella ruina, recordando las risas que rebotaban contra los muros que ya no existían de gentes que llevaban muertas ya muchos siglos—. Ya no están. Algunos se fueron al sur, siguiendo a un valiente líder llamado Eorl. Otros se quedaron hasta que la sombra del bosque extendió su mano y les destruyó. La traición hizo que su enemigo penetrara en la ciudad, sus horrores convirtieron en esclavos a los pobladores, y ya no hubo más risas en el paso...

Irimë se pasó entre las ruinas, mirando con nostalgia los huecos que habían dejado las casas donde antaño hubiera reído con los pobladores o compartido un guiso e intercambiado historias. Ya casi no quedaba ni el vestigio de la presencia de aquel asentamiento. La dama tomó asiento en una piedra y alzó la vista hacia los demás. 

Aquí es también donde debo encontrarme con los emisarios de Rivendel. Así que será mejor acampar y descansar. 

Notas de juego

1Cirith Forn en Andrath es el nombre en sindarín del Paso Alto, literalmente es "Paso Alto Norte del Largo Ascenso".

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08/05/2023, 22:14
Miriel

Miriel agradeció a las águilas el licor que devolvió el calor a sus frías mejillas y la comida que le restauró las fuerzas. Con la mirada agradeció a Welf que hubiera tenido la gentileza de cogerla antes de caer, pues era el último a quien había visto antes de desmayarse; por ello nada imaginaba que había sido el ágil y silencioso Quildor quien había evitado que se lastimara en la caída.

Con las fuerzas renovadas fue capaz de disfrutar del descenso a lomos de las grandes águilas. Como elfa siempre había amado la naturaleza, cada centímetro de aquella magnífica creación que era Arda, pero nunca había tenido la oportunidad de admirarla en su basta belleza desde el aire; una experiencia que le dejaba sin aliento y sin palabras, ni siquiera estaba segura de ser capaz de componer más tarde una canción que llegase a ser una sombra de lo que sentía en esos momentos. Se centró en disfrutarlo mientras durase sin dejar de mover la cabeza en todas direcciones, como tratando de abarcarlo todo a la vez.

 

De vuelta en el suelo se despidió de las águilas con una profunda reverencia y promesas de gratitud imperecedera, con la esperanza de poder devolverles algún día el gran favor que les habían hecho. No pasó mucho antes de que Irimë les regalara los oídos con una doble ración de nostalgia de la que gustaba. ¿Acaso ese era el final que les esperaba a todos al no morir de vejez? ¿A recordar las alegrías del pasado, ver solo el avance de la Sombra y no ser capaz más de apreciar los dulces momentos del ahora? Aún se negaba a eso. Había muchas cosas que recordaba con gran cariño, no negaba las dificultades a las que se enfrentaban contra la Sombra, pero no por ello dejaba de saborear cada momento de felicidad que la vida le brindaba. Quizás debía agradecer a Welf y su pueblo que le ayudaran a recordar constantemente la alegría de vivir.

- Acampemos, pero inspeccionemos la zona y preparemos algunas defensas antes de descansar a turnos. No quisiera que esa marea oscura que dejamos atrás pudiera sorprendernos por la noche. – convino Miriel.

Notas de juego

Invoco Saber de la Sombra si es posible para establecer las mejores defensas posibles contra un hipotético ataque orco/trasgo en esta ubicación. Si no, pues tiraré :)

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09/05/2023, 08:10
Baldbrand

Baldbrand se había sorprendido por la fragilidad de la dama Miriel. Eran curiosos los elfos. Inmortales pero al mismo tiempo etéreos, sin la robustez de piedra de los enanos o la energía que parecía emanar de los humanos. Por un momento se preocupó, pero al ver que Quildor y Welf se ocupaban de ella, quedó más pendiente del resto del grupo.

Volar a lomos de un Águila Gigante era algo que Baldbrand jamás hubiera pensado hacer. Mientras duró el viaje, el beórnida mantuvo una sonrisa de oreja a oreja -impropia de él- e incluso se permitió lanzar alguna carcajada o algún grito de puro júbilo, como si fuera un chiquillo. 

Aquella experiencia era... de lejos, la mejor que había tenido en su corta vida. Ver las tierras desde el aire era como un sueño hecho realidad y el antiguo guarda intentó atesorar cada segundo, cada respiración. Su pobre montura se quejó en algunos momentos por su tamaño y entusiasmo, a lo que el beórnida le respondió con sentidas palabras de agradecimiento.

Cuando llegaron al suelo, la sensación aún le duró unos segundos en los que creía estar flotando, aunque no se olvidó de despedirse de sus nuevas amigas, renovando su juramento y agradecimiento con la misma sinceridad de corazón que había mostrado ante Gwaihir.

Pero aquello no duró demasiado. La visión de las ruinas de Haycombe parecieron devolverle a la dura realidad. Su gesto se volvió, de nuevo, adusto y casi enfadado, pues a pesar del tiempo aún atesoraba sus recuerdos de niñez en Beemore. Vale que su pueblo natal no fuera tan grande quizá o llegara a tener siquiera importancia, pero su aspecto debía ser más o menos el mismo, sino peor. Y todo por culpa de la Sombra. Como siempre, la nostalgia de Irime parecía hacer mella en él, pero intentó no mostrar las emociones que le provocaban.

Al escuchar a la dama Miriel ya algo más repuesta, el beórnida asintió.

-Igual queda alguna vivienda con sus cuatro muros y con suerte algo de altura... -propuso finalmente, aunque se plegaría a los deseos de los demás.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Nah... dejo una tirada de Explorar por si las moscas, pero meh.

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09/05/2023, 11:49
Welf Ramaverde

     Welf agradeció a Gaerthor su fidelidad y le prometió igualmente que si algún día él o alguno de los suyos necesitaban algo que estuviera en su mano podía contar con su ayuda.


     Al llegar a las ruinas vio el pesar de la Dama y se prometió a si mismo no dejarse llevar por la nostalgia. Decían en el Salón que donde hubo llama se encontrarían rescoldos asi que se decidió a agitar las brasas.

     Dama Irine: ¿Qué cantaban los hombres y los elfos cuando estos muros se llenaban de risas? Hoy, de nuevo, hay hombres y elfos. Quizá falte la nieve pero creo que después de escapar de los orcos y el encuentro con las Águilas tenemos motivos más que sobrados para reír. Quien sabe si cuando nos encuentren los enviados de Lórien sean ellos los que el día de mañana cuenten a otros viajeros como aquí, a la luz de la luna y la estrellas, se reunían diferentes pueblos para recordar que tras la oscuridad llega la luz de la mañana y eso es motivo suficiente como para celebrar, cantar y reir. Tal vez bailar... tal vez si no os importa ver los torpes pasos de los hombres del bosque.

 

     Welf no se veía capaz de levantar un muro ni de buscar la mejor posición defensiva pero si creía que era necesario pensar de forma positiva y alegre a pesar de las heridas, a pesar del cansancio, a pesar de saber que el tiempo a todos alcanzaba... pero al final. Hoy no, hoy era un día de celebrar.

 

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10/05/2023, 12:52
Irimë

Miriel estudió las ruinas y determinó cuales eran los puntos fuertes y débiles de las ruinas del viejo poblado por si acaso volvía a aparecer la marabunta de orcos que les habían estado a punto de causar un disgusto enorme. Había una zona algo menos cómoda que donde se encontraban, pero mucho más defendible, a la que podrían moverse si las circunstancias les apremiaban. Entre tanto, Baldbrand buscaba alguna estructura lo suficientemente grande para cobijarse en ella, pero el muro más alto que quedaba del antiguo Haycombe le llegaba por las rodillas. Por contra, Welf trató de levantar el ánimo del grupo y recordó a la dama que, pese a que ahora el poblado era bien distinto, también una mezcla de culturas de diferentes pueblos se juntaba en aquel lugar. Aquello levantó una sonrisa en la dama Irimë.

Me complace vuestro optimismo, joven Welf —ver sonreír a la dama era tan extraño como maravillosa, la belleza inmaculada que ya poseía se multiplicó exponencialmente al mostrar las perlas que ocultaban sus fruncidos labios—. Creo que... Todavía recuerdo alguna de esas canciones. Era algo así —y con una gracia maravillosa y la voz aterciopelada que la caracterizaba, la dama cantó en un tono de voz bajito unos versos sobre el trabajo de las montañas, las nieves que cubrían el paso y el calor de las fraguas que alejaba el frío de las montañas. 

Pasaron una tarde tranquila en la que su única preocupación fue el frío viento que soplaba. Ocultaron una hoguera de modo que les pudiera calentar pero no fuera vista desde lejos y se colocaron a su alrededor. Conforme la tarde avanzaba y el crepúsculo iba llegando, Irimë se iba impacientando más. En vez de disponerse para dormir y pasar la noche, la dama elfa se movía de un lado a otro siguiendo el trazado invisible de calles que quedaron enterradas siglos atrás. Pisaba con suavidad y ligereza sobre los ventisqueros, recordando a sus paisanos desaparecidos y las luces del mercado. Cuando las estrellas finalmente aparecieron en el firmamento, alzó su voz en una canción a Elbereth, la Dama de las Estrellas. 

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10/05/2023, 19:56
Qildor Qinorin

Qildor no se quedó quieto. Aunque no tenía la experiencia de Welf moviéndose en campo abierto, sí que se había versado en otros conocimientos que podrían resultarle útiles. La última vez los tomaron por sorpresa, pero no pensaba que aquello se repitiese por segunda vez.

Se concentró mientras oteaba el horizonte, deshacía briznas de hierba entre los dedos y caminaba de un lado a otro asegurando el terreno y examinando las ruinas. Una vez se dio por satisfecho con sus descubrimientos, sopesó la información mientras acompañaba a la dama con su canción, demostrando poseer una voz clara y potente.

Notas de juego

Uso Libros y mapas de saber prohibido junto a Versos del saber para detectar la amenaza de la Sombra.

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11/05/2023, 08:56
Vanwa

Vanwa se maravilló, como el robusto beórnida y el resto del grupo, en el viaje por los cielos. Contemplar la tierra desde las nubes era algo vedado a todos aquellos anclados por la naturaleza al duro suelo. Disfrutó del viaje como un niño, aunque también se esforzó para intentar recordar todo aquello que veía. Qué útil sería poder tener alas para saber tomar la senda más adecuada en cada jornada del camino...

Las historias tristes de la dama eran... eran eso. Tristes. Descorazonadoras. La dama era como esa débil luz crepuscular, que antes había sido luz radiante pero en el ocaso del día podía ser una iluminación más tétrica que la de la propia noche, al proyectar largas y extrañas sombras.

Le gustó mucho escuchar como Welf intentaba lanzar nueva luz sobra la dama y por desgracia las viejas rimas que había aprendido apenas citaban aquel lugar como para poder sacar algo de utilidad más allá d elo dicho por la dama.

Si aquel iba a ser el lugar de encuentro, deberían esperar allí. Extraño lugar para encontrarse. Bueno por las ruinas que protegían de la mordedura del viento helado, pero malo por ser un lugar de tantos recuerdos para la elfa.

Vanwa, como en la anterior ocasión, interrogó a la muda piedra. Incitó su orgullo al citarle el nombre d ela ciudad, recordarle que había formado parte de un lugar importante para los humanos. Como había sido crucial para que hembras humanas alumbrasen a sus retoños al amparo de su fuerza, como los habían protegido del frío y la lluvia... Con esas palabras melosas intentó sacar información, no ya del lugar, para mirar de subir la moral de la dama, sino también para saber si había por allí un escondite secreto, una sala oculta donde los humanos guardaban sus bienes más preciados, una bodega clandestina... Desde lo del Fuerte Circular estaba muy escarmentado con los pasadizos secretos, y tener un sitio oculto donde esconderse sería algo ideal si llegaban los orcos antes que la gente de Elrond.

- Tiradas (1)
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11/05/2023, 16:38
Baldbrand

Aquel lugar resultaba algo decepcionante en cuanto a encontrar refugio.

Tras sus pesquisas, Baldbrand llegó a la conclusión de que mejor sería que los orcos no llegaran antes que los elfos de Rivendel.

Escuchó la tonadilla de la elfa y se sorprendió porque, esta vez, no era otro lamento nostálgico. Casi podía decirse que Welf había conseguido todo un hito al hacer que la dama pensara en algo más feliz que ceniciento.

Con aquella música de fondo, agradable, Baldbrand se dispuso a hacer una cena ligera pero caliente. Una especie de puré de raíces bien condimentado para que fuera agradable al paladar.

La tarea le ayudó a centrarse, puesto que, incluso la elfa, estaba bien inquieta. Intentó no dejarse llevar por aquella impaciencia y confiar en que los elfos de Rivendel llegaran al momento previsto.

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11/05/2023, 22:16
Ainar, hijo de Ai

Ainar pasó parte del viaje sin querer mirar, y parte del viaje mirando las montañas que nunca hubiera pensado que podría ver también desde arriba. Las conocía por arriba, por abajo, por los costados... pero además las estaba conociendo de arriba. Y era grandioso. Pero los enanos estaban hechos para cosas más cercanas a la tierra, como ellos mismos. No eran como los lungos elfos, o incluso muchos humanos. Eran más terrenales, y se les daba bien.

Una vez en tierra, agradeció sinceramente al águila, y también el haber llegado. Un graznido de Munin acompañó sus palabras, por lo que seguramente él estaba agradeciendo también.

-Munin, no sé siquiera cómo podría pagarte semejante deuda- le dijo el enano entre susurros, mientras recorría la zona buscando la mejor forma de defenderse si llegaran a necesitarlo -Nos salvaste a todos, es impresionante...- y siguió valorando lo que había hecho su amigo el cuervo...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tengo +1 por Tieso como un enano ;) Se me estaba olvidando. Así que es un éxito. Me parece que en cualquier momento empiezo a exigir puntos de Comunidad XD

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12/05/2023, 12:21
Director

La información que Vanwa pudo sacarle a la piedra, mientras el resto miraban extrañados a aquel elfo loco que hablaba con las paredes y los suelos de las ruinas, fue bastante poca, pero le llevó un buen rato. Ya que las piedras hablaban con una voz larga y lastimera tras siglos aguantando estoicamente el envite del viento. Las piedras le contaron al elfo que en aquella zona tan elevada de las montañas, la roca era maciza y no tenía fisuras por las que pudiera caber ni una sola gota de agua. No había grietas por las que pudieran desplazarse los orcos ni lugares por los que pudieran pillarles desprevenidos hasta al menos varios centenares de metros de menor altitud. 

El terreno además, era favorable, como hizo notar Ainar más tarde. Si alguien quería pillarles por sorpresa solo tenía dos opciones: caer desde los cielos como las águilas o seguir el estrecho y escarpado camino que descendía desde su posición entre la nieve y los vientos. Ainar pudo darse cuenta que la elección del lugar para erigir la vieja Haycombe no había sido al azar. Desde aquel punto se controlaba perfectamente el camino y el estrecho desfiladero que había que cruzar antes de llegar al lugar, un desfiladero que ellos habían salvado gracias a las águilas. Mientras inspeccionaba el lugar, Ainar hablaba con Munin, pero el único agradecimiento que el cuervo quería de Ainar era algo de comer. Y así se lo hizo saber chasqueando el pico y agitando las alas. 

Vanwa regresó de su charla con las rocas habiendo encontrado un sótano en una antigua casa, o más bien lo que quedaba de ellas. Allí decían las piedras que había un tesoro todavía oculto desde los tiempos en los que Haycombe era una ciudad llena de vida y la ciudad florecía en las montañas. No había sido capaz de entender qué tipo de tesoro se escondía en aquel sótano cubierto de piedras y ruinas, pero sin duda debía ser algo valioso.

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12/05/2023, 12:47
Director

Qildor había oído de ese tesoro que hablaba Vanwa, o que las piedras le habían dicho según el extraño elfo aseguraba. En los viejos mapas de Elrond que había estudiado había referencias a ese tesoro desde mucho tiempo atrás. Hacia siglos que los sabios dúnedain que los escribieron estaban muertos, pero ya entonces hacía muchos siglos más que la ciudad de Haycombe había sucumbido a la Sombra. 

Aquel tesoro oculto estaba maldito. O al menos eso se decía en los escritos antiguos que hablaban del lugar. Unos exploradores trataron de desenterrarlo tiempo ha y, según decían los escritos, aquel tesoro los corrompió tanto que "se volvieron sombras de lo que eran". No se entraba en detalle de qué tipo de tesoro era aquel, ni tampoco de que tipo de maldición sufrieron los exploradores. Aunque algo le decía a Qildor que aquello de volverse sombras no era algo metafórico. Comoquiera que fuera, un valiente dúnedain devolvió el objeto a su lugar y derrumbó una de las paredes de las casas ruinosas sobre su emplazamiento para que nadie volviera a intentar recuperar dicho tesoro.

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12/05/2023, 15:11
Vanwa

- Las viejas piedras han hablado...- Dijo con orgullo el elfo.- Al principio les ha costado. hacía mucho que no hablaban con nadie, las pobres. Lo primero es que no hemos de sufrir por pasadizos traicioneros conocidos por orcos. Al parecer el único acceso es el desfiladero... Peeeroooo también me han dicho algo... curioso.- Susurró, cómplice.- Al parecer allí... ¡No! ¡No! Allí. Sí. Allí, la vieja y negra Cod lo sabe.- Dijo señalando una piedra negra de un muro que aguantaba la verticalidad de forma precaria.- Bajo la vieja Cod hay un sótano con un viejo tesoro, de cundo los tiempos de la vieja Haycombe. ¿Qué es para una piedra un tesoro? Bueno... Eso es ya más discutible. ¿Oro o plata? Quizás... No creo que sus criterios sean los nuestros, pero bueno. Aunque solo sea para ver lo que queda de un sótano de los viejos tiempos...- Comentó, mirando a la Dama, además de al resto.

Y tras ello se dispuso a investigar aquel lugar. Le pesaban las piernas y se moría por una cama blnda y una comida caliente, pero la curiosidd siempre había sido uno de sus muchos puntos débiles.

 

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12/05/2023, 18:52
Ainar, hijo de Ai

Al enano, luego de que hubiera dado las indicaciones necesarias hacia aprovechar el lugar, le interesó mucho lo que dijo Vanwa sobre un posible tesoro. Qué fuera tesoro para las piedras no le importaba demasiado, pero le intrigó y llamó la atención.

-Ojalá no tenga que hacer palanca, ¿no, Vanwa?- dijo el enano, ayudando al elfo -Deberíamos mantener una vigilancia en cada uno de los lados- miró a Qildor y luego a Miriel -¿Qué les parece?-

En su parquedad, no dijo que Baldbrand y Welf serían de más ayuda al tener que realizar fuerza, y además quería mantener al margen a Miriel que ya había tenido demasiado.

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12/05/2023, 23:51
Baldbrand

-¿Un tesoro para las piedras? -dijo Baldbrand en voz alta y en un tono que exudaba suspicacia o como si Vanwa ya estuviera con alguna de sus locuras. Terminó de dar otra cucharada a su puré de raíces mientras Ainar parecía caer presa de la curiosidad suscitada por las palabras del elfo.

Elevó los hombros.

-Tampoco tenemos otra cosa que hacer por el momento. -dijo levantándose dispuesto a ayudar a sus compañeros. No creía que aquello les llevara mucho tiempo.

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13/05/2023, 10:05
Welf Ramaverde

     Esto... compañeros... ¿no os habéis planteado que quizá sea mejor descansar y por la mañana con la luz del día investigar ese sótano? Los viejos tesoros despiertan viejos recuerdos... y viejos males decía mi abuela. Siento el cuerpo tan machado ahora mismo que si hubiera algún tipo de peligro ahí escondido apenas podría hacerle frente.

     Hemos luchado contra orcos y trasgos, volado... ¡dos veces! con las Águilas y ya con eso he superado las emociones de toda una vida. Por mi dejaría oculto lo que tanto tiempo ha permanecido así, pero si queréis descubrir esos secretos, esperar a mañana. Por favor.

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14/05/2023, 20:07
Qildor Qinorin

Mientras charlaba con la dama, tratando de asegurarse de que se encontraba bien, no pudo evitar entreoír la conversación de Vanwa respecto a un tesoro. Si la memoria no le fallaba —y rara vez lo hacía—, debía tratarse del tesoro maldito de Haycombe.

Carraspeó para que todos le prestasen atención*.

Ese tesoro está maldito —intervino Qildor con calma, sin levantarse—. Aquellos que intentaron desenterrarlo vagan ahora corrompidos, apenas sombras de lo que fueron antaño. Os sugiero que hagáis caso a vuestro amigo Welf y descanséis. Esta tierra ya fue reclamada por la Sombra hace muchos siglos y nosotros ya hemos luchado suficiente.

Notas de juego

*Si fuese preciso, uso Señorial.

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14/05/2023, 21:07
Miriel

Miriel escuchó la canción de Irimë y Qildor disfrutando de sus voces sintiendo de repente que su voz sonaba como el graznido de un cuervo. ¿Cómo había podido pensar que su voz era bella cuando la juzgaba junto a las voces de estas criaturas tan antiguas? Permaneció en silencio un poco abatida hasta que las palabras de Vanwa sobre un tesoro le arrancaron una sonrisa cansada del rostro. Era como un niño que nunca crecería, algo que le llenaba de luz que compartía con ellos con esa inocencia tan pura.

- Yo me encargaré de la vigilancia, maese enano, mientras ustedes desentierran los viejos recuerdos que guardan estas antiguas piedras. Sea lo que sea seguro que tendrá un gran valor sentimental por los recuerdos del pasado que traerá. – se preguntaba que podría haber sobrevivido tantos siglos, seguramente algo duro como la piedra, pero no tenía claro que las piedras entendieran el concepto de tesoro como lo harían ellos mismos. Eso la intrigaba aún más, pues le gustaría descubrir que entendían las rocas por tesoro.

- Si necesitan que les ayude a buscar en algún momento, sólo díganmelo. – les indicó antes de prepararse a mantener su posición de vigía en un lugar elevado mientras ellos bajaban a los túneles.

Entonces las palabras de Qildor la pararon en el lugar. Si realmente estaba maldito, ¿era seguro dejarlo allí para que atrajera a otros incautos en el futuro? ¿No deberían arrojarlo al mar donde no corrompiera a nadie más? ¿Estaría realmente maldito? No tenía claro que una advertencia así fuera a detener a Ainar o Vanwa. Los miró a uno y a otro esperando a ver su resolución sin añadir nada más.

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15/05/2023, 13:13
Director

Vanwa les habló con entusiasmo de lo que las rocas le habían contado: un tesoro escondido en uno de los antiguos sótanos de Haycombe, enterrado bajo una pared de piedra derrumbada. Las rocas se lo habían dicho. Eso captó la atención de todos, pues no siempre uno tenía la oportunidad de encontrarse un tesoro tan antiguo. Y el hecho de no saber qué tipo de tesoro era aumentaba su curiosidad. Ainar y Baldbrand enseguida se ofrecieron a ayudar al elfo a desenterrar el tesoro, aunque Welf prefería hacerlo al despuntar del alba, mejor que envueltos en aquellas sombras alargadas y la noche que se avecinaba tras ellas. 

Pero fueron las palabras de Qildor las que detuvieron, al menos durante unos instantes, a los que se dirigían a desenterrar al tesoro. Una advertencia tan clara como sombría: quienes ya desenterraran ese tesoro en el pasado ahora vagaban por la tierra como sombras. La advertencia vino acompañada por una ráfaga repentina de viento helado que sopló en ese mismo momento alzando la nieve de las montañas y sacudiendo sus tiendas y las llamas de la hoguera. Miriel dudó, pensó que si estaba maldito no sería seguro dejarlo allí por si otros incautos daban con él; pero ¿cuántos incautos en el mundo eran capaces de hablar con las piedras y lograr que les confesaran la ubicación de un tesoro maldito?

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15/05/2023, 19:42
Vanwa

Las palabras (y el porte) de Qildor lo detuvieron. Más bien, lo maravillaron. Claro que también estaba cansado, y mucho, como decía Welf, pero la emoción del día aún corría por sus venas y quería saber más. No por codicia, pues nada le interesaba el oro o la plata pero saber... Añadir algunas rimas a los viejos versos heredados de siglos de conocimientos transmitidos oralmente de maestro a alumno... Oh! Eso sí era algo digno de correr algunos riesgos.

Intercambió una mirada cómplice con Ainar. ¿Las palabras de Qildor lo iban a detener? Lo dudaba.

- ¿Y qué tesoro es ese?- Murmuró, encogiéndose bajo el aire gélido que se había levantado, como un nefasto presagio que viajaba con el viento.-  Contadnos esa historia, señor.- Pidió, como un niño que en una noche de campamento pide una historia de fantasmas.