Partida Rol por web

Viendo que los marineros me están ignorando, posiblemente por usar demasiadas palabras desde una altura demasiado baja, me vuelvo hacia mi mesa, y suelto las correas que sujetan mi escudo de madera a la mochila para tenerlo a mano.

Acto seguido empiezo a musitar una cadencia de palabras en druidíco, mientras muevo mi mano en un movimiento ascendente terminando en un puño. 

al ver que se está poniendo mas caldeada la situación alisto la cimatarra que traigo conmigo.

Insisto en que mantegamos la calma, nadie tiene porque salir herido, la violencia nunca es la mejor forma de resolver un conflicto.

Observé como se desarrollaba todo con expresión divertida. Al parecer Ladón opinaba como yo en lo de no meterse cuando me lo dijo. - Tranquilo. Me quedaré aqui y disfrutaré del espectaculo. Tal vez eche una mano a los que vayan perdiendo, o tal vez a los que vayan ganando. - Le comenté mientras aplaudia por lo bajo. Desayuno y espectaculo, lo mejor. Lo malo es que no tenia nada de comida. Pero tla vez pudiese escabullirme sin pagar la cerveza. - ¿Quien crees que ganará?

Lanzo una mirada indiferente a la taberna.

-No se quien ganará, lo único que se es que no les conviene involucrarnos...

Viperia tenía el conjuro justo si decidía intervenir, y quizás lo hiciera si los marineros necesitaban solo un empujoncito para acabar con el paladín pero, suponía bastante riesgo, además ya estaban llamando a la guardia y eso no le gustaba una mierda, lo mejor sería no intervenir, el mundo estaba lleno de paladines de todos modos.

La cosa se puso fea sera mejor que regreses al averno hasta que esto se calme, no extrañes bonita. 

Sabés que siempre te extraño pero como tu digas ama.

Y la elfa hizo un gesto y la serpiente se desvaneció.

Viperia se preparó por si tenía que intervenir, pero la verdad prefería no hacerlo. 

La niña miró por encima del hombro a quien le había preguntado cómo estaba el marinero inconsciente y se sorprendió al ver que había sido otro de esos tifilín. 

—Creo que va estar… 

Sintió un golpe en el costado y de pronto el techo y el suelo se sucedieron rápidamente frente a sus ojos hasta que sintió un golpe en la cabeza que la dejó algo mareada.

Una punzada de dolor le hizo recuperar la conciencia. Se llevó una mano a sus costillas adoloridas y la otra a la parte de atrás de la cabeza, que le palpitaba con fuerza. Alguien le había atacado, pero no había llegado ver quien había sido, aunque apostaba por uno de los marinos borrachos, que ahora se disponían a pelear con el tifilín. 

"Esto no estaba bien" pensó, "quizás debería..." 

“No vas a hacer nada, muchachita”  dijo la voz de la anciana, dentro de su cabeza,

—Pero… —quiso responderle la joven en vos alta.

“Eso te ganas por meterte en los problemas de los mortales comunes. Sus necios asuntos no nos conciernen en lo absoluto.”

La chica suspiró con aire de resignación y se incorporó con lentitud y cuidado, apoyándose en una silla cercana. Se dejó caer en ella y se inclinó para coger su bastón.  

Por más amenazas que se dieran y se hiciese llamar a la guardia los marineros y las aventureras se lanzaron a la pelea, los primeros con claras intenciones de vengar la humillación causada por la baja temprana de su líder y las segundas en forma de defensa propia.

Afortunadamente para las mercenarias el alcohol les jugó una buena pasada, ya que pudieron esquivar la mayoría de los golpes de los marineros y devolver varios, ya algunas sillas y mesas estaban dispersas y desacomodadas como también otras ya rotas por las caídas o a propósito como para tener un arma rápida a mano.

Dos de los marineros se dirigieron hacia el paladín, uno con una pata de silla en la mano y el otro a puño limpio. Sin tener ninguno de los dos oportunidad de tocar siquiera la armadura del seguidor de Helmo.

Otro fue directo hacia Alester e intentó golpearlo tropezando con una de las sillas tiradas en el piso, con lo cual su intento de amedrentamiento se vio frustrado antes de iniciar siquiera. 

Parece que todavía no ha habido ninguna víctima que lamentar, y me gustaría que siguiera así. Con todo el mundo pendiente de la pelea finalizó mi encantamiento. Con una palabra y un gesto ascendente, cientos de plantas surgen de las pequeñas grietas del suelo. Con otra palabra y cerrando el puño, las plantas se ciernen sobre los combatientes, restringiendo sus movimientos.

Una vez lanzado el conjuro me siento de nuevo en mi mesa, con el escudo a mano y la taza en la otra. 

Anja abrió despacio la puerta de la taberna y se quedo unos segundos debajo del arco viendo el panorama de la taberna. Observo que había varios hombres y mujeres, razas, de pie y sentados. Un grupo de marineros que parecían tener mal aspecto por sus reacciones de alcoholismo.

No le sorprendía la situación estaba acostumbrada a posibles peleas o peleas en serio. A ella lo que le molestaba es que la perjudicaran y tuvieran que entrar en la reyerta sin tener ganas y sobretodo ese día que estaba un poco más casada  que otros días de caminar hasta la ciudad.

Se movió hasta la barra y pidió "Tabernera yo querer beber cerveza y comer plato caliente del día" "yo tener hambre y estar cansada".

Mientras estaban todos discutiendo, de repente, comienzan a ver como una cantidad considerable de plantas comienzan a surgir del piso, las mismas con epicentro en el grupo de marineros. Algunos, viendo la situación comienzan a moverse para safarse de las mismas, mientras otros no cuentan con la misma suerte y se quedan dubitativos de que hacer, lo que les juega en contra y quedan atrapados por las mismas. En total 5 de ellos quedan apresados.

El resto, al ver la escena comienza a retirarse lentamente del lugar, bastante asustados como para continuar el pleito, las mercenarias, ya agitadas y algo golpeadas lanzan un suspiro al ver la ayuda obtenida, a sabiendas de que ellas solas no hubiesen podido con tanta gente.

Si bien en los ojos de la muchacha se veía agradecimiento y alivio porque la gresca hubiese sido tan corta, su forma de actuar a continuación no decía lo mismo.

- MI TABERNA! MIREN LO QUE LE HAN HECHO! VOY A TENER QUE CERRAR TODO EL DÍA PARA PODER LIMPIAR TODO ESTE DESASTRE! - se vuelve al viejo que había conjurado - MÁS LE VALGA QUE EL PISO ESTE SANO, SINO LO VOY A PONER DE CABEZA A ARREGLARLO.

Al parecer había un druida por ahí, o alguien versado en magia natural. Había hecho crecer plantas por todas partes y había asustados y la mayoría de marineros habían huido. Y la dulce tabernera se había vuelto a enfadar. 

- Esta vez tampoco he sido yo. - Dije por si le daba por mirarme mal. - Yo soy mas de hacerlos arder que de ponerles florecillas por zapatos. - Dije riendome. 

Magia...que poco me gusta la magia.

-Morthos, tal vez sea hora de actuar...

Me acerqué a mi compañero y le susurré. 

- Y hacer qué? La pelea ya ha acabado y a nosotros ni nos va, ni nos viene. 

-Tranquila buena mujer comenta el paladín a la tabernera mientras guarda su arma -Estoy seguro de que las que empezaron todo este alboroto ayudarán a recoger todo dice mirando a las mercenarias procurando que estas se hayan enterado -Ya que no creo que quieran que se avise de su agresivo comportamiento a la guardia

-Tienes razón, mejor no buscar problemas, de momento.

Dejo de concentrarme en el conjuro y las plantas rápidamente se marchitan y mueren, reduciéndose a polvo. Que no se diga que no soy responsable de mis actos, ¿dónde están las escobas?

Tanto si se unen las aventureras a la limpieza como si no les pregunto. ¿De qué iba todo esto?

Con magia se resolvían las cosas, era algo que Viperia, tenía muy en claro, Hay otros medios pero la magia es siempre el mejor cuando se tienen acceso a ella-  pensó mientras veía como el enano ponía fin al combate haciendo crecer plantas que enredaban a los marineros.

Sin duda se trataba de un druida, pero el conjuro era relativamente sencillo, había que andar con cuidado pero no era razón para temerle de sobremanera, tampoco veía ninguna mascota así que todo parecía indicar que no era demasiado poderoso, aunque estaba gastando magia gratis, cosa que indicaba torpeza o una cuantiosa cantidad de recursos y Viperia se inclinaba a creer que se trataba de la primera.

La elfa guardó apresurada sus cosas se cruzó el arco al hombro y con la copa de vino en la mano se alejó unos metros de las plantas los marineros y las mercenarias para poder contemplar la escena a sus anchas sin estar demasiado cerca y teniendo la puerta lo más cerca posible en caso de que fuera necesario salir.

Disculpe si causamos algunas molestias señorita, trataremos de compensar el desorden en la medida de los posible  le digo a la tabernera mientras vuelvo a ocultar la cimatarra que traigo.

en el momento que causa un poco de curiosidad la elfa que decide moverse justo cuando todo termina, la sigo con la mirada y la veo sentarse cerca de la puerta, lo cual me hace pensar que busca una ruta fácil de escape

¿de quien o que querrá escapar?
 

Anja giro la cabeza para ver el espectáculo y su rostro expreso una mueca de extrañeza (que coño esta pasando aquí) (en que taberna de locos y borrachos me he metido) (como alguno de estos me vengan a tocar las narices, recibirán un hachazo).

Después volvió a girar la cabeza hacia en frente esperando a que la tabernera llegara con su desayuno. Mientras esperaba apoyada con su codo en el mostrador, su mano sosteniendo su cabeza y con la otra mano golpeando suavemente y coordinadamente con los dedos el mostrador como si estuviera tocando un piano.