Partida Rol por web

Finalmente las aguas se habían calmado, aunque la cosa estaba chunga, pues no sabíais nada aún de Mayurit o de Hiroshi. Lo último que visteis era que los dos entraron en momentos diferentes al a misma sala de urgencias, en camilla e inconscientes. Esto podía acabar muy mal, además viendo que teníais a una asesina en potencia que ahora os había propuesto como objetivo. Además esa chica parecía tener controlado al campamento debido al miedo que infundía, incluido a los monitores, que acababan de aparecer por la puerta y se dirigían a la única sala de espera donde estabais vosotros, sentándose en frente.

La sala era pequeña, tenía unas seis o siete sillas improvisadas en un pasillo que daba desde la puerta principal hasta la puerta por la cual no se podía pasar porque era el lugar donde estaban los enfermos. Todo era de un color blanco brillante y el silencio se hacía eco en aquel lugar. Solo vosotros y ahora los monitores estabais en el sitio, ni siquiera se veían médicos dar vueltas entre las salas de consulta que teníais a cada uno de los costados del pasillo, pues en el campamento no solía haber altercados.

Hiroshi abrió los ojos y fue mirando lentamente a su alrededor. Parecía estar en una sala llena de camas vacías, en la cabecera tenía algo enchufado que parecía bombear aire por un tubo hasta su nariz, por lo que dedujo que estaba en un hospital o centro médico. También tenía una via por la que le estaban suministrando algún tipo de suero. De repente todo se detuvo cuando miró a su derecha y vio a Mayurit en sus mismas condiciones. En ese momento abrió los ojos y miró alrededor, hasta que se quedó extrañada mirándote.- ¿Qué... qué ha pasado?.- Dijo bastante extrañada, pues no parecía recordar lo que había pasado.- ¿Por qué estás tú... y yo... aquí...? ¿Es un hospital?.- Aún estaba despertando.

No parecía haber nadie en ese momento, ni si quiera una enfermera, pero teníais un botón al lado de la camilla que servía para llamar por si necesitabais algo, o eso creíais.

Estaba badtante cabreado von Lucinda, lo suficiente como para ajustar cuentas a la primera oportunidad que se presentase, pero por ahora, lo importante era el estado de Mayurit y de Hiroshi.

Yo permanecí de pie, todo el tiempo al lado de la puerta de la sala de urgencia, listo para ingresar a ver a Mayurit tan pronto el personal me lo permitiera.

El muchacho se despertó perezosamente. ¿Qué había pasado? ¡La pelea, ¿dónde estaba aquella abusona?! Ah, que estaba en una especie de hospital. Y con un aparato respirador y suero. ¿Tan mal había acabado la cosa? Al mirar alrededor, Hiroshi vio que no estaba solo en la habitación: Mayurit estaba allí con él. Y en las mismas condiciones, al parecer. Estaba claro que era por culpa de la pelea. Maldita sea, no había podido vengar a su adorada Mayurit. ¡Y ahora estaban los dos en el hospital! Juntos. Solos... Igual no había sido tan malo.

Hiroshi tragó saliva antes de atreverse a volver a mirar a su adorada, listo apra contestar sus preguntas.

 -Creo que estamos aquí por culpa de las peleas sobre la piscina. Aquella luchadora con la que te emparejaron era excesivamente fuerte. Te tumbó a ti y luego a mí cuando fui a ayudarte.

Admitir eso le dolía, pero prefería ser sincero antes que mentir y que luego Mayurit le descubriese el pastel. Ser descubierto en una estúpida mentira le parecía mucho peor que quedar como un debilucho. Aunque debilucho no había sido, es que la otra había sido demasiado fuerte, pero vamos, que mentir no iba a mentir, vaya.

 -Por suerte nuestros amigos te sacaron del agua y luego debieron sacarme a mí. Y aquí estamos. ¿Qué tal te encuentras? ¿Te duele algo?

Esperaba cabizbaja sentada en la sala de espera, aún triste con rastros de lagrimones en los ojos e incómoda por esperar a que por favor dijeran algo sobre Mayurit y Hiroshi... y un poco también por compartir espacio con Nobunaga. Y ahora que estabamos más calmadas... estaba cabreada -Yo la mato... la mato... la mato... le meteré ese palo por el culo y se lo sacaré por la boca para volverlo a meter por el culo...- balbuceaba amenazas vacías contra la responsable: Belinda... no perdón, Lucinda... ni siquiera me acuerdo de su nombre. Pero esa perra lo pagará... ha dejado inconscientes a mis mejores amigos. Quiero entrar y verles... quiero saber que están bien... esto es injusto.

Abrió los ojos sorpendida.- Pe... pero... ¿tú fuiste el valiente que vino a intentar salvarme? ¿Solo tú?.- Su rostro fue cambiando a un rostro de ilusión.

 -Eh...

Hiroshi se puso rojo como un tomate. Lo que Mayurit decía no era 100% cierto, aunque tenía buena parte de verdad. Sólo él se había atrevido a enfrentarse a aquella luchadora. Claro, que los demás probablemente habían sido más observadores que él. Aparte, salvarla la habían salvado Kenichi y Mika, él sólo había recibido una paliza por ella.

 -Bueno, yo me enfrenté a la abusona que te había pegado. Y mientras yo la entretenía para evitar que volviera a por ti, Mika-san y Kenichi-san te sacaron del agua y avisaron a emergencias. Así que te salvamos entre los tres realmente.

Vale, quizás había adornado un poquito la verdad, pero había sido bastante sincero y no le había quitado méritos a sus compañeros. Al fin y al cabo, Kenichi y Mika eran sus amigos y no les dejaría mal en una situación así. La amistad de Mayurit era importante para ellos después de todo.

- Entonces ¡Tú le intentaste pegar a esa abusona!.- Se incorporó y le dio un abrazo al grandullón, intentando no desconectar nada de su máquina.

Hiroshi se quedó sin respiración durante el rato que Mayurit le abrazó. Un abrazo. ¡Un contacto físico cercano por parte de la mujer a la que amaba más que nada! Porque las máquinas a las que estaba enchufado le decían lo contrario, que si no habría jurado que se le había parado el corazón.

 -Yo...- Cuando Mayurit se separó de él un poco, el grandullón pudo recuperar la respiración y el habla -Ha sido un placer ayudarte, Mayurit-chan. Y me alegro de que estés bien. De verdad.

¿Confesar sus sentimientos a su amada en ese momento? ¡Ohohohoho, ni de broma! Con lo que le estaba costando pensar en condiciones con su amada tan cerca de él, como para pensar las palabras adecuadas para decirle "te amo con todo mi corazón desde el primer momento en el que te vi". No, eso para más adelante, cuando la ocasión fuera más propicia.

En ese momento entró una enfermera y sonriendo anunció que abrirían las puertas porque tenían visita.

Una enfermera apareció y con una cordial sonrisa os atendió.- Buenas tardes. Vienen a ver a los dos únicos pacientes que tenemos imagino, ¿verdad?.- Dijo mientras daba una seña para guiaros por el pasillo.

Al escuchar las palabras de la enfermera, procedi a ponerme de pie y seguirla en completo silencio, pues me encontraba demasiado preocupado por el estado de Mayurit como para distraerme con cualquier otra cosa. 

Cuando la enfermera nos avisó, me levanté de golpe de la silla como si fuera un resorte, y le asentí. La seguimos al interior, mientras que yo seguía muy preocupada por ambos amigos -¿Como estan enfermera, es grave?- le pregunté con cierto miedo de escuchar la respuesta, pero no pude retener la pregunta.

En cuanto vio a la enfermera mirándoles, a Hiroshi se le subieron todos los colores. Carraspeó intentando mantenerse sereno y dijo:

 -Te-tenemos visita, Mayurit-chan. Seguro que son Mika-san y Kenichi-san, ¿te apuestas algo?

Y de hecho venían en el momento justo, porque de haberse quedado a solas más rato con su adorada, le habría explotado la cabeza de la emoción. ¡Que uno sólo podía pensar un número limitado de conversaciones con la mujer de sus sueños sin ponerse nervioso, en evidencia o ambas cosas a la vez!

Aparte, no le importaría tener noticias sobre lo que había pasado mientras estaba out. Ojalá aquella abusona no hubiera decidido cascar a nadie más.

La enfermera se giró con una sonrisa- Están en buenas condiciones, solo fue un desmayo.- Dijo mientras le abría la puerta de la habitación.

Al abrir la puerta pudisteis ver en frente una cama en la que estaba Hiroshi tumbado y justamente en la cama de al lado estaba Mayurit, los dos con un poco de suero pinchado y muy despiertos.- Tenéis visita chicos.- Dijo la enfermera.- Os dejo solos que podáis hablar.- Y salió del lugar. Alrededor había otras camas separadas por pequeñas cortinas pero estaban vacías, parecía que ellos eran los únicos integrantes de aquel lugar.

Al ver a Mayurit, mi corazón late con fuerza, por lo que procedo a acercarme rápidamente a su cama mirandola a los ojos.

Me diste un susto enorme, por un instante temí que te hubiera pasado algo grave. - digo con la voz cargada de angustia.

Por favor, no me vuelvas a dar un susto asi ¿Quieres? Dudo que mi corazón lo resista, pues de verdad eres muy importante para mi Mayurit-san. - añado mientras me dejo llevar y me dispongo a abrazarla con ternura.

¡Sus amigos habían venido a visitarles? Hiroshi abrió los brazos emocionado, como si esperara el más grande de los abrazos.

 -¡Mika-san, Kenichi-san! ¡Qué contento estoy de veros!

Pero Kenichi en vez de ir donde él, fue derecho hacia Mayurit, ignorándole totalmente. El grandullón se sintió un pelín decepcionado, pero en el fondo lo entendía. Mayurit era mucho más frágil y delicada que él, por lo que lo que era normal preocuparse antes por ella. Además, lo importante era ver que todos estuvieran bien, ¡qué demonios!

 -¿Qué pasó con aquella matona? ¿Qué hizo después de que me tumbara?

Me alivie al saber que estaban bien por parte de la enfermera... Pero no me calmaría hasta que viera a ambos en buen estado.

Y cuando los vi bien... Se me escaparon un par de lágrimas -¡Chicos! ¡Estáis bien!- grite emocionada de verlos. Al primero que fui a ver... Fue a Hiroshi, abrazandole con fuerza... No estoy para pedir permiso -¡No me asustes más así gigantón o la somanta de palos te la daré yo a ti!- le dije al chico entre enfadada, angustiada y contenta de verle bien -¡Y tú tampoco Mayurit! ¡Que menudo par causándome dos infartos simultaneos!- le dije girando la cara mirando a la chica de la otra camilla.

Después de relajarme un poco, miré a Hiroshi para responderle... Algo enfadada -Nada... No hizo ni le pasó nada. Simplemente de fue contenta la muy bastarda y estupida... Perdón por el vocabulario- respondí cabreada con ella. Cómo la pillara... Tendrían que usar su palo para identificarla... Cabrona.

Miró a sus amigos y sonrió.- Gracias por ayudarme, chicos.- Dijo a la vez que asentía las palabras de Mika.- Prometo no volver a intentar la lucha, se me da muy mal.