Partida Rol por web

- Hola XV -, dice el joven cuando llega a tu lado. - Sí, ya sé, el Capitán se llevaría las manos a la cabeza si me viera pasear contigo en estas horas peligrosas por la ciudad. Pero tenía que hacerlo. Quien fuera el que produjo el naufragio y la muerte de mi familia, podría ir contra mí ahora que soy el gobernante. Así que iré antes a por él. Tú no conoces la ciudad, pero yo sí. ¿Crees que debemos visitar las tabernas y posadas en busca de extranjeros?. ¿O quizás sería mejor estudiar los barcos anclados a puerto para ver si tu memoria mejora y reconoces alguno?. Por otra parte, tengo que hacerle una visita a una buena amiga, una informadora, aunque eso puedo dejarlo para más tarde. ¿Qué me dices?. ¿Que crees que debemos hacer? -.

¿Buscas justicia o venganza?. Si es lo primero te traere a los culpables, si es lo segundo sus cabezas. -Mira a los ojos del gobernante.-¿Sospechas de alguien?, ¿quien es el que mas se beneficiaria de la desaparicion de tu familia y la tuya?Mira alrededor de la nublosa noche.-Tal vez deberiamos buscar por el puerto, en sus tabernas tambien encontraremos alguien que navegara esa noche.

Oigo las palabras de mi nuevo " compañero" me dirijo hacia él y con palabras adecuadas le agradezco por salvarme el pellejo:

- Gracias por salvarme, tranquilo no tengo familia, y no no busco venganza lo que busquo son las criaturas del caos que estan merodeando por Bluria sin saber que un clérigo de la Santa Iglesia de la Ley esta aqui para enviarlos de nuevo al infierno.

Perdon no me he presentado, me llamo Tairus Miners Colks,Clérigo de la Iglesia de la Ley, ¿ vos sois?...- y espero una respuesta del individuo...

El joven sonríe ante tu comentario. - Me gustaría coger al responsable vivo, si se puede. Así podría responder a mis preguntas -.

Cuando le interrogas sobre sus posibles enemigos, Taltos te responde después de un momento de reflexión. - Si quieres que te diga la verdad, creo que todo está conectado. Desde hace pocos meses, la pesca escasea, la gente desaparece, se ven sombras en la niebla, y ahora atacan a los gobernantes. Es como si algo o alguien estuviera intentando destruir la ciudad. Mi familia siempre ha tenido enemigos entre los nobles mercaderes de Bluria, que desean nuestra caída para hacerse con el poder. Puede que alguno especialmente acaudalado contratara a los Reyes Esclavistas para atentar contra la galera, pero no creo que ningún Lord Mercader pueda frenar la pesca o inundar las calles de miedo, la verdad-.

Siguiendo tus consejos, decidís dar una vuelta por el puerto y visitar las tabernas. Taltos se ve forzado a permanecer en el anonimato de su embozo, mientras tú haces las preguntas.

Recorréis varias tabernas buscando a alguien que sepa algo, o algo que haga despertar tu memoria. Sin embargo, no encontrais nada en toda la noche.

Cuando está amaneciendo, Taltos se despide dándote las gracias por tus servicios; te recomienda una posada, "El Marino Mercante", y te da algo de oro para que puedas pagarla durante bastante tiempo. Sin embargo, cuando se va a marchar hacia el palacio, te das cuenta por el rabillo del ojo de que dos hombres os acechan entre las sombras.

Con un estudio disimulado, te das cuenta de que se trata de dos hombres malencarados a los que preguntaste en la última taberna. Llevan las manos sobre las empuñaduras de sus armas, y tienen toda la pinta de ser atracadores de la más baja estofa.

Aparentemente, están esperando a que os separéis para acechar a uno de vosotros. ¿Dejarás que se marche Taltos?. ¿Les descubrirás?. ¿Qué es lo que harás?.

-¡Eh!, vosotros dos ¿buscais una presa facil?-Les grito mientras desenfundo la espada para intimidarlos y asi avisar al gobernante-Huye, estos dos quieren causarte problemas si quieres hablar conmigo manda un mensajero, y yo ire. En las calles corres peligro.

Me dirijo a Tairus.

Hola Tairus, Clerigo de la Iglesia de la Ley, mi nombre es Luxio y me dedico a hacer "trabajos manuales". Parece que este bicho tambien iba a por ti. No se que era, pero buscaba algo.

Off rol;

Hombre, si editais los destinatarios no es lío ninguno, intentad hacerlo para que vuestros mensajes sólo puedan leerlos los personajes con los que estais.

En este momento, hay tres grupos separados, aunque iréis confluyendo:

Grupo 1- Luxio y Tairus.
Grupo 2- XV
Grupo 3- Lowis.

Saludote¡.

Te vuelves hacia los dos facinerosos y desenfundas tu impresionante arma, dirigiéndote a ellos: - ¡Eh¡, vosotros dos, ¿buscais una presa fácil? -.

Sin embargo, lejos de amilanarse, ves que los dos hombres salen a la luz de de la luna. Son dos hombres de mediana edad y aspecto desaseado, vestidos como marineros; descalzos, con pantalones de cuero y camisas que en algún momento fueron blancas. Ambos están armados, y desenfundan unos toscos machetes.

Vuelves a dirigirte al Condestable: - ¡Huye, estos dos quieren causarte problemas si quieres hablar conmigo manda un mensajero, y yo ire. En las calles corres peligro -.

Sin embargo, el gobernante se da la vuelta y se quita la capucha, enfrentándose a los ladrones. - ¿Sabéis quien soy?. ¿Sabéis lo que puede pasar si llamo a la guardia?. ¿O si llegais a tocarnos un solo pelo de la cabeza, a mí o a mi amigo?. Largo, escoria, perdeos ahora mismo. ¡Ya¡-.

Los dos bandidos se miran confusos y susurran entre ellos; - Cagon la mar, Lucius, questos rapaces son dalta alcurnia, anda si nos vamos meter nun lío y a la mañana tamos jodíos de calabozo...-.

Poco a poco, nerviosos, empiezan a retroceder, y a menos que tú inicies la pelea echan a correr entre los callejones; es evidente que sólo eran dos delincuentes comunes en busca de algo de oro.

Taltos te sonríe.

- Creo que tienes razón, amigo, a partir de ahora dejaré que tú te encargues. Sin embargo, debería hacer una cosa más: creo que te la pediré a tí. Escucha, tengo una informadora que está investigando lo que sucede en la ciudad. Es una dama llamada Diana de Riva, quizás habrás oído hablar de ella* -.

- Me gustaría que te acercaras a su casa, la única con jardín en la plaza del Berro, y le preguntaras sobre su investigación. Es una amiga de la niñez, y confío plenamente en ella. Para que sepa que te envío yo, debes decirle exactamente las siguientes palabras: "Me ha traído la marea, y la marea me llevará". Ella lo entenderá. Ah, y una cosa más... intenta que nadie te vea, sólo ella. No sé si mi desconocido enemigo tiene ojos u oídos entre sus siervos o sus guardias. Muchas gracias por todo, XV; mañana por la noche te estaré esperando en este mismo lugar para que me pongas al día -.

* No recuerdas de dónde has sacado esa información, pero sabes que Diana de Riva es una joven condesa bastante inusual; nacida en un condado vecino, decidió abandonar la vida acomodada y viajar por todo el Imperio aprendiendo y pasando aventuras. Lo extraño es que a sus padres les pareciera bien. Dicen las malas lenguas que en su familia hay un ascendiente elfo, y que la sangre de los elfos explica las extrañas costumbres viajeras y aventureras que han mostrado todos los miembros de la familia. También sabes que los Condes de Riva y los gobernantes de Bluria siempre se han llevado bien, a pesar de ser feudos vecinos.

Llevas unos meses en la ciudad de Bluria, y encontraste tarea sin demasiado esfuerzo: una hermosa joven de aspecto aristocrático te propuso trabajar para ella.

Te dijo que se llamaba Diana de Riva, y que estaba investigando las desapariciones y las sombras que estaban aterrorizando a la ciudad. El problema era que no confiaba en sus propios siervos y guardias, ya que sospechaba que había un espía entre ellos. Por esa razón te necesitaba para que hicieras encargos para ella.

Te pagó bien, y te consiguió una habitación alquilada en la posada del "Marino Mercante", así que aceptaste. Te pasaste bastante tiempo siguiendo gente y espiando a los lores mercaderes de la ciudad, hasta que descubriste que un buen número de ellos había fundado un destructivo culto al Caos.

Por supuesto, no tenías evidencias del mismo, así que tuviste que entrar en su sede, perdida en las húmedas alcantarillas de Bluria, y robar una prueba: una estauilla de piedra con la forma de una mujer desnuda, con alas membranosas, del tamaño de un dedo meñique.

Le llevaste la estauilla a Diana de Riva, y ella te pagó bien: su idea era ofrecérsela como prueba al Condestable de la ciudad para que encerrara a los lores mercaderes que rendían culto al Caos.

Y entonces todo empezó a ir mal: el Condestable murió en un naufragio, y alguien robó la estatuílla a Diana.

Mientras se celebraba el entierro y se nombraba al nuevo Condestable, (es un cargo hereditario), Diana te pidió que descubrieras quién le había robado la estatuílla, y que la recuperaras.

Tú estuviste buscando aquí y allá, y finalmente encontraste al ladrón que se encargó de robarle la estatuilla a tu señora: su nombre es Luxio, y es un habitual de la ciudad.

Comienzas el juego cuando Diana te llama a su presencia; quedais, como siempre, en un lugar apartado, y la ves llegar envuelta en un simple, aunque precioso, vestido de seda oscura.

Está amaneciendo, y vislumbras la esbelta figura de Diana entre las neblinas de la mañana. La joven te sonríe y te lanza una mirada divertida con sus impresionantes ojos verdes.

- Hola Lowis, me alegro de verte. Mis informadores me han dicho donde puedes encontrar a ese tal Luxio: está en la taberna del Borracho, esta noche ha dormido allí. Escucha Lowis, es muy importante que recuperes la estatuilla: hay algo extraño en ella, y creo que llegará para convencer al nuevo Condestable para que envíe a la guardia contra esos malvados lores mercaderes. Ese Luxio es un bribón, igual que tú. Quizás puedas convencerle para que te diga quien le ha pagado por robarme la estatuilla; quiero que la recuperes y me la traigas. Dile que si lo desea puedo pagarle, aunque ya no me queda mucho dinero-.

Cuando llegas a la taberna que te indicó Diana, ves que hay un tremendo revuelo. Está amaneciendo, y la gente está arremolinándose en la puerta del edificio. Una chiquilla con aspecto de camarera está desfallecida, sentada en el suelo, y el populacho está hablando entre sí a voz en grito; captas algunas frases sueltas.

"Man dicho quera una monstrua grande, ya lo creo"
"Un espanto, así lo era, así"
"Yo ascuché quera un clérigo grande el que lo mató"
"Y alanzaba rayos por los ojos, a mi me lo dijeron"
"Pero también andaba Luxio, aquel de los pelos largos, también"

Parece que algún tipo de "monstruo" ha atacado la taberna esta noche, y ese tal Luxio, (un hombre de cabello largo, parece ser), junto a alguna especie de clérigo guerrero, consiguieron acabar con él. Ambos parecen estar dentro de la posada.

¿Que harás ahora?.

El clérigo mira al bribón, y se dirige a él desde el extremo del pasillo, mientras las cuatro habitaciones que había se abren y la gente empieza a salir corriendo al ver a la cosa maloliente y destrozada que hay en el suelo.

-Gracias por salvarme, tranquilo no tengo familia, y no no busco venganza lo que busquo son las criaturas del caos que estan merodeando por Bluria sin saber que un clérigo de la Santa Iglesia de la Ley esta aqui para enviarlos de nuevo al infierno.

Perdon no me he presentado, me llamo Tairus Miners Colks,Clérigo de la Iglesia de la Ley, ¿ vos sois? -.

A su vez, el bribón de largos cabellos responde, mientras empieza a escucharse un tremendo revuelo en la planta de abajo y en el exterior de la taberna.

- Hola Tairus, Clerigo de la Iglesia de la Ley, mi nombre es Luxio y me dedico a hacer "trabajos manuales". Parece que este bicho tambien iba a por ti. No se que era, pero buscaba algo -.

A través de las ventanas de las habitaciones ahora vacías, empiezan a llegaros frases entrecortadas del vulgo, que al parecer se está reuniendo en la puerta del local;

"Man dicho quera una monstrua grande, ya lo creo"
"Un espanto, así lo era, así"
"Yo ascuché quera un clérigo grande el que lo mató"
"Y alanzaba rayos por los ojos, a mi me lo dijeron"
"Pero también andaba Luxio, aquel de los pelos largos, también, yo le aconozco"
"La pesca mala, las muertes, el naufragio del Condestable, y ahora monstruas... la Ley nos proteja"

El estruendo en la calle va aumentando a medida que se va reuniendo más gente, y algo de luz empieza a entrar por los ventanucos; está amaneciendo.

Vosotros estais en pie, junto al horrible cadáver hinchado y apenas vestido con unos pantalones. ¿Que haréis ahora?.

Me acerco a Tairus y le pongo una mano en el hombro.

Bueno, estamos en una taberna y ya que estoy despierto... te apetece tomar algo, clerigo? Yo invito. Asi puedes contarme lo que sepas de este bicho.

Oigo la invitacion de Luxio y acepto:

-Bien te invito a un trago de una buena cerveza.

me adentro en la taberna, al oir todos esos comentarios, me hacerco a un cliente y le pregunto quien es ese tal Luxio? de forma fria, y penetrante lo quedo mirando esperando una respuesta.