Partida Rol por web

Lupus In Tabula [Hombres Lobo de Castronegro]

Día 0: Erase una vez...

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25/03/2010, 22:30
Leticella Vanghuten, la hija del Lord.

 

 Leticella se vuelve despacio hacía el inesperado Señor Von Wangel, tendiendole la mano le dirige una inexpresiva mirada.

 Buenas noches Señor Von Wangel, no esperaba verle por aquí?. Efectivamente necesitaría hablar con el boticario por mi padre, necesita uno de sus medicamentos, el muy despistado olvido pedirle un frasco y ahora se encuentra sin poder tomarlo.A veces pienso que lo unico que desea es dejarnos a todos.

 Normal, seguramente se sentira culpable sino fuera por la memoria de mi madre ni siquiera me preocuparía en que le pasase. Piensa para si mientras responde al Señor Von Wangel.

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25/03/2010, 23:02
Stephanie, la niña creyente

Tímidamente, Stephanie se acerca a la recién llegada. Pone voz triste y melosa cuando se dirige a ella.

Disculpe, señorita, ¿va a necesitar mucho tiempo a Don Severiano? Mi madre se muere, y no sé lo que tiene. Creo que el boticario podría saber qué hierbas necesita y quiero que me ayude.

La niña se limpia con la manga la moquera que desprendía por el llanto que la estaba poseyendo. Y se quedó mirando fíjamente a la hija del Lord, esperando su respuesta.

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25/03/2010, 23:10
Leticella Vanghuten, la hija del Lord.

 

 Leticella mira a la niña, que parece muy preocupada por su madre.

 No te preocupes niña, si quieres hiremos primero a casa de tu madre para que la vea Don Severiano y luego le pedire el frasco que necesito.Os acercare a la casa, el cochero nos esta esperando.

 Volviendose hacía el tabernero y hacía Von Vangel se dirige hacía ellos.

Encantada de haberles visto caballeros, espero que nos disculpen pero el tiempo apremia ahora mismo. Haciendo una leve reverencía hacia los caballeros, se da la vuelta para marcharse junto al boticario y la niña.

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26/03/2010, 11:12
Don Severiano, el boticario

Don Severiano, de por si algo duro de oído, tarda unos instantes en darse cuenta de la presencia de la hermosa muchacha y la niña. La ruidosa y desafinada canción de Hikins le dificulta aún más la tarea.

- Oh, pequeña... ¿Qué haces aquí a estas horas, corazón? ...No me digas que tu madre empeora ¡Válgame Dios Nuestro Señor! - apura su chatito de vino.- Cuéntame si es sólo que los síntomas son más fuertes o hay algo nuevo. Sabré qué necesita ...aunque necesitará de un médico también. Oh, Leticella... supongo que viés a por la medicina de vuestro padre. Un frasco quedó en la botica. ¿Acompañará a este viejo a por ella y a casa de la pequeña?

Y se marcha junto a las dos jóvenes. Confía en que Tonel le apunte a su cuenta el chatito de vino y que no crea que trata de irse sin pagar...

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26/03/2010, 14:16
Leticella Vanghuten, la hija del Lord.

 

 Leticella se dirige hacía la puerta junto con Don Severiano y la niña, al cruzar el umbral Fred el cochero ya les esta esperando, abriendo la puerta del carruaje.

 Muchas gracias Fred, antes de ir a la botica tendremos que pasar por la casa de esta amable señorita, pero eso sí debemos llegar cuanto antes.Le dice al cochero dejando pasar a Don Severiano y a la niña. Y a usted también Don Severiano, disculpe por la hora tan tardía, ya sabe lo despistado que es mi padre y gracías por asistirnos a ambas, supongo que su profesión no es de las más demandadas...casi no ha podido tomar un sorbo.Disculpe.

 Acabando de decir esto se dirige hacía la niña. ¿Perdona, bonita podrías indicarle a Fred donde es tu casa para que pueda llevarnos?

 Fred se encuentra con la puerta del carruaje abierta esperando instrucciones para poder dirigirse a casa de la niña lo antes posible.

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26/03/2010, 14:39
Stephanie, la niña creyente

La niña recibe las palabras de la noble como si un ángel mismo se le hubiera aparecido. Se abraza a ella, agradecida por su compasión.

Gracias por su misericordia, Dios la estará viendo en el cielo y anotará su benevolencia con esta pobre niña. Y usted también, señor Severiano, es usted un santo.

La niña estaba tan agradecida que se le había olvidado decir la dirección de su casa. Cuando por fin terminó de mostrar su humilde gratitud, dirigió el coche de caballos hacia su casa. Estaba muy cerca de la taberna, por lo que el chofer no tuvo muchos problemas para seguir los aspamientos con las manos que hacía Stephanie señalando cuando había que torcer, pero temblando por la desesperación de llegar pronto a su casa para que a su madre no le pasara nada. Cuando llegaron, saltó del coche.

- Es mi madre, señor boticario, y es más grave que estos días. Apenas se mantiene despierte y tiembla más que nunca. El poco tiempo que está consciente, lo pasa tosiendo. Tiene que ayudarme.

Terminó de hablar mientras corría abriendo las puertas por su paso, dejándolas abiertas de par en par para que la siguieran.

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26/03/2010, 15:56
Victoria, la hermosa dueña de la tienda de chuches

Entro en la Tabernadespués de un provechoso día. Los niños compraron mucho al salir del colegio. Al llegar me encuentro la taberna llena de vecinos. Los saludo a todos cortésmente y con una gran sonrisa, como siempre, procurando no acercarme mucho a Hikkins, que parece dormido:

Muy buenas, vecinos y vecinas ¿cómo va el día? Espero que bien. Pedro, que alegría verte. Todavía no he podido agradecerte como es debido la cadena que forjaste tan maravillosamente para mi Sultán. -digo al verle, luego me percato de la presencia de Sara- Sara, llevaba tiempo sin hablar contigo, ¿cómo van las cosas? -la pescadera también está allí y al verla me acuerdo de algo- Ay, Gabriela, cuando fui a la tienda hoy se me olvidó pedirte unos lenguados. Luego me acordé, ¿sabes?, cuando llegué a casa. Pero no importa, mañana volveré. Señor Von Wangel, un placer verlo. -le saludo al verlo- Tonel, amigo, sírveme lo de siempre -siempre que iba a la taberna me tomaba un martini seco, para empezar- Y un plato de carne con patatas, que no me apetece cocinar hoy ¿Alguien vio a Alfredo, el sastre? Pensé que lo encontraría aquí... Me gustaría que me confeccionara un vestido... Bueno esperaré a que llegue -digo con mi sempiterna sonrisa iluminando mi rostro.

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28/03/2010, 13:22
Alfredo, el sastre

Aparezco por la puerta, en silencio, amortiguandose mi ruido al andar por el alboroto del interior de la taberna. Casi no acabo de entrar cuando veo, si no a todos, a la mayoria de los lugareños alli reunidos, llendome a fijar mas en la persona que entro antes que yo y a la cual veia a lo lejos en la calle.

No doy ni dos pasos en el interior cuando la atractiva Victoria me menciona. Decido acercarme a ella y sorprenderla como cuando eramos crios. En silencio, me acerco por detras y acerco mi mejilla a la suya sin que se percate de mi presencia:

- Por supuesto, Victoria. Podemos hablar de ello mientras cenamos- le digo como apareciendo de entre la sombras, como cuando eramos mas pequeños. Luego me separo de ella un poco para que me vea mejor- Jajaja, nunca llegaras a acostumbrarte ¿ehh? Jajaja- Luego me dirijo a mis vecinos, todavia riendo -¡Saludos y buenas noches a todos!¡Algunos de vuestros encargos ya estan terminados, asi que no dudeis en pasaros por mis taller a por ellos!- exclamo levantando la mano a modo de saludo con una sonrisa en el rostro- ¡Tonel, lo mismo que la señorita y una pinta cuando puedas!

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29/03/2010, 02:40
Victoria, la hermosa dueña de la tienda de chuches

¡¡Ah!! -grito sorprendiéndome- No, nunca llegaré a acostumbrarme a que seas tan sigiloso como un gato, Alfredo -le digo medio enfadada, pero se me pasa cuando veo su sonrisa. Sé que no lo ha hecho a mala intención sino jugando, así que me río con él- ¿Te parece si nos vamos a esa mesita y te comento los detalles? Aunque quizás no te apetece hablar de trabajo,... pero, de todas formas, podemos charlar de cualquier otra cosa. -le digo sonriendo afablemente.

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29/03/2010, 03:54

Observais como Don Severiano se marcha urgentemente del local acompañado de Leticella, la hija del Lord de la Aldea, y de la joven Stephanie. El inconfundible sonido de un carruaje alejandose por el viejo camino del noroeste os confirma que los tres tardarán bastante tiempo en regresar a la taberna. Al parecer, el viejo boticario va a tener bastante trabajo durante esta noche.

Entonces, un nuevo sonido en el interior del local llama vuestra atención. Al giraros hacia el lugar del que proviene dicho sonido, observáis que se trata de un hombre de mediana edad, bastante alto, con el pelo castaño, vestido elegantemente y que luce una cuidada barba, el cual camina hacía vosotros.
Al llegar al lugar en el que os encontráis, veis como se acerca a Ileana y le dice:

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29/03/2010, 04:31
Desconocido.

- ¿Estaríais interesada en leerme la buenaventura por unas monedas?. Tengo un importante negocio entre manos y me gustaría saber que me depara el destino. Si queréis, podemos ir a mi reservado con el fin de que nadie pueda molestarnos. -

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29/03/2010, 14:32
Ileana, la gitana

El desconocido entró y como una suerte de efecto dominó la multitud se abrió para él como el mar Rojo para Moises. Tras ello, se acercó hasta la gitana que sostenia una tacita de té caliente entre sus manos.

Este habló mientras ella le observaba, finalizado su discurso, Ileana dió un sorbito a su taza humeante antes de dejarla en la barra y volvió a alzar sus ojos negros hasta el hombre como un tiro de sal.

Sin mediar palabra lo tomó por el mentón haciendo girar su rostro de un lado a otro con el ceño fruncido y expresión concentrada, como si buscara muy a conciencia algo que todos ignoraban. -mmm- apretó los labios y asintió como quien dice "interesante, interesante..." finalmente cuando pareció estar satisfecha tras su examen le soltó.

-¿y cuanto son unas monedas? el hierro da mala suerte... -comentó con su familiar sonrisa de gato.

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29/03/2010, 15:06

Observáis como el desconocido que se encuentra a vuestro lado mira asombrado a la joven gitana cuando ella le agarra por el mentón, y gira su cara hacia los lados en busca de alguna señal que solamente ella parece conocer. Aún así, veis como el hombre no pronuncia ni una sola palabra durante el ritual, debido quizá a que conoce bastante bien las costumbres del pueblo de Ileana, o quizá porque teme poder ofender a la muchacha.

Una vez ella termina, y ante la pregunta que se le acaba de formular, el desconocido esboza una ligera sonrisa y responde:

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29/03/2010, 15:17
Desconocido.

- ¿Hierro?, nadie ha hablado de pagaros con monedas de hierro vuestros servicios. Tenía pensado entregaros un par de monedas de oro una vez hubieráis terminado de leerme la buenaventura. Espero que consideréis que es un pago justo por vuestro tiempo. -

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29/03/2010, 15:45
Ileana, la gitana

La gitana sonrió a la invisible dama fortuna y aparentando restarle importancia se ajustó el chal recatadamente -no es de buen ver que una señorita acuda al reservado de un desconocido, señor -respondió devolviendole una sonrisa tranquila -pero si gustais nadie nos molestará en aquella mesa -añadió conciliadora señalando una mesa abandonada en un rincón, lejos del barullo. Tras ello se inclinó sobre la barra haciendo tintinear alegremente sus avalorios. -Tonel, una pinta para el caballero - invitó obsequiosa.

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29/03/2010, 15:58
Don Severiano, el boticario

El carruaje hace una parada en la puerta de la botica. Don Severiano entra tan rápido como sus piernas le permiten y sale con un par de paquetes. Ofrece una botellia a Leticella

- La medicina de vuestro padre, muchacha.

Vuelve a subir al carruaje con ayuda de las jóvenes. Lleva varias hierbas y unas friegas para la madre de la niña, confiando que fuera suficiente...

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29/03/2010, 16:07
Leticella Vanghuten, la hija del Lord.

Una vez sube Don Severiano de nuevo al carruaje y cochero se coloca en su puesto, marchan de nuevo hacía la casa de la pequeña para que Don Severiano puedra tratarla con sus medicinas.

 Muchisimas gracias, Don Severiano si quiere cuando acabe de dar los medicamentos a la madre de esta preciosa niña le acercaremos de nuevo a la taberna para que pueda continuar con sus labores.

En ese momento se dirige hacía el cochero: Fred volvamos a casa de la niña, cuanto antes.

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30/03/2010, 10:44
Stephanie, la niña creyente

Cuando vio a su madre supo que la cosa iba a más. Apenas quedaba brillo en sus ojos y la palidez de la mujer no podía dar lugar a peores augurios. La señora se moría.

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Stephanie gritó y se acercó corriendo a su madre, llorando y abrazándola. Esperó a que el boticario intentara mejorar la situación y se puso a rezar, desesperada, pero sin soltar las manos de la enferma.

Las oraciones de la niña se oían en toda la casa, aunque a veces se quedara sin voz. Las lágrimas le asaltaban y le daban un aspecto terrible, no podría estar más triste, lo que más apreciaba en el mundo se iba y lo único que podía hacer para ayudar era implorar a su señor. Impotente, recitaba todos los rezos que conocía. Minutos después, su madre recuperó algo la consciencia y acercó su cara a Stephanie, para decirle con una voz quebrada.

- Estoy orgullosa de ti, y siempre lo estaré. Gracias por ocuparte de mí - la madre tosió antes de volver a hablar - Pero ya no puedes hacer nada, el señor requiere mi presencia.

Al poco de decir esto, Stephanie vio, petrificada, como su madre moría delante de ella. Ni las oraciones, los cuidados, o las buenas intenciones de los allí presentes, había conseguido salvarle la vida. La niña cayó de rodillas y puso expresión febril. Siempre confiaba en que Dios cuidaría de ellas, buenas cristianas, y que todo les iría bien, pero se equivocaba. Sin embargo, la niña no perdió la fe, y confiaba en que al menos su madre estaría feliz en su nueva vida y la miraría todos los días.

A pesar de eso, Stephanie era una niña, y no pudo evitar ponerse triste y llorar. No se imaginaba un futuro ella sola.

¿Qué será de mí ahora? No tengo madre ni padre.

 

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30/03/2010, 13:11
Don Severiano, el boticario

Don Severiano se afanó cuanto pudo con sus ancianas y torpes manos. Pidió agua hirviendo para preparar unos baños de vapor balsámico que ayudaran a la mujer a respirar algo mejor y, entre tanto, le aplicó friegas de alcohol y romero que deberían aplacar la fiebre ...al menos un poco.

El sudor perla su arrugada frente mientras trabaja afanoso, con la ayuda de Leticella y arrullado por los rezos de la pequeña. Por desgracia, todo su trabajo y esfuerzos son inútiles.

La niña queda huérfana ¿qué será de ella? Don Severiano es demasiado mayor para ocuparse de una criatura tan joven. Él mismo está viendo pasar sus últimos días en este mundo... Quizá la profesora, o Tonel... Sí, alguno de sus vecinos tendría la solución.

Abraza a la niña, tratando de calmarla.

 

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30/03/2010, 15:20
Alfredo, el sastre

- Claro Victoria, no habra ningun problema- le respondo- Si gustas...- la invito a que vaya ella delante hasta la mesa una vez que nos han servido.- Y bien,¿ que tenias pensado? ¿Para que ocasion se requiere?