Partida Rol por web

La estancia no presenta muchas opciones. La maquinaria extraña parece imposible de desmontar, y las únicas cosas manejables que ves a tu alrededor son las pequeñas piezas en que parece fragmentarse la esfera blanca, pero permaneces poco tiempo en ese estado y luego vuelven a unirse en una esfera de una sola pieza. También está el extraño cubo negro del material aceitoso que está sobre un pedestal a unos metros delante de las cápsulas, y las hebras luminosas, pero parecen imposibles de arrancar.

Funcionó. Al final logró someter a la bestia impidiéndole defenderse al no poder concentrarse en sus enemigos externos y frontales, siendo su padre el que ya conocía el verdadero talón de Aquiles de la bestia, que no era su cola, sino su cara en particular o algo semejante. Al final, cayó con la bestia y se apartó girando de lado en el piso y luego levantándose, mirando a la creatura tumbarse y echar lo que podría ser el mismo líquido que tenía en su interior y disolvía la materia, léase, el piso y la única arma que tenían los Krammer a disposición, léase, un arma más dañina que meros agarres y puños del mismo joven en cuestión.

Aceptó de buena gana las palabras de papá, asintiendo entonces más precoupado del todo por lo que le pasó, pensando en decirle algo al respecto, sin embargo viendo como mamá rápidamente tomaba en cuenta el asunto, dejándola tratar a papá, que, por lo que sabía, era ella la más apta para hacerlo, considerando que ninguno de todos los demás teníamos aptitudes reales o el acumen y aptitud mental que tenía la mujer que era biológicamente su madre. Tras eso, se dirigió a hacer algo más. Se acercó a sus dos hermanas y les revolvió el pelo tanto como fuese físicamente posible, en un gesto relajado pero amistoso y fraternal de hacerles saber que lo hicieron bien y que estaba orgulloso de ellas a pesar de que se pusieron en peligro, pero a su vez admirando la valentía de sus dos hermanitas bebés, primero a Dorothy y luego a Stacy.

Tras eso, pensando en lo que dijo Dothy así como intentó hacer su madre, miró con mejor dedicación y quizá potenciado por el frenesí del combate y luego la calma (aunque confusión a su vez) del aftermath de la batalla, observando la habitación y sus cosas extrañas. No trajo nada útil como sus cuadernos de dibujo o blocs ni nada, por lo que debería "dibujar mentalmente", asociar con cosas que haya visto, de comics, películas y sobretodo usar la lógica y pensamiento crítico de su carrera. Al ir observando los distintos dispositivos trató de hacer un esquema mental, asociar, pensar: "¿Cómo?" basándose en su saber de cultura nerd como en su asociación de ideas como estudiante. No podía ser meramente una masa de músculos, que si bien era útil, no les sacaría de ahí.

Ya por otro lado, pensaba en todo lo que vió y dedujo él mismo al bajar a aquel piso. Quizá la respuesta estuviese en...

No, por ahora se concentraría a lo que iba, tal cual. "Piensa, Alex, piensa."

Repasas los libros, las películas de fin de semana en casa mientras llovía fuera, los cómics de ciencia ficción y superhéroes. Todo para buscar un sentido a todo esto. Esta vez es real, eres tú el que se encuentra allí y debe lidiar con todos esos enigmas. Las cápsulas del fondo, donde dicen haber visto a alguien igual que tu hermana Stacy. Te llevas las manos a la cabeza porque jamás pensaste vivir una pesadilla como la de la película La invasión de los ladrones de cuerpos. En el otro extremo, los cubos formados por aristas que van cambiando continuamente los has visto antes en algún cómic de superhéroes. No recuerdas cuál, pero los llamaban "teseractos", y tenía algo que ver con las dimensiones del universo. Algo un poco complejo... ¡Ah! Y la peana con el cubo negro del extraño material oscuro. Quizá se manipulase con tacto, de la misma manera que tu madre Joanna abrió la puerta en el nivel inferior tan solo tocando con su mano el material. - ¡Joder, Alex - te dijiste en silencio, emocionado -, es como en Star trek!

Acepté las muestras de cariño de mi hermano porque era él, sino ya me hubiera separado incómoda pero, una vez resuelto el tema del bichejo asqueroso y ahora que todos estábamos un poco más unidos, algo de lo que en el fondo me alegraba pero que jamás reconocería en voz alta, me puse manos a la obra, poniendo acción a las palabras que ya había pronunciado.

Me separé un poco del resto, lo suficiente para echar un vistazo a todos esos aparatos, cables y tubos, pero no tanto que no pudiera acercarme a ellos en caso de que otro problema saliera a relucir cuando nadie lo esperaba.

Aquel lugar era a la vez fascinante e inquietante, con tanta máquina rara, tantas lucecitas y cosas que me recordaron a los cómics oscuros que leía de ciencia ficción, donde a la gente se la metía en tubos llenos de líquido para experimentar con ellos y todas esas movidas que conseguían que mi imaginación se disparara.

Pero no entendía lo que veía y tampoco sabía muy bien qué estaba buscando. ¿Un interruptor? ¿Una palanca? ¿Una máquina que tuviera algún botón que pusiera salida? Porque lo único que deseaba con todas mis fuerzas era salir de aquella pesadilla junto al resto de mi familia. Si lo conseguíamos, si lográbamos escapar de esa extraña prisión, quizás me planteara volver a ser la misma chica que había sido antes de juntarme con quien no debía. No lo quería prometer pero desde luego lo iba a intentar, pero para ello teníamos que salir de allí todos con vida.

Te encuentras perdida. En los cómics que habitualmente lees, cuando los héroes están en otro planeta o en un futuro lejano, siempre hay una palanca, o una puerta abierta. Los típicos recursos fáciles a los que recurre el autor para ponerle la victoria en bandeja al protagonista de la historia, pero esto esto es real, y la tecnología de la que te ves rodeada es tan desconocida y extraña que no intuyes su funcionamiento.

¿Por qué las cosas no podían ser igual de fáciles que en las novelas y en los cómics que leía? Estaba claro que aquel lugar, por mucho que me recordara a algunas historias que había leído, no se parecía en nada a ellas pues allí no había botones ni palancas con un cartel encima que dijeran: "Podéis salir por aquí".

De todas formas, eran muchos los elementos extraños que se encontraban en aquella planta, por lo menos en toda la superficie que abarcaba mi vista y, si había algo más allá, por mi parte había escarmentado, o por lo menos por el momento, y no tenía pensado alejarme sin que estuviera el resto de mi familia a mi lado.

—¿Nos movemos de aquí? —Me sentía muy nerviosa, sobre todo sabiendo que aún estábamos en el mismo sitio donde mi hermano había acabado con aquel monstruo raro. ¿Y si había más de esos por ahí?

Todavía siento mi corazón latir fuerte en el pecho, tanto que tengo la sensación de que se me va a salir del pecho. Mi madre cura la herida de mi padre mientras Alex se acerca a nosotras y nos despeina cariñosamente. Le sonrío con dulzura antes de ponerme en movimiento para ver qué encuentro por la sala en la que estamos.

Miro el bicho caído.

"¿Quedarnos con el aguijón?" pienso para mí, pero desetimo la idea ante la visión del atizador deshecho en el suelo.

Frunzo un poco los labios cuando desetimo esa idea y sigo buscando por la sala algo que pueda servirnos de ayuda. La voz de Dorothy me saca de mi silencio.

-Sea lo que sea que necesitemos hacer no parece poder hacerse aquí arriba, igual deberíamos haber bajado-digo asintiendo ante las palabras de Dotrothy.

Solté a Ted, solo cuando me cerciore de que estaba bien, dejando que mi mano recorriera todo su brazo hasta la punta de sus dedos y quede pos un segundo mirando su espalda, solo para cambiar de dirección cuando Alex se acerco a las niñas. Supuse que en verdad estaba bien y no necesitaba atención alguna, es verdad era un chico muy fuerte.

Me levante del sitio, pues estaba arrodillada, a la vez que acomodaba la pequeña mochila en mi espalda y caminaba directa hacia ese extraño rotor, para mirarlo con atención, supongo que igual debí centrarme en la criatura, para conocer un poco mas de ella, para saber como luchar contra ellas de manera mas eficiente, pero era tan atroz y me sentía tan inútil de no poder a ver accionado esa cosa del "centro" de la sala que quise darle un vistazo mas de cerca.

-Espera hija, dame un minuto. -Implore un poco mas de tiempo a mi familia, a pesar de que era muy consciente que seguramente no estaríamos aun a salvo, puede que nunca mas lo estuviéramos.

Rodeo aquel "rotor" con mirada atenta y llena de curiosidad, como cuando era mas joven y aun visitaba la universidad.

A mi espalda estaba el bosque de probetas y cilindros y mientras intentaba comprender todo aquello, me preguntaba si seria buena idea continuar por donde llego la bestia o volver a bajar.

Me gustaria dar un vistazo a lo que has descrito, ahora que tenemos "un poco mas de tiempo" y puedo mirarlo con calma y centrarme en detalles.

El contacto con Joanna dio a Ted una confianza y optimismo renovados. Suguió buscando un arma, y tras unas cuantas vueltas se sintió frustrado al no encontrar nada.

Mientras curioseaba, captó la mirada de su hija Stacy hacia el aguijón. Vio la expresión de su cara, y pudo ver lo que pensaba. Asintió, aprobadoramente; la chica ha tenido una buena idea y luego se ha dado cuenta del riesgo. Pero ha preferido inhibirse a arriesgarse. Cruzó con ella una mirada de complicidad.

Por fin se paró frente al cubo negro. Lo hizo con atención, intentando detectar su temperatura, su olor, sus vibraciones. Estaba cerca, fijándose mucho.

-Me pregunto si esto será algún tipo de control. Y qué pasaría si lo moviésemos de aquí.

Ted pasea dando vueltas en torno al cubo negro sobre la peana. A medida que lo rodea, su superficie aceitosa adquiere brillos diferentes que hace que parezca algo vivo o concierta actividad, aunque sólo se trata de una impresión pues el cubo no se mueve un ápice de su lugar. Joanna, que se ha estado fijando hasta en el detalle más nimio del lugar, se acerca con las manos abiertas hacia el cubo. Ya interactuó con ese material una vez y quizá pueda hacerlo de nuevo. Con sus delicadas manos, envuelve el cubo y las detiene a escasos centímetros del mismo. Ted ha parado de caminar, desconcertado ante la iniciativa de su esposa y temeroso de lo que pudiera ocurrir. ¿Tocará el cubo?

Ted mira a su mujer y asiente, serio y tenso.

-Preparaos- dice a sus hijos. -Puede... pasar algo.

Expectante, vi cómo mi madre se acercaba al cubo e intentaba tocarlo. No sé qué pretendía a hacer y no iba a negar que sentía curiosidad, pero al escuchar a mi padre detuve el avance para quedarme unos pasos apartada del cubo. Esperaba que lo que fuera que iba a suceder se tratara de abrir la salida.

Tenía una idea más o menos de lo que pasaba, y si bien le parecía increíble no podían bajar la guardia. Siendo objetivo y un peleador experimentado, mayormente, consideraba que el duelo de antes fue un golpe de suerte casi, e incluso así logró herir a papá. ¿Y si le hubiera llegado el ácido o se hubiera infectado más rápido antes de ser tratado? Pues ahí estaría la cosa, razón por la cual no podía pensar que bastaban ambos para ganar todo combate, ni hablar si salían más bestias que una sola. Aparte, habían perdido su arma, mal. Muy mal.

Pero no todo era pesimismo, porque igual lograba deducir cosas, mirando alrededor y luego observando a mamá moverse. Ahí estaba, el cubo negro, como el otro coso o placa negra que ella tocó antes para abrir los pasillos. Ahí estaba, tal cual, sin embargo había algo más. Miró en dirección a los cubos esos, esos extraños aristas que se movían constantemente y pensó un poco. "Star Trek...", aquella idea de que todo podía moverse de manera ilimitada dentro del espacio mismo. No era tampoco un mal estudiante del todo y podía entender eso aunque sea en fundamento. Por eso, habló.

- Mamá, mira esos cubos con aristas en movimiento, esos... Teseractos. -Repitió el término que logró recordar antes al pensar en la situación.- Trata de pensar en el lugar completo, en alguna salida o por último el diseño o plan de esta estructura.

Total, mediante la idea de que las dimensiones podían cruzarse y fusionarse era que este inmenso y absurdo lugar estaba ubicado de manera legítima aquí, en un sector tras la chimenéa de su departamento y en lo que debería ser el Dakota. Si se usaba la misma lógica y el cubo negro servía como un panel de control (y toda esta habitación era un salón de maquinarias), seguro esos cubos con aristas móviles podrían generar algo. Algo tenía que haber.

O sino, quizá después no habría nada más para ellos.