Partida Rol por web

Abrazo brevemente a Mayurit y luego me acerco a la cama de Hiroshi y lo abrazo también, en ambos casos se trata de un abrazo cálido y sincero.

Chicos, ¿Necesitan algo? Cualquier cosa, Mika y yo podemos traérselos, no importa de que se trate, nosotros nos encargamos, pues lo importante es que se recuperen pronto.

Ya luego veremos que hacer con Lucinda, pero por ahora, sólo nos concentraremos en su pronta recuperación, pues no hay nada más importante que eso. - digo con sinceridad mientras me aparto del grandullón y me siento en una de las sillas de la habitación dándoles su espacio a ambos.

Hiroshi aceptó el abrazo de Mika encantado de la vida y después el de Kenichi. Desde luego, no podía quejarse, ¡tenía unos amigos estupendos!

Cuando Mika le echó la bronca, el grandullón se puso colorado y agachó un poco la cabeza, frotándose la nuca en un gesto nervioso.

 -Lo siento. De verdad que lo siento. No volveré a hacer las cosas de esa manera, lo prometo.

En cuanto a las noticias de la falta de castigo de aquella insufrible abusona... Eso ya sí que eran malas noticias. ¿De verdad que no le había pasado nada después de haber mandado a dos personas al hospital? ¿Pero qué demonios? Hiroshi agarró la manta que le tapaba las piernas con fuerza, sintinéndose furioso y frustrado a partes iguales. Afortunadamente, el ofrecimiento de Kenichi le distrajo un momento de esa línea de pensamientos negativos, haciendo que el grandote volviera a mostrarse relajado y feliz.

 -Ah, yo estoy bien Kenichi-san. Muchas gracias.

Y de nuevo, ¡qué maravillosa era la amistad! Hiroshi se sentía increíblemente agradecido por tener los amigos que tenía. Especialmente Mika-san, que se había convertido en su mejor amiga del mundo entero en un tiempo récord. Cuando lo pensaba, gracias a sus amigos hacía tiempo que se sentía menos horrible, menos torpe, menos... Menos como un chico triste. La amistad era algo maravilloso sin duda.

 -¡En cuanto nos recuperemos tenemos que entrenar! Mayurit-chan, tú puedes animarnos a hacernos más fuertes. Así podremos protegerte y no tendrás que dedicarte a la lucha si no es lo que quieres.

La hora de comer se acercaba, y los estómagos empezaban a rugir. Si querían tener un sitio tendrían que ir a la cantina a comer, y tanto Hiroshi como Mayurit tenían permiso una vez despiertos de volver al campamento, pues lo que habían sufrido no era más que un desmayo, según el informe de los doctores.

Asentí cuando escuché a Kenichi hablar sobre que nosotros dos traeríamos cualquier cosa que necesitaran para recuperarse mejor... ahora mismo haría cualquier cosa para ver que están los dos bien -Eso espero Hiroshi, eres muy grande para llevar al hospital, y cuando llegasemos tendrían que tratarnos a los dos... a mi por lumbago- le dije terminando por acariciarle un poco la cabeza, sonriendo al verle bien. Y dejando claro que si le pasaba algo me lo llevaría a hombros si es necesario.

Al final me aparté de él, y me acerqué a Mayurit solo para acariciarle un poco el brazo y sonreír -Me alegro mucho de que esteis bien- dije con sinceridad antes de dirigirme hacia las sillas para darles espacio junto con Kenichi, aunque miré duramente a Hiroshi con sus palabras -¡Vosotros dos de entrenar nada! Cuando salgamos de aquí, el resto de vuestro día será camita o tumbona, descanso, mucha agua y muchos mimos cariñosos dándoos lo que queráis- terminé sentenciando con los brazos en jarra... ¡por hoy ya muchos juegos violentos! ¡MIMOS! ¡LOS DOS NECESITAN NUESTROS MIMOS!

Entonces me rugió el estómago... por lo que había otra que necesitábamos -Pues ahora toca ir a comer chicos... ¿nos vamos? ¿Podéis andar por vosotros mismos o necesitáis que os lleve cual princesa entre mis brazos?- dije estirando los brazos, esperando algo en broma a que alguno se subiera de verdad -¿Mayurit, Hiroshi? ¿Ninguno quiere posarse en mis brazos? También os puedo solo servir de apoyo al caminar- terminé diciendo con una sonrisa graciosa.

Hiroshi levantó las manos en señal de derrota.

 -Vaaaale, descansaremos hasta recuperarnos por completo. Aunque yo me encuentro muy bien. Hambriento, de hecho. ¡Vayamos a comer!

El grandullón se levantó de la cama e hizo una pose de forzudo.

 -¿Veis? Como una rosa. Eso sí, me comería una hamburguesa doble con extra de queso y patatas. Tengo que recuperar energías para estar al 100%. Sólo dejad que recoja mis cosas.

Entonces se acordó que la habitación era compartida. Sonrojándose un poco cogió todas sus cosas y se metió en el baño.

 -Me visto y salgo. Luego puedes entrar tú para vestirte, Mayurit-chan. Eso si te encuentras bien como para marchar.

Si gustan adelántense, yo esperaré por si Mayurit necesita algo más, pues la verdad sea dicha estoy más preocupado por vuestro estado de salud que por la comida en sí misma.

Por más que haya sido un simple desmayo, lo cierto es que ambos recibieron varios golpes y al cuerpo le toma su tiempo el recuperarse por completo, así que, nada de excesos. - digo mientras me acerco a la cama de Mayurit y le tiendo la mano con la intención de ayudarla a bajar de allí, si es que ella gusta hacerlo.

Madmoisele si bu ple, disculpa mi atroz francés, pero creo que se entiende la idea. - añado con una sonrisa.

Mayurit escuchó atentamente al resto antes de añadir.- Yo necesito dormir un poco más, estoy agotada. Luego os veo.- Dijo mirando también a Kenichi.- Estaré bien.- Acto seguido se dispuso a tumbarse de nuevo, pues le venía bien un buen descanso después de tanta tensión.

Comprendo, que tengas un descanso reparador. - respondo con tranquilidad mientras la veo acomodarse en su cama, al tiempo que me siento en una de las sillas de la habitación, mientras espero a que Mika y Hiroshi se retiren.

Pufff... que absorbente es Kenichi por Dios... que pesado se me hacía, todo el puñetero rato al lado de Mayurit como si fuera una ardilla custodiando sus bellotas... ¿es que no recuerda que tiene novio? -Es tonto... dejémoslo así- terminé pensando negando con la cabeza. Total... esta dormida; solo espero no encontrarme a Kenichi subido a su cama y aprovechando para hacer cosas malas a una chica inconsciente -Como quieras... Hiroshi y yo iremos a por comida para vosotros... Y si Mayurit sigue así de cansada nos iremos relevando para atenderla. Descansa mucho Mayurit- terminé diciendo con una sonrisa, antes de irme... aunque mandando una mirada muy seria a Kenichi. Era claro lo que significaba: "Hazle más daño haciéndote el héroe y te mato".

Mayurit se recostó y Kenichi se puso a su lado. Éste estaba pendiente de todo lo que pudiera ocurrir, pero realmente estar en esa sala mirando a una esquina era un tanto aburrido, a pesar de que lo escrutiñó todo con lujo de detalles. Un cuadro por allí, la puerta que parecía bastante robusta aunque del mismo color de las paredes... ni una enfermera... ni un paciente... parecían dejados de la mano De Dios, y más con esa luz tenue que hacía parecer que estaba anocheciendo, cuando no era así.

Cuando salisteis del hospital, mientras ibais camino de la cantina alguien se cruza en vuestro camino... era la malvada del palo, seguida por dos hombres bastante fuertes. Al cruzarse con vosotros os saluda con la mano y os dice.- ¡Qué aproveche la comida!.- De una forma un tanto jocosa ¿Era una amenaza? ¿Le había hecho algo a la comida?

Salgo de la habitación y me acerco a la recepción, pues tenía la intención de comprar un arreglo floral para Mayurit al cual añadiría una tarjeta de recupérate pronto, en la que escribiría este mensaje:

Mayurit:

De todo corazón deseo que, al leer estas líneas te sientas mucho mejor, de verdad sentí que mi corazón se detenía cuando caíste al agua.

Espero me perdones el atrevimiento de traerte este pequeño arreglo floral, pero no pude resistirme a hacerlo, espero que sea de tu agrado. Por favor, recupérate pronto, para que puedas deslumbrarnos a todos con tu danza.

Con mucho cariño

Kenichi

Hiroshi cogió sus cosas y se meti´oen el cuarto de baño para vestirse rápidamente. Una vez cambiado, se despidió de Mayurit y Kenichi con una inclinación.

 -Descansa Mayurit-chan. Kenichi-san, luego volveremos con algo para que podáis comer. Y si pasa algo, ya sabéis dónde está el timbre para la enfermera.

Dicho esto, Hiroshi se marchó con Mika. ¡A comer, que había un hambre que no veía!

Mientras iban hacia la cafetería a comer algo, se cruzaron con aquella luchadora maligna. ¡Y les había deseado buen provecho! ¿Qué demonios querría decir con ello? ¿Qué tendría planeado para ellos? No querría volver a pelear, ¿no? No, de ser eso se lo habría dicho. No, pasaba algo con la comida. ¿Y si había envenenado los alimentos para matarlos a ellos y a su querida Mayurit? ¡Oh no, eso ni hablar!

 -¡Eh tú!

Hiroshi se giró para mirar a aquella mujer.

 -¿Qué le has hecho a la comida? ¿Que le has echado? ¿Quieres envenenarnos, es eso? Porque no va a funcionarte, podemos buscar una hamburguesería cercana.

Porque prefería gastarse su paga mensual que arriesgarse a que alguno de sus amigos enfermara por culpa de una cretina aprendiza de Borgia.

 -Tranquila Mika-san, sea lo que sea que ha hecho, no dejaré que os afecte a ninguno de vosotros.

¡Qué amenazador suena eso! ¿No querrás volver al hospital osito de peluche?.- Dijo poniendo una mano sobre su boca y riendo. Los hombres se remangaron la camiseta un poco en señal de pelea, pero ella levantó el otro brazo para que pararan.- No vamos a gastar fuerza, tenemos que gastarlas en el dojo de entrenamiento con el maestro.- Dijo ahora bastante seria mientras se disponían a caminar siguiendo su camino.

Hiroshi tuvo que conformarse con apretar los puños y mirar con odio a aquella abusona. No quería empezar una pelea, especialmente no con ella. Y sus acompañantes tampoco parecían moco de pavo, así que definitivamente mejor evitar el conflicto.

Cuando la abusona y sus compañeros se alejaron, Hiroshi le hizo un gesto a Mika.

 -Vamos a comer a otro sitio. No me fío de lo que pueda haber aquí después de lo que ha dicho esa. Y además así podremos traer algo para Mayurit-chan y Kenichi-san.

Durante todo el encuentro con esa tipeja y su séquito me había salido un tic en el ojo derecho de lo cabreada que estaba... Básicamente no hablaba por lo enfadada que estaba y para no hacerla llorar con la bilis en forma de palabras que iba a emitir...

Pero cuando se empezaron a ir como si no merecieramos la pena... Ufff como me cabree -Tu maestro es una puta mierda pegada a un palo que con gusto te meteria por el culo para usarte como bate de béisbol en mis entrenamientos hasta que te gastaras y partieras por la mitad de lo bruto que golpearía las bolas de tus gorilas- terminé soltando toda la burrada dándome la vuelta para verles, acercándome a ellos sin miedo de llevarme un puñetazo -Tienes la valentía para enfrentarte contra una chiquilla inocente, pero evades pelear con alguien de tu constitución y tamaño... ¿Acaso temes perder y decepcionar a tu maestro señorita?- la desafíe de forma clara y concisa... ¡Quiero venganza por Mayurit e Hiroshi!