Partida Rol por web

Mi curiosidad puede conmigo y acabo acercándome a Shirin para ver el panfleto que le han pasado y que está convirtiendo la entrada del instituto en un mercado de verduleras. Todo parece normal hasta que te paras a leer el texto, que a estas alturas podría ser un simple Lorem Ipsum.

No sé si es porque no estoy de buen humor pero no me provoca más que una media sonrisa divertida al poder aplicarle algunas partes a mi ex mejor amiga.

— Pues que parece que alguien ha querido aprovechar el primer día para decir lo poco que le gusta venir a esta escuela —es lo que a mí me parece evidente, y muy en el fondo puedo empatizar. Al sentir el ping discreto de una notificación, ya que sólo tengo el sonido activado para determinadas personas, empiezo a buscar el móvil en el bolsillo de la falda. — Le suele pasar a los becados, o al menos suena a lo que diría uno.

Y si Gossip Girl no se equivoca, que por desgracia no suele hacerlo, hay uno entre nosotros. Todas mis neuronas detectivescas se congelan tan pronto veo los mensajes privados de León.

No alcanzo a hacer un puchero, creo, pero seguro que se me ve en la cara que no es una buena noticia.

— Al menos debe ser alguien espabilado para haber imitado tan bien el estilo del panfleto original y cambiarlo a tiempo; espero que supiera que las cámaras de seguridad están encendidas siempre —comento algo distraída por estar respondiendo a los mensajes. — León no vendrá hoy —informo a Shirin, sin intención de especificar.

Las palabras de Fifi sobre que le debía un perreo le hicieron sonreír, porque no sería como si no hubieran tenido unos cuantos ya.
¡Sí, Señora! ¡Siempre a su servicio! se puso la mano en la frente imitando un saludo militar.

Podía notar que la gente los observaba, algunos hacían comentarios esforzándose para que no les escucharan. No le hacía falta, porque en ese instituto nunca se hacían comentarios positivos de nadie.
Criticar era el hobby mayoritario.
Pero tampoco perdería un segundo con ellos, los pobres vivían amargados y tenían su minuto de gloria criticando al resto.

Lo que sí que le sorprendió fue aquel panfleto, uno que no perdió el tiempo en leer pero que por los cometarios de los lectores que pasaban cerca, era otra basura de críticas y cotilleos.
Desde luego, había gente en ese instituto que follaba demasiado poco…

Y entonces apareció ella.
Cabeza rapada, aires de grandeza. Sí, llevaba suficiente tiempo en el Constance como para reconocer a Julien Calloway.
Su comentario hacia ellos no fue un vómito de envidia como se hubiera imaginado, si no que les recomendaba invitar a los nuevos al Dumbo Hall.
Sí, ese local donde nunca ponían música de su gusto y donde la gente prefería cotillear que bailar.

Ax asintió a JC, levantando el pulgar. Pararse a conversar con ella era dispararse en el pie, así que era mejor algo rápido y claro.
Dumbo Hall… seguro que nos echan si perreamos ahí… bromeó con su novia. Pero esos novatos me dan penilla… ¿deberíamos “apadrinarlos”? le preguntó, pensando que si no lo hacía podrían acabar en las garras de algún depredador del sitio.

5 de septiembre de 2023

El día de Clementine había arrancado hacía ya un par de horas, lejos de preocuparse por su primer día de clases, la rubia estaba enfocada en objetivos mucho más grandes. Arrancaba la Semana de la Moda y KC, su publicista, había estado abrumándola con tantos desfiles, invitaciones y after partys a los que debía figurar y hacer presencia. Incluso un par de diseñadores le habían invitado a desfilar, razón por la cual estaba despierta desde tan temprano mientras hacían los últimos ajustes a las prendas que usaría. Su nombre había estado resonando en la escena social de Nueva York gracias a Gossip Girl y KC le mataría si no aprovechaba el envión que le había dado la blogger. Ciertamente Clementine también prefería mantenerse ocupada para evitar hacer frente a sus vaivenes emocionales.

Una vez que el automóvil se detuvo frente al Constance, Clementine se despidió de sus fans y finalizó su live de Instagram, prometiéndoles más novedades pronto, fiel a su estilo de siempre dejarles con ganas de más.

Con un vaso de café en una mano y su Ferragamo en otra, Clem se abrió paso entre la multitud estudiantil donde repartió saludos y besos sin quedarse demasiado tiempo. Se esforzaba en mostrar su mejor sonrisa y disipar aquellos rumores acerca del desastre emocional por el cual la It Girl del momento estaba pasando. No permitiría que la vean trastabillar. Entre la gente se encontró a Alexander, a quien no veía desde la fiesta en Los Hamptons donde también se había convertido en la comidilla de Gossip Girl. — ¡Hola Alex! Me alegra saber que no he llegado demasiado tarde. — Le saludó con dos besos, tomando al británico como parámetro de protocolo y etiqueta horaria, y siguió su camino. 

Pronto se topó también con Axwell y Fía, la reluciente parejita nueva, y no pudo evitar escuchar su conversación. — ¡Adoro un buen acto de caridad! ¿A quienes quieres apadrinar? — Pregunta curiosa, con media sonrisa, mientras les saluda. Debía hablar unas palabras con Fía, pero era mejor a solas y sin un público presente, quizás le encontraba en el baño de chicas. — Ya sabes que Dumbo Hall es bastante exclusivo acerca de quién dejan entrar...

Xavier lanzó una ojeada al panfleto y se lo devolvió con un guiño al chico que se lo había dado
—No lo necesito, cariño. Yo soy más de falos que de palos. Pero gracias.

Luego se volvió a Kotku.
—¿Quieres que busquemos a los del club de teatro? Tienes que estar nervioso por conocerlos. Espero que este instituto tenga un escenario en condiciones. Seguro que en alguna red social podemos encontrarlos. Con suerte será gente con amor por su arte. 

Si no tenían suerte, serian una panda de niñatos sedientos de followers y likes que le harían la vida imposible al pelirrojo por pobre para que no amenazase con hacerse con un papel protagonista.

Muy cómoda me sentí junto a Ax dentro de aquel nido de víboras, es que sólo este nombre podría llevar un sitio donde la mirada estaba puesta tan encima de lo que haces o dejas de hacer. Al fin de cuentas te terminas acostumbrando a ello, le restas importancia y caminas entre todo lo que es capaz de caerte con una sola acción. Por ello me sentí segura al lado de mi novio porque su humor era un bastión para las tonterías del entorno y podía ser divertido darle otra mirada a todo esto. 

Sorprendida por las palabras que nos dedicó Julien, le regalé una sonrisa y asentí. Sus consejos eran bien recibidos, sumabas puntos de popularidad y ahora mismo, como teníamos todas las miradas encima, esto era un plus. Incluso lo del folleto me dio risa, ni hablar de la actitud de Mel, no fue capaz de entender que dos personas pueden quererse sin más. Que esto no fue algo premeditado, surgió y ambos apostábamos a esto con todo lo que teníamos encima. 

—Gracias, lo tendremos en cuenta—dije medida, siempre sonriendo y al escuchar a Ax, me reí—. Vamos a perrear en cualquier lado, ya lo sabes. Pero no sería mala idea apadrinar, todo sea para darle argumento a GG. ¿No crees? 

Con Axwell hablaban el mismo idioma, un poco de humor, ironía y algo de sarcasmo, pero siempre había buenas intenciones en todo esto. Tanto que cuando apareció otra de las reinas, me sentí bendecida por tanta atención más allá de que Clem era mi amiga y echaba de menos nuestras charlas. Todo el lío con el chico, Mena y ella, imaginé que sería terrible porque el foco estaba en ella. Aunque si me sorprendió que no me saludase como una amiga, sino se centró en lo que estábamos comentando. Esto le resta calidez, cercanía, era lo malo de estar dentro de este instituto y sus imágenes que cuidar. 

—Hola Clem—la saludé yo—. Estoy bien, imagino que tú también.

Verbalicé todo lo que ella sin cordialidad, no puso en palabras. ¿Por qué era tan frío todo aquí?

—Lo estamos viendo, descuida que seguro te comento como lo haremos y es algo que tengo en cuenta. 

Después miré a Ax y le di un beso, esto sí me daba calor y ánimos. Había que romper las estructuras, que sino es estrés ya en el primer día de clases. 

Toparse con Mena era como encontrarse a una relaciones públicas, lo sabía todo de todos. Ese conocimiento rivalizaba con el de GG, alguna vez llegué a dudar de si fueran la misma persona, pero como ella tampoco escapaba a sus mordaces críticas, acabé rechazando la idea.

- Ah, ¿eres nueva? - como había entrado con prisa y nerviosa por si llegaba tarde, apenas me había fijado en la gente que había por allí. Pero una vez que saludo a Mena, ya me centro en su acompañante - Robin, encantada. Si sobrevives al primer día, el resto es llevadero - me fijé más en Robin, tratando de memorizar su cara por si volvíamos a coincidir, para que me sonara y la identificara rápido. A veces por pasar este tipo de cosas por alto, luego volvías a coincidir y te sentías como una estúpida por no acordarte ni del nombre.

Alguien pasó repartiendo una especie de pasquín informativo. Era la hoja o el boletín que solían distribuir con la información de la escuela, sin embargo en esta ocasión había sufrido una alteración. Aparte de dibujos y marcas, había unos lemas bastante hirientes contra el entorno estudiantil - joder, lo que faltaba. Parece que alguien ni se molesta en airear la mierda - teníamos a GG que ya fastidiaba bastante a través de las redes y ahora algún descontento le daba por publicitar una queja de la gente que había por los pasillos.

La alusión de Mena acerca de las fotos que habían mandado a mis padres de la fiesta de la noche anterior era algo con lo que había que convivir - sí, le ha llegado a mi madre, no se lo ha tomado nada bien. Ahora tengo a mi hermano encima, pero podía ser peor - por suerte mi padre estaba fuera y dudaba que se hubiera enterado, aunque seguro que mi madre le habría contado algo.

Menos mal que se me da bien disimular, porque cuando Mena nombra las cámaras de seguridad, estoy a punto de soltar un improperio a viva voz; cosa que me habría descubierto directamente. Aunque si van a mirar las cámaras, van a hacerlo de todas maneras. Mierda. Mi tío me va a matar. Pero a ver, es una broma de bienvenida, tampoco es para tanto. Quiero decir, ¿por qué se les tienen que hacer las bromas pesadas a los novatos y no viceversa? Y es la primera, espero que no la tengan muy en cuenta. Eso sí, todos me van a odiar. Menos mal que no pretendía hacer demasiados amigos, de todas maneras. Aunque seguro que alguno encuentro como el "niño rico" al que le haga gracia.
Bah, ya se ocupará de esto "la Robin del futuro". Yo me quedo con la opinión de Mena acerca de que ha tenido que ser alguien espabilado. Sí, lo cierto que ese adjetivo me lo han dedicado bastantes veces a lo largo de mi existencia. Es un cumplido, realmente.

No me entero mucho de lo que hablan, pero ahí me mantengo para no ser demasiado borde o estúpida. Para que luego mi tío me diga que tengo que aprender modales... Tsé. Hablan algo de que alguien no va a clase (un suertudo, en mi opinión, que ha podido escaquearse), y de que la tal Shirin tiene a su hermano tras su culo por algo de unas fotos que le enviaron a sus padres, o algo así. Una putada. 

–Sobrevivir el primer día... Wow, lo dices como si esto fuera la selva. Espera, ¿es la selva? – alzo las cejas – Nah, tampoco importa, estoy acostumbrada a moverme en ambientes hostiles. Será un paseo – comento, estirando los brazos hacia arriba y siguiendo por estirar también el cuerpo. 

En realidad, sé que este tipo de sitios pueden ser un auténtico infierno, pero tengo mi táctica para que no me afecte: que me sude las tetas absolutamente todo. Esa es mi filosofía y pienso serle fiel.

–De todas maneras, gracias por la bienvenida, Shirin. Iré con cuidado – no es verdad. Nunca voy con cuidado – Y es una putada eso de estar constantemente vigilada por alguien, pero siempre puedes jugar a despistarle y escaparte – me encojo de hombros. ¿Cuántas veces habré jugado yo a eso? – Es bastante divertido.

Lamentablemente, hoy después de años veo el Constance como la selva que es. Sólo te das cuenta cuando estás tan cerca de la base de la pirámide alimenticia.

— ¿Por qué lo dices? ¿Vienes de una academia militar o algo? —curioseo un poco a Robin, que parece muy relajada para ser nueva. Esto también se ve en los que cambian mucho de colegios, como los hijos de embajadores. A lo mejor es que yo estoy demasiado tensa.

Atiendo un momento al Instagram de nuevo, tratando de ignorar otros mensajes en la bandeja y haciendo muecas con los labios. Al menos tengo algo que esperar al final del día: ir a ver a León.

— Podría haber sido peor, al menos. Los gemelos dicen que tu hermano es bastante chill —comento a Shirin, tratando de animarla con un toque en el hombro con el mío. Malek es bastante friki del cine, y como se ha colado en alguna que otra clase de la Tisch mis hermanos y él han hablado del tema a veces. — Pero te entiendo, es como si fuera un pecado divertirte: ¿recuerdas que el año pasado solía irme muy pronto cuando salíamos entre semana? Por eso, para que no aparecieran mis hermanos.

Llegó tarde, en uber, y corriendo mientras se acomodaba el cabello. Se revisó la bolsa, a ver si traía todo y mientras seguía carrera adelante. Vaya noche, y esperaba llegar y tirarse a dormir, pero no. ¡Su padre armó su propia fiesta privada y todo se fue al carajo!

Estaba abrumada. Alana, su papá que montó la orgía sacada de película de Martin Scorsese, quedarse dormida, salir sin pisar a los otros corredores que se quedaron tirados ebrios por todo el apartamento, ir aprisa a la escuela, olvidándose de su café por cierto, y la multa que le puso camino al colegio el de tránsito la tenían histérica. Su motocicleta blanca, su bebé, estaba a saber en qué corral y estaba que se la llevaba el demonio. 

¡Estaba harta! ¡Harta!

Se fue a los panfletos. Tomó un par con una mano, se giró, y siguió con el celular en la otra mano buscando cómo arreglar el secuestro de su amada Harley. No pensaba que su papá la fuera a matar, ni siquiera sabía si iba a recobrar la consciencia para la tarde. Carajo, después de la escena con la que se topó al entrar, estaba segura de que todo el personal de limpieza iba a renunciar. Otra vez.

Lo amaba, y a la vez la desesperaba. ¡Hoy no tenía humor para nadie! 

— ¿Por lo menos van a estar abiertos para las cuatro de la tarde? — mierda, mierda, mierda. — ¡Si, ya lo sé! — se llevó los dedos índice y pulgar al entrecejo... Se recargó sobre la mesa. Escuchó la palabra «plebe» y rodó los ojos pero siguió en lo suyo. La recepcionista o quien sea que estaba al teléfono estaba disfrutando de hacerla sufrir. — ¡Que no me vuelva a poner en puta espera! ¡Oiga, oiga...! — pero la cabrona ni la escuchó y nuevamente se estaba tragando media hora de música de elevador.

Si alguien le decía en ese momento la palabra equivocada, alguien se iba a morir. No miró si quiera si estaba alguno de sus compañeros, solo quería dejar sus cosas, ir al baño, y patear una puerta hasta que le doliera el pie.

Bajó el celular, enojadísima. No, lo siguiente. Comenzó a volver un poco al mundo presente. Por allí andaba Mena, luego vio a Shirin, se preguntó donde estaba Fía hasta que la vio con Axwell, bien por ella. Verla feliz le bajó un poco el humor de perros. Trató de respirar y serenarse. Dos chicos cerca hablaban de una opera, o algo así. Respiró, tratando de tener paciencia para ver si podía salvar su motocicleta hoy...

Agh, no supo ni quien lo dijo ni a quien pero ese tono de voz le terminó por retorcer los nervios que ya se estaba cargando.

— A menos que seas vendedor de planes funerarios, cierra la boca. — dijo, buscando pleito, pero avanzando hacia el interior del edificio.

5 de septiembre de 2023

Solo alguien melómano seguiría usando unos audífonos con cable, peculiarmente este enorme chico supuesto deportista llegaba caminando a la entrada. Claro que su tío le ofreció el tremendo coche para que se luciera el primer día de la escuela, pero Aaron no era así, no gustaba lucir de esa manera. Además le traía ciertos recuerdos en los que no quería pensar ya más.

Le había pedido a su tío que lo deje a una cuadra de la entrada de la escuela, por eso el alto chico de musculatura destacable llegaría caminando distraído y algo perdido en su música que llevaba en los cascos, le parecía adecuada para su estado emocional ahora. Clem no quería que la recogiese para ir al primer día de clases, tampoco parecía brincar de felicidad anunciando su relación. "Vaya reencuentro..." pero tenía algo, aún así, Aaron se valoraba tan poco para aceptar que ese algo sería suficiente por ahora y que al menos intentaría ayudarla a mejorar su estado de ánimo para luego saber que pasaría.

Llegando a la entrada ve gente en su mayoría que no conoce. Primero podía ver a Cassie renegando y puteando, cabreada como parecía ser su estado natural si no estaba "de fiesta". Tras la explosiva rubia, la mirada café de Aaron notó a los grupos, entre ellos destacaban dos claramente para él, en uno estaba Mena. No la veía desde que intentó alcanzarla para que hablase con Clem, pero ya se imaginaba que estaría odiándole por la manera en que le bloqueó de todas las redes, y ahora si ni siquiera era amiga de Clem pues... ¿Qué iba a querer ser su amigo? Como fuera, sonreiría tristemente si sus miradas se cruzaban, a Shirin la saludaría también con un gesto si ella parecía reconocerle y básicamente a cualquiera que le cruzara la vista si quiera asentiría con la cabeza.

Sacudiendo las ideas de su cabeza se pasa la mano entre sus agitados risos despeinándose un poco y cambiado de gesto para ir con Fia, Axwell y Clem. Se baja los auriculares y seguramente Axwell destilando vivacidad como siempre ya estaría esperando un saludo si quiera chocando con los puños, era difícil estar triste frente a este tío, pero la verdad era que ver a Clem y percibir su entusiasmo le hizo brillar un poco el día. Primero saluda a Axwell, puño y unas palmadas en la espalda en un medio abrazo, a menos que dejara un rato a su chica, entonces sería un abrazo completo. -Bro- luego a Fia, acercando el rostro para besar su mejilla, ya lo hacía por inercia que en su tierra era lo común. -Fia que tal?- Apenas un toque respetuoso, dejando lo mejor para el final. Se gira a ver a Clem, le sonríe acercando sus manos para tomar las de ella quería besarla pero no sabe si le sentará bien hacerlo en público y menos con Mena cerca, así que contiene esas potentes ganas de ir a por sus labios y tomarla en brazos, alzarla con fuerza y comerle la boca, solo acercando su rostro para besar su mejilla, pero dejando sus labios sobre la tersa piel de Clem, aspirando su fragancia tan fina y dejando que ella perciba la suya, dulce y cálida como es él. -Hmm... sabes y hueles rico... Clem...- espera que si ella quiere besarle gire el rostro, entonces bebería de sus labios unos instantes. Fuera que la besase o no, se pone al lado de Clem, pretendiendo que al menos se sostengan de una mano.

-¿Qué decían de fiesta?-

Todo el ajetreo alrededor de los panfletos, como era de esperar, acaba llamando la atención de los profesores que comienzan a llegar e incluso de la mismísima directora Burton, que sale de su despacho donde espera una modesta cola de otros profesores.

Es más… Normalmente el curso inicia con un evento de bienvenida en el auditorio; ¿por qué estaba la directora en su despacho y no ahí esperando a todos los alumnos? Gracias a la tontería de los panfletos nadie ha visto a la que había sido su profesora de Clásicos el curso anterior abandonaba el despacho de la directora en dirección a una salida lateral con lágrimas en los ojos.

— ¿Se puede saber por qué hay tanto alboroto? —pregunta la mujer con un tono autoritario potente que no debería salir de una figura tan esbelta como la suya, consiguiendo buena parte de la atención del alumnado. Está el panfleto adulterado, claro, pero también están algunos ojos puestos en los móviles por la nueva publicación de Gossip Girl a la que prácticamente el 99% de los estudiantes sigue y tiene activadas sus notificaciones. Para la directora Burton no es nuevo pero tampoco significa que le agrade. — ¿No tienen ustedes clases a las que asistir? No quieren iniciar este curso con mal pie.

En algún momento uno de los panfletos ha llegado a sus manos, lo que significa que más temprano que tarde el autor o autores estarán en serios problemas. Los más listos se guardan uno o dos antes de que tres profesores comiencen a retirarlos para destruirlos a las órdenes de la directora.

En la confusión sólo unos pocos han notado que Alexander ha bajado los escalones de la entrada al trote y se ha subido en otro coche diferente al que le había traído.

Cuando por allí apareció Clem, Axwell la reconoció como… la pseudo novia de Aaron. Al que por cierto hacía días que no veía, desde que fueron al Batting Cage hace más de una semana.
Y tampoco veía por ahí ahora…
Le vino una imagen de Aaron desnudo, encadenado a la cama de Clem, con la espalda llena de latigazos… pobrecito.

Reprimió una risa por su perversa imaginación y saludó a la rubia.
A los novatos quiero adoptar. Antes de que sean devorados por alguna fiera de instituto… bromeó, casi le da por preguntar por Aaron, pero al fin y al cabo él mismo reconoció que no eran pareja, así que lo dejó estar.

Pero casi como respondiendo a sus dudas, por allí apareció Aaron poco después.
Ohhh, ¡eres libre! dijo de repente, y ante su cara de confusión, se puso a reír.

¡Nada, tonterías mías! ¡Wassap bro! chocaron sus puños.
Ya pensaba que me había quedado sin profe de español. ¡¿Qué enseñas hoy cabrón?! dijo aquello último en un español macarrónico, que daba bastante risa.

Le dio un par de palmadas en la espalda y respondió a su pregunta sobre la fiesta.
Ah sí, queremos invitar a los novatos al Dumbo Hall. Con suerte habrán cambiado de música… no… seguro que no tenemos tanta suerte…
¡Pero vente! Y tú también eres bienvenida… miró a Clem, con una sonrisa cómplice.

No tardaría en aparecer por allí Cassie, quien era la mejor amiga de Fifi y como tal merecía una consideración especial por su parte.
Pero no parecía de muy buen humor, así que la saludó cuando pasó por su lado.
Te la dejo un rato… le dijo a Cassie, refiriéndose a Fía.

Le dio una caricia en la mejilla a su novia cuando se iba en dirección a Kotku y Xavier. Se puso entre medio de ambos, abrazándolos por los hombros.
¡Hey chavales!
Soy Axwell, el presidente de “Save the Freshman”*. dijo en un fingido tono serio de ejecutivo. …y estoy aquí para invitarles a socializar en el local llamado Dumbo Hall… siguió con su tono de ejecutivo, hasta que se empezó a reír.

¡Es broma! ¡Pero molaría una organización así, eh! Pues eso chavales, si os apetece os pasáis por ese sitio. La música es bastante mala, pero es como el lugar de moda en este instituto. Si os ven por ahí, seréis visibles aquí dentro. Y…suelen haber pivones…. susurró eso último con una risa maquiavélica.

Esperó a que se presentaran ellos, para darles la mano, pero la aparición de la directora lo precipitó todo.
Se fue corriendo hacia su clase, dándole un toque a Fifi en el trasero.
Hora de clase señorita… le dijo imitando la voz de la directora. Le guiñó un ojo, dándole su mochila.

– Uy, vengo de un sitio peor que una academia militar – respondo al comentario de Mena, desenfadada. En realidad nunca he estado en una academia militar, pero de dónde vengo podría ser bastante parecido. No añado nada más, porque me encanta el suspense y prefiero dejarlo ahí, y además la que parece la directora del centro sale para mandarnos a todos a pastar. No lo hace literalmente pero...bueno, casi. Frunzo el cejo, ¿no se supone que dan una bienvenida a los nuevos o algo así? Porque yo no tengo muy claro dónde tengo que ir. Aunque Mena mencionó que era de último curso, como yo, así que supongo que puede serme de guía. Parece maja así que no creo que tenga problema en ayudar a una pobre novata. Y tengo que aprovecharme antes de que se sepa que la borde de los panfletos ha sido la menda... Ahí seguro que más de uno se me tira encima. Y yo preocupada (nope).

– Me pego a ti, Mena. Yo también estoy en último curso y no tengo ni idea de dónde tengo que ir ahora que la directora nos manda a clase – comento – ¿Tú también eres de último curso, Shirin? – le pregunto a la chica castigada y controlada por su hermano.

Poco a poco va entrando todo el mundo. Yo no soy mucho de multitudes así que en grupo pequeño me siento más cómoda. Espero que no se junten de repente muchos amigos de estas dos.

Asentí al comentario de Mena sobre mi hermano, aunque desde dentro cada cual tenía su valoración - sí, mi hermano pasa bastante de estas movidas. Supongo que aún recuerda las suyas - Malek no había sido precisamente un alumno ejemplar, de ahí que cuando se enteró de lo que había sucedido en la fiesta tratara de rebajar la intensidad de lo ocurrido con mi madre. Pero a la vez no dejaba de ser alguien que viene a ocupar el puesto de mis padres en su ausencia - lo que pasa es que ahora lo tengo encima. Ya tú sabes, hace preguntas, se pone al día de con quién estoy, con quién salgo, vaya, que hace su agenda de control - quería pensar que eso no lo hacía para acto seguido enviarle a mi madre un informe sino que probablemente era por conocer él a más gente. Malek era capaz de tirar del hilo de mis compañeras para acabar conociendo alguna madre o familiar que le pareciera interesante. Vaya si era capaz.

Apareció la directora para mandarnos a las clases. Sin duda el primer día de clase se había montado un follón de gente en los pasillos que empezaba a ser molesto. 

- Tengo que pasar por la taquilla, creo que me he traído más libros que clases hay hoy - igual era la resaca pero por no haber traído de menos había ocurrido exactamente lo contrario. Mi mochila estaba llena y no pensaba ir con todo ese peso hasta la clase - sí, sí, soy de último curso ¿tú, también Robin? Ah, genial. Si quieres te puedes sentar conmigo... Por cierto, habrá que entrar en clase antes de que ocupen los mejores sitios. Me da algo si acabo en la primera fila - no es que huyera a posiciones más retrasadas pero odiaba la primera línea, estar sentada tan adelante te hacía ajena a cualquier comentario o broma que ocurriera, aparte que los profes siempre prestaban más atención a los primeros bancos.

Vi pasar a Cassie con un humor de perros, ni siquiera me atreví a saludarla. Igual estaba molesta por lo ocurrido la noche anterior.

El comentario que Xavier le lanza al chico que le alcanza uno de los panfletos le hace subir la sangre a las mejillas, y Kotku trata de pensar en otra cosa. Ciertamente su nuevo amigo - ¿le puede llamar así o es quizás demasiado pronto? - es mucho más desvergonzado que él. E incluso le sugiere aventurarse y conocer al club de teatro por su cuenta. Kotku se dispone a responderle que le parece una idea genial hasta que súbitamente se ven aprehendidos por un chico que parece doblarle el tamaño.

— ¿Dumbo Hall? — Kotku repite aquel nombre, que le suena ajeno y exclusivo, como todo en ese colegio. Cuando se gira a ver al chico que les hace tal invitación, se da cuenta que es el mismo de la entrada triunfal de unos momentos atrás. — Un gusto en conocerte Axwell, mi nombre es Kotku. — Le dedica una de sus mejores sonrisas, agradeciendo la invitación, quizás el encontronazo con aquella chica* en la entrada no era más que un caso aislado. No todos los estudiantes del Constance-St.Jude's parecían ser tan malos después de todo. Mira a Xavier, indirectamente esperando a que responda a tal invitación por los dos.

En ese momento, la directora aparece por los pasillos arreando a los estudiantes para que vayan a clases. Axwell desaparece de la vista de ambos para evitar meterse en problemas y Kotku debería hacer lo mismo. — Supongo que debería irme a mi salón, si puedo encontrarlo, ¿nos vemos después de clases? — El muchacho rebusca entre sus bolsillos y saca un iPhone que parece haber vivido mejores épocas, ciertamente más anticuado y maltrecho que el del resto de sus compañeros . — ¿Quieres darme tu número y te escribo luego? — Se toma el atrevimiento, acanzándole el móvil a Xavier para que éste le de su teléfono y pueda mantenerse en contacto.

Se despide de Xavier, deseándole suerte con sus clases y con la promesa de encontrarse más tarde, y se acerca a una chica** que parece que puede ayudarle. — Disculpa, ¿sabes donde podría estar mi salón de clases? Hoy es mi primer día, estoy en el anteúltimo año y los panfletos no han sido de mucha ayuda. — Sostiene uno de ellos entre las manos, intentando lucir lo más encantador posible para que se apiaden de él.

A Clementine los novatos le traían sin cuidado, pero todo era una buena excusa para dejarse ver por Dumbo Hall, el sitio de moda entre los estudiantes del Constance-St.Jude's. — Claro, suena bien. Quizás pueda ir por un rato. — Ciertamente también traía una agenda bastante estrecha con todo lo referido a la semana de la moda, pero tampoco podía desatender sus responsabilidade sociales y volverse una paria social.

En ese momento se encuentra con Aaron, quien saluda primero a sus amigos antes de acercarse a ella. Clem corresponde a su saludo en forma de un beso rápido, lo que de todas formas levantaría un par de murmuros a su alrededor. — Hola Aaron. — Le saluda con ojos brillantes, intentando ignorar los comentarios que podrían surgir a su alrededor. Incluso escucha el click de la cámara de un móvil, seguramente Gossip Girl ya estaría enterada de aquello. Aún no había visto a Mena por ningún sitio, y tras su último encontronazo, tampoco tendría intenciones de ir a buscarla. 

Toma la mano del chico y le acaricia los dedos por unos momentos, buscando un poco de apoyo. — No sabía que ya se conocían, supongo que no tengo que hacerte las introducciones necesarias. — Comenta al ver cómo se saludaban Aaron y Axwell. Clem luego se dirige a su amiga. — Lo que me recuerda... ¿me acompañas al baño? — Ha pasado mucho desde la última vez que han hablado, y ciertamente tienen que ponerse al día tras todo lo ocurrido en la fiesta. Espera a que Fía le acompañe y se dirigen juntas al interior del colegio.

— ¿Nos vemos más tarde? Suerte en tu primer día. — Es lo último que le dice a Aaron, antes de despedirse guiñándole un ojo.

Justo cuando Axwell le dejaba a Fía, Cassie terminaba de escuchar lo último de la tipa con la que se estaba peleando por teléfono.

— ¡¿Que tengo que ir a donde?!

El enorme grito que pegó pudo haber dejado sordo a cualquiera lo suficientemente desafortunado para pasar a su lado. Arrojó el celular a su bolsa, hecha una furia. Por fin se acercó a Fía, demasiado alterada e hiperactiva como para ver qué o a quién estaba interrumpiendo. Solo llegó al grupo, todavía con el cabello revuelto y roja hasta las orejas.

— Un idiota se me atravesó saltándose un semáforo y soy yo la que se queda sin motocicleta. — no se podía creer la mala pata del día de hoy. — Y no solo me culpan a mí y me quitan la motocicleta, ¡Ahora quieren que vaya a clases de manejo de la ira! — a la mierda los tres mil dólares de multa, ella no iba a tumbarse por veinte semanas a una silla a escuchar a otros más zafados que ella. — ¿Alguien o los papás de alguien saben dónde puedo contratar un par de mercenarios para sacarla yo misma?

Estaban Aaron, Axwell, Clem... 

Pareció relajarse al ver a Shinrin. Igual era que ya había soltado parte de su frustración con Fía. Pero es que esa motocicleta significaba mucho para ella. Su mejor amiga sabía que no solo era un tonto regalo de papá. De niña soñaba con ella, y su papá quería borrar todas las carencias pasadas. Era un tarado a veces, pero le debía todo a ese tarado, y lo amaba. Tanto, que a veces no admitía lo que su disfuncionalidad la molestaba.

Suspiró.

— Apruebo la moción de adoptar a un nuevo, antes de que se lo coman vivo. ¿Escuchaste cómo le habló la otra tipa? — sin Fía, se la habrían comido viva.

Buscó a los demás con la mirada. Shin estaba platicando con otra nueva, quizá haciendo lo mismo.

— No me lo vas a creer, pero ayer estaba peor que Frankenstein tras recibir el rayo, y la acompañé a su... "casa". Creo que sus padres son un asco. — era irónico, hasta un poco hipócrita, que a ella (descendiente de dictadores) no le juzgara como a Alex. — Quizá debería de saludar... Sirve que veo que tanto recuerda de anoche. ​​​​​​​​​​​

Axwell exclama algo de ser libre, entonces cito un meme -"No digas mamadas, Mary Jane."- Creo que era del primer Spiderman o algo así. -La palabra de hoy es: Guapa.- Ya sabía que Fia la conocía, le guiñó un ojo con complicidad, quería que Axwell la usara con ella, de alguna manera si cabía alguna duda de que Aaron guarda resentimientos ahí se acababan; pero él estaba preparándose para susurrársela a su chica.

A Aaron le sudaba lo que dijeran los demás, pero notaba como Clem dependía de ello, al menos en su corta comprensión de ello no demandaba nada más y aceptaba lo que le podía dar. Pero si que fue duro no tomarla del rostro y beber de sus labios hasta saciarse... era lo que tenía ser un sur americano que clamaba por tanta piel. Por ahora: aguantarse.

Un beso corto -Estas muy guapa...- le susurra. Tras esa dulce caricia de sus labios y el cruce de sus miradas. Quizá hubiera sido insuficiente pero sentir la mano de Clem tomarle y apoyarse en él le hacían sentir mejor, que si había algo entre ellos, algo especial.

-Jajaja, sí, con este sujeto hasta ir a practicar bateo se vuelve un peligro. No me quiero imaginar como les van en sus citas, chicos. Ten cuidado Fía jajaja.-  Bromee con Axwell. -El Dumbo Hall...- afiló los ojos un instante, no tenía idea de que era pero percibir a Clem interesada y dispuesta era todo lo que necesitaba. -Con la música que haya, se moverán los huesos.-

El grito de Cassie le hizo verla con cierta preocupación al acercarse, por como cuidaba de las chicas en la fiesta le parecía buena persona... pero claramente tenía problemas emocionales. -Hola, Cassie.- la saluda cortésmente. -Bueno hay tramitadores que pueden hacer el papeleo por ti, pero suplantarte en las clases si es un delito hasta donde sé. Lo siento.- Se enconje de hombros, no tenía una solución sencilla para ella, o no una que ella quisiera. Cassie Habló de Shirin -¿Crees que le vendría bien apuntarse a los Dumbo Hall?...- Para Aaron sin malicia, implicaba ir a bailar y pasarla bien, no necesariamente emborracharse o drogarse.

Era algo lindo ver que las dos amigas se llevaban bien, así como los dos amigos; así se despedirían de sus respectivas parejas. Aaron se quedaba con las ganas de más Clem, ella le atinó y le dejó un hermoso recuerdo de sus preciosos cabellos rubios en el aire mientras ella se gira y para cuando estos caen sobre su espalda, ella le guiña un ojo. Aaron tuvo cara de bobo unos instantes, suspirando hasta que un codazo de Axwell o el mismo ruido de cualquier otra cosa pasando en la escuela le hace reaccionar y responder.

-Puede asegurar que así será, señorita Penhallow, nos veremos luego. Y va teniendo un buen comienzo este primer día.-

Se giraría para andar con Axwell a ver que le espera por su lado. -Oye, tío ¿Puedes creer que recién ante ayer se me fue del todo el moratón del puño?-

—Pero... Ax, boni... —intenté decir y se me fue, inquieto como él solo—. Yo también te quiero. 

Le solté divertida cuando la gente se fue acercando y yo que no me enteraba de nada—hacía que no en verdad—porque era más fácil sobrellevar el día a día en el Constance. Además no era mal plan llevar a los nuevos a ese lugar, super pijo, daba un poco de asco, pero era un pase muy bueno para aspirar a las grandes ligas. ¡Podría darles mi lugar! Maldita sociedad de élite aburrida y superficial. 

Luego de soltar un suspiro, varias cosas suceden al unísino y quisiera ser mutante para dividirme en varias Fía así podía estar en ambos lados y no tener que elegir como ahora. Miré a Cassie y si me dejaba, le daría un abrazo bien sentido para que bajase las revoluciones, era cómico pero ella tenía mucho corazón, ir a un taller de control de Ira sería la hostia con ella. Me apuntaría solo para verla y fingir que me saco de quicio, todo sea por las risas. 

—Hola Cass—saludé y de repente me habló Clem—. Te acompaño, ¡claro! 

Y en ese interín saludé a Aaron con una sonrisa, estaba todo super con él y me cae genial. Espero no tengo rencores hacia mi persona, además menos mal que no me metí en el lío de las "mejores amigas". En medio se me desahoga Cassie con una verborragia que amo, sí. La conocía y pude entender como si fuera mi moticicleta, así que pese a no tener ira en mi, me dieron ganas de matar al tío. 

—Corazón, la acompaño a ella y me guardas un lugar ¿si?—pregunté—. Tengo una conversación pendiente, es mejor no retrasarla, pero nos lo pasamos después el rato juntas. Como siempre. 

Le di un beso en la mejilla a mi rubia favorita, en eso viene el toque en el culo de Ax y doy un pequeño saltito, sonrió divertida. Indico a Clem que me espere y corriendo voy a darle un morreo a Axwell, esos besos que son arrolladores y muy apasionados. Tras soltarlo, miro a los chicos que estaban a su lado, le susurro al paso una tontería a Aaron.

—Lo siento, así no lo echo de menos por si no me toca en la siguiente hora—dije sin importarme nada, volví a mirar a mi rubio sexy y le saqué la lengua, quería besarlo de nuevo porque nunca son suficientes sus besos—. Te veo luego. 

Y volví al ruedo, que locura. ¡Tanta gente! ¿Dónde estoy? Ah si, Cassie que la veo luego y charla con Clementine ahora. Tantas cosas...

—En nada te veo Cass, recuerda un lugar a tu lado—agregué al iniciar el camino hacia el baño junto a Clem—. Perdona, aquí estamos. 

Bonito caos.