Partida Rol por web

Arthur había quedado algo contrariado por la poca información que había logrado acerca del modus operandi o de la situación que había llevado a la muerte del capitán. Como responsable del alojamiento se sentía afectado en exceso por la pérdida del mismo. Si no hubieran elegido ese barrio tal vez todo esto no hubiera ocurrido. Pero claro Arthur, tu tampoco hiciste nada por realojarlo. La tarde había transcurrido con el tedio acostumbrado, acabando de encontrar los diversos objetos y llevando a cabo las tareas que les habían encomendado. En cuanto pudo, el bueno del psiquiatra se encerró en el pequeño cuarto que utilizaba para las entrevistas y se dedicó a estudiar los perfiles de sus compañeros, un campo mucho mas gratificante para él. El tiempo avanzó con una celeridad inusitada y se echó sobre el buen doctor, retrasándole de la hora acostumbrada para su partida.

-¿Tiene idea de dónde podemos encontrarlos? Este asunta da que pensar y está siendo en extremo desagradable para mí ¿Saben ustedes algo más?-

Con un gesto de su mano sosteniendo el ala de su sombrero agradeció a la señorita Whitston la discreción para lograr un coche junto a las dos acompañantes. Tras su corta frase esperó en extremo interesado en la respuesta de las dos damas.

El doctor escuchaba atentamente las palabras de Moore y de sus compañeros. Otra nota, algo que parecía apuntar a fuerzas externas que trataban de hacer embarrancar la expedición antes de que siquiera tuviera la oportunidad de comenzar… Pero, ¿Lexington detrás de todo ello? Si aquello era cierto ¿Habrían llegado al extremo de asesinar a alguien?.

-Creo que nunca he oído hablar de ninguno de lugares, culturas o hechos que cita la carta. Sin embargo, parece interesante pensar que podríamos hacernos con los objetos que esperaba el bueno del capitán y encontrar al sujeto del hotel-

Lo que más preocupaba al psiquiatra era el claro desvarío que, aunque leve, se podía adivinar en las palabras del capitán. ¿Qué habrían creído ver aquellos hombres durante la dura travesía que llevaron a cabo en el Arkham? Estaba claro que muchos de ellos habían tenido una gran presión del viaje, y más teniendo en cuenta el desenlace del mismo. Tal vez resultaría interesante intentar encontrar alguno de aquellos hombres y someterlo a una sesión para ayudarles a superar lo ocurrido y entender que podíamos encontrar nosotros. La mente humana es prodigiosa, me ilusiona poder describir este tipo de síndromes acontecidos bajo presión y estrés. Estoy convencido que será la guinda para mis próximas publicaciones.

-Tal vez logremos encontrar a alguno de los miembros de la tripulación o con el tal Danforth y averiguar a qué se refería el señor Douglas con las experiencias vividas en el Arkham. Creo que podría resultarnos de ayuda-

McDonald tenía un ligero dolor de cabeza tras todo un día yendo de aquí para allá y  pasar por todos los trámites a los que todo recién llegado a la expedición debía someterse. Además, el hecho de haberse incorporado a la misma cuando todos los preparativos estaban a la mitad no le hacía mucha gracia, pues tenía la incómoda sensación de que algo se le escapaba, sobre todo cuando empezaron a llegar a sus oídos palabras como sabotaje o sospecha. Los ánimos parecían bastante tensos y la visión de la llegada de 3 hombres aparentemente heridos y con toda la apariencia de haber pasado por dificultades no hizo sino avivarlos. En qué demonios me estaré metiendo pensó mientras seguía por el rabillo del ojo la desaparición del periodista, el aviador y el profesor en sus respectivas habitaciones.

 Si el haberse enterado durante la mañana de la desafortunada muerte del capitán ya le había hecho enarcar una ceja contrariado, el hecho de que una persona razonable como era el señor Moore siquiera sugiriese que existía una mínima posibilidad de que la muerte del señor Douglas no fuese casualidad, hacía que se le disparasen todas las alarmas. Tras saludar con la cabeza a todos los presentes y a su jefe con mayor cortesía se sentó con los demás ante la mesa del salón Rosa y escuchó atentamente el informe presentado por Sutton, Field y Pickwell, frunciendo ligeramente el ceño ante la lectura de los extraños eventos mencionados en la carta del capitán. Los métodos empleados por Starkweather no le extrañaban, al fin y al cabo había trabajado con el hombre con anterioridad y era conocedor de lo que era capaz, pero el resto del contenido no estaba seguro de que tuviera algún sentido por él.

-Si así lo desea quizá pueda servirle de algo mi experiencia en navegación y topografía a la hora de interpretar la información sobre la ruta seguida en ese diario- le indicó al señor Pickwell con fuerte acento escocés antes de añadir- por lo demás, si hay un alemán actuando de manera extravagante en el hotel se me ocurre que los trabajadores del mismo pueden haberle visto.

- Creo que mañana les voy a acompañar en sus investigaciones, si piensan salir de nuevo. Está claro que se han metido en una pelea y el mejor modo de ganar una pelea es que no se produzca, quizás una recortada en manos de una buena tiradora sea una intimidación suficiente, y si no, pues compartiré los golpes al menos aunque yo con los puños no sea de mucha ayuda.

La guapa conductora de trineos hizo una pausa.

- No estoy consiguiendo seguir sus investigaciones, todos esos entresijos son demasiado complicados para una pueblerina como yo, puedo manejar información compleja, pero referente a campos de estudio que son de mi dominio y este claramente no es uno de ellos. Sin embargo... y aunque parezca una locura creo que he encontrado una conexión... extraña... En Alaska entre tormenta y tormenta, y más en invierno cuando hay épocas en que no se ve la luz del sol, nos da mucho tiempo a leer. Hace un par de inviernos leí un libro extraño, las aventuras de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe... Pym... extraña coincidencia, no es un nombre muy común. 

Ahora que lo dice, Maggie, creo que mi compañero de habitación durante la escuela de medicina leyó algo sobre él... lo ojeé por encima pero nunca llegó a entusiasmarme del todo. - añade Sutton.

Por supuesto, de eso hace ya algún tiempo. - sonríe, tratando de quitar importancia al hecho de que seguramente se trata de un tiempo contado en décadas. - Pediré a Tim antes de comer que haga las gestiones para encargar un par de ejemplares a su librero de confianza.*

QB-0505... - Sutton seguía mascullando su referencia. - No creo que el difunto, en paz descanse, fuese un fan del rugby... ¿quizá una referencia a Quebec, un código postal o teléfono?

Retoma entonces las primeras palabras de Maggie. Y por supuesto que estaremos más que encantados de compartir la jornada con usted.

Maggie , una cosa es una pelea y otra es ir por la vida con una escopeta. Dice Menez riéndose con ganas.

¿Te has metido alguna vez en una pelea o sólo con  tu brillo metálico ha sido suficiente?. Sigue riéndose Menez.

La Bella y la Bestia en una sola persona. 

De todas formas si piensan que un enfoque menos "directo" es necesario estaré encantada de acompañarles.

aunq

Chester, como Anthony, también agradece el ofrecimiente de Maggie... pero con matices.

Señorita, muchas gracias por su ofrecimiento, pero si cree que pasearse por esta ciudad con una escopeta recortada es una buena forma de evitar problemas, le ruego que se mantenga alejada de nosotros, al menos hasta que no estemos a mil millas del centro habitado más próximo. Si desea acompañarnos, será muy bien recibida... pero su "amiguita" debería quedarse en casa.

Más que nada porque si nos pilla un policía íbamos a tener problemas de los gordos, y intimidar a un policía tampoco era una buena forma de esquivar una pelea.

En cuanto a lo de la novela... trataré de echarle un vistazo antes de partir; quizás encontremos alguna pista interesante, aunque no veo qué relación puede tener con nuestra misión. Lo que sí que me preocupa - añadió dirigiéndose al señor Moore - es quién va a capitanear el barco ahora; no podemos partir sin capitán, ¿verdad?

- Bueno -añadió la aludida con una sonrisa- puede ir con el rifle, pero es menos discreto. La recortada puede ir en el bolso. Pistolas no tengo, las armas que uso han de ser capaces no solo de abatir sino de detener a un enemigo.

Moore se alarma al escuchar todo eso de escopetas, recortadas o no, y de peleas.

¿Cómo? ¿Que se han visto metidos en una pelea? Cuéntenme todo inmediatamente, con pelos y señales, por favor. Y, señorita O'Connel, su misión es evitar retrasos, no producirlos, piense bien lo que hace. Todo aquel que no esté en el barco el día de la partida, se quedará en tierra. Cualquier cosa de la que debamos aprovisionarnos la podemos comprar por el camino. Tengan eso muy en cuenta... además -se ha puesto ligeramente nervioso, se deja ver en que los ojos oscuros le brillan más, y que su mandíbula se ha tensado- no toleraremos comportamientos fuera de la ley ¿han oído?

Lo del capitán... estamos en ello, no se preocupen.

- Señor Moore, tendré hecho mi trabajo y estaré allí para partir. Pero es que empiezo a pensar que esos anónimos amenazantes no eran tan inofensivos como parece, mientras todo el mal sea confundir unas provisiones no me importa mucho, pero cuando ya ha habido un muerto... 

Observo a cierta distancia la conversacion y me sonrio al ver como evoluciona esta animada tertulia, no se como hemos llegado a "la pelea" al no contar nuestras peripecias para no alarmar, o quizas para que no se rian de nosotros, hemos provocado un mayor desasosiego. Supongo que habra que dar algun detalle para tranquilizar al grupo.

Calma por favor, no ha habido ninguna pelea ni nada parecido. de reojo miro a mis compañeros de desventura, por la cara que empiezan a poner, sobre todo Anthony, comprendo que tengo que suavizar el relato y omitir los momentos donde perdemos glamour y ganamos ridiculo... Lo mas peligroso que ha pasado es que al salir por una ventana tuvimos la mala suerte de caer mal los tres, con distintos resultados. Ya saben que cualquier compañia es bien recibida, tengo intencion de visitar un par de garitos, todos con planta baja, y muestro una sonrisa para quitarle hierro al asunto, No esperamos tener problemas, por lo que la recortada de O´connel se puede dejar en casa.

La idea original que tenia era dar con algun testigo que quisiera hablar, ahora creo que habria que intentar dar con el hermano del capitan y con el vecino que segun apunta el tema puede ser el que registro el hotel y mato al capitan. De reojo miro a William Moore y añado: Por supuesto que dentro de la legalidad y despues e haber terminado nuestras tareas para con la expedicion. 

Por cierto, no tengo el placer de conocerle, Me llamo Dominique Pickwell. Y le extiendo la mano al señor Alasdair MacDonald a modo de saludo. Puede llamarme Dominique si lo prefiere y estare encantado de revisar juntos este diario, Si no se lo han dicho ya, permitame darle la bienvenida a esta expedicion.

McDonnald asistia a la conversacion con gesto impasible, salvo cuando a la mujer de pelo corto, Maggie, se le ocurrio sugerir el no solo participar en las investigaciones, sino hacerlo acompagnada de una recortada? En ese momento, su ceja izquierda se elevo en mudo gesto de estupefaccion y sus labios se fruncieron brevemente debajo de su poblado bigote. El ex-soldado estaba acostumbrado a encontrarse a mujeres de todo tipo y condicion en sus viajes, incluidas las de tipo aguerrido que mas parecian hombres que feminas, pero no solian ir ligadas a un rostro bello como el de su compagera de expedicion. Sin embargo, lo que mas le habia alarmado no era ese hecho, sino que realmente los presentes se estuvieran planteando ir por la ciudad armados hasta los dientes. La mera idea hasta le parecia divertida, a el, un hombre que no veia la gracia a nada. No por primera vez se planteo en donde demonios se estaba metiendo. Sino estuvera sin blanca me bajaba ahora mismo de este barco sin capitan...penso mientras los demas hablaban. Como los demas, finalmente la novela del oscuro escritor Poe habia hecho sonar una campana en su mente, una campana que procedia de otro tiempo y de otra vida y que por tanto no tenia ni la menor intencion de explorar.

- El placer es mio- contesto cuando el piloto se presento y extendiendo su mano sobre la mesa se la estrecho con firmeza- Puede llamarme McDonnald, sere el topografo de la expedicion entre otras cosa, aunque mis habilidades como ex-soldado quizas les sirvan de ayuda en sus investigaciones- agnadio dirigiendo brevemente sus lacerantes ojos azules a Maggie antes de mirar a Pickwell, Field y Sutton. Sus palabras una muda indicacion de que a su entender si iban a tener problemas quizas les convenia tener junto a ellos a alguien capaz de emplear bien los pugnos que a una menuda mujer.

Bien. Extremen las precauciones. Vamos a cenar, si no hay nada más... por cierto que... consulta su famosa libreta de teléfonos. Ya se qué es ese número y esas letras, Sutton. Es el teléfono de Acacia Lexington. Muestra a Sutton su listín abierto, con el mismo código pulcramente anotado en el sitio idóneo.

Investiguen, ya que debemos protegernos de lo que pueda pasar... pero no nos retrasen. Se levanta, se ajusta las lentes y sale del salón rosa.

Os queda claro que no le ha pasado por alto el hecho de que tengáis el diario de Douglas, lo que seguramente sea una adquisición ilícita, al igual que el hecho de haber tenido que salir por la ventana de algún sitio... pero curiosamente, no lo menciona.

Os demoráis un tiempo en estudiar el diario... pero no tiene pinta de haber nada interesante en él... si es que Douglas no era un criptógrafo sensacional.

Examinar esas páginas os da una imagen del capitán como persona bastante pulcra, pero enérgica y, quizá, de extracción humilde. El hecho de que falten todas las anotaciones que faltan... eso parece lo inquietante del caso.

Tras ello, os vais a cenar y, tristemente no a la cama, ya que parece que estas horas son las mejores para realizar la gestión que desea hacer Pickwell... así que tomáis de nuevo y tax... un taxi... cielos.

¡Debería darles vergüenza! El taxista está en la puerta del hotel, en la acera, indignado y esperando junto a una pareja de la policía (uno de los cuales es nuestro viejo amigo Boob) y el detective JJ Hansen, muy serio. Marcharse sin pagarme la carrera...

El hombre se adelanta. Esos son los indivíduos a los que llevé al hotel Westbury, señor Hansen.

Señores... su saludo es frío como el hielo.

Agentes, detengan a esos tres hombres. No les conviene resistir. Y los demás, por favor, acompañenme a comisaría, para declarar, tengo algunas preguntas que hacerles... pueden desistir, por supuesto, pero serán citados igualmente.

Con perversa satisfacción lee sus derechos a los detenidos. O'Connel agarra inconscientemente su bolsa, deseando que no la registren también a ella, pero, afortunadamente, todavía no la han detenido.

La acusación: obstrucción a la justicia, posible manipulación de pruebas, posible colaboración en un homicidio...