Partida Rol por web

Sharn, la ciudad de las torres. Ubicada en un punto estratégicamente perfecto en la nación de Breland, puerto de comercio, punto de salida de exploraciones arqueológicas hacia Xen'drik y construida en una zona de manifestación de Syrania que permite a la ciudad utilizar con espectaculares resultados la magia de levitación.

Sus gigantescas torres se elevan de forma imposible en el cielo y permanecen siempre iluminadas por el millar de antorchas sempiternas. Torretas, torreones, torres y fortificaciones, muros, puentes, pasos y pasadizos, y un largo foso que se pierde en el subsuelo allá donde antiguas civilizaciones se elevaron mucho antes de que los humanos de Sarlona emigraran a Khorvaire, vuestro actual continente, así es la ciudad de Sharn.

Llegar a la ciudad de las torres es una experiencia única, ya sea por el tren relámpago de la Casa Orien, los barcos voladores de la Casa Lyrandar, llegando desde los mares o el simple carromato y caballo de toda la vida.

Construida sobre un acantilado del cruce de ríos de la Empuñadura, a la desembocadura del Rio de la Daga que da al Mar del Trueno. Sea por mar, tierra o aire llegan constantemente visitantes a la ciudad para llevar las mas exóticas mercancías.

Es en las zonas mas altas, donde están ubicadas las residencias mas opulentas y donde uno puede encontrar los prestigiosos edificios de museos, teatros o la famosa universidad de Morgrave que financia expediciones a todas las partes del mundo y a Xen'drik en particular en busca de increíbles reliquias del pasado.

Y es entre los puentes que unen las gigantescas torres - que pueden llegar a albergar plazas enteras - donde se acumulan el centenar de tiendas y tenderetes que venden desde baratijas de las tribus de talenta a las mágicas obras de arte de Aundair.

Y eso sin mencionar el sinfín de experiencias culinarias que llenan esos tenderetes.

Para moverse por la ciudad a uno solo le queda subir miles de escalones y peldaños o subirse a las distintas barcazas aéreas que se mueven cual transporte publico por entre las torres ganándose unas pocas piezas de cobre por viaje.

Vosotros sois unos turistas mas recién llegados a la ciudad.

Los niños mendigos de las razas mas variopintas asaltan a los recién llegados para ofrecerse como guías. Si los turistas eligen bien, consiguen un precioso paseo a precio de ganga, si eligen mal probablemente terminen en un callejón despojado de sus pertinencias.

En vuestro caso os habéis subido a una de esas barcazas para hacer un paseo por encima de las torres. Ver la grandilocuencia de la ciudad y experimentar unas cuantas cosas nuevas en ese mercadillo antes de buscar donde podéis encontrar alguna oferta de trabajo.

Pero no todo son florecillas.

La ciudad tiene sus sombras, sus barrios marginados, sus guetos de razas repudiadas que sobrevivan de las migajas de los barrios superiores mas afortunados. Y es de esos pozos de corrupción que han salido un grupo de gnolls montados en otra barcaza volante.

Que se acerca de forma amenazante entre gritos, risas y aullidos hacia vuestra barcaza. Haciendo que vuestro conductor empiece a sudar la gota gorda y os avise de que os agarréis si no queréis caer.

Apoyado en el borde de la barcaza contemplaba la ciudad de Sharn como se acercaba. Lo que hace un instante eran puntos en la lejanía, empezaban a cobrar altura a medida que nos acercábamos a la ciudad. Los edifcios altos, que intentaban llegar más arriba de donde ya se situaba la ciudad daban magnificencia la ciudad.

Una ciudad llena de oportunidades para alguien como yo, que veía negocio donde los otros veían miseria o simplemente no veían nada.

Estaba tan distraído observando la grandeza de la ciudad que no vi a la otra barcaza acercarse a nosotros. Cuando me di cuenta de su llegada, ya nos había embestido y, al parecer, no había sido por accidente. Un abordaje en toda regla.

Sharn, una ciudad donde aprender mucho sobre sus costumbres, ritos y tradiciones con y para los dioses. Pero en un lugar donde habita tanta gente de bien también se arrastran seres oscuros, apagados, faltos de fé. Sin duda, tendría trabajo que realizar.

Como siempre, el trabajo llega antes que el ocio, y en esta ciudad se da especialmente prisa. Al ver acercarse una barcaza solo pienso en lo peor. Separo las piernas para mejorar el punto de equilibro y junto al peso de mi cuerpo resisto el primer embiste.

- Tranquilos, Boldrei el protector está de nuestra parte en esto, no tienen nada que hacer.

Sicho se encontraba totalmente abrumado por Sharn, a medida que la barcaza avanzaba, no podía parar de mirar a todas partes atónito. Fijándose en cada ventana y cada una de las estilizadas torres que, para la estatura del mediano, eran inmensas y levantando el cuello apenas podía alcanzar a ver el final. Desde que entraron en la ciudad, todavía no había podido quitarle ojo al entorno. Por un momento, se quedó embobado mirando a un punto fijo y dejando que fuera el propio movimiento de la barca el que guiara su mirada por las fachadas de las torres.

Caray... Jamás habría imaginado estar subido en uno de estos trastos... Es tan diferente al...

En esos momentos, sintió un fuerte golpetazo que lo sacó rápidamente del sitio. Estaba tan ocupado fijándose en las torres que había olvidado por completo dónde estaba. Tras el golpe, sus rodillas flaquearon y cayó al suelo rodando hasta uno de los laterales de la barca, chocando de costado con los tablones de madera.

- ¿Pero qué narices? ¿Qué acaba de pasar?

Todavía en el suelo, el mediano no alcanzaba a ver qué había sucedido.

Subido ya en la barcaza aérea para hacer un recorrido por todo Sharn entre sus torres, me dispongo a disfrutar de las vistas de tan grandiosa ciudad. Al poco rato de contemplar las maravillas al alcance mis ojos comienzo a escuchar unos espantosos ruidos tales como gritos, risas y aullidos bastantes familiares… Se trataba de otra barcaza que se aproximaba a la nuestra a mucha velocidad. Dentro de ella consigo distinguir un grupo de gnolls al mismo tiempo que el conductor nos advierte del peligro.

- ¡Malditas sucias y apestosas hienas! ¡Como las odio!- grito con rabia mientras me agarro fuertemente al borde de la barcaza para recibir la embestida.

Las volutas de humo salían de la pipa de Myrmex mientras este permanecía recostado en uno de los asientos de la barcaza voladora. Disfrutar de aquellas vistas era una maravilla para cualquiera, pero todavía más para alguien que durante tantos años sólo contempló la oscuridad del subsuelo. Myrmex tenía muchas esperanzas puestas en Sharn. Seguro que allí había infinidad de oportunidades para unos aventureros como ellos.

Así andaba el gnomo, perdido en sus pensamientos, hasta que de golpe y porrazo se encontraron con aquel comité de bienvenida gnoll dispuesto a amargarles el agradable paseo. Cuando el vehículo de las bestias chocó con el suyo, por los pelos estuvo el pequeño mago caer de bruces. Con una mano se agarró a la barandilla al tiempo que con la otra sujetaba su pipa.

-¡Repámpanos y gusanos!-exclamó sorprendido e indignado.

Las barcazas chocaban todos os agarrabais y plantabais los pies y el único que terminaba de bruces en el suelo de la barcaza eran el timonero y el mediano que rodaba por el suelo como un barrilete suelto.

Dos gnolls saltaron mientras el tercero apartaba su barcaza y se apartaba rápidamente bajando con velocidad para perderse en los subniveles de la ciudad antes de que pudieran ir a por el las autoridades. 

-Lanzad vuestras pertinencias al suelo y nadie saldrá herido!- Gritaba uno de los gnolls que blandía una hacha y un escudo que hacia entrechocar de forma amenazante con un ruido estruendoso. El gnoll de detrás suyo manejaba un arco que tensaba inmediatamente entre risas.

La gente en las torres y los puentes señalaba la barcaza y el asalto, no era algo que pasara desapercibido.

Myrmex no se anduvo con remilgos y preparó un hechizo de inmediato. No había tenido muchos encuentros con gnolls, pero sabía de sobra que eran criaturas con las que era imposible parlamentar, y que la mejor negociación era demostrar que eras más peligroso que ellos.

Así, el gnomo invocó tres dardos mágicos que lanzó contra el enemigo más cercano. Seguidamente, se escabulló hasta situarse detrás de Judge, para estar a cubierto tras la gran mole metálica.

Esbozando una gran sonrisa con los dientes bien apretados, haciendolos rechinar entre si, me dispongo a ponerme en movimiento viendo como vuelan unos rayos de luz desde atrás en dirección al gnoll con hacha y escudo, al cual veo como una amenaza mucho menor que el segundo con su arco. Con escudo y martillo en mano haciendolos chocar para que vean y sientan lo que es un verdadero estruendo amenazante, cargo contra el gnoll del arco con furia y gritando. 

- ¡Os habéis equivocado de barcaza! 

Manteniendo el equilibrio tra del golpe, consigo sacar la espada corta y la daga. La espada corta blandida en la derecha y ma daga en la izquierda para para y contraataques rápidos.

Alguien debería ocuparse del de la retaguardia, pero yo me muevo junto a Kai y ataco con la espada aprovechando la superioridad.

La mitad de vosotros reacciona rápidamente y antes de que los gnolls puedan reaccionar y darse cuenta de que este robo no va a salir bien ya hay luces mágicas, martillos de guerra y espadas cortas causando estragos.

Sin embargo los gnolls no son fáciles de tumbar y aún y las heridas se mantienen en pie mientras luchan para defenderse y esquivar vuestros ataques. -Entonces elegís morir!- chilla uno de ellos escupiendo sangre.

El que lleva el hacha y el escudo se gira para golpear a Threkor, sin embargo el pícaro humano es capaz de bloquear su hacha con la ayuda cruzada de espada y daga. A lo que el gnoll responde gruñendo mas.

Tras rodar por la barca y entre el cabezazo contra la madera, al mediano apenas le acababa de dar tiempo a darse cuenta de la situación en la que estaban metidos cuando sus compañeros ya estaban inmersos de lleno en el combate y las chispas de los proyectiles mágicos habían empezado a saltar.

Sicho tenía esperanzas puestas en Sharn y creía que el momento de meterse en líos no iba a llegar nunca, pero la realidad era que apenas acababan de llegar ya estaban en ellos. -Pues sí que hemos tardado poco...- Pensaba que su estancia allí iba a ser un poco más tranquila.

Torpemente, se levantó y casi sin haber recuperado del todo el equilibrio, rápidamente cogió una flecha del carcaj y tensó el arco, apuntando al gnoll que tenía más cerca. La flecha salió disparada hacia una de las torres, bastantes metros por encima de todos, perdiéndose a lo lejos.

- Pues empieza bien esto. Yo creo que ni se ha dado cuenta.- dijo para sí mismo mirando al gnoll, que estaba demasiado pendiente del cara a cara con Threkor, mientras retrocedía unos pasos.

Mientras la flecha del mediano pasa silbando hacia la ciudad, a saber donde termina, el gnoll del arco se encuentra acorralado y disparar a esas distancias se le hace complicado. Con un gruñido lanza el arco a un lado y coge la hachuela que le cuelga a un costado para entablarse cuerpo a cuerpo.

El enano era una pequeña mole de hierro que parecía impenetrable, con lo que decidió descargar su rabia hacia el humano de aspecto mas blando.

Sin embargo eso se decía antes de lo que se hacia y la presencia del enano interponiendo su escudo hacia imposible que el gnoll lograra clavar su arma. La criatura soltó un espumarajo cabreada mientras lanzaba una furibunda mirada a ambos contrincantes.

Observo la actitud tanto de los Gnoll como de mis compañeros. Unas acciones tan hostiles tienen una sentencia clara que me propongo ejecutar lo antes posible.

Cargo contra el Gnoll mas cercano a mí corriendo por la cubierta, pero el traqueteo de estar suspendidos en el aire dificulta mi ataque. Viendo que he fallado doy un paso lateral para dejar vía libre al resto.

Os he fallado ahora, pero pronto difundiré vuestra palabra.

Intento rematar al gnoll del arco para que deje de molestar y poder ocuparnos tranquilamente del sobrante. Pero parece ser que por la emoción y euforia del combate, o bien por la satisfacción de ver a la criatura tan furiosa y desesperada, o quizá me haya distraído la gracia de ver la espuma que salió de la boca. Sea como fuere, no atino a darle el golpe de gracia.

Aproveche que Kai fallaba el golpe para intentar atravesar las defensas del gnoll. La espada traspasó la carne haciéndole una herida mortal quitando de en medio al arquero.

Solo queda uno.

Desde la distancia, Myrmex trató de lanzar una descarga de fuego contra el gnoll restante, pero el disparo salió desviado cerca de una de las barandillas.

-¡Diablos!-exclamó, y rezó para que el fuego mágico no prendiera en la barcaza de madera. Un incendio sería lo que menos necesitaban en ese momento. 

Uno de los gnolls había caído a los ataques del grupo y el otro de repente se sentía mas acorralado que nunca. podíais ver como lanzaba miradas a su alrededor buscando si tenia alguna ruta de escape, pero en una barcaza aérea que sobrevolaba a la deriva los puentes de Sharn lo tenia mas bien crudo.

El ultimo que había llegado era ese forjado, golem de hueso, madera y metal que recordaba las desgracias de la Ultima Gran Guerra. Su presencia hacia que el pícaro humano lo tuviera mucho mas fácil para apuñalarlo y el gnoll soltó un aullido de frustración mientras lanzaba su hacha con fuerza hacia el forjado.

Pero Judge era una maquina de guerra.

El golpe solo rebotaba en su piel levantando chispas que se reflejaban en las partes metálicas de su cuerpo. Ni tan solo conseguía mellar su superficie mientras el gnoll retorcía su cara en una expresión de horror al darse cuenta que había tomado una mala decisión.

El otro gnoll estaba solo y saltó en un ataque de suicidio a intentar dañar a Judge. Falló el golpe y quedó en posición vulnerable, lo que aproveché para acercarme a él e intentar eliminar lo que quedaba de la amenaza.