Partida Rol por web

Midnight Special

Samantha

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19/10/2018, 00:06
Narrador

 

 

La Tierra. Hogar de miles de millones de seres humanos. Un pequeño planeta situado en la tercera órbita de un sistema que gira alrededor de una pequeña estrella, el Sol. Un sistema que alberga siete planetas más, de los cuales, cuatro son más grandes que la Tierra, y que se encuentra en un extremo de un brazo compuesto por astros que pertenecen a una pequeña galaxia, la cual aloja entre doscientos mil y cuatrocientos mil millones de estrellas; la Vía Láctea:

 

Ésta a su vez, forma parte de un lado exterior de un cúmulo de galaxias conocido como el Grupo Local. Éste cúmulo está formado por otras cincuenta galaxias como la Vía Láctea, con un tamaño total de diez millones de años luz. El Grupo Local se encuentra en el interior del Supercúmulo de Virgo, de un centenar de millones de años luz:

 

Laniakea. Un supercúmulo en el que se alojan cuatro supercúmulos más pequeños, y entre los cuales se encuentra el de Virgo. Se compone de cien mil galaxias, se trata de uno de los seis millones de supercúmulos que pueden existir en nuestro universo detectable y posee un tamaño aproximado de quinientos veinte millones de años luz. Además de una extraordinaria belleza:

 

Laniakea podría ser un cuatro por ciento del total del universo observable, y éste, a su vez, es sólo una pequeña parte del universo total.

¿Un hecho aislado ocurrido en un pequeño planeta, que pertenece a una pequeña galaxia de un pequeño cúmulo, que forma parte de un pequeño supercúmulo, podría ser de importancia para el vasto universo? Quizás, y sólo quizás, si se tratara de un hecho que no hubiera ocurrido nunca antes en ningún otro lugar, en ningún otro minúsculo planeta del universo...

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21/10/2018, 20:16
Narrador

Amanece en Lucea. Es una cálida mañana dominical de principios de otoño. El sol, empañado por la bruma matutina, baña las suaves olas del mar en calma.

El calor del astro rey impulsa una suave brisa que mueve suavemente las cortinas de la ventana entreabierta de la habitación y su luz, aún débil, se cuela e ilumina el rostro de Samantha, que comienza a despertarse poco a poco, de forma natural. La niña abre los somnolientos ojos y ve su habitación por enésima vez. A su izquierda se encuentra una pared, a la derecha, una mesilla compartida con su hermana mayor, Anne, que duerme junto a la pared contraria. Sobre la mesilla, la ventana entreabierta. A sus pies, frente a su cama, junto a la pared de su izquierda, está el alargado escritorio que también comparte con Anne, y un par de sillas junto a éste. En una de esas sillas se aloja su mochila, llena de libros prestados de la biblioteca local. En la pared frente a la ventana hay gran armario y en el muro derecho, más allá de la cama de Anne, la puerta de acceso a la estancia. 

Al mirar hacia su hermana, la niña se da cuenta de que también acaba de despertar y, a su vez, ella también mira a Samantha, con una cariñosa sonrisa.

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21/10/2018, 21:39
Anne Riley

Anne aparta la blanca sábana de algodón que cubre su cuerpo y se sienta en la cama sin dejar de sonreír. Sam podría intentar averiguar lo que está pensando su hermana gracias a su habilidad oculta, pero no es necesario porque está muy claro. La chica se incorpora ampliando su sonrisa y, súbitamente, se abalanza sobre la cama de Samantha para hacerle cosquillas por todo el cuerpo mientras ríe.

-¡Feliz cumpleaños, pequeñajaaa! Jajajaja... -Ríe sin parar de hacer movimientos rápidos con sus manos, conociendo los puntos estratégicos donde las cosquillas harán más efecto a la pequeña.

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22/10/2018, 20:05
Samantha Riley
Sólo para el director

Ya empezamos.

Intento quitármela de encima como buenamente puedo, aunque no es fácil cuando me supera la sensación por todo el cuerpo producida por las cosquillas. Sin embargo, ayudada por mi capacidad de predecir los movimientos directamente de su mente, logro ponerle un pie en el pecho y empujar lo suficiente para que sus manos dejen de alcanzar mi cuerpo. Sus brazos se estiran hasta rendirse y pasa a atacar mis pies, pero ya es un movimiento inútil, ya que pasada la sorpresa inicial soy lo suficientemente ágil como para evitar que me alcance. Ruedo por la cama y me escondo tras el borde.

Quieta- ordeno, señalándola con el dedo extendido y cara muy seria, aunque jugando-. Como montemos mucho barullo y despertemos a David, Papá nos mata. Ya sabes lo que le fastidia que molestemos a su niño bonito. La semana pasada acabamos teniendo que fregar el púlpito solo porque no le dejábamos estudiar tranquilo.

Levanta las manos en señal de rendición, poniendo cara de niña buena.

Salgo de detrás de mi parapeto, pero mantengo las distancias y la sondeo, lista para saltar a un lado si lo intenta de nuevo. Voy rodeando la cama con mucho cuidado hasta estar más cerca de la puerta que ella y salgo pitando de la habitación, aun descalza y con la ropa de dormir.

Notas de juego

No tengo claro cómo tengo que afrontar las acciones de los PNJs, así que he optado por una intromisión menor. Yo por mí seguiría narrando, pero sin poder interactuar más con él no tengo mucho más margen.

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25/10/2018, 00:00
Narrador

La pequeña y escurridiza niña, deja atrás a su hermana, y oye como ésta ríe en la habitación: -¡Ya te pillaré, aún no he acabado contigo, Jajaja...! -Dice entre risas.

Samantha se adentra en el salón, corriendo a toda prisa, golpeando el suelo con sus piececitos descalzos. Cuando le da por detenerse, ya que su hermana no la persigue, oye murmullos apagados en el piso de arriba:

 -Seguro que es Samantha, que ya se ha levantado. Se nota que hoy es su cumpleaños. -Dice Lucien a su esposa.

 -Mmmhh, -Ronronea Daniella. -¿Has pensado en felicitarla en el sermón de hoy delante de todos? -Responde con voz somnolienta. 

En ese momento, Anne se asoma a la puerta, ve a la pequeña y le hace un gesto con el dedo, para que no haga ruido, divertida.

 -No todos los días cumple años la hija del pastor...

 -¿Crees que le gustará? Ya sabes cómo es.

Los padres adoptivos de Samantha parecen callarse. La niña ha sido la primera en levantarse esa mañana, junto a su hermana mayor, aunque ya se oye algún ruido en el resto de habitaciones, la casa comienza a despertar. Anne avanza hacia Samantha y le echa un brazo por encima, sobre los hombros. -Vamos al cuarto de baño antes de que se levanten todos. Si quieres, puedo hacerte un peinado especial, ¿qué me dices? -Le ofrece, cariñosa.

 

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27/10/2018, 08:58
Samantha Riley

Vale- respondo con una sonrisa pícara- pero preferiría un desayuno especial, mi pelo va a seguir siendo mi pelo por mucho que lo manejes, pero la comida seguro que cambia mi ánimo.

La cara de mi hermana pasa del "No me esperaba eso" al "Ya debería saber cómo es mi hermana" en pocos segundos y acaba agarrándome del cuello y metiendo mi cabeza debajo del grifo del lavabo.

Frío, frío...- me quejo casi sin voz por la impresión y tratando de que no se me disparen los poderes.

Después agarra el secador y se pone a secarlo, con aire frío, dándole forma. Tarda cinco minutos que se me hacen eternos mientras mi mente se congela, pero tengo claro que de esa no me escapo salvo telepáticamente y no tengo ni tiempo ni ganas de meterle mano a la mente de mi hermana, salvo que sea imprescindible y esto no lo es. Mis padres aún tardarán en bajar lo suficiente como para que termine.

Al menos no des tirones- me quejo cuando casi me arranca media melena con el peine.

Tu quieta- responde muy seria, pero con una sonrisa en la voz.

Acabo con un peinado bastante bien hecho, aunque sigo notando el frío en la piel.

Listo- dice ella muy orgullosa mientras me muestra el resultado en el espejo.

¿Desayuno?- pregunto yo con una sonrisa de oreja a oreja y cara de hambre

Pone los ojos en blanco y acaba cediendo.

Vale... - responde mientras se va a la cocina-. Mira que te gusta comer.

Estoy creciendo- cierro la conversación mientras mi hermana va a la cocina a preparar sus famosas tortitas de fruta fresca y cacao.

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29/10/2018, 18:44
Anne Riley

-Eres una pequeña cara dura. -Dice Anne mientras anda hacia los fogones, girando la cabeza hacia atrás y sonriendo. -Bueno, ya no tan pequeña, solo te llevo dos años.

La hermana mayor se pone a calentar la sartén, cascar huevos y demás preparativos para un desayuno digno del cumpleaños de su única familia en la Tierra.

Se gira, abrochándose el delantal sobre el pijama de manga corta y shorts, hacia la niña. -Siéntate, no te preocupes por nada, hoy es tu día, ¿vale?. Bueno, hasta que vayamos al sermón, jajaja... -Cuando Samantha se ha sentado, de frente a Anne y de espaldas a la entrada de la cocina, ésta se acerca más a la niña: -Por cierto, si te viene la regla, me lo dirás, ¿no?, quiero ser la primera en saberlo o te hago las tortitas quemadas... -De repente su rostro se vuelve serio y sus ojos miran más allá de la espalda de Sam, hacia la entrada de la cocina. 

Súbitamente la niña puede leer los pensamientos de la persona que se acerca y a la que mira Anne. Es Lucien, su padre adoptivo. 

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29/10/2018, 19:04
Lucien Riley

-Ya están quejándose éstas mocosas del sermón. Irán hasta que les guste. Ya veremos qué harán cuando se casen y se marchen, pero mientras estén aquí, más vale que no den la nota delante de los feligreses. -Puede escuchar Sam.

Puede oír la entonación, las pausas, diferenciar la emoción impresa en esos pensamientos, incluso ponerles voces. A veces ensaya colocando voces más graves o más agudas para sustituir la real. La voz de Darth Vader o a la de los pitufos, como ese programa que tiene Anne en su ordenador. Aún está en pruebas, pero le resulta muy divertido, aunque la distrae un poco. 

-¿Algún problema con el sermón, Anne? ¿Ya estáis cuchicheando? -Dice Lucien mientras camina hacia la mesa donde se encuentra Sam. Anne se queda quieta, y está a punto de pedir disculpas, cuando el hombre se acerca a Samantha y le acaricia la cabeza con cariño. -Feliz cumpleaños, Sam. -Se agacha y da un beso a ésta en la mejilla, se sienta en su silla, en un extremo de la mesa, agarra el mando de la tele y la conecta. -No te preocupes, Anne, si me haces unas tortitas tan ricas como sabes, obviaré tu comentario. -Dice más tranquilo y sonriendo de un lado. La adolescente se relaja. 

-De acuerdo, papá. -Y continúa con su labor. 

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31/10/2018, 22:59
Samantha Riley
Sólo para el director

A esta niña siempre le pierde su enorme bocaza.

No me hace falta girarme para ver la cara de mi padre, tengo a mi hermana y tengo los pensamientos que puedo encontrar en él. Sin embargo, lo hago, una costumbre adquirida tras mis primeras reacciones injustificadas a los pensamientos de los que me rodean. Pequeñas casualidades que se convertirían en patrón y en que me descubrieran.

Si piensas que voy a casarme vas listo. Tengo la mente de mamá para saber lo bien que me vendría ser como ella.

De todas maneras, educación aparte, sigue siendo un padre cariñoso. Está terriblemente equivocado, pero tiene un corazón de oro y ser preocupa por su congregación.

Sonrío cuando me hace carantoñas y me siento educadamente en mi papel de niña obediente, aunque traviesa. En sus pensamientos veo que le gusta y realmente me hace feliz verle sonreír, tiene algo que hace que me guste romper su halo de seriedad y sobriedad. Espero a que mi madre llegue, siempre un par de minutos por detrás de su marido, como un perro a la espera de que su amo le permita entrar en la misma habitación.

Nunca.

Cuando mi hermana sirve el desayuno está claro que se ha esmerado mucho en la preparación. Toda la fruta tiene una capa fina pero continua de cacao en polvo, preparado en casa con el molinillo, y las tortitas tienes esa consistencia sólida pero húmedamente jugosa que tanto cuesta conseguir si no se sabe cómo. Mi hermana tiene un instinto para la cocina que apenas me costó demasiado despertar cuando empezó a interesarse por la cocina. Fue como romper las cadenas de un águila para poder verla volar tan alto como era posible. De hecho, llevaba años dando toques a mi padre para que considerase dejar a mi hermana trabajar en un restaurante local que llevaba su hermano menor. Ayudaría a la familia. No es que fuera un gran argumento desde un punto de vista lógico, pero es increíble lo poco que hace falta para que alguien acepte tus argumentos si piensa que son suyos.

Notaba a mi hermano acercarse a la cocina para desayunar, atraído por el olor a tortitas y cacao, pero hice uso de mis poderes para retenerle fuera, interesado en un cuadro pintado por un artista local que estaba colgado en el comedor. No serviría para mucho, pero nos daría unos cinco minutos antes de que entrase. Tiempo suficiente para que no convirtiese mi día en suyo.

Notas de juego

Perdona la tardanza, pero tenía que preparar algo interesante y últimamente llego a casa tarde. :)

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02/11/2018, 16:55
Narrador

Daniella Riley sale del cuarto de baño después de acicalarse y se dirige, como cada mañana, a la habitación de la pequeña Sarah, de dos años de edad. Está despierta en la cuna mirando hacia el techo y balbuceando las pocas palabras que conoce y algunas más que inventa. Daniella la recoge y la deja, de pie, en el suelo, con un gesto tremendamente maternal y cariñoso, para ayudarla a caminar y bajar las escaleras cogida de la mano de su madre adoptiva. 

Sarah está aprendiendo a andar. Es un poco holgazana y en cuanto puede, vuelve a la postura de avance que mejor domina: ir a gatas. También aprende a dominar el lenguaje poco a poco, un poco más lento que los demás niños de su edad, pero progresa adecuadamente.

Después de que Samantha casi termine su desayuno con la voracidad propia de alguien a quien le encanta la comida que le cocinan, Daniella aparece por la puerta de la cocina, un tanto encorvada y andando despacio mientras sujeta a Sarah, que camina dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás. 

 -¡Buenos díaaass! -Saluda con alegría. -David, ¿qué haces? -Dice enseguida al ver a su único hijo mirando un cuadro del comedor que lleva años en ese mismo lugar. -No estarás entrando en la edad del pavo, ¿verdad?.

Daniella es una mujer inteligente y muy capaz. Samantha no entiende cómo alguien así ha podido convertirse en una ama de casa sumisa sin voz ni voto, en lugar de haberse dedicado a gestionar un negocio y dirigir su propia vida. Sorprende cuando Lucien hace una observación absurda y ella se declara de acuerdo, cuando alguien con su personalidad y fortaleza, no lo haría jamás. 

 El niño pestañea, y deja de mirar el cuadro, mira a su madre y luego se dibuja una enorme sonrisa cuando ve a la tierna Sarah. Se dirige a su hermanita y la coge entre sus brazos con gran esfuerzo, levantándola del suelo. -Mmhh... ¡Hola Saritaa! 

-La madre se incorpora, visiblemente aliviada. -Llévala a la mesa para que desayune. ¿Te has lavado la cara? No. Ve, anda, dame a tu hermana. 

David se dirige corriendo, obediente, hacia el cuarto de baño y Daniella coge a la niña en brazos, mientras ésta mira a Samantha con un dedo pulgar metido en la boca. Ambas se acercan a la mesa.

Samantha sabe que Sarah es hija de una feligresa blanca y de su padre adoptivo. Nadie más en la casa, a excepción de su padre, conoce esa información. Y tal vez tampoco en la congregación. Samantha ha hecho pruebas con su habilidad mental, como le gustaba hacer, con la niña de dos años y ha caído en la cuenta de que es más difícil que con un adulto. Quizás cuando dominara el control de las emociones sería pan comido, ya que un bebé es mucho más sensible. 

-Muchas felicidades, mi vida. -Se agacha con Sarah entre los brazos, a dar un beso a Samantha y acariciarla con una mano. 

Anne sirve otro plato para su madre y continúa con la labor. Lucien parece en otro mundo mientras ve las noticias en el televisor. 

-Lucien, ¿se lo has dicho?... ¡Lucien!. 

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02/11/2018, 17:32
Lucien Riley

-Ah, no. -Responde el hombre mirando a la cumpleañera y saliendo de su ensimismamiento. -Bueno, Sam, como sabes, sois muchos y no podemos permitirnos grandes lujos en los regalos de cumpleaños, aún así hoy iremos a un sitio que sé que te gustará y que no hemos podido ir hasta ahora.

-Después del sermón, iremos a Negril. 

Al escuchar ese nombre, Samantha se imagina a donde irán por su cumpleaños. Sólo hay un lugar que le interese en Negril y ese lugar viene a su mente:

El Go Jump Island. 

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04/11/2018, 17:14
Samantha Riley

Mi cara es de absoluta incredulidad. Haciendo cuentas me salen un total de casi 200$. Es todo un gasto para una familia como la nuestra, así que la única respuesta que se me ocurre es abrazar a mi padre todo lo fuerte que puedo. Realmente me ha sorprendido positivamente esta mañana.

Gracias papá- respondo por toda verbalización. No tengo mucho más que decir, especialmente cuando me hermana mayor se une al abrazo hundiendo mi cara en el estómago de mi padre.

Le doy un par de golpes para que suelte antes de tener que pedir asistencia médica y tras esto, bueno, aparte de respirar profundamente, salto a abrazar a mi madre.

Cariño – responde con una sonrisa beatífica que no veo pero que siento en la mente y en su voz – sabía que te gustaría.

Ahora seguro que no se quejan por el sermón – suena la voz de mi hermano, que de pronto tiene unas enormes ganas de ponerse a desayunar y no decir nada hasta que se haya comido al menos un kilo de tortitas, lo cual comienza a afrontar con una enorme sonrisa en los labios y la mirada ligeramente perdida.

Nosotras no nos quejamos por el sermón – protesta mi hermana a un niño que ahora mismo la ignora.

No lo dice en serio – concilio hablando a mi madre – solo trata de chinchar un rato. Es solo un niño travieso.

Y un grano en el culo muy molesto.

Notas de juego

Perdona, no está al nivel, pero hoy no estoy yo.

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06/11/2018, 12:25
Narrador

La pequeña Samantha puede notar cómo su padre adoptivo se sorprende al ser abrazado con semejante ímpetu por su rebelde hija. Es algo que ocurre muy de vez en cuando, quizás una vez cada dos años. Él devuelve el abrazo con entusiasmo a las dos.

 -De nada, de nada... Vuestra madre y yo nos quedaremos en el bar del sitio con Sarah tomando un batido, ¿de acuerdo?, así que allí no quiero peleas entre hermanos. Y lo digo por vosotros dos. -Dice Lucien apuntando con un dedo a David y Samantha, mientras coge una tortita y se la lleva a la boca. 

 -Yo me encargo de ellos, papá, no te preocupes. -Añade la complaciente Anne. Después se gira hacia la encimera para sacar más tortitas y dejarlas en la mesa para el resto de hermanos que están a punto de acercarse. 

Samantha puede oír los pensamientos de sus dos hermanas restantes. Eve y Marie. Ambas aparecen poco después en la cocina, vestidas con sendos pijamas de manga y pantalón cortos. 

 -¡Qué hambre! Ya estoy viendo una quemadita que me gusta. Voy a llegar antes que Marie... -Piensa Eve. Luego mira a su hermana, que camina a su lado portando cara de sueño, y comienza a correr hacia la mesa, a la que llega atropelladamente. 

 -Buenos días. -Saluda la pequeña Marie. Y al ver que Eve comienza a correr, ésta también lo hace, golpeando el suelo de madera con sus piececitos y empujando a su hermana mayor. 

Eve es la primera hija adoptiva de la familia. Tiene once años y es tremendamente competitiva, sobre todo con Marie, la hija biológica de los Riley, de seis años de edad. La pequeña Maríe es consciente de su posición privilegiada y siempre procura portarse bien. Es una manera de hacer ver que la hija auténtica es la mejor. Y funciona, sus padres así lo creen, sobre todo Lucien. 

 -Niñas, por favor, ¿eso es lo que os he enseñado? Y además mirad cómo venís, sin lavaros la cara, ¿qué educación habéis recibido?. Vamos, id al baño ahora mismo. -Corrige Daniella a sus hijas mientras sostiene a la pequeña Sarah, que no deja de mirar a Samantha. 

-Vale mamá. -Responde Marie, obediente y se encamina hacia la salida de la cocina. 

-Algún día te pondré una zancadilla y te caerás con la cara contra el suelo... -Piensa Eve, que después de meter una tortita churruscada entera en la boca, se dirige al baño tras su hermana. 

-Eve, compórtate, o te quedarás con nosotros en el bar del Go Jump. -Indica, severo, Lucien. 

Samantha puede prever todo lo que ha ocurrido hoy. Es casi como cada domingo. Eve contra Marie, David creyéndose el rey de la casa, Anne, complaciente, trabajando para ayudar a su madre en todas las labores y Lucien corrigiendo a los mismos de siempre: A Samantha y a Eve. 

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09/11/2018, 21:01
Samantha Riley

Asiento con mi mejor cara de niña buena.

Como si pudiera simularlo...

Logro más o menos que mis padres se lo crean, pero eso no hace que mis hermanos caigan en la misma trampa.

Pasito a pasito.

El desayuno se desarrolla como debe y es de esperar y tras una hora de estudio del niño perfecto nos dirigimos a tercias. Como es mi cumpleaños y por ser imposible llegar de otra manera a tiempo para que cunda el día mi padre acaba por dejar las demás misas a su segundo.

Durante esta me menciona y tengo que levantarme y hablar a la congregación. Lo cual hago con desgana.

Claro, tengo que parecer una niña tonta e inculta.

Decido leer un pequeño fragmento de la Biblia. Al menos eso puedo saberlo.

Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.

Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre

No me hace falta mirar a mi padre para saber que está sorprendido, admirado y algo extrañado.

No tengo yo muy claro que vuelva a sacarme al púlpito.

Sin embargo, arranco aplausos en la congregación y termino con una ligera y pía reverencia. Mi madre parece que vaya a estallar de puro orgullo y mi hermanito de envidia.

Lo que hay que aguantar.

La única que parece entenderlo todo es mi hermana mayor. En su cara puedo leer una sonrisa cómplice que no expresa pero siente.

Notas de juego

Ahí te lo dejo.

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12/11/2018, 15:23
Narrador

La niña ya sabía lo que le esperaba ese día en el sermón. Normalmente su padre espera que ella sea reticente a ese tipo de actos. Sabe que no está demasiado cómoda aquí y mucho menos si tiene que salir al púlpito y que todos sepan que es su cumpleaños, pero ésta vez, Samantha coge el toro por los cuernos y recita la Carta de San Pablo a Los Colosenses, no sin un ápice de ironía para quien se diera por aludido. En eso consisten los sermones, ¿no?.

La muchacha suele tener dificultades en el habla, además, según lo que sus padres conocen, tampoco debería poder leer con tanta soltura. Hechos que sorprenden, sobre todo a Lucien, que no ha visto a su hija adoptiva hablar tan seguido desde hace mucho tiempo. Tal vez nunca.

 -Increíble. Dios le da pan a quien no tiene hambre. ¿Estará madurando ésta niña? No en vano, con doce años es casi una adolescente, ya hace tiempo que debería comportarse así. Tal vez haya iniciado el buen camino. El hombre nuevo, como dice la biblia. Por cierto, ¿Epístola a los Colosenses? ¿Lo ha escogido por casualidad? Mmmh... seguro que no, es demasiado lista, más de lo que le conviene. -Gira la cara hacia los feligreses. Algunos aplauden, otros han gritado "Aleluya", "qué grande eres Señor Jesús" o frases del estilo. -La gente está encantada. Que no se hagan ilusiones, una mujer no puede sermonear. 

 -Bravo, hija mía. Así se hace. ¡Y qué bien has leído!. -Piensa la mujer mientras la mira sonriente con la cara iluminada de orgullo. 

 -Será idiota... yo lo hago mucho mejor, si ni siquiera sabe hablar. "mimimi, mimimi..." imbécil. En mi cumpleaños te vas a enterar, voy a leer el apocalipsis. -David mira fijamente a Samantha con los brazos cruzados y el ceño fruncido. 

 -Mi vestido es el mejor de todos. Es el más bonito. Más que el de Lucy, no me gusta su vestido rosa, ¡puaj!.

Para los feligreses de la congregación, los hijos del buen Padre Lucien, son admirados y tratados con amor y respeto. Y no es de extrañar que la joven Samantha pueda leer en las mentes de las primeras filas, que lo hace muy bien y que es digna de su padre. "Lástima que sea mujer y no llegue a sermonear nunca, madera tiene", puede leer en la mente de uno de los hombres. 

Durante los aplausos y vítores a Dios y a Jesús, sucede algo nuevo para la niña. Cuando se inclina ante el público, aparecen algunas palabras frente a sus ojos, como en realidad aumentada, se mueven, aparecen otras y desaparecen, cambian de color, de tamaño, tal vez siguiendo unas pautas que Samantha no conoce aún. 

Puede ver y oir las palabras de la mente de sus padres y también de los feligreses más cercanos, mezcladas. Unas son rojas, otras verdes, otras violeta, aunque las que más abundan son las verdes. Hay algunas que aumentan de tamaño y luego desaparecen, normalmente las verdes. Las violeta son pequeñas y difíciles de leer, pero las rojas son gruesas y están muy claras porque brillan mucho. Con un poco de esfuerzo, consigue averiguar que las palabras rojas son las que antes eran violeta, que habían cambiado de color y tamaño gradualmente y provienen de la la misma persona: David. Las verdes provienen de la gente de la congregación en su mayoría, como ese "AMÉN" gigantesco que se hace cada vez más grande hasta que desaparece. De su padre provienen algunas palabras pequeñas y amarillas que cambian a naranja a veces, otras a verde. 

Un tremendo dolor de cabeza inunda a Samantha, que no puede controlar la avalancha de palabras de colores y tamaños que inunda su visión.

Tampoco puede evitar caer de rodillas ante el púlpito, tapándose los ojos, pero las apariciones siguen ahí. Las palabras cambian de color, a gris, algunas negras, otras naranja, grandes, pequeñas, aumenta el sonido de los siseos, otras las percibe como gritos. 

La saturación hace que un ruido desagradable taladre su joven cerebro mientras no cesan las imágenes. Se tapa ahora los oídos con las manos mientras mantiene los ojos fuertemente cerrados. Samantha puede sentir que alguien la toca, oye la voz de su madre, de su padre, alterados, preocupados, sus voces apagadas como si la pequeña tuviera la cabeza bajo el agua mientras le gritan. Nota cómo la levantan para sacarla del escenario. Su madre le pregunta constantemente que qué le ocurre y que si se encuentra bien, pero ella, mantiene sus ojos fuertemente cerrados y las manos en sus oídos, aunque no sirve de nada... 

El sonido comienza a desvanecerse, y las imágenes y el mundo. El pequeño cuerpo de la niña queda flácido mientras cae poco a poco en la inconsciencia. 

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12/11/2018, 18:14
Narrador

Samantha abre los ojos. Se encuentra tumbada en una cama, en una sala como tantas otras, y que conoce de haberlas visto en otras ocasiones. Es el Noel Holmes Hospital. 

Su habitación de paredes color salmón se encuentra totalmente en silencio de no ser por los ronquidos de alguien que hay a su derecha, al otro lado del biombo blanco. ¿Qué ocurrió en el sermón, sería una pesadilla?.

En ese momento, la persona que descansa a su lado, parece despertarse. Se levanta con un quejido y se dirige hacia el baño, frente a la niña. Es un hombre anciano, medio calvo, de raza negra, con un camisón blanco y aspecto amable. Camina con dificultad con un gotero con ruedas del que va tirando y al ver que la niña está despierta, se gira y delante de los ojos de Sam, como en realidad aumentada, aparecen palabras de color verde y después unas de color blanco. No, no era una pesadilla. Y ahora se veían realmente bonitas: 

-Oh, mi pequeña vecina ha despertado. Tendré que avisar a la enfermera... -Hola, pequeña, ¿te encuentras mejor?, ¿qué te pasó? Venías tapándote los oídos, desesperada. -El hombre sonríe mostrando que le faltan más dientes de los que posee. -No, no avisaré a nadie. Seguro que no le gusta que la molesten en un momento así. -En blanco y después cambian a verde, de nuevo. 

El nuevo y extraño efecto mental parece más estable. Aunque, de momento, sólo hay una persona en la habitación...

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14/11/2018, 13:08
Samantha Riley

Oh, perfecto, ahora voy a ver los pensamientos en tecnicolor.

Pienso rápidamente en lo que puedo hacer ahora, sobre todo en la explicación que puedo dar o en lo que puedo llegar a deducir antes de tener que enfrentarme a todo el mundo.

Por lo que parece puedo manejar grupos pequeños. Intentaré primero averiguar que saben y luego lo aplicaré a mis planes.

Lo medito un instante y me decido por la persona que más puede saber dentro de las que pueden ser más manejables, claramente mi madre. Puede que sea sumisa ante mi padre, pero sigue siendo la persona que más se preocupa y no consentiría no estar enterada del estado de salud de su hija o de lo que le ha ocurrido. Posiblemente las preguntas las hiciera mi padre, pero ella estaría delante en todo momento y lo apuntaría todo mentalmente.

Si mi padre sospecha algo ella lo sabrá.

¿Podría decirle a una enfermera que estoy despierta y quiero ver a mi madre? – pregunto con mi mejor cara de niña buena – No quiero que mi padre me vea así.

Creo que es el único argumento que mantendrá a mi padre fuera. No acaba de aceptar la desnudez de mi hermana mayor, puede que empiece a aplicarlo conmigo.

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19/11/2018, 19:22
Narrador

-No entiendo por qué Caroline no ha podido venir hoy. Llevo tantos turnos seguidos, que no aguanto más, ufff... -Oye Samantha y ve algunas de las letras en color marrón, algo distorsionadas, frente a sus ojos. Poco después aparece la enfermera, con aspecto cansado, que fue avisada por el amable anciano. Oía también la voz de su padre, en el pasillo, refunfuñando. Seguramente por no poder entrar. 

-¿Cómo estás, señorita? -Dice la mujer. Detrás, seguidamente, cruza la puerta Daniella, la madre adoptiva de la niña, con expresión de preocupación. 

 -Ya ha despertado, mi pobre Samantha. -¡Sam!, ¿Cómo te encuentras?, menudo susto. -Se acerca deprisa a la cama donde se encuentra Samantha. 

La enfermera se interpone entre la madre y la hija y toma las constantes vitales a la niña. El pulso, la temperatura, mira los ojos, la boca... 

-Bueno, pareces estar bien, pero te quedarás un rato para que veamos cómo evolucionas, ¿vale?. -Dice con una sonrisa mientras se saca los guantes. Después saca una piruleta de color rojo y se la ofrece a la niña. -Me han dicho que hoy es tu cumpleaños, felicidades. -Se la ofrece. 

En ese momento, Sam puede ver y oír que el anciano siente deseos de pedir otra para él, y seguidamente, lo hace. -¿Para mí no hay, enfermera?

-No, Alfred, ¿es que quieres complicarme el turno?, ya sabes que eres diabético. Anda, vuelve a tu cama. 

Mientras la enfermera y el hombre hablan, Sam, en la serenidad de su cama y descanso, nota que puede controlar mejor su habilidad. Ahora puede elegir a quién lee la mente y desechar el resto palabras. Tiene la sensación de que, tal vez, pueda añadir algo más que algunas comas, y cree que puede intentarlo en ésta ocasión. 

La madre, ahora, está a su lado y Samantha puede leer que la sacaron del sermón inconsciente. La mujer se asustó muchísimo, ya que antes la niña se tapaba los oídos y cerraba los ojos fuertemente, como si algo trepanara su joven mente. Algunos feligreses se levantaron, una algarabía inundó el lugar, la sacaron de allí, Lucien apartaba a la gente que se agolpaba mientras Anne la abanicaba y Daniella la zarandeaba. Después la recogió la ambulancia, metieron a la niña en el hospital y la mujer dejó de verla, hasta ahora. 

Dijeron a Lucien que se hallaba inconsciente, con el pulso muy acelerado y gracias al electrocardiograma, dedujeron que había sufrido un shock por estrés. Es un misterio para todos cómo pudo suceder algo así en ese entorno y en ese momento. Lleva tres horas en observación, inconsciente. Anne se ha quedado con los niños en la casa, en el hospital sólo están sus padres adoptivos. Lucien está molesto por no haber podido entrar, y desconcertado por lo ocurrido en el sermón. Ronda en su cabeza si ésto ha tenido que ver con Dios. Algo ha sugerido a su mujer.

-¿Tú te encuentras bien? Cuéntame, cielo, ¿qué sentiste, por qué te tapabas los oídos?. -Dice la madre, sentándose a su lado.

-Señora Riley, voy a llamar al doctor para que la vea, está deseoso de ver cómo está después de tres horas. Vendré en un rato, para que puedan hablar. ¡Hasta ahora, Sam!. -La simpática enfermera se aleja en dirección a la puerta de la habitación. Sam puede averiguar que además de avisar al doctor, aprovechará para tomarse un café bien cargado. 
 

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19/11/2018, 22:51
Samantha Riley

Puaj, sabe a goma.

Mi madre se pone a hacerme preguntas, pero la señal de que mi padre empieza a plantearse que esto puede tener que ver con su religión hace que tenga que esforzarme por no rolar los ojos al escucharlo, capaces son de pensar que es un síntoma y tenerme aquí en observación hasta que llegue a la universidad. Lo que en mi caso no es probable.

Perfecto, ahora voy a ser la elegida de Dios. Igual así me dejan estudiar.

No lo sé – respondo poniendo cara de inocencia y siendo relativamente sincera respecto a la pregunta de mi madre. Lo imagino, pero saberlo no es que lo sepa. – Empecé a escuchar un pitido muy fuerte y unas voces que no podía apagar, aunque lo intentaba, aunque me tapase los oídos. Además, empecé a ver cosas muy raras. Eran como mensajes en el aire o algo.

Tras convertir mi experiencia perfectamente normal en algo que pudieran convertir en una experiencia religiosa y que de ese modo posteriormente pudiera sacarle ventaja procedo a la segunda parte de la operación, fijar la idea en la cabeza de mi madre de que soy un ente a cuidar y tratar con dignidad.

¿Dónde están Anne, David y los demás? – pregunto mientras en el momento en el que pronuncio el nombre de mi hermano proyecto en la cabeza una imagen de mí, de modo que empiece a tener una relación subconsciente que aprovechar en mi favor. – No creo que este sea sitio para tanto niño.

Dejo la piruleta a un lado, pensando en su momento en dársela a mi hermana para que la disfrute. Solo con sus endorfinas actuando será suficiente para mí.

¿Papá se ha enfadado mucho? – finalicé el círculo con una pregunta que pusiera a mi madre de mi lado en caso de conflicto, apelando a mi actual situación.

Notas de juego

Saco la vena manipuladora. XD

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22/11/2018, 23:09
Daniella Riley

La mujer mira atónita a Samantha cuando ésta describe lo que ocurrió.

-Cielo, ni siquiera imaginé que te pasaba algo así por la cabeza cuando todo ocurrió. Creí que podía ser fiebre o algo parecido. -La madre se sienta junto a la niña, en la cama, sonríe tiernamente y pasa la mano acariciando el pelo de ésta. -Ahora entiendo todo ese estrés, ha tenido que ser horrible, cariño. -Sam nunca ha sido de llamar la atención, así que algo le ha ocurrido de verdad, pero todo eso de las imágenes debe de tener una explicación. Si veo luego al médico, se lo preguntaré en privado. 

Después Sam pregunta por sus hermanos y Daniella responde. -Están todos en casa, con Anne. Es cierto, no es sitio para tanto niño, ja, ja, ja. Me alegro de que conserves el humor. Es algo que te hace especial, ¿lo sabes, no? -Vaya, qué cariñosa me siento. Que tengan que suceder cosas malas para acercarme a mis hijos... No puede volver a pasar. A partir de ahora será diferente.

-¡No, no!, qué va, Sam, ¿por qué se iba a enfadar?. -Daniella coloca su cuerpo de manera que, aun sentada en la cama, queda mirando a la niña, con el torso girado. Agarra una mano de su hija adoptiva y la acaricia con cariño. -Escúchame. Mírame, Sam. Ésto no ha sido culpa tuya, tú has sido la víctima, ¿me oyes?, nadie se puede enfadar contigo por algo así. No tengas miedo de tu padre, porque intenta hacer lo mejor para todos y no se va a enfadar. -Está claro. Ha malinterpretado la necesaria severidad de Lucien con que vaya a enfadarse por algo malo que le ha ocurrido a ella. Éstos niños...