Partida Rol por web

Delicioso... Las fuerzas volviendo... La energía que años atrás había experimentado... Dejé escapar una sonrisa que se transformó en una carcajada.

-Ahhhh la añorada juventud...- Con mis sentidos fue relativamente facil ver venir el ataque del jefe de su familia y desintegrarlo con un gesto de la mano, dejando pasarlo como polvo a mi alrededor.- Me encantaría responder a tu desafío, pero aun tienes demasiados parientes profanando mi hogar.

Con los dedos índice y anular de la mano derecha extendidos por completo tracé un círculo por completo antes de dirigirlo hacia Maya con un gesto imperativo.

-¡Oah!- Exclamé mientras un dardo de pura luz salía disparado directo hacia su pecho. Al menos tenía bien claro a donde apuntar.

Aimi esquivó la bala pero no pudo salvar la manga de su sedoso vestido.

- ¿qué está pasando aquí? - pregunta desorientada - ¿Masataka? - pronto se ubica de nuevo.

- ¿Todavía siguen estos con vida? -pregunta dirigiéndole una mirada de odio al patriarca de la familia que al fin parecía haber aparecido.

Aimi intenta acceder a la mente de Akiha tal como ella había hecho.

Kana estaba agradecida de que aquel grito la hubiese salvado de tener que dar una respuesta a Sebastian.

Sin embargo, su mente todavía estaba digeriendo la palabra "amarga".

Le tendió su brazo con la muñeca girada hacia arriba.
- No soy amarga. -manifestó con contundencia.
No quería sentir el dolor de su piel siendo desgarrada, rompiéndose ante esos esmolados colmillos, pero si debía soportarlo para salvar, aunque fuese indirectamente, a Aimi lo haría. Y si quería seguir consciente era mejor mantener su cuello intacto.

-Toma lo que quieras y luego acabemos con esa maleducada.

-Bueno, menos de un litro o tendré que ir a por un bocadillo. -bromeó para relajarse.

-Estoy seguro de ello, sirvienta pelirroja. Si acaso debeis saber dulce como una fresa.- Dije con una sonrisa, mientras recibia y cogia su muñeca con gran gusto.-Bon Apetit.

Y sin regodearme mas en su sufrimiento, acerque mis labios y... unos centimetros mas y... Empeze a temblar, y por miedo aleje su muñeca cerrando los ojos.

-!Lo siento, lo siento, es que mi primera vez y, bueno, no primera vez, porque un señor del mal no es un virgen que no haya probado vena alguna como un otaku humano sin novia, no señor, pero tambien es cierto que estamos en crisis, y las ratas suelen ser lo mas comun y caer de vez en cuando, 99.999% de la veces, pero...¡- Trague saliva, poniendome rojo como un tomate por segundos.- Oh que demonios, valor y... !A la carotida¡

Cerrando los ojos, hundi mis colmillos en la muñeca de Kana, llenandome los labios y dientes de su sangre, y empezando a succionar como un crio al seno de su madre. Y fue entonces, cuando por primera vez en mi vida, algo se activo en mi mirada, un brillo rojo, y deje de actuar como un vampiro, para ser uno de verdad.

Cuando los colmillos de Sebastian empezaron a partir su piel Kana apretó os ojos, aquello le iba a doler, sin embargo, volvió a abrirlos lentamente. No había sido para tanto.

Los dientes y morros de Sebastian empezaron a teñirse con su sangre, cada vez brotaba más y más...Kana no apartó la mirada, de hecho, se sorprendió a sí misma rogándole mentalmente que no se detuviera. Al final lo hizo. La mirada de Sebas había cambiado por completo.

Kana recogió su muñeca y lamió la herida como había hecho antes con las de Yaeko. Esperaba que su saliva la cerrara pronto.

Miró a Sebastian y sus mofletes se encendieron.

-Vamos. - dijo sería, casi en tono de orden señalando con la cabeza la dirección de la batalla.

-vamos. - repitió y empezó a andar cabreada con sí misma por los sentimientos que había experimentado.

-!Vamos¡- Hice salir esa palabra una tercera vez, con gran impetu y vigor, sacando los colmillos y aun salivando sangre de mis labios, antes de lanzarme a la batalla con espada en mano y una gran sonrisa diabolesca.

Era una pena de que ahora me encontrara en un estado de extasis, con mi mente nublada como lo haria un berserker en plena marea roja y viento de acero para poder hablar de manera coherente, porque ahora mismo podria agradecerle mil y unas veces el precioso regalo que me habia dado, sintiendo haber renacido ante aquel delicioso sabor.

Si tuviera que describirlo, hubo una noche terrible (a su manera) en la que un productor me obligo pasar la noche en vela en un local de striptease, gastandome miles de dolares en champan, bailarinas y una bolsa repleta de una droga llamada Nepeta Cataria, y aun asi, parecia una noche de birras comparado con el nirvana que era Kana y sus venas.

Sebastian había tardado en recuperar el control y por poco, no puede. Ya sabía lo que era realmente ser un vampiro.

Llegan al lugar y pueden escuchar la voz de Aimi mientras se acercan. Ella parecía estar llamando a su difunto esposo, Kahei se veía extraño, se encontraba el padre de los Nagase allí, atacándolo y una mujer de cabello azul con aspecto inquietante. Además, una joven con dos pistolas en las manos y un vestido rojo bastante corto.

El cuerpo de Makoto se veía descolorido y sostenido por una gruesa capa de hielo que lo rodeaba.

Maya observa la muerte de su hermano y mira a Kahei con un profundo odio. A continuación, el ataque hacia ella, el cual no logra esquivar a tiempo y la hace volar hacia la pared donde ella había dejado a Akiko anteriormente.

A pesar de ello, se levanta con sangre en su rostro y continúa lista para luchar. Trata de disparar a la joven sirvienta pero su vista se encuentra nubosa y falla los disparos.

Akiha mira a Aimir con una sonrisa burlona y corta violentamente el contacto que trata de hacerle. Con un tono ronco, le dice - Eres una principiante - se ríe nuevamente y grita con toda su fuerza, en dirección a Aimi y las ondas en el aire se ven cortadas por ello.

Sólo faltaba el padre por atacar y al ver con la facilidad que Kahei derriba a Maya, la mira enojado y grita al hombre - Tu pelea es conmigo - levanta un pedazo de pared que hace parte de los escombros y los dirige hacia Kahei aún con cara de enojo.

No se le veía contento por lo que estaba sucediendo y más porque ya había perdido a dos de sus hijos en la pelea.

En medio del intercambio, aparecen Sebastian y Kana tras una densa cortina de humo para encontrar el fuego cruzado entre las familias y a una Yaeko en el suelo, inmóvil y con cara de terror.

Riku observa con reproche a Carrol, pues hasta ahora, había tratado de ayudarles a ambos.

- Tranquilízate, niño. He tratado de ayudarle a Ouka y a ti desde el inicio. Quien menos quiere dañarla soy yo, ya que por mi culpa, ella es así ahora - mira triste al suelo y no tiene voluntad de pelear pero tampoco parece que haya perdido de vista la bazooka que has apuntado en su dirección.

La velocidad... El poder... Madre mía es como volver a tener 20 putos años. Podía ver la trayectoria de los proyectiles que me arrojaba el lider de su familia y con una mueca dejé al descubierto mis nuevos incisivos mientras musitaba un conjuro de viento.

-Que poco caballeroso... Es que acaso no sabes... ¿¡Que las damas van primero!?- Como si dirigiera el tráfico hice que los proyectiles se estrellaran contra la desprevenida chillona tratando de encasquetárselos en la boca para que se callara. Al ver venir los refuerzos señalé a Aimi con gesto imperioso.- ¡Sacadla de aquí! ¡Protegedla!

-QUE TU QUE... COMO PUDISTE.... PERO ELLA... MALDITO, POR QUE? POR QUE? POR QUE?-

Carrol daba vueltas en la habitacion como maniatico, grutando y manoteando, maldiciendo y blasfemando, muchas de las cosas que decia no tenian sentido ni siquiera para el, al final termina a un paso de Nagase con la Bazooka apuntando directamente a su cara y con el dedo en el gatillo haciendo presion, se notaba tenso el gatillo, cualquier presion por minima que fuera lo iba a detonar.

-Por que le hiciste esto?-

Principiante esa palabra la había enfurecido más que cualquier insulto bien dado. Tenía apenas 35 años y su aspecto estaba claramente demacrado por el uso de sus poderes, aquello no era ser principiante, aquello era innato, dedicación y experiencia.

Rehúso el contacto con la loca Nagase y dejó que Kana se le llevara pasillo adentro.

Acababa de llegar y ya querían echarla. cumplió las ordenes de Kahei pero no sin antes mirar dubitativa a Sebastian, sintió una sensación extraña al alejarse de él, como si no fuese natural, como si olvidara llevarse una parte de sí.

- Retirada. - le comunicó a Aimi llevándosela pasillo adentro. 

Algo más alejadas del escenario la miró de cabeza a silla y le costó reconocer la guerrera que un día salvó a su hermana. Ahora era el momento de devolverle el favor.

- No dejes que te vean. 

Acto seguido volvió al combate. 

-!Hola¡- Salude al instante a la pistolera de vestido corto, con una sonrisa demente y una estocada de mi espada.-¿Me han dicho que me enfrente a una pistolera de gatillo facil?¿Eres tu? Mi nombre es Sebastian ¿Cual es el tuyo? Aunque no importa mucho, no soy bueno con recordar cosas, pero tampoco quiero sonar maleducado.

Continue hablando, sin parar, lanzado golpe tras golpe con sumo deleite, y tentado por soltar algun "Weee" entre "corte" y "corte", sintiendome capaz de estar toda la noche asi, con solo el aburrimiento como limite fisico

Riku mira la bazooka de frente y no se mueve, ni siquiera parece asustado. Sus ojos comienzan a brillar y sale un gruñido de su boca pero no dice nada más. Momentos después, dice con un tono más tranquilo - Tranquilízate, no lo hice yo. Mi padre fue quien la convirtió en un híbrido de lo que soy. Yo solo fui... Otra rata de laboratorio - dice con tristeza y baja la mirada.

Mira a Ouka que aún se encuentra en el suelo y le dice - ¿Cuántos vampiros conoces que puedan transformarse como un licántropo? Que yo sepa, ninguno, salvo yo. Mi padre vio eso como la posibilidad de montar un ejército y la tomó a ella como conejillo de indias. La tuvo encerrada muchos años pero ella logró escapar, aunque no supe nada de ella desde entonces. Bueno, hasta este momento - queda en silencio y te mira a los ojos, esperando una respuesta.

El grito de Akiha es anulado por el ataque de Kahei y ésta lo mira impresionado. Aimi logró sentir el aturdimiento por el grito pero no sucedió nada más que eso. Ese grito ensordecedor retumbaba aún en las paredes.

Con enojo, se voltea hacia Kahei y repite su ataque. No iba a dejar que ese hombre se burlara de ella de esa manera.