Partida Rol por web

Unas verjas de hierro negro se abren para dejar pasar vuestro vehiculo mientras a ambos lados veis los jardines mas exuberantes que podrais imaginar. Escuchais las llamadas de los pavos a sus hembras mientras la musica se escucha de fondo, una tarantela o tal vez cualquier otra cosa, no estais muy seguros, tal vez un vals, tal vez nada.

Uno a uno llegais hasta la gran escalinata que se abre para recibiros, un criado os abre las puertas del coche y otro se lo lleva para aparcarlo. Subis mientras otro coche llega y sale alguien mas, que tambien viene a la fiesta

La musica cambia y comienza a sonar esto

Llegamos al fin a nuestro destino. Compruebo, antes de salir que llevo la pistola en la chaqueta y bajo del coche junto a Anna y Sveta. Los tres comenzamos a subir las escaleras cuando otro coche llega detrás nuestra. No alcanzo a ver de quién se trata, así que espero a ver quién se apea del vehículo mientras escucho una música que me resulta familiar. Parece que han puesto un vals.-Que poco sentido del oportunismo. Poner un Vals cuando es la hora de llegada de los invitados. Un Vals debe bailarse, no para servir de recepción a los invitados.

Tiendo los brazos para que ambas mujeres se agarren a ellos, como un vulgar chulo de putas, pero con categoría me encuentro en lo alto del último escalón. No quisiera dar la espalda al recién llegado, no sería de buen gusto. Luego de saludarle convenientemente volveré hacia mi destino, el interior del edificio.

Es un oriental con un traje echo a medida que baja con una mujer con mascara que se agarra de su brazo. Te mira y luego a tus acompañantes, hace un leve gesto de inclinacion como un saludo antes de subir las escaleras y pasar a tu lado hacia el interior de la casa.

Cuando mirais abajo, veis a la gente bailar y en el centro de la pista el principe con la primogenita toreador con un hermoso vestido que no parece muy contenta con lo que esta pasando como si no fuera real y necesario.

Saludo al hombre que sube las escalinatas y luego entro detrás de él. En el interior, todo lujo es poco para el Príncipe y no solo eso, sino que tiene la desfachatez de bailar en mitad de la pista cuando aún sus invitados no han terminado de llegar.

Miro a Graziella y no parece muy contenta, claro que no suele estarlo. Llevo unos días sin verla, así que sonrío al ver que sigue ente nosotros. En estos días inciertos no se sabe cuando uno va a dejar de existir y más sobre esta amenaza sobre nuestras cabezas.

Me quedo allí, observando sus movimientos, mientras Sveta y Anna se quedan a mi lado. No puedo decir que no me sienta en una posición privilegiada. ¿Qué más se podría pedir?

Unas verjas de hierro negro se abren para dejar pasar vuestro vehiculo mientras a ambos lados veis los jardines mas exuberantes que podrais imaginar. Escuchais las llamadas de los pavos a sus hembras mientras la musica se escucha de fondo, una tarantela o tal vez cualquier otra cosa, no estais muy seguros, tal vez un vals, tal vez nada.

Uno a uno llegais hasta la gran escalinata que se abre para recibiros, un criado os abre las puertas del coche y otro se lo lleva para aparcarlo. Subis mientras otro coche llega y sale alguien mas, que tambien viene a la fiesta

La musica cambia y comienza a sonar esto

Unas verjas de hierro negro se abren para dejar pasar vuestro vehiculo mientras a ambos lados veis los jardines mas exuberantes que podrais imaginar. Escuchais las llamadas de los pavos a sus hembras mientras la musica se escucha de fondo, una tarantela o tal vez cualquier otra cosa, no estais muy seguros, tal vez un vals, tal vez nada.

Uno a uno llegais hasta la gran escalinata que se abre para recibiros, un criado os abre las puertas del coche y otro se lo lleva para aparcarlo. Subis mientras otro coche llega y sale alguien mas, que tambien viene a la fiesta

La musica cambia y comienza a sonar esto

-Uuf... qué poco va este ambiente conmigo- admito mirando la enorme finca a través de la ventanilla hasta que alguien me abre al puerta y saco las piernas apoyando los tacones sobre el suelo para salir al exterior y observar la escalinata con cierto desgrado.
-¿Crees que llamaremos demasiado la atención?- miro a John, que por suerte también ha optado por un vestuario bastante informal así que por lo menos estamos relativamente "conjuntados".

Me sujeto a su brazo y ascendemos con calma para adentrarnos en el lugar, aunque la música me hace arrugar la nariz.
-No creo que sepa bailar eso- murmuro por lo bajo esperando distinguir rostros familiares.

Al final no había resultado tan difícil encontrar pareja para la fiesta. ¿Aunque cuándo lo había sido, pensándolo mejor?

Debido al poco tiempo del que disponía, recurrí a la solución fácil. Había conocido a Natasha pocos años atrás en una fiesta celebrada por un importante empresario del cuál no recuerdo el nombre. Hija de unos adinerados corredores de bolsa, por aquél entonces era una mujer en la flor de su juventud, ansiosa por escapar del protocolo que le envolvía constantemente y experimentar la vida hasta el máximo exponente. ¿Qué mejor que la experiencia de unas cuantas décadas pues?

Ahora en cambio aquella joven rebelde se había convertido en toda una mujer, aunque por suerte nunca perdió su carácter aventurero. ¿Cómo podía negarse, pues, a asistir a una fiesta de alto nivel acompañada del hombre más intrigante y atractivo (a pesar de la diferencia de edad) que había conocido nunca? ¿Con el hombre que le había provocado tal placer con tan solo "besarle" el cuello?

Subimos aquella gran escalinata cogidos del brazo. Aquella era una de mis partes favoritas, cuando la música del baile fluía más y más clara a medida que nos acercábamos al salón. Ella estaba realmente radiante con un vestido negro que resaltaba su esbelta figura. Yo vestía un traje de corte más moderno de lo que estaba acostumbrado (a causa de su insistencia), aunque he de reconocer que no me desagradaba del todo.

Finalmente y con gran elegancia entramos al salón.

Pobre Natasha, no sabía lo que le esperaba.

Pero yo tampoco.

A mi eso no me importa, deja que digan lo que quieren, yo es que no me veia con pajarita en ningun momento, me ahogaria. digo mientras subimos y veo a mi tia Veo que ya estamos todos aqui un poco mas abajo Anderson con su acompañante. En la sala un oriental que entra con una enmascarada, el principe en la sala bailando con la primogenita toreador en mitad de la sala.

Me giro al escuchar unos pasos que se acercan. Veo a Irina venir con el sheriff y luego veo a un tipo algo más mayor que yo y a una joven rubia a su lado-bueno, pues si que se podía, sí.-Sonrío ante mis pensamientos y doy un paso hacia ellos para saludar.

Me inclino un poco para mostrar mis respetos-Vincent Deline, un placer. Parece que hemos llegado justo cuando el príncipe se está tomando la libertad de bailar sin la presencia de sus invitados.-Digo mirando de reojo hacia abajo para ver como se desarrolla el baile.

Miro a mis acompañantes un segundo-estábamos a punto de bajar-vuelvo la mirada hacia los nuevos-¿Quizás podíamos echar un baile?-digo con una media sonrisa. Está claro que no hemos venido a eso, pero de alguna forma hay que relajar la tensión del momento. Miro a Irina, por la cual no siento simpatía especialmente, luego a su acompañante y luego al desconocido-vamos-digo a mis acompañantes mientras miro a la chica rubia en último lugar antes de marchar.

Creo que ya he sido cortés y he saludado lo suficiente, es hora de seguir con lo nuestro. No estoy para hacer amigos, y menos de según qué clase.

- Buenas noches a todos. El placer es mío, señor Deline. - saludé a los presentes con una sonrisa cordial e hice las presentaciones para los que no me conocían a mi o a Natasha - Mi nombre es John Anderson y mi bella acompañante es la señorita Grey. Me alegra que a pesar de todo hayan venido. - comenté refiríendome al sheriff y a Irina.

Me asomé ligeramente para ver la sala, la cuál estaba bastante bien decorada para mi gusto, y los vampiros presentes en ella. La música podría ser mucho peor.

Mi acompañante, acostumbrada en cierta manera a los bailes de gala y fiestas de alto nivel, no se sorprendió como lo hubiera hecho cualquiera de su edad ante toda aquella elegancia. De hecho disfrutaba, coqueta, del trato que recibía (al cuál no estaba tan acostumbrada) y se sentía como una princesa en un cuento de hadas.

Nada más lejos de la realidad, para su desgracia.

- Por supuesto - respondí a la propuesta de Vincent .

- ¿Me concede este baile, señorita Grey? - supliqué besándole la mano lenta y elegantemente con una sonrisa de complicidad en el rostro.

Se saludan... por simple protocolo, tan estirados e hipócritas como siempre. Sin duda no les agrada nuestra compañía y eso me provoca una sonrisa de regodeo.
En realidad sé sobradamente que no les ha gustado nunca, lo cuál tampoco pretendo, pero sin duda en una fiesta de éste calibre nuestro acercamiento supondría admitir que tienen contacto con... "chusma". Resulta hasta gracioso.

-Pues yo diría que todavía falta bastante gente...- respondo al comentario de mi supuesta "pareja", empezando a juguetear con mi pelo distraidamente como tantas otras veces.
-Qué mona, habrá que ver la sonrisa que mantiene cuando le ofrezcan una copa- comento con cinismo mientras observo a Anderson y su joven pareja. Por lo pronto no tengo anda en contra de él, así que no seré yo la que despierte a su "jarrón" ambulante de un mazazo, apuesto a que otros están dispuestos incluyendo al "bueno" de Deline.

Tras unos segundos de observación de la sala, rodeo el brazo de mi acompañante para descender a la misma, extrañada de que Graziella esté con el Príncipe en lugar de con su amante... O quizá no tanto, si me paro a pensarlo bien es lo más natural del mundo. Seguro que en cuanto acabe el baile vuelve a revolverse entre sus sábanas pero ahora las apariencias es lo que cuenta. Menudo hastío.

-¿Por qué insisten en fingir que todo va bien?- pregunto de forma casi retórica, aunque no puedo evitar mirar a John como si espara que me respondiera y otorgara algo de sentido a todo lo que está ocurriendo últimamente.

En un taxi llega Blake acompañado de Quentin.

Viste unos zapatos color ocre con los cordones no muy apretados, el pantalón negro, fabricado de idéntico material que el de la americana, era recto y mostraba dos botones en la cintura para los tirantes, dos bolsillos a los lados y uno trasero en la parte derecha. Una camisa blanca y cómoda con los primeros botones desabrochados donde desprende un aroma dulce a perfume y una barba informal de varios días es la imagen que da Blake al bajar del taxi.

Unas verjas de hierro negro se abren para dejar pasar vuestro vehiculo mientras a ambos lados veis los jardines mas exuberantes que podrais imaginar. Escuchais las llamadas de los pavos a sus hembras mientras la musica se escucha de fondo, una tarantela o tal vez cualquier otra cosa, no estais muy seguros, tal vez un vals, tal vez nada.

Uno a uno llegais hasta la gran escalinata que se abre para recibiros, un criado os abre las puertas del coche y otro se lo lleva para aparcarlo. Subis mientras otro coche llega y sale alguien mas, que tambien viene a la fiesta

La musica cambia y comienza a sonar esto

Cuando sales ves en lo alto d la escalera a Vincent con Anna y otra mujer, a Irina a un hombre que no conoces, a otro mas mayor que va acompañado de una rubia.

-¡Quentin...!- espeto repentinamente con una amplia sonrisa sincera al verlo llegar, aunque admito que no me esperaba esa "pareja de baile" para él, pero cosas más extrañas se han visto supongo.
Asciendo unos cuántos peldaños para abrazarle y estrecacharle contra mí cariñosamente, sin perder la sonrisa. Miro un segundo hacia atrás, donde Graziella sigue bailando como una marioneta bajo los hilos del Príncipe, después observo a Blake con simple curiosidad. Quizá las aspiraciones de una primogénita toreador sean demasiado altas para él después de todo.

-¿Me lo prestas un rato? Te lo devolveré de una pieza- digo burlonamente mientras cojo a Quentin de la mano tirando de él para que me siga hasta la zona de baile.
No tengo demasiada idea de cómo debería moverme y apuesto a que Quentin menos, así que puede ser divertido.

"¡Joder! Sabía que tenía que haber venido andando. A este paso me perderé la fiesta.."

No llegaba tarde a la fiesta, sino que tenía que terminar de ayudar a vestir a Quentin, es peor que un niño sin manos. Una vez llegamos con el taxi y nos abren las verjas, miro mi móvil.

-¡Joder, qué tarde es!

Bajo del vehículo. Visto unas zapatos color ocre con los cordones no muy apretados, unos vaqueros negros, una camisa blanca con los primeros botones desaborchados y una americana rasgada para la ocasión.

Reviso mi aspecto y me vuelvo hacia Quentin.

-Te he traido conmigo porque esto es una fiesta al... ah, da igual... No armes ningún alboroto o te dejo en el coche, ¿de acuerdo?- por única respuesta recibo una corta sonrisa, y le devuelvo la sonrisa negando con la cabeza.

Nos adentramos en el lujoso edificio y andamos un rato por los pasillos para llegar hasta la fiesta. Una vez en el linde. Busco con la mirada a alguien pero sin éxito, al parecer...
Aquella chica pelirroja, Irina creo que era su nombre es la primera en acercarse a Quentin, parece que se llevan muy bien. Sonrío ante su propuesta de robármelo unos momentos -Todo tuyo.. después observo como ambos se van hacia la zona de baile y es entonces cuando veo a la persona por la que he asistido a la fiesta; Graziella.

Al verla me acerco a una de las barras -Hola, saludo al barman póngame un ponche con lima y una botella de agua, gracias- apoyo un codo sobre la barra y me vuelvo para echar una ojeada en dirección a la zona de baile..

Unas verjas de hierro negro se abren para dejar pasar vuestro vehiculo mientras a ambos lados veis los jardines mas exuberantes que podrais imaginar. Escuchais las llamadas de los pavos a sus hembras mientras la musica se escucha de fondo, una tarantela o tal vez cualquier otra cosa, no estais muy seguros, tal vez un vals, tal vez nada.

Uno a uno llegais hasta la gran escalinata que se abre para recibiros, un criado os abre las puertas del coche y otro se lo lleva para aparcarlo. Subis mientras otro coche llega y sale alguien mas, que tambien viene a la fiesta

La musica cambia y comienza a sonar esto

Cuando sales ves en lo alto d la escalera a varias personas, una es la amiga de Kara que se agarra de tu brazo sonriente.

Quentin se marcha con Irina y veis como viene una mujer con un hombre. Ella saluda a Anna y se queda quieta, tiene unos penetrantes ojos azules y la piel muy palida, va vestida con un traje rojo.