Partida Rol por web

Abel desoyendo el consejo de Anita entró acompañado de Pablo y con un palo en la mano. Pablo ya había visto varias cosas terribles, pero aquella escena era aún peor: miembros amputados, cerebros y corazones por doquier, una cabeza sobre una bandeja con los ojos aún abiertos y un torso  con todos sus órganos internos expuestos que aún respiraba. Abel no pudo soportar aquella visión y tuvo que apoyarse y acabó sentado en el piso.

En el centro de aquella escena tétrica estaban House, Bruno y Fraud, dos hombres vestidos con guardapolvo, la niña zombi y una mujer de los grupos pro-zombis.

Pablo había llegado con sangre chorreando por una oreja, la cara y las ropas tizndadas

Sí doctor, encontré a mi hermano, los amigos de Bruno lo habían rescatado. Y aquí les traje.

—¡Hey! Cuidado con donde pisais, vomité justo por ahí, toda esa parte.— Bruno advirtió a los recién llegado sobre los "obsculos" que podían encontrarse en el camino. —Pablo amigo, al fin, pero... ¿Que haces aquí? Estos capullos decían que te habían mandado a otro lugar... No entiendo nada.— Confuso se apoyó en un pared y suspiro. —Entonces, hemos terminado. Larguemonos, pero antes jodamos este sitio.

Al llegar el tipo aquel junto con Pablo me quedé a cuadros. No me esperaba que estuviese allí, ya me veía en la cueva aquella. Me acerqué a él y le alumbré las heridas con la linterna del móvil. - No te muevas. ¿Estás bien? - Le pregunté mientras le examinaba, buscando heridas de mordiscos sobre todo.

Rasgué la bata para limpiarle la herida de sangre y verla mejor y con la misma tela la dejé sobre su herida y le hice poner la mano encima. - Aprieta y tranquilo, no se te saldrá el poco cerebro que tienes por ahí. - Y enseguida le presté atención a Bruno y miré a Abel.

Le quité la carpeta que llevaba uno de los doctores en las manos y le comencé a dar aire. - Vamos, muchacho levanta, Bruno te va a necesitar para esto. Creo que naciste para este día. - Le dije animándole a reaccionar y es que tenía claro que Bruno y Abel debían liarse a palos con los médicos y luego ya ir saliendo de allí dejando todo hecho mierda a ser posible. Pero primero había que acallar a esos dos.

- ¿Y dónde dices que anda tu hermano? - Pregunté a la niña zombie mientras le daba aire a Abel, puesto que Violeta pasaba de mí por completo de nuevo. Estaba claro que solo le haría caso a Fraud, así que toda suya. - Porque debería estar cerca... - Sería de utilidad para esto...

Al ver aquellos trozos de cuerpos destrozados me siento en un ataque de angustia. Había convivido con zombis y aún así no lograba acostumbrarme. Tuve que volver hasta la puerta y quedarme mirando hacia afuera para no ver esas cosas.

Cuando Gregorio vino a curarme la oreja le dije No es nada. Sólo me han mordido un poco la oreja. Peor fueron los palazos de los guardias en las cosillas.

Me habían subido a un camión, pero alguien lo incendió. Dice que es compañero tuyo Bruno. Me refiero a él gordo que se estaba apunto de desmayar. Casi me queman, pero me ayudaron a salir. Y Luego la niña esa que me dijo que estaban aquí.

La mordida en la oreja y parte del pómulo de Pablo tenía los dientes del agresor bien marcados, House acomodó los restos de piel como pudo, redujonel sangrado y puso gasa para proteger la zona. Pero en realidad sería necesario algún antiséptico y otros elementos de los que allí disponían.

Desde allí donde estaban Anita señaló a un niño zombi que se había quedado al pie de la escalera, ese sería su hermano, era de suponer, un chico tres o cuatro años mayor que ella.

Abel se levantó con dificultad. "Gracias, ya estoy mejor" intentó decir con la respiración entrecortada sin dejar de mirar los trozos de cuerpos que había.

Violeta, por su parte salió gateando al pasillo, sin dejar de llorar, esas visiones le habían quitado la cordura que le quedaba.

—Bien, bien. Todo resuelto. Entonces nos dejan a la niña y pueden retirarse. Creo que ya no hay nada más que negociar. Ustedes recuperaron su ejemplar, pueden llevarlo a la cueva esa o lo que fuera, y nosotros nos quedamos aquí con ese curioso ejemplar nuevo que han traído haciendo Ciencia de verdad.

Se acercó a Anita.

—Ven niñita. Vamos, cuéntame cómo es que despertasre a Charly, si ya estaba muerto.

Un aturdido como estaba, estaba enterándose perfectamente que esos doctores pensaban hacerle aquellas cosas a la niñita que con el paso del tiempo ahora le resultaba terroríficamente adorable.

Gregorio se acercó a él apremiándole a que espabilara y así lo hizo. Bruno se acercó a Migueles le retorció el brazo colocándolo en su espalda y le llevo en volandas hacia la cabeza parlante. —¿Sigues queriendo saber? Bien, pero dejemos a la niña, preguntemos a Charly.

Pablo estaba siendo atendido por Gregorio y Segis seguía en ido, así que tiro de Abel. —Trae al ayudante, vamos a hacer justicia.

Ya junto a la cabeza, pego la cara de Migueles hasta dejarla a escasos centímetros de ella. Miro, al resto. Estaba decidido a hacerlo, pero no quería a nadie allí que se fuera de la lengua. —Si no tenéis estómago para lo que viene, marchaos y ni una puta palabra de esto. — Espero a que todos decidieran si querían formar parte de aquello o largarse, luego vendría la escena de gore extremo.

- Creo que lo mejor es que saquen a los niños de aquí y a la señorita Violet... nuestro psicólogo podrá hacerse cargo de ella. - Dije invitando a Fraud a que no fuese cómplice de aquello. - Pablo, por desgracia tendrás que quedarte conmigo, de hecho... bueno, ya te lo contaré de nuevo... pero necesitamos que el otro doctor no se marche de aquí y vea lo que también le va a pasar. - Dije mirando al ayudante de Migueles. - Pablo, no necesitas mirar si no quieres, solo ayudarme a sujetar al otro tipo...

- Este que quiere escapar. - Dije mientras le embestía contar la pared y enconces miré a Abel. - Porque no creo que nuestro amigo activo esté listo para esto tampoco. Salvo que no mire, claro... y ayude a sujetar al tipejo mientras controlo que no venga nadie. Así nos puede guiar hacia la salida cuando esto acabe.

Miré a Bruno como pude. - No te voy a dejar solo con esto. Te lo debo por la rubia. - Y le guiñé un ojo cómplice y miré a Abel de nuevo. - Y si subes, que siga arriba la confusión y ya nos encargamos aquí abajo de todo antes de irnos... Sea donde sea te necesitamos igual y esta es tu lucha, nosotros estamos aquí de casualidad.

Violeta salió del cuarto llevando a la niña. "No mires, no mires" y Fraud fue tras ellas, luego de dudar si ponerse del lado de Migueles o no decidió que era mejor estar del lado de Bruno y ayudar a que los que seguían asqueados por ver el avance científico a recuperarse.

Abel se acomodó las ropas intentando recobrar aliento.

—Entendido, mantener el caos.—Recogió su palo y subió las escaleras con un grito de guerra en la boca.

Bruno arrastró sin mayores dificultades al Miguelez hasta que pudiera sentir el aliento de la cabeza zombi que había cortado. House mientas tanto arrinconó al ayudante Segundo, pero no pudo inmovilizarlo y sintió el viento de un puño que pasó cerca de su rostro sin golpearlo.

Con los demás fuera la cosa no se iba a poner muy bien y menos aún cuando atraté de agarrar a Segismundo y no solo no pude hacerlo, sino que casi me da con su puño en la cara. - Vamos Pablo, no te quedes mirando y ayúdame con este. - Le dije mientras trataba de hacerme con él.

¿Y qué mejor manera de hacerte con alguien, sobre todo un hombre? Rodillazo en la entrepierna.

Y allí fui sin pensármelo dos veces. Amagué con pegarle un puñetazo y al tenerle distraído con eso, mi rodilla alcanzó sus campanillas reales, las joyas colgantes de cualquier hombre y eso tuvo que dolerle, porque creo que me dolió hasta a mí.

Pero no era tiempo de lamentaciones y abrí los ojos enseguida por si el tipo aguantaba el golpe o se resistía. - ¡Agárrale Pablo! ¡Vamos! ¡Ahora no tiene fuerzas! ¡Vamos joder! ¡No es más que un nerd disfrazado de matón! - Como era yo en clase, solo que con mi arrolladora personalidad se me consideraban un cabrón y un matón y no un nerd empollón. - ¿Nunca quisiste vengarte de esos matones que te quitaban el almuerzo en el colegio? ¡Pues es el momento! ¡Dejémoslo blandito para Bruno!

Bruno lo sujetaba a Miguelez firmemente, haciendo inútil sus intentos de librarse de lo que le esperaba. Charly daba dentadas, pero aún se quedaba a escasos centímetros de hincarle el diente al doctor. —¡Vaya amigo! Esa estuvo cerca, ¿eh?— Lo Acerco y separo en el momento justo.

Sus amigos, por otro lado, parecía que tenían controlado al otro. No podía jugar más o corría el riesgo de que se le acumulara el trabajo. —Charly llego la hora, explícale al buen doctor como te sientes.—Le pego la cara y directamente el zombi mordió la nariz, llevándose consigo el trozo y masticándolo en su boca sanguinolenta. Miguelez gritaba y Bruno aun sabiendo que se pondría perdido de sangre, le tapo la boca. —Vaya, parece que no está muy conforme con la atención recibida.— Acercó al doctor a su cara y ¡bum! Le metió un cabezazo. El golpe dejó la boca de Miguelez hecha un cristo y encima lo había dejado conmocionado. Tras eso volvió a acercar el rostro desfigurado del doctor al todavía más desfigurado zombi y lo sujeto allí hasta que dejo de patalear y su peso se convertía en peso muerto.

—Uno menos. Traedme al otro.— Se giró hacia sus compañeros.

Aprovechando que Gregorio lo había dejado atontado me acerque, levanté bien alto un brazo y dejé caer el peso de mi cuerpo mientras flexionaba el brazo para golpear con la punta del codo. De algo debían servir mis años de estudio de dinámica.

Miguelez se había quedado quieto, y Charly, en una de su mordidas le había vaciado un ojo. Ahora metía desesperadamente la lengua por el hueco y mordía el arco de la ceja. Parecía que intentaba llegar al cerebro, pero sin ayuda de sus manos no lograba romper el cráneo.

La sangre salida de la cara del doctor se escurría bajo los pies de Bruno volviendo el suelo patinoso.

Mientras tanto Gregorio dobló a segundo con un fuerte golpe en los huevos que seguramente lo dejará sin descendencia y Pablo aprovechó a descargarle un codazo en la nuca, poco elegante pero efectivo. El joven "científico" cayó de bruces al suelo las manos a los lados sin haber tenido reflejos para amortiguar con ellos la caída. Un fino hilo de sangre comenzó a brotar de su oreja.

Con el segundo K.O. o por como salía la sangre por sus oídos, muerto, lo dejé caer. - Dudo que este se levante. - Dije acercándome a Bruno y a la cabeza de zombi, que buscaba algo con su lengua. - ¿Quieres su cerebro? - Le pregunté a aquella cosa que no tenía donde depositar lo que comiese, pero que aún así parecía desearlo con avidez.

Miré las paredes del lugar. A parte de extintores, solían tener hachas por si acaso alguien quedaba atrapado tener una vía de escape rompiendo una puerta y... allí estaba. - A ver, en cuanto saque el hacha de aquí, seguramente se dispare alguna alarma, así que lo mejor será hacerlo todo rápido. Si bajamos la cabeza del... zombi al suelo y rompemos con el hacha el cráneo, solo tendremos que salir de aquí mientras que disfruta de su merienda. Si le colocamos cerca los dos sesos pues... se habrá vengado en parte de lo que le ha pasado aquí. - Expuse a todos.

- Y vamos a tener el tiempo contado  para coger el hacha, romper los cráneos, dejar los sesos cerca de la boca de nuestro nuevo amigo y salir corriendo por donde vinieron los demás. Bruno, tu tienes más fuerza, tendrás que romper los cráneos. - Me quité el guardaporlvos. - Póntelo por encima pero al revés, la parte de atrás hacia adelante, así si salpica sangre no te mancharás mucho y la cara la podemos limpiar con la misma tela. Con los dos cráneos listos, dejaremos que nuestro amigo disfrute del bufé libre y nos largaremos de aquí.

Y saqué mi móvil. - No sin antes llevarnos algunas fotos de lo que hacen aquí dentro. Seguro que una carta anónima a la prensa sensacionalista con estas imágenes harán furor. - Dije mientras sacaba esas fotos y los demás decidían si el plan era bueno o nos largábamos ya de allí. Ya estábamos metidos hasta el tuétano... pero si no nos cogían pues...

Claro que yo era un médico, no un genio criminal y mi plan haría aguas por todos lados para la policía, pero eso no lo sabía en aquel momento y con suerte jamás lo sabría... porque mandé una copia de las imágenes del lugar a la nube. Tanto tiempo viendo porno en el trabajo te hacen aprenderte algunos trucos para que no se sepa que es desde tu ordenador, así que rastrearlas les iba a costar y más aún entrar donde estaban... pero yo podía darle las instrucciones a alguien y hacerlas públicas, así que... al final tendrían que decidir entre un accidente en el interior de las instalaciones y dejarnos libres o encerrarnos con mil acusaciones y dejar que el mundo viese la verdad y conociese lo que era también la Cueva del Vampiro.

Gregorio y Pablo dejaron el otro cuerpo aparentemente sin vida junto al bien jodido Miguelez. Charly parecía buscar algo con su lengua, algo a lo que no llegaba y que su compañero de clase aclaro. -Así que eso busca... Hoy es tu día de suerte Charly. Gregorio eres muy retorcido.- Le miro y sonrió. -Me gusta, dame eso.- Se lo coloco como le había indicado la prenda, alucinado de que su amigo tuviera todas esas cosas en cuenta.

-Ahora el hacha. Tranquilo arriba ahí una montada que no te puedes imaginar. No echarán cuenta a la alarma si es que la hay y funciona.

Bruno recibió el hacha. La levanto sobre su cabeza y la dejo caer. Abriendo el primer cráneo como un melón. Luego hizo lo propio con el segundo. Se limpió, se quitó el guardapolvo, con el que también limpio el mango del hacha. Lo vio en una serie policiaca. Después puso en el suelo la cabeza de Charly que con su lengua parecía apañárselas para moverse. -Todo tuyo, disfruta del sorbete de sesos. Hora de largarse chicos. Preparaos porque arriba es un caos.- Apremio a sus compañeros por si aún les quedaba algo por hacer en aquella habitación de los horrores.

Mientras mis compañeros se preparaban a ultimar a esos dos mata-zombis me fui a la puerta diciendo Disculpen, no creo soportar ver eso y me planté en la puerta, observando cada detalle de cómo Bruno abría esos cráneos para qela cabeza zombi se alimente.

Concluida la tarea subiriamos procurando no ser aprehendidos por ningún policía.

Dejaron a Charly alimentandose a gusto, aunque todo lo que comía caía por su cuello otra vez al suelo. La alarma de incendios no se había disparado.

Arriba, tal cual lo predicho, todo era un caos. Papeles tirados y muebles rotos por todas partes, un fuego crecía lentamente junto a la puerta del director, consumiendo sus fotografías y cuadernos.

En la calle la gente estaba agolpada en la puerta blandiendo amenazadoramente cualquier objeto contundente que hubieran encontrado, gritándole insultos a la policía que se ponía en formación de combate 50 metros hacia la izquierda de ellos. En medio una barricada de fuego alimentada con sillas, mesas y el camión en que habían intentado llevarse a Pablo.

Fraud estaba un poco más allá parlamentando con el jefe de policía.

En cuanto a los zombis, la mayoría se marchaba caminando lentamente hacia la derecha, como yendo a Colón, o a Cibeles. Sólo quedaban, semiocultos en un rincón, Anita y su hermano Celedonio. Ella le tendió la mano a Bruno cuando llegó.

—Gracias señores por salvarnos. Creo que mejor nos vamos.

Salimos de allí con algunas dificultades, pero lo logramos. En el exterior había un bonito campo de batalla fácilmente eludible en parte a gracias a que Pablo aún llevaba la bata blanca puesta. Al llegar a la altura de los zombis y viendo a Fraud comiéndole la oreja al jefe de policía miré a Bruno y a la niña.

- Sí, será mejor largarnos de aquí. Al menos el fuego acabará con el infierno y quienes lo crearon. - Dije dándole un golpe en la espalda a Bruno, así como tapando lo que habíamos hecho en el piso inferior. O más bien habían hecho. Fue el golpe de Pablo el que mató al médico loco y al otro se lo cargaron Bruno y la cabeza que al menos acabaría su vida con su última cena.

- Tengo que llevarme a Pablo al Ramón y Cajál. - Miré al compañero de clase. - Es una larga historia, pero es nuestra tapadera. Deberíamos ir en un par de días al edificio ese... - Saqué el papel que nos dio Violeta. - En pro de la defensa de los zombis y ver que piensan de... CV. - No iba a mencionar la Cueva de los Vampiros delante de todos ellos, pues no sabía si se dirigían allí o no.

En Colón debían seguir las tortas con los pocos que quedasen, así que lo mismo iban a Cibeles... o a ese maldito lugar donde los humanos éramos su cena. Fuese como fuese, aquel sitio debía ser descubierto por alguien que realmente pudiese unir al gobiernos con los zombis y que demostrase que estaban aliados para torturar a unos y convertir seguramente a los mendigos de la ciudad y a la escoria que tenía Madrid, en el alimento de los otros.

Un buen pacto sí... salvo por un detalle.

Cuando no quedase muchedumbre a quien dar a esas criaturas, ¿quienes seríamos su alimento?

Sin que le diese tiempo a Pablo a rechistar, le metí en una ambulancia. - Al Ramón y Cajál. Me importa todo una mierda. Es mi paciente y tiene su cama abandonada allí, llevamos medio día buscándole. Están tardando. - Dije mostrando mi acreditación.

Desde la distancia miré a Bruno y le hice un gesto con mi cabeza a modo de despedida y caminé hacia el parking donde había dejado mi moto. Me tocaba comerme la bronca de García, porque sin duda estaría viendo esto por la tele y no tardaría en meterme en ello y de paso debía acomodar a Pablo, ver que esos mordiscos no le zombificasen y de paso hacerle algunas pruebas para justificar su estancia allí.

Pero vamos, lo que nadie me iba a quitar era no solo el placer de haber logrado hacer algo cruelmente bien, algo donde García y gracias al fuego no se me podría implicar y encima poder largarme de allí de rositas, sobre mi amada moto, saliendo a la M-30 en cuanto pude para evitar todo el problema que iba a colapsar el centro de Madrid.