Partida Rol por web

Miro caer al monstruo y como le humea el pecho. Me giro hacia el tipo de las alas... y veo que no es el único al que han matado.

- ¡Pero qué hacéis, locos!- Grito.- ¡Estáis convirtiendo esto en una carnicería! ¡Dejad de matarlos!

Salgo corriendo hacia el último que queda, y salto hacia él: me hago pequeño en medio del salto, para pasar a toda velocidad por debajo de sus piernas, y me hago grande justo al pasar. Acto seguido, le doy un golpe en la base del cráneo para dejarlo en el sitio KO.

El golpe de Hornet Knigh fue tan certero que el monstruo cayó como un peso muerto al suelo. Pero aun con vida, lo había salvado. El cuerpo de la bestia empezó a cambiar, pero esta vez más lento. Se reducía poco a poco. Estaba volviendo a la normalidad.

Pero la batalla aun no había acabado. Seguían habiendo unos cuantos encapuchados a lo largo de la calle.

 Desde su elevada posición, la figura encapuchada fijó su atención en uno de los encapuchados restantes y, de manera inesperada, alzó una mano, con la palma mirando hacia su rostro y sus dedos abiertos, como si fueran garras.

 Entonces una bandas carmesíes surgieron de la nada y envolvieron al pobre desgraciado, atrapándolo y inmovilizándolo, haciendo que lamentase su decisión de unirse a este golpe, mientras trataba de liberarse inutilmente, aterrado. A continuación, su captor empezó a avanzar, flotando de pié inmóvil, buscando nuevos objetivos, como si fuera una especie de espectro vengador...

El tipo menguante parecía bastante molesto por las muertes. Me encogí de hombros ante su comentario, tecnicamente yo no había matado a nadie. El tipo del lanzamisiles había muerto por "uso indebido" del arma. El otro solo había perdido un miembro, nada que la cirugía moderna no pudiera solventar. "Lástima que las flechas en el cerebro tengan tan mal tratamiento y sean incompatibles con la vida."

Parecía que ya no quedaban criaturas monstruosas como aquella, de forma que devolví el rifle de plasma. Ahora eran los tipos del balcón los que nos causaban molestias. Alargué la mano hacia la nada y saqué del vacío una granada de núcleo de goma (una Stinger Rubber Ball). La lancé entre ellos mientras les dedicaba un corto saludo con la mano libre. Aquello no les haría ningún daño (salvo un par de morados) pero les dejaría fuera de combate por un buen rato.

Miré con contundencia a Dobla Destino y luego a nuestro alrededor.

- ¡Doble D! La policía puede controlar esto y la zona se va a llenar de periodistas y agentes de la CIA en minutos. Deberíamos irnos ya. No nos combiene una fiesta ahora.

Abandoné mi cobertura que se desmaterializaba en el aire y corrí hacia mi compañero.

Un grupo de encapuchados armados empieza a caer a toda velocidad: me he hecho una pequeña pelota de furia que les está pegando a toda velocidad, dejándoles KO lo antes posible. Para cuando vuelvo a ser grande, la chica del lanzamisiles y el batería del Slipknot están vaciando la zona de enemigos. Me giro hacia todos.

- ¿Es qué no podéis eliminar las amenzas sin matar a nadie? ¡Tú, el de las alas! ¡Le has abierto un agujero en el pecho a ese tío! ¡Podrías ir a la cárcel! ¡Y tú, la del arco! ¿Cómo se te ocurre matar de forma indiscriminada? ¡Estás como una regadera!

Doy un puñetazo a uno de los encapuchados que venía corriendo en mi dirección. En el suelo, le pateo en las costillas para que no se mueva.

- ¡No os los carguéis, joder! ¡No seáis asesinos, que entonces seréis exactamente igual que ellos! Bueno, iguales no, porque tenéis trajes algo más currados. Pero más o menos iguales.

El feo grandote que queda en pie trata de alcanzarme. Mala suerte. Quizás una flecha te calme. Fuí a preparar mi arco cuando ocurrió. Noté ese calor seguido del dolor causado por la bala rompiendo la piel y atravesando la carne de mi brazo izquierdo, traté de localizar a mi agresor. Se encontraba en los balcones de enfrente. Saqué el arco y una flecha. Al tensarlo el dolor de la herida se agudizó, pero eso no me hizo detenerme. Apunté con firmeza y la flecha salió disparada a su blanco.

Mientras el grandote que estaba a mi lado era dejado K.O. por uno de los heroes de la ciudad, el cual de paso, quiso seguir los pasos de DD con el tema de matar. Me hablaban como si me importase su opinión. Mis ojos seguían la trayectoria de la flecha.

Mierda. Fallé el tiro. Pensé para mi cuando vi que la flecha se clavaba en el lado derecho del cuello, cuando mi intención era atravesarle la nuez. El encapuchado se llevó la mano a la herida y entonces se produjo una pequeña explosión en los balcones, la cual hizo tambalearse al herido y caer al vacío. Pero ha muerto igualmente. Me sonreí al ver como su cabeza aterrizaba en el suelo, amortiguando al resto del cuerpo del impacto.

Me miré el brazo. La bala había salido, eso era bueno. Lo malo era la sangre que iría dejando, por fortuna el traje estaba preparado para eso e iría absorviendo la sangre, pero tenía un límite, al igual que mi cuerpo. Debía salir de allí cuanto antes. Me giré y busqué la bala en la pared. Con la ayuda de la daga la extraje y me la guardé. Aproveché la poca sangre casi seca que aun quedaba en la hoja para manchar con ella el lugar donde estuvo la bala. Con suerte mi ADN no aparecería por allí. Siguiente paso, encontrar una vía de escape.

Miré el suelo, buscando alguna alcantarilla por la cual colarme sin ser vista. La más cercana estaba demasiado iluminada. Sólo me quedaba subir. Ni lo dudé. El brazo no estaba inutilizado y aún tenía bien el resto del cuerpo. Sería una subida dura, pero era mi mejor opción.
 

Eh tío tranquilo que he dejado a varios K.O. sin causarles daño. No es que disfrute esto, pero esos tres están más allá de cualquier ayuda posible. Están usando HCM y una vez que alguien prueba esa cosa, nunca la deja. Tarde o temprano hubieran muerto por sobredósis de una forma lenta y dolorosa.

Pero te aseguro que atraparé al bastardo que les hizo esto y lo haré pagar, con su vida de ser necesario, voy a sacar esa porquería de las calles de un modo u otro, ahora concéntrate en dejar fuera de combate a los demás. - respondo indignado ante los comentarios de Hornet Knight.

Cambiar a repulsor sónico. Potencia mínima. Aturdir.

Tras reducir la potencia de mis armas al mínimo, retraígo mis alas y me precipito entre dos encapuchados sobre los que descargo mis cañones, dejándolos inconcientes en el suelo, para luego apuntar a un tercero quien corre la misma suerte que sus colegas.

Justo cuando empecé a perseguir al francotirador, este desapareció en la nada. Como si se hubiese consumida en el aire.

Desde el tejado en el que estaba, observé a los los vigilantes hacer su trabajo. Tendríamos que trabajar con lo de matar solo cuando sea muy necesario. Pero podría funcionar. Conseguirían hacer el trabajo.

Ignorando a Rift bruscamente, descendí a la acera de la calle descolgándome por un cable. De mientras, sin hacer nada iba mirando como se iban ocupando de los últimos encapuchados. Cuando acabaron, me acerqué a donde estaba el cuerpo inconsciente del último monstruo. Me agaché y miré de cerca.

-Eh, Cinco Fantásticos. Acercaos y ved, esto. -les dije al grupo. En cuanto se acercaron, unos más a regañadientes que otros, seguí.- Buen ojo, Arcángel, aunque esto ya es una sobredosis. La HCM, o sea la Hormona de Crecimiento Mutante, da poderes de una forma más o menos controlada al consumidor durante unas horas. Pero si te pasas... Pasa esto. Pero no creo que la HCM sea el problema de este asunto. Estos son los primeros casos y ya ha habido revueltas antes de que se manifestara la droga. Es... un recurso. 

Miré las expresiones de los demás.

-Y Hornet tiene razón, podríais haber evitado la mayoría de las muertes. Sobretodo la joven asesina.-dije mirando a Noche.- El primero, al que yo maté, era Rodrick Brock. Huyó de su prisión de América en la que lo habían condenado a muerte. No fui yo el que le juzgó. Pero habéis hecho un gran trabajo en general. Ahora si...

Y me callé. Tenía que dar el gran paso ahora. Si no los últimos meses no habrían servido para nada. Pero justo en ese momento, en mi visor apareció una alarma.

-Muy a mi pesar, Rift tiene razón. No te acostumbres a que diga eso, chica. Vayamos a mi base, ahí podremos hablar tranquilamente. Bueno, si queréis ayudarme a resolver esto. -sin decir nada más, aprovechando el cable que había usado para descender, lo enganché al arco y me subió hasta arriba. Desde allí miré los vigilantes.

¿Se unirían para luchar contra esta amenaza? 

 Sin decir nada, y ni tan siquiera mirar a sus compañeros justicieros, Revan siguió a Dobla Destino, volando como si fuera un fantasma. Era obvio que él quería llegar al fondo de esto y había decidido que cada uno de ellos decidiera por si mismo... O le daba igual. Era imposible saber lo que pensaba el hechicero, con esa siniestra máscara que llevaba, y que ocultaba su rostro, haciendo imposible revelar sus emociones.

 Mientras seguía al justiciero de ojos verde desde lo alto, el encapuchado miró a su alrededor, como siempre hacia, para asegurarse de que nadie le seguía. Una medida que le había evitado un disgusto más de una ocasión...

"Mira. El asesino número uno coincide conmigo."

- Deberíais todos estar en un psiquiátrico. Y el compadre del arco no se salva.

"Agh, que ganas tengo de volver a casa. Pero necesito saber de qué va esto."

- Y ahora que os he soltado la murga. ¿Alguien me hace el favor de llevarme? No peso, lo juro.

Muy bien cuenta conmigo, Dobla Destino, sea como fuera, me va a dar la oportunidad de sacar esa porquería de las calles y evitar más bajas innecesarias. - digo con seriedad.

¿Quieres que te lleve? Por mi no hay problema, pero podrías repetir tu truco de encogerte para hacer el viaje más cómodo para ambos. - le ofrezco a Hornet Knight tendiéndole la mano.

Desde mi posición en lo alto del tejado podía ver como se desarrollaba todo en la calle. Ya no me necesitaban, podía irme... Pero apareció D·D nuevamente. Le observé como descendía con aquel cable. Uno de esos me facilitaría mucho viajar por la superficie. Vi como se aproximaba al que no hacía mucho había sido una enorme mole descerebrada.

Desde la altura no le escuchaba, pero por los gestos parecía que D·D nos llamaba. No tenía ganas de bajar de nuevo, pero me podía la curiosidad. Miré la herida de mi brazo y saqué un frasco pequeño de mi traje el cual contenía sulfadiazina de plata. Espolvoreé una buena cantidad sobre la herida, frenaría el sangrado y la ayudaría a curar. Tras esto descendí para ver que tenía que contarnos el Gran Heroe Local.

Permanecí retirada de ellos, bajo el amparo de las sombras, con la suficiente visibilidad para tenerlos a todos en mi campo de visión y poder escucharles sin problema. ¿Joven asesina? ¿En serio? Pensé al escuchar esas palabras de la boca de D·D mientras me miraba. Prefiero que me llamen Noche. Susurre con la voz quebrada a modo de protesta. 

Rodrick Brock... Ni juez ni verdugo en esta parte del mundo y le mataste... Eso no te diferencia demasiado de mi. Pensé mientras nos daba explicaciones innecesarias a la par que relevantes. Ya tendré tiempo.... Mis pensamientos se desvanecieron en el preciso instante que D·D nos "invitó" a ir a su base secreta. Pero.. ¿qué demonios..? Me pregunté a mi misma al ver como se elevaba sobre nosotros usando aquel cable nuevamente. Necesito uno de esos y YA.

Pronto se apuntaron todos los chicos. Tan sólo quedaba yo y tras de mí la policía. No me apetecía quedarme a responder preguntas estúpidas de los polis y la herida parecía que había parado de sangrar. ¿Por qué no? Quizás así averigüe que sistema usa para llevar el cable y utilizarlo así. Arranqué a correr, buscando el camino más corto y rápido para ascender a los tejados. No sería fácil alcanzarle si usaba mucho aquel sistema de viaje, pero mi parkour junto a mi agilidad tampoco se quedaban mancos. Tan sólo debía esforzarme un poco más de lo normal.

Era cierto, algunas de las muerte habían sido innecesarias pero dudar en momentos en los que las vidas de los inocentes están en juego puede provocar pérdidas de vidas totalmente innecesarias. Cuando atacan con lanzamisiles a biandantes, no hay lugar para sutilezas.

Miré ceñuda a Dobla Destino y principalmente al hombre menguante. No puedes ir dando brutales martillazos en la cabeza a todo el mundo y esperar que la gente sólo quede inconsciente sin causar daños cerebrales... Pude cambiar mi expresión el ver como mi recién adquirido mentor, por primera vez parecía darme la razón.

Todo el mundo siguió a Dobla Destino con bastante soltura. Ciber-armaduras, poderes místicos... desde luego estaba en bastante desventaja respecto a la movilidad. Podía intentar crear una grieta pero no podía permitirme gastar tanto poder en moverme regularmente. Me ancogí de hombros y de nuevo arañé el espacio en busca de algo que me permitiera seguirles.

Saqué una pistola con garfio de la nada y apunté al tejado de donde veníamos. Sonreí al escuchar cómo se enganchaba el gancho y activé el carrete para llegar a la cornisa. Comencé a seguir al resto.

Bajo mi máscara se formó una pequeña sonrisa. Todo habían aceptado. Sorprendido vi como Rift sacaba una pistola con garfio (¿Con forma de murciélago?) de otra realidad. Iba mejorando mucho. De quien menos me fiaba era de Noche y de Revan. Una asesina a sangre fría y el otro... El otro no había dicho ni una palabra. ¿Que estaría pensando bajo esa máscara?

Esperé a que todos estuviesen en el tejado y dije:

-Os llevaré a mi base. Allí podremos hablar tranquilamente, sin ser perseguido por la policía. Espero poder fiarme de vosotros. Ah, se me olvidaba.

Fui al borde del tejado y apunté al cuerpo inconsciente que habíamos dejado.

-Arcángel, tú pareces fuerte. ¿Puedes subirlo? Lo meteremos en el maletero. Habrá que hacerle un par de preguntas.

En cuanto dije eso, toqueteé la pantalla de mi antebrazo. Unos minutos después, cuando Arcángel ya había subido, se oyó un ruido.

De pronto, del cielo bajó un coche. Obviamente, no era un coche normal. Las ruedas estaban en angulo completamente diferente al normal. Las llantas apuntaban hacía el suelo, y en ellas había unos repulsores, propulsando y haciendo que el coche se mantuviera en el aire. Era una especie de Mustang, pero un poco más "sci-fi". Aterrizó junto enfrente de los vigilantes.

-Os presento El Anubis, mi coche volador. -me adelante y desbloqueé las puertas desde mi ordenador.- Arcángel debería ir delante, es el que abulta más. Las chicas, pulgarcito y el monje enmascarado atrás. 

Devolví mi lanza-gardios en cuanto toqué el tejado. "No queremos que un justiciero enmascarado tenga que venir a buscarlo." A continuación, miré sorprendida a Dobla Destino. Al igual que matar no era su estilo, tomar "prisioneros" tampoco era normal en él aunque tampoco hacía tanto que lo conocía como para tener un patrón claro.

Solté un silbido de admiración al ver El Anubis. Desde luego no es de los que se compan en cualquien tienda. Dobla Destino, a pesar de toda esa tecnología, tenía un toque retro bastante interesante. Sin dudar un solo instante me dirigí a la parte trasera del lado del conductor. Arcángel ocuparía demasiado espacio y tendría que echar el asiento hacia atrás. Yo quería viajar amplia, de modo que me sentaría tras Doble D.

- Vaya... parece que no me puedo pedir ir delante. En fin, que le vamos a hacer. Pulgarcito, - dije parafraseando la palabra de nuestro anfitrión - si no creces, creo que viajaremos más cómodos.

Me quité con elegancia mi sombrero y me senté tranquilamente mientras me alisaba el vestido.

 El "monje enmascarado" miro unos segundos a Dobla Destino, en completo silencio, que terminaron siendo incómodos. Era imposible saber si el apelativo le había molestado, al no decir nada al respeto, pero no parecía que hubiese sido de su agrado tampoco. Finalmente aparto la mirada y entró en el extraño vehículo, tras recoger su capa, con cierta soltura y elegancia, con el fin de que no se enganchara en nada.

 Una vez que se encontraba sentado en la esquina contraria a puerta abierta, con el fin de permitir al resto entrar facilmente, espero con paciencia a que el resto del grupo hicieran lo mismo para sentarse a su lado y que pudieran irse cuanto antes, antes de que las autoridades les localizasen.

¿Estás seguro de eso? Cuando aquél sujeto despierte no va a estar nada contento. - respondo intuyendo la respuesra de Dobla Destino, la misma que no se hizo esperar.

Bueno si quería subirlo a su auto. ¿Quién era yo para decirle que no? Después de todo no sería mi auto el que terminaría destrozado.

Trás meter a aquél adicto en la cajuela, subí al auto sin protestar, pues en verdad tenía curiosidad de saber a qué venía todo esto y qui3n era el tramoyista de esta siniestra puesta en escena para poder meterlo en prisión de una buena vez por todas.

No tardé en alcanzarles, viendo como aquella joven pasaba a mi lado a toda velocidad agarrada a una especie de pistola con un cable. ¿De dónde sacarán esos juguetes?

Al llegar a lo alto del tejado, D·D nos comentó su intención y de paso nos mostró su coche. Fascinante. Fue lo primero que pensé nada más verlo. Aunque luego me cambió la cara. Lo suerte de llevar el rostro tapado es que no pueden ver tu expresión.. La mía fue de total y absoluta decepción al escuchar que debíamos ir en Anubis metidos. Enlatados más bien. Teníamos hasta "orden de carga". Solté un leve bufido a modo de queja antes de subirme en el hueco que quedaba. Realmente espero que todo esto merezca la pena...

Cuidado con las manos, no sea que deba cortar alguna. Dije con mi peculiar voz rota a mis acompañantes de asiento. No era un aviso. Era una amenza.

Cuando llegamos al Anubis, me vuelvo a mi tamaño normal.

- Gracias, tío.- Le digo a Arcángel. Hago una mueca ante el nombre de "pulgarcito".- No me digas eso. Soy un caballero. Hornet Knight. La reina me va a nombrar, en serio. Están rellenando el papeleo.- Digo, mientras me siento, sin parar de refunfuñar.- Hornet Knight. Sí señor. Un nombre con porte y con... con... Es una mierda de nombre, seamos sinceros. Pero qué le vamos a hacer. Alguno había que ponerse, ¿no?

"Vale, mantente hablando. Idiota. Vas sentado entre Leonardo Dicaprio en El hombre de la máscara de hierro, una ninja y una bruja, y solo a ti se te ocurre hacer chistes de papeleo y hablar de nombres en clave. Sé un profesional, joder."

Me encasqueto en el centro de la parte de atrás.

- Buf, vamos algo apretaditos, ¿eh? ¿Queréis que me haga pequeño? No me importaría hacerme pequeño. Así cabemos todos. Si queréis que me haga pequeño, decídmelo y lo hago. Oye, eh... tú, el de la máscara. ¿Podemos abrir la ventanilla? Hace un poco de calor. Entre la pelea y que aquí vamos algo apretujados... Por cierto, no sé los nombres de ninguno. Yo soy Hornet Knight, lo he dicho antes. Deberíamos decirnos nuestros nombres, aunque sean en clave, porque si no va a ser un coñazo decirnos cosas como... como la de la ventanilla, por ejemplo. O sea, a Arcángel lo conozco, por los periódicos y eso. ¿Leéis prensa? Deberíais leer prensa, no podéis creeros todo lo que sale en la red. Arcángel, eso es un traje, ¿no? Quiero decir, que no eres... yo que sé, un mutante con poderes sobre... sobre la moda o algo así.

-Hazte, pequeño, por el amor de Dios*. -dije mirando por el retrovisor.

En cuanto estuvieron todos dentro, volví a mirar. Era una situación bastante cómica. Les podría haber dado una dirección cercana y haberles llevado por las cloacas, pero esto era más gracioso. No pude aguantar y solté una carcajada.

-Jjjjggghhh. Eh... Perdonad, es que esto es más gracioso de lo que esperaba. Siento que tengamos que ir aquí, es... La única forma de llegar, sí. -toqueteé un poco el ordenador de abordo.- Poneos los cinturones, no queremos tener un disgusto. ¡Y nada de cortar miembros!

Le di a otro de los botones y El Anubis empezó a vibrar. Apreté uno de los muchos pedales y el coche comenzó a volar. Mientras ascendía, miré a mi copiloto.

-Por cierto, no hay problema con el tío del maletero. En teoría una vez se pasa la sobredosis y consumes más, no vuelven los efectos. -dije encogiéndome de hombros.- Sería un poco incómodo que esa cosa volviera a hacerse grande y destructiva mientras estamos aquí encerrados. ¿Con los cinturones puestos. ¿Los lleváis verdad?

Y comenzó el viaje. Estábamos muy arriba, yendo bastante rápido. Me sentía raro. Intentaba aparentar se un tío duro. Como tienen que ser os vigilantes. Pero no podía evitar liarme a hablar. Digamos que era serio cuando la situación la requería. 

Menudo grupo tan variopinto. El Robocop de la Justicia parecía un tipo agradable, como Hornet Knight. Aunque un poco parlanchín. Como ya había investigado, lo que dijo de la reina y su nombramiento, era cierto. Rift era una jovencita atrevida, buena chica. Y luego estaban los otros dos. 

-Bueeeno. A ver que nos cuenta Darth Vader. ¿No tienes calor ahí atrás? ¿Quieres que ponga el aire? -dije mirando a Revan por el retrovisor.