Partida Rol por web

Crucero de asalto Magna Veritas. Orbitando Marte a 367.000.- kilómetros. Fecha Día 1 Mes 1 Año 1 del calendario capitulario.

Acabáis de llegar por un transbordador a un viejo crucero de asalto que ha sido, medianamente reparado y puesto a nivel operativo con dificultad. Ha sido muy maltratado, pero nadie sabe si por las batallas o por el abandono. Sabéis que este va a ser vuestro hogar durante un tiempo. Que este nuevo capítulo al que os habéis presentado voluntarios no tiene monasterio, ni historia, ni gloria ni pasado, ,,, ni nada de nada. Nace ahora. Y por no tener no tiene ni nombre.

Venís con vuestra servoarmadura de adamantium, ceramita y plastiacero. (MK VI "Corvus") No portáis armamento ni equipamiento y todos, con orgullo mantenéis el casco con morro de pico bajo el brazo.

Un marine, enfundado en su armadura, y con el casco bajo el brazo empuña una espada. Pisa un discreto estrado que no dejan de ser una escalera para llegar a los poyetes donde una compañía tendría un estandarte. Ahora, una pareja de ganchos esperan que algún día soporten un trapo reverenciado. Tiene el arma con la punta en la cubierta del crucero y se apoya sobre el puño como un bailarín en un bastón. En un momento dado, levanta la hoja de semejante pieza de metal y la sitúa como estaba, pero esta vez, sin tocarla. Queda sola. A la espera, y comienza a hablar.

- Hermanos. Portáis vuestros colores e insignias, pero ha de cambiar. Ya no pertenecéis a esos antiguos capítulos. Pertenecéis a este, al más actual que existe. Empezad a pensar un nombre y un color ya que mañana os quiero con vuestras armaduras reluciente para un nuevo pintad. Fuera de aquí.

Saliendo os comenta.

- Soy el Hermano Hetmul Nisolt y esta es un arma bendecida por el propio emperador y consagrado por la batalla. Es una de las qrmas que usó la Beata de Hagia, la Santa Sabbat. Seré vuestro Señor del Capítulo.

En silencio, marcháis a vuestras celdas. Están asignadas y sabéis encontrarlas. Por los pasillos solo se escuchan pisadas y algún que otro roce ocasional. Los motores y servoventiladores tienen un remor constante que no molesta en ningún momento. El aire de todas las celdas es entre místico y desolador. Pintadas de un blanco aséptico y con algunos arañazos por las obras de restauración. Cama y escritorio soldados a los mamparos de la nave. Galán para la armadura y un armarito unidos, decoran la estancia. Un taburete pesado, de metal forjado descansa sobre la mesa, apoyado en la lamparita flexible que sale de una estantería sobre ese mueble discreto donde hay varios libros. Uno, el Codex Astartes, con una anotación final:

" Que sea una guía para tus pasos en los momentos de necesidad, no un impedimento para seguir andando "

La letra gótica era especialmente bonita. Con una caligrafía espectacular. Una obra de arte, para ser una firma.

Este tipo de nave os era plenamente conocida. Algunos de vosotros incluso habéis visitado el apotecarión y el puente en varias ocasiones, y no por voluntad propia. La armería una miríada de veces y otras tantas las cámaras de entrenamiento. La sala donde os reunisteis si os es extraña. ¿Qué solía haber allí? Las mentes escudriñan, ... pero no llegan a recordar. Igual no había nada y se ha aprovechado el espacio. Una sala de conferencias. Extraño, y muy pequeña para un nutrido grupo. Los que éramos, no dejábamos espacio para nada ni nadie más. No entraría ... ni un alfiler.

Todo habia cambiado hace horas era un lobo espacial don dotes especiales, bajo las ordenes del Señor lobo de la quinta compañida, aprendiendo la historia de la compañia, como haciamos los elegidos para Sacerdotes Runicos. Pero una orden llego de parte del Gran Lobo, debia tomar un transporte para llegar hasta aqui, no se me informo de mas, no era necesario. Por suerte consegui enterarme un poco de que se trataba, aunque me costo asumirlo, no queria creerlo, pero al verme ahora en esta celda que haria de mi lugar de descanso, como todas poco cargada lo justo para dormir aparte de un lugar donde guardar la armadura y armas, aparte de un escritorio.

Decido comenzar a quitarme la armadura, el casco no hacia falta como todos los mios no lo llevabamos salvo caso de estar en un ambiente irrespirable, preferia tener mis sentidos libres para poder oir, ver y oler lo que me rodeaba y sobre todo no sentirme prisionero dentro de el; aunque no me molestaba ya que despues de tanto tiempo la armadura se habia convertido en mi segunda piel. La dispongo en su lugar como mis armas. Garur mi fiel cuervo que tan bien me ha servido estaba conmigo posado en la mesa mirando. Tras muchos meses vuelvo a verme en un espejo, mis lobunos rasgos eran mas que evidentes encima destacaban mis ojos, que habian sufrido un cambio tras mi transformacion. Mi pecho lleno de pequeñas cicatrices de viejos combates. Desentumezco mis musculos con unos estiramientos, aprovecho y me hecho en la cama pensando en las palabras de mi nuevo Señor del Capitulo Hetmul Nisol, "Estaba aqui junto a otros para ayudar en la creacion de un Capitulo nuevo, todavia no poseian nombre ni colores y deberiamos aportar nuestra opinion." Pienso en ello mientras sigo acostado, noto como mi cuerpo y mente piden descansar, cosa que me parece bien. Cierro los ojos y sigo pensando en el nombre del Capitulo uno golpea mi mente "Castigo del Emperador."

Garur alerta. No tenia que decirle mas al cuervo, el sabia que debia vigilar y avisar si ocurria algo, mientras yo descansaba.

No me esperaba que el Comandante Krom "Garra Salvaje" me hiciera llamar y menos durante una Batalla.

- ¿Qué pasará? - me pregunté al recibir el llamamiento.

Pero desde lueogo, lo que jamás esperaría fué lo que escuché cuando estuvimos a solas junto a mi Líder de la Manada.

Me habían elegido para formar parte de un Nuevo Capítulo. Sin duda un Gran Honor aunque por otro lado sentía como si traicionara a mis hermanos. No obstante, como buen Lobo Espacial obedecí las órdenes del hasta entonces mi Comandante.

Ssiguiendo indicaciones abandoné el campo de batalla sin decir nada a nadie. Parecía como si fuera un perro desterrado aunque bien sabía que no era ese el caso.

Finalmente llegué al punto de encuentro donde me recogió un transbordador que me llevó hasta un Crucero de Asalto bastante destartalado.

- ¿Y con esta nave piensan empezar un Nuevo Capítulo? - pienso. Espero que el Armamento esté en buenas condiciones y no sean despojos como esta nave.

Al entrar en el Crucero mis sospechas se confirman. Un Crucero remachado malamente.

- Vaya un aficionado el que hizo estas reparaciones. - pienso.

Al llegar a la Sala de Operaciones observo que van llegando más marines de diversos Capítulos así como un Sacerdote Rúnico, un Capellán y un Bibliotecario.

- El Pack Completo. - pienso.

Allí frente a mi hay un Marine con el casco quitado portando una espada. Cuando se digna a hablar se presenta como Hetmul Nisolt, nuestro nuevo Señor del Capítulo.

- Espero que sepa lo que hace.

Cuando nos despide me dirijo a la celda que tengo asignada y me dispongo a esperara ser convocado de nuevo. Dejo mi Casco de Lobo en el Galán y me siento en el taburete.

Nada más entrar en la nave me sentí como el viajero que vuelve a su tierra natal tras años de expediciones. La nave, pese a su estado, me trajo sentimientos de orgullo y respeto, de confianza y seguridad. El Magna Veritas era una pieza digna de culto, una máquina perfecta que, a partir de ese momento, se convirtió en mi nuevo hogar, tal y como afirmó el hermano Hetmul en su breve discurso.

Observé a mis compañeros, de distintos colores y capítulos, mientras salían de la sala rumbo a sus habitaciones. Eramos pocos pero, pese a ello, peligrosos para cualquier enemigo. 

Nada más llegar a mis aposentos me deshice de mi armadura en un ritual tranquilo y perfectamente orquestado, fruto de una rutina que había repetido mil veces. Cubrí mi cuerpo, aún débil por la total integridad de carne y la falta de artilugios mecánicos, y me así una túnica al cuello.

Sentado en la cama contemplé mi armadura, sus colores, sus insignias, sus fisuras y daños. La mayor parte de ellas desaparecerían mañana pero quería almacenar todos los detalles en mi memoria para no olvidarlas nunca, igual que no se olvide el honor a los hermanos caídos.

Vamos hermanos, seguid asi, apoyad a esos guardias que no rompan el flanco. Gritaba para ordenar el combate cuando ante mi un enorme noble orco aparece, desafiante. "Que gusto al fin me voy a divertir." Pienso mientras desenfundo mi hacha. Vamos bastardo verde, ven a por mi.

El orco ruge, grita algo y carga con su garra preparada para golpearme, yo espero su llegada, mi cuerpo se mueve por instinto, por reaccion, soy rapido mas rapido que el, esquivo los golpes, me rio, mi adrenalina y pulso estan disparados por el combate, lanzo un par de golpes, parecen haber herido algo al orco, pero en un movimiento de contraataque consigo introducir el filo de mi hacha en su cuerpo. El poder del arma se hace presente y el orco cae desplomado. Me giro hacia los mios blando mi hacha y la cabeza del piel verde y rugo, oigo como mis hermanos contestan con vitores y gritos. Pero algo hay extraño mi armadura sus colores son el negro y color hueso, dividido en cuartos.

Me despierto de golpe. "Todo fue un sueño, un sueño ¿O una vision?". Estaba aqui para ayudar a crear un nuevo capitulo "¿Quizas sean esos los colores que desea el Emperador?".

¿Que tal Garur?. Saludo al cuervo, me levanto y aseo en la ducha, el agua caliente cayendo por mi cuerpo me reconforta, "Hay que aprovechar estos momentos de comodidades en la vida de un marine no se sabe cuando sera la proxima vez que lo tengas, o si habra proxima vez."

Tras la ducha me visto con un chandal y una camiseta, que marca mis musculos. "Se ve que no calcularon bien las tallas." LLamo a Garur para que se suba a mi hombro y me dispongo a andar un poco por la nave. Vamos busquemos algo de comer. Le acaricio el pico a modo de caricia, el grazna como contestacion.

Necesitaba relajarme y sopesar esa imagen que vi, desde hacia mucho acostumbraba a sufrir sueños premonitorios, segun los ancianos del Colmillo tenia un don concedido por el Emperador a pocos. Asi que pensando en mis sueños comienzo a pasear relajadamente en busca del comedor o algo parecido.

Habia llegado, pero no era como me lo imaginaba cuando me presente voluntario. Pero eso ya no importaba. Habia hermanos de varios capitulos aunque mas de unos que de otros. Mire a mi alrededor y no vi a ningun tecnomarine, quizas esten arreglando la nave. Pero si realmente no habia ninguno, lo pasaremos muy mal.
Nos recivio un hermano que nos invit a pensar el nombre del capitulo y sus colores.
Despues de la reunion llegue a mi habitación y sentandome empece a pensar. Somos un futuro nuevo capitulo. No deve ser nada que haya hasta ahora pues debemos distingirnos de todos, ya que asi nos reconoceran antes.
Asi que con esas premisas me puse a pensar en nombres, colores y simbolo.

Megafonía.

Una voz distendida, con pesar y sin tono alguno.

- Bibliotecarios y apotecarios, celda 217, cubierta dos, pasillo estribor. Personal de asistencia misma celda.

Tras tres segundos.

- Seguridad, seguridad. Bibliotecarios y apotecarios, celda 217, cubierta dos, pasillo estribor. Personal de asistencia misma celda. La voz esta vez era apremiante, y la frase de Seguridad, seguridad es porque algo ha pasado de verdad.

Una vez escucho el llamado informando de la situación, salgo de mi meditación, tomo mis armas y me dirijo con decisión a la Celda 217, atravesando el viejo crucero de asalto.

En el nombre del Emperador, ¿Porque perturbias nuestro descanso?

Cuando habia conseguido algo de comer y estaba tratando de disfrutar de ello un llamamiento por la megafonia. Debia ir a la celda 217, en estos sitios cerrados me costaba orientarme, preferia el campo abierto.

Vamos Garur, nos llaman. Tras ello me levanto y llevo mi plato a la cocina y me dirigo a los pasillos, ahi trato de dirgirme a la celda que tenia que ir, pero no estaba seguro aunque por suerte un miembro de la tripulacion estaba andando por el pasillo, tras preguntarle me dice el camino asi que me dirigo hacia la celda."Al fin sabria algo mas de porque habia sido llamado." No me preocupo por no llevar la armadura, aunque estuviera con un pantalon de chandal y una camiseta ajustada.

Escucho la notificación pero no presto oidos pues no va conmigo, por lo que sigo con mis rezos al emperador para que me de fuerzas en esta nueva etapa que empieza y para llevar a los demas hermanos por el camino recto y eliminar cualquier sintoma de herejia.

Claro , como que solo se van a divertir los apotecarios   y los bibliotecarios  y una mierda  seca de Yak. Bramo  al escuchar el anuncio de megafonia .Cojo el bolter   y salgo al pasillo  dispuesto a buscar la dichosa celda 217, avanzo  mirando los numeros  y buscando el origen del problema .

Solomon estaba en su celda, intentando hacerse a la idea de la tarea titánica que tenían por delante. Eran muchos capítulos dispares, eran muchas tradiciones, pero todas tendrían que adaptarse o incluso ignorarse, por el bien del capítulo.

Olvidar lo que eran, mejor dicho, lo que habían sido para ser todos una nueva cultura iba a ser muy difícil. Él mismo no podía olvidar los ritos de antes de cada batalla, no podía olvidar todo lo que había visto de su capitulo, y suponía que a algunos de sus compañeros más adoctrinados.

Estaba tumbado en su catre, con la túnica puesta y echando de menos muchas piezas de equipo que tuvo que dejar en su capitulo. Lo que le calmaba un poco es que, como miembro del Librarium, su armadura seguiría siendo de un color azul, eso siempre sería así.

Cuando escuchó la llamada por megafonía se puso en pie rápido, pero sin mucha urgencia, cogió el cuchillo de combate y se dispuso a salir, pero entonces sonó de nuevo con más urgencia, lo que hizo que se diera más prisa.

Solomon parecía una estatua de la antigüedad, como si fuera de marmol. Su piel era pálida casi por completo, lo que hacía contrastar aún más su pelo, negro azabache y exageradamente lardo. La melena lisa y bien cuidada del astartes le llegaba un poco por debajo del culo. Siempre le habían dicho que era una exageración, pero a él siempre le había gustado llevarlo largo, sobretodo para diferenciarse de los demás que solían llevarlo corto o completamente afeitado. Sus ojos eran de un azul pálido, casi como si fuera el azul del agua helada.

Caminó con cierta urgencia hasta llegar al lugar donde lo esperaban.

Poniendose inmeditamente sus prendas, Escipiòn demostrò una vez màs su entrenamiento como apotecario. Dormir solo 5 horas por dìa y estar preparado para las urgencias aùn en momentos de paz. Despues de su experiencia en la batalla de Black Reach ya nùnca serà el mismo. Miles y miles de hermanos muriendo en pos de la victoria en batalla. Miles de vidas que no pudo salvar... el recuerdo entristeciò a Escipiòn y antes que alguien pudiera ver una lagrima se puso el casco. Y asì sin mas se dirijio a la celda 217.

El hermano VARGAS está teniendo una serie de síntomas que vienen por fallos químicos corporales. A la llegada de los Bibliotecarios ya había fallecido, y el apotecario llega un par de minutos después. Sólo puede confirmar lo que ya todos sabían. Como no hay protocolo y sólo se puede ceñir a las normatiba apotecaria, y no ha sido nombrado, (Aunque en los registos y demás se le toma como miembro fundador) oficialmente como miembro del capítulo, se entregará su cuerpo al lugar de procedencia.

Nada más partir la THunderhak con el pellejo sin vida, todos son llamados y la megafonía es la pripia del Hetmul Nisolt. Es la hora acordada para la primera reunión oficial.

Bueno apoyado en una de las paredes de la sala apartado un poco observo como llegan todos, a todos los fui saludando con un gesto de mi cabeza. Era cierto cada uno parecia pertenecer a distintos capitulos aunque juraria identificar a un hermano entre ellos, pero como siempre preferia observar que sucedia, lo que si tenia claro era que alguien era instruido con los poderes.

Acaricio levemente a Garur, esperando ver el motivo exacto de nuestra llamada aunque podia intuirla, ahora debiamos olvidar el pasado y prepararnos para un nuevo futuro.

Solomon negó con la cabeza, una baja y ni siquiera habían entrado en batalla, ni si quiera tenían nombre, por el Emperador. Observó a sus compañeros y devolvió el cabeceo a uno de los Lobos Espaciales que estaba apoyado en la pared y parecía saludar a todos.

Buscó con la mirada a algún capellán, pero al ir sin armadura y no conocerlos todavía, no sabía a quien dirigirse, por lo que se acercó al apotecario que lo había atendido- Hermano, creo que deberíamos hacer valer su nombre de alguna forma simbólica en la historia del capítulo, no se debe de olvidar a ningún hermano, o eso es lo que creo.

Al escuchar la megafonía, inspiró profundamente y esos ojos azules casi por completo volvieron a mirar a los presentes- Hermanos, no hagamos esperar al Hermano Hetmul Nisolt, cuanto antes adoptemos una identidad antes podremos ayudar al Emperador.

Una muerte antes de empezar. No es buena señal. No me gusta.

No obstante cuando llega la hora me dirijo hacia el punto de reunión.

- Veamos que nuevas hay. - pienso.

Al llegar a la sala permanezco en silencio apoyando mi espalda en la pared a la espera de que llegue todo el mundo.

Entro en la habitación, miro a mi alrededor y saludo con la cabeza a los ya presentes, con una inclinación de respeto. Somos hermanos de nombre pero no hemos combatido juntos y se nota cierta tensión.

- Hermanos- saludo formalmente, aunque no es para nada mi talante habitual-.

Tengo los brazos definidos como todos los marines, pero mis espaldas son ligeramente más anchas de lo normal, mi puesto de artillero, aunque esté todo mecanizado, me ha hecho en más de una ocasión cargar durante horas pesados obuses. Mi melena rubia siempre está bien peinada hacia detrás con un pegajoso líquido, y mis ojos azules bailan todo el rato de un punto a otro.

Me coloco en un punto medio de los demás en un vano intento por parecer más llena la sala, ya que somos muy pocos.

Esta vez  me presento al aviso de megafonia    vestido y no en paños menores, tampoco es que haya mucha diferencia  porque el torso esta casi descubierto dejando ver un pecho peludo y marcado por  varias  cicatrices.De hecho la cara  y los brazos  también presentan una serie de cicatrices  que forman curiosos patrones  .Saludo con la mano  a los presentes  y busco una lugar donde  dejarme caer.