Partida Rol por web

–O con miel y nueces –respondió emocionado –desde Mesopotamia hasta la Atlántida –sentenció con una actitud más que alegre.

Se une a sus risitas –La edad en que el médico te dice, te estás convirtiendo en un señor y estas son las consecuencias jaja– asintió y habló lo poco que podía sacar en claro sobre ese tema –En cualquier caso Virgo y Tauro son ambos signos de tierra. Es buena conjunción. 

Sostuvo con afirmaciones como de acuerdo estaba con lo que contaba y se echó a reír con su aportación sobre la magia –Hogwards no sabe lo que se pierde...

Carraspeo un par de veces, quizás un poco avergonzado por las palabras de Daphne sobre la película y no hizo ningún comentario al respecto. A lo que si reaccionó fue a sus golpeteos en la mampara, se oyó como se incorporaba y se pegaba contra ella haciéndola temblar levemente –Esto  es lo más raro que me pasó nunca, ahora tengo ganas de darte un abrazo...

Suspiró ante aquella pregunta –Te lo contaría. Claro que te lo contaría, pero si no te importa lo haré en siguiente cita, y pediría a la organización poder acompañarme de algo de música. Aunque sea un pequeño mp3 con altavoces, y algo que estimule el olfato. No puedo contarte algo como lo que me pides sin preparación previa. Soy un poco detallista en ese aspecto. Ya que hemos viajado por la historia y por el cine ¿En qué libro te gustaría quedarte encerrada?

- Esa idea es fantástica, miel y nueces. Tiene mi aprobación. 

Sabía que no le quedaba mucho tiempo con él y le contestó algo melancólica. 

- A mí también me pasa que quiero estar contigo más rato. Y que... también me apetecería que me abrazaras. Y estar algo más cerca tuya. Te tomo la palabra. En la segunda cita, tie es que contarme algo de ti, con la música y....todo eso. Y así, yo podré contarte algo de mi que sea más especial. ¿Es una promesa?

Suelta una respiración algo más larga y tras eso, recuerda la pregunta sobre los libros. 

— Hay tantas historias donde me gustaría quedarme encerrada. Aunque parezca infantil, me gustaría acompañar a Harry en su lucha contra el mal. O como me pasó cuando leí los tres mosqueteros, que pensé que había vivido una semana en el París de la época. Hay un libro precioso de un escritor árabe que habla de lo que pasó en España, y me gustaría haber vivido también esa época del antiguo continente. A la sombra del granado. O quizás, en alguno de las historias de Chirstian Jaqs.

De repente se para y piensa.

-Definitvamenre, acompañaría al Daniel Sempere de  La sombra del viento. Es un escritor español que tiene unas. Historias preciosas ¿Y tu?

Fue escuchar el tono melancólico y contestó con ánimos renovados –¿Promesa? Para nada, es un hecho. Estoy deseando seguir conociéndote, contándote y viajando. 

Con una risa suave y cargada de ternura acompañó su paseo literario y apunto –Es una historia de crecimiento y descubrimiento con una base de fantasía que empieza en la infancia pero se va volviendo oscura, como la vida. Yo mismo soy huérfano como lo era él. 

Rememorando dijo–Yo sin embargo me enamoré del París victoriano a través de los ojos de Víctor Hugo, pero Dumas es otro referente sin duda. ¿Y sabes qué? Ahora lo entiendo todo... Viviste en el último sueño de Cleopatra. 

Podría pasarse horas hablando de esos libros, de los que conocía y de los que no, y sin duda el reloj seguía avanzando y el sonido de los dedos repicando en el cristal parecían no querer separarse ni un centímetro –mis mayores amores han sido literarios –dijo un poco melancólico–. Me enamoré de la Armanda de Hesse, de la vieja sirena de Sampedro, de la Maga de Cortázar y por encima de ellas de la Sherezade de las mil y una noches. Por eso estoy aquí, quiero dejar de enamorarme de letras y vivir un amor de verdad... Pero que suene a cuento, que me lleve a otros reinos.

Sin saber si podría obtener respuesta antes de que les llamarán lanzó una pregunta al aire –¿Pido mucho quizás?

El saber que el tiempo tenía su fin, no gustaba a la muchacha. 

— No pides mucho, es lo que a mí me gustaría. No conozco algunos de elo que has dicho, pero la historia de Scherezade, es preciosa ¿No crees? Como enlaza una y otra historia, llevandi al sultán a amarla de forma incondicional y curando su corazón frío y herido. 

Se la escuchaba un poco ansiosa pero no quería acelerar nada. 

— Me gustaría poder escribir un nuevo capítulo contigo. 

De repente ves como algo se deja caer en la trampilla entre vuestros habitáculos. 

— Si por lo que fuera no te viera o si te veo, me lo podrás poner en persona. Me gustaría que tuvieras esto - se escucha algo metálico. 

Cuando abres la trampilla es un Charm de estos tipo de la pulsera Pandora. Es de plata y ves que es un libro abierto. 

— Para que podamos escribit juntos el próximo capítulo y si no es conmigo, espero que pueda leer tu próxima aventura. 

Asintió a sus palabras y recapituló –Todas son mujeres mágicas y valientes curando corazones rotos. Las mil y una noches es un placer para los sentidos.

El silencio envolvió por un instante los pensamientos antes de que su voz emocionada dijera –Estoy dispuesto a ello...

Aunque el sonido de la trampilla captó rápidamente su atención y con un sonido metálico recogió lo que allí se encontraba ahogando un suspiro.

Pasaron unos segundos de silencio y luego un asentimiento emocionado antes de decir –Es como tú... Un libro abierto.

Resoplando añadió –igual que me emociona el gesto, me cuesta escuchar frases como y si no te viera, y si no es conmigo. Esto es muy inesperado para mí –deja caer algo metálico en el mismo sitio.

Al abrir la trampilla ves una pulsera de metal con forma de serpiente de dos cabezas que se besan –Llevo dos, una en cada muñeca. Quiero que también tengas algo mío con la esperanza de que podamos volver a intercambiarlo.

Ella toma la pulsera, encantada. Y escuchas como se la pone. 

— Me encantará llevarla— dice suave y dulce a lo que tras tus palabras ella responde enseguida — No es que no quiera, pero no solo depende de nosotros sino de ver si nos dejarán tener otras juntos. Yo quiero volver a verte. Me gustaría sentarme en un sofá contigo. Me haces soñar con algo que no tengo, querer ser mejor y me hace pensar que puedes ser eso que llevo tanto buscando. Me gustaría ver cómo huele tu piel o acariciar tu mano. 

Sabe que le quedan apenas minutos. 

— Para nuestra siguiente cita, además de pensar sobre eso que no le cuenta tu corazón a nadie, también debes pensar ...donde quieres que te lleve en la primera cita fuera del programa. 

Estirando los segundos como si fueran goma de mascar suspiró con tus palabras y sus palabras sonaron tímidas –Yo sinceramente lo tomé como un experimento, fueron pasando las rondas y todo me parecía confuso, como una carrera por dejar datos imprecisos... Y de pronto aparece alguien con nombre de mito griego y me hace viajar...

Se revuelve un poco y se vuelve a tumbar –¿Y si no salgo de la habitación?– dijo riéndose –podría dormir aquí mismo, el suelo es blandito. A mí me gustaría abrazar tus miedos, si es que los tienes. Y compartir los míos ¿Acaso no es eso una de las cosas que hacen del amor algo necesario?

Asintió sin dudas y contesto enérgicamente –Eso te lo puedo asegurar ya. Ya te dije como sería para mí un día cualquiera con la persona... adecuada. Con poder ver el mar me contentaría para empezar, todo lo demás son añadidos que se deben ir colgando poco a poco para armar un andamio sólido que poder cubrir con amor.

Es como esos segundoams antes del hundimiento, esos que desearías prolongar eternamente. 

— Es cierto que es confuso y complicado, saber con quién vas a encajar y menos sin poder acariciarle y...sentirle. Espero que podamos sentirnos pronto. Yo también deseo viajar contigo. Quiero pasar un tiempo en Asia, o en África, pero no sola. Y no imagino a nadie mejor que contigo. 

Se reía de tu ocurrencia. 

— Si yo tampoco me muevo y no nos desalojan, podremos quedarnos aquí, por mucho tiempo. Aunque es cierto que no podré verte. 

Acerca la mejilla a la mampara. 

— Lo mismo me puedo llevar un beso antes de irnos - tentadora

–¿Quizás una vuelta al mundo? Eso sería algo perfecto, llenaríamos libretas de historias reales y otras inventadas –Suspiró y asintió –a mi tampoco se me ocurre nadie mejor que tú.

Con una sonora carcajada respondió –Ah no... Entonces me salgo de aquí inmediatamente o quizás me gustaría hacerme pequeñito para poder pasar a través del compartimento.

Eso había sonado tal vez un poco ansioso. Pero la voz de ella sin embargo lo apaciguó y se acercó a la mampara para ofrecer un sonoro beso.

–Te espero... –dijo con un ligero susurro.

Sonrió. Con suavidad giro la cara y también dio un beso a la mampara. 

— Pues al final me.pude llevar un beso para el camino. 

A la ocurrencia de hacerse pequeñito le responde. 

— Entonces tendré que buscarte la gallega que ponga Comeme. O era el trago de bebida, con el Bebeme. Sea lo que sea, está en el mundo de más alla del espejo. Podríamos pensar, qué seríamos tú y yo, en el mundo del otro lado del espejo donde es simétrico y diferente. 

Sonríe de nuevo y la escuchas quizás morderse las uñas. 

— Algo para pensar, mientras volvemos a vernos. Yo también te esperaré. 

–Yo me lo guardaré en el librito–dijo tratando de simular la voz de un niño feliz.

–Lo cierto es que no había pensado quién podría ser al otro lado. Me gusta el sombrerero y amo a Chesi pero no me pegan. Tal vez el despistado caballero blanco. –Se quedó un instante en silencio y luego resolvió a decir –Tal vez seas tú la galletita que hace crecer...

Asintió y pensó en lo que sería la espera –Me llevo de aquí mucho en que pensar. Todo muy bueno. Gracias por estar...

Como el niño que se da cuenta que su madre le ha dejado cinco minutos más en el mi parque, su voz es dulce al contestar. 

— El caballero blanco. Personaje menos conocido pero igualmente importante. Creo que en mi caso, debo ser más Alicia, la que está perdida tras el espejo y busca en el reflejo de ese mundo lo que no vio en este. Eso sí, no persigo al conejo blanco. Pero sí que hay un gatito como Dianah, aunque no es mío, sino de mi padre. Un gato viejo que lleva con nosotros toda la vida. 

El reloj de pulsera pito un par de veces, con la típica alarma que se pone a cada hora. 

— No te preocupes, lo llevo adelantado. Soy de esas personas que me gusta ver que aún tengo algo de tiempo disponible. ¿Eres de los que apagas el despertador inmediatamente o de los que programas las alarma un par de veces más?  De repente, pensé que nos teníamos que ir, y encontrar estos diez minutos más, es como cuando apagas esa alarma y sabes que aún puedes dormir diez minutos más. ¿No crees que es lo mejor de levantarse temprano?

–¿Te gustan los animales? – fue más una confirmación de alegre sorpresa al escuchar hablar de Dianah que por preguntar –. Yo tengo una preciosa bola de pelo negro llamada Lucky, es la centinela del centro y me ayuda con las terapias a la hora de calmar chicos.

Soltó un bramido de sobresalto al escuchar una alarma pensando que los evacuaban así que al darse cuenta de la realidad se echó a reír  a carcajadas. Luego lo hizo más suavemente al escuchar las preguntas.

–Yo también pongo dos alarmas para despertar, me cuesta abandonar las sábanas. Con la gente no suelo ponerlas. Cuando quedo con alguien con quien me apetece estar procuro evitar que una hora nos marque el punto de partida. Pero claro, estas citas son para mí contra natura. No ver, no tocar, irse cuando te dicen. Me siento en la fila de un MacDonalds... –simuló la voz de un telefonista –aquí tiene su menú histórico con queso, extra de arte y chistes Deluxe. ¿Quiere beso a la mampara de postre? Ahora con su Mccita le regalamos un librito abierto para que vuelva para canjearlo por una boda...

Se quedó un instante en silencio –aunque lo cierto es que en cualquier infierno se puede encontrar un ángel.

—  Me gustan los animalitos. Etris es un gato raro, creo que lleva con nosotros desde que tengo uso de razón. Pero ya está viejo, gordo y perezoso. Creo que de pequeña, era mi guardián. Cuando tenía problemas siempre aparecía y acto seguido, si era gorda la cosa, no sé cómo, venía papá a rescatarme o a castigarme - se ríe - Mamá tuvo un perro, Malas pulgas, pero ya no está con nosotros. No sé si se escapó o al final se fue a Nueva York con el tío Joss. Pero si, te doy la razón... Los niños se crían mejor con animales cerca. Aprenden ciertos aspectos de la responsabilidad.

Se ríe ante tu ocurrencia sobre la transformación a un típico menú del McDonald's. 

— Y si estuvieras en el McAuto para llevar ¿qué extra pedirías con tu menú? Lo mismo puedes encontrar alguna sorpresa en el Happy Cita. 

Luego hace un gesto que no puedes ver pero quizás al trasluz puedes ver cómo levanta las manos o algo así al más puro estilo "estoy detenida" que se complementa con un 

— Vale, los chistes no son mi fuerte. 

–Así es, yo la utilizo como herramienta de concienciación. Es increíble como creemos que elegimos a nuestras mascotas y son ellas las que nos eligen a nosotros. Lucky duerme normalmente enroscada sobre mí pecho. Cuando paso tiempo fuera, como ahora, me recibe enfurruñada y me la lía...–sentencié riendo con resignación.

–¿Puedo pedir mi sorpresa? Entonces dejaría de ser sorpresa –dijo común risilla irónica –Tal vez pediría ¿extra de picante para la noche de bodas?

Le extrañó la última frase y dejó claro –Me he reído bastante durante toda la cita. No creo que le pasen nada a tus chistes, a menos que empieces a hacerlos sobre nazis –terminó riéndose

— Así que Apolo tiene una gata celosa. Entonces es igualita a Etris, pero con mi madre. Resulta que es el gato de papá, pero siempre quiere estar con Mamá. Es curioso lo de los animales. ¿Crees que Lucky me aceptará?

Sonríe o más bien se ríe con lo de la sorpresa. 

— Bueno, el extra de picante es una salsa, no un extra. El extra sería pedir algún juguete como vienen en el Happy Meal. Ahora si, ya si es para ti o para otro... Quién sabe.  Pero si, mis chistes no son tan buenos pero ni se me ocurriría hacer chistes de nazis. Aún así, tampoco se de chistes de ellos. 

— Pero te lo compro. El picante, digo. No lo he probado nunca, así que lo mismo...me gusta - sin responder qué exactamente no ha probado ¿El menú? ¿El picante? ¿La noche de bodas? 

Silencio.

— ¿Que prefieres, coche o bicicleta? — cambio extraños de conversacion tras unos segundos. 

–Tienes una voz suave y resultas tranquilizadora. Es muy posible que Lucky se encariñe pronto contigo. Aunque a cuenta del programa me llevaré un tiempo fuera. Primero tendré que ver cómo lo lleva conmigo –dijo condescendiente –¿Y tus padres que opinan de que participes en este programa? Aprovecho para saludarlos... –dijo consciente de que estaban en un programa de televisión.

–Perdona, hace años que no piso un McDonald –confesó con vergüenza pero luego reaccionó con picardía –Pero prefiero que el juguetito sea una sorpresa...

No quiso echar más gasolina al comentario sobre el picante y se quedó en silencio también, cosa que no le incómodo. 

Después de sopesar la última pregunta respondió –Me gusta caminar. Lo hago mucho y suelo ir así al trabajo. Solo uso el coche por necesidad. Pero no tengo bicicleta. Solo la uso cuando voy a Berlín o Amsterdam que tienen buenos carriles bici ¿Tú qué prefieres? 

Se sonríe y lo corrobora con una risita

— Pues no saben que he venido al programa. No suelen ver estas cosas, así que no espero que lo hagan. Por si acaso, hola papá,  hola mamá - dice e intuyes, por el chasquido de metales del reloj y tu pulsera, que está saludando - De todas maneras, creo que a mi padre gracia no le va a hacer. Lo mismo me deshereda - graciosa - Y mamá, ella no lo va a entender. Pero es que ella para encontrar a quien quisiera dificultades no ha tenido. Para nada. Eso sí - continúa, como meditabunda -  Lo mismo papá engrasa la pistola. Pero vamos, que está acostumbrado, porque el abuelo Philleas le tenía enfilado a veces. Pero les encantará conocerte. Créeme. Además que para encontrar tus antecedentes policiales, tendrá que ir a Alemania. Es positivo ¿ No crees? No habla alemán. 

Luego recuerda el tema del coche y te dice con voz suave

— No me fascina conducir. Tengo el carné porque mi padre conduce de escándalo, es policía y me obligó a sacarmelo porque quería que fuese independiente, que estaba hasta las narices de estar de chófer con mamá y que ni de broma conmigo. Pero tengo el trabajo a quince minutos en bicicleta, así que....tengo una bicicleta con una cesta blanca delante para llevar los libros y una detrás para la compra y el bolso. Con su timbre y todo. Me hace sentirme libre. Definitivamente una bici. 

Se escucha tragar saliva cuando menciona la pistola y dice con cierta aprehensión –es...pero que... no les impresione mi aspecto. Verás, no nos permiten hablar de nuestro aspecto físico pero en mi caso es... Un poco peculiar.

Se queda un poco en silencio y vuelve a decir –Pero antecedentes no tengo. Te lo aseguro. Mi historial esta limpito.

–yo tengo el carnet también por necesidad pero lo saqué tarde. Siempre he sido de viajar con mochila al hombro y en transporte. Me encanta imaginar tu estampa en una bicicleta con cesta –dijo tiernamente –¿Y has pensado en la posibilidad de que decidieras casarte? ¿Los llamarías para invitarlos a la ceremonia? –dijo mostrando un poco de preocupación en la voz 

— No creo que a nadie le metan un tiro por su aspecto. Además, creo que le importará más, que seas buena persona. Y que no tengas antecedentes. Eso creo que sí que va a ser importante.

Hay un silencio suave mientras hablas sobre la bicicleta. 

— He escuchado que en Alemania, el transporte público es muy bueno, así que también entiendo que el carné sirva solo para ocupar espacio en la cartera.  Una bicicleta rosa, por cierto — añade tímida y casi avergonzada. 

A la última pregunta que parecía hecha por casualidad, se para antes de contestar. 

— Si que había pensado casarme. Siempre soñé con hacerlo con alguien que fuese mi amigo y que nos conociéramos bien. Pero no pudo ser así y tras mucho buscar y desencantarme, me atreví a enrolarme en esto.  No esperarán que me casé tan temprano o tan impulsivamente. Pero, siento que me comprenderán. Y obviamente, por supuesto que los invitaría. Son mis padres. Lo único que tengo en este mundo. ¿A quien querrías invitar tu?