Partida Rol por web

Off rol; Hola Tairus. En efecto, fue Luxio quien mató al monstruo, aunque la gente no lo vio: solo vieron un monstruo muerto junto a un ladrón y a un clérigo de combate. Lo que sucede es que, si recuerdas, el viejo desdentado registró el cadáver y se llevó la medalla, y luego Luxio se la quitó a él amenazándole con su machete. El viejo quiere venganza, así que les ha dicho a los guardias que Luxio robó una prueba del cadáver del monstruo para meterle en un lío.

Y sí, en efecto, fue Luxio quien lo mató, pero el viejo no lo sabe y quiere darse importancia, así que dice que lo hiciste tú, y así de paso Luxio queda como el culo, como si no hubiera hecho nada salvo robar la medalla.

Por cierto, aprovecho para pedirte que edites los destinatarios de los mensajes para que los lean solo los que deben leerlos. Abajo del mensaje que escribes encontrarás cuatro casillas con los personajes jugadores; desmarca a aquellos que no estén presentes. Por ejemplo, ahora tú estás solo: a XV todavía no le conocéis, y tus dos compañeros están en la habitación de arriba, así que debes desmarcar a todos los personajes, menos a tí.
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On rol;

El guardia parece un poco confuso al verte negar con la cabeza. - ¿No?. ¿No qué?. ¿No fue usted quien mató al monstruo?. ¿No se quedó ese tal Luxio con la medalla?. Mmmm... No entiendo nada de lo que pasa aquí, pero si ese ladrón se quedó con una prueba, deberíamos meterle en la cárcel. ¿Donde está ahora? -.

El viejo Filibert señala a las escaleras con una sonrisa de triunfo en su arrugada cara, contento de conseguir que los guardias vayan a por Luxio: - ¡Allá arriba, señor, allá arriba, nel segundo piso¡, ¡el muy ladrón tiene la medalla¡ -.

- Disculpeme, honorable clérigo, tengo que detener a un rufián y recuperar esa medalla, podría ser una importante prueba que nos llevara al origen del monstruo -, te dice el jefe de los guardias. Luego, él y cuatro de sus hombres van escaleras arriba, mientras los dos restantes salen afuera cargando el pesado saco que contiene el cadáver del monstruo.

Tú te quedas sólo con el viejo desdentado, que ríe entre dientes mientras pide una cerveza a la camarera. - Así prenderá ese Luxio a andar a quitarme los mis tesoros, ese sucio ladrón -.

¿Que harás?

Me levanto rapidamente y tiro sin darme cuenta la cerveza al suelo y cojo con mis manos por el cuello al viejo desdentado que no para de reirse:

- No vuelvas hablar asi de Luxio por lo menos él lo mato tu ni siquiera pudieras matar una rata..- le digo entre dientes y para de reir el viejo...

El viejo, sorprendido y asustado, se disculpa a toda velocidad: - Ag¡ Ag¡ Piedad¡ Luxio ma birló mi medalla, mi medalla¡ Lo siento honorable clérigo, lo siento lo siento¡ Soy una rata¡ Soy una rata¡ Soltarme por piedad, no era mi intención¡ -, dice mientras se retuerce con el cuello atrapado entre tus manos.

La camarera y el resto de los parroquianos se echan hacia atrás, sorprendidos, mientras los guardias llegan al segundo piso y puedes escuchar la voz del jefe de los guardias: - ¡Abrid en nombre de la guardia de Bluria¡ -.

¿Que harás ahora?

Unos golpes en la puerta de la habitación os distraen de vuestra "conversación", y una voz autoritaria llega desde el otro lado.

- ¡Abrid en nombre de la guardia de Bluria¡ -.

Suelto al viejo que se retuerce en el suelo y intenta respirar, pago a la camerera con dos chelines de plata.

Subo al segundo piso, preparo la mano en el pomo de la porra de metal por si acaso y los observo...

El viejo, aterrorizado, huye como alma que lleva el diablo corriendo a través de la puerta. La camarera recoge el dinero con el que has pagado la cerveza. - Gracias, honorable -.

Arriba, parece que los guardias están esperando a que Luxio y Lowis abran la puerta de la habitación en la que se han reunido; son cuatro en total, y el jefe de ellos está frente a la puerta.

Mientras, el tabernero termina de fregar la sangre espesa del monstruo, que tiñe el suelo.

Off rol; tendremos que esperar a que posteen Luxio o Lowis para ver qué sucede.

me quedo mirando fijamente a Luxio con mi mano en la empuñadura de mi espada mi trabajo es conseguir esa estatuilla y no voy a detenerme hasta lograrlo ignorando completamente el sonido en la puerta

Al oir los gritos detras de la puerta resoplo.

Buuuf... por que no se iran todos a casa?

Te propongo algo pelirrojete, primero nos encargamos de los de detras de la puerta y luego nos liamos a palos, te parece?

Miro a Lowis, pero no lo veo muy convencido, asi que insisto.

Si me matas y entran unos cuantos despues, no podras hacer nada solo contra ellos. Eso sin contar que no conseguiras la estatua.

Perdon creo que me he equivocado, ¿no es esta la casa de Marcus el mercader, verdad? -Doy un paso hacia atras , alzando las manos abiertas para que vean que no voy a hacer ningun movimiento hostil.

El guardia que está en el jardín se te acerca, suspicaz. Parece que no cree que seas simplemente un viajero extraviado en la ciudad: puede que sean tus ropas, o el hecho de que vayas armado, o tu forma de hablar, pero por alguna razón le pareces alguien peligroso. - No... aquí no hay ningún Marcus, señor... creo que será mejor que se marche, ahora -.

El otro guardia llega desde la puerta y se une a su compañero. No desenfundan sus armas porque es evidente que te tienen miedo, pero parecen dispuestos a hacerlo.

Más atrás, el ama de llaves y la sirvienta cuchichean mirándote extrañadas, y un hombre gordo y bigotudo con un traje de cocinero aparece en la puerta blandiendo una sartén y ofreciendo un espectáculo bastante cómico.

Los dos guardias te acompañan hasta la cancela, donde no ponen ningún problema para que salgas como si fueras realmente un viajero perdido. Sin embargo, cuando has salido, (si es que decides seguirles la corriente), hablan entre ellos, y uno de los hombres queda frente a la cancela, montando guardia.

Echas un vistazo antes de irte, pero no consigues ver a la señora de la casa, ni tampoco ninguna entrada que puedas utilizar una vez estés fuera; el guardia de la cancela controla el perímetro de la verja, y la finca limita con dos viviendas a ambos lados, y tiene un muro alto en la parte de atrás que seguramente linda con alguna calle.

¿Que harás ahora?

Pasa el rato, y al otro lado de la puerta no se escucha nada. El jefe de los guardias se encara al tabernero, que acaba de limpiar con la fregona los restos de sangre del monstruoso cadáver.

- ¡Eh, tabernero, abre esta puerta ahora mismo¡ -.

El nervudo bigotudo se encoge de hombros; - Señor, las cerraduras son caras, aquí utilizamos cerrojos, no puedo abrir desde este lado de la puerta -.

Lanzando un sonoro bufido, el guardia aporrea la puerta con más fuerza. - ¡Es el último aviso¡, ¡Si no abrís ahora mismo entraremos por la fuerza¡ -.

El tabernero se encoge pensando en lo que costará comprar una puerta nueva, y se aparta de vosotros.

¿Que es lo que harás ahora?.

Pasan unos momentos tensos, y podéis escuchar al otro lado de la puerta una conversación entre el guardia y el dueño del local;

- ¡Eh, tabernero, abre esta puerta ahora mismo¡ -.

- Señor, las cerraduras son caras, aquí utilizamos cerrojos, no puedo abrir desde este lado de la puerta -.

Tras un sonoro bufido al otro lado de la puerta, volvéis a escuchar tres golpes, éstos más violentos, sobre la puerta. - ¡Es el último aviso¡, ¡Si no abrís ahora mismo entraremos por la fuerza¡ -.

¿Que es lo que haréis?.

Bueno, parece que tendra que ser en otro momento, no quiero buscarme un lio recien salido del calabozo, voy en busca de la posada "El marino Mercante".

Llegas de mañana a la posada del "Marino Mercante". Se trata de una posada grande, en la que se hospedan la mayoría de los oficiales de la mar y de los mercaderes con posibles para hacerlo.

Está situada en el Paseo Marítimo, justo junto al puerto, y de hecho antiguamente era un tremendo galeón, que ahora está varado y fijado al maderamen del paseo; sus camarotes son ahora de lujo, y el interior del barco se ha modificado para albergar una hogareña sala común y una terraza en la cubierta del navío.

Cuando tú entras todo el mundo sale, ya que se ha hecho de día y la gente vuelve a sus quehaceres y a sus viajes.

Entras y ves la sala central, con una enorme alfombra, una barra grande, tres camareras que limpian las mesas y bostezan y un hombre gordo que te sonríe desde el otro lado de la barra intentando resultar agradable; sin embargo te das cuenta de que no le quita ojo a tu enorme y exótica hoja. - eh... ¡Bienvenido al "Marino Mercante", caballero... creo que tenemos una confortable habitación para usted... -. Cuando te acercas, el hombre se fija bien en tu aspecto. - Vaya, que curioso, es la segunda persona que veo últimamente con esos rasgos tan particulares... -.

¿Que harás?

una lebe sonrrisa se ve enmi rostro, bien, acabemos con ellos y luego discutimos el tema de la estatuilla digo y tomo la empuñadura de mi espada abre la puerta le digo

Ja, ja, asi me gusta compañero!

Me acerco a una esquina donde estaba mi escudo, lo cojo y me lo coloco.

Preparado para la accion? Susurro a Lowis.

Esperad un momento!, ya abro, que solo acepto que me intenten tirar la puerta abajo una vez por noche!

Voy hacia la puerta y abro el maltrecho cerrojo. Inmediatamnte despues doy un salto atras y me coloco al lado de Lowis.

Luxio y Lowis abren la puerta, y se encuentran con cuatro guardias en el pasillo; a su lado está Tairus, y el tabernero con un cubo y una fregona en la mano y con cara de "¿Por que me pasan a mi estas cosas?".

Al veros en posición de combate, un segundo guardia se coloca junto al que estaba llamando a la puerta, que os impreca inmediatamente: - ¡En nombre de Bluria, tirad ahora mismo vuestras armas al suelo¡ -, mientras os apuntan con sus lanzas y se cubren con sus escudos.

Debido al tamaño de la puerta, sólo dos guardias pueden atacaros. Los otros dos se quedarán en el pasillo; parecen creer que Tairus está allí para apollarles.

¿Que haréis ahora?. ¿Os rendiréis?. ¿Lucharéis contra la guardia de la ciudad?. ¿Tairus se pondrá de parte de los bribones, de los guardias, o intentará evitar la confrontación?.

Si luchais, las iniciativas son las siguientes:

Primero actúa Lowis.
Segundo actúa Luxio.
Tercero actúa Tairus.
Cuartos actúan los cuatro guardias.

Parece ser que estamos en deventaja, ellos van mejor protejidos y mejor armados.

No pienso tirar mis armas! Como se que al tirarlas no nos atacareis?

Le susurro a Lowis. Que hacemos?

al momento en que Luxio abrio la puerta yo tome mi escudo y desenvaine mi espada.

al ver a los guardias, demonios estamos en desventaja tomando con fuerza mi espada jamas soltare mi arma, ademas por que nos atacais?

en voz baja le digo a luxio esto me huele mal, que has acho aqui para que viniese la guardia de la ciudad?