Partida Rol por web

El mafioso, acostumbrado a estar en el otro lado de los interrogatorios y torturas, dejaba claro que no estaba hecho para aguantar situaciones de tensión como aquella, y acabó elevando la voz - ¡Joder, pues claro que me suena Semenovich, os acabo de decir que llegó a la estación hace dos semanas! - pero enseguida volvió a fijar la vista en la pistola de Marek y se volvió a encoger sobre sí mismo - No se de que avión estáis hablando, solo sé que él y el jefe llegaron a algún acuerdo y desde entonces el hombre hace lo que le place por la estación, tenemos órden de no molestarlo por nada... - el hombre hizo una pausa, como si hubiera algo en lo que no había caido hasta ahora - Aunque hace un par de días que el jefe ordenó retenerlo en su estancia y no ha podido salir desde entonces, no sé que habrá podido ocurrir, a nosotros nos cuentan lo justo para ir tirando...

El matón puso cara de lástima, casi al límite a causa de la situación, ser encañonado e interrogado no era algo que todos fueran capaces de soportar durante mucho tiempo -  Mirad, si tanto os interesa, Rezno lo tiene encerrado en la parte trasera del burdel, allí es donde están las residencias buenas, casi de lujo. Es todo lo que os puedo contar, ¡lo juro por mi madre!

Marek miró al tipo, había conseguido romperlo. En ocasiones, incluso tras el tiempo fuera de la compañía de gente como Rezno, atrás en sus días de oficial, aún se sentía como un monstruo bien entrenado. Volvió a contemplar al tipo:

- Tengo un trato para ti. Dí que otro grupo de dos viajeros se ha cargado a tu compañero. Te dejaré ir y a cambio cuando llegue el momento convencerás a otros de que lo mejor es ayudarme a acabar con él. Yo lo elimino, deja de ser un problema y... Alguien, podría tomar las riendas. No sé si me explico.

-Si algo tiene esa mujer, es que es sincera. Yo tomaría en serio todas y cada una de sus palabras. Un solo paso en falso, una mínima sospecha de que nos la estás jugando, y ese acento tan bonito que tienes dejará de escucharse en Tretjakowskaja. Y sería una pena, porqué realmente es divertido.

Con un ligero empujón, se separó de Jorji y dejó una distancia prudencial. Quería evitar ponerse al lado de sus compañeros, serían un blanco fácil en caso de que aquel desconocido actuara como un suicida y quisiera cargarse al trío en un ataque desesperado.

-Y bien, estás de acuerdo con el trato de la señorita?

Me sorprende esta nueva actitud de Ratón. ¿Pero qué mosca le ha picado? Pienso para mí. Estoy de acuerdo con Jorji, la actitud de Ratón no es buena para hacer amigos y no me parecería buena idea granjearse enemigos stalkers, pero no digo nada en voz alta porque no quiero que Jorji piense que estamos desunidos y que por ello somos débiles.

Al ver cómo Anna toma el timón no me hace ninguna gracia, sigo sin confiar en ella, pero tampoco ha planteado ninguna locura. Al contrario, no es mala idea. Y me doy cuenta de que Ratón colabora con ella siguiéndole las intenciones, así que me decido a hacer lo mismo y además atajar el tema; me preocupan nuestros perseguidores, y soy hombre más pragmático que parlanchín.

-Aclaradas las cosas, sugiero que salgamos de aquí ya mismo; siento a esos mafiosos pisándonos los talones. ¿Alguna idea en particular, Jorji? -primera prueba para nuestro nuevo "socio", veamos cómo se las apaña... Puede que sea sincero y nos venga de perlas, o que nos hagan cosas muy feas por confiar en él. De todos modos tengo claro mi objetivo, y no me considero un cobarde.

Jorji escuchó el trato que le proponía Anna, de repente totalmente serio, como si se hubiera llegado a un tema que considerara peliagudo. Al final, valorando las opciones que tenía y, devolviendo la mirada a una determinada Anna y tras escuchar la amenaza de Gregori, asintió y se puso en pie una vez el Ratón lo dejó libre y se apartó de él el poco espacio que el pequeño cubículo le permitía - Mui bien, serr trato aseptable. Avión bien carrgado, balas serr demasiado parra dos perrsonas de todas manerras... no poderr gastarr en una vida... - el hombre se pasó una mano frotandose el cuello, allí donde había sentido el filo del cuchillo de Gregori cerca de sus arterias carótidas - Igorr va a deberr una mui gorda a Jorji esta ves...

Jorji asintió de nuevo en aprobación a las palabras de Andrey, y tras revisar que todo su equipo estaba en orden, dió unos pasos hacia la puerta, la abrió un poco y observó por la rendija que quedaba - Sí, mejorr salirr prronto, verr ia dos hombress de mafia preguntarr por sona... - entonces, por fin después de tanto tiempo, le reveló al trío una información que ansiaban por encima de todo - Matoness tenerr a sosio enserrado en sona trasera de burdel, allí residensias de maior calidad, serr también donde vive jefe de mafia... No conocerr al hombrre, pero oírr que serr peligrroso... - el stalker se volvió hacia los aventureros y les hizo una seña con la mano - Vale, ahora estarr despejado. Nosotross salirr de aquí y buscar lugar donde esconderr hasta noche... Mejorr momento para rescatar a sosio y salirr de estasión. Con cuatrro deberría bastarr...

Fuera del pequeño hostal, los callejones de la Tretjakowskaja parecían casi desiertos, sin duda el efecto que provocaba que la mafia hubiera desplegado a sus matones en buen número para dar con aquellos que se habían atrevido a "perturbar la paz" de la estación. No sería fácil moverse a escondidas ya que seguramente los de cabeza rapada pararían a cualquiera que vieran deambular fuera de su cubículo, pero quedarse en el hostal estaba totalmente descartado, si los encontraban allí estarían metidos en una ratonera. 

Tenían que encontrar algún lugar apartado en el que a los mafiosos no se les ocurriera buscar o que tardaran en hacerlo. El pequeño atracadero que hacía las veces de puerto, allí por donde habían llegado a la estación, debería servir, seguro que podrían ocultarse en algún bote que estuviera vacío. O si preferían estar más cerca de su objetivo y del centro de la estación, también podían ir hacia los corrales de los cerdos, situados en uno de los túneles que salían de la estación pero cuya salida se había sellado hacía tiempo. A aquella distancia el mal olor de los animales no perturbaba tanto a los habitantes de la Tretjakowskaja, y era un lugar al que pocos se acercaban, salvo cuando era la hora de alimentar a los animales, que solía ser bien de mañana, por lo que no tendrían que preocuparse por los curiosos hasta el día siguiente, y para entonces ya no estarían allí si todo salía bien.

Pero también había que tener otra cosa en cuenta... ¿Que había pasado con el resto del grupo? Ponerse a buscarlos ahora sería arriesgado, pero estando todos juntos tendrían más posibilidades de conseguir sacar a Semenovich de las garras de la mafia. Decidieran lo que decidieran, más les valía darse prisa.

Svet se mantuvo alerta, agarrando tan fuerte la empuñadura de su bastarda que hasta los nudillos empezaron a blanquear. Rezaba en su interior por que aquel hombre escogiese la vía diplomática y no intentase ninguna tontería; no se veía capaz de disparar a un ser humano. Acepta el trato, acepta el trato...

La adrenalina mantenía a todos los miembros del grupo en plena tensión, estando alerta en todo momento de la posible llegada de una amenaza por parte de los componentes de la mafia. Eran la presa, de eso estaban convencidos, pero la duda era si serían capaces de salir de aquel atolladero con vida. Y solo era el principio.

Según Jorji, el rescate se debería hacer en la base de la mafia, en un local tras el burdel. Como alguien diría: meterse en la boca del lobo para salir de una sola pieza. Una idea de locos!

-Propongo escondernos en los corrales de los cerdos. Es más céntrico y tendremos más posibilidades de poder observar si aparece alguien más del grupo. Más efectivos nos serían más que útiles.

Mirando a Jorji, le preguntó.

-Porque tu no habrás escuchado ningún rumor sobre nuestros amigos, verdad? Algunos de ellos querían acercarse al burdel para investigar sobre Semenovich. Temo que estén en apuros como nosotros. O peor incluso, que ya hayan pasado al otro barrio.

Y en un arrebato de valentía, dijo a Anna y a Andrey.

-También puedo pasearme sin llamar la atención por las callejuelas de la ciudad e intentar dar con ellos. Si me disfrazo con harapos, podría pasar desapercibido. Es arriesgado, pero nosotros cuatro, tenemos muy chungo el rescate.

Pese a desconfiar de las intenciones reales de Jorji, la muchacha reconoció que el plan de rescate sería más probable de poder realizarse con éxito al llegar la noche por lo que asintió. Al parecer Semenovich estaba encerrado en la parte de atrás del burdel de la estación e infiltrarse allí sin ser descubiertos no iba a ser para nada fácil. Si las calles habían estado repletas de mafiosos ¿Cuánto más donde tenían al rehén capturado y dónde probablemente estuviese el "capo" de la mafia?

Esto no va a ser nada fácil... Deberíamos tratar de observarles desde lejos y analizar sus movimientos. Ver si existen lagunas en sus turnos de guardia e intentar averiguar si solo tienen a Semenovich o también a nuestros compañeros. Es extraño que no hayan venido al cubículo como acordamos...algo les debe de haber ocurrido ¿No lo habrá conseguido Svet?

Aún seguía en su ensimismamiento cuando Gregory propuso ir hacia los corrales de cerdos. Le parecía la mejor opción si querían estar cerca de los alrededores y descubrir algo. La opción de los botes la descartó de inmediato, no quería volver por donde habían venido y los alejaba de su objetivo de la noche.

Estoy con Gregory, prefiero ir hacia los corrales de los cerdos. Me parece la mejor opción si queremos averiguar más información que nos pueda ser útil respecto al emplazamiento, puntos por donde infiltrarnos, turnos de los guardias...cualquier detalle puede suponer la diferencia entre morir y sobrevivir.

Y no estoy dispuesta a morir, como comprenderéis...

Cuando Ratón propuso disfrazarse e ir en busca de sus amigos levantó la mano y le dijo aún pensando.

Separarnos me parece mala idea...y aunque tuvieras suerte y todo saliese como esperas, que no tiene por qué ser el caso, ser más personas no creo que nos confiriese ventaja sino justo lo contrario. Planeamos un rescate sigiloso...no una confrontación directa con toda la mafia. ¿No os parece? Lo que sí propongo es que nos acerquemos sigilosamente e intentemos averiguar todo lo posible, sin ser vistos, hasta que llegue la noche cuando actuaremos. 

Miró al resto esperando sus opiniones al respecto. Sabía que Andrey seguía desconfiando de ella, se le notaba en el rostro. Pero quería que se diera cuenta que podía ser útil. Sus ideas siempre fueron agudas y no se le daba mal observar y analizar las situaciones que se presentaban. Buscaba su aceptación.

El matón sospesó la oferta de Marek un instante, pero desde el principio había quedado claro que algo así era la única manera de que tuviera alguna posibilidad de no acabar como su compañero. Miró en la dirección hacia la que Anton se lo había llevado y tragó saliva, luego pasó la mirada por los tres aventureros que lo retenían. Svetlana y Anton se mantenían callados, a la espera de que respondiera a la oferta de Marek, el único que realmente lo encañonaba con su arma. Pero no por ello dejaban de ser una amenaza.

- Vale, hecho. Si que es verdad que hay algunos que no están muy contentos con el nuevo liderazgo... Si consigo que no me mate, no interferiremos cuando vayáis a por él. Pero tendréis que ser discretos, si entráis disparando sin más nos veremos obligados a dispararos también - se encogió de hombros como si hubiera dicho una obviedad, y la verdadd, así era, en el Metro cada uno debía mirar por su propio pellejo.

El hombre recuperó su arma del suelo lentamente y sin apartar la vista de Marek, y luego desapareció por uno de los callejones de la estación. Superada aquella parte, ahora había que decidir que hacer, y más importante, averiguar que había ocurrido con el resto del grupo y dónde se encontraban. Por lo que se había entendido de las palabras del matón, los mafiosos sabían que eran seis en el grupo, pero nada indicaba que hubieran atrapado a Gregori, Anna y Andrey. Con suerte, quizás habían vuelto al pequeño hostal donde habían pasado la noche anterior y los estaban esperando allí.

Había que matar. Svetlana lo sabía. Había que acabar con un fascista. Era la única forma de justificarlo. La única forma de engañarse a sí misma para participar en semejante atrocidad. 

-Será esta noche -se sorprendió a si misma diciendo. -Dejad las puertas abiertas, la guardia baja y nosotros haremos el resto. -El matón le daba la espalda a medida que recogía sus cosas y se marchaba temeroso. No le pudo ver la cara, pero la médico sabía que habría captado el mensaje. Más le valía. 

Se volvió a sus compañeros. -No quiero ser una aguafiestas, pero el tiempo corre en nuestra contra. Hay que encontrar al resto. Si encontramos a Rezno, daremos con Semenovich. Si damos con Semenovich encontraremos a Rezno. Pero todo acaba esta noche. 

La frase era lapidaria, lo sabía, pero estaba harta de toda esa tensión. Aunque solo fuera por su salud mental, todo debía acabar esa misma noche.

-Gracias, Jorji. -le digo después de decirnos la ubicación de Semenovich, y el modus operandi a seguir. Cuando Ratón sugiere que nuestros compañeros pueden haber muerto pongo mala cara, por un lado por desaprobación de la idea y por otro por la preocupación que esa posibilidad me genera, sobretodo por la médico. Oigo todo lo que tienen que decir y respondo: -Preferiría no enguarrarme como un cerdo, la verdad, pero si os parece la mejor opción... de acuerdo. Por otro lado, confío en la capacidad de sigilo de Ratón... pero en cualquier caso si queréis hacer una exploración, y no separaros, insisto en no explorar hasta que la bajada de luces de la noche nos ayude. Tendremos horas de noche de sobra para actuar, mejor ser precavidos hasta entonces. Venga, vamos a llenarnos de mierda... -finalizo con resignación, saliendo ya de la sala e intentando que mis compañeros hagan lo mismo, para evitarnos mayores problemas con la mafia.

Anton dejó caer sus hombros, relajándose y pasándose una mano enorme por el cabello para echarlo hacia atrás. Habían salido de esta, por ahora. Aunque el hecho de que Semenovich estuviese "protegido" por Rezno solo volvía las cosas más confusas para él. Miró a Svetlana como quien mira a un completo lunático y se cruzo de brazos.

—¿Tan dispuesta estás a hacer lo que dices por un mercader que hace tratos con las mafias? —le preguntó a la mujer con incredulidad poco fingida—. Puede que ahora sepamos donde se encuentra, pero también sabemos que el mercader está en manos del hombre más poderoso de la estación. Si vamos a hacer esto... necesitamos un plan en efecto. Debemos ponernos en marcha y empezar a buscar al resto.

-Muy bien, esperaremos a la noche. Puede que sea más fácil acercarnos sin llamar mucho la atención.

Las palabras de Gregori pretendían ser optimistas pero, siendo sinceros, era como lanzarse a una tumba abierta. Lo que pretendían no era peligroso, sino lo siguiente. Adentrarse en la guarida de unos mafiosos sin ningún tipo de remordimientos, creer salir airosos del rescate de Semenovich, puede que salvar el pellejo de sus compañeros, conseguir salir de aquella pocilga de ciudad con vida... Lo dicho: si conseguía aquel botín, viviría a lo grande. Moriría joven, cierto, pero pegándose una vida como nunca lo había hecho.

Svetlana negó con la cabeza suavemente, aunque molesta por las palabras de reproche del grandullón. 

- No sabemos si Semenovich realmente hizo un trato con Rezno... O si lo que comenzó como una relación amistosa se ha vuelto en su contra. -al fin y al cabo, aquello era el Metro, donde desgraciadamente un puñado de balas de grado militar valían más que muchas vidas. -Además... -suspiró- aunque nuestro nuevo aliado mantenga la bocaza cerrada, me temo que Rezno ya estará alerta. Momentos antes de encontraros, Anna y yo huíamos de otros dos tipos. Uno de ellos con una herida bastante profunda... -se encogió de hombros, como disculpándose- la nueva pistola de Anna, la verdad es que no tuvimos alternativa. 

Svet se echó la mochila al hombro. Su bastarda a la espalda y el revolver en el cinto. -Venga, no hay tiempo que perder. Seguro que ratón ha averiguado algo también. 

Tras dejar escapar al matón, el trío de aventureros se encontró de nuevo a solas, separados del resto de su grupo y en medio de una estación hostil, en plena busca y captura por parte de un antiguo y poderoso enemigo, que, sí bien todavía no sabía quién eran, sin duda no repararía en esfuerzos por capturarlos una vez lo descubriera. Tras un corto debate, decidieron que lo mejor era regresar al pequeño hostal de la noche anterior, con la esperanza de econtrarse allí con el resto del grupo, advertirles de lo que habían descubierto, y tener más posibilidades de salir de allí con vida.

El camino no fue fácil, quedaba muy poca gente en las calles y el número de mafiosos patrullando había aumentado considerablemente, por lo que  tenían que moverse con cuidado y en sigilo. Pero por suerte en un lugar tan pequeño como una estación de metro y en la que vivían tantas personas juntas, los estrechos callejones y huecos ofrecían numerosos escondrijos donde esquivar a los perseguidores. Así consiguieron llegar hacia el hostal, pero justo cuando iban a entrar en él, la puerta del mismo se abrió, y por ella les salió un hombre al paso.

Iba vestido con unas botas que sin duda habían visto mejores tiempos pero que por eso mismo demostraban su resistencia, ropa ancha y acolchada para mantener el mayor calor posible, con un ancho gorro de bordes peludos, y cargado con una pesada mochila militar, y un chaleco del ejército cuyos bolsillos estaban llenos de munición, filtros para máscara, y otros objetos de supervivencia, del cual también colgaban pequeños paquetes que había añadido su portador, incluso alguna granada. Iba armado con un Dobleta y un Revólver, además de un cuchillo de imponente tamaño. Llevaba un par de gafas polarizadas, que en aquellos momentos vestía sobre la frente.

El hombre se sorprendió de verlos y de inmediato llevó la mano a su arma, aunque sin levantarla. Detrás de él, otras tres personas salieron del hostal. Eran Gregori, Anna y Andrey, que al parecer también habían vivido su periplo particular. Por fin habían logrado reunirse todos de nuevo, pero ¿Quién era el cuarto hombre?

- Eeh... ¿Estoss serr amigoss vuestrros? - les preguntó a los que estaban detrás de él. Claramente el hombre no era ruso, y tenía un fuerte acento de a saber qué procedencia, aunque al menos se lo podía entender al hablar, si bien a los más puristas seguro que les haría rechinar los dientes.

Tras un corto debate, los aventureros se decantaron por esconderse cerca de los corrales del ganado, probablemente la decisión más acertada ya que únicamente los que allí trabajaban solían acercarse, ya que el olor no era agradable precisamente. Aquella sería la única penuria que tendrían que soportar, no obstante. Pero por suerte solo serían unas pocas horas.

Jorji salió en cabeza, pero cuando salió por la puerta se quedó parado de repente. Vieron que llevó la mano a su Dobleta, pero que no llegó a levantarla. Al salir del pequeño hostal, vieron que lo que había detenido al stalker eran tres personas que acababan de aparecer allí. Eran Marek, Anton y Svetlana, parecía que habían vivido su periplo particular. Pero por fin se había reunido el grupo de nuevo.

- Eeh... ¿Estoss serr amigoss vuestrros? - les preguntó Jorji a los que salían detrás de él.

-Entrad, rápido!- dijo a sus compañeros dejando paso para que se pudieran reunir de nuevo en aquel cuchitril que habían alquilado.

Un atisbo de tranquilidad creció en el interior de Gregori, no solo al comprobar que sus compañeros aún estaban con vida, sino también al saber que si su plan de rescatar a Semenovich continuaba adelante, ahora tendrían algo más de posibilidades de tener éxito. Pasar de 4 a 7 personas, era algo positivo.

-Donde coño os habéis metido? Ya no sabíamos donde estabais, ni si estabais vivos. No tenemos mucho tiempo. Resumen rápido: este es Jorji, un socio de Semenovich. Nos ha dicho que está secuestrado en la parte trasera del burdel, retenido por parte de la mafia. Fantástico, lo se! Pero ahora viene lo bueno: o nos metemos en la boca del lobo a salvar el pellejo del viejo que nos puede hacer ricos o nos largamos cagando leches de la ciudad antes que la mafia nos corte la nariz y nos la meta por el trasero.

Aquella avalancha de palabras salieron de la boca de Ratón de una sola bocanada de aire, siendo una ametralladora de información que requería unos segundos de proceso mental para acabar de entenderla. Gregori respiró unos segundos para recuperarse del esfuerzo de su discurso y mirando a sus compañeros, les acabó diciendo.

-Si tenemos que hacer algo, debe ser rápido. La mafia está al caer.

Svetlana sonrió con alivio al comprobar que aquel desconocido no parecía ser una amenaza para ellos. Le tendió la mano, y añadio con dulzura. -Yo soy Svetlana. Encantada. Depués echó una ojeada por la sucia ventana del apartamento, no del todo relajada ante el aviso nervioso de Ratón. La mafia está al caer. 

Se sentó junto a Anna, dejando sus armas, la bastarda y el revólver, Espinoso, encima de la mesa. -Me alegra saber que no te cogieron. Le dijo a su compañera. -Madre mía, cuando le disparaste a aquel tipo pensé que e habías vuelto loca -soltó una risita. Pero supongo que te tengo que dar las gracias. 

También hizo un comentario a cada uno de ellos, alegrándose de que todos hubieran salido de ésta, una vez más, sano y salvos. Sanos, en caso de que nadie estuviese herido. Se ofreció para curar cualquier herida que necesitase tratamiento. 

Por otra parte, la médico se volvió hacia Gregori. ¡Aquel tipo no callaba ni debajo del agua!

-Me alegro de contar con un aliado más. Jorji, el amigo de Semenovich. Según cuentan, el tipo que tiene secuestrado a nuestro hombre es un tipo nada agradable. Se llama Rezno, nuestros compañeros Marek y Anton tuvieron algún desacuerdo con él en el pasado. Que os cuenten ellos mismos. Hizo un gesto a los dos para que diesen las explicaciones oportunas. 

Después de escuchar los distintos puntos de vista la decisión parece ya decidida, iremos a las pocilgas. La tensión se ha rebajado con los minutos y Jorji parece un tipo con la cabeza amueblada. No tiene pinta de querer cometer una estupidez pero seguiré vigilándole de cerca...

Al salir del cubículo Jorji se quedó parado y susurrando nos indicó que teníamos visita. Hice ademán de apuntar con mi pnemática pero confirmando las sospechas de Jorji comenté aliviada.

Si, Jorji...son nuestros amigos, no te preocupes. Todo en orden.

No pude reprimir mi alegría y en cuanto se acercaron y supieron quienes éramos, corrí y abracé a Svet. Habíamos pasado momentos muy duros y estaba feliz de que lo hubiera conseguido también. Entramos en la casa y nos sentamos juntas, tenía muchas ganas de hablar con ella.

Svet! Estaba muy preocupada por tí. Dudé en cuanto nos separamos de sí había tomado una buena decisión pero viendo que estamos todos sanos y salvos me siento aliviada. Disparé por instinto, iban a torturarnos, esos no se andan con tonterías...y no! No tienes que agradecerme nada. Ambas afrontamos la situación con valentía. ¡Si no les hubieses hablado con ese tono y creado la distracción no podría haber actuado! - dije hablando con una mezcla extraña de sentimientos...feliz, aliviada, nerviosa, preocupada. Tenía ganas de volver a abrazarla pero solo le sonreí y le susurré cariñosa. Estamos a mano, nada que agradecer.

Me dirigí a Antón y Marek con tono afectuoso.

También me alegro que estéis bien. - y les tendí la mano en señal de respeto. Cuando le di la mano a Marek le ofrecí una bala y guiñandole el ojo añadí. Si soy de confianza me la devuelves.

Escuché atentamente las propuestas de todos y la información que ofrecían los recién llegados. Había que ponerse en marcha en breves.