Partida Rol por web

Tras el enfrentamiento con Rezno y los suyos, la traición y muerte de Semenovich y la despedida de Anton, el grupo salió del burdel, de nuevo a las oscuras callejuelas de la Tretjakowskaja. El ruido del tiroteo había despertado a los habitantes de la estación y los más cercanos y curiosos se habían acercado a ver que ocurría. Pero al ver como del interior del edificio salían aquellos seis hombres y mujeres armados hasta los dientes, se lo pensaron mejor y volvieron a desaparecer entre las sombras.

Nadie les salió al encuentro ni se atrevió a molestarles en su camino hacia la salida de la estación. Jorji guiaba al grupo, tal y como había prometido, ya que tras muchos años se conocía buena parte del Metro como la palma de su mano. Y más importante aún, también de la superfície, donde la experiencia del stalker les resultaría vital para sobrevivir, ya que ninguno de los cinco había puesto un pie jamás sobre las ruinas de la devastada ciudad de Moscú.

Había varios túneles que conectaban la Tretjakowskaja con el resto de las líneas. Por un lado, estaba el túnel por el que habían llegado, anegado por las aguas del Moskva, y que quedaba descartado por su peligrosidad, al igual que el túnel que llevaba directamente hacia la Pawelezkaja. Podíar seguir el túnel que llevaba hacia la Marxistskaja y volver a los dominios de la Hansa, o seguir más allá y adentrarse en los confines del Metro por la Ploschtschad Iljitscha, pero Jorji les había dicho que tenían que ir al norte, no al este, por lo que tomar aquella ruta sería dar un rodeo demasiado largo e innecesario. De modo que solo había dos opciones que fueran realmente viables: el túnel que llevaba hacia la Kitai-gorod, y que se encaminaba directamente hacia el norte, entrando en la Teatralnaja.

Jorji guió al grupo hasta que se detuvo en la entrada al túnel hacia la Teatralnaja. Allí se giró hacia sus compañeros para proponerles el plan que había ideado - Bien, deberr desidirr ahorra que haserr... Tenerr dos opsiones, ruta hacia nordeste llevar hasta estasión Kitai-gorod. No serr sitio bueno, mui parresido a Tretjakowskaja, estasión contrrolada por mafia. Jorji pensarr que haberr tenido ia bastantes tratos con mafia, - escupió al suelo para enfatizar su postura - Perro serr sierto que allí poderr passarr mas desaperrcibidos, no tanto control con viajerros, quisás cruse serr más fásil allí. Eso sí, no saberr que clase de suministros poderr conseguirr, mui variable.

^_>> Otrra opsión serr seguirr recto hasia Teatralnaja - dijo señalando con el brazo hacia el túnel que se abría detrás de él - Mi recomendasión perrsonal. Allí no haberr más problemas que los que traerr consigo o provocarr allí, Rojos poderr serr estrictos perro serr buen sitio donde poderr aprovisionarr de manerra correcta para viaje, tenerr algunos conosidos que poderr echarr mano. Ademas desde allí salida segura a la superfísie - hizo una pausa, como considerando una opción de último momento en la que no había caído - Poderr intentarr salirr desde aquí mismo, pero ensima de Tretjakowskaja haberr pantano. Sona mui peligrrosa si no se esta preparrado o se lleva equipo adecuado. No considerrar que vosotrros estarlo, pero Jorji no hablarr por grrupo, solo guía. Grrupo desidirr.

Cuando Jorji se paró a la entrada del tunel, Svet se sentó, agotada, en una de las bancadas de piedra a medio construir que estaban a los lados. A medida que la adrenalina del enfrentamiento iba desapareciendo lentamente de su torrente sanguíneo, cada vez era más consciente de lo que acababa de pasar. Miró a Gritona y Espinoso, sus armas de fuego, ya no con orgullo, o cariño; más bien con asco. Hasta ahora le habían protegido fielmente contra las criaturas horrorosas que moraban en el Metro, pero era la primera vez que las usaba contra una persona. Era la primera vez que... mataba. 

Por supuesto, estaba familiarizada con la muerte, al fin y al cabo era médico, y ya por falta de habilidad, de material o simplemente porque no había manera, muchos de sus pacientes habían perecido. Pero esto era muy diferente. Se había embarcado en esta misión suicida con las esperanza de recuperar unas balas que pudieran intercambiarse por material médico y así salvar vidas. Y de momento la dichosa aventura solo había traído dolor y muerte. No sabía hasta cuándo podría aguantar así. Además, Anton, que de alguna manera le había proporcionado una sensación de protección, se iba. Entendía sus motivos, pero aún así estaba enfadada con él. Tanto, que ni siquiera había tenido palabras para despedirlo. Ahora quedaba desamparada, un profundo sentimiento de angustia le apretaba el pecho y no pudo evitar que una lágrima resbalase por su enrojecida mejilla. 

Quizá fuese por su estado anímico que cuando Jorji propuso Teatralnaja como próxima parada, Svetlana asintiese con cierto alivio. No tenía familia allí, pero volver a los dominios de la Madre Rusia seguro la reconfortaría de alguna extraña manera. 

Salir con vida del burdel y, además, bien aprovisonados, provocó en Gregori una sensación de ligereza y tranquilidad que hacia unas horas no había imaginado poder tener.

La situación había finalizado de forma rápida y limpia. Muerte del capo de la mafia, ninguna baja en el grupo, nuevo equipo y un guia resuelto en ayudarlos a conseguir llegar al maldito avión repleto hasta arriba de cargamento militar. Comenzaba a pintar bien, la cosa. Pero era cierto que cada paso, a partir de aquel momento, se tornaba más peligroso. Salir al exterior no era moco de pavo, y el camino hacia el objetivo aún reservaba sorpresas.

-Si crees que en Teatralnaja tendremos menos problemas, yo voto por esa opción. Bajo tierra las notícias corren muy deprisa y puede que las ramas de la mafia en Kitai-gorod busquen algún tipo de venganza. Todos són igual de cabrones...

Anna valoró la situación una vez Jorji planteó las alternativas. La idea de volver a un lugar controlado por la mafia no le agradaba y salir a la superfície, creyó que sin estar bien provistos, podría ser una locura. Más aún si saliendo por ahí se encontraban en medio de un pantano...

- Creo que la mejor opción es llegar a la línea roja, a Teatralnaja. Si vamos al norte, tarde o temprano será inevitable que la crucemos, así que mejor antes que después. Con suerte, nos aprovisionaremos bien gracias a los contactos de Jorji y saldremos sin muchos problemas a la superfície, por un lugar más seguro y cercano a nuestro objetivo. Yo personalmente prefiero esa opción.

Miró al resto del grupo, Jorji consideraba que era la mejor opción y ratón no tardó en seguir su propuesta. Anna también estaba de acuerdo con esa opción...cuanto menos tiempo en la superficie mejor, el estrictamente necesario para entrar, extraer el botín y salir.

Marek no estaba para valorar muchas opciones, de manera que consideró la experiencia de Jorji como guía y buscavidas. Apretó su fusil con la culata contra el axila sin mucho entusiasmo. Seguía con su cara de pocos amigos:

- Jorji es el experto, voto por escucharlo.

Al escuchar las opciones me quedo pensando en las posibilidades, y en cuál es la más viable. Entonces mi pragmatismo militar entra en conflicto con mi rencor hacia los rojos. En condiciones normales no pisaría esa mierda de Línea Roja ni loco, carajo. Pero... joder, la cosa está bastante clara... vamos directos hacia nuestro objetivo, nos aprovisionamos, aprovechamos los contactos de Jorji... Que seguro que luego las cosas no salen como está pensado, pero bueno al menos las probabilidades están a nuestro favor de salida... Pero joder, esos malditos rojos... Como la médico ésta, que es roja también creo recordar... Pienso para mí.

Entonces miro a Svet y la veo sentada, padeciendo en un triste silencio. Me extraña ver que nadie se ha acercado aún a ella a darle consuelo y pienso: Bueno, será una roja de esas, pero es la médico del grupo y nos interesa mucho que siga con nosotros. Y está buena, que eso siempre ayuda. Entonces digo para todos: -No me hace ni puta gracia pisar la Línea Roja, la verdad. Pero bueno, entiendo que es nuestra mejor opción según dices, Jorji. Así que parece que estamos todos de acuerdo. Solo espero que aprovechemos de veras esta opción... no querría acercarme allí para encontrar mayores problemas. -dicho esto, me acerco a Svet y me siento a su lado.

-Eh, vamos... ¿qué ocurre? -le digo con toda la suavidad que soy capaz de reunir, lo que tampoco es mucho. Entonces me empiezo a preguntar: ¿Qué es lo que le pasa? Da la sensación de que el tiroteo le ha afectado... pero no tiene sentido, no? Es médico, seguro que se le ha muerto gente en los brazos... o eso, o no tiene la suficiente experiencia para sernos del todo útil... En fin, en el peor de los casos, es lo mejor que tenemos. Le paso el brazo por el hombro intentando arroparla y añado: -Vamos chica, ánimo, salimos todos vivos de ese tiroteo y aquí estamos... Cada paso nos acerca más al final del viaje. -no es que me sobre la empatía, y menos por una comunista, pero dentro de lo que cabe hago lo que puedo.

No fue ni Marek, ni Anna, ni mucho menos Gregori quien se acercó a consolarla. Fue Andrey, para asombro de Svet, el grandullón con el que apenas había cruzado un par de frases desde que lo conoció. Sabía que, a pesar de ser compañeros de viaje, sus diferencias políticas suponían una barrera infranqueable. Aun así había tenido la suficiente empatía como para notar su aflicción, y suficiente humanidad como para intentar consolarla. 

-El final del viaje... -Repitió Svet entrecortadamente. -Eso es precisamente lo que me precupa, Andrey, ¿qué pasará al final del viaje? De momento esas balas solo han traído muerte y violencia. Incluso yo he matado por ellas... -reprimió un sollozo- ¿y si todo este esfuerzo, todo el riesgo... y si al final no sirviese para ayudar a la gente del Metro? ¿Y si solo trajera más muerte?

Jorji escuchó las opiniones del resto y asintió satisfecho, ya que habían elegido seguir su recomendación. Tras dejar unos minutos para que terminaran de conversar y por si tenían que hacer alguna última comrpobación o preparación de su equipo, Jorji encedió su linterna y se encaminó hacia el túnel que llevaba hacia la Teatralnaja, seguido del resto.

Como en la mayoría de los túneles, la oscuridad era casi absoluta y solo se veía interrumpida por los haces de las seis linternas que avanzaban sin perder ojo de cada recoveco del túnel, recordando su experiencia anterior. Pero la presencia de Jorji infundía confianza, puede que algunos del grupo tuvieran más o menos experiencia moviéndose por el Metro, pero estaban frente a un auténtico veterano, que sabía que hacer en cada situación, como responder a todo peligro y que se mostraba siempre seguro de sí mismo. Sin duda, su ayuda en la superfície sería inestimable.

- Este túnel ser bastante concurrido, no deberría haberr prroblema - decía el stalker - Pero tenerr ojos abierrtos nunca haserr daño a nadie. Metro poderr llegarr a serr muy trraicionerro a veses - y en más de un sentido, si uno pensaba en la puñalda en la espalda que les había dado Semenovich. Al menos se había llevado su merecido.

Al inicio de la caminata los ánimos estaban bastante altos y los aventureros charlaban entre ellos tranquilamente, incluso Jorji hacía alguna intervención puntual o incluso contaba alguna de sus historias de stalker de manera breve. Pero a medida que el tiempo pasaba y el túnel seguía, el silencio se fue apoderando del grupo, ya fuera porque el ambiente les afectaba o porque no encontraban nada nuevo que decir.

Jorji iba unos metros por delante del grupo, cumpliendo su función de guía. De repente, el stalker se detuvo en seco e hizo una señal al resto para que hicieran lo mismo. El sonido de los pasos, el único que habían estado escuchando hasta ahora, se apagó, y todo quedó envuelto en un lúgubre silencio. El stalker dio unos pasos hacia adelante y se arrodilló, extendiendo su mano para agarrar algo que debía de haber visto. Pero al levantarse vieron que no tenía nada en la mano.

Jorji les indicó que se acercaran, al hacerlo pudieron ver que el guante mitón que cubría la mano de Jorji estaba cubierto de una pegajosa telaraña - Mejorr si mantenerr linterrnas bien carrgadas, ¿Sí? - dijo, limpiándose aquella porquería en el pantalón.

Sus palabras me hacen reflexionar. La escucho atento, y me miro la palma de la mano que tengo libre... recordando la sangre que me la ha manchado en el pasado, además de en el presente. Estas manos han matado a más personas de las que tú podrías atender al menos en todo un año... y sobretodo a gente con tu forma de pensar. Pienso para mí, en silencio, absorto y sin decir palabra, con mi brazo aún arropando a Svet. Todo por una idea, una que ha acabado convirtiéndome en un fugitivo. ¿Significa eso que nada merece la pena? No... claro que no. 

Entonces me decido a abrir la boca de nuevo: -Mi hermana, mi sobrino... La conociste, no? La mujer embarazada que iba conmigo, la que dejamos en la Hansa. Con un poco de suerte mi sobrino habrá nacido o estará a punto de nacer en territorio de la Hansa, en terreno neutral por así decir, y bajo su protección... eso es lo mejor que podría pasar. Pero no puedo saberlo. Hubo un tiempo en que mis manos no mataban por ella ni por su hijo, pero esos tiempos han pasado. Hoy todo lo que hago lo hago por ellos, por mi única familia, por lo único que me queda. Y por eso mismo todo lo que haga tendrá un motivo, una buena razón de ser, al igual que Anton tenía la suya. -entonces la miro de nuevo y la vuelvo a acurrucar contra mi pecho un poco, levemente.

-Tu idea, tu razón de hacer las cosas, eso es lo que importa. A eso debes aferrarte. Bueno... estamos luchando y disparando por un puñado de balas, qué irónico eh? Pero no, no es solo por eso... Arriesgas tu vida por los demás, y eso ya es una buena razón de ser. Entiendo que como médico no quieras arrebatar vidas, pero piensa... hemos acabado con uno de los peores criminales que ha visto el Metro. Eso es bueno. Quizá hubo un tiempo en que la gente, la de la superficie, podía hacer mejor las cosas... con buenas leyes, y un buen sistema que controlara a estos tipos... aunque me cuesta creerlo. Hoy, nosotros, los supervivientes del Metro, hacemos lo que podemos... ni más ni menos, y eso es lo que importa. En el Metro no hay buenas leyes ni un buen sistema... o bueno, no al menos en estos rincones alejados de la Polis. Aquí solo estamos nosotros y ellos, y nuestras balas son el único recurso posible para poner un poco de orden, un poco de justicia. Quizá no es ideal, pero creo que es lo mejor que tenemos... -suspiro profundamente, caigo en que quizá he aplicado demasiado mi propio punto de vista, característico de mi forma de ver el mundo, y finalizo con una pequeña sonrisa: -Espero haberte servido de ayuda.

((Justo lo estaba escribiendo cuando has actualizado, Dire xD))

Durante el camino por el túnel me mantengo al lado de Jorji, en la parte delantera del grupo. No intento cruzar más palabras con Svet, de algún modo nuestra anterior conversación me ha dejado un poco incómodo... como si hubiera abierto sin querer la puerta de mis sentimientos, una puerta que lleva mucho cerrada y que por el bien de mi supervivencia debe seguir así.

Cuando Jorji encuentra la telaraña y me agacho a verla, me quedo extrañado y sin saber bien qué pensar. -Bueno, sugeriría que solo tres de nosotros llevemos las linternas encendidas, para ahorrar energía de las otras tres... pero si crees que es necesario que todos vayamos con las linternas encendidas, por si acaso, prefiero prevenir que lamentar. Pero oye, ¿qué es esa telaraña? ¿Hay algo que deberíamos saber... o temer? -pregunto, prefiriendo obtener la información antes que preservar la tranquilidad del grupo. Mejor estar tensos y sobrevivir que tranquilos y muertos pienso.

La decisión estaba tomada. Poco a poco, el grupo inició la marcha por los túneles dejando atrás el encontronazo con Rezno y la esperanza de que aquel tal Semenovich les hubiera hecho ricos. Esperanzas que habían acabado en nada. Bien, en nada tampoco era del todo correcto. Puede que algunos miembros del grupo encontraran algo de relajo al zanjar viejas disputas con el mafioso. Pero era evidente que otros, como el caso de Svetlana, hubieran encontrado dolor en aquella despedida. No había sido una buena experiencia para la doctora y, para el asombro de Gregori, fue Marek el más empático con la muchacha. Que un duro militar como su compañero ofreciera consuelo, era digno de asombro.

A medida que avanzaban, el silencio se fue apoderando del grupo. Ya no compartían palabras y todos se distrajeron en sus propios pensamientos. De repente, Jorji les alertó sobre los peligros con los que podían toparse en aquel lugar.

-No me jodas: arañas peludas no, dios!

Pocas cosas daban asco a Ratón, pero una de ellas eran las arañas. Con sus patas peludas, sus ojos penetrantes... su aumento de tamaño fruto de la radiación. Gregori preparó rápidamente su armad de mano y la linterna. Estaba decidido a evitar por completo una sorpresa de aquellas malditas criaturas.

Sumida en sus pensamientos y analizando todo lo ocurrido con los mafiosos, Anna no se percató en absoluto de que Svet lo estaba pasando francamente mal. Para Anna, quién había sido abandonada de pequeña, cuidada por un mendigo alcohólico que le daba palizas y habiendo sufrido abusos y visto la muerte innumerables veces, lo de Rezno y aquellos hombres no distaba de su realidad. Pero aunque fuese tarde, y ya avanzado su largo trayecto, decidió acercarse a la doctora para ofrecerle su apoyo. 

- Svet, siento venir tarde...pero puedes contar conmigo. Yo también he vivido momentos muy duros aquí en el metro, cosas que me dan arcadas solo de pensarlas, y también me resultó muy duro cuando...me vi obligada a defenderme por sobrevivir, dejémoslo ahí. Creo que tú propósito y uso que quieres hacer de encontrar esas balas es el más noble de los aquí presentes y tienes mi apoyo. En mi caso...solo quiero cambiar las cosas...otra forma de vida. ¿Me entiendes un poco? Me repulsa matar pero...quiero sobrevivir. Sobrevivir.

No creía que pudiese entenderle. Svet no sabía por lo que la muchacha habia tenido que pasar. Apostaría que la vida de la doctora había sido siempre dedicada a ayudar a la gente, una vida buena y agradable, pese a lo que es y se ve, día a día, en el metro. La vida de Anna...había sido un infierno.

Cuando Jorji hizo la señal de detenerse, la joven tensó su cuerpo y trató de percibir movimiento más adelante. El problema era que había poca luz y a los pocos metros solo se divisaba oscuridad. Solo pudo asentir ante la propuesta de Andrey.

 Considero que no es mala idea ahorrar energía, tres linternas al principio y otras tres después. De quedarnos totalmente a oscuras podríamos pasarlo francamente mal. ¿Vamos por parejas?

Anna esperó a ver quién quería acompañarla, no quiso llevar ella la iniciativa.

Svetlana se quedó asombrada ante la capacidad retórica de Andrey. La impresión que tenía de él era muy diferente. Sin lugar a dudas, lo había prejuzgado. Respondió con una sincera sonrisa y empezó a caminar. Durante un buen rato anduvo perdida en sus propias cavilaciones, pero la característica voz de Anna la sacó de sus pensamientos. 

-Gracias Anna. -Svet agradeció sinceramente las palabras, aunque no tuviese el ánimo para poner en su respuesta el énfasis que merecía. Después de unos segundos en silencio las palabras volvieron a brotar. -Otra vida es posible Anna. Lo he visto. Es posible. -Vaciló un poco antes de añadir. --Mi... tío, me enseñó una vez una colección de libros de historia que había recuperado de alguna biblioteca antigua. Me los enseñó después de sufrir un ataque por parte de los "Otros", me lo enseñó porque en esos libros había esperanza. Mostraban el pasado glorioso de la URSS -Svet sonrió al revivir el recuerdo. -Me convencieron de que otra vida es posible. De que podemos convertir el legado de la Madre Patria en algo grande de nuevo. Esa esperanza es la que me hace seguir.

Tuvo la impresión de que Anna la sonreía con cierta condescendencia. Con el tipo de sonrisa que se dedica a un niño que de pequeño dice querer ser astronauta. Pero a la médico no le importó. Sabía que podía contar con ella. 

La voz de Jorji y el desagradable descubrimiento acabaron con la conversación. Svet se puso alerta. Alumbró con su ventana a la parte trasera del túnel, por donde habían venido. Todavía tenía demasiado presente el recuerdo de ese mercader que habían perdido el día anterior en un túnel muy parecido a éste.

Marek se abstuvo de arropar a la doctora como hicieron los demás salvo Jorji. No era algo malintencionado ni mucho menos; la doctora había llegado a importarle de los que más en ese grupo tan variopinto, y en cierto modo le recordaba a la que fue su compañera en lo que ya se consideraba una vida anterior. No lo hizo sin embargo porque no había nada que él pudiese hacer para consolar de verdad el vacío que ella albergaba, el que él mismo albergaba, aunque ambos tuviesen pequeñas diferencias en su núcleo. En otro momento podrían hablar, incluso debatir sobre su idealizada visión del peligro comunista, pero por el momento el silencio era su mejor amigo. Cuando Anna sugirió de ir en parejas pensó en que sería una buena idea ir con ella:

- ¿Qué te parece si vamos juntos, Anna? - Dijo mientras pasaba cerca de ella, luego siguió de largo hasta una roca donde se sentó un momento a preparar adecuadamente su Bastarda modificada.

Si algo podía agradecer Anna, de haber vivido como huérfana en los suburbios del metro, es que había oído y escuchado muchos rumores. La habían maltratado y golpeado, pero siempre fue una joven atenta, curiosa, intrépida y bastante lista, y con el tiempo, se había dado cuenta que la información siempre es útil para obtener beneficios. Cuando vio la telaraña que les acercó Jorji, su mente recordó las palabras de una conversación que escuchó mientras dormía bajo un cartón, hacía varios años. Un grupo de hombres habló de unas criaturas en forma de arácnidos, que eran sumamente resistentes y altamente venenosos, peligrosísimos en grupos numerosos. Consideró que era bueno informar al grupo.

- Jorji, esas telarañas me dan muy mala espina. Escuché una conversación, hace unos años, de que existen en el metro una especie de arácnidos mutantes muy peligrosos que atacan en grupo y que su veneno puede ser letal.¿Podría tratarse de algo así? Dijiste que esta zona era segura ¿No?

Su preocupación iba en aumento y trataba de no perder detalle de lo que ocurría a su alrededor. Cuando Marek se ofreció a ir con ella se alegró bastante y le dedicó una sincera sonrisa. No quería admitirlo, pero deseaba desde que propuso ir en parejas para ahorrar luz, que el joven eligiese ir con ella. 

- Si te parece bien, de momento apago yo la linterna y voy pegada a tí. Creo recordar que esos arácnidos temían a la luz, pero puede no ser cierto. Como sea, es fundamental no quedarnos a oscuras...

Estaba un poco atemorizada pero quería aguantar la compostura. Aún así, sacó su Shambler, la cargó y trató de no despegarse de Marek, en algunos momentos hasta casi iba abrazada a él.

- Sí, túnel dberría ser segurro. Pero muchos peligrros en Metrro. Siemprre poderr haberr alguno trras esquina. Mejorr no bajarr guarrdia - respondió Jorji a Anna.

- Trranquilo, no serr arrañas peludas - dijo Jorji de manera tranquilizadora a Gregori - Solo tenerr seis patas - entonces rompió a reír ante la expresión de este.

Tras la breve carcajada, el stalker se puso serio de nuevo - Lo que desirr Anna serr verrdad. Algunas sonas de Metrro estarr infestadas porr colonias de Arrácnidos. Se reprroducen como ratas perro serr mucho más grrandes y peligrrosas. Serr muy rápidas también, si no pueden atacarr de frrente buscarran flaquearros. Lo peorr es que estarr cubierrtos de fuerrte corrasa, balas serr casi inútiles contrra ellos. Quisás escopeta o revólverr a corrta distansia, ¿Sí? - parecía un enemigo tremendamente duro, si las armas apenas les hacían efecto sería un problema deshacerse de ellos si les atacaban mientras recorrían el túnel.

- Perro contarr con ventaja. Arrácnidos serr vulnerrables a lus, por eso desirr que mantenerr linterrnas a mano. Si verr uno, mantenerr lus de linterrna sobre él, y arrácnidos quemarr hasta morrir. Prroblema es que nunca aparrecer uno solo - Jorji sostuvo su Dobleta entre las manos y ajustó la linterna que llevaba pegada al cañón con cinta, poniéndola al máximo de potencia - Irr en silensio ahora. Mantenerr ojos y oídos abierrtos. Idea de trres y trres ser buena parra ahorrar batería, pero si alguno verr arrácnidos, todos encenderr linterrnas de inmediato. Hacerr círculo y avanzarr sin dejarr hueco por el que se puedan colarr ¿Sí? En marrcha.

El grupo se puso en movimiento de nuevo, la tensión de nuevo en el ambiente a causa del reciente descubrimiento. La oscuridad era algo mayor que antes al mantener la mitad de las linternas apagadas e ir rotando, pero durante un buen trecho no tuvieron problema alguno, y siguieron avanzando como antes.

Entonces empezaron a encontrar más telarañas por las paredes y el techo. Y al poco rato, el sonido y el tacto de ir pisando algo viscoso y resbaladizo les indicó que también las había por el suelo, cada vez en mayor cantidad. No hacía falta hacer comentario alguno para entenderlo, sin duda los arácnidos habían empezado a establecer allí una de sus colonias. Las telarañas empezaron a hacerse más espesas y extendidas, hasta el punto que algunas había que esquivarlas para que la cabeza y el torso no se quedaran pegados gado en ellas. Pequeños arácnidos, del tamaño de un puño, se movían por algunas de las redes, huyendo a esconderse al ser enfocados por la luz. Si las crías eran así, ¿Como serían las madres?

Sin previo aviso, el avance se detuvo. Jorji soltó una maldición al ver lo que tenían delante - Mierrda. Al parrecer túnel no serr tan recorrido como antes.

Delante de vosotros, una espesa mata de telarañas ocupaba la totalidad del túnel, impidiendo cualquier acceso - ¿Nadie tenerr granada incediarria, verdad? - preguntó el stalker - Que bien vendrría ahorra lanzallamas, maldisión. Muy bien, cubrridme, voy a quemarr esto y a abrrir camino. Estarr preparrados para todo - dijo antes de sacar un mechero y acercarse para ir quemando las telarañas poco a poco. Era un proceso lento y que llevaría más tiempo del previsto, pero no tenían otra opción.

De repente, en el silencio del túnel empezó a escucharse un sonido. Un golpeteo rítmico y acelerado, aunque lejano. Un segundo se le unió, y luego un tercero. Luego varios más, formando una cacofonía de golpecitos secos que parecían estar acercándose. A cualquiera que escuchara ese sonido enseguida le vendría a la mente la imagen de un montón de patitas moviéndose sin parar.

No solía estar cómodo con la idea de tener contacto físico con nadie, especialmente sin ser iniciativa suya, pero la joven había pasado por tanto que pensó que podía soportarlo por una vez. Sin embargo, la idea de ser él quien hiciese a la vez de portador de la luz y de Tirador Designado era un suicidio, y más si andaban ambos tan pegados. Inclinó un poco la cabeza hacia ella sin mirarla para no perder la posibilidad de apuntar bien. A fin de cuentas iba con un ojo cerrado para no perder visión nocturna si tenían que quitar las luces:

- Anna, atiende, necesito que cuando yo te diga enciendas la luz, ahora voy a apagar la mía y voy a enseñarte a cazar a esos cabrones. Si hay luz dejamos un ojo cerrado, perdemos algo de profundidad de visión pero si hay un cambio de luces brusco podemos abrir ambos y ver mejor. Nos separaremos un poco para cazarlos, pero no te preocupes, te cubro. - Apagó su linterna acto seguido. Luego se separó un poco de la joven e intentó detectar por donde vendrían esos monstruos, disminuyendo el sonido de sus pasos al mínimo. Estaba cazando de nuevo.

"Cada vez se pone mejor!" pensó Gregori al ver que el túnel queda obstaculizado por un amasijo de telarañas que frenaban el avance del grupo.

La información que habían compartido Anna i Jorji, solo habían tensado más la situación. El hecho de imaginar la presencia de aquellas criaturas en cada recodo oscuro del túnel, ponía los pelos de punta a cualquiera. Y no es que Ratón temiera de forma descontrolada a los arácnidos: no le gustaban y punto. Pero era el hecho de saber que, tras ciertas mutaciones, algunas "cosas" habían cambiado de forma ciertamente horrorosa. Miembros desproporcionados, aumento de tamaño, conductas altamente agresivas, etc.

Le tranquilizó un poco el saber que la luz les afectaba, pero menos el hecho de saber que las armas no serían muy efectivas en caso de tenerlas que usar.

-Jorji, te hecho una mano.

Al ver que el stalker se disponía a quemar las telarañas frente al grupo, decidió ayudarlo con su mechero. Si eran dos los que realizaban la quema del tejido arácnido, acabarían antes con él y avanzarían más rápido. Con la linterna en una mano y el arma cerca de él, comenzó a utilizar el mechero sobre la telaraña.

-Podríamos hacer una antorchas. Podéis buscar algo con que hacerlas? Un palo, ropa...lo que sea que pueda quemar.

Gregori buscaba algo con que provocar un fuego constante y efectivo, pero la fortuna no estaba de su lado. Muchos escombros, pero nada útil para hacer antorcha alguna. Puede que sus compañeros tuvieran más suerte.

Dada la situación mi primer instinto es gritar dando órdenes como cualquier soldado que asume el liderazgo cuando nadie más lo hace y resulta necesario para coordinar al grupo. Pero cualquier soldado con experiencia sabe que mantener la sangre fría en los momentos críticos es del todo necesario para sobrevivir. Por eso en vez de gritar reflexiono, y caigo en la cuenta de que la moral es siempre vital en cualquier enfrentamiento.

-Vienen de camino, y entre las luces y el olor a quemado dudo que podamos evitarlas estando en silencio. -opto por hablar con un volumen normal, adecuado para que todos me oigan pero sin gritar. -Bueno, hemos llegado juntos hasta aquí sin ninguna baja, somos buenos y capaces, solo necesitamos mantenernos concentrados y seguir sin hacer ninguna tontería. Vamos a seguir adelante con arañas o sin ellas, así que de paso evitemos despeinarnos. -y ahora la coordinación del equipo para asegurar el éxito de la forma más eficiente posible... -Bien, debemos ponernos todos alrededor de Jorji y Ratón y protegerlos en círculo para que nos aseguren una salida. Que nadie más busque nada para hacer fuego por favor, no podemos desorganizarnos. Marek por favor júntate tú también. Todos juntos, sin huecos, como ha dicho Jorji. Todos con las linternas encendidas a mínima potencia por favor, no debemos arriesgarnos a que nos cojan por sorpresa pero quizás esperarán hasta que se nos acaben las linternas, no debemos malgastar recursos; cuando las tengamos a la vista y lo suficientemente cerca será el momento de apuntarlas con la máxima potencia y pegar algún tiro para asegurar, con armas de corto alcance preferiblemente como ha dicho el stalker. Svet, Anna, apuntar por favor hacia arriba y evitemos que nos caigan desde el techo sin esperarlo. Intentemos alumbrar el máximo espacio sin hacer coincidir haces de linterna, quizá intenten atacarnos a la vez para concentrar nuestros haces y así conseguirnos un hueco libre. Sangre fría por favor, y veréis que tampoco son para tanto. -y tras dar las órdenes necesarias (pidiéndolo por favor para intentar asegurar la cooperación del resto, por instinto de supervivencia) cargo mi recién conseguido revólver de manos de Rezno y me lo quedo en la derecha, teniendo la linterna en la zurda. -Recordad las granadas que cogisteis si se juntan. -les recuerdo, imaginando toda una horda de terribles arañas mutantes deseando devorarnos... o hacernos cosas peores.

La joven no se había percatado de lo cerca que estaba del cuerpo de Marek, no había sido su intención, simple...instinto de supervivencia. Cuando el hombre le habló asintió y puso en práctica sus consejos para tratar de cazar a esos bichos si se acercaban más de lo necesario. No iba a disparar sabiendo que aún no los tenían encima, su Shambler era de corto alcance y malgastaría balas. Pero apuntó y esperó tratando de identificarlos, se acercaban.

Cuando Andrey habló valoró positivamente su consejo. Era fundamental cubrir a Ratón y Jorji y mantenerse todos unidos sin permitirles huecos. Se colocó entre Svet y Marek y esperó a ver cómo reaccionaban las arañas. Cuando escuchaba los sonidos muy cercanos iluminaba durante unos instantes y rápidamente disminuía la intensidad. Todo menos quedarse completamente a oscuras. 

- Confirmado, son arácnidos de esos. Acabo de ver una claramente...son como una mezcla de escorpión y araña. Os juro que tienen un aguijón enorme, si nos dan estaremos en problemas. Estaba poniéndose nerviosa y veía que Ratón no encontraba nada para poder improvisar una antorcha por lo que le lanzó un trozo de tela del interior de su chaqueta. Usa esto ratón, puede que te sirva. Creo que he visto huesos, usa unos como soporte. Así estaban las cosas, en una madriguera de arácnidos, rodeados y alternando las luces para no quedarse a oscuras. Menudo infierno.