Partida Rol por web

LVPERCALIA.

¡Adeptos!

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07/10/2009, 10:35
Silvia Montes

Con el corazón en un puño me parece escuchar un alarido. Siento como todo mi cuerpo es recorrido por un escalofrío. No... No puede ser, otra vez no... También parece que llega a mis oidos el sonido de los estrépitos en los charcos, como si alguien, o algo se acercara aquí. Dirijo mi mirada en la dirección de donde me llegan los sonidos, esperando ver aparecer algo a través de la lluvia, deseando con todo mi alma que esos sonidos sean producto de mi imaginación. Pero... Mi pequeña, tan lista que es, me confirma mis peores temores...

¿Quienes... Dime mi vida, quién viene? Grito con la voz algo ronca mientras mis manos temblorosas la cogen por los brazos. Un sudor frío, que inexplicablemente siento pese a estar empapada por la lluvia, me cubre el cuerpo. Mi mirada va alternándose entre mi pequeña y la dirección de donde me ha parecido oír esa especie de chapoteo...

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07/10/2009, 13:23
Director

La pequeña se limita a encogerse de hombros y, sucumbiendo a una repentina y feroz tiritera, busca reposar la mejilla en el seno de su madre.

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08/10/2009, 17:34
Isabel Fernández

A pesar de que las palabras de Francisco consiguieron tranquilizarla ligeramente, esa tranquilidad dura bien poco cuando Isabel escucha a Silvia hablar con su hija. ¿Venir? ¿Quién? - pregunta volviéndose a poner nerviosa y mirando en todas direcciones, para después mirar en la misma dirección en la que lo hace Silvia. - ¿Es que esto no terminará nunca? Será mejor que salgamos pronto de aquí!

Isabel comienza a menear con fuerza la manilla de abrir el coche. A pesar de estar cerrado parece que la mujer se ofusca en tratar de abrirlo, presa de los nervios, con fuertes empujones y mascullando algún que otro improperio.

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08/10/2009, 18:26
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

 Bajando por la calle, Francisco se vuelve a colocar la capucha del abrigo para que la lluvia no le moleste tanto a la visa, mientras intenta infundir seguridad en sus torpes movimientos.

No se siente a gusto con esa supuesta faceta de líder que le ha tocado. ¡Es un mero arqueólogo del montón por el amor de dios! y uno no especialmente aventurero o valeroso. “Las películas de Indiana Jones habían hecho tanto daño a su oficio…” Gordo Y patético son adjetivos para definirlo más cercanos a la realidad. De hecho, siendo pragmático, son llana y simplemente la verdad. No era nada más que un perdedor sin voluntad, deseoso de volver arrastrándose servilmente al lado de una mujer que le había tratado como un desperdicio. Lo dicho, patético.

No, estaba claro que no era como uno de aquellos adalides clásicos de las epopeyas que había estudiado hasta la saciedad. Norax, Gerion, Aquiles, Héctor, Atila, Flavio Aecio, Carlo Magno, y un largo etcétera nunca se inclinaron ante nadie, habían luchado por tierras, honor, mujeres, esclavos y gloria. Unos lo habían conseguido, otros habían perecido en el empeño, pero al final, todos habían sido héroes entre los suyos. No cabía imaginar el miedo en guerreros tan excelentes.

Tal vez su intención era más mundana, a la puertas de su Ilion no le esperaba un ejército de hoplitas deseosos de sangre, pero el riesgo era el mismo y el precio la muerte. A él le impulsaba meramente el amor, un amor retorcido ciertamente, pero amor no obstante. Eso no lo convertía para nada en un súper hombre, solo era una sudorosa y temblorosa gelatina hecha a base de capas de grasa que fingía no estar aterrado. Entonces ¿A que venían esos aires de “macho alfa”?

-          Ya estas divagando de nuevo.- Se reprobó.-  ¿Cómo piensas “liderar” a nadie si ni siquiera eres capaz de ordenar tus propios pensamientos?-

En ese momento llego al solar. Miro a su alrededor teniendo la intensa sensación de ser observado pero hizo de tripas corazón y entro en la lodosa parcela de tierra esperando que en cualquier instante un grupo de aquellos seres se le abalanzasen encima. Pero llega hasta la escalera sin ningún percance. Esta tiene una altura de doce peldaños de hierro y esta mohosa por lo que deduce que lleva un buen tiempo ahí abandonada. Solo le cabe esperar que aguante su peso. Cogiéndola descubre que pesa más de lo que creía, pero con un bufido la levanta y se la pone al hombro, usando su peso para compensar la carga.

-          Por fin la repostería ha dado sus frutos…-Gruñe con maliciosa ironía.

No pretende dejar a los demás esperando en medio de la calle durante mucho tiempo, así que impulsado por su “deber” de proteger a las mujeres y su propio miedo a quedarse solo, comienza a caminar a paso rápido volviendo sobre sus pasos. Cuando está a punto de salir del solar escucha los gritos roncos de Silvia amortiguados por el ruido intenso de la lluvia. Con el corazón en un puño comienza a correr pesadamente hacia el grupo.

-          ¿Que… ocurre?- Consigue preguntar entre ahogados bufidos cuando llega a la altura de los demás.

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08/10/2009, 21:12
Silvia Montes

Alicia empieza a temblar y apoya su pequeña mejilla en mi seno. La abrazo con cuidado, mientras vuelvo a cargar con su peso. Se está haciendo grande... Recuerdo cuando era un bebé y siempre quería estar en brazos. Cuando la soltaba empezaba a llorar hasta que finalmente la volvía a sostener. Siento como mi espalda se resiente un poco, pero no pienso soltarla, nadie se va a llevar a mi niña... Vuelvo mi mirada hacia Isabel, la mujer está intentando abrir la puerta del coche. Los segundos pasan lentos...

No tengo ni idea de como vamos a salir de ésta, los segundo parecen horas, me da la impresión de que todo se haya detenido a mi alrededor. Al escuchar un sonido que viene de calle abajo, vuelvo la mirada asustada, veo que es Francisco, por un momento había pensado que sería otra de esas criaturas y un suspiro de alivio sale por mis labios...

Tenemos que irnos ya... Ellos ya vienen... Mi voz suena tembolorosa, el terror se dibuja en mis pupilas que no paran de moverse, mirando por todas partes, casi esperando ver aparecer al mismo demonio. Recoloco a mi hija en mis brazos, me duele la espalda y mi rostro empalidece. Rompe la ventana si hace falta, pero vayamonos ya... Le digo finalmente a la mujer.

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09/10/2009, 11:03
Director

Mientras que Isabel se obstina en zarandear el vehículo, Alberto, abortando su incipiente búsqueda de una piedra con la que romper el cristal, ha corrido a ayudar a Francisco a apoyar la escalera contra la barandilla. La petición de Silvia lo mueve a consultar al arqueólogo:

-¿Pero tú tienes las llaves de ese coche?

Enseguida, todos pueden oírlo: una sucesión de alaridos, una sorda algarabía, un ruido de carreras desde el confín opuesto del pueblo, ahí donde se divisa una espadaña, despuntando sobre las azoteas de la fila de casas, recortada contra el paisaje kárstico que domina el pueblo. Alberto palidece y demanda:

-¿Qué coño es eso?

Notas de juego

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10/10/2009, 10:54
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

Pacojo miro a Alberto con claro nerviosismo.

-          Mucho me temo que no tengo llaves del…-

Entonces un alarido escalofriante y un ruido de carreras cortan su respuesta en seco.

-          ¿Qué coño es eso?- Pregunta el muchacho.

El por su parte comienza a temblar de nuevo. “No puedes sentir miedo” se dice “acuérdate de las mujeres…” Aprieta con fuerza la escalera para tranquilizar un poco sus nervios y logra balbucear.

-          Mucho me temo que es la señal de que sería buena idea comenzar a subir por la escalera…-

Notas de juego

 PD: Siento haber tardado tanto para postear pero e tenido unos dias de perros en el curro. Ademas no se porque pero el editor de textos de la pagina no me funciona bien del todo. -_-

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10/10/2009, 11:21
Silvia Montes

Dejo escapar un gemido ahogado al escuchar más claramente el sonido de las criaturas que vienen. Intento respirar profundamente para calmar aunque sea levemente mis nervios. Mi primer impulso es empezar a correr, correr sin mirar atrás, pero sé que no llegaría muy lejos. Ya no soy tan joven, y el peso de mi hija me ralentizaría. Intento pensar con calma, aunque por mi mente no paran de pasar imágenes horrorosas. Dios, cálmate... Me digo a mi misma.

¿Buena idea? Estallo al final... ¿Buena idea, dices? Pe... Pero... Eso es una trampa mortal... Empiezo a dar dos pasos hacia atrás, llevando a mi niña conmigo... Subir allí es quedarnos encarrados, ¿O NO LO VES? Sin darme cuenta he empezado a alzar la voz, empiezo a mirar de un lado a otro con nerviosismo. Finalmente mi mirada se queda fija en el coche... Deberíamos mirar si están las llaves dentro, todavía ni habeis conseguido abrir el puto coche, ¿y pretendes que subamos allí?

Vuelvo a repetirme, empezando a buscar una piedra con la que romper finalmente el cristal del coche...

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12/10/2009, 09:58
Isabel Fernández

Mientras Silvia busca una piedra, Isabel no espera más. Envuelve su mano en un cacho de la bata que lleva puesta, para evitar cortes, y le pega un puñetazo al cristal.

La mujer tiene razón, eso sería como una ratonera, yo por mi parte no quiero esperarles ahí encerrada...

Notas de juego

puñetazo a la ventanilla, cerca de donde está el seguro del coche para poder meter la mano y abrirlo.

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12/10/2009, 12:03
Director

-¿Quedarnos aquí fuera no será peor? –está replicando Alberto a Silvia. –Uno de nosotros debería subir para abrir desde den…

Entonces, un golpetazo los sobresalta. Es Isabel, que acaba de cascar la ventanilla de un fiero puñetazo y ahora está apartando los cristales del marco. Sube el seguro y ya está la puerta del copiloto abierta.

Silvia desiste entonces de seguir buscando y, en cuanto se yergue, un aullido dispara las miradas de todos calle arriba: un hombre cubierto con un chubasquero rojo emerge renqueando en su misma acera por una calle perpendicular, a unos ochenta metros, sólo para caer de bruces y desaparecer de vista entre dos coches aparcados y, enseguida una, dos, cinco, seis personas lo siguen y se precipitan sobre él. Los gritos del primero se intensifican, agónicos, y destrozan los nervios, gritos a los que pronto se suma una sucesión de chasquidos espeluznantes.

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12/10/2009, 12:06
Director

Ha permanecido visible sólo unos segundos, pero, aquel desdichado del chubasquero rojo, ¿podría tratarse de Manuel, el amable panadero?

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12/10/2009, 12:25
Silvia Montes

Alzo la cabeza al escuchar un golpetazo, encontrándome con que Isabel, a la desesperada, le ha dado un puñetazo al cristal consiguiendo lo que nos proponíamos. Mi corazón late aceleradamente, ahora solo queda ver que esten las llaves dentro. Empiezo a dirigirme hacia la puerta abierta del coche, cuando un aullido me hace mirar calle arriba. Veo a un hombre con chubasquero rojo, viene renqueando hasta nosotros... Dios, que lo consiga! Antes de llegar a terminar mi súplica interior veo como el hombre cae, y otros seis que han aparecido se lanzan sobre él.

Esto es mas de lo que puedo soportar, cada grito del hombre se me clava como cuchillos. Instintivamente abrazo a mi hija, evitando que vea esa espeluznante escena. Me siento sin fuerzas, sin poder reaccionar, lo único que pasa por mi mente es la imagen del amable panadero que nos trajo esta mañana.

NO VAMOS A PODER, DIOS QUE OCURRE AQUÍ!!!...  Mi respiración empieza a acelerarse, amenazando con entrar en un estado de ansiedad. No sería la primera vez que me entra una, y una vocecita en mi interior empieza a alertarme. Sé que si me dejo llevar por el pánico, conseguirán lo que quieren, y no..... Tengo que salvarla.

Con brazos temblorosos cargo con mi hija. La pequeña no ha vuelto a decir palabra, temo, temo por su vida mas que por cualquier cosa en este mundo. Y ese temor hace que coja fuerzas de lo mas profundo de mi ser para obligarme a dar esos pasos que me separan del coche.

¿ESTÁ LA LLAVE? Apremio a Isabel para que la encuentre, mi mirada no se aparta del otro lado de la calle, hasta nuestros oídos llegan los chasquidos de las mandíbulas al destrozar el cuerpo del pobre desgraciado... VENGA... ENCONTRADLA POR FAVOR...

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12/10/2009, 14:26
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

  Pacojo está a punto de decirle a Silvia que es altamente improbable que un coche con la luna delantera rota tenga las llaves en su interior, que eso solo pasa en las películas, cuando Isabel rompe el cristal del coche usando su propio puño a lo bestia. Por unos instantes se queda mudo viendo como la mujer intenta desesperadamente encontrar unas llaves que él sabe que no van a estar, cuando ve aparecer a la figura de un hombre renqueado hacia ellos lanzando aullidos totalmente aterrorizados.¿Manuel? Logra identificar su atorada mente, instantes antes de ver la turba que se lanza sobre el pobre panadero.

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Los gritos de aquel hombre más semblantes al de un cerdo en el día de su matanza le provocan una reacción lógica y sencilla. Se queda sencillamente paralizado, con los ojos abiertos como platos, allí, agarrado con fuerza a una escalera de la cual ya no puede precisar ni su utilidad. El ruido gorgotearte de crujidos y masticación atraviesa su estupefacción y unas arcadas comienzan a subirle desde el estomago hasta que inclinándose a un lado, vomita lo poco que retiene su cuerpo sobre el suelo encharcado “Muy bien héroe eso ha sido impresionante” piensa mientras sus piernas flaquean y cae de rodillas al suelo.

Notas de juego

PD: perdón por tardar en postear pero fui esclavizado en el trabajo -_-.

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12/10/2009, 20:01
Isabel Fernández

Isabel, tórpemente, desde fuera se inclina sobre el asiento del conductor y comienza a trastear con el plástico que cubre la caja de arranque del coche. No se molesta en buscar unas llaves en el interior del coche, pues estando cerrado es poco probable, por no decir imposible. Tras desencajar la protección de los cables de arranque comienza a echarles un ojo mascullando para sí: 

Estos putos cables... tiene que haber algún modo... cómo coño era esto... a pesar de no haberlo hecho nunca, tenía intención de probar a hacer un puente a la desesperada. En su casa siempre se las había apañado bastante bien con la instalación electrica y las distintas chapuzas domésticas. En alguna ocasión, incluso había ayudado a algún vecino.... Esto al fin y al cabo eran cables... tenía que intentarlo, no les quedaba otra...

Notas de juego

bueno pues eso... por probar (por difícil que sea) que no quede.... crucemos los dedos...

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14/10/2009, 21:35
Director

Alberto había reculado unos pasos, acechando el punto en que se hacinaban aquellos vándalos sin que pareciesen advertir por el momento la presencia del pequeño grupo, y había golpeado con el hombro la escalera. Atendía entonces a los gritos de Silvia que, con su hija en brazos, se arrimaba al coche y apremiaba a Isabel, empecinada en hacer ¿un puente? Unas arcadas lo impelen a girar la cabeza para ver cómo el arqueólogo vomita bajo la lluvia y se derrumba

-Qué coño… -dice, más para sí mismo que para los otros. En un arrebato, termina de asentar la escalera y proclama: -Esperadme aquí, voy a abriros desde dentro.

De este modo, Alberto comienza a subir por las escaleras y, en un visto y no visto, ya pasa sus largas piernas por encima de la baranda.

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16/10/2009, 10:53
Silvia Montes

Me giro al escuchar unas arcadas, viendo como Francisco parece haberse derrumbado. Al ver esta escena, siento como si algo en mi intererior se derrumbara. Este hombre ha estado todo el rato bastante entero. Ahora, me doy cuenta que hasta él se está dejando llevar por el horror de la situación, y siento un nudo en mi interior. No lo vamos a conseguir! Como una losa en el corazón se aposenta esta certidumbre.

Respiro profundamente. No quiero rendirme, ya que sé lo que le quieren hacer a mi niña. Si no fuera por mi pequeña, ya me habría rendido, tirando la toalla y quedándome en cualquier esquina. O habría intentado hacer como Manuel, el panadero... Intentar salir corriendo del pueblo. Pero no puedo, allí nos esperan los árboles. Sé que es una locura pensar que unos árboles puedan hacer daño a mi niña, pero no puedo evitar tener esa certidumbre.

Alberto ha subido por la escalera, y entra por una ventana en la casa. Allí nos pillarán. Pero que otra opción hay? Me pregunto a mi misma. Mi mirada aterrorizada vuelve a dirigirse hacia las criaturas que están al fondo de la calle, de momento parecen no percatarse de nuestra presencia, y continúan con su macabro festín.

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16/10/2009, 11:30
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

Levanta la vista y ve a Silvia que le observa. Ve el reconocimiento de su propio terror en su mirada, y algo en su interior se revuelve.  El puede que sea débil, pero los demás no pueden permitirse perder la esperanza, porque si lo hacían estarían a merced de aquellos monstruos y el no estaba dispuesto a permitir que eso ocurriese. De repente se siente extrañamente calmado, y sin saber muy bien de donde le viene aquel valor ni aquella fuerza interior Francisco se levanta del suelo usando la escalera como apoyo y manteniendo la compostura se acerca a Silvia apoyándole la mano en el hombro.

-          No hay otra opción.- le dice con voz templada.- Esa casa es nuestra última esperanza, subid por la escalera y poneros a salvo, yo vigilare que esos seres no se aproximen.-

Empujándola con suavidad la dirige a ella y a su niña hasta los pies de la escalera. El sudor de su frente se mezcla con las gotas de lluvia.

-          ¡Rápido, antes de que se den cuenta de nuestra presencia!- 

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16/10/2009, 12:59
Isabel Fernández

Dichoso coche... - murmura Isabel mientras sigue intentando arrancarlo - Id entrando, lo intentaré un poco más, sino entraré! pero como oigais el puto ruido del motor ya estáis saliendo de la casa a toda ostia para entrar en el coche, me habéis entendido?

La mujer no deja de intentar conectar un cable con otro para arrancar el coche, mientras a ratos ojea por el parabrisas tratando de darse más prisa, cada vez más nerviosa.

Notas de juego

El finde estaré fuera, no se si podré pasarme, probablemente sí, pero que lo sepais.

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18/10/2009, 12:59
Silvia Montes

Casi dejándome llevar por Francisco me acerco a la escalera, el hombre me apremia para que empiece a subir por ella, pero con Alicia en brazos me es imposible... Además temo quedarme encerrada en esa casa, y mas después de lo que hemos vivido en casa de mi tia Rosario. Pe... Pero... No... No puedo... Digo con lágrimas en los ojos. Lágrimas cuya presencia pasan inadvertidas debido a la mezcla con la lluvia que continúa cayendo implacablemente sobre nosotros.

Llega un momento, en el que ya no se si el temblor que siento es debido al terror que estamos presenciando, o al frío causado por las ropas empapadas y pegadas al cuerpo.

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18/10/2009, 16:24
Director

Alberto termina de descorrer la puerta del balcón y se escurre en el interior a toda mecha, y mientras que Francisco José está reuniendo a Silvia y su hija al pie de la escalera, Isabel vocifera desde el interior del coche. Y todos derivan miradas inquietas hacia el otro extremo, temiendo que pronto los descubran.

De modo que no la ven llegar: a ella que viene siguiendo la pista de dos de ellos desde la carretera, a este ser que llega riendo en silencio por el principio del pueblo, bufando como un demonio ahora que está a diez pasos, que abre la boca hasta que sus comisuras no dan más de sí en este instante en que salta sobre ellos y…

¡Se encarama a la espalda de Francisco José, buscándole la garganta! El arqueólogo zozobra, la embestida ha estado a punto de derribarlo, pero logra afianzarse en el último segundo a la escalera de hierro, y la chica, esa trastornada del infierno, sin conseguir morderlo, a causa de la capucha, del resbaladizo impermeable, persiste encima de él, intentándolo una y otra vez, envolviéndolo con un abrazo sobrehumano.

Notas de juego