Partida Rol por web

Al ver el extraño gesto de Sutton, y sin saber porqué, empezó a preocuparse por su amigo, al que realmente apreciaba, pues siempre le hacia sonreír.

Es un hombre de muchos recursos, pero en ese momento no pudo evitar tratarle como si fuse un hermano pequeño que sale de viaje por primera vez.

Sutton… Y sirviéndose de todos los engaños que había “visto” en su vida anterior, empezó con los maternales consejos:

¿Has tenido en cuenta las diferentes monedas en curso legal?. ¿Y el cambio?.
Cuidado con la gasolina, que no te la adulteren (pensando que los aviones usaban el mismo combustible que los coches).
Ojo con el agua que bebéis.
Y aléjate de las mujeres guapas demasiado amistosas.

De pronto, Menez se dio cuenta de lo ridículo de la situación, Sutton era de todo menos un jovencito necesitado de consejos. Así que un poco avergonzada, cerro la boca.

No os interesa saber quién es Él, insensatos, en vuestra actual forma vuestra visión del Cosmos es demasiado estrecha. Os destruiría. ¡Venid!

Os guía durante un tiempo breve y apresurado por entre las ruinas. Pequeños incendios contrastan con el viento helado. En medio del día, veis las estrellas lejanas e inmisericordes. Todo parece trastocado. Sentís Su Presencia cercana y no podéis menos que estar de acuerdo con el Viejo Peabody. Aunque parece andar un poco al desgaire, sin rumbo fijo, encontráis al poco unas escaleras de incendios retorcidas que bajan por entre los escombros.

Estas son una posible vía. Parecen bastante enteras...

parece que no hay mucho donde elegir, su presencia misma invade mi alma y me hace estremecer, no se quien es, pero en este caso mi osadia no me lleva a querer saberlo, bajemos raudos y salgamos decsu aura, por favor.

parece que esta vez algo ha desbordado su capacidad y Tim solo desea huir.

Pues que bien, me ha tocado la loteria... a lo mejor la proxima vez si uso la psicologia inversa puede que hasta me libre.

Bien señor starkweather me hago cargo del mando hasta que nos volvamos a juntar. Gracias por la comfianza que deposita en mi para dirigir esta "expedicion de los dementes". 

Y dirigiendome al grupo alli reunido intento infundir animos, a ver como sale...

Bien señoras y señores esto no tiene vuelta de hoja asi que vamos a hacerlo de forma impecable y eficientemente, hara falta el entusiasmo de todos para conseguir los objetivos, y eso no me preocupa, porque cuando estamos unidos nos sobra ilusion y voluntad para lograrlo. estoy convencido de que lo lograremos.

Les miro a los ojos sin detenerme en ninguno en particular , dura solo un instante, lo justo para que vean que cuento con cada uno de ellos. aun asi veo escepticismo con la capacidad del nuevo guia.

Tenemos apenas un par de dias, tres a lo sumo antes de partir, por lo que el material necesario debera reunirse lo mas rapidamente que podamos, las gran mayoria de nosotros ya hemos colaborado con la estibacion del barco por lo que nos tendria que ser facil volver a localizar lo que necesitemos, asi que les dare una idea de por donde empezar cada uno.

Los pilotos Halperin y De Witt tendran que recalcular el plan de vuelo y comprobar que no haya cometido errores con la ruta, localizar aeropuertos alternativos en toda la ruta por si fuera necesario..., tener los pertrechos propios de los aviones al dia y estudiar las caracteristicas particulares de las modificaciones hechas por el señor Miles.

Los señores Longfellow y Miles se encargaran de supervisar que el traslado y montaje de los aviones se realice sin incidentes, tambien estaran al cargo de todo el utillaje, recambios e informacion tecnica que se necesite, no solo para los aviones, sino tambien para cualquier aparato que llevemos.

los hermanos Nils y Gunnar Sorensen tendran que hacerse cargo de todo lo relacionado con la gestion de vida, ropaje, tiendas, viveres, armas, utiles de supervivencia y cualquier otra cosa que sea necesaria para mantenernos con vida hasta que llegue el Gabrielle.

Como no podremos llevar un medico con nosotros, el tema de la salud lo gestionara la señorita Whitston, sera la responsable de avituallar el botiquin principal y el de cada uno de los aviones con lo que considere oportuno, tambien tendra que gestionar cualquier otra sustancia quimica o vegetal que llevemos, como aceites, especias u otros productos quimicos peligrosos.

El señor Field tendra que aprenderse el manejo de las camaras incorporadadas en los aviones, hacer acopio de cuanto necesite para poder desarroyar su labor de periodista y llevar el diario de abordo, se hara cargo de anotar cada una de las cosas que embarquemos en los aviones, de su ubicacion exacta y de apuntar el peso de cada una de ellas.

El señor Suton sera la cara amable con la que la prensa tendra que lidiar, pero tambien sera el encargado de llevar toda la gestion documental que necesitemos o vayamos a necesitar, llevara las cuentas de la expedicion, gestionara los visados, conseguira divisas de los lugares donde tengamos que aterrizar y de los por cercania nos pudiera hacer falta. en fin, cualquier labor diplomatica que considere oportuna.

El señor Albermale gestionara que este vuelo tenga cariz cientifico, realmente no se que implica esto materialmente, asi que supongo que tendra que hacerse cargo de los instrumentos cientificos que portemos, como una estacion meteorologica aparatos de medida o cosas por el estilo, siento no estar mas al tanto de sus capacidades, disculpeme.

Y por ultimo, el señor cruz que hara las labores de interprete alla donde le necesitemos, pero hasta que partamos servira de "comodin" para la gente que necesite de ayuda extra.

En las tareas que acabo de sugerir habran cosas que interfieran en las competencias de otros, en principio se aplicara el criterio de a quien mas le afecte sera el responsable. Un ejemplo, el señor Field necesita llevar liquidos de revelado, sera la señorita Whitston quien se haga cargo de ellos.

Despues de todas estas instrucciones espero haber despejado las dudas que tienen sobre mi. Veo que esto no se lo esperaban. Bien vamos a por el remate final.

Bien esto que acabo de comentar son unas ideas que he pensado sobre la marcha, por supuesto cualquier duda o comentario sera bien recibido. Y como seguro que me he dejado muchas cosas en el tintero les animo a que mejoren lo aqui ya expuesto.

Bien ahora vamos con otro tema.

Los señores Halperin y De Wittson son perfectamente capaces de pilotar los Boeing, ademas me encargue de compartir con ellos los conocimienos previos que ya tenia con este avion, asi que la señorita Whitston sera mi copiloto. Esto me permitira hacer que se suelte a los mandos para que al final sea capaz de manejar con total seguridad este tipo de avion.

Bien señores, recuerden, nos sobra ilusion y fuerzas para superar cualquier obstaculo que se nos presente.

Sepan que cualquier aportacion, por insignificante que parezca, puede ser crucial  en el trascurso del viaje, asi que compartanla.

Ahora si que relajo la postura y me siento en una silla, nunca pense que fuera tan agotador hacer de anfitrion. espero haber disipado sus dudas...

Bajáis pues por las escaleras que pronto, de manera gradual y misteriosa se transforman en los 70 escalones del sueño ligero...

...que desembocan en la caverna de las llamas, adornada con multitud de primitivas pinturas surgidas de lo más profundo del inconsciente colectivo de la humanidad.

En ese momento os parece que estáis a solas con los ancianos Nasht y Kaman-Thath, que os miran profundamente, escudriñando hasta lo más profundo de vuestras almas.

Tras ese incómodo examen, igualmente solos, descendéis los setecientos escalones del sueño profundo. Hasta llegar a un paraje rocoso, una pequeña caverna que se abre...

...al bosque encantado.

Lo que posteriormente recordáis es inconexo y confuso. Tenéis la sensación del paso de muchos días de viaje por tierras donde los sentidos os informan de manera increíblemente nítida, tanto que, de alguna manera, vuestra psique tiende un piadoso velo, para proteger vuestra cordura.

Solamente sabéis que en Ulthar, la ciudad de los gatos, entrevistáis a un anciano que os recuerda mucho a otro anciano con el que habéis compartido experiencias hace poco: Nicolai Roerich.

Roerich, que en este lugar os es presentado con un nombre exótico y apenas entrevisto luego, graba en vuestra mente algunas palabras inconexas:

...y el Animaculii, semilla del Dios, transmitió su impío conocimiento a su Padre, con lo que consiguió liberarse de la Trampa tendida por los Antiguos...

...así pues, los Arquetipos de los que sois parte pueden enfocarse de diversas maneras. Es como si cortaramos un prisma regular con un plano, inclinandolo en un ángulo quizá un poco diferente, y consiguiendo una elipse, una parábola o alguna otra figura geométrica, según sea la naturaleza del prisma, la del plano que lo corta y algunas otras variables que no seríais capaces de comprender. Pero bajo la égida de Yog-Sothoth, que es a la vez la Puerta y la Llave, ese ángulo en particular puede ser modificado, trasladando vuestra consciencia, que es el plano que corta el prisma de vuestro arquetipo propio, a un Cuándo, a un Dónde o a un Qué ligeramente diferente. Preparaos, pues, para...

Recordáis su rostro ensombrecido por las bailarinas sombras que produce la llama de un candil, en una habitación lujosa, nimbado por los vapores de inciensos de exóticos aromas.

9 de Septiembre, Hotel Amherst y el SS Gabrielle, en el muelle 66.

...y os despierta el maldito timbre del teléfono del Amherst, donde os halláis instalados a la espera de que el señor Moore os incorpore a su muy famosa expedición a la Antártida.

Tenéis una imprecisa consciencia de una vida paralela, muy similar, pero diferente, donde vuestros amigos compartieron con vosotros dos esta apasionante experiencia de ir a la aventura. Vuestros recuerdos están bastante liados y no tenéis clara conciencia de los dos o tres días anteriores.

El almanaque que hay en la mesilla marca que es el día 9 de Septiembre, con lo que, curiosamente, os parece haber dejado varios días en blanco. Pero eso no puede ser, ya que sabéis que habéis estado negociando con Moore, por carta, el que hagáis un servicio especial uniéndoos a la expedición, por un lado prestando servicio como profesionales de vuestro campo, y por otro, de una manera mucho más libre, como investigadores de una amenaza indefinida: sabotaje, conspiración... debéis preguntar.

En todo caso, al teléfono (compartís la habitación) esta Tim. Tim, el recepcionista, charla de una manera que os deja una sensación de deja vu, como si ya hubierais mantenido esta conversación antes. De la conversación os extraña la situación actual del Gabrielle, y la mención a un desgraciado incendio de combustible. En todo caso debéis personaros a la mayor brevedad posible en el muelle 66.

El pensamiento de que un "ángulo" ha sido ligeramente modificado os ronda por la cabeza, pero la descartáis como absurda y perteneciente a los reinos del sueño, que acabáis de abandonar.

El taxista neoyorquino, charlando por los codos, os lleva por el espeso tráfico de la calurosa gran manzana hasta el pantalán, donde hay una seguridad casi ridícula. Muchos guardias pasean por la verja, y el encargado, Jim, con aire aturdido y preocupado comprueba vuestras identidades repetidas veces y de manera casi obsesiva.

El Gabrielle es un fárrago de actividad. Huele a quemado y hay, de hecho, bastantes zonas en la cubierta principal que están negras y apestosas: el olor de gasolina quemada es patente e inunda vuestras fosas nasales. Los marineros están mahumorados. Limpian, arreglan desperfectos, tienen cara de sueño. Están descargando dos de los aviones de la expedición, el Enderby y el Weddell para montarlos en un vagón.

Miles, también cansado y malhumorado, supervisa junto con Longfellow la descarga. Es curioso que sepáis que no deberíais conocerles, pero parece que guardáis algún recuerdo de ellos, de vuestra extraña vida paralela. Igualmente ocurre con muchos de los miembros de la expedición con los que os topáis. Os acordáis, por cierto, de haceros los tontos y saludarles como si fuera la primera vez. La sensación es extraña.

Moore os recibe en la sala de oficiales del Gabrielle.

Muy buenos días. Bienvenidos.

Moore es conocido de los dos, ya que es miembro con cátedra de la universidad de Miskatonic. Es Tim el que más trato ha tenido con él, pero no tanto, ya que pertenecen a dos departamentos completamente diferentes. Os da la mano. Parece cansado, sus ropas están sucias, los ojos bastante hundidos, pero se encuentra bastante despejado, para haber pasado toda la noche pasada y parte de la anterior sin dormir.

Espero que estén al tanto, por los periódicos, de nuestra actual situación. Es por esta situación y, por supuesto, por su excelente calificación profesional que están ustedes aquí. Nos encontramos con que alguien desea impedir que partamos a la Antártida, aunque no sabemos bien qué motivos le mueven. Sin embargo, algunas pistas, un par de notas enviadas por algún loco, nos hacen suponer que dichos motivos tengan algún componente supersticioso, arcano. Bien. Se que ustedes trabajaron para Armitage, en el famoso caso de las luces del Campus, hace ya unos años. No, no hace falta que me lo cuenten, no deseo tirarles de la lengua, ya Armitage me previno de tales intentos de satisfacer la vana curiosidad. Ni me interesa, la verdad. No creo en asuntos de ese tipo. Sin embargo tengo que confesarles que estoy asustado, ya que han muerto hasta ahora seis hombres: nuestro primer capitán, el señor Douglas, cuatro marineros y nuestro topógrafo, el señor McDonald. No me complace en modo alguno semejante record. Así que, si hay la más mínima posibilidad de que ustedes logren penetrar en las motivaciones del loco que nos amenaza y que, así, puedan preveer sus movimientos, estoy dispuesto a hacer las cosas más ridículas que sean necesarias. No se ofendan, por favor. En mi fuero interno procuro guardar un espacio para la duda. Por eso están aquí.

Suspira.

Nos vamos a reunir con las personas en las cuales, actualmente, confío. No por nada especial, aunque sean excelentes profesionales. Simplemente fueron contratados cuando los intentos de sabotaje habían comenzado a tener lugar, por lo que tengo cierta seguridad en que no formen parte del complot. Son buena gente. Dos de ellos están heridos, quemados por las llamas de esta noche pasada. Creo que se encuentran en condiciones de serles presentados. Asi mismo otros dos están ocupados organizando un vuelo en nuestros Boeing a la Antártida, de forma paralela al Gabrielle, de manera que sean capaces de adelantarse a la Expedición Lexington, que partió hoy mismo, de madrugada, en el Talahasee, un barco carguero. Acaban de dormir algunas horas y les he convocado en la enfermería, donde vamos ahora, para presentárselos y mantener nuestra pequeña reunión.

Tras la charla de Pickman, todos los que han podido descansar algo, se ponen a trabajar. Los que han estado toda la noche ocupados, obligados por un colérico y maternal doctor Green son puestos a dormir "al menos un par de horas" ya que si no "serán un peligro para todos". Un leve somnífero ayuda a que se relajen en sus literas, al arrullo de las aguas del Hudson.

Los dos heridos, tras varias horas de estar bastante drogados, despiertan al mundo con bastante dolor, pero soportable. Se encuentran con que sus heridas han sido embadurnadas con una pasta maloliente, pero increíblemente refrescante:

"Un combinado de carne de Aloe Vera y varias sustancias protectoras que deberían mantenerles más o menos alerta y libres de infección" Ha dicho Green. "He tenido a mi farmacéutico particular trabajando a destajo", confiesa después. "Solamente me ha faltado encañonarle con un revolver".

Así pues, tanto O'Connel como Hirsch salen del estupor de las drogas derivadas del opio con la mente más o menos a punto para lo que sigue. Porque Moore parece haber organizado una reunión en la enfermería, donde están instalados. La enfermera es expulsada sin miramientos, así como Green. 

Menez, Field, Pickwell y Sutton son despertados del sueño de los justos y conducidos al mismo lugar. Ahí ya les esperan los enfermos, Moore y dos personas desconocidas que os son presentadas como los señores Peabody y Pooster, dos añadidos de última hora.

Moore espera a que los concurrentes dejen de saludarse (Hirsch no es capaz de tal cosa, ya que tiene las manos completamente vendadas, así como toda la cara, y O'Connel está echada boca abajo, ya que parece que la espalda es la que ha sufrido mayor daño) y, en el silencio posterior, comienza a hablar.

La enfermería, que tampoco es que sea una cabina tan grande (aunque es de las más espaciosas), está atestada con vuestra presencia. La puerta está cerrada. Por los ojos de buey entra la luz del sol y se oye el trabajo de los marinos a las gruas y a los cabestrantes, así como la colérica voz de Miles, dirigiendo los trabajos con los aviones.

Peabody y Pooster, mis dos incorporaciones de última hora han tenido experiencia con casos quizá algo fuera de lo común, aunque jamás me he interesado en estas cosas. Sin embargo, y dadas las inclinaciones místicas de nuestro saboteador (recuerden las notas anónimas) me he decidido a llamarles. Por supuesto ambos son buenos profesionales en lo suyo: Peabody es un excelente electricista, tanto en el campo de la práctica como en el teórico, y un buen mecánico. El señor Pooster es catedrático de psicología, aunque también ha publicado sobre temas que suelen considerarse al margen de la ciencia.

Deben ustedes ponerles al corriente de lo que hasta ahora ha ocurrido y, bien, esperar que su incorporación a este pequeño gabinete de crisis obre el efecto benéfico que nos gustaría a todos.

En el último momento, irrumpe en la habitación un señor bastante mayor, pero fibroso y delgado.

Ah, señor Kleiver, ya no le esperaba, dice Moore. ¿Ha escuchado mis últimas palabras? Espero que esté cómodo en el Gabrielle, bienvenido. El señor Kleiver será nuestro nuevo topógrafo y, como podrán comprender, estará también en este grupo tan especial.

Saludos a los nuevos integrantes.

Sean ustedes bienvenidos, a la expedición que primero llegará a la Antártida. Tratando ponerle entusiasmo, pero sin mucho éxito.

Con la intención de ponerle en antecedentes, pero para no aburrirles, trataré de ser concisa.

1.- Los Sres. Starkweather & Moore nos contratan para liderar una expedición a la Antartida. Esta es la primera junto con otras 2 expediciones mas.

2.- Hemos reencontrado el material necesario para la expedición en las entrañas del Gabrielle, nuestro barco. 

3.- Han asesinado a nuestro Capitán. 

4.- Un saboteador ha volado medio barco con explosivos, sufriendo varias victimas mortales, así como numerosos heridos.

5.- Tras el "contratiempo" con el barco, "la expedición de los dementes", constituida por una parte de la expedición ha decidido adelantarse, , volando directamente en avión hasta la Antártida.

Como pueden comprobar lo mas normal en estos casos. Sin ningún tipo ironía en su tono de voz.

Maggie volvió a levantarse, lo que generó sensaciones contrapuestas en sus compañeros y el resto de la tripulación. Por un lado, dado que parte de su pelo se había quemado aunque por suerte no la piel bajo éste, había optado por raparse al cero para que todo el nuevo pelo saliese a la vez. Seguía siendo hermosa, pero ver una mujer con el pelo más corto que un recluta generaba una sensación desagradable. 

Secundariamente, los ventajes eran visibles en su cuello, allí a donde habían llegado las quemaduras. Maggie se había abstenido de tapar las vendas con un pañuelo o similar. Era algo que estaba ahí, y no necesitaba ocultarlo. También era frecuente verle tomar pastillas de un generoso bote que llevaba con ella, ahora que habían dejado de inyectarle opiáceos, tiraba de los analgésicos por otra vía. No le quitaban del todo el dolor, pero sí lo reducían a un nivel soportable, y le permitían volver a hacer algo de vida. No trabajaba en nada concreto, todavía quedaban días hasta que pudiese empezar a hacer trabajo físico, pero había tomado como costumbre ir revisando las labores de otros, especialmente las más peligrosas o que tenían que ver con material de alto coste o alta importancia.

Y ahí estaba el tercer punto inquietante, especialmente para la marinería. De su hombro no quemado (el derecho) colgaba ahora una correa, que servía para llevar siempre colgada su escopeta de repetición. Solo dos personas se atrevieron a preguntarle, y la explicación fue que de haber tenido un arma encima, habría podido salvar a Alistair, porque no habría tenido que correr tras el asesino sino que le habría volado la cabeza en un primer momento, y habría podido ponerse inmediatamente a sacar al escocés de su infierno de fuego, quizás lo suficiente para salvarle la vida.

En realidad ese arma estaba para proteger a los marineros en caso de un nuevo ataque, pero lo cierto es que ver a una mujer con la cabeza afeitada, un montón de vendas en su cuello, hombro y parte de la espalda, empuñando un arma que podía arrancarle la cabeza a cualquier marinero... bueno, no era la visión más agradable del mundo. Ni desde luego era tranquilizadora.

Cuando Starkweather presentó a nuevo fotógrafo, la muchacha de cabeza afeitada lo saludó afectuosamente, como si lo conociese hace mucho tiempo.

- El me enseñó todo lo que sé de leer mapas, es un buen tipo. 

- Vaya, si es aquella flaca y fea adolescente de Alaska que mirraba mis cosas por encima de mi hombrro. Has crrecido muchacha, y estás más guapa también, y ya no estás flaca. Nunca pensé que te encontrarría en este barco. Durrante un tiempo prregunté porr ti y me dijerron que tenías un prrosperro negocio llevando a rricachones a pasarr frrío. En todo caso, me alegrro de verr una carra conocida.

El nuevo topógrafo tenía un indudable acento alemán, aunque más allá de arrastrar mucho las erres tanto su gramática como su pronunciación eran totalmente correctas, indicando que había estudiado el idioma de forma maticulosa, y también que llevaba años hablándolo. 

- Sí, soy Alemán, sí, odio a los nazis y no quierro tener nada que ver con ellos. Ya parrticipé en una guerra, pero estaba en el cuerrpo de zapadorres y nunca disparé a nadie. Mi laborr será guiarrles a donde me digan, si tienen un mapa soy el que mejorr los lee, y si no lo tienen soy el que mejorr los hace. Y una vez pueda hacerr mis planos, la prreciosa Maggie serrá capaz de llevarrles a donde quierran sin que caigan porr una sima o se hundan en seis metrros de nieve frresca.

Buenos dias señores, un placer conocerles, yo soy Dominique Pickwell, uno de los pilotos y recientemente encargado de llevar la expedicion paralela en avion. Y a continuacion les doy la mano a cada uno de ellos.

La señora Menez ha hecho un resumen estupendo de lo que ha pasado recientemente por aqui, por mi parte no tengo mucho mas que añadir, solo darles la bienvenida.

Un placer.

Chester trata de mantenerse despierto; con una taza de café humeante que nadie está muy seguro de dónde ha sacado, saluda con cara adormilada y gesto somnoliento a los recién llegados.

Algunos aún insisten en llamarme "Señor Field", pero esto es porque son unos testarudos cabezotas y porque aún no me conocen muy bien; háganme el favor de llamarme Chester, primer voluntario de la expedición de los dementes, como la ha catalogado la Señorita Ménez, quien por cierto, creo que ha exagerado un poco los contratiempos que hemos sufrido; el barco apenas está un poco chamuscado, nada apunta a que la muerte del anterior capitán haya tenido nada que ver con nuestra misión, y más que "expedición de los dementes", yo nos clasificaría como "la expedición de los ligeramente inestables", nada más. - concluyó con una sonrisa.

Por cierto, cuando tengan un momento no se olviden de probarse los trajes especiales antárticos y posar ante mi cámara; querrán tener un recuerdo de esta expedición cuando aún se les ve en buena forma, ¿verdad? Pues eso.

Tras referirles la parte que le implicaba a él como fotógrafo de la expedición, Chester vuelve a concentrarse en su taza de café.

- El asesinato sí tuvo que ver. Te olvidas de qué diarios faltaban, precisamente esos... 

Tras escuchar las palabras del Sr. Chester Field, Menez salta como un resorte, con tono disconforme.

Señor Chester Field.

Le corrijo;

Primero, el apelativo se lo debe al Sr Starkweather, y cito “Declaro aquí y ahora, delante de todos los componentes de la expedición que delego mi autoridad en Pickwell para los asuntos relacionados con la expedición de los dementes”.

Segundo, nadie ha dicho que la la muerte del capitán haya tenido que ver con nuestra misión, “solo” que era el capitán de nuestra misión. Con un tono irónico, puesto que después del acto de sabotaje, todo apuntaba a que ambos incidentes tenían relación.

En cuanto a lo del barco tiene usted razón, pudo haber volado por los aires con todos nosotros dentro, pero solo presenta pequeños desperfectos.

Que solo se quedase en eso se debe a la rápida reacción del equipo y porque no decirlo, a la suerte.

En fin, solo les pido que tengan cuidado, mucho cuidado. No deberíamos confiar en que la suerte caiga siempre de nuestro lado.

Aunque si le soy sincera, no se que es más peligroso, ir en el avión o quedarse aquí, esperando otro acto de sabotaje. Con una expresión que mezclaba temor y resignación a partes iguales.

Tras sus palabras, le vinieron a la mente las de Maggie; "El asesinato sí tuvo que ver. Te olvidas de qué diarios faltaban, precisamente esos..."

¿Maggie, podrías explicarte, por favor?. Tengo la sensación de haberme perdido algo. ¿Diarios?. Repasando mentalmente cualquier información relacionada con la muerte del Capitán.

Arthur seguía pasando la mayor parte del tiempo en la enfermería del buque. Por fortuna para él los tiempos habían cambiado y ya no era una improvisada sala en el pañol del buque, como recordaba de las historias que contaba su abuelo durante su servicio a la armada de Su Majestad. Los días bajo el efecto de las drogas habían pasado rápidamente para el médico. Apenas recordaba algo de una discusión sobre la utilización de nuevos medicamenteos, la aplicación de miel sobre las heridas para evitar las infecciones y la lectura animada de un escrito sobre Van Leeuwenhoek. 

-Es un placer conocerles señores- la voz del médico sonaba ligeramente silbante tras los vendajes que cubrían parte de su rostro -Espero que estén completamente seguros en lo referente a unirse a nosotros. La fama y la expectativas de hacerse un nombre en la historia puede ser más peligroso de lo que creemos- Arthur, en ocasiones, giraba la cabeza en extraños ángulos tratando de captar las palabras de todos. No estaba seguro si sus heridas habían tenido secuelas sobre sus sentido o eran efectos secundarios del tratamiento. Aún no había tenido tiempo de preocuparse por aquello -Estoy de acuerdo con la señorita O'Connel. Desde el asesinato del capitán todo ha sido una caida libre. Deben tener mucho cuidado en su avanzadilla- Con un último de dolor contenido acabó de arroparse de nuevo y cerró ligeramente los ojos. Las conversaciones le resultaban agotadoras aunque su espíritu estaba deseando poder ser libre de nuevo y no encontrarse limitado en aquel cuerpo herido.

Sutton, el hombre de porte elegante cuyas canas indicaban que ya podría ser considerado como maduro, se ajustó un precioso fular azul que llevaba al cuello y sonrió.

Aramiker, querida. - su tono denotaba origen inglés y gran confianza con la mujer. - Acuerdate de esa pequeña aventurilla que pasamos Field, Pickwell, el difunto McDonald, el señor lo tenga en su gloria, y yo que terminó con una visita al calabozo.

Mira entonces a los tres nuevos miembros y sonríe. Nada serio, estense tranquilos.

Me acordaba Sutton, pero tu lo cuentas con más gracia.