Partida Rol por web

—Quítale la tontería a mi amiga y que sea feliz de una buena vez, que se joda en GG y todas esas mierdas—susurré al pasar a Aaron. 

— Una mierda. Pero vamos, seguro que te portas bien tres días seguidos, se aburre y se olvida —intento tranquilizar a Shirin con ese tema, porque de verdad, es un suplicio horrible tener a tu hermano mayor respirándote en la nuca mientras tú sólo intentas vivir tu adolescencia a tope. Al menos ella sólo tiene uno.

La directora Burton aparece para calmar las aguas, o al menos intentarlo, mientras algunos profesores requisan todos los panfletos posibles. Como a León le ha hecho gracia e iré a verle, guardo deprisa el mío en el bolso.

— Claro, sin drama —sonrío a Robin. Es agradable, graciosa, pero lo más importante: ajena a todo el caos social en el que ahora estoy metida. Necesito hacer otros amigos, me parece. Tampoco estoy sorda, sé perfectamente que Clem ha llegado y no está muy lejos; es que he decidido no darme la vuelta para evitar confirmarlo.

Shin tiene que pasar por su taquilla, yo tengo Informática (una de las asignaturas menos populares para lo interesante que puede ser), y Robin…

— Déjame ver qué clase tienes ahora y nos organizamos —le pido con un aspaviento, justo cuando se acerca también quien debe ser otro novato por su pregunta, pero hasta que no lo dice habría jurado que era de primero de secundaria (Kotku). Así, de repente, me he convertido en guía. Suspiro aceptando mi destino. — Bienvenido entonces, ¿qué asignatura tienes a primera hora?

Hago una mueca, pero no es por él. He sentido pasar el perfume de Clementine y me ha sentado como una patada en la boca del estómago.

Odiaba volver a la escuela y sobretodo el primer día porque la gente te daba la brasa preguntándote acerca de tu vida privada. Siempre era lo mismo, que adónde fuiste, con quién, las fiestas, a quién conociste, con quién te lo montaste y por si todo lo anterior no fuera suficiente, sacaban el móvil y empezaban a mostrarte fotos y fotos como si a una le importara toda esa mierda algo. 

Aggg - escuché el timbre. Tenía que salir del baño y afrontar la realidad. Aunque también podía quedarme allí dentro y pasar de todo. Miré el interior del bolso, joder se me había olvidado hasta el mechero - menuda mierda - ya empezaba la cosa mal.

Me miré en el espejo tratando de darme ánimos, al fin y al cabo, el primer día no solían dar materia los profes. Igual con un poco de suerte, nos dejaban salir antes. Crucé los dedos para que hubiera nuevos, las presentaciones solían durar bastante con la movida de avasallarlos a preguntas, como si hubiera prisa. No vaya a ser que se te sienten cerca y no sean de los tuyos. Me partiría la raja si llega alguno normal y los manda todos a la mierda - que se jodan.

Abrí la puerta del baño y salí con mis cosas para atravesar el pasillo camino de la clase. Pretendía llegar sin pararme a saludar a nadie, sin embargo...

Nada más abrir la puerta me choco con dos tías, se me cae la bolsa y se me desparrama por el suelo del pasillo - ¡¡Jooder!! - me fijo y resulta que una es Clementine, la odiosa rubia estirada que se cree el centro del universo - Imbécil, me has tirado las cosas. Ahora vas y las recoges - viene acompañada de Fía, a la que no he tratado mucho, pero me da igual, porque la Clem me ha tirado las cosas y ahora la gente nos está mirando.

Yo tratando de pasar desapercibida y me cruzo precisamente con Clem, hay que tener mala suerte. Encima es que se ha quedado parada ahí delante, no sé qué coño le pasa - ¿Qué, lo vas a recoger o es que no te puedes agachar? Vale, ya lo hago yo, a ti seguro que te duelen las rodillas de comer tantas pollas.

Cuando estaban por emprender camino hacia el baño junto a Fía, se les cruza por el camino Cassie hecha toda una furia. Clem entiende poco y nada acerca de todo aquel motocicletagate, pero la chica parece bastante consternada y se solidariza con ella en silencio. ¿No podía simplemente hacer un par de llamadas y dar por finalizado el asunto? O al menos eso era lo que se solía hacer en aquel mundo. No hace ningún comentario mordaz y simplemente se encoge de hombros cuando propone ir a saludar a Shirin. Clementine dirige la vista hacia donde Cassie señala y la compañía de Shirin hace que desestime de tal idea. Clem parece arrugar la nariz; es la primera vez que ve a Mena luego de aquel desencuentro en Dumbo Hall y realmente le apetecía poco y nada saludar a quien solía llamar mejor amiga.  

— Estábamos por ir al baño a ponernos al día, adelántate y saludala por mi si quieres. Luego te dejo a Fía para ti. — Es lo último que le dice a Cassie antes de lanzarle un beso al aire. Cassie y Clem no son precisamente amigas, debido a la naturaleza opuesta de las rubias, pero podían coexistir.

Engancha su brazo al de Fía y, adentrándose entre el caos del cuerpo estudiantil en plena ebullición, se dirigen hacia el baño. — He querido hablar contigo hace rato, porque últimamente parece que nos enteramos de la vida de la otra a través de Gossip Girl. De hecho, te estaba por preguntar si... —  Al momento de abrir la puerta del baño se topa de bruces con una chica que parece incluso tener un peor día que Cassie. Las pertenencias de Harley quedan desperdigadas por el suelo y lejos de disculparse, insulta a Clementine de pies a cabeza. 

A Clementine le hierve la sangre, y de no estar en un lugar tan público le soltaría agravio peor del que ha pronunciado, pero la rubia mantiene la cabeza fría y le dedica una de esas sonrisas falsas que ha perfeccionado a lo largo de los años. Es extraña e inquietante la calma que parece mantener en una situación así. Ciertamente no va a ser ella quien recoja las pertenencias de aquella tipeja, y al quedarse totalmente impasible, es Harley quien debe agacharse a juntar las cosas que están en el piso.

Clem es rápida y mueve su pie de manera tal que el taco de sus Manolos le da de lleno a la mano de Harley. Hace un poco de fuerza, asegurándose de que le duela.

— ¡Uy perdona! ¡Qué torpe estoy hoy! — Se disculpa Clementine, lo suficientemente alto para que todos los que estén cerca de ellas escuchen sus falsas disculpas. Levanta el pie una vez que se asegura de que le ha hecho suficiente daño a la Billie Eilish wannabe. — Quizás con esto aprendas a tener un poco de modales, freak, ¿Acaso no sabes que el slut-shaming ya ha pasado de moda? — Murmura ahora, sólo para los oídos de Fía y Harley. 

- Bufff, informática, qué chungo - no tenía la misma afinidad que Mena para las asignaturas de tecnología, yo era más de literatura y educación física. Miré mi horario y comprobé que tenía-  biología - suspiré - menos mal que es el primer día, porque si me dicen que hoy toca diseccionar la rana, te juro que vomito - recordaba que el año pasado me había puesto pálida cuando tocó cortarle la tripa y empezó a salir toda la bilis super asquerosa, me había tenido que levantar e ir al baño. Aún así, muy mal por haber metido lo lunes a primera hora biología, eso implicaba que los experimentos con animales iban a venir después del desayuno.

A pesar del jaleo que había de gente moviéndose por los pasillos, hablando con las amistades, la aparición de Cassie fue algo que no pasó desapercibido. Su tono de voz, sobretodo cuando estaba de mal humor era fácilmente distinguible. De hecho, recuerdo cuando llegué a la escuela, me aprendí y memoricé todos los tonos que tenía la gente, las distintas entonaciones, acentos. El idioma una vez que lo sabías, era fácil desenvolverte con él pero escuchar mil acentos distintos confundía muchísimo. Por suerte, ahora ya los distinguía muy bien.

Cassie había tenido un problema con la moto. De primeras me preocupé, igual había tenido un accidente, pero no vi vendaje alguno y sí que se le notaba muy mal humor, así que, supuse que los daños en todo caso, los habría sufrido la moto. De todas formas, me acerqué para averiguar lo sucedido, aunque viendo los aspavientos y el tono, lo hice precavidamente, osea con lentitud, con miedo - es...estás bien ¿Te pasó algo? - no parecía tener ni rasguños en la ropa, aunque si se hubiera caído igual se notaba, lo más probable que no hubiera ido al cole, no estaría allí - yo ayer... siento lo que ocurrió - Cassie me había acompañado precisamente por encontrarme indispuesta, tuve que abandonar la fiesta antes de tiempo - igual te querías quedar más... no medí - estaba pidiendo disculpas, me sentía culpable.

Miré al suelo, abochornada por las circunstancias - luego en el coche... yo... estaba mal, no controlaba - no había sido un viaje cómodo - dije cosas que... - acerqué una mano a mis mejillas, notaba un sudor frío, me estaba poniendo nerviosa y a la vez acalorada. La miré a los ojos - me gustaría... una segunda oportunidad, si quieres... - bufff, pareció como si le hubiera contado un gran secreto, me sentí aliviada. De hecho, volví a escuchar el ruido ambiental y sentirme una más en aquel pasillo. Pero ella seguía allí, delante, sin decir nada. Rápidamente maniobré - ¿te gustaría conocer mi casa? Tengo piscina, puedes venir a darte un baño después de clase - me era mucho más fácil hablar de la casa que seguir la conversación donde la había dejado - piscinas. 

No los iba a recoger. Así que, dicho y hecho, me doblé para recuperar todo el material que se había esparcido. Pero la muy puta se acercó con la suficiente discreción y me pisó la mano. Me mordí los labios hasta hacer sangre pero mi boca no escupió ninguna queja a pesar de que me clavo el tacón, dejándome una herida en el dorso de la mano.

Rápìdamente me la cubrí con la otra, comprobando el alcance de la herida. Doblé los dedos varias veces y lo hice con cierto dolor porque me tiraba la piel. La muy puta, mientras tanto, se disculpó con aquel tono más falso que una moneda de cien pavos. La miré con odio y antes de hacer nada, observé quién se encontraba cerca (profesores, directora, otros compañeros). Salvo por Fía, tenía el camino despejado para soltarle una buena hostia si lo hacía rápido, antes de que alguien se le ocurriera mediar. Pero estaba Fía y conociendo a aquella ramera de color platino, no dudé un sólo instante en prever que la utilizaría de escudo para evitar el golpe.

Así que opté por otra vía.  Como me encontraba doblada para recoger mis cosas, me impulsé hacia arriba para agarrarla del pelo y atraerla hacia mí, tirando de aquella melena rubia sin miramientos - ¡¡cómo eres tan puta, Clem!! - la empujé contra la puerta del baño violentamente para que se introdujera y quedara al margen de la gente del pasillo. Y avancé con la intención de soltarle unas cuantas hostias dentro.

El sitio parecía lleno de vida de repente. Todos de aquí a allá, con sus superinteresantes historias y dramas. Era un poco rollo ser de los nuevos y no estar al tanto de todo el salseo, aunque suponía que se terminaría enterando de todo lo que fuese de dominio público con el tiempo.

—Vaya, se agradece la invitación. Yo me llamo Xavier —se presentó después de Kotku.
El sitio con ""pivones" (pronuncido con risa maquiavélica) no le sonó muy interesante. Pero si alguien que había llegado al instituto con "mi Nena" a todo volumen, decía que la música allí era mala, quizá hubiese esperanza para el local de moda. Al menos le agradecía la invitación y el esfuerzo de socializar. Era una forma amigable de empezar a conocer los compañeros.

Miró al pelirrojo y añadió:

—Creo que podremos pasar a tomar algo.

Antes de que le pudiese preguntar a qué hora iban todos, ya se había esfumado. Axwell, la tormenta tropical, de una esquina del atlantico a la otra sin quedarse quieto.
Tomó el móvil del chico y se anotó a sí mismo en la agenda ajena como "moreno sexy"

Mientras apuntaba las últimas cifras, escuchó alguien gritar que necesitaba mercenarios.
«Te recomiendo Academy, en concreto la subdivisión Blackwater Armored Vehicles. Triple Canopy también están bien» pensó sin acercarse.

Xavier se encaminó hacia su primera clase: literatura. De camino mando un mensaje para preparar una sesión de compras antes de visitar el Dumbo.

Lo reconozco: tengo un nivel de atención muy frágil, y se disipa con facilidad cuando el grupo en el que estamos empieza a hacerse más grande. Saludo a los que van llegando sin hacerme notar mucho, ya que se me dan mejor las reuniones más reducidas, y si no se interesan en preguntar, también veo innecesario mencionar mi nombre. Además, han empezado a hablar entre ellos así que eso me facilita las cosas. No es que sea introvertida, ni mucho menos, pero me da algo de pereza la gente en general. Y tampoco me fío de cualquiera. Supongo que por eso me cuesta tanto hacer amigos, que conocidos tengo muchos.

Entonces, y como caído del cielo, empieza a armarse un alboroto. Un lío de los buenos: niñas pijas enzarzadas. Y una de ellas que parece que va de chunga. Ese tipo de ricos me dan aún peor vibra que los "normales", porque van de duros y de malotes, pero seguro que papá y mamá les tienen bien cubiertas las espaldas. Todo parece más o menos controlado hasta que la chunga engancha del pelo a la rubia y la empuja hacia los baños.
Lo reconozco, se me escapa media sonrisa divertida. Oye, que igual no voy a aburrirme tanto en este sitio como pensaba.

–Imagino que a esto te referías con sobrevivir el primer día, Shirin... – no puedo evitar reírme suave. Si hace un momento me había advertido, y justo pasa esto, empiezo a pensar que no iba tan de farol ni tan exagerada como yo creía en un primer momento.

El grupo de chicas con el que se ha topado tampoco parece ser del todo malo, e incluso una de ellas ha ofrecido su ayuda. No todos parecían ser tan malos. Se presenta ante las demás chicas que parecen acompañar a su nueva guía, e intenta memorizar sus nombres lo mejor que puede. Demasiados rostros y nombres nuevos, y el día aún no ha comenzado oficialmente, aunque el ambiente estaba bastante ajetreado. 

— ¡Gracias! Mi nombre es Kotku, por cierto. — Con una sonrisa nerviosa dibujada en los labios, se presenta ante la más bajita de las chicas ¿Mena era su nombre? Espera no equivocarse. — Creo que tengo que encontrarme con la profesora Keller y luego unas clases de...

Pero un alboroto a pocos metros parece detener la escena y las inquietudes de Kotku quedan a segundo plano. Dos chicas parecen pelearse, escucha los insultos de otra y pronto les pierde de vista entre la multitud que se va formando. Mira a Mena para ver su reacción, sin decir nada al respecto,preguntándose si aquello era normal en un colegio de élite.

«Supongo que los bullies son lo mismo en el Bronx como en Manhattan... »

Ya dispuesta a dirigirme hacia los baños junto a Clem, me encuentro con la bonita sorpresa de que Harley abandona el lugar de una forma bastante caótica. Ella era así, me encantaba su personalidad, pero si juntas a la rubia con ella, son dinamita. Por suerte era un poco Suiza y no solía intervenir cuando hay una guerra, pero siempre hay excepciones y está era una de ellas. 

En medio de un insulto, una acción y una cogida de cabellos. Casi estuve a punto de quedarme a un costado, observar la situación y esperar a que se desquiten, a veces la tensión generaba esto, muestras de ira bastante divertidas de ver, solo que la imagen de Clem iría al piso y no estaba segura de que la rubia fuera capaz de lidiar con este momento de vulnerabilidad. 

Decidida me coloqué en medio y con mi mano, le quité el agarre a la morena. 

—Hola guapa, me encanta verte en acción pero... No es el momento —dije sonriendo—. A veces tiene ganado un buen tirón de cabello y un enjuague de cada en el vater, pero no deja de ser mi amiga. A ninguna les beneficia esto y nada, me gustaría que nos pudiéramos al día... ¿Nos toca la misma clase? 

Cambiando completamente de tema, me mantuve entre medio de ellas y miré a Clem para que esa soberbia no vuelva a provocar otro acto de humillación gratuita sobre ella misma. Harley no tenía una imagen que cuidar, le daba igual, pero la rubia vivía de ella. Ninguna era santa, pero... Había que mantener las cosas en línea. 

—Hagamos un acto de paz momentáneo... Además, no esperan está pelea, sino la de ella y Mena—dije en broma, aunque era cierto eso—. Estamos en el Constance, como esto se filtre, la Directora se divertirá con esto. Seamos astutas. Así que...

Miré a Clem. 

— Discúlpate—luego miré a Harley—. Y tú también. 

Toda conversación, todo intento de los profesores de llamar a la calma después de la nadería de los panfletos, queda en el aire cuando el estruendo de la maldición de Harley Jansen quiebra la relativa normalidad de un primer día en Constance. Enseguida hay curiosos desechando la idea de ir a su primera clase por ver a la princesa punk ladrarle a la princesa de Instagram, o en el caso de Jimena o Monet, incluso grabando con sus teléfonos la escena en previsión de algo inevitable: el choque de titanes. Un discreto y elegante taconazo contra un agarre de cabello.

Desaparecen ambas tras la puerta abatible del baño femenino, espantando en abrupto a dos integrantes que son más sabias que meterse en esa clase de problemas antes de la primera clase del curso.

Detrás no tardan en entrar los profesores que habían estado requisando los panfletos, un latino corpulento treintañero al que nadie conoce todavía y una coreana más mayor, menuda pero con la fuerza sobrada para apartar a Clementine y Fía de Harley cuando su compañero, con facilidad, se interpone entre ellas y la morena. Una suerte que Fía ya las hubiera apartado.

— ¿No podrían guardar esta energía para el lacrosse, señoritas? ¿Tan pronto quieren acaban en el despacho de la directora? —la profesora Jo, entrenadora de natación y lacrosse, apenas necesita levantar la voz gracias a la acústica del baño y a que el resto de curiosos se mantienen en el pasillo con los teléfonos apuntándolas. — ¿Alguna quiere explicarnos a los padres de quién tendremos que llamar?

Le podría haber pegado una torta cuando la agarré por el pelo sin embargo se interpuso Fía entre nosotras dos y acabé hasta soltándola. Aún así le sostuve la mirada a la rubia, para que no pensara ni por un momento que sino llega a estar Baxter allí, las consecuencias habrían sido otras.

El comentario ácido que le dedicó a su propia amiga me sorprendió un poco, había olvidado cómo se las gastaba Fía - está bien. Pero... - les mostré mi mano, tenía una herida fea - toco el viernes, espero que no me afecte porque sino vas a tener un problema rubia - no estaba en mis planes no tocar, pero de no hacerlo, otros serían quienes pagarían las consecuencias y más le valía a Clem que aquello se enfriara porque la gente con la que salía no se tomaban bien estas cosas. 

Fía apagafuegos volvió a intervenir para rebajar tensión y desviando la conversación, haciendo referencia al conflicto que Clem tenía con Mena - ¿En serio? Creí que erais uña y carne - aquella nueva información era muy interesante y me venía genial. Seguramente hablaría con Mena para hacer pinza común contra Clem - Paz... 

En esas se abrió la puerta y entró la koreana, osea la profesora de natación y un latino corpulento que no había visto antes. Se colocaron en medio, creyendo que la disputa seguía al alza. Observé al chico, era grande y fuerte. La Koreana nos amenazó con la típica visita al despacho de la directora y la llamada a casa. 

Metí la mano herida en el bolsillo de mi chaqueta y obvié toda referencia al conato de pelea que habíamos tenido - estábamos hablando, quizás las formas fueron un poco exageradas pero, no hay ningún problema ¿Clem, tú tienes algún problema? 

- Tuve que gritarla porque no me oía, el ruido seguramente... mucha gente en el pasillo... lo estábamos hablando ahora Fía y yo justamente cuando entrasteis - no se habían apartado ni un milímetro de donde estaban, tanto la koreana como el latino - ¿eres nuevo? No te había visto antes.

Me estaba dirigiendo a Cassie cuando todo se volvió un auténtico caos: Gritos, insultos y gente que se mueve en masa para ver qué sucede. También yo traté de enterarme qué sucedía. En esas que Robin me hace un comentario, me giro hacia donde está - ya lo ves tú misma, la gente los primeros días está intratable. Pero luego se calman - esperaba que lo hicieran. Vi que eran Harley y Clem, ya podían intervenir los profesores o aquellas dos podían matarse entre ellas. 

Repasé de memoria la cantidad de cosas que había ocurrido en la escuela sin aún entrar en clase. Primero aquellos pasquines informartivos críticos con la dirección del centro y ahora una pelea entre alumnas - hoy va a ser un día largo - y o mucho cambiaban las cosas o se nos haría muy largo a todos.

Se acercó otro chico nuevo, igual era porque estaba cerca de Robin y se conocían o lo que era más probable, la proximidad de Mena. Seguro que la latina había identificado a todos los nuevos y trataba de orientarlos - estás hecha toda una relaciones públicas, Mena.

A pesar del jaleo que se había formado, aún se podía escuchar bien si estabas cerca, de ahí que regresara a donde se encontraban los demás - Perdona, ¿Cómo has dicho? - me había sonado muy raro el nombre, o igual lo había entendido mal - ¿Kotku? - me sonaba japonés pero el chico no tenía ni un sólo rasgo oriental - ¿es apodo o es nombre? - de memoria empecé a rebuscar en mi mente nombres que contuvieran aquel vocablo o que sonaran parecido: ¿Kotku?, Kotkunario, Kotkusandro, Kotkuliano, Kotku... - es la primera vez que lo escucho ¿De dónde eres, Kotku?

Harley no tarda en sacar sus garras, y termina jalándole del cabello y llevando el forcejeo al interior del baño, dispuesta a llevar aquello hasta límites insospechados. Por unos momentos teme lo peor, porque Clementine claramente no está hecha para ese tipo de enfrentamientos, pero Fía se pone entre las dos en lo que parece ser una especie de defensa hacia la rubia. 

— La próxima te aplasto como la cucaracha que eres. — Le vuelve a amenazar Clementine, claramente afectada y únicamente envalentonada por el hecho de que está ubicada estratégicamente detrás de Fía. Si Harley quería intentar alguna maniobra, tendría que pasar por su ¿amiga? primero. Pero claro que dicha amenaza es sólo eso, porque Clem no es capaz de matar ni a un insecto - literalmente - porque es Yulia (su empleada) quien suele hacer tales tareas por ella.

— ¿Y a tí qué te importa? — Harley parece interesarse acerca de su beef con Mena ante el comentario de Fía y Clementine no tiene ni la menor intención de ponerla al día. Ni tampoco de causar más escenas en lo que queda del día. Se gira frente al espejo sobre el lavabo y se acomoda su peinado lo mejor que puede. 

En ese momento entran dos profesores intentando apaciguar la pelea, y Clementine rápidamente capta la estrategia de Harley de dejar aquello fuera de la mano de la directora. Podría arruinar sus planes y recurrir a las lágrimas y a ser la víctima perfecta - de todos modos parece al borde de echarse a llorar - y dejar que Harley cargue con toda la culpa (después de todo, es ella quien empezó todo eso), pero no sabe donde se ubica la lealtad de Fía y más importante aún, no quiere arruinar su maquillaje. 

— Al único que deberían llamar es al oficial del correccional de Harley. — Le responde irónica a la profesora de natación y lacrosse. Está claro quién es la estudiante problemática entre los dos, pero de todas formas prefiere detener la guerra de momento. — No hay ningún problema, Miss Jo. — Está claro que está mintiendo, pero espera que la profesora les deje en paz. Mira fijamente a Harley con cara de pocos amigos y luego al profesor que no le suena de nada. — ¿Sabes que este es el baño de señoritas, verdad? Da igual, de todos modos ya me iba.

Clementine se lava las manos, se asegura de que su maquillaje y peinado se vean bien, y encara a la puerta del baño enfrentándose a una horda de estudiantes compasivos y curiosos por igual que se apiadan de ella. Muetra su mejor máscara, pretendiendo lucir digna y altiva frente a las circunstancias tan adversas. Le llenan de preguntas y le piden que dé su versión de los hechos. Clem camina acompañada hasta el salón de clases pero aún así, entre la multitud, no puede evitar sentirse irremediablemente sola.

«Vaya primer día... »

Afortunadamente la pelea no parece escalar a mayores gracias a la intervención de unos profesores, pero a Kotku le ha llamado la atención la manera en que todos han sacado sus móviles de última generación para grabar tal acontecimiento, inclusive la chica a la que se le ha acercado a pedirle ayuda.

Se encoge de hombros, restándole importancia a tal suceso. Quizás querían rascar algunos likes en TikTok o algo así. De ser ese el caso, Kotku podría haber dejado pasar la oportunidad de volverse un famoso tiktoker filmando las peleas en su anterior colegio.

— Ah, es un apodo, más bien. Es polaco, al igual que mi familia. — Una chica de ojos cautivadores y rasgos exóticos le inquiere sobre su origen. Ella tampoco parecía demasiado norteaamericana. Kotku le dedica una sonrisa, sabiendo que tendría que repetirlo un par de veces más a lo largo del día. — En realidad me llamo Przemyslaw, pero Kotku es más sencillo de pronunciar y recordar, ¿tú como dijiste que te llamabas?

El profesor latino parece un poco desorientado por la forma casual y casi despectiva en la que las chicas se dirigen a él. Desde luego algo que no esperaba en un colegio privado de Manhattan, pero se limita a aparcar esos pensamientos y mantener una posición inamovible gracias a su físico alto y fornido.

Para la profesora Jo esto no es nada más que un día normal en Constance. Ojalá no fuera el primero, es todo.

La reputación de las chicas es la que acaba pesando más, en especial por la huida de Clementine hacia su primera clase entre rumores y cámaras de móvil. Por lo tanto las miradas reprensivas recaen sobre Harley, pareciendo que al menos se le cederá compasión por ni siquiera haber dado inicio oficial el curso escolar.

— Que no vuelva a repetirse. ¡Todo el mundo a clase! —exclama con un par de palmadas la entrenadora, más por despejar el mogollón frente a la puerta del baño. Unos pocos ya habían perdido interés antes al interrumpirse la probabilidad de sangre o extensiones arrancadas. A regañadientes, el resto parece hacer lo mismo.

Me acaba pasando como a Shirin; el nombre del tal Kotku me genera curiosidad, pero no la suficiente como para dejar de grabar con el móvil lo que pueda captar de los baños. Sé que estoy entre nuevos, sé que no estoy siendo discreta, pero tratándose de Clem ya no me importa una mierda. Puedo ser relaciones públicas y odiar a mi ex-mejor amiga a la vez.

Sólo dejo de grabar cuando Clem sale del baño, recuperada como ella sabe y con la gente abriéndole paso en el pasillo como los bancos de peces al pasar de un tiburón. Yo sólo doy medio paso atrás, por más que me apetezca ponerle una zancadilla a riesgo del equilibrio sobre mis tacones de ocho centímetros.

— Te dije que te quedarías sola… —suelto al aire que ella remueve al pasar, como un comentario genérico pero que sé que entenderá si llega a sus oídos. Todo mientras voy buscando la cuenta de Gossip Girl en mis mensajes para enviarle el vídeo que acabo de grabar de la pelea.

Hecho. Puedo volver a ser Miss Simpatía pese a haberme perdido totalmente con el nombre completo del chaval del curso anterior.

— Bueno, bienvenidos los dos a Constance —bromeo para quitarle hierro a la escena pasada. — Kotku, ¿lo digo bien? La profesora Keller lleva Literatura, debería ser fácil de encontrar. ¿Qué clase tenías, Robin?

— ¡Estás aquí!

La exclamación aliviada y aguda de una mujer pequeña, ni siquiera más alta que la menuda latina del grupito, se cuela entre los cuerpos de Shirin y Robin con el rostro dirigido directo hacia Kotku. Sonríe, pero está acelerada y tiene una gran mancha de café sobre la blusa.

— Perdón, buenos días a todos… —se muestra mucho más reprimida al saludar al resto, en especial a las caras conocidas, pero la prisa parece ser más urgente. — Siento la tardanza… —es evidente que trata de llamar a Kotku por su nombre pero ni lo recuerda ni sabe por dónde comenzar, pues su especialidad nunca fue la literatura de Europa del Este. — Soy Katherine Keller, tu tutora este año. Te acompaño a tu primera clase y charlaremos después sobre las condiciones de tu beca.

Tiende una mano al muchacho como saludo.

Sabíamos que el primer día de clases estaría lleno de encuentros, ¿pero alguien dijo ‘encontronazos’? Aproximadamente un sesenta por ciento de mis seguidores adivinó que nuestra particular Reina del Hielo, Clementine Penthallow, se vería envuelta en alguna clase de escándalo antes de finalizar el día ¡¡pero estaban seguros de que sería Jimena quien le tiraría de los pelos!!

Nadie, y lo prometo, nadie había predicho que Harley Jensen atropellaría a C a primera hora. Los motivos no están del todo claros, pero gracias a los diligentes alumnos y alumnas del Constance-St. Jude’s os dejo con una colección de vídeos y fotos del evento. Nos conformaremos con esta versión de #MorenaContraRubia.

5 de septiembre
14:00h

A la hora del almuerzo todavía se comentan los puntos fuertes del día: la pelea de Harley contra Clementine, con apuestas sobre la razón; la llamada de la nueva chica, Robin Ballmer, ya al despacho de la directora; la ausencia de Alexander y de León y ya los planes sociales para la tarde. Ha corrido el rumor de que la nueva pareja de escándalo, Axwell y Fía, quieren organizar una salida al Dumbo Hall para oficializar lo suyo pero de momento nadie sabe nada concreto. 

La hora del almuerzo es un buen momento para aclarar cosas. Y donde se reúne la flor y nata de Constance, las escaleras del MET, el perfecto punto de encuentro.

Anda que han tardado en revisar las putas cámaras de seguridad; ya me ha citado la directora en su despacho. Bien, se avecina primera bronca, y después vendrán las de mis tíos que seguro que lo hacen por separado en lugar de darme la charleta juntos y ahorrarnos tiempo a todos. Bueno, ha merecido la pena. He visto gente que se ha divertido, otra que se ha cabreado... Ha habido reacciones de todo tipo, y eso era precisamente lo que buscaba con mi pequeña travesura. Ahora sólo queda convencer a la directora de que soy una chica original, y que mi panfleto sólo era mi firma de bienvenida para demostrar mi arte. 
No, mejor no lo presento de esta manera...

Pero es lo que tiene estar reformándose, o yo quiero verlo así. Quiero decir, podría haberme dedicado a robar cosas caras (que he visto muchas y variadas) para luego revenderlas y sacar beneficio de ello, y al final me he limitado a un panfleto inofensivo. Mi tutor del centro de menores estaría super orgulloso, pero sé que no va a pasar lo mismo ni con la directora ni con mis tíos.

Supongo que entonces quizás debería pasarme por el Dumbo Hall ese, ya que es posible que se avecine un castigo y, aunque no es que me apetezca demasiado, si es con la premisa de no ver el sol durante un tiempo... Puedo hacer el esfuerzo. Tal vez a mis tíos les guste que haga amistades de bien en este instituto para que me ayuden a entrar en el buen camino. Yo lo veo complicado pero, oye, si logro engañarles de que es así, eso que me llevo. Y aunque, a priori, veía complicado encontrar a alguien majo, lo cierto es que quitando los excesivamente pijos y que se creen famosillos, sí que alguno que otro me ha caído medianamente bien. No sé si para terminar en una amistad, porque al final soy una rancia de cuidado, pero al menos para poder simular que intento socializar con mi nuevo entorno.

Resignada y con cara de hastío, toco a la puerta del despacho de la directora a la hora citada y abro un poco la puerta para asomar la cabeza.

–¿Se puede?