Partida Rol por web

Un día antes de la fiesta

Un día con Cassie podía ser el mejor de tu vida, lo puedo decir yo que llevo años compartiendo mi preciado y ajustado tiempo con esta especial personita. Ella es mi amiga, podría decirse que mi hermana y quizás mi esposo/a en otra vida debido al nivel de conexión que tenemos. No suelo ahondar en esos detalles místicos, pero ella bien sabe que es mi personaje favorita desde siempre. Como un ying de su yang. 

Hoy era el día de exclusividad loca, como un pacto de sangre, el nuestro era para estar y disfrutar. Así que con uno de esos bolsos Gucci que de solo mirarlo te haces pipí por lo caro, cargué todo lo necesario así nos encontrábamos en una de esos cafés de Brooklyn que tienen sabor a dinero, pero solo en apariencia. 

Vestida con una sudadera bastante moderna y unos jeans ajustados, bajé de mi auto a sabiendas que desde el minuto en que nos encontremos andaríamos como loca en su moto o en mi coche. Siempre teníamos ambas posibilidades, así que no dudé en ingresar a la cafetería y busqué un lugar con unas vistas decentes, ya sabía que la esperaba, se conocía mis horarios de danza mejor que yo y por ello, aguardé paciente. 

Se venían curvas, pero de las buenas. 

Lo que más le gustaba de Harley Davidson es que sus motocicletas tienen un eje de gravedad matavilloso. Funcionan mejor en las carreteras. No tanto en las calles. Para abrirse paso prefería una Street Fighter, o Avenger si no tenía remedio. Pero su padre había soñado desde niño con una Harley, y si él lo quiso ella también. La estacionó, esperando a Fía quien debía salir en... Miró su apple watch... Diez a quince minutos.

Limpió uno de los espejos retrovisores con la manga de la camisa, Gucci por supuesto, y luego entró a esperarla. Eligió una motocicleta blanca, pero no le dijo a Fía por qué ese color. Iba a ser sorpresa. Además, no solo iba a hacer un espectáculo: quería atraer la atención de Gossip Girl para que dejara de hablar de Fía, y de paso, investigarla ella misma (si es que la persona detrás de GG era en realidad una chica). Estaba segura de que varios debían manejar esa cuenta.

Se metían con su amiga, se metían con ella.

Se sentó, poniendo ambos cascos en una silla, y tras mirar su reloj le calculó de cinco a diez minutos a Fía. Ordenó de una vez su café favorito y mientras esperaba, volvió a pensar en Gossip Girl. También se estaba esperando a ver cómo reaccionaban Clementine y Mena, aunque de la que de verdad desconfiaba era de la primera. Era fuego, y le preocupaba que culpara a Fía en lugar de al mocoso que quería creerse Charlie Sheen. ¿Por qué el imbécil de Aaron no podía conformarse con dos? no, tenía que coleccionarlas como si fueran Pokémon. A ese, a ese también lo iba a ajusticiar. Ya vería que le hacía en la fiesta...

Vió que Fía entraba, justo a tiempo. Se levantó, para saludarla, sonriendo feliz de verla. Aunque se veían casi a diario, sus días de exclusividad eran muy especiales para Cassie.

— Servicio de seguridad privada Ocean a sus órdenes, enviando a su guardaespaldas de elite con licencia para matar. — saludó, poniendo un brazo alrededor de sus hombros y besándole la coronilla de la cabeza. — Espero no tengas planes de despertar temprano mañana.

Fía era una de las pocas personas que podían tocarla. De hecho, solo ella y su papá tenían permitido hacerlo, y de manera irónica los abrazaba y cuidaba a cada oportunidad, como si tuviera todo ese cariño reprimido y lo desbordara solo sobre ellos. Aunque se presentaba como una fuerza imparable, aún cargaba el ancla de Detroit.

Lo de gossip era ya una molestia con la cual debía lidiar y más quisiera yo hacer una lista pública de rechazos a todas las insinuaciones que me caen, de las cuales intento a veces hacerme la idiota y en otras lo manejo con una sutileza desbordante, pensando más en el otro que en mi misma. Sólo que esa información no llama la atención, ni tampoco que salvo una, no me he liado con ninguno y al fin de cuentas pienso en el rencor que debe tener las personas detrás de esa cuenta. Las entiendo, vivimos en una sociedad clasista y horrible, llena de apariencias, engaños, despechos y una galantería absurda que se bebe junto con el martini de todos los días. 

¿Pero que podía hacer? Nada. 

Por esa razón es que agradecí profundamente escuchar la voz de Cassie y saber que si existía una persona especial en mi vida, era ella. Nos entendíamos, cuidábamos y defendemos como nadie dentro de esta urbe Neoyorkina porque de alguna manera respetamos ciertos códigos y tenemos una amistad que de momento no vi en mi vida. Era sincera, siempre lo fue. 

—¡Ohhhh! El amor de mi vida, solo lamento que no seas hombre porque ya te hubiera pedido casamiento—bromee, más allá de que siempre se lo decía—. Quien sabe con tanto tío que me lío, termino en la otra acera y ya no hay nada que impida nuestro amor. Nos montamos la película de Whitney Houston enseguida. 

Si, manejaba un nivel de sarcasmo e ironía que podía convertirse en un tópico romántico entre nosotras. En verdad ella era mi match perfecto, de ahí que la consideraba una hermana, amiga, mi alma gemela incluso. Sólo que nadie lo entendería y no es demasiado jugoso para Gossip Girl. 

—Tenemos que hablar de muchas cosas, en realidad de todas y mañana no tengo danza así que podemos hacer la ronda larga Cass—agregué en respuesta, ya sentada luego de ese sentido beso que me dio mientras la rodeaba con mis brazos por la cintura—. Primero, a Aaron lo rechacé... Fue a verme en el teatro y no sabía que el dúo de mariposas revoloteaban alrededor de él, de todos modos es que no quería meterme en donde no me llaman sin saberlo. Cero comunicación con ellas de eso, no entiendo el motivo, pero no les toqué el caramelo. No es mi tipo. 

Tras la aclaración mientras esperaba el café, le cogí una de sus manos y continué. 

—Si, estuve con Alex ayer... —confirmé ese rumor y me encogí de hombros, le había contado a Cass por mensaje que ya me había encontrado con el británico pero fue solo tonteo, ahora parece que más—. Axwell me invitó a cenar pero no pasó nada, es el hermano de Melisa, seguro te acuerdas de ella porque es mi amiga y compi de danza. Tampoco da para liarla, no me van esos rollos que a Mel la veo todos los días.

Saqué la lengua y esperé que suelte todos sus comentarios. 

—Esto han sido las noticias de la sección del corazón de Fía Baxter. 

— Encontrarás que soy todo un héroe de acción. Si fuera hombre, tendría músculos de Terminator. — se sabía casi todas las referencias noventeras y ochenteras porque mientras su madre se embriagaba, ella era criada por la televisión pública. 

Por lo mismo, su visión del mundo fue (y seguía siendo, en una manera) muy reducida cuando llegó a la escuela privada tras ser recogida por Servicios Sociales era un cervatillo asustado, mirando todo como luces cegadoras del coche que te va a arrollar. Y por supuesto que se la comieron viva, antes de que le salieran los cuernos y se defendiera. La adolescente llena de locura e ira no se parecía nada a la niña que Fía conoció. Por eso y muchas razones más es que la valoraba. Además, quien nace en medio de la más absoluta pobreza aprende pronto que la única forma de salir adelante en un mundo hostil es con un frente unido. No confía en casi nadie, pero cuando deja entrar a alguien, su lealtad es absoluta.

Muchos la despreciaron por ser oro nuevo, por no tener la educación o los modales refinados, o por ser una pequeña salvaje asustada. Pero Fía nunca la juzgó. La conoció en su peor momento. Durante su corta vida se sintió sola, con un hueco enorme. Fía llegó como un meteoro. Siempre supo que nunca sería bienvenida o encajaría del todo en ese mundo de apariencias, por lo que decidió hacer su propio mundo. Y eso era suficiente para ella. Su padre y Fía eran su familia, y por ellos haría lo que fuera.

— Oh, sí que será larga, porque tengo grandes planes para esta noche. — su mirada pícara era suficiente para decir que tenía una sorpresa preparada. — Boys over flowers, ¿No era ese el lema? No tiraría nuestra épica saga de amor por un Charlie Sheen de Walmart, pero con esas dos todo tiene que ser una competencia. Te aseguro que si se ponen intensas con ese tonto es por eso.  Y el torpe va a estar feliz, creyendo que si se pelean es por el poder de su pene cuando solo es ego de ellas.

Un ENORME defecto de Cassie era el creerse más lista o superior a los demás. Sobrevivió a tantas cosas, que se creía con todas las respuestas y que podía leer a la gente y a veces, los juzgaba con demasiada dureza. A veces, ni se daba cuenta que cuando desbordaba el hate o el veneno, era porque aún seguía con mucho rencor en el corazón.

— Mis días fueron más aburridos y monótonos. Ni yo sé cómo pasó. Sabes que algo va mal en tu vida cuando al casi estrellarte con un Honda solo dices "meh"

Aunque en el fondo, sí le había preocupado no asustarse. Se dijo que los estudios (con su padre no existían los veranos sin escuela, SIEMPRE tenía que aprender y siempre tenía que seguir preparándose para triunfar y no ser otra mimada florero que no sabe administrar su riqueza) y la tranquilidad de los últimos días la habían aburrido y solo necesitaba volver a las fiestas.

Aplaudió cuando vio llegar los cafés. De inmediato le dio un gran sorbo al suyo.

— Ese nivel de resentimiento me parece el de alguien que necesita o creerse mejor que el resto, o que tiene una agenda. Sería divertido quitarle el anonimato. Estoy pensando en hacer un gran escándalo en la fiesta para desviar su atención. — que la ataquen a ella en lugar de su amiga. — Pero pienso que debe ser alguien con acceso. No solo fuentes, alguien cerca de nosotras que puede enterarse con rapidez. Apuesto mi  motocicleta a que es un estudiante. — señaló a la Harley. — Sabes, creo que...

Pam. Un golpe de intuición. Como si alguien o algo estuviera cerca. Volteo a ver al otro lado.

Cuando creces en un ambiente tan... Estresante... Te vuelves hiper-vigilante. Alerta a cualquier cosa que pueda hacerte daño. A veces, Cassie podía olvidarse de que tenía que esconderse bajo la cama cuando llegaban los "amigos" de su mamá. Pero otras, al crecer atenta a cualquier ruido de pasos sobre la madera, te aprendes a escuchar ciertas voces o pasos.

Vio una cabellera morena, rizada como la de ella. No necesitó ver más allá de la espalda. Sin decir nada de un brinco se bajó del asiento y se ocultó bajo la mesa.

Fuck, fuck, fuck...

Era imposible. No podía estar en Manhattan. ¿No se había quedado en Michigan? ¿O no se suponía que para estas fechas ya debía de estar muerta?

Se sacó un billete de doscientos y a tientas lo puso sobre la mesa. Pero pronto, pasó del susto a la indignación. ¿Acaso se iba a esconder de ella? ¡No, señor! ¿A qué le tenía miedo? Seguro ni se acordaba de que alguna vez tuvo una hija...

—Lo sé, sexy, sexy darling. 

No pude evitar seguirle la corriente, Cassie era especial y en mi vida lo era todo. Ella era una noble compañera, con quien podía ser yo misma sin la competencia malsana del clasismo social. Era divertido ser una adolescente de 17 años con sus tonterías y errores, así que por esto es que pasábamos un día entero juntas. Como si no existiera mañana, la esencia misma de la juventud y esa loca idea de vivir como si fuera lo último que hiciéramos en la vida. 

Por eso la escuché y bebí un poco de lo que tenía entre mis manos, adoraba escuchar la forma inteligente que insultaba a las reinas de este Instituto, con una gracia y benevolencia que me provocó devoción. Quería más dosis de Cass en mi vida, menos dosis de tontería y más humor cínico, que era tan delicioso como lo que estaba consumiendo. 

—Ya veremos quién se lo queda—comenté irónica—, la lucha de egos es asquerosamente aburrida. Pero... Es su pasatiempo favorito y más alimento para nuestra querida amiga GG. 

Después me encogí de hombros y solté. 

—Alguien del Insti, puede ser un alumno, algún Profesor. ¡Vaya a saber!—dije—, de todos modos no es ella sola trabajando. Imagino que tiene su red y va distribuyéndose el cotilleo para mantenerlo "fresco y actualizado", deberíamos ser las próximas GG, molaría. 

Tras soltar la broma, vi que mi amiga se puso incómoda y ya supe cual era el motivo. Rápido acomodé mi silla a su lado y la cubrí para que la madre no supiera que estaba ahí y solo era una parejita de chicas. 

—Simula... 

Si lo habrán hecho millones de veces, ahora para evitar a esa mujer, otras para quitarme un chico pesado. Miles de excusas, así que la abracé y le susurraba bajito. 

—¿Quién es? ¿De quién debemos huir Cass?

¿Qué puta mierda hacía ella allí? ¿No debía de estar en Detroit?

Ya le había pasado a veces que creía que veía a alguien de Detroit, y resultaba no ser. Los primeros dos años que estuvo en Nueva York fue una niña paranoica, hasta que comenzó poco a poco a ver que no había manera de que la siguieran. No iba a creerse que vino por ella, porque tuvo casi una década para hacerlo, y no es que tampoco la habría visto. Digo, le enojaba que nunca la hubiera buscado porque significaba que nunca le importó, y a la vez le daba alivio. ¡Gagh! Odiaba que Alana le provocara sentimientos tan contradictorios.

Pero estaba más que segura de que era Alana.

— Voy a parecer loca, pero te juro que vi a Alana.

Se asomó por la silla con la que la cubrió Fía. Si, allí estaba ella. Bajó otra vez la cabeza.

¿Por qué se escondía? Cass tenía entre el fight or flight muy alta la parte de luchar, pero no la parte de huir. Esa tipa en cambio la tenía escondiéndose en automático, como si fuera otra vez una niña de seis años que tenía que esconderse bajo la cama.

¡Ah, no! Eso sí que no.  No le iba a dar permiso de trasladarla de vuelta a sus aterrorizados seis. Tomó la mano de Fía, y se levantó, con la barbilla dramáticamente alzada. Tuvo que hacer un esfuerzo de voluntad para no voltearse y ver si la había visto, pero se resistió.

— Vamos a mi moto. — Le apretó la mano, para pedirle que la siguiera.

Intenté ayudarla, todos lidiamos con locos miedos que a veces no tenían sentido siquiera, pero era mi amiga y si ella sufría, yo también lo hacía porque éramos una sola persona. De ahí que intenté cubrirla, protegerla de lo que sea que estaba sufriendo y al escuchar la razón, alcé una ceja tan sorprendida, con una curiosidad desbordante de girar para ver si era cierto. 

Pero le creía, fehaciente e incondicional como todos estos años juntas, que sin dudas ya eran el bastión de una relación más que sólida entre ambas. Con sus carencias, las mías, mis desfases, los suyos y aún así, éramos muy felices juntas. Nadie entendería que se podía tener una alma gemela por mero regalo del destino. Por ello es que en cuanto se incorporó, yo también lo hice y a las apuradas envié aviso al chófer de casa para que rescate de mi auto. 

No sería la primera vez y agradecí que no llevaba falda, esto de improvisar era lo nuestro. 

—Sis, donde sea. Ya me cuentas que lio—dije a los apurones, dejando la cuenta paga —. Me siento como en un film de Bond. Esto se pondrá bueno. 

Sin más eché un ojo para ver si estaba, era la duda y en cuanto la vi, si es que era, me encogí de hombros. Mi amiga no estaba loca. 

Se sentía ridícula. Nunca lidió bien con sus inconfesados miedos, lo que la volvía más temeraria a la hora de desatarse. Pero hasta que no enfrentara realmente todo lo que vivió antes de los ocho, no iba a salir adelante.

Si no hubiera estado con Fía... 

Ella no la juzgaba, no la hacía menos, no hacía preguntas pese a saber cuándo Cassie necesitaba expansión... Se preguntaba si Fía sabía lo importante que era para ella, pero con solo mirar sus ojos más brillantes que el sol, entendía que lo sabía. Un tiempo se preguntó qué hizo para merecerla, y luchaba todos los días para hacerlo.

— El mundo es más agradable cuando estás en él. — besó la coronilla de su cabello. — ¡Ya sabía que habías traído el vehículo de Bond! — sacó el celular, para avisar de que le llevaran la moto a otra parte. — ¿Qué hacía Harley Queen...? — se resistió como pudo a volverse de espalda. 

Quizá estaba alucinando. Quizá...

Subieron al auto. Contuvo un suspiro de alivio. Se sintió ridícula. ¿Y si se equivocó? Pero estaba segura. Aunque no tenía sentido. Pero recordaba que Alana era capaz de hacer las mayores locuras e indecencias para obtener dinero. Una vez fingió ser la secretaria de un taller de carpintería y se robó el anticipo de una alacena. Otra se hizo una cuenta de youtube donde se ponía como la madre del año y cómo perdió su trabajo y necesitaba desesperadamente dinero y luego se bebía las donaciones. Fue una estafa tras otra y un desastre tras otro, y vivió dos realidades tan separadas de sí mismas (la extrema pobreza y la descarada opulencia) que parecían mundos de ficción completamente opuestos.

Se llevó los dedos índice y pulgar al entrecejo, recargándose contra el asiento forrado de cuero. Si estaba allí, ¿cómo llegó a NY? No, ¿saben qué? A la mierda. No le iba a dedicar otro pensamiento. ¡Ya estaba bien! La quería fuera de su vida y fuera la iba a mantener!

Se inclinó, tomando una botella de agua como quien sabe donde está cada cosa. Se la tragó, de lleno.

— Perdón por agriar el café. Lo bueno es que podemos adelantar al siguiente destino. — le pasó el celular, con maps abierto en el Twelfth Night, un antro de reputación dudosa donde reservó la noche anterior. — Palco privado, y meseros que no nos van a pedir identifica...

Y que ve a alguien salir confundida del café. La mesera. Ahora, desde la seguridad del coche, pudo verla de frente, y se le fueron los colores, porque ahora sí, podía confirmar dos cosas. Que no estaba... bueno, si estaba loca. Pero no paranoica. Porque si era.

Mierda, mierda, mierda...

Mi loca amiga, ¿que haría sin ella? Absolutamente nada porque era difícil no quererla y sentir que estábamos destinadas a ir de la mano enfrentando molinos de viento si fuera necesario. Así que sólo seguí su estela y en mi auto terminamos, cuando la loca idea era ir en moto y cambiamos. Ya el chófer sabría lo que debía hacer porque prefería la comodidad de mi bebé y de paso, nos daba esa intimidad que ahora Cassie necesitaba. Como en las pelis, era mejor quedarse debajo del asiento. ¿Verdad?

Recibí el beso que me dió y me encogí de hombros, el mundo podía derrumbarse, convertirse en cenizas, nada de eso importaba si ella estaba en mi vida. 

—Me gusta presumir —dije divertida ya preparada en el volante—. Aish, que haría sin ti amiga. Siempre juntas. 

Le hice un guiño doble de ojos y fruncí mi nariz, como si fuese un gesto tierno personal. Ya en cuanto aceleró, sintió la adrenalina en su cuerpo y en verdad era un estímulo para mí. Rápido pillé las calles de NY como si fueran una parte de mi cuerpo, una curva, un semáforo e incluso una recta llena de autos, era totalmente mía. En medio de esa fascinación al conducir como si fuéramos Thelma y Louise, la miré en cuanto se disculpó. 

—Nada, cambio de lugar y listo. Pero a ver, más intimidad así no escapamos de otro Molino—bromee riendo y le di una caricia en la mejilla —. Tenemos que ponernos al día, a ver... Cuentame si hay alguien más Don Quijote, ¿algún Dulcineo? Y si, me interesan los asuntos de tu corazón. 

No entendía ni quería entender qué había pasado. Tenía orgullo en tomar al toro por los cuernos y enfrentar las cosas de frente, pero por una razón que no quiso enfrentar solo quería dejar atrás ese extraño incidente al que probablemente ni Fía le encontraba sentido. La miró, preguntándose qué pensaría, pero con una sonrisa de ángel ya las estaba llevando lejos.

Uno de esos días en que estando en ambiente se pusieron a cantar como locas, le dedicó la canción de Ride de Cary Brothers. Pero en verdad pensaba en las letras para Fía. Ella era todo lo que alguna vez quiso. Y si era necesario, ella solo tomaría su mano y conduciría hasta el atardecer para salvarla de sí misma.

Alzó los brazos, celebrando la velocidad. Después de tanto tiempo sintiéndose sola, había encontrado en ella y su padre a su felicidad.  

— Siempre juntas. — le respondió de vuelta, antes de echarse a reír. 

Se recargó en el asiento, más tranquila. Sacó su vape, sabor mango. Ese era un tema algo... raro. La gran e imparable Cassie solo podía mostrar su vulnerabilidad con Fía. Ni siquiera con su padre, porque aunque Cassie lo pusiera en un pedestal en realidad era un bruto y distante emocional. Cuando bajaba del podio del tiburón que se hizo a sí mismo y con pláticas motivacionales podía hacerte millonario, y descendía para hablar con su hija era un cómplice que no le ponía restricciones, y era tan divertido que olvidaba que no se portaba como una figura de autoridad o un padre. No había un imperio que heredar porque era corredor de un fondo de inversiones, y con que Cassie supiera como no despilfarrar en solo una generación la fortuna con eso le bastaba.

— Mis romances son de una noche, y siempre decepcionan. — miró sus largas uñas negras de salón. — Comienzo a creer que soy frígida y lo haría si no fuera porque yo sola si me consuelo bien. Veo a un tonto atractivo, de esos que abundan en el verano. Jugamos un poco, nos besamos y comienzo a calentarme, pero apenas nos escondemos para ir a la tercera base ¡puf! algo en mí se apaga. — eso la frustraba un montón. — Gagh, habría triunfado en el medievo pero a este paso me voy a morir virgen.

No pensaba, ni por asomo, que quizá lo que pasaba es que quizá en el fondo deseaba algo más estable y que se le apagaban las ganas porque le daba miedo irse a la cama con un extraño, pero tampoco sabía como dejar a alguien entrar y tener algo serio. No fue solo el que sus padres no tuvieran una relación positiva que emular, fue también ver el desfile de hombres de Alana y de mujeres de Dereck y creer que así debía ser como se debía vivir la sexualidad pero para su desgracia no encontraba placer en ello.

—Siempre—dije sonriendo.

Ya en el auto era como estar en un rincón que nos aleja de todas y todos, como una burbuja donde nosotras teníamos la libertad de expresión a flor de piel. Sí que la miré por momentos, la aprecié como quien contempla a algo que aprecia y quiere desde el corazón como un igual, pero también con el respeto necesario para no idealizarla en demasía. Cassie se merecía muchas cosas, pero creo que ella no era capaz de verse así misma de la forma en que lo hacía yo. Era difícil demostrarle el hermoso ser que habita en ese cuerpo tan bonito, sólo espero algún día lograrlo. 

Por ello cuando le pregunté sobre su situación amorosa, me mordí el labio divertida. Es que éramos exactamente polos opuestos, jodidamente compatibles pero muy opuestas. Yo era todo lo contrario, vivía mi sexualidad demasiado, quizás en exceso, pero también es porque tenía una opinión muy libre sobre ello. Muchas veces me convenía algo de una noche, no ir más allá, menos atarme a alguien porque tenía pánico al amor. 

—Sis, que me dices... —comenté al tomar una curva—. ¿Nos has probado con mujeres? No sé... No es que tengo la super experiencia con ellas, pero es otro mundo distinto y quizás te gusta. Ya sabes que yo pruebo de todo y entiendo que da corte estar con un extraño, justo me sucede que debe serlo para no tener que rendir cuentas a nadie. 

Era una interesante reflexión considerando que estábamos en el auto. 

—Prueba Cass, tiene que ser con alguien que te guste mucho. Probar... ¿Qué dices?

Miró por la ventana distraídamente, reflexionando en el tema. Al lado había un automóvil con una calcomanía apoyando al partido republicano y otra que decía “dios es mi chofer” pero mientras el rosario colgado del retrovisor ondulaba, la pareja adentro se gritaba mientras los dos niños en la parte de atrás se encogían incómodos en sus asientos. Uno trataba de concentrarse en su iPad para aislarse de algo que claramente le dolía, y el otro miraba por la ventana, con esa mirada de los mil metros de los que están hartos de vivir.

¿Eso era el matrimonio? ¿El amor era en realidad tres meses de locura para acabar odiándose el uno al otro?

La idea le dio un escalofrío, y se sentía tonta por pensar en ese tema. Se volvió a girar hacia Fía.

— Nope, no lo he intentado…

No se le había asomado a la cabeza, ni por un segundo, que quizá esa era la razón. Se llevó una mano a la barbilla, reflexionando. Su papá le decía (mitad en broma, mitad en serio) que ella manejaba mucha energía masculina. Bueno, a decir verdad a Derek le encantaba decirle a sus seguidores cosas también por el estilo, pero Cassie supuso que quizá podía significar otra cosa. ¿Y si probaba esa acera? Era incluso un alivio suponerlo, porque no se quería admitir que le tenía miedo a algo y si ese era el asunto, entonces no era una cuestión de miedo sino de gustos. ¡Pero claro! ¿Cómo iba a saber si algo no le gustaba, si no lo probaba?

— ¿Sabes qué? Vamos a aprovechar la noche. En lugar de buscar a un dios romano, ayúdame a conseguir a una afrodita. — señaló al gps — ¡mira, no estamos lejos!

Alzó la ceja, divertida, con la proposición de Fía. 

— ¿Me estás proponiendo recrear la escena de Cruel Intentions? — preguntó. Señaló con el pulgar a la pareja de gritones a su lado. — Porque a esos tarados conservadores de allá les vendría bien un espectáculo. 

28 de Agosto de 2.022

Axwell aparcó frente al dúplex de Aaron y cogió su iPhone para mandarle un mensaje de voz.

¡Ha llegado el carruaje! ¡Baja ya puta Cenicienta!

Sabía que Aaron podía conducir y tenía su propio juguete de cuatro ruedas, pero había sido Axwell quien había dicho de ir a recogerlo.
Habían quedado para ir a un “Batting Cage”, uno de esos sitios donde las máquinas te lanzan pelotas de béisbol y tienes que batearlas, y luego ir a tomar algo.
Y le daba cierta pereza tener que explicarle cómo ir a un sitio y a otro, además de que quería aprovechar el camino para preguntarle algunas cosillas.

¡Yo! ¡Wassap! le chocó la mano cuando bajó y se montó en el copiloto.
Como no era una tía, no perdió el tiempo en que se acomodara y se pusiera el cinturón, si no que aceleró entre risas.

Ya en la carretera que debía llevarlos a Brooklyn, lugar del Batting Cage, aprovechó para hablar con él.
¿Qué tal tío?
Desapareciste en la fiesta del otro día y pensaba que te había secuestrado la rubia esa… bromeó …¿cómo va? ¿Es algo… serio? preguntó mirándolo de reojo.

Joder, yo también desaparecí a media fiesta… aaaay… suspiró con una sonrisa cómplice Fifi tiene la culpa. Fía Baxter, la conoces, ¿no?
Bufff a mí me da mucha pereza todo eso de “novios”, “citas” y esas chuminadas pero… joder… hay tema. Se supone que es mi novia ahora. negó con la cabeza mientras se reía de sí mismo.

Luego estuvieron hablando de béisbol, de lo que habían hecho durante el verano y de lo que esperaban del nuevo curso.
Tengo prácticamente decidido presentarme al Draft. Creo que tengo opciones de que me elijan en primera ronda y entrar en algún equipo de la Major.
Voy a tener que entrenar duro los próximos meses, hasta que llegue el día. Pero tranquilo, voy a seguir asistiendo a clase, no hace falta que te deprimas… le puso la mano en el hombro mientras reía.

Tras unos veinte minutos, quizás algo más por culpa de algún semáforo, deleitándose con la música de Jason Derulo que Axwell tenía puesta, llegaban al lugar.

Con un claro sabor retro, era suficiente para cumplir con su objetivo: darle a una pelota y reírse un rato también.

—Te pierdes un mundo mi amiga. 

Es que la verdad, había explorado mucho y en todos los sentidos, pero si debía reconocer algo es que el sexo oral con una mujer era más delicioso. Quizás por conocer nuestra anatomía perfectamente o porque sabemos donde dar con la tecla, algo que siempre es bien recibido. De todos modos yo estaba haciendo propuestas, conduciendo y tratando el tema de mi amiga como si fuera algo super importante, que lo era. Pero con una soltura, como si estuviera hablando sobre el clima como si nada. 

—Coincido contigo, deberíamos buscar unas diosas y divertirnos—comenté entre risas, además en ese momento* no tenía nada decidido—. Uhm hay pensar en algún lugar...

Si, había sitios secretos en los rincones de NY que te abren puertas a todas las perversiones, unas más ligeras que otras, pero no dejaban de ser divertidas. En medio pensé en un lugar, justamente era idóneo para Cassie porque era en las afueras y nos permitía... Cierta intimidad. Aunque con GG esto era lo mismo. Sólo que antes de decir algo, ella observa a una pareja, yo también lo hago y me da un poco de pena. 

—Uy, me gustaría—dije al sonreír, acercándome con cierto peligro a mi amiga—. Es experimentar y le damos show... 

Sin más acerqué mi rostro al de Cass con la intención de darle un dulce beso en los labios, no sería un morreo, solo un ligero roce para ver como se sentía. No vi mal la idea de jugar con todo aquello. Me apetecía. 

— Bueno, los mundos son para explorarse. ¡Pónganme mi casco de astronauta y llámenme Apolo 13! — dijo, mientras como mimo se ponía un casco invisible. La idea de ser ellas las conquistadoras le estaba encantando. Podía ver la escena, no, la película entera en su cabeza.

Cuando vio que Fía se le acercaba se inclinó también hacia ella, cerrando los ojos para mejor efecto. Bendito semáforo rojo, porque les dio el tiempo para el beso que pararía el tráfico. Fue un roce que aun así bastó para que los dos idiotas dé al lado dejaran de gritar. Abrió los ojos y alzó las cejas juguetonamente y luego se giró para ver que se les quedaron viendo y justo cuando volvían del shock y bajaban el vidrio para gritarles ahora a ellas el semáforo se puso en verde. Los “saludó” mientras los dejaban atrás, agitando los dedos y luego se giró a Fía.

—  ¿Te han dicho que sabes a cereza? — miró hacia arriba — O quizá yo he vappeado demasiado. — volvió a mirar a Fía. — Eso sí, esos son unos labios por los que vale la pena quemar toda Manhattan — le gustó, aunque fue más juego que seducción.

Este sí que iba a ser un día memorable...

28 de Agosto de 2.022

 Aquel día, desayunó tranquilamente su avena, pasas, frutos secos y algunas frutas. Las cosas parecían tranquilas pero debía irse alistando para cuando llegase por él Axwell. 

Justo llega su mensaje y le hace reír, decide escribirle mientras toma su maleta y baja en el ascensor.

Aaron:  Ya bajo!

 Claro que mandó un sticker de un gato gordo, tonterías así solía enviar en vez de texto. Ya abajo saluda con el puño a Axwell sin darle mayor importancia, no se habían visto hace tanto. -Bro pero que fiesta de ... jajaja te cuento en el camino, que si tengo un bate en la mano, me pongo pegriloso.- No era tan grave en realidad, pero así exageraba para bromear.

Aaron al ver el convertible con el techo abajo se le ocurrió brincar la puerta, pero decidió no hacerlo por que podía pisar el asiento y a los carros finos hay que tenerles cierto respeto. Solo se sube, deja su mochila en el asiento de atrás y ya arrancando se pone el cinturón. 

-Jajajaja pues sí, en realidad así fue jajajaja.- No tiene problema en admitir eso, pero su segunda pregunta era más complicada y Aaron debe desviar la mirada mientras estira un -Bueeeeeeno... lo fue... lo fue bastante en el verano. Ahora es ... pues complicado.- Decidió dejarlo ahí por ahora, él tampoco tenía las certezas aún, Clem le daba largas para salir, ojalá no lo hiciera; de hecho por eso mismo estaba tan animado de salir ahora con Axwell.

-¿Fifi? jajaja.- no conocía ese apodo y se contenía un poco, pero recordaba lo escrito por Gossip Girl. -Claro que la conozco jajaja. Lo debiste haber leído en eso de Gossip Girl. Parece que acercarte a conocer a las personas es del interés de todos por aquí.- La verdad era que le hizo sonreír profundamente el recordar el reclamo de Clem, imaginarla celosa le hacía gracia.

-Felicitaciones! jajaja si alguna te podía atrapar era ella jajajaja. Es una chica increíble.- Lo último le salió desde dentro, la admiraba en muchos sentidos, aunque no fuera para él.

-Que es mi primer (y último) año en esta escuela jajaja te necesito ahí para que me enseñes donde está todo! jajaja que si lo busco por mi cuenta, seguro hago lío y peor quizá jodo más a Clem de lo que la jodí...- recuerda lo de su camisa y que en realidad GossipGirl no tocó el tema y se queda un rato pensando en ello.

Se agarra la cabeza -Es que ella me está dando largas, no sé que más hacer... supongo que toca esperar un poco más.- Confesar eso si denotó como estaba algo preocupado o deprimido por ello. Pero intenta pasar del tema, sonríe y golpea el hombro de Axwell con el puño, no muy duro -Espero que lo logres con lo de Major. Pero ¿ahí no te pueden pillar de cualquier equipo de cualquier ciudad?-

Axwell escuchó a Aaron hablar de Clem con ese tono lleno de dudas y no dijo nada, pero el pobre le comenzaba a dar penita.
Y es que eso de estar en una relación en el que no estaban las cosas claras, era algo que le daba pereza con sólo pensarlo.
Y al mismo tiempo, supo que Aaron estaba bastante colgado por la rubia, ya que podía encontrar otras opciones sin demasiado esfuerzo, sobretodo ahora que la música latina estaba tan de moda..

Ya… bueno, hay tías así, que les gusta que les vayan detrás y quieren hacerte sufrir un poco.
Te compadezco tío… le agarró del hombro.

Pero, eh, si has decidido ir a por ella, pues venga, ¡con un par!
Dicen que quien la sigue, la consigue, ¿no? le dijo antes de soltarle, para terminar con un mensaje positivo.

Cuando le felicitó por lo de la MLB, también le hizo recordar que sí, que podrían elegirle de cualquier punto del país, lo cual significaba que tendría que irse a vivir lejos de NY y de Fifi.
Sí, hay hasta un equipo de Canadá… joder, se me congelan los huevos con sólo pensarlo… bromeó …pero bueno, si toca irse lejos, no te olvidaré, tranquilo… siguió bromeando aunque su sonrisa se fue apagando al pensar lo que aquello podría significar para su relación con la ballerina.

Una vez en el Batting Cage, sacó su bolsa deportiva del maletero en la que guardaba el bate firmado por su padre y otros jugadores de los Yankees.

Entraron al local donde no había mucho más que hacer que darle a las pelotas que salían a toda velocidad de la pared, aunque esta se podía graduar.
Habían algunos grupos de chicos practicando, así que Ax pagó en la entrada al encargado y éste les indicó que usaran las redes 5 y 6.

Se puso en posición, mirando de reojo a Aaron.
El que pierda, paga las birras… comentó, revelando el plan para después.

28 de Agosto de 2.022

Axwell parece empatizar con la situación de Aaron o lo que conocía de esta, aunque GossipGirl se había encargado de ventilarla un poco. -Quiero creer que es más por Mena... era su mejor amiga y tuve la genial idea de liarme con ella sin saber. - Se pasa la mano por la cabeza alborotando sus cabellos intentando mitigar ese terrible pesar que no puede contener dentro suyo. Ahora era claro cuanto Aaron necesitaba el salir y despejarse, aunque por ahora él creyera que solo fuera para batear. El gesto fue bien recibido, Aaron sonrió un poco y con su mirada agradeció a Axwell por ser su amigo, tampoco conocía a mucha gente en la ciudad.

-Bueno... sí.- Para Aaron era complicado, con Clementine estuvo casi todo el verano, entre paisajes de ensueño y viviendo fantasías; a Mena la conoció y se llevaron genial... pero a penas se llegaron a besar una vez. Simplemente no podía haber comparación, quizá su mayor error fue dejar a Mena con la esperanza o la posibilidad, ya se daría cuenta más tarde cuan idiota fue; pero también era joven y tampoco no sabía que pasaría al ver de vuelta a Clem. -Ya veremos... supongo que por ahora me queda esperar a que intente hablar y resolver sus cosas... Jaja... intenté hablarle a Mena a ver si podía ayudarles con esto, pero ya me bloqueó de sus redes.- Estaba jodido, la posibilidad de quedarse sin nada se veía cercana ante los ojos de Aaron, pero como Axwell dijo, había tomado una decisión y seguiría intentando ir.

Axwell también tenía sus líos, aunque él pudo bromear sobre lo del frío de Canadá y eso hizo notar como era de risueño Aaron -Jajajajajaja te conseguimos ropa interior de lana o algo jajaja.- ya luego se nota por su silencio que piensa en su relación con Fia y si debe partir como complicaría todo, eso era lo que a Aaron le preocupa sobre su amigo. -Bueno, sé que hay teatros y compañías de ballet en casi todas las ciudades...- ni de coña iba a dejar las cosas solo con desesperanza, si es que se tenía que mudar había una probabilidad de que no fuera solo, él que se había fascinado con como Fia bailaba estaba seguro de que podría ir a donde sea y ser bien valorada.

Por suerte para sus ojos no se humedezcan con sus penas, llegaron al lugar de bateo. Aaron toma uno de los bates rentados, se ponen en posición de recibir los tiros pero antes el astuto Axwell propone una apuestas para llevarse las bebidas gratis, Aaron acepta solo por que se le apetecía beber más que por que creyera que fuera a ganar. -Esta bien jajaja, todo sea por mejorar para el equipo!-

Las pelotas fueron lanzadas, por alguna voluntad del destino o la fortuna, los fuertes brazos de Aaron le llegaron a dar las pelotas unos batazos, ya que su mayor problema era la puntería al agitar el bate, no la fuerza y conectó solo una más que Axwell. Al descubrirlo hizo unos pequeños pasos para festejar -Jajajajaja cervezas gratis para el Colombia-no si señor!- pero quedaría ahí, tampoco era de los que se jactaran de las victorias, quizá solo necesitaba otra excusa para reír y divertirse. -Jajajaja bien bien ¿Dónde quieres ir a tomar?-

Hablar de un posible traspaso a Toronto, Chicago o cualquier otro lugar alejado de NY, hizo que Axwell pensara en lo que eso podría suponer para su relación con Fifi y perdió la concentración.
La broma de la ropa interior de lana le hizo reír brevemente, pero el comentario de las compañías de ballet contribuyó a que siguiera algo sombrío.

¿Es que no vas a venir tú a darme calorcito? bromeó entre risas. Tampoco iba a obsesionarse con lo del posible traslado.

Pero probablemente no había podido olvidar del todo el tema, ya que bateó con el culo, consiguiendo una puntuación bastante discreta.
Incluso Aaron le superó, y eso que se reía al principio de conocerle de su forma de batear. Que cuando las enganchaba, solían ir lejos, pero cuando las enganchaba…
Parecía que había mejorado mucho en estos meses.

Vaya vaya, no sé qué has desayunado hoy, pero felicidades… dijo aplaudiendo.

Aaron hizo su bailecito y casi choca contra un grupo de cuatro chavales de piel blanca, que cruzaban en ese momento con ropa deportiva.

¡Eh idiota, mira por dónde vas! se quejó uno, aunque no habías llegado a darle.

Tantos tacos deben ser malos para la vista… dijo otro, logrando las risas de sus compañeros.

¡Qué miras idiota! ¡Aparta! ¡¿Qué?! ¡¿Es que no hablas inglés?! preguntó en un tono despectivo y burlón que consiguió las risas de sus compañeros.

Cálmate un poco, skinhead… le dijo Axwell.

El tipo te fue a empujar, pero apareció Axwell para ponerse en medio.
¡¿Y tú?! Tranquilo, no vamos a hacerle daño a tu novio… carcajadas y choque de manos con sus colegas por la broma.

Axwell también se puso a reír para tu sorpresa.
Joder, eres todo un humorista, tío… dijo, haciendo que el tipo que había hablado lo mirara confundido, calmando su risa lentamente.

¡A ver si te hace reír esto! entonces Ax hizo un movimiento clavando un pie en el suelo y elevando el otro en una patada frontal que impactó en el pecho del bromista.

El Maegeri lo mandó al suelo, ante la sorpresa e indignación de sus compañeros.
¡¡Hijo de putaaaaa!! exclamó uno de los tres, los cuales se lanzaron a la carga.

Cuando el beso surgió, estuvo muy bien. Teníamos tanta conexión con mi amiga que todo era más fácil, natural. Además lo gracioso fue que cumplimos con la misión de distraer a los que estaban en el auto y de esa forma, nos fuimos de allí cuando el semáforo cambió de color. Era parte de la adolescencia, esto de vivir al límite y disfrutarlo. 

—¿A cereza? No tengo idea, quizás fue por mi intención edulcorada de que sea el beso de tu vida, querida amiga—dije entre risas y al escuchar lo otro, le regalé un guiño de ojos—. Tu siempre quieres quemar Manhattan, ahora será por mi. Serás... 

Le regalé una caricia en la mejilla y continué conduciendo hasta que llegamos a destino, un lugar más íntimo, glamoroso y quizás menos indiscreto. No queríamos desatar fantasmas del pasado, ni del presente. 

Al bajar me aseguro de dejar a mi querido auto en condiciones y bien cerrado, luego le cogí la mano y nos adentramos a esta seudo cafetería/bar, una cosa rara de estás dónde te lo pasas bien. 

— Deberíamos ir a una disco gay y ser lesbianas por un día, sería divertido—comenté entre risas, era genial jugar a a ser quien no eres por un rato de diversión —. ¿Te imaginas entre plumas con las drag? Ains amiga, que guay estaría. Además lo que suceda en este día, queda en este día. 

​​​​​​​No tenía novio en ese momento, nadie lloraría por mi desfase de hoy.