Partida Rol por web

Volvéis a bajar por la ciudad hacia Los Charcos, desde donde una puerta notablemente bien conservada permite descender hacia las cloacas. En esta zona el influjo de la marea se nota más que en otras zonas, pero ahora es marea baja y podéis avanzar con cierta facilidad.

Al cabo de unos cuantos giros y pasadizos, llegáis a otra puerta, ésta provista de mirilla. Yargos llama, y un severo rostro de semiorco os inspeciona brevemente antes de franquearos el paso.

De forma extraña, aquí no hay signos de humedad, y una vez os adentráis en los dominios del Maestre Antorcha parece que hayáis pasado a otro mundo, un mundo de lujo y sofisticación, con muebles elegantes e iluminación brillante. La seguridad es tremenda, y a cada pocos pasos veis guardias fornidos y bien armados, que os contemplan con desinterés pero sin bajar la guardia.

Finalmente llegáis a una cámara en la que hay una lujosa bañera y comprendéis el porqué del nombrecito. Antorcha ha sufrido quemaduras en el 90% de su cuerpo, y permanece dentro de la bañera mientras varias jóvenes le aplican bálsamo sobre las quemaduras.

Lejos de parecer incapacitado por el dolor, Antorcha alza la cabeza al veros y os saluda.

¡Vaya! Una nueva promoción de cachorrillos de la Gran Logia. ¿Qué puedo hacer por vosotros?

El camino, puede ser que fuera de todo menos agradable. Iowar, estaba un tanto cansado de tantas vueltas, recovecos y olor a mar. Sus dotes con los proyectiles mágicos, le habían hecho desarrollar una cierta tendencia a quedar en la retaguardia de los grupos. ¿Por qué? Su camino, su vida, no estaba en recibir y dar. Más bien, su apoyo era lo que tumbaba al enemigo, o más bien... Ayudaba. 

-Vaya camino... El mar ruge. 

El semiorco. ¡Madre de Dios! ¿Qué carajo? Eso si que era algo feo. Pero la verdad era que imponía bastante. Con ojos un tanto tibios miró la decoración. Impresionante. Pero más impresionante era aquel que era "enjuagado" por varias chicas. Los ojos de Iowar se afilaron, divertidos y curiosos. 

-Información... Suele ser necesaria, señor. 

Me quedo entre las sombras, algo distanciado del grupo hacia un lado, observándolo todo. Lo mío es el silencio y la oscuridad...

Shatumal gruñió un poco para demostrar que no estaba amedrentado y dejó a otros la tarea de parlotear.

Denauien se despidió brevemente de su compañero animal antes de adentrarse en las cloacas. No pensaba que fuese lugar para un gran lobo, y tampoco sabía si su presencia podría molestar al Maestre Antorcha, así que decidió que lo mejor era que esperase fuera hasta que regresaran de allí abajo.

El lujo y la sofistificación de la guarida de Antorcha le sorprendieron, no esperaba encontrarse algo así allí abajo, y el contraste con lo que había al otro lado de la pared en las cloacas era muy notable. No le gustaba nada toda esa opulencia, pero necesitaban esa información y no parecía haber nadie más que pudiera ayudarles.

Saludos y bienhallado - dijo con toda la educación de la que fue capaz. Mi nombre es Denauien, y estos son mis compañeros Anaxagoras, Shatumal, Iowar y Tira. Como bien ha dicho Iowar, necesitamos cierta información y el señor Gill, aquí presente, cree que usted puede conseguírnosla. 

Claro, claro, información. Un bien escaso en nuestros días.

¿Y qué información sería esa?

Necesitamos saber dónde se ocultan los miembros de una banda organizada, una cuyo distintivo es un enorme sabueso que escupe llamas de fuego. Tienen en su poder un objeto que en manos equivocadas, como las de ellos, puede traer la perdición a TODO Absalom. Es mucho lo que está en juego... - dice Denauien tratando de dejar claro lo importante y lo urgente del asunto que les trae aquí.

Asiento, mostrando plena conformidad con las palabras de Denauien.

Tira siguió a sus compañeros sumida en un silencio ceñudo, meditabundo. La carrera la hacia sentir bien, viva, pero la tensión de vigilar cada esquina, percibir imaginarias amenazas por el rabillo del ojo la estaba crispando.

"Fantastico" El sarcasmo rezumaba por cada silaba, al contemplar la entrada a las cloacas de la ciudad. A pesar de todo, se ajusto el equipo una vez más, respiró con profundidad un par de veces antes de adentrarse en las entrañas de la ciudad.

El ambiente, cargado y opresivo, parecia encajar con su estado de animo y, para su propia sorpresa, Tira se relajó mientras caminaba por goteantes alcantarillas y lodosos corredores. El olor a salitre lo inunda todo. Caminaban silenciosamente, aunque sus pasos arrancaban ecos extraños de vez en cuando. El grupo caminaba entre penumbras, guiados por la antorcha de Yargoss.

Los dominios del Maestro Antorcha parecen libres de humedad y olores penetrantes, para ligera sorpresa de Tira. Diplomaticamente, la elfa decidió envainar su espada y mostrarse amistosa, aunque distante. Conducida junto a sus compañeros a presencia del supuesto maestro y jefe hampón local, la elfa guardo silencio. Una punzada de compasión mezclada con respeto se abrió paso en el endurecido corazón de la guerrera, al comprender el dolor del señor del crimen.

Afortunadamente, el Maestro Antorcha pronto deja de lado la cortesia para comportarse como lo que es: un facilitador.

Por la descripción, estáis hablando de Nessian y de su banda de advenedizos, los Sabuesos de la Guerra, dijo Antorcha.

Naturalmente que sé dónde se cobija, pero delatar a colegas, por mucho que sean rivales comerciales, no quedaría muy bien en mi currículo, por no mencionar que semejante información tiene un precio que, sin querer menospreciaros, no creo que estéis en condiciones de pagar.

De todas formas, soy un hombre de negocios, y me encantan los tratos, así que os voy a proponer uno. Hace poco adquirí una partida de pequeñas cajas fuertes, todas ellas con objetos de interés en su interior, pero el maestro abridor que se tenía que encargar de ellas tuvo un infortunado accidente. Si vosotros pudiérais abrirlas sin romper su contenido, mi memoria que es notoriamente volátil, quizá recordara dónde puede estar Nessian. ¿qué os parece?

Escucho con atención las palabras del Maestro Antorcha y reflexiono sobre lo que dice. Me llevo la mano a la barbilla mientras reflexiono profundamente.

—Grmm

Lo que parecía imposible era obtener esa información sin partirle la cara al tipo en el proceso. En todo caso, el semiorco respiró hondo y esperó a que alguno de los otros opinara. Él podía abrir cajas, pero no se hacía responsable de lo que hubiera dentro.

A Denauien no le gustaba nada tener que ayudar a reconocidos maleantes, aunque entendía que era un mal menor dado que la necesidad en estos momentos era localizar a Nessian y frustrar sus planes.

-Intentaremos ayudarle con su "problema", aunque no sé si somos la gente adecuada para tan delicada tarea.

Miró a sus compañeros de fatigas de forma inquisitiva, preguntándose si alguno de ellos tendría la habilidad requerida para el cometido que Antorcha les solicitaba

¡Ahora caes! Antorcha es, además de uno de los señores de los bajos fondos, el líder de una de las facciones que existe en la Sociedad Pathfinder, la Logia sombría, que supuestamente vela porque el Decenvirato (los dirigentes de la Sociedad) no exploten a los pathfinder. Como tal, tiene el rango de capitán de expedición, es decir, un jefazo, dentro de la Sociedad Pathfinder.

- "Señor Capitán de Expedición Antorcha, estamos en misión oficial para la Sociedad Pathfinder. De nuestro éxito puede depender la salvación de toda la ciudad.

De todos modos, si lo desea, puedo intentar abrir esa cerradura. Pero no puedo darle garantías, sólo soy un novato en cuanto a mecanismos se refiere." -

Iowar se mantiene ahora en silencio, observando con curiosidad lo que le rodea. Sus amigos llegan a ser más diplomáticos que él. 

¡Ahora caes! Antorcha es, además de uno de los señores de los bajos fondos, el líder de una de las facciones que existe en la Sociedad Pathfinder, la Logia sombría, que supuestamente vela porque el Decenvirato (los dirigentes de la Sociedad) no exploten a los pathfinder. Como tal, tiene el rango de capitán de expedición, es decir, un jefazo, dentro de la Sociedad Pathfinder.

Antorcha se mira a Anaxagoras con una cierta nostalgia.

Ah, yo también fui así una vez, joven y lleno de ganas de salvar al mundo, dice. Luego me di cuenta de que el mundo se salvará o no independientemente de mis esfuerzos.

Pasad a la sala de al lado y os traerán las cajas.

En mis cavilaciones di con la clave de todo aquello. ¿Por qué iba a tener un hombre cómo aquel tal información? Poco a poco, despacio, intentando que nadie se de cuenta me acerco a Anaxagoras. 

-Este tío es importante.

Asiento a Iowar en silencio y después avanzo hacia la habitación de al lado.