Partida Rol por web

¿En serio ese par de idiotas piensan que una puerta va a detenerme? Par de gilipollas, ya os vaís a enterar. - pienso con irritación mientras apunto a la puerta y la convierto en un montón de astillas. - ¡Bombarda!

Mientras los restos de la puerta caen al suelo llamando la atención de mis presas, yo ingreso con calma al pasillo con la varita en mano, listo para herirlos mucho.

¡Ríndase y no los haré trizas! - grito a modo de advertencia mientras me dispongo a inmovilizar a uno de los fugitivos de la forma más drástica y violenta posible.

Por si no lo han notado patanes, están en muchos líos pues yo no me ando con sutilezas con escoria como ustedes, así que no hagan idioteces o se van a arrepentir y mucho. 

Tanto mi tono de voz, como mi expresión determinada, no dejaba lugar a dudas, sin importar lo que estuviera por suceder en aquel pasillo, lo único seguro era que usaría cualquier método a mi disposición para capturar a esos sujetos y estaba seguro que ellos ya lo habían notado.

La gran experiencia de Woodbridge investigando las escenas del crimen le permitió darse cuenta de algunos detalles interesantes que hasta entonces les habían pasado desapercibidos a la pareja. En primer lugar, la zona donde supuestamente había estado el cuerpo inerte de la muchacha en el suelo, aún emitía grandes cantidades de energía mágica protectora y curativa, por lo que efectivamente, si toda la historia relatada era real, aquel Pukwudgie había estado protegiendo a la adolescente en todo momento desde que hiciese acto de aparición. El armario tenía marcas de garras afiladas en la parte interna de las puertas y una maleta de cuero en la base, lo que podría indicar que la criatura había estado allí dentro con anterioridad, hasta salir a defender a la joven cuando se produjo el ataque. Y quizá lo más interesante, tanto en el suelo como en el alféizar de la ventana había un pequeño rastro de sangre fresca, unas leves imprentas de dedos al abandonar el lugar, que al probar su caracteristico sabor metálico, rápidamente fue identificada como sangre humana pero con vestigios mágicos, lo que aseguraría que de ser dos los atacantes, al menos uno de ellos era mago sin lugar a dudas y que estaba herido, aunque probablemente los dos lo fueran. Aunque eran conjeturas, probablemente habría sido alcanzado por alguna flecha del Pukwudgie y al colocar la mano sobre la herida, está se había impregnado de sangre, y al salir del lugar, durante un breve lapso apoyaría su mano en el alféizar, antes de usar el apparate para movilizarse y desaparecer.

La flecha incrustada en el marco de la puerta aportó nuevos datos interesantes. Estaba hecha de madera de álamo, resistente y poco flexible, con plumas, huesos y púas de animales que no sabría identificar de inicio, pero incrustados en armonía y perfectamente equilibrada, y lo más importante de todo, con la punta impregnada de algún letal veneno caracteristico de tribus indígenas americanas y/o amazónicas. Un análisis en el laboratorio podría proporcionarle a Joshua una localizacion más exacta de dónde había sido obtenida y su composición, los efectos letales del veneno e incluso un posible antídoto. 

Diana no tardó en hacerse con una guía de criaturas mágicas de su despavhos en las que pudiese interpretar aquel extraño lenguaje tribal. La fonética y ritmos le recordaron a los indígenas de las selvas amazónicas o estepas americanas, y tras unos minutos de máxima concentración y búsqueda exhaustiva, logró encontrar un casi extinto dialecto de los Wampanoag con ciertas influencias de otras tribus que llegaban hasta Sudamérica, a la selva amazónica. Desde luego aquel Pukwudgie tendría una larga historia y experiencia que sería interesante escuchar, pero lo que apremiaba era entender sus palabras. 

"Eee wah chu" vendría a significar algo similar a "No te me acerques, voy a comunicarme contigo", y siendo los Pukwudgies unas criaturas que siempre se quejaban y estaban de mal humor, en especial con los humanos, no era de extrañar aquel caracteristico saludo.

"Enma  ma izico" se traduciría por "Enma conmigo", que dadas las circunstancias podía tener un doble significado, que iba a largarse con ella en ese instante o que era su protegida.

"Nibora azira uizira" no daba lugar a equívoco, significaba "hombre malo veneno" o en este caso "envenenado", de lo que era fácil desprender que uno de aquellos agresores había sido envenenado por el Pukwudgie. 

No es que fuese un gran descubrimiento, pero confirmaba muchas cosas. El Pukwudgie nunca quiso hacerle daño a Enma y probablemente la estuviese protegiendo por alguna razón que desconocías. ¿Desde cuándo se conocían? Había entendido perfectamente que Enma era el nombre de la pequeña, y su trato hacia ella había sido muy cuidadoso pese a poseer un cuerpo con garras y púas afiladas como un cuerpo espín, que  perfectamente podría haber perforado sus carnes si se lo hubiese propuesto, aunque no fue el caso.

James estuvo desentrañando interiormente si lo que decía el señor Woodbridge era cierto o no, para terminar autoconvenciéndose de que así era y que se había presentado allí para ayudar, siendo una casualidad que el ataque se hubiese producido en ese instante, justo cuando estaba en el local de enfrente, el Barón Tuerto. 

- La verdad es que si, se podría considerar que tuvimos un duelo contra esa criatura. Reconozco que intenté atraparla con un incarcerous y que por ello se volvió más agresiva, pero ya cuando llegamos Enma estaba tendida en el suelo sin mover ni un músculo, y lo primero que pensé es que había sido por culpa de esa bestia. - reconoció el hombre sintiendo que quizá se había equivocado en su proceder, aunque había actuado con nos mejor de las intenciones. Ahora que me paro a pensarlo, es cierto que se escuchó el grito de Enma, y posteriormente unas voces dentro de la habitación, justo antes de que llegáramos. Uno parecía estar quejándose de una herida y apremiado al otro a retirarse, posiblemente alertados por nuestra carrera escaleras arriba. Lo que si recuerdo a la perfección fue el sonido caracteristico de los dos "apparate" cuando abandonaron el lugar.

James miró a Diana mientras buscaba en la guía y no tardó en preguntarle.

- Oye Diana, ¿cuánto hacía que habías estado hablando con Enma, antes de que bajases al portal a abrirme? ¿Hacía mucho que estaba en su habitación? Aquí en la mesa hay una pluma y una hoja en blanco... ¿Puede que fuese a escribir algo o a alguien?

La puerta estalló de forma brutal y sonora, lanzando por los aires cientos de astillas que cayeron y se dispersan por el suelo. Los dos hombres que hasta entonces no habían dejado de huir se quedaron parados en medio del pasillo, volteando sus cabezas hacia atrás y altamente sorprendidos por la explosión. 

Jhonatan pudo ver perfectamente los rostros de ambos, y aunque no supiera identificarlos y jamás los hubiese visto con anterioridad, si que se le quedarían grabados a fuego en la mente. Aquello parecía suponer un problema para aquel par de sujetos, los cuales no querían que se les relacionara con todo aquello y se les reconiciese, por lo que se escuchó una breve conversación entre ellos, una vez Riley les habló.

- Pug, ese tipo es insistente y parece que desea que lo eliminemos. - comentó uno de los tipos con rasgos orientales, con voz apática y carente de sentimientos. Hazte cargo, ya sabes que he de transmitirle la noticia al señor oscuro. No se te ocurra retrasarte...

- Lo destrozaré y pulverizaré en cuestión de segundos, maestro. - comentó con una sonrisa demente el otro sujeto, de mucha mayor envergadura, con cabello desaliñado y calvicie incipiente. ¿Puedo arrancarle la cabeza y llevármela a casa? Ya sabes que me gusta coleccionar los cráneos de mis víctimas... Bueno, yo me hago cargo. No me retrasaré...

Y tras sus palabras, se colocó en medio del pasillo, encarando a Jhonatan y permitiendo que su compañero siguiese avanzando raudo hacia el final del pasillo. Entonces, se escucharon los pasos acelerados de algunos más por uno de los pasillos laterales de la bifurcación, a lo que el oriental conjuró un Depulso y se escuchó el sonido inequívoco de un fuerte impacto en una pared o superficie metálica, y posteriores gritos de pánico de personas en caída libre. ¿Lo había lanzado a volar y caer por el ascensor? ¿Cómo era posible aquello?

- Tus amigos ya están muertos, guapito. Ahora es tu turno... - y observaste como sacando su varita, se disponía a conjurar algún hechizo en tu contra...

Una sonrisa salvaje aparece en mi rostro, ellos habían usado fuerza letal y ae resistían al arresto, eso qyería decir que no tenía porque contenerme.

No tienes ni puñetera idea de lo que se te viene encima. - digo mientras apunto mi varita con una sonrisa sádica, listo para despedazar a mi primera presa de la noche.

¡Levicorpus! - Ya te vas a enterar lo que significa ser un escudo humano grandísimo gandul, pero primero te voy a romper.

Aquel prepotente, confiado y enorme sujeto, al cual el oriental se había referido como Pug, encaró a Jhonatan creyendo que el tipo sería un mago corriente que trataba de hacerse el héroe en aquella situación, pero ignorando por completo la posibilidad de que fuese un auror infiltrado, y por tanto, un experto duelista con muchos recursos. 

Aunque Pug trató de agitar la varita con unos movimientos que Jhonatan reconoció como el hechizo Fyendfire, no tuvo tiempo a conjurarlo dada la gran velocidad con la que Riley conjuró un Levicorpus. Aquel mastodonte no tardó en sentir como el hechizo le impactaba y empezaba a ser movido por los aires como a un muñeco de trapo. Pese a su enorme tamaño y sus intentos infructuosos de liberarse, solo pudo sujetar firmemente la varita entre sus dedos para no perderla, y aguardó a que el autor lo hiciese impactar de un lado a otro de las paredes. Sabía que dolería y bastante, pero por su mirada se veía ganas de devolvérsela con creces.

Al fondo se vió al oriental que durante unos instantes giró la cabeza al ver lo que ocurría, pero lejos de tratar de ayudarle, sonrió divertido y se alejó torciendo la esquina y desapareciendo del lugar. ¿Por qué esa seguridad y confianza? ¿Qué podía estar escapándosele a Jhonatan?

- ¿Pero que...? ¡Suéltame imbécil! Te voy a destrozar y disfrutaré con ello... Tenlo por seguro...

Ese hechizo, señor Sullivan, nunca tendrá efecto sobre un Pukwudgie salvo que usted sea el mago más habilidoso de la historia de la magia. Esas criaturas son expertas en artes defensivas, como ha podido comprobar - dije dirigiendome a James Sullivan, limitándome a poner de manifiesto un dato, sin ser arrogante y por supuesto con tremendo respeto hacia alguien que igual no tenía tanta experiencia en este tipo de combates.

El fugaz análisis que hice de la habitación me dejó varias pistas. En primer lugar, el lugar donde yació la pequeña seguía emanando fuerzas protectoras. Segundo, el pukwudgie parecía haber salido del armario, donde se apreciaban algunos arañazos y donde había una maleta de cuero. Tercero, la flecha. Y cuarto, el rastro de sangre que partía de la ventana.

Señorita Selwyn, tanto las marcas del armario como la energía que aun flota donde dicen que estaba su hija, corrobora la teoría de que la criatura trató de proteger a la pequeña. Esa cartera de cuero que hay ahí debería ser del pukwudgie - dije, tomándola y manteniendola junto a mi - Estas criaturas suelen usar, además de magia, armas no mágicas, tales como cerbatanas, ballestas e incluso algún arma de fuego, aunque no es habitual. Esa fecha parece haber sido disparada por él hacia los atacantes, aunque de momento no hay pistas que certifiquen que realmente eran dos - tomé la flecha con la mano y la puse junto al maletín, tras observarla con ojo crítico durante unos segundos - si, lo que me temía, la saeta está impregnada con algún tipo de veneno. Un análisis más exhaustivo me permitirá saber que tipo de veneno y como se hizo, pero mucho me temo que sea letal y que al menos podamos encontrar el cuerpo en las cercanías y nos de más pistas.

Tras esto y mientras observaba como Diana repetía como un mantra las ininteligibles palabras del pukwudgie me acerqué al alfeizar de la ventana y tras probar llevarme el dedo a la boca hice la siguiente aseveración:

Exacto, esto que vemos aquí es sin lugar a dudas sangre, y además de mago, con lo que uno al menos de los asaltantes es de la comunidad mágica. Si está herido, y lo ha sido por la flecha esta - dije mostrando nuevamente el proyectil que había extraido de la pared - es muy probable que haya dejado un rastro que podamos seguir, pero eso, creo, nos alejará del pukwudgie y de su hija, señorita Selwyn.

Vi como Diana se iba a desplazar, sin duda en busca de algo para poder traducir o transcribir el mensaje que no paraba de repetir, con lo que paré y le dije rápidamente - Diana, espere por favor, voy a bajar para tratar de encontrar el rastro, les espero en la calle junto a la ventana. Usted decide que rumbo seguimos...

Bajo rápidamente hacia la calle a la cual da la ventana para tratar de encontrar el rastro de la sangre. Sin que los que ahora son mis dos compañeros, Diana y James, me vean, tomo con dos dedos toda la sangre que me permiten coger y me la llevo a los labios, sintiendo una oleada de inmenso placer, pues en la escala de sangres, la mágica es la mejor, sin duda... pensaré cuando pueda en las sensaciones que ésta me deja para tratar de dilucidar algo más de la naturaleza del sangrante...

Las amenazas de aquel sujeto colgado de cabeza me parecían bastante molestas, pero la sonrisa del japonés me inquietaba mucho, tenía que cabrearlo y retenerlo como fuera.

Así que con un rápido movimiento de varita azoté al idiota de su compañero contra las paredes del pasillo con toda la violencia que el limitado espacio me permitía.

En cada golpe, me aseguré de usar el cuerpo del idiota ese  como un garrote para destrozar todo el mobiliaro del pasillo, incluyendo algunas lámparas y un gabinete contra incendios.

Oye tú maldito chino besa rieles, ¿Por qué te vas? La fiesta recién empieza, a ya sé, se te hace tarde para tu turno en el ferrocarril, saluda a tu jefe nomag de mi parte y aségurate de mantener bien alimentada a la puta de tu madre que luego le haré una visita.

Pero primero voy a llenarle a este las entrañas de veritaserum para que me diga donde está el necio, cobarde sangre sucia de tu amo hijo de muggles. 

Montgomery no tuvo ninguna dificultad en sobrevolar hasta el pequeño agujero sin ser percibido y colarse al interior. El leve aleteo de su forma animal quedó completamente enmascarado por el bullicio general del estadio, y la atención de los tres guardias permanecía centrada en la llegada de aquel par para lograr abrir la puerta del almacén y dar con el muchacho ladrón. Ya dentro del almacén, el jefe de aurores no tuvo problema alguno para aposentarse sobre una de las vigas del techo, y desde su posición tuvo una amplia perspectiva del lugar.

Se trataba de un pequeño almacén para el servicio de limpieza, en el que Montgomery pudo observar a primera vista todo tipo de productos para el suelo y limpiacristales, escobas y recogedores varios, mopas y recambios, mochos y cubos, trapos industriales... un par de taquillas cerradas y una abierta donde se veía equipo y ropa de repuesto para los jugadores de rugby... Una caja de cartón enorme con balones de baloncesto en su interior... Una escalerilla pequeña, un bote de pintura blanca y un rodillo... Y en un extremo, una pequeña mesa auxiliar con un mono de trabajo, probablemente de alguno de los trabajadores y un carrito de la limpieza. Billy estaba sentado justo al lado de la puerta, sollozando y tomándose las rodillas con los brazos, completamente superado y sin saber que hacer, probablemente esperando a que abriesen y le propinaran la paliza de su vida. Su rostro reflejaba desesperanza y miedo, mucho miedo, y no había reparado en la llegado del nuevo visitante en las alturas.

Fuera no se escuchaba todavía nada que permitiese pensar que los dos guardias ya habían llegado y que iban a abrir. Probablemente se escucharían pasos, el tintinear de llaves y el ruido posterior al ser abierto el cerrojo de la puerta.

- Sayonara, señor Riley. - fue lo único que comentó el oriental antes de que desapareciese del lugar, con su mirada inexpresiva y carente de emociones, pese a la paliza que le propinó Jhonatan a su supuesto discípulo y compañero. Disfrute de su pronto encarcelamiento.

¿A qué se estaba refiriendo con aquella frase? ¿Cómo es que conocía de antemano el apellido de Jhonatan si éste no lo había pronunciado en ningún momento? A los pies de Jhonatan reposaba en el suelo un maltrecho Pug, al cual le caía un hilo de sangre desde su boca sonriente y estaba completamente magullado y dolorido, quizá hasta con algún que otro hueso roto. El muy cretino empezó a gritar y pedir auxilio como un enfermo mental, y justo en ese instante una puerta del pasillo se abrió revelando a una joven dama que, miró primero a un destrozado Pug tirado en el suelo pidiendo clemencia, y a un Jhonatan apuntándole con la varita con mirada dura, casi asesina.

- ¿Qué es esto? ¡Oh, cielo santo! ¡No me haga daño, por piedad! - susurró la joven aterrorizada, dejando caer las sábanas que llevaba en la mano al suelo, con el rostro pálido y sin fuerzas para articular palabras. No soy más que una encargada de la limpieza...

No solo eso, no tardaron ni un par de segundos en escucharse múltiples pasos a la carrera por las escaleras a la espalda de Jhonatan, y al camarero que habías visto anteriormente en el restaurante del hotel junto a otro de sus compañeros torcer por el fondo del pasillo, donde instantes antes había desaparecido el oriental.

- ¿Qué ha ocurrido aquí? ¿Qué hace el señor McCarthy tirado en el suelo y gravemente malherido? - preguntó con fingida sorpresa el primero de los camareros en voz alta. Bernardette, ¿Puedes explicar que es todo esto?

- ¡Ay! No sabría decirle, señor... - tartó de explicar la mujer de raza negra encargada del servicio de habitaciones. Una servidora estaba cambiando las sábanas de la habitacion del señor McCarthy, cuando escuché mucho ruido de cristales rotos, golpes en las paredes y gritos, señor. Entonces vine hasta la puerta aún con las sábanas en la mano y al abrir la puerta vi a este señor empuñando ese pequeño palo contra el señor McCarthy. ¡Fíjese como está! ¡A penas puede respirar! ¿Llamamos a seguridad? ¿Cómo pudo hacerle esas heridas con un pequeño palo? ¡Válgame Dios!

Por la mirada parecía que la mujer no estaba entendiendo lo que ocurría, pero sabía lo que había visto al abrir la puerta.

- No será necesario, ya están de camino... - trató de calmar a la mujer afroamericana el otro Barman, quién se veía sorprendentemente tranquilo. Señor, le sugiero dejar la varita en el suelo y levantar las manos. Quédese dónde está y no se mueva...

Jhonatan sabía que no tardarian en llegar los agentes federales y posiblemente otros agentes infiltrados del MACUSA, en sus manos estaba el decidir cómo actuar ante aquella situación comprometida.

Observo a Pug y le dedico una sonrisa, pues para mi estaban claras sus intenciones, si creía que la iba a librar tan fácil, pues ya se iba a enterar.

Sin apartar mi varita de Pug me dirijo a la chica de la limpieza con total naturalidad y en tono conciliador.

Tranquila señorita, el caballero aquí presente intentó atentar contra el Senador yo sólo.... - digo intentando una mentira elaborada cuando llegan los camareros.

Sin duda la situación se complicaba, pero no por ello podia perder la calma ni mucho menos dejar ir a mi sospechoso,en especial, sabiendo que estaba armado.

Cuando uno de los cambarman me pide soltar la varita, dejo escapar un segundo suspiro, pues estaba claro lo que podría pasar luego, así que, con mi mano libre tiro del cuello de mi saco levantándolo dejando a la vista mi identificación cerrada.

Me temo que no puedo acceder a lo que me pides, pero si revisas mi bolsillo, todo esto podría aclararse rápido, sin que nadie salga herido. Venga soy del servicio secreto, división de seguridad del Estado, nivel 5. 

Vamos chico, compruébalo y déjame hacer mi trabajo. - sentencio con serenidad sin dejar ir a Pug.

Diana asintió a su colega, él les esperaría abajo mientras ella terminaba de desentrañar el misterio de las palabras del Pukwudgie.

Escuchó la voz de James mientras deslizaba su dedo por una página en concreto, ya tenía parte de la información…

-Apenas hacía unos minutos que la dejé sola… iba a escribir una carta, pero parece que no le dio tiempo a hacerlo… - dijo y se mordió su labio inferior, no debía haber salido, no debía haberla dejado sola… ni un instante… y su adorable hija… había seguido su consejo, había ido a escribir una carta a aquel amigo…

La mujer siguió buscando entre las páginas y tomó el papel y pluma de la mesa, para comenzar a anotar en este, palabras que iba encontrando hasta tener la información.

-Lo tengo James… Bajemos, Woodbridge nos espera, no hay que perder tiempo.

Diana caminó en dirección hacia la escalera y al pasar junto a la habitación de la niña volvió a parar en ella y entró de nuevo, fijándose en cada detalle que su colega había señalado, intentando intuir algo más, instantes después, suspiró y bajó las escaleras hasta la planta inferior para después salir del apartamento.

Una vez los tres estuvieron fuera, extendió el pergamino frente a ellos y les explicó lo que había descubierto.

-Veamos. Las palabras del pukwudgie fueron estas: "Eee wah chu, eee wah chu. Enma ma izico, nibora azira uizira”. – Repitió señalando la frase que había transcrito. – La primera parte, “Eee wah chu”, viene a significar, “no te me acerques, voy a comunicarme contigo” – Diana no pudo evitar mirar de reojo a James que nada más ver a la criatura se había puesto a la defensiva a pesar de sus propias advertencias.

Eee wah chu, eee wah chu. Enma ma izico, nibora azira uizira

No te me acerques, voy a comunicarme contigo. Enma conmigo (mi protegida). Hombre malo envenenado.

- "Enma  ma izico" se traduciría por "Enma conmigo", aquí tengo dudas, no se si quiere decir que pensaba llevársela o que es su protegida y después de los apuntes que usted Woodbridge nos ha dado, creo que… es las dos cosas… Y finalmente, "Nibora azira uizira" significa: "hombre malo envenenado" como ya sabíamos. –Diana les miró a ambos esperando alguna respuesta o apunte y prosiguió, - bien, está claro que la criatura se ha llevado a mi hija con buena voluntad, pero eso no quita que esté herida y tenemos que encontrarla, es mi prioridad, así como también deberíamos perseguir a los agresores…, o bien nos dividimos, o vamos después de encontrar a Enma o pedimos ayuda al departamento, ¿qué opinan? Yo desde luego, pienso salir ya para Central Park.

Mientras dejaba que los hombres hablaran, Diana observó su alrededor atenta a cualquier cosa que pudiera desvelarle alguna pista más, estaba deseando salir corriendo en dirección al gran parque.

Todos esos detalles, ese rostro casi de triunfo o lo calmado que se encontraba el alcalde le hicieron pensar que todo no era cómo se mostraba y él no saber en qué terreno estaba pisando comenzaba a inquietarla y molestarle profundamente, por eso cuando Edward le preguntó cómo estaba, ella le lanzó una mirada de rabia, esos ojos mostraron una profunda molestia y se apartó de su camino, para seguir al senador hasta quedar a unos metros de él y los federales, ya sin dar un paso más, seguía siendo todo incómodo y molesto.

— deberas explicarme todo — le dice a Edward, cruzándose de brazos y esperando que el ascensor llegarse para seguir al senador hasta los automóviles a menos que su superior le diera otra orden.

Montgomery no veía salida alguna por la que poder extraer al pequeño sin que se percataran de ello los policías. Sabía que no dispondría de mucho tiempo para actuar, por lo que tendría que ser rápido si quería conseguir lo que se proponía antes de que entraran los agentes de la ley.

Habiendo divisado a Billy, el auror voló hasta él, aterrizando cerca de su posición. Siendo un muchacho no-maj, sabía que podría ser un shock para él ver que alguien utilizara magia, pero no tenía opción. Decidió regresar a su forma humana para mostrarse ante el chiquillo con la apariencia por la que podía reconocerle.

-Parece que te has metido en un buen lío... -murmuró, en tono bajo para que no le escuchara los policías al otro lado de la puerta-. Tranquilo, muchacho. Voy a sacarte de aquí. El FBI tiene sus trucos para este tipo de situaciones. -Intentó que su tono sonara convincente para el chico, quien en esos instantes debería estar sorprendido de ver cómo aquel búho adoptaba la apariencia del tipo que le había asegurado que le había asegurado que le daría cuatro peniques-. Pero antes de que me encargue de los malos, tienes que darme lo que le robaste a Madden... Es muy importante.

Montgomery se llevó una mano al bolsillo, donde reposaba su varita y extendió la otra para que Billy le entregase el objeto que había robado y por el que se había armado todo aquel revuelo.